Leonard, observando como ella ponía su mano en su torso, levanto su mano con lentitud, y, tomándola de forma cálida, le dijo, mirándola a los ojos;

-Pues, el servicio dependerá pura y llanamente de lo que usted desee, mi lady, puede desear, y puedo servirle tanto como su imaginación lo requiera…ya sea en lo que esté insinuándome o no. –Dijo, mientras sentía que su cuerpo hormigueaba al sentir el cuerpo de ella tan cerca de él, añadiendo ante sus palabras- Prefiero que me llame Leonard, me gusta más como escucho mi nombre completo en su lengua -Dijo, soltando su mano, mientras la miraba con deseo, y se quedaba mirando sus labios por unos largos segundos.

Sintió preocupación al sentir que la mano del hombre se puso sobre la de ella, la mirada de Sha'lin se desvió hacia aquel lento gesto, con ambas cejas ligeramente levantadas. Al sentir que su tacto era inofensivo, la elfa pudo dejar de preocuparse por esa gran mano que la podría apresar con mucha facilidad. 

- Muy bien Leonard - le dijo con seguridad, haciendo hincapié en pronunciar su nombre con un tono seductor, para luego volver la mirada sobre sus ojos - Vengo de buena familia, estoy muy acostumbrada a la buena comida, a que me mimen y me protejan, por lo que... - da una pausa, para luego voltearse y reposar su espalda sobre el torso del hombre e inclinar su cabeza hacia arriba, buscando su mirada - ¿Qué tal si eres mi guardaespaldas? - le sugiere con una amplia sonrisa - Masajes una vez al día, siempre que sea en privado, y debes seguir llamandome Lady como lo has hecho hasta ahora y cero amantes de tu parte - le ofrece, levantando un dedo índice hacia su rostro ante esa última condición, con una mueca soberbia.

Era una propuesta demasiado generosa de su parte, después de todo, muy pocas veces se habría encontrado con un rechazo ante una oferta que incluyera algo de contacto físico.

Leonard escucho todas sus palabras, sintiendo su caluroso cuerpo sobre su torso. La miró, y le respondió con suavidad;

-Mi lady, no le puedo prometer que la mimaré, pues soy un guerrero, no le puedo prometer una buena comida, pues no se a donde nos llevarán las desventuras, pero si le prometo una cosa: Le puedo prometer que la protegeré de cualquier adversidad, y  que en todas nuestras desventuras, nos divertiremos en más de lo que se ha divertido nunca. No le aseguro que sea un camino libre de peligros, pero seguramente juntos, y con aquellos que se unan a nosotros, en el futuro, si es que alguien se une, lograremos y viviremos muchas aventuras, y terminaremos siendo los reyes del mundo. No seré su guardaespaldas...pero no dude que la protegeré. -Dijo, mirándola con determinación, y una mirada intensa.

La morena fijó la mirada en el rostro del hombre con entusiasmo, casi con ojos brillando de alegría mientras daba esa suerte de juramento solemne. Agraciada con su elocuencia, bajó sus brazos y los llevó hacia atrás, intentando abrazar las caderas de Leonard, sin dejar de reposar su espalda contra él.

- Pues suena bastante a guardaespaldas - le bromea, quitando algo de la melaza que empapaba su escena.

- No soy mucho de compartir mi trono - agrega con un tono juguetón, casi como berrinche, presionando suavemente sus dedos en las caderas de él, soltando y presionando, varias veces - Definitivamente buscaremos a un chef profesional, no te preocupes por eso ¿Te parece caballero real, guardia real o campeón de la reina? No sé, algo que te guste - le menciona animosa, obviando el hecho de que no dijera nada acerca de haberle prohibido amantes y el hecho de que, de todas formas, la estaba mimando sin darse cuenta.

Leonard sonrió al sentir los cálidos brazos de la mujer alrededor de él, y no pudo evitar hacer lo mismo, alargando sus brazos y abrazandola a ella por las caderas.

- Pues, ya que te gusta tanto la palabra guardaespaldas, ¿Por que no guardaespaldas real? ¿O todos los titulos? ¿Así tendría mas premios, o no? Aunque debo decir que con un chef profesional, ya me doy por pagado. -Dijo, sin dejar de mirarla, bajando sus ojos a mirarla, para luego añadir - ¿Y como te llamaré si  eres reina? ¿Mi reina o mi lady? ¿Ustedes los elfos tienen un nombre especial para esos cargos? Supongo que si seré tu guardaespaldas real tendré que aprender élfico...¿Me enseñarás? -Preguntó Leonard, con diversión.

