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Finales y principios

[Capítulo 2] Del final nace el principio.

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05/04/2018, 22:04
Narradora

[Capítulo 2] Del final nace el principio

Luis y Rómulo Royo

Woodkid - Run, boy, run

Ahora conozco la satánica fábula
Que surgía de aquel dorado esplendor;
Ahora evito la tétrica luz
Que antaño amé con fervor;
Pero el horror, estable y mortal,
Acechará mi alma por siempre.
                                                                                 —Astrophobos, H.P. Lovecraft.

 

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05/04/2018, 22:12
Narradora

Nueva York, 13 de noviembre de 2037, 08.30.

La niebla que había inundado las calles durante la noche anterior todavía no se había retirado cuando el hombre salió a la azotea, enredando sus pies con los jirones blancos que se deshacían a su paso. Hacía frío aquella mañana. Tanto, que el rocío se había escarchado sobre la vegetación que se abría camino entre el polvo y el cemento agrietado y una fina capa de hielo blanco cubría las ventanas que aún quedaban sin romper en los edificios cercanos. El sol despuntaba por encima de los edificios escapando de la prisión de un cielo nublado de tanto en cuando, pero más parecía un sol pintado que uno capaz de calentar el mundo con sus rayos. 

Según algunos, aquella había sido una bonita ciudad hacía mucho, antes de que la última gota derramase el vaso de la humanidad. Para otros, había sido una tortura, una amalgama de sonidos, colores, luces, voces y gentío difícil de gestionar. Sin embargo, si había algo en lo que todos aquellos con edad suficiente para recordar el pasado dieciocho años atrás estaban de acuerdo, es que Nueva York, había sido inolvidable. 

Todo había cambiado. Ya no había infinitas ventanas encendidas en la Gran Manzana, ya no había cientos de personas moviéndose por sus calles con una prisa tan fabricada como sus necesidades. La ciudad que nunca dormía había perdido el pulso y para el momento en que nuestra historia comenzó, apenas quedaba allí la sombra de la ruina de la ciudad. 

Aquella mañana se mostraba gris y blanca, mortecina bajo la luz filtrada por las nubes, y, salvo por alguna mancha verde salpicada aquí o allá, parecía haber perdido los colores, como en una de esas fotografías que ya eran antiguas en los viejos tiempos. Las sombras que aún se resistían a dar paso al día se difuminaban, como en un preludio del mutis que harían poco después, dejando el paisaje plano como una fotografía sin volúmenes. 

Habían llegado al refugio cuando ya había oscurecido y esa noche Axel había terminado de rumiar los pensamientos que le rondaban desde hacía un tiempo. Después de la larga caminata su pierna emitía un dolor pulsátil que se extendía desde aquella vieja herida hasta la cadera y le costó conciliar el sueño. Definitivamente, ya no estaba para esos trotes. Andar moviéndose de un refugio a otro por toda la ciudad le dejaba agotado y dolorido durante días y había llegado el momento de cambiar de aires. 

Sabía que a Madre Laura le gustaba rezar en la azotea antes de comenzar el día y allí la encontró, apoyada sobre sus rodillas, con el rostro elevado y los ojos cerrados, moviendo entre sus dedos las cuentas del rosario que era la única posesión que guardaba del viejo mundo y deshojando entre sus labios cada verso de una oración silenciosa. La niebla se arremolinaba a su alrededor, como en un abrazo frío y blanco, pero se disolvió cuando la mujer terminó su rezo y suspiró, aún con los ojos cerrados. No parecía haber notado todavía la presencia de Axel a su espalda, confiada como estaba en la seguridad de aquel lugar.

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09/04/2018, 01:16
Axel Montenegro

Sin importar cuantos años llevara viviendo en aquella mezcla de tonos grisáceos en forma de ruinas, jamás podría acostumbrarse a la falta de vida en ella. Cada mañana, al despertarse, parte de él seguía esperando abrir los ojos y encontrarse con aquel tono dorado y cálido que bañaba las tardes en su barrio de infancia, donde el bullicio se formaba a base de risas, música, peleas y de vez en cuando alguna bala perdida. Quizás no era el suburbio entrañable que haría suspirar a los más tradicionales, pero para Axel no había mayor oasis onírico que aquel donde enterraba sus preocupaciones, temores y recuerdos presentes a cambio de delirantes sueños en busca de algo que jamás volvería a existir en aquel mundo. La vida tal y como era antes. Incluso, si era honesto consigo mismo, no necesitaba culpar de nada al mundo en la actualidad, porque aunque aquel barrio en que había crecido siguiera lleno de vida, él ya no era el mismo. Prueba de aquello era el cómo todas las noches, al cerrar los ojos tras asegurarse de que podía dormir en paz tras todas las precauciones necesarias, su subconsciente elegía hacerlo revivir terrores del pasado a darle la oportunidad de olvidar con memorias nostálgicas, condenándolo a revivir una y otra vez lo que cada día se esforzaba por olvidar.

