Partida Rol por web

Finales y principios

[Capítulo 3.3] El Bronx

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01/03/2019, 03:01
Narradora

Nueva York, lunes 16 de noviembre de 2037, 07.15.

Aún no había amanecido cuando Kane se deslizó silenciosamente hacia el exterior del refugio. Había terminado su guardia junto a Clem hacía poco y se había quedado con ella hasta asegurarse de que la dejaba bien dormida. Él no tenía sueño, había planeado aquella salida en su mente y se sentía despejado al poner un pie en la calle. Hacía frío esa mañana, como la anterior y la anterior a la anterior. Aquel otoño parecía decidido a anticipar la crudeza del invierno que llegaría tras él. La niebla aún estaba allí, persistente y espesa, dificultando la visión y amortiguando los sonidos. Durante la noche había caído una helada, que había dejado la vegetación cubierta de escarcha. El sol aún no se dejaba ver, aunque su presencia comenzaba a intuirse más allá de los edificios. 

No era muy largo el viaje en que el pistolero se embarcaba. Apenas veinticinco minutos a pie hasta el estadio de los Yankees. En los tiempos de los que hablamos sólo algunas pocas líneas de Metro seguían funcionando, controladas por las mafias y otros grupos que se encargaban de cobrar la entrada. Y era difícil, aunque no imposible, conseguir una plaza en una de esas furgonetas que hacían trayectos por la ciudad. Tendría, eso sí, que atravesar el río Harlem para llegar al Bronx. El puente más cercano, el Macombs Dam, estaba controlado por la Irish Mob y Kane sabía de sobra que tendría que pagarles el peaje para poder pasar al otro lado. 

Kane conocía de sobra los peligros que moraban en las esquinas del mundo, arremolinándose en sus sombras. Él mismo había hecho equilibrios en la fina línea entre ser un justiciero y uno de esos peligros que hacían temblar a la gente por las noches. Podía sentir su vello erizarse con cada paso que lo alejaba del refugio y de Sugar Hill. Era sencillo acostumbrarse a la tranquilidad de esa zona pero en cuanto la abandonaba sentía de nuevo la tensión apretando su estómago y la alerta manteniéndolo en vilo. La ausencia de Clem a su lado se incrementaba a medida que el hombre iba alejándose de ella. Y es que hacía mucho que Kane no viajaba solo. 

Notas de juego

Aprovecha el primer post para declarar lo que llevas encima. Añade también una tirada para encuentros con 1d10. Suerte ;).

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02/03/2019, 16:43
Kane

Desde que escuchó acerca de las desapariciones de los niños, la mente de Kane no podía parar de pensar en ello. Un chispazo mental que abrió un baúl de recuerdos largo tiempo cerrado, pero no sellado. Probablemente la iniciativa de aventurarse solo era una temeridad, pero como si tal cosa lo era no iba a poner en peligro a nadie por un.. tema personal.

Había recogido a Raguel, el machete y un abrigo raído para moverse con presteza. Hacia mucho tiempo que no degustaba aquella soledad, el viaje silencioso, tampoco podía decirse que la echara de menor a pesar de una nostalgia venenosa se hubiera abierto paso hacia su mente. También recogió algunas bolsas de comida del huerto, moneda de cambio si le fuera necesario, y los guantes férreamente ceñidos a las manos para esconder el tatuaje de golondrina de su derecha. Toda precaución era poca.

El objetivo era ir, averiguar que sabía la madre de Tiago de las desapariciones y tirar del hilo. Era consciente que tirar de ese hilo le podía conducir hacia una dirección peligrosa, una obsesión enfermiza que podía renacer en su cabeza y que, era muy posible, que no tuviera relación con la desaparición de su hijo o hija desaparecido. Pero después de tantos años sin pistas, una cerilla podía prender aun fuego.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Hablamos de unas bolsas de comida para hacer de pago. Cogería unas cuatro por si las moscas, tampoco he acabado de ajustar el valor de las cosas en este mundo.. así qué :/

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04/03/2019, 22:24
Narradora

Kane sabía que en el Bronx abundaban las mafias, principalmente la irlandesa y la italiana. Justamente los dos puentes más cercanos a Sugar Hill los controlaba la Irish Mob, alguna de sus dos cabezas, así como la zona a la que se dirigía, cerca del estadio de los Yankees. Pero si profundizara un poco más en el barrio no tardaría en encontrarse con zonas más difusas, donde era necesario saber qué calle se pisaba para no entrar en el territorio de alguna otra banda sin darse ni cuenta. 