La elfa instintivamente detuvo su intento de abrazo y llevó sus manos sobre los antebrazo del hombre, agarrando bien firme como intentando evitar que se pase de listo con esas manos. Aunque no era como si ella pudiera evitar realmente que hiciera como quiera.

Ante sus palabras no pudo evitar levantar una ceja, extrañada, incluso mostrando una expresión algo decepcionada.

- Tienes la mala costumbre de tratarme de 'usted' y de repente de 'tú' - le reprime - Deberías trabajar en eso, no espero menos de ti - continúa con su reproche, para luego suspirar y relajar el rostro.

- Sha'lintar o Tarsha'lin, para reina Sha'lin - le dijo con un ritmo pausado y marcando bastante la modulación con sus labios y lengua - Tarinya para 'mi reina' - agregó divertida, disfrutando genuinamente de la esencia de su actitud para con ella.

- De momento Lady está bien, hasta que tenga mi corona y seamos, al menos, tres. De todas formas, donde vivía había una mezcla bien variada de especies, por lo que me he acostumbrado más a la lengua común - le explicó, empezando a ejercer algo de fuerza sobre sus antebrazos, buscando separarlos, como para quebrar el abrazo que él hacía sobre sus suaves caderas.

Leonard la soltó con suavidad, mientras escuchaba sus palabras, encogiéndose de hombros, sin darle real importancia a la forma de la cuál llamaba, pero a lo que si se notaba que le prestaba atención, era a las palabras de su tierra. Repitió los nombres en voz baja;

-Sha'lintar, o Tarinya, bien. -Dijo, mientras comenzaba a repetirlo en su mente para que no se le olvidara. Luego, la miró, y le dijo- Pues bien, mi lady. Por ahora, esperemos a ver que pasa, y si Ankus lleva nuestra misión a algún lugar. -Dijo, mientras volvía a golpear la puerta de la posada con fuerza, llamando al posadero - ¡¿Se encuentra Ankus?! ¡Venimos por negocios! - Dijo, mientras volvía a golpear la puerta.

Esa casual encogida de hombros sólo hizo que el berrinche de Sha'lin volviera, para ella era un tema importante. Imaginó que Leonard eventualmente se equivocaría nuevamente al dirigirse a ella y que esto llevaría tiempo corregir completamente.

Manteniéndose a gusto, de todas formas, la elfa le escuchó hasta que de repente dio esos golpes a la puerta. Sin poder evitarlo, soltó una suave risita, la cual intentó tapar con una de sus manos. 

- Cuanta rudeza, Leonard - le mencionó bromista, volviendo a enrollar sus brazos en la cintura del hombre y dándole una mirada picarona, volviendo a relamer su labio superior - Tal vez justo lo pillamos en mal momento, ten paciencia - le sugirió, relajando su cuerpo sobre el de él.

Pasad. Dijo Ankus aSha'lin y a Leonard. El hombre abrió la puerta que parecía que iba a caerse a pedazos y pudieron ver como el lugar estaba tiznado de negro. Parecía que la parte superior de la posada se había llevado la peor parte, era eso o que al menos la parte inferior donde se encontraba la barra y las mesas ya había sido restaurada. 

Un par de personas ya habían entrado, parecían contratados por Ankus para ayudar a restaurar lo que quedaba de taberna. ¿Queréis tomar algo? No tengo mucho, pero seguro que alguna cerveza os puedo dar. Una pena que ya no me quede de mi "Erizo Borracho".

Leonard se soltó de los brazos de Sha'lin con suavidad, abriendo el paso para que ella pudiera pasar al lugar. No pasó mucho tiempo desde que llegamos allí que la temperatura empezó a bajar como una flecha. Observé al hombre que nos atendía, y negando con la cabeza, fui directo al grano;

-No me gustaría abusar de vuestra hospitalidad. Mi compañera y yo hemos oído que está en busca de una resina que necesita para reparar vuestra taberna, por lo que, si la paga es buena, estaremos encantados de ayudar. Lamento si soy demasiado directo para usted, pero como podrá observar, no soy de vuestras tierras, provengo de Vilmar, y si tiene una sabrosa comida que nos pueda vender, estaré encantado de pagar por ella, mientras hablamos de negocios. -Dijo Leonard, con mucha confianza en lo que hablaba.

