Partida Rol por web

A parte de algún murmullo poco más podía hacer Emily, poco percibía de su alrededor...

-Mierda, pues yo me he quedado ya sin conjuros! Si quieres puedo hacer de cebo, con el escudo y a la defensiva. Poco más voy a poder aportar.

Al fin lograron encontrar aquel maldito árbol que tantos problemas les había estado provocando. Sin embargo, como to aquel día, no iba a resultarles sencillo. De nuevo, más criaturas del pantano se interponían en su camino. Esperanzado pero exasperado por todos los anteriores encuentros, El guerrero dejó con cuidado a la sanadora algo alejada pero dentro del radio de luz. Si querían llegar hasta ella, tendrían que pasar por encima de ellos. Nathye rebuscó en su mochila para obtener la pequeña ballesta que habían encontrado. No era gran cosa pero serviría para el momento.

- Toma. - dijo en un susurro mientras se la tendía a Alvan. - Xaz, tú ya tienes una si no me equivoco. Puedes clavar el bastón de la luz en el suelo para tener las manos libres. Intentaremos derribar al menos a uno de los mosquitos antes de que se den cuenta. Encargaos del de la derecha, yo derribaré el otro. Si acabamos con ellos antes de que la enredadera nos alcance, estaremos en una buena posición.

Tras colgar su maza en el cinto, sacó su propia ballesta y apuntó a uno de los insectos gigantes. Contuvo la respiración un segundo y dejó que la saeta volara. Sin comprobar siquiera si había dado en el blanco, tiró la ballesta y recuperó su arma cuerpo a cuerpo dispuesto a enfrentarse a los enemigos que aún estuvieran vivos.

Xaz negó con la cabeza. Era bastante mala con la ballesta. Le gustó más su propia idea de hacer de señuelo.

-Mejor disparad vosotros. Aqui teneis mi ballesta pesada

Alvan cogió la ballesta que Xaz le paso, era mejor que la ballesta pequeña de Nathye, antes de disparar decidió que debería hacerse con un arma a distancia.

- Venga no puede ir siempre mal.

El ataque sorpresa casi había resultado un éxito. Nathye logró atravesar con uno de sus virotes a uno de esos mosquitos gigantes que estaba dormido. Lo mismo hizo Alvan, que aunque no logró acabar con ella sí que le encajó un duro golpe. La criatura se despertó y echó a volar pero aún tenían una segunda oportunidad si querían acabar con ella.

La enredadera también vio la luz que llevaba Xaz consigo y empezó a moverse camuflada entre la maleza para atraparla.

Xaz elevó una plegaria a los seres extradimensionales que adoraba y se preparó para recibir los ataques y, si tiene la oportunidad, soltar un rápido lanzazo.

Esta vez parece que el factor sorpresa está de nuestro lado, y los ataques acertaron en los bichos pero sin matarlos a todos. Deseando terminar con el que quedaba volando Alvan apuntó de nuevo y disparo, pero el virote apenas rozó al mosquito.

- ¡Maldita sea!

Zzz - volvían imágenes de un castillo que desearía olvidar, el karma le pasaba factura y los rostros de la muerte acudían a ella. Las manos de los inocentes caídos en su matanza pasada estiraban sus brazos, le querían coger, y sin duda las primeras manos ya le habían alcanzado, tiraban de ella hacía un foso de fondo incierto con un límite mal determinado, el contorno borroso le impedía ver a dónde querían llevarle aunque... Sabiendo su pecado la respuesta no deba ser buena.. - zzz.

Habían logrado abatir a uno de los insectos gigantes gracias a la sorpresa pero aquella ventaja se había desvanecido con su ataque. Aún tenían la oportunidad de golpear de nuevo. Sin embargo, el mosquito seguía siendo un objetivo relativamente pequeño a pesar de su inusual tamaño y sus movimientos resultaban erráticos a ojos del guerrero.

La flecha apenas le rozó aunque tenía la esperanza de que fuera suficiente junto con las heridas que su compañero ya le había propinado.

El gigantesco mosquito se aferró sobre Xaz que aunque estaba en defensa total no sirvió de nada. La criatura le clavó el aguijón y empezó a drenarle la sangre tal y como sus semejantes habían hecho unas horas antes. 

Después la enredadera también la alcanzó y trató de deslizar sus ramas sobre sus pies para que atraparla.

Alvan avanza hacia Xaz, con tanto enemigo puede estar en grave peligro, por lo que dejando caer la ballesta saca el estoque y arremete contra el mosquito.

- ¡Déjala bicho!.

Xaz luchó contra viento y marea pero el ataque doble parecía, sencillamente, demasiado.

Proseguía un sueño tortuoso en el interior de Emily, nada veía ni nada podía hacer, como quien sufre una pesadilla sus pensamientos estaban llenos de retorcidas ilusiones que torturaban su psique, remordimientos de tiempos pasados que no podía cambiar y que ahora reclamaban su sitio.

Aunque no lo pudiera ver o sentir, una lágrima bordeaba su mejilla, esperando que las malas memorias se las llevaran aquellas líquidas extensiones de lo que esperaba retirar de su triste existencia.

Enzarzado ya en batalla, el guerrero apenas tenía un instante para pensar. Sin detenerse un instante, soltó la ballesta y cogió de nuevo su maza. Aunque el mosquito ya se había logrado adherir a su compañera, parecían perder el interés en sus presas muy rápidamente. La enredadera, por otro lado, no soltaba a sus presas hasta la muerte. Por ello, aquel fue su objetivo. Alzó su maza y descargó un rápido golpe sin demasiado éxito.

Alvan golpeó al insecto pero aún así no se despegó de Xaz que continuó drenándole sus energías hasta que absorbió suficiente sangre y entonces sí que se despegó y se marchó de allí volando con el estómago lleno.

Mientras tanto, la enredadera le había atrapado los pies y había ido subiendo por su cuerpo hasta tenerla totalmente atrapada. Si no lograba escaparse, era muy probable que la mujer no aguantase ni un asalto más. 

El msoquito siguió chupando como un poseso a pesar de los golpes recibidos, era una maldita bestia, por suerte se solto cuando se quedo satisfecho.

- ¡Hay que liberar a Xaz rápido!

Con su estoque logró pinchar la raiz, aunque su espeda corta apenas la rozó. ¿Sería bastante?

Las fuerzas de la sacerdotisa la abandonaban y sintio cómo se iba hundiendo en el abrazo de la planta