"Vaya, una mujer con carácter... peligro!" pensó Erik. Las palabras firmes y seguras de Arael tensionaron un poco el cuerpo del hechicero. Parecía ser firme a sus convicciones y aquello no siempre podía ser positivo. Conocía historias sobre paladines "demasiado" fanáticos por la causa que habían comprometido en demasía a sus compañeros. Pero también era consciente de las habilidades que aquella aasimar podía ofrecer al grupo. Y siempre era un gran reto intentar conquistar a alguien con aquel talante!

-Pues, si Rudolphus no tiene inconveniente, puedes formar parte de nuestro pequeño pero confiado grupo, conocido por estas tierras como... Dios, aún no tenemos nombre! Alguna idea? 

Y viendo que aquel local no estaba en condiciones, sugirió al grupo dirigirse esta vez hacia una taberna para intentar algún nuevo miembro.

-Os parece bien visitar la taberna de la Dríada Bailarina? Puede que nuestro quinto compañero se esconda entre jarras de cerveza y buen vino. A no ser que nuestra bella Arael conozca a alguien interesante que también quiera acompañarnos en nuestra cruzada?

Este edificio destartalado y de aspecto insalubre alberga una taberna muy famosa, que atiende en su mayor parte a pescadores y mercaderes de paso. A pesar de su apariencia deslustradas, la taberna es una de las más prósperas de la villa.

Toda la parte superior, que antes era el lugar donde se encontraban las habitaciones, está completamente quemado, solo se salva la parte de la taberna.

Un enorme letrero sobre la barra muestra un erizo de mar flotando en un gran vaso de vino, mientras un hombre feliz bebe de él.

Un elfo hosco y rudo dirige la taberna con orgullo.

Pero en aquel momento un cartel en mitad de la puerta decía:

Sentimos las molestias, pero este establecimiento se encuentra en estos momentos
CERRADO

Mirando a un lado  y a otro  no terminaba de creerse que haya  ido  justo a elegir para pasar la  noche   un posada  cerrada  pero como no parece que  haya   otra solución  dio  la vuelta  y  se  dirigió hacia la puerta  para preguntar  por otro establecimiento . Después  de  consultar a uno de los guardias algo mas  amable que el resto  se decidió por La pezuña en la boca y es que  siendo  forastero  tendría  que  fiarse  de los lugareños .

Este edificio destartalado y de aspecto insalubre alberga una taberna muy famosa, que atiende en su mayor parte a pescadores y mercaderes de paso. A pesar de su apariencia deslustradas, la taberna es una de las más prósperas de la villa.

Toda la parte superior, que antes era el lugar donde se encontraban las habitaciones, está completamente quemado, solo se salva la parte de la taberna.

Un enorme letrero sobre la barra muestra un erizo de mar flotando en un gran vaso de vino, mientras un hombre feliz bebe de él.

Un elfo hosco y rudo dirige la taberna con orgullo.

Pero en aquel momento un cartel en mitad de la puerta decía:

Sentimos las molestias, pero este establecimiento se encuentra en estos momentos
CERRADO

Kenshi llegó al final a la taberna gracias a las indicaciones del guardia de la entrada a la ciudad. Poco a poco se fue acercando, dándose cuenta que los transeúntes del camino no mentían cuando dijeron que habían pegado fuego a la taberna.

La parte superior estaba calcinada, donde anteriormente habían habitaciones ahora solo habían vigas ennegrecidas causadas por las llamas que las habían intentado devorar, o al menos lo que quedaban de ellas. La parte inferior no se veía prácticamente afectada, pero cuando llegó a la puerta pudo leer un cartel que indicaba que la taberna estaba cerrada.

- ¿Ahora donde voy a poder entrar en calor? Además no se donde está el dueño para poder hacerle preguntas. - Miró en ambas direcciones de la calle buscando alguien a quien poder preguntar por la taberna y si sabían donde vivía el tabernero.