La morena se dejó alejar solemne, dando una apresurada caminata hacia ese el interior de ese desaliñado lugar, pues las ropas de Sha'lin no eran para aguantar el clima que se les vino. Intentando mantener la compostura, con aquel que les había abierto, mostró una expresión lo menos asqueada posible. El dueño estaba en lo correcto con mantener el lugar cerrado, hasta que lo reparara decentemente.

Viendo que la barra estaba algo restaurada, la elfa decidió llevar su cuerpo hacia allá, mientras los dos hombres charlaban. Ella dio un sensual giro y apoyó finalmente su trasero en un puesto de la barra. Procuró que todos los presentes recibieran una ademán de saludo amigable, una sonrisa y un guiño de su parte. 

- También lamento eso, nunca me ha gustado la cerveza y siempre me ha gustado probar tragos con nombres ingeniosos ¿De qué constaba? Me gustaría imaginar el sabor - dice melodiosa, reposando sus armas y flauta sobre la barra, para luego reposar su espalda sobre la barra, procurando que su exótico peto siguiera tapando sus pesones - Una deliciosa cena estaría definitivamente bien, llevo demasiado tiempo comiendo de raciones secas - agrega, con un tono de voz afligido, intentando apuntar a la lástima del dueño, mirándolo fijamente y chupeteando uno de sus dedos. 

No tengo nada de comida hecha, la taberna está cerrada y no creía que fuera a recibir a nadie. Dijo encogiéndose de hombros lastimando aquella oportunidad. El Erizo Borracho es la especialidad de la casa, en ese momento alguno de los trabajadores soltó una pequeña risita, pero no me queda nada. No he hecho para hoy. Concluyó. Solo os puedo ofrecer una cerveza, nada más.

En cuanto al trabajo, sí, efectivamente, necesito una resina que hay en las Marismas Hool. Proviene de un árbol sumamente especial y con ella nuestro trabajo sería más rápido y fácil de hacer, por lo que podría abrir el negocio antes. 

Pero las Marismas pueden ser peligrosas, por eso creo que viajar los dos solos podría suponer un problema... Quizá fuera necesario encontrar un grupo algo mayor, quizá un par de personas más. No os puedo ofrecer nada de dinero, como podéis ver tengo todo invertido en recuperar este lugar, pero sí que os puedo dar alojamiento y comida. Aquí estaréis tranquilos y nadie os molestará, pues dudo que nadie entre.

La elfa mostró una expresión de desánimo al escuchar que no había posibilidad de alimento, cruzando sus brazos y suspirando, acrecentándose aún más porque la única opción continuaba siendo cerveza, la cual nunca le gustó. Le llamó la atención esa suave risa que soltó uno de los trabajadores y Sha'lin no pudo evitar preguntarse la razón, cambiando a una pequeña sonrisa interesada hacia aquel. 

El trabajo no le llamaba la atención, una zona pantanosa le causaba rechazo, imaginándose a sí misma entre medio, ensuciando sus bellas ropas y oliendo cosas mucho peores que esa taberna, a la cual ya se había acostumbrado para su alivio. Debido a las circunstancias en las que estaba, de todas formas, no tenía muchas opciones. Estaba oscuro y el alojamiento ofrecido le venía bien, por lo menos por una noche. Incluso tener el favor del dueño de la taberna podía significar ya un avance en su estadía en aquella ciudad. En el peor de los casos, podía excusarse si encontraba algo mejor mañana.

- Espero poder saborear la especialidad de la casa mañana, entonces - dijo picarona, dándole un vistazo a aquel risueño - Pero de momento, en vez de cerveza ¿Podría ser algo de agua? - le consultó a Ankus, esperando poder beber algo fresco después de días tomando de su odre - ¿Y qué hay de ellos? ¿Se quedarán trabajando hasta tarde o descansarán con nosotros? - le preguntó sugerente, repasando una de sus manos por su flauta, mientras repasaba la vista por los trabajadores - Tienes hasta para empezar un jolgorio - le comentó con un tono bromista, posando su instrumento entre sus manos, como queriendo empezar a tocar.