Aquel día, tras llevarse la obvia decepción de encontrarse en las ruinas del mundo que guardaban sus ojos cerrados, se había levantado sabiendo que probablemente sería el último con el grupo que lo había recibido. Aunque no cojeaba ni tenía un dolor crónico, su pierna ya no daba para más con tanto traslado nómade. Ahora como cada día tras una mudanza, o como quisieran llamarla al ser tan rutinaria, su pierna parecía palpitar por un agudo y cálido dolor que abarcaba en su cuerpo desde la cadera a la rodilla, fatigándolo más de lo aceptable incluso para su respetable edad en un mundo hecho para gente más joven y adaptable que él mismo. Para alguien de la mitad de sus años una mala noche a causa del dolor podía pasar sin secuela ni consecuencia alguna, mientras que para él podía significar que el cansancio lo ralentizara lo suficiente para que la parca lo alcanzara por no estar alerta cuando, inevitablemente al tratarse de él, se metiera en el lugar equivocado en el momento erróneo. 

Suficientemente abrigado con las prendas que tenía disponibles, subió a encontrarse con quien dirigía a aquel grupo. La visión de la escarcha le hizo pensar en retractarse por un momento, al considerar que con tal clima el huerto necesitaría de más cuidados que nunca, pero el dolor constante en su pierna le recordó que no era él quién mejor podría dárselos. De todas maneras no era un especialista en jardinería, y sus buenas intenciones no eran suficientes para paliar los efectos desastrosos del frío intenso en los cultivos, así que resolvió que su única consideración sería esperar a que la mujer terminara su rezo antes de informarle la decisión que había tomado. 

Una vez llegado el momento, se acercó a la líder de la comunidad con pasos firmes que procuró se dejaran sentir en el silencioso ambiente con tal de no tomarla por sorpresa, y al llegar a su espalda posó suavemente una de sus manos en el hombro de la mujer con tanta dulzura como confianza amistosa. - ¿Madre Laura? - pronunció, esperando no interrumpir una segunda cadena de oración o similar.

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09/04/2018, 13:50
[Madre Laura] Madre Laura

La mujer alrededor de la cual se había formado aquel grupo seminómada giró la cabeza para mirar a Axel cuando sintió la mano sobre su hombro. Sus labios se curvaron cuando sus ojos se encontraron con los de él, siempre tenía una sonrisa dulce para todos, incluso para el detestable Dauntay, pero Axel, por algún motivo, le agradaba especialmente. 

Buenos días, Axel —le saludó con suavidad mientras se ponía en pie y guardaba el rosario en el bolsillo de su abrigo—. Has madrugado. 

Después de constatar aquello dedicó algunos segundos a sacudir las perneras de sus pantalones vaqueros antes de volver a mirar a Axel. 

Aún de pie era una mujer menuda, cuya cabeza de bucles ensortijados apenas llegaba al hombro de Axel. Su complexión era delgada, pero el hombre había podido comprobar que sus piernas eran fuertes y aguantaban kilómetros de caminata sin desfallecer. 

Madre Laura no disimuló la curiosidad que bailaba en sus ojos que tenían una tonalidad entre azul y gris, que bajo determinada luz parecía acercarse al violeta. Su mirada siempre límpida y sincera parecía un puente directo hacia su alma. 

¿Va todo bien? —preguntó entonces, con una pequeña arruguita formándose entre sus cejas, tal vez intuyendo que Axel no había subido a la azotea para contemplar el océano de niebla que cubría la ciudad de blanco—. ¿Necesitas algo?

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11/04/2018, 23:03
Axel Montenegro

La sonrisa de la mujer le hizo sonreír a él también. Quizás sería una tontería pensarlo, considerando que la sabía perfectamente humana como todo el resto y no terminaba de convencerse de que existiera un dios, pero siempre le había parecido que aquella mujer tenía un aire de santidad ineludible. Ya fuera la dulzura de su sonrisa, el tono suave de su voz, su inmensa paciencia o su inalterable fe, le resultaba imposible imaginar una realidad en que la escasa divinidad presente en aquel mundo no corriera por las venas de Madre Laura.