La verdad es que la gente a esas horas y con ese tiempo escaseaba por la calle. Por suerte localizó a un hombre y se acercó quitándose la capucha para darle a entender que no se acercaba con fines criminales. - Buenas tardes buen hombre. Estaba buscando al tabernero pero lamentablemente tiene cerrado el Erizo borracho cerrado. Quiero hablar con él por un negocio, pero he venido desde lejos y desconozco donde vive. Además este tiempo me está calando los huesos. – Habló con el hombre preguntándole por lo que sabía sobre lo sucedido en la taberna y si tenía sospechas de alguien que pudiese guardarle rencor al tabernero. Aparte le preguntó por lo que sabía sobre la otra taberna (nombre, ubicación, etc.) que también habían prendido fuego antes del Erizo Borracho en busca de alguna conexión entre ambas – Gracias por todo, pero si me pudiese decir donde se puede encontrar el tabernero ahora se lo agradecería enormemente. Su casa o algún lugar que frecuente a estas horas sería perfecto -

Este edificio destartalado y de aspecto insalubre alberga una taberna muy famosa, que atiende en su mayor parte a pescadores y mercaderes de paso. A pesar de su apariencia deslustradas, la taberna es una de las más prósperas de la villa.

Toda la parte superior, que antes era el lugar donde se encontraban las habitaciones, está completamente quemado, solo se salva la parte de la taberna.

Un enorme letrero sobre la barra muestra un erizo de mar flotando en un gran vaso de vino, mientras un hombre feliz bebe de él.

Un elfo hosco y rudo dirige la taberna con orgullo.

Pero en aquel momento un cartel en mitad de la puerta decía:

Sentimos las molestias, pero este establecimiento se encuentra en estos momentos
CERRADO

Efectivamente eran pocos las personas que había por la calle y por mucho que preguntaba por la ubicación del tabernero nadie podría decirle nada. Lo habitual es que los taberneros y posaderos viviesen en los lugares que regentaban. Ahora que la taberna tenía gran parte de su estructura nadie sabía dónde se encontraba Ankus, el propietario.

Por suerte, una mujer se acercó también al lugar, aunque parecía tan desorientada como él.

De las pocas personas que encontró por la calle, nadie supo decirle donde podía hayarse el tabernero. Entonces apareció una mujer que se acercó a la taberna y se dirigió a ella con la esperanza que pudiese ayudarle en su búsqueda. - Muy buenas tardes tenga usted señorita -

Las ligeras brisas que se habían levantado empezaban a helar poco a poco y la hora de cenar se acercaba. En el rostro de la mujer se notaba que se había llevado una sorpresa igual que él al ver la taberna cerrada. - Yo también acabo de llegar con intención de entrar a la taberna, pero se me ha quedado la misma cara que a usted al ver que estaba cerrada - Se empezó a frotar las manos para que entrasen en calor - Perdone mi grosería pero no me he presentado. Puede llamarme Kenshi, y puesto que el sol se está escondiendo creo que buscaré una taberna en la que pueda cenar. - Se despidió con un saludo y empezó a alejarse. Después de un par de pasos se giró hacia ella - Si estás buscando al tabernero del Erizo Borracho quizá podría acompañarme a cenar y buscar juntos su paradero -

No la conocía, pero Kenshi tampoco conocía la ciudad así que no le pareció mala idea tener alguien con quien hablar, e incluso ayudarse mutuamente si buscaban a la misma persona.

El frío volvía con la caída del Sol. En mi tierra aquello también sucedía, pero aquello no significaba que me resultase agradable, en absoluto. 

Al llegar frente a aquella posada chasqueé la lengua, estaba cerrada, menudo fastidio. Y entonces me percaté de que no estaba sola en aquel lugar. Me arrebujé en mi oscura capa dispuesta a marcharme por donde había venido, pero entonces el otro me saludó y yo detuve mis pasos. No dije palabra, simplemente le observé por el rabillo del ojo. El tal Kenshi parecía dispuesto a explicarme su vida, algo que a priori no me interesaba, pero no se extendió mucho, declaró su intención de conseguir una cena y se alejó. Continué en silencio, con semblante serio, contemplando como tras recorrer una corta distancia se detenía de nuevo y volvía a hablarme.