Sha'lin evitó el tema de la resina, pues ya se daba por invitada a alojarse ahí. No estaba muy a gusto con el lugar, pero tampoco podía rechazar la leve oportunidad de pasar una noche en una taberna con un grupo de trabajadores agotados y borrachos, aunque suponía que todo se reduciría a beber y comer algo de sus raciones, para luego dormir. 

Leonard escuchó todo atentamente, y tras pensarlo, haciendo un gesto de asentimiento, propuso un nuevo trato;

-Hagamos algo. Te ofrezco una contra propuesta, y, te juro por mi honor, que empezaré la búsqueda de compañeros para comenzar la misión el día de mañana. -Dijo, tras lo cuál, comenzó a regatear- Me parece bien comer y beber por el momento, pero ya que no nos puedes pagar en dinero, te ofrezco esto, una  vez que consigamos la resina, te ayudaremos en la reparación del lugar, y una vez hecho esto, a mi, y a Sha'lin, nos darás un 5% de las ganancias de la primera semana de apertura. No a los compañeros que consigamos después, si no que solamente a nosotros. -Dijo, tras lo cuál, lo miró a los ojos, observando su reacción.

Su idea era simple, un 5% para él y para Sha'lin, gastando solo el 10% de las ganancias, si el éra inteligente, sabría que Leonard no estaba pidiendo mucho, y, realmente, solo lo hacía por necesidad, pues sabía que no tenía como sobrevivir ni comenzar sus planes sin una moneda de cobre.

Este edificio destartalado y de aspecto insalubre alberga una taberna muy famosa, que atiende en su mayor parte a pescadores y mercaderes de paso. A pesar de su apariencia deslustradas, la taberna es una de las más prósperas de la villa.

Toda la parte superior, que antes era el lugar donde se encontraban las habitaciones, está completamente quemado, solo se salva la parte de la taberna.

Un enorme letrero sobre la barra muestra un erizo de mar flotando en un gran vaso de vino, mientras un hombre feliz bebe de él.

Un elfo hosco y rudo dirige la taberna con orgullo.

Pero en aquel momento un cartel en mitad de la puerta decía:

Sentimos las molestias, pero este establecimiento se encuentra en estos momentos
CERRADO

Ankus miró a Shalin. Oh! Lamento el error, pero la recompensa será cuando completéis la misión. No me gusta la gente aprovechada, dijo con cierta sonrisa y simpatía para tratar de evitar que aquello sonase muy mal. Aquí nadie se aloja porque es peligroso, se corrigió, cada uno duerme en su casa y yo duermo en la Catedral de Pelor porque aquí no puedo quedarme. Hasta que no se arregle esto, nadie puede dormir. Sentenció al entender la insinuación de la muchacha. Poco después uno de los trabajadores trajo un poco de agua para ambos aventureros.

Después escuchó la propuesta de Edward y asintió, ¿un 5%? Bueno, supongo que no habrá ningún problema. Podré con él. Dijo con una sonrisa aunque no estaba del todo convencido pero no le quedaba más remedio.

Sha'lin hizo lo posible por no mostrarse decepcionada, logrando una sonrisa apacible ante la negativa de Ankus. Sintiéndose definitiviamente aludida a la palabra de "aprovechada", pues justamente era lo que intentaba hacer. Para ayudar en su mueca, asintió comprensiva ante la explicación. Le extrañaba un poco que se diera ese estándar de seguridad en un lugar como ese. 

La elfa sintió inseguridad por el trato que se había convenido, definitivamente deberían haber pedido más, incluso si no estaba del todo comprometida con la causa. Ese porcentaje de ganancia debería ser compartido con el resto del grupo, muy seguramente, el cual no estaba segura de cuál sería el número ideal para que les saliera a cuenta. Incluso dudaba del éxito económico de la taberna. 

Suspiró.

- Totalmente comprensible señor Ankus, también detesto a aquellos que se aprovechan de otros, en especial cuando se está pasando por una situación como la suya - le contestó intentando sonar lo más empática posible - Espero que pueda levantar su lugar pronto, pero de momento igual necesitamos un techo ¿Aquella catedral es como un refugio? ¿Se necesita algún permiso o algo? - le consultó con un intento de mostrarse necesitada. Quería tener la opción en mano, a pesar de que no le gustaba para nada la idea de estar rodeada de un montón de plebeyos pobres. 

