Partida Rol por web

Aparto algo de barro de mi visor mientras ese odioso zumbido en mis oídos me taladra el cerebro. Tardó un par me minutos en enfocar, estoy tirado junto a la pared de la trinchera, y Duracero, o lo que queda de él está a unos 4 metros. No se mueve, y eso es malo.

Cuando trato de incorporarme el dolor me devuelve a la realidad Duracero puede que este muerto, pero yo,estoy jodido, jodido para siempre.

Santo Emperador aquí termina mi servicio, solo queda una cosa por hacer en esta batalla.

¡Un médico, aquí, necesitamos un médico, malnacidos hijos de un goblin !

Semienterrado y ensangrentado Klaus, derribado por el primer ataque de artillería, lucha por tratar de respirar incapaz ni siquiera de elevar una plegaría al dios-emperador.

Ni siquiera me giro para descubrir el origen del grito pidiendo ayuda, pues conocía lo suficiente aquella voz como para no dejar de otear el horizonte en busca del enemigo.

- ¡Más te vale estar cortado por la mitad Alexandër! ¡ALIOTH MUEVE TU CULO DE UNA PUÑETERA VEZ Y DALE UNA PATADA DE MI PARTE SI NO TE NECESITA!

Llamo al médico con urgencia para que viera si en verdad necesitaba un médico o estaba exagerando. El comisario andaba cerca al fin y al cabo.

*El silbido caracteristico del segundo proyectil comenzo a ser audible y Blaz, aun parapetado contra la pared alzo su vista al cielo, y tras contemplarlo un segundo se dirigio a Mathilda con una voz hueca y monotona, mientras se despegaba de la pared.*

-Ayudame a ajustarme esto -dijo colocandose la mochiila del lanzallamas- y preparate para el asalto.

*el proyectil impacto en el extremo de la trinchera, y la onda expansiva termino mucho antes de llegar a su posicion, una nube de polvo los cubrio por completo, y de no ser por los respiradores lo habrian pasado realmente mal, cuando comenzo a dispersarse, se podia ver las siluetas de ambos con sus armas empuñadas, que emanaban humo de las boquillas...*

- Ya has oido al Comisario... Es hora de evangelizar a estos infieles, Hermana.

*Ambos se acercaron al borde de la trinchera para disponerse al asalto*

Constantin se agachó junto al parapeto esquivando milagrosamente la honda expansiva del proyectil por segunda vez. El emperador protegía a sus hombres. Al parecer el enemigo se disponía a asaltar las trincheras así que Constantin se preparó para enardecer a los soldados. A prepararlos para acabar con esos putos herejes que habían tenido la desfachatez de salir de sus agujeros para ir a por ellos. 

No cedáis soldados del imperio, haced frente al enemigo que viene. - comenzó. - Esos perros traidores al dios emperador creen que pueden venir aquí y verter la sangre de Fessron como si no valieseis para nada. Esperan que estos obuses os dejen asustados como si niñitas en su primer día de escuela. Cada segundo que pasan en este sector de trincheras, cada aliento de aire que respiran es un insulto para el honor de nuestro regimiento. Vamos a enseñarles de lo que estamos hechos. ¡Matadlos a todos!¡Rematadlos una vez en el suelo! Matad a los que huyan. Matad a los que se rindan. ¡TODOS DEBEN MORIR! ¡TODOS DEBEN ARDER EN LAS SAGRADAS LLAMAS DEL EMPERADOR!

De nuevo los proyectiles silbaron, tras casi otro minuto. ¿Es que los traidores tenían pensado acabar con ellos a base de un gasto endemoniado de munición? Sin embargo, para los oídos más afinados aquel ataque no sonaba igual. Los proyectiles eran distintos...

El proyectil falla, pasando por encima de vosotros. Sin embargo, resulta ser un proyectil de humo, aunque su localización no afecta a la trinchera en este momento. Rápidamente, una espesa nube sale del mismo, obstaculizando la visión en el radio en el que se extiende. 

En la distancia, se puede apreciar como aparecen los primeros enemigos en la distancia, una avanzadilla de diez milicianos traidores, portando rifles láser marcados con símbolos abominables. 

-¡Acabad con ellos!-grita uno de ellos, mientras el resto gritan otra serie de obscenidades y gritos de batalla. 

Sin embargo, de algún modo, un sonido se impone por encima de esos gritos. Puede que haya quedado alguna comunicación abierta, o quizás es simplemente el poder de varios cientos de gargantas humanas gritando al unísono, pero se puede escuchar claramente a esos soldados recitar, soldados que solo pueden ser de Krieg a juzgar por lo que proclaman, la línea final de la Letanía del Sacrificio.