Tardé en considerarlo un par de segundos, un instante corto, pero que con el silencio envolviéndolo todo y el frío calando los huesos parecía demasiado largo.  Observé su figura, sus armas, su porte..

Parece ágil, podría ser un socio útil.

-Zila- le respondí cuando estaba segura que estaba a punto de marcharse definitivamente -Podemos ir a La Pezuña en la Boca- Desde luego creía que era la posada más cercana.

Kenshi esta apunto de irse pensando que la mujer declinaba su propuesta, pero entonces le dijo su nombre y otra taberna a la que podían ir.

- Zila, un placer conocerte. Deberás de indicarme el camino, ya que como ves soy nuevo en la ciudad y no conozco los lugares. - Parecía una mujer de pocas palabras, pero parecía que pensaba lo mismo que él. Si ambos compartían un mismo objetivo que mejor que tenerlo de aliado.

Zila se puso en marcha y Kenshi la siguió. Durante un rato estubieron en silencio mientras caminaban, pero él no pudo aguantar mucho más. La situación le parecía demasiado tensa. - Supongo que si has accedido a cenar conmigo será porque también buscas al tabernero. ¿Algún motivo en concreto? -

Sus pasos eras rápidos y ágiles. Tenía ganas de ponerse a cubierto y de llenar la panza, todo el día llevaba sin probar bocado y se sentía capaz de comerse a un dromedario ella sola. Lo mataría a dentelladas si fuese necesario Pensó, y se sonrió a si misma.

El silencio era cómodo, le gustaba, le permitía estar atenta a lo que sucedía alrededor. Era importante ver llegar los problemas, aunque no tenían porque aparecer ahora mismo, pero una nunca sabe por qué, cuándo ni de dónde saldrán. Entonces Kenshi lo rompió con su voz, formulando una pregunta.

-Dinero- Le respondió seca tras dedicarle una ligera mirada por el rabillo del ojo y sin mover su cabeza. 

Siempre era el dinero, almas caritativas habían muchas, y seguramente terminaban durmiendo bajo la lluvia y el frío. Dar para quedar a deber No, ella no era una hermanita de la caridad. Con dinero se come caliente, se duerme bajo un techo y sobre un colchón blandito. Si iban a ser socios en esa empresa más valía ser claros.

-¿Y tú? ¿Le conoces?- por lo que había visto a lo largo de su corta vida era mejor contar con algún alíado, aunque aquella aventura podía no ser complicada. Sin embargo, tal vez lograse sacar algo más de provecho que el encontrar a un joven, posiblemente arruinado, cuyo negocio había sido reducido a escombros. ¿Se trataría de algún ajuste de cuentas? Tal vez Kenshi fuese útil, parecía hábil con el arma que le colgaba del cinto, o eso creía adivinar Zila.

La respuesta de Zila le rompió todos los esquemas - Una chica de pocas palabras, pero cuando la suelta va directa y sin dar rodeos - pensó Kenshi. No estaba acostumbrado a ese tipo de respuestas, secas y cortantes. De donde él venía todo era más refinado y con muchas florituras en el habla, e incluso con la gente que se había encontrado por el camino, el trato había sido cortés y amable.

Volvió en sí cuando Zila le hizo otras preguntas igual de directas. - Compañera. Los dos hablamos el mismo idioma. - Dijo mientras hacía un gesto con las manos refiriendose al dinero. - Como ya te dije, es mi primer día en la ciudad y no conozco a nadie. Me enteré de lo ocurrido en la taberna antes de llegar a la ciudad y pensé en intentar llegar a un acuerdo monetario con el tabernero si localizaba al culpable del incendio. - Se encogió levemente de hombros y apoyó su muñeca en la empuñadura de su arma. - Y por supuesto un par de días con comida y bebida libre de gasto -

Este edificio destartalado y de aspecto insalubre alberga una taberna muy famosa, que atiende en su mayor parte a pescadores y mercaderes de paso. A pesar de su apariencia deslustradas, la taberna es una de las más prósperas de la villa.