Al sentir que se ponía de pie, retiró la mano para dejarla caer a un lado con naturalidad, manteniendo la expresión relajada y alegre que la líder del grupo había evocado en él apenas segundos atrás mientras esta se sacudía las perneras. Laura tenía una belleza particular, una perfecta mezcla entre lo menudo y frágil de su cuerpo, los rasgos delicados de su rostro, y la incuestionable fuerza de carácter que se ocultaba tras una disposición amable y dolorosamente solidaria para cualquiera que tuviera un mínimo de egoísmo basado en supervivencia. Bastaba ver la facilidad con que lo había aceptado a él, un extraño de dudosa procedencia, la confianza que le había otorgado y el cariño que le había tomado a pesar de conocer su pasado con más detalle que la mayoría. Cierto era que aún se mantenía gran parte de su vida en privado, pues Rikers permanecía censurado como tema de conversación desde que hubiera ocurrido, pero incluso desde antes de ser encarcelado ya había dado suficientes problemas para ser un dolor de cabeza y un riesgo innecesario en un mundo así. 

Todo está bien, gracias - sonrió con dulzura, bajando un segundo la mirada hacia su pierna resentida aún - En realidad, vine porque he tomado una decisión y... - mirar a los ojos a la mujer le dificultaba un poco las cosas. No porque sintiera que le estaba pagando mal o similar, sino porque aunque no daría un discurso y lloraría para despedirse, estaba seguro de que extrañaría al menos la presencia de Madre Laura y a Ollie, quizás incluso a Anne. A Dauntay no, por supuesto, dejarlo era una de sus mayores motivaciones junto a la necesidad - Creo que lo mejor para mí es dejar el grupo y permanecer en un solo lugar. Mi pierna no me deja seguir el ritmo a las mudanzas, y podría perjudicarnos a todos si se resiente en mal momento. 

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12/04/2018, 15:17
[Madre Laura] Madre Laura

El rostro de Madre Laura se mantenía alzado, su atención puesta por completo en Axel mientras comenzaba a hablar, y cuando él suspendió sus palabras durante aquel instante, la mujer estiró la mano para posarla sobre su brazo al tiempo que le sonreía, dándole confianza para que siguiera hablando. 

No reaccionó de inmediato cuando Axel terminó de hablar. Se mantuvo en silencio un instante, valorando aquella decisión que le anunciaba en silencio, y finalmente suspiró. 

No puedo decir que sea una sorpresa del todo —reconoció, bajando la mirada hacia la pierna del hombre—. Hace tiempo que sé que sufres esos fuertes dolores cada vez que nos movemos, aunque tenía la esperanza de que este momento no llegase todavía. 

Hizo una pausa y volvió a mirarlo a él, con una tristeza dulce y tranquila bailando en sus ojos. 

Ven, siéntate conmigo unos minutos, antes de que el frío nos obligue a entrar —pidió, haciendo un gesto con la mano hacia el pequeño murete que rodeaba dos chimeneas y que en verano solían usar de asiento. 

Una vez allí, la mujer recogió sus rodillas y las rodeó con sus brazos, pensativa. Tardó un par de segundos de nuevo en hablar. 

Comprendo tu decisión y te despediré como a un amigo cuando llegue el momento —dijo entonces—. Pero me apena. Nosotros podríamos bajar la marcha en los traslados, pero al final el resultado sería el mismo, ¿no es así? —No parecía que esperase respuesta por parte de Axel a aquella pregunta, pues siguió hablando de inmediato—. Sabes que entre nosotros siempre tendrás un lugar... Pero dime, Axel, ¿ya sabes dónde irás? ¿Cuándo? —preguntaba sin ocultar cierta preocupación por el futuro de uno de sus polluelos—. ¿Hay algo que pueda hacer por ti, para facilitarte este cambio?

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15/04/2018, 23:38
Axel Montenegro

Jamás entendería por qué una mujer joven y hermosa como ella había tomado el camino de la religión. Sabía que no era una pregunta amable de hacer, y que aunque probablemente ella le contestaría igualmente con una sonrisa en caso de hacerla era más que seguro que su respuesta lo dejaría igual de insatisfecho. Simplemente no lo comprendería jamás. ¿Como podía alguien como ella renunciar a tantos placeres cuando de seguro le lloverían ofertas? Por último si fuese fea, tonta, o simplemente desagradable, pero no era ninguna de las anteriores. 

Sonrió con la comisura de los labios, de forma casi nostálgica, al escucharla decir que sabía que ese momento llegaría. Le provocaba remordimiento dejar atrás a la mujer, sin duda alguna, pero no le quedaba mucha más opción y ver que ella ya se lo esperaba por alguna razón no le sentaba mejor. Aunque ninguno de los dos lo había dicho en voz alta, Axel sabía que la extrañaría, probablemente tanto como en la mirada de la mujer se leía lo mucho que lo echaría de menos a él. 

Tras el gesto de la mujer, se sentó a su lado, dándole tiempo para hablar. No había esperado una mayor charla que un "¿Cuando te vas?", pero de alguna manera se sentía reconfortante que la despedida no fuera tan fugaz. En realidad, no estaba acostumbrado a aquel tono maternal y tierno, a sentirse cuidado a sus casi cuarenta años de edad. Cualquiera diría por la preocupación de la mujer a su lado que le hablaba a un crío, cuando Axel ya era de todo menos eso. Y aún así, nunca se atrevería a quejarse de aquella consideración demostrada. 