-¡EN VIDA, GUERRA. EN MUERTE, PAZ. EN VIDA, VERGÜENZA. EN MUERTE, EXPIACIÓN! 

Es en esos segundos de dolor y abandono, entre la vida y la muerte cuando la visión acude a mí clara como el brillo de los fuegos que me circundan. El cráneo ensangrentado y una mirada luminosa poder y determinación de quién se sabe eterno.

-Conmigo no te hubiera pasado Alex, llevo años observando tu disfrute cuando incineras enemigos, no es lealtad hacia el Emperador, disfrutas con el caos que generas.

Me arrastro a un lugar seguro, no sin antes comprobar que Duracero está muerto. Apoyo mi espalda contra la trincheras mientras mi mente se va llenando de ira, dolor y traición.

Venido vaya a saber de dónde pues había sido arrancado de su sitio por la fuerza de las explosiones, el viejo, abollado y endeble balde de latón fue justo a caer muy cerca de donde YO se encontraba.

La pobre Ogrete estaba ultra acongojada por la pérdida de su pardillo del cual solo había podido rescatar la cabeza y aquel negro y macizo miembro viril que le había hecho tan famoso entre la soldadesca.

Un poco por el dolor y otro tanto por qué no era muy achispada, YO decidió que no podía dejar tirado a su amado pardillo entre toda la mierda, tierra, escombros y en medio de aquella devastación generalizada que ahora la rodeaba.

Fue por esto que sin muchos miramientos toma el balde, un trozo de alambre que por ahí había y metiendo con sumo cuidado la cabeza del negrata Kenny dentro, le echo un poco de tierra a modo de entierro bizarro para luego colgárselo del cinturón.

Ahí se quedo la cabeza, - claramente ofendida -, pues todo un lateral del rostro se había quedado fuera del enterramiento y ahora ese ojo muerto de Kenny lanzaba miradas furiosas y destructivas a quienes estaban cerca de YO.

Nuevamente habíamos sobrevivido al disparo de artillería, el cual en esta ocasión venía desviado, pero no me iba a quejar por la mala puntería del enemigo, aunque si de que el matasanos no hubiera movido su culo.

- ¡ME CAGO EN LA PUTA ALIOTH!

Volví a llamar al médico a pleno pulmón, pero ni con esas, por lo que en su lugar dejé de mirar al, por ahora, tranquilo frente y me dirigí a Ludvig.

- Mira a ver que cojones le pasa al capullo de Alioth, pero como no esté muerto más le vale no tener ni piernas ni oídos.

Acto seguido el camarada sale en busca del médico mientras que yo me acerco hasta Woick y Leisner. El segundo había pasado a mejor vida sin siquiera llevarse un sucio traidor en este mundo, pero el primero aún parecía respirar pese a que uno de los proyectiles le había dejado hecho trizas.

¡Fantástico!

Pensé sarcástico. Sabía que si seguía vivo era gracias a la armadura antifrag, pero en ese momento llegó Ludvig para informar que el médico y su compañero estaban tirado en el suelo entre mucha sangre.

- ¡Genial!

Comento al recibir las noticias. ¿Cómo pensaban que defendiera este punto si todos tenían la gran idea de morirse antes de entablar combate?

- Ayúdame a ver si podemos hacer algo antes de que aparezca el enemigo.

Ordeno a Ludvig mientras me preparo para intentar devolverle al soldado al combate con los mismos conocimientos que cualquier otro del regimiento sobre medicina, es decir, "señalar a la herida y decir ahí". Pero pronto resultó obvio que para devolver a Alexander a la lucha, necesitaríamos contar con un médico instruido, o hacer uso del Stimm, por lo que desistí de mis intentos y pasé a sujetarle la cabeza para que me mirara.

- ¡Eh Woick! Te voy a meter una de Stimm, si esto no te levanta, esperanos al otro lado.

Luego paso a activarle la primera de las dosis, aunque no llego a esperar el resultado y vuelvo a gritar a todo el regimiento.

- ¡A VER NENAZAS! ¡YA NO CONTAMOS CON MÉDICO Y ESO SIGNIFICA QUE NO HABRÁ SEGUNDAS OPORTUNIDADES! ¡ASÍ QUE ELEGID VUESTROS OBJETIVOS Y ASEGURAOS DE REVENTADLOS! ¡AHORA TODOS A SUS PUESTOS!

Y siguiendo mi orden, yo mismo vuelvo a colocarme en mi posición con la pistola láser preparada para abatir enemigos cuando llegaran a mi alcance.