Toda la parte superior, que antes era el lugar donde se encontraban las habitaciones, está completamente quemado, solo se salva la parte de la taberna.

Un enorme letrero sobre la barra muestra un erizo de mar flotando en un gran vaso de vino, mientras un hombre feliz bebe de él.

Un elfo hosco y rudo dirige la taberna con orgullo.

Pero en aquel momento un cartel en mitad de la puerta decía:

Sentimos las molestias, pero este establecimiento se encuentra en estos momentos
CERRADO

Aunque era de esperar y el joven ya lo tenía en la cabeza la posibilidad de que el lugar estuviera cerrado, algo que le habría extrañado, pero al ver el lugar donde estarían las habitaciones de la taberna, por lo que no le quedo mas remedió que volver a su habitación en la pezuña en la boca y probar suerte al día siguiente, pero si no encontraba o conseguía el trabajo, haría memoria para encontrar otro entre las ofertas que había odio en los recados cristalinos.

Este edificio destartalado y de aspecto insalubre alberga una taberna muy famosa, que atiende en su mayor parte a pescadores y mercaderes de paso. A pesar de su apariencia deslustradas, la taberna es una de las más prósperas de la villa.

Toda la parte superior, que antes era el lugar donde se encontraban las habitaciones, está completamente quemado, solo se salva la parte de la taberna.

Un enorme letrero sobre la barra muestra un erizo de mar flotando en un gran vaso de vino, mientras un hombre feliz bebe de él.

Un elfo hosco y rudo dirige la taberna con orgullo.

Pero en aquel momento un cartel en mitad de la puerta decía:

Sentimos las molestias, pero este establecimiento se encuentra en estos momentos
CERRADO

parecía que el local todavía estaba cerrado, algo que en parte por la hora, era un poco comprensible, por lo que el joven se pone a preguntar por los alrededores por si sabían algo de como se ha quemado o si se vuelve a abrir pronto.

El local parecía cerrado desde hacía varios días. Y por lo que cuentan los aldeanos, hace unas cuantas noches una columna de fuego de apariencia mágica salió de la nada justo en cuanto llegó la medianoche. Después la taberna empezó a arder y tanto Ankus como sus huéspedes no pudieron hacer nada.

La mayoría acusa a Blagh de ser el culpable, ambas tabernas llevan meses enfrentadas, justo desde que el enano llegó misteriosamente a la ciudad.

tras saber que el lugar lleva un tiempo cerrado, se aleja de los restos quemados de la taberna del Erizo Borracho, en dirección hacía El Bote del Lagarto, allí había otra cosa que le había interesado.

Este edificio destartalado y de aspecto insalubre alberga una taberna muy famosa, que atiende en su mayor parte a pescadores y mercaderes de paso. A pesar de su apariencia deslustradas, la taberna es una de las más prósperas de la villa.

Toda la parte superior, que antes era el lugar donde se encontraban las habitaciones, está completamente quemado, solo se salva la parte de la taberna.

Un enorme letrero sobre la barra muestra un erizo de mar flotando en un gran vaso de vino, mientras un hombre feliz bebe de él.

Un elfo hosco y rudo dirige la taberna con orgullo.

Pero en aquel momento un cartel en mitad de la puerta decía:

Sentimos las molestias, pero este establecimiento se encuentra en estos momentos
CERRADO

Pasad. Dijo Ankus a Zila y Kenshi. El hombre abrió la puerta que parecía que iba a caerse a pedazos y pudieron ver como el lugar estaba tiznado de negro. Parecía que la parte superior de la pasada se había llevado la peor parte, era eso o que al menos la parte inferior donde se encontraba la barra y las mesas ya había sido restaurada. 

Un par de personas ya habían entrado, parecían contratados por Ankus para ayudar a restaurar lo que quedaba de taberna. ¿Queréis tomar algo? No tengo mucho, pero seguro que alguna cerveza os puedo dar. Una pena que ya no me quede de mi "Erizo Borracho".