Poco a poco los pies del pistolero le iban alejando de su refugio. Los minutos se iban deslizando mientras los recuerdos de otra vida, más solitaria y arriesgada, parecían pegarse a su piel. El sonido de sus pasos parecía ahogarse en la niebla, de la que empezó a emerger despacio la silueta del puente, como una bestia ancestral hecha de gruesas vigas de acero de tiempos antiguos.

En su día esas vigas debieron haber sido blancas, pero con el paso de los años el óxido y las pintadas las habían convertido en una mezcolanza de colores y garabatos sin demasiado gusto. La superficie era tan ancha como para albergar cuatro carriles de vehículos circulando al mismo tiempo, a juzgar por las rayas que aún marcaban esas vías sobre el asfalto.

Unos pasos más allá tres figuras comenzaron a hacerse visibles custodiando la entrada al puente y algunos metros después Kane llegó a distinguir las armas automáticas que llevaban dos de ellas. 

Los tres iban vestidos de forma similar, con ropa negra y gruesa y chalecos antibalas cubriendo sus torsos. En la parte de la izquierda había una mujer con una melena pelirroja, corta y enmarañada. Era alta, sus labios dibujaban una fina línea y sus ojos poseían la frialdad de quien ha visto lo suficiente para estar de vuelta de todo. Una semiautomática colgaba del hombro y quedaba cerca de su cintura, al alcance de su mano en un rápido movimiento.

En el centro estaba otra mujer, de corta estatura y hombros cuadrados. Iba enteramente vestida de negro, de tez pálida y pecosa y cabello moreno y corto, peinado hacia un lado. Se podía ver un tatuaje de finas líneas rojas que asomaba por el cuello de su jersey. En una de sus manos llevaba una daga de hoja ancha que empuñaba a modo de katar. 

Finalmente, en el otro extremo, otro hombre, este más corpulento, rubio y el más alto de los tres. Tenía ese aire de seguridad en sí mismo que poseen los que son conscientes de su atractivo, a pesar de que una cicatriz cruzaba su cara desde su pómulo derecho hasta el centro de la barbilla, pasando por encima de sus labios y desdibujando el perfil de su boca. Apoyaba su automática sobre el hombro con un gesto que podría parecer indolente, pero que al mismo tiempo resultaba peligroso. 

     

Los ojos de los tres estaban puestos en el viajero, aunque ninguno alzó la voz para decir nada por el momento, como si esperasen a que fuese Kane el que se acercase. 

Notas de juego

La idea era que fueran bolsitas de hierbas, más que de comida. María, especias, hierbas con efectos curativos, ese tipo de cosas, que ocupan menos y valen más, para que sean cómodas de llevar encima. Si prefieres que sea comida, también vale, pero para viajar te será más aparatoso.

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04/04/2019, 13:55
Kane

A Kane se le hacia complicado aquel viaje en soledad, casi sentia que había pasado una eternidad desde entonces y que el que ahora caminaba era otra persona. El tópico apuntaría a asegurar un Kane distinto, pero en el fondo seguía siendo el mismo, soterrado bajo capas y capas de contención. Fuera esa la verdad, o fuera otra, el pistolero se acercó a la cabeza del puente mostrándose libre de intenciones hostiles. Iba armado, ¿pero quién no iba así viajando solo en esos tiempos?

—¿He de hablar con vosotros para cruzar el puente? —preguntó hacia los tres, sin fijarse en ninguno de ellos en particular.