Lo agradezco, de verdad - sonrió un poco más para responder a la oferta permanente de asilo junto al grupo - Aún no tengo seguro dónde ir. Había pensado quizás intentar unirme a alguna de las comunidades con las que negociamos... partiendo por la más cercana - miró en dirección a Major Morris. Si no resultaba ahí, haría el camino hasta La Comunidad. Si eso no resultaba... tendría que buscar por otros contactos, quizás hablar con alguna de las mafias, aunque esa idea no le gustaba para nada - Y en realidad, esperaba irme hoy. No soy bueno con las despedidas. - la experiencia le decía que era mejor evitar prolongarlas.

En cuanto a la última pregunta, pareció tomarse un momento antes de responder. Frunció ligeramente los labios, relamiéndose luego antes de hablar. - No quiero causar molestia alguna, pero si hubiera manera de no llegar con las manos vacías a pedir refugio... Seguramente se vieran más inclinados a aceptarme si tuviese algo que ofrecer. 

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16/04/2018, 16:34
[Madre Laura] Madre Laura

La mujer siguió con la mirada la dirección en la que se perdieron los ojos de Axel y asintió despacio, comprendiendo donde quería ir, tal vez aprobándolo también con ese gesto. Luego volvió a mirarlo a él, poniendo esa atención con que siempre escuchaba y que hacía que fuese tan sencillo hablar con ella. Se quedó pensativa cuando el hombre terminó, pero no tardó en responder. 

Es un buen sitio al que ir —dijo, asintiendo con la cabeza—. Los Morris son buena gente —usó aquel apelativo «los Morris» con que conocían por la zona de Sugar Hill a los habitantes de aquel antiguo centro de salud—. Estoy segura de que Clementine te acogerá y estarás bien con ellos. 

Sin duda hablaba de la joven en concreto porque era la que más frecuentaba el refugio cuando el grupo seminómada se detenía allí una temporada. Aunque Axel también sabía que, a pesar de que Madre Laura tenía buena relación con todos los habitantes del Major Morris, con Clementine tenía un entendimiento especial, marcado por la fuerte espiritualidad de ambas.

La mujer seguía hablando como si ya estuviese decidido que aquel sería su nuevo hogar, sin plantearse siquiera la posibilidad de que esa gente se opusiera a que se quedase con ellos. 

Puedes llevarte los huevos y la leche de hoy —ofreció sin ningún tipo de titubeo—. Y tengo en mi mochila un usb que encontré, llévatelo también. No sé si funciona, pero seguro que a Cassandra o a Trish podría interesarles. 

Soltó sus rodillas para poner una mano sobre el brazo de Axel antes de añadir algo más, con ese brillo determinado en la mirada que la hacía parecer mucho más fuerte de lo que su apariencia podía sugerir a simple vista.

Si, aún así, Nicholas o Morgana ponen alguna pega para que te quedes, les dices que vengan a hablar conmigo del tema. 

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19/04/2018, 00:26
Axel Montenegro

La forma en que la mujer asintió le trajo algo de tranquilidad, leyendo en aquel gesto lo que quería creer era una confirmación con respecto a lo bueno de su idea. Por supuesto no era crucial para él tener la aprobación de la mujer en cuanto a donde ir por bien que le cayera, pero Madre Laura era más inteligente de lo que aparentaban sus años y su percepción de un lugar o de un grupo de personas era una forma de medida bastante fiable de cuanto podía confiar en ello. Por otra parte, también era ella la que había aceptado al imbécil de Dauntay en el grupo, así que tenía sus reservas para creerla absolutamente infalible. Tan solo esperaba que fuera él quien no supiera entender las motivaciones de la líder y que en realidad, si lo tenía a su lado, fuera por poder vigilarlo y mantenerlo a raya. No era un hombre de plegarias, pero de serlo, sería justamente por eso por lo que rezaría con tal de evitarle una mala sorpresa a la gente buena y libre de sospechas que dejaba atrás.

Espero que así sea - concordó con una sonrisa amable y sincera. Él también esperaba que la chica pudiese interceder por él pues no solo era suficientemente cercana a Madre Laura para poder dar referencias creíbles al resto de su grupo, sino que además lo conocía bastante más que el resto gracias a las improvisaciones musicales y conversaciones en las que ambos habían participado alguna vez entre sus visitas a la religiosa.