Ella continuó reposando su espalda sobre la barra, volviendo a dejar su flauta junto a sus armas, manteniendo una postura algo arqueada, mientras descansaba en aquel asiento. Teniendo ya el trato medianamente listo, se veía teniendo que salir a la fría noche nuevamente, deseando a ratos tener ropa más abrigada.

La morena dio un aliviado sorbeteo al vaso de agua ofrecido y suspiró agradecida tras beber algo de él. Fue una frescura que necesitaba de hace días. 

- De verdad gracias por esto - exclamó con ojos abiertos, levantando su vaso hacia él.

Leonard sonrió cuando aceptó el trato. Si hacían buena publicidad, e invertían un poco su tiempo, lo que ganarían dependería de cuanta gente lograran llevar al lugar en su reapertura, entre las habitaciones y todo lo que se llenara el lugar, podrían hacer un buen dineral si conseguían el 10% del total, y, solo entre su compañera y el, sería más que suficiente. Agradeció con un gesto el agua, miró a Sha’lin y le dijo;

-Vamos, Sha’lin, yo invito esta noche. Vamos a una taberna a comer y beber, y ver si logramos conseguir un par de compañeros más. Nos vemos mañana dentro de la mañana, Ankus, espero conseguir dos o tres compañeros más, así que si cuentas con la información necesaria, hablaremos mañana, para que así podamos comenzar el viaje. –

Dijo Leonard, tras lo cual dejó el vaso en la barra, y miró a Sha’lin, para que, si estaba lista, emprender camino hacia la taberna más cercana.

A diferencia de la primera vez que el bufón visitó aquella taberna, en esta ocasión había movimiento en el interior. Ojalá fuera el dueño, porque Enzo ya se estaba cansando de dar vueltas como un maldito trompo multicolor.

Asomándose al interior, pudo ver a tres personas. Una elfa voluptuosa y con alergia a la ropa, un tipo refinado de esos que parece que cagan mariposas y alguien con pintas de tabernero desesperado, el cual seguramente sería ese Ankus al que buscaba. Vale, el Viejo Dios que Ríe parecía haberle dado una tregua entre putada y putada. A ver cuánto le duraba.

 -Ejem, ruego me disculpen, amables parroquianos. ¿Tengo delante, por un casual, al tabernero Ankus? Creo que tenía un pequeño trabajo que ofrecer y me gustaría saber en qué consiste exactamente.

El bufón entró despacio en la socarrada taberna mientras hablaba. A una distancia prudencial del grupo de tres, realizó una elástica reverencia a modo de saludo.

 -Oh, pero dónde están mis modales... Vincenzo Biancarella, más conocido como Enzo el multicolor, Rey de Bufones y Bufón de Reyes. Encantado de conoceros, señorías.

Sha'lin dio un par de rápidos aplausos ante la invitación de Leonard, para luego salirse de su asiento con un ágil saltito, guardar sus dagas y recoger su flauta. Sentía que se había cruzado con alguien demasiado amable, aunque fuera una mera invitación a una taberna. Tan sólo esperaba que fuera más agradable a la vista.

Preparada para irse, cuando fijó la mirada en aquel recién llegado. Su ropa y apariebcia en general le resultaron agradables, por fin se cruzaba con algo que le recordaba su vida en su lugar natal. La elfa sonrió amena ante su reverencia y asintió a modo de reciprocar el saludo.

- Sha'lin, encantada de conocerle señor Multicolor, me encantan tus ropas - le respondió inclinando levemente sus rodillas, con ambas manos reposadas en su propia cintura - Justamente hablábamos del tema con el señor Ankus, si gustas, podrías acompañarnos y así te damos los detalles, después de todo, necesitamos más gente - agregó, acercándose a Leonard y reposando su cuerpo sobre su costado.

La situación tenía sus altos y bajos. El tema de la remuneración seguramente iba a ser menor, debido a la repartición. Ella supuso que era algo que debían tranzar con aquellos que quisieran acompañarles, así que daba por hecho que la ganancia no sería ese cinco por ciento, a menos que se aclarara bien el asunto. 

- ¿A dónde tenías pensado llevarme guapo? - le preguntó a su compañero, enrollando sus brazos en uno de los de él. 

Ya quería abandonar ese lugar. No sólo el mal estado le molestaba, tampoco había recibido ni un sólo flirteo, ni una mirada inescrupulosa. Esos trabajdores deberían estar alabando su belleza, pero no. Mal agradecidos.