Armas laser pfffff. -resoplo mientras miraba a Mathilda- preparate para freir a esos Mutantes herejes arrogantes

*Blaz se parapeto contra el borde de la trinchera con el arma en ristre para cubrirse de la lluvia de rayos laser que esperaba comenzase en los proximos segundos. Una vez a cubierto, flanquearon ambos accesos a la trinchera*

¿A que crees que oleran? ¿El Emperador los perdonara? Lo dudo.... -Activo el comunicador- Sargento, alguna orden concreta señor? Formacion? Posiciones? Permanecemos a la esperaa, corto.

- ¡Que defendáis las putas posiciones cojones! ¡Ni que fuerais unos putos novatos sin instrucción!

Si es que me parecía tan obvio que hasta me daba vergüenza tener que aclarlo.

Los traidores de vanguardia se lanzan a la carrera, mientras en la distancia puede apreciarse como un contingente de fuerzas bastante más notable, agrupadas por algún tipo de escuadras o grupos de combate o lo que sea que tengan esos traidores, aparece avanzando. 

Milagrosamente, la aplicación de Stimm por parte del sargento al caído Alexandër logra sacarle de la profunda inconsciencia en la que estaba sumido, espabilando repentinamente al soldado y devolviendo al hombre parte de sus fuerzas. Al menos, aguantaría un rato luchando. Mientras tanto, los fezzornitas abren fuego láser semiautomático contra los traidores que se acercan a la carrera, con escaso éxito. 

Paul se levantó del suelo, sacudiéndose la tierra que le había caído encima tras las dos explosiones. Buscando como loco alrededor, localizó lo que temía. Klaus se hallaba tendido boca abajo en el suelo de la trinchera. Una de las vigas que delimitaban la trinchera se había partido por la explosión y había traspasado de parte a parte el abdomen del desafortunado novato.

Cerrando los ojos de Klaus y registrando su cuerpo, tomó sus placas de identificación y los cargadores extra (Klaus no iba a necesitarlos). Introduciendo uno de ellos en su rifle, desplazó con el pulgar el selector a modo semiautómático, se apoyo firmemente en el borde de la trinchera y, como tantas veces había practicado en el campo de tiro, apuntó a uno de los enemigos. Observó con satisfacción como sus disparos vaporizaban el torso y parte de la cabeza del hereje y alargó un poco la ráfaga para alcanzar al que estaba al lado...

-¡Esta va por Klaus, malnacidos!

Aquellos sucios traidores intentaban asaltar nuestras posiciones ¡pero les haríamos pagar caro cada paso que dieran!

- ¡Fusilad a esos sucios traidores! ¡Mostradles la furia del Emperador!

Vuelvo a animar al regimiento a no dejarles avanzar y si fuera posible obligarles a retroceder, aunque lo único que esperaba es que mi imaginación me hubiera jugado una mala pasada y los de esquizofrénicos de Krieg no se presentaran en nuestra zona.

Blaz y Mathilda permanecían parapetados contra el borde de la trinchera mientras los infieles y el resto de su unidad intercambiaban ráfagas de láser, los primeros mientras corrían y los otros mientras se ocultaban como buenamente podían con la trinchera; ambos esperaban el momento en que el enemigo entrase en su "área de efecto" las boquillas de sendas armas, estaban apoyadas en el borde de la trinchera y sus cabezas se asomaban minimamente para evaluar el momento apropiado, cuando este llego, amos colocaron las piernas en posición, con un pie en el escalón del acceso mas cercano a cada uno de ellos, y apretaron el gatillo.

Sendos conos de Fuego brotaron de sus boquillas hasta donde les alcanzaba a vista y la visión del enemigo cargar hacia ellos cambio por la de un mar de llamas tras el cual se podían ver las siluetas de sus enemigos, sin saber exactamente si huían del fuego, se retorcían de dolor o continuaban su carga, mietras hacian una barrida cada uno hacia frente a ellos..

-En el Nombre del Emperador de Terra yo os purifico, escoria Infiel! -Dijo Mathilda a pleno pulmon-

-El Emperador os ha Juzgado culpables y este es vuestro castigo... -Sentencion Blaz por lo bajo entre el humo y las llamas-

Aquella defensa no se estaba dando bien. Demasiados muertos e inconscientes en su bando, demasiada falta de puntería, y demasiada inactividad por parte de algunos miembros. Ya casi tenían a aquellos berreantes traidores encima, y eso sin duda volvería las cosas mucho más sangrientas. 

La única buena noticia es que habían aparecido unos camilleros desde la parte trasera, que ya estaban llevándose al herido inconsciente más cercano, en este caso, Alioth.