La oferta no le sorprendió, pues la generosidad de Madre Laura era conocida entre los suyos y sabía que con su sugerencia de que necesitaría algo ya bastaba para que le entregara lo que él pidiera, pero que no se tomara ni un segundo para contemplar cuanto ofrecerle y que incluso cediera una de sus pertenencias personales para asegurar su estadía sí lo hizo. No había necesidad de ello, y aunque entendía que lo sentiría como familia, en realidad no tenía ninguna obligación con él o con su futuro. Axel también quería que la monja estuviera segura, y haría lo imposible por asegurarse su bienestar, pero él no era ni la mitad de valioso para el mundo como para merecer una intervención aunque fuera mínima de parte de ella.

La caricia en su brazo hizo que su mirada fuera a posarse sobre los ojos de ella, admirando ese brillo que delataba su verdadero carácter. No le cabía duda alguna de que si hubiese sido ella quien hubiese enfrentado los obstáculos que él, no tendría ni la mitad de secuelas por ello. Tenía una fortaleza envidiable. 

Gracias - ¿Como podría pagarle alguna vez todo lo que hacía por él? - Por las cosas y por ofrecerte a interceder por mí también, pero sobre todo por el tiempo que me has permitido estar junto a ustedes. Te debo más de lo que podría pagar.

 

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19/04/2018, 23:43
[Madre Laura] Madre Laura

Madre Laura sonrió al escuchar el agradecimiento de Axel, pero antes de que él terminase de hablar, ya estaba negando con la cabeza en un gesto que hacía bailar sus ensortijados cabellos. 

No me debes nada, Axel —aseguró, mirándolo con un brillo en sus ojos que él ya reconocía como lleno de fervor—. Sólo he hecho por ti lo que cualquier buen cristiano haría. Mi mano sólo es una herramienta, no es a mí a quien debes dar gracias. —Hizo una pausa y su sonrisa se amplió, más distendida—. Aunque es muy agradable saber que has estado a gusto con nosotros. 

Por un momento se quedó así, mirándolo, hasta que se estremeció en un escalofrío. Se frotó los muslos con las palmas de las manos abiertas y miró alrededor con una mirada que al hombre le hizo pensar que trataba de ocultar la tristeza por su marcha. La bruma seguía enredándose en zarcillos blancos que hacían que la azotea pareciese la cubierta de un barco en alta mar, rodeada por la niebla en cualquier dirección. Madre Laura tan sólo permaneció un instante contemplándola antes de respirar profundamente y ponerse en pie. 

Entremos, este frío no puede ser bueno para tu pierna —dijo, ofreciéndole la mano para ayudarle a levantarse—. Mientras recoges los huevos y ordeñas a las cabras te prepararé una bebida caliente. No quiero que salgas a caminar entre la niebla con el estómago vacío. 

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23/04/2018, 01:16
Axel Montenegro

Sonrió a la mujer con cierta gracia, divertido por sus palabras aunque ella las creyera fervientemente. Si bien Axel también creía hasta cierto grado su mismo dios, no creía que hubiese que agradecerle por los logros de cada uno. Su origen le había enseñado a creer en el esfuerzo, y en dudar de esa bondad infinita de la que hablan en las iglesias, pues nunca la vio reflejada en su familia de una forma que creyera justa. Lo más cercano había sido cuando él les había dado dinero, y todos sabían que ese dinero no lo había conseguido precisamente por obra y gracia del Espíritu Santo. 

Durante el prolongado momento en que sus ojos se encontraron y permanecieron en silencio, la mente de Axel se mantuvo completamente en blanco. Aquello no era un fenómeno que ocurriera frecuentemente, demasiado inquieto por lo normal para tener alguna idea de lo que era vaciar su mente por completo, pero en ese momento fue simplemente natural, y lo único que importaba durante un breve periodo, dejando de lado apocalipsis y criaturas extrañas, eran los ojos de la mujer. Paz absoluta. Eso era lo que veía y recibía de ellos. 

Volvió a sí al ver como Madre Laura se estremecía y apartaba la mirada, y frunció el ceño ligeramente, preocupado. No le gustaba la idea de causarle dolor de algún tipo, aunque fuera la simple tristeza de perder la frecuencia de contacto con un amigo, pero no tenía mucha opción. No solo se iba por su propia salud, sino porque sabía que si en un traslado algo malo ocurría y tenían que escapar, los ralentizaría. Y si algo tenía claro era que en ese caso, el único de ese grupo capaz de dejarlo atrás sería Dauntay. Quizás también, por necesidad y no felizmente, Anne. 

Se puso de pie tomando la mano de la mujer, y aprovechando el impulso y que la tenía de la mano, tiró un poco de ella para atraerla hacia él y atraparla en un abrazo apretado. Se detuvo ahí un momento, pues de todas formas si algo había en ese mundo era tiempo, y procuró transmitirle por medio de su contacto el profundo cariño que sentía por ella y cuanto la extrañaría él también.

No te vas a deshacer tan fácilmente de mí, así que no quiero caras tristes - le susurró en una promesa y tras un rato la soltó para mirarla con una sonrisa cálida - Mejor vamos antes de que los huevos se transformen en pollos - bromeó ampliando su gesto - Además me muero por esa bebida caliente, con este frío antes de marcharme preferiría hibernar - continuó hablando mientras caminaba hacia las escaleras. 

 

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23/04/2018, 21:41
[Madre Laura] Madre Laura

Tras el primer respingo de sorpresa, Madre Laura recibió el abrazo con una sonrisa. Rodeó la cintura de Axel hasta llegar a su espalda y apoyó con naturalidad la mejilla en su pecho. Fue un contacto cálido y blando, con esa sensación maternal que la mujer sabía impregnar en cada uno de sus gestos. No hizo nada por soltarlo hasta que él empezó a separarse y, al hacerlo, dejó una caricia en su espalda. 

Vamos —convino, con un brillo divertido en los ojos, nacido de las bromas de Axel, y una sonrisa bailando en sus labios—. No hay que huir de la tristeza, es un estadio más del alma. Necesario, pero pasajero. Pero vas a estar a tiro de piedra y espero que vengas a vernos cuando te apetezca. 

Frotó con su mano el brazo del hombre y empezó a caminar a su lado, hacia el interior del refugio. Toda su expresión corporal hablaba de despedida, así como sus palabras o su voz. Y, sin embargo, después de decir aquello caminó en silencio. Parecía que ella ya consideraba lo importante dicho y, al contrario que junto a otra gente, al lado de Madre Laura, que tenía esa presencia tranquila y serena, era sencillo compartir el silencio. 

Pronto el aroma del té hirviendo flotó en el refugio. Madre Laura tenía siempre algunas bolsitas con preparados de hierbas dispuestas para diferentes infusiones, cada una con su propósito. Algunas ayudaban a dormir, otras aliviaban el dolor o asentaban el estómago. Otras, como la que preparaba aquella mañana para Axel, llenaban de energía a quien la tomaba. Ella no sabía qué propiedades correspondían a cada planta, pero Robin, uno de los habitantes del Major Morris, las preparaba para ella. 

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29/04/2018, 18:04
Axel Montenegro

Sin negar ni prometer nada, se mantuvo en silencio en el camino de vuelta, aún manteniendo su sonrisa mientras sus pasos lo guiaban al interior del refugio. Si bien quería creer que podría visitar tan frecuentemente como lo hacía Clementine, no quería lanzar juramentos en vano que luego no podría cumplir. No sabía si lo aceptarían con los Morris, y si no era así, su próximo refugio bien podría estar a tanta distancia y con suficientes obstáculos de por medio como para que visitar con asiduidad fuera un riesgo innecesario por mera interacción social. 

Una vez se separaron, Axel fue directo a la recolección de huevos y leche. No quería perder la mañana en preparaciones, y dado que aún le había prometido beber un brebaje caliente a Madre Laura y le quedaba todavía organizar las tres cosas de las que era dueño para partir, así como despedirse de quienes se encontrara camino a la puerta, procuraría acelerar el asunto y dejar todo listo y empaquetado para estar fuera de los dominios de la religiosa antes del mediodía. 

Una vez sintió el aroma del té hirviendo y hubo recolectado los regalos de la mujer, se encaminó de vuelta hacia donde se encontraba ella. Esperaba que lo que le había preparado la mujer le sirviera para despertar un poco y, con algo de suerte, olvidar el desastre que tenía en la pierna con aquel clima frío que le agudizaba el dolor en las articulaciones a causa de la antigua lesión.

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30/04/2018, 13:56
Narradora

Habían pasado un par de horas cuando Axel abandonó el portal del edificio donde el grupo tenía su refugio.

Desde fuera parecía tan sólo un edificio abandonado más en medio de una ciudad en ruinas. Sólo quienes tenían la confianza de Madre Laura sabían que tras el polvo que cubría los primeros pisos habían acomodado los más altos y la azotea para convertir los apartamentos deshabitados en un lugar que tal vez no habría resultado acogedor en los antiguos tiempos, pero que sin duda lo era en los que nos ocupan. 

El hombre todavía sentía el calor de la infusión en su pecho y estómago y tenía el sabor entre dulce y acre pegado a su paladar. A la espalda llevaba una mochila con todas sus posesiones: algo de ropa, el violín y el bastón de metal, además de un par de botellas con la leche recién ordeñada y un paquete con los huevos. En el bolsillo, el usb del que la mujer le había hablado. 

En cuanto puso un pie en el exterior los jirones de niebla se enredaron en sus piernas como un gato intangible. Ante él se extendía un mar de bruma tan blanca que parecía capaz de volver ciego a quien la mirase con demasiada fijeza. No tendría que ir muy lejos, tan sólo un puñado de manzanas separaban el refugio de Madre Laura del Major Morris, si es que deseaba ir directamente hacia allá. 

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04/05/2018, 17:51
Axel Montenegro

Miró hacia atrás para despedirse del edificio donde se habían estado refugiando la última temporada. Una despedida silenciosa y simbólica, claro, sin mayor profundidad, pero necesaria de cualquier manera. Sonrió al pensar que al menos por la apariencia de ese lugar, premeditadamente descuidada para parecer abandonado, no se encontrarían con problemas aleatoriamente. Madre Laura era tan astuta como compasiva, y tanto su elección de refugios, el cuidado de estos, y el trato que tenía con determinadas personas por sobre otras, lo demostraba. Era una superviviente, a pesar de lo que otros pudiesen pensar de una religiosa devota.

Su mirada bajó luego a sus piernas, donde la niebla danzaba como si tuviera vida propia, y un momento después subió a mirar el horizonte que en ese mismo momento no era más que una interminable bruma capaz de cegar por su resplandor. Aquello no era buena señal para él. No podía ver bien, y entre aquellas nubes infernales podía esconderse un grupo entero sin que él se enterara por la dificultad que representaba a la visión. Solo cabía esperar que depender de su oído y mantener el silencio y la discreción por su parte también fuera suficiente para sortear cualquier obstáculo sin necesidad de enfrentamiento. De todas maneras lo tranquilizaba el saber que no serían más que un par de cuadras de aquella situación.

Se detuvo un momento para revisar que todas las cosas estuvieran donde debían y que no había olvidado nada, y cuando lo hubo hecho, avanzó para adentrarse en la niebla camino a los Morris. Ahora solo quedaba ver exactamente cuánto le costaría entrar y cómo funcionaban. Si algo tenía claro, era que como se parecieran a los Tres Cruces tardaría mucho más en llegar que en irse.

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04/05/2018, 20:51
Narradora

El lugar donde estaba ubicado el refugio, Sugar Hill, era un barrio localizado en la parte norte de Hamilton Heights, en la zona de Harlem, perteneciente al distrito de Manhattan. Y dentro de la isla era, precisamente, una de las zonas más tranquilas en esos tiempos en los que el mundo había cambiado. 

Las calles anchas parecían sugerir que en otros tiempos los coches circulaban en varios carriles en ambas direcciones y, lo que una vez fue un parque bien cuidado, se había convertido en un espacio verde y salvaje, donde un pequeño grupo de Buscadores del Nuevo Edén se había instalado hacía años. 

Había varios asentamientos en la zona, pequeñas comunidades de gente que, como los habitantes del Huerto de Major Morris, se agrupaban para facilitar la supervivencia de cada uno. Un par de grupos armados, entre ellos los Chicos de McAvoy, solían hacer rondas por las calles del barrio y no era extraño que los pasos de los valientes que se aventuraban a salir de sus refugios se cruzasen con los de estas bandas. 

Sin embargo, que fuese una zona por lo general tranquila no significaba que fuese totalmente segura. En ocasiones otros grupos hacían incursiones, saqueaban refugios o se montaban trifulcas en plena calle. No era algo que sucediese a diario, pero en la época que nos atañe, ningún lugar de Nueva York era totalmente seguro. 

Una nubecilla de vaho salió de entre los labios de Axel cuando se puso en marcha a través de la niebla, directo hacia Major Morris, el lugar que había sido en otros tiempos un centro de salud y que había sido reconvertido en refugio por aquel pequeño grupo de gente al que esperaba unirse. 

En menos de quince minutos la mole del edificio empezó a surgir entre la niebla como una sombra. No se había cruzado con nadie por el camino, pero cuando estaba a unos cuantos metros de la empalizada que protegía el refugio, vio a un par de personas armadas caminando a paso lento entre las brumas. 

En la más alta de las figuras reconoció a Ransom, uno de los chicos de McAvoy con quien había tratado en alguna ocasión. A su lado había una chica muy joven, quizá ni siquiera llegaría a los dieciocho, a la que no había visto antes, seguramente una de los chavales a los que McAvoy entrenaba. Los dos iban bien abrigados y armados, con una semiautomática en las manos y una pistola en la cintura, y no parecían haber visto a Axel todavía. 

  

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08/05/2018, 00:58
Axel Montenegro

La caminata hasta el momento había sido agradable, sin mayor incidente que aquella niebla espesa que le provocaba justificable tensión. Había aprovechado de avanzar a su ritmo y sin apuro, lo que había significado una gran ayuda para su pierna, que suficiente se resentía con las distancias como para forzarla más de lo necesario acelerando el paso.

Incluso a él, que recordaba el mundo antes de irse por el desagüe, le costaba un poco volver a invocar las imágenes de normalidad en su mente. Parecía imposible que en otros tiempos centenares de coches compartieran esas calles constantemente, que una pequeña tropa de jardineros se hubiese encargado alguna vez de aquella jungla en que se había convertido el parque, o incluso el que los grupos sectarios y armados fueran una minoría en la población. Había pasado demasiado tiempo para seguir creyendo que aquel mundo, el que ahora pisaba, había sido alguna vez SU mundo. 

Por supuesto, aunque el paseo había estado bastante bien, se sintió aliviado de ver el edificio de los Morris en el horizonte. Ya quedaba muy poco, y cuando casi se convencía que tras todo un camino a solas no tendría nada que temer a estas alturas, divisó a lo lejos un par de sombras armadas. - Mierda - maldijo en pensamientos, apretando la mandíbula. Estaba apenas a unos metros de su objetivo, caer ahí sería tontería. 

Entonces, intentando buscar alguna familiaridad o pista en las siluetas, se dio cuenta de que uno de ellos era Ransom. Parecía una persona decente, algo cuadrado en similitud molesta a un militar, pero decente al fin y al cabo. Era un crío, claro, pero ya parecía tener la sabiduría que él nunca había terminado de adquirir: el maravilloso don de no hacer lazos y mantener el hocico cerrado. La chica a su lado se veía joven, así que suponía que sería un nuevo talento. Si estaban custodiando el territorio de los Morris como acostumbraban, sería mejor presentarse a pillarlos por sorpresa. 

Tanteando la situación, se acercó a la pareja sin disimular el ruido de sus pies ni sigilo alguno, manteniendo las manos en alto pero procurando avanzar cerca de la acera, donde podía ponerse a cubierta en caso de que algo saliera mal.

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08/05/2018, 22:12
[McAvoy] Ransom

Axel sólo llegó a dar algunos pasos antes de que los otros dos descubrieran su presencia. Lo notó en sus caras vueltas hacia él, pero también en la forma en que sus hombros se tensaron aún en la distancia. Sin embargo, cuando estuvo más cerca pudo notar el momento en que Ransom lo reconoció y relajó su postura. Después dijo algo en voz baja a la muchacha, que también pareció relajarse. 

Eh, Axel —le habló cuando sus pasos por fin se cruzaron para después permanecer callado hasta que la chica que le acompañaba carraspeó—. Ya... Esta es Lisa, una de nuestras chicas.

Ransom no era un tipo muy hablador. Probablemente era el más silencioso entre los chicos de McAvoy, el que siempre permanecía bebiendo en silencio en un extremo de la barra mientras los demás hacían que el jolgorio fuese subiendo de nivel con cada jarra de cerveza que se metían entre pecho y espalda. Sin embargo, hizo un esfuerzo para añadir algo más, señalando con la cabeza el edificio que era el destino de Axel. 

¿Vienes a ver a los Morris? 

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08/05/2018, 23:54
[McAvoy] Lisa Miller

Viendo que Ransom no parecía tener intención de decir mucho más, fue la chica la que tomó la iniciativa. Con una sonrisa simpática en los labios extendió el brazo ofreciendo su mano a Axel a modo de saludo. 

Soy Lisa, sí. ¿Eres uno de los hombres de Madre Laura? —dijo, con un leve titubeo, como si sólo conociese el nombre de esa mujer de oídas—. ¿Estáis en la zona? He oído hablar de vuestro grupo a los otros chicos.

Miró por un momento hacia el antiguo centro de salud y siguió hablando, sin llegar a esperar que Axel respondiese, completando con algo de información las palabras de su compañero. 

—Estamos echándole un ojo al refugio porque se han largado todos. Bueno, todos menos... ¿Skyler? —Miró a Ransom al decirlo, como esperando alguna confirmación de que había dicho bien el nombre de alguien a quien tampoco debía conocer.

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14/05/2018, 12:53
Axel Montenegro

Tan pronto vio a Ransom relajar la postura, bajó las manos y una sonrisa amigable apareció en su rostro. Los chicos de McAvoy no serían militares exactamente, pero no estaban demasiado distante de sus hábitos como para fiarse del todo de ellos y nunca se podía ser demasiado paranoico en un mundo como aquel en que vivían, así que a pesar de conocerlos no consideraba que sus medidas para aproximarse fueran demasiado exageradas. 

¿Qué tal, Ransom? - saludó alegremente, estrechando la mano de la chica cuando esta la extendió hacia él - Hasta ahora sí, era de los de Madre Laura. - había tenido que esperar a que la morena se callara de una vez para poder hablar, pero su entusiasmo nervioso le había hecho reír por lo bajo con un leve resoplido gracioso -  Ahora pretendía venir a pedir asilo con los Morris, ver si tenían espacio para uno más en su refugio - aprovechó de responder tanto al chico como a la novata - Pero si como dicen se largaron todos, supongo que lo tengo complicado. ¿Esa Skyler quién es?