Se quedó a una distancia prudencial, esa que uno marca para sentir seguridad y provocar inseguridad. Aguardó a que respondieran con paciencia, su objetivo le apuntalaba ese sentimiento.

Notas de juego

Pues llevaré de hierbas, una de maría, una curativa y dos de especias. Por ejemplo.

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05/04/2019, 02:25
[Irish Mob] Keira Keane

Cuando Kane llegó a la altura de los que guardaban el puente, la mujer pelirroja se mantuvo en su posición a la izquierda del puente, con el arma preparada y esa misma mirada fría puesta sobre él. El hombre de la derecha, sin embargo, dio algunos pasos para acercarse a él, contemplándolo de arriba a abajo con una media sonrisa torcida por la cicatriz. 

Sin embargo, fue la mujer bajita la que se adelantó un paso por delante de él para recibir al viajero. Su mirada lo recorrió antes de hablar, con una voz grave, algo rasposa. 

—Exacto. Aunque hablar solo no sirve. Si quieres pasar tienes que pagar —anunció sin darle mucho bombo, como si fuese una información rutinaria y le pareciese innecesaria—. Ya sabes cómo va. 

Notas de juego

En caso de querer regatear sería una tirada enfrentada de Presencia.

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08/04/2019, 13:56
Kane

Kane mantuvo la distancia con el grupo de tres, sin mucha ceremonia, buscó en uno de sus bolsillos sacando una bolsa de especias. El pistolero había procurado guardar las bolsas en distintos bolsillos, evitar que se pudiera ver que llevara más encima y las miradas codiciosas pretendieran aumentar el tributo. Ofreció la bolsita a la de la voz rasposa, pero sin soltar aun la bolsa, la abrió para que pudiera olerla.

Especias. De buena calidad y hacen que la comida deje de saber a mierda. Creo que su valor paga un pasaje al otro lado —dijo con seguridad, pero con tono neutro. Dejaría que la mujer comprobara, quizá para la soldadesca unas especias resultaban irrisorias, pero era una primera tentativa.

Notas de juego

Le ofrezco una de las bolsas de especias.

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09/04/2019, 01:13
[Irish Mob] Noah

La mirada de la mujer bajó hasta la bolsita de especias, pero en lugar de acercarse le hizo un gesto con la cabeza al tipo rubio que se había quedado tras ella, para que comprobase el pago. El hombre metió el meñique en el interior y luego se lo llevó a la lengua para saborear su contenido. Después levantó los ojos para intercambiar una mirada con la mujer que tenía al lado, pero ésta mantenía la suya sobre Kane.

—Es de buena calidad —señaló—. Suficiente para pasar uno. Y seguro que a Ryan le mola para echarlo al puchero.

Dio un par de golpecitos en su hombro con el cañón de la recortada que tenía apoyada y luego se hizo a un lado dejando espacio para que el viajero pasara hacia el puente. 

—En fin... Bienvenido al Bronx, que disfrute de su estancia —dijo entonces, bromeando al fingir el tono que podría haber usado un recepcionista en los viejos tiempos—. No se admiten devoluciones ni reclamaciones. 

Ignoró abiertamente la mirada torcida que le dedicó la mujer, que no parecía encontrarle el chiste a sus palabras, y soltó una risa ligera mientras se metía la bolsita en algún bolsillo de la chaqueta.

Queda poca gente con sentido del humor —comentó con resignación mientras esperaba a que Kane pasara.

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10/04/2019, 20:31
Kane

Kane concedió un ligero asentimiento al grandullón que lamentaba el escaso sentido del humor, no le culpaba, además de que el mundo se había ido a la mierda, también el humor. Quizá porque habitualmente los que reían más a menudo y más fuerte eran los que estaban en una posición de poder sobre los demás.

Gracias —asintió lentamente, aunque antes de emprender camino volvió la mirada al grupo —. ¿Cuál es el mejor camino para el estadio de los Yankees?

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15/04/2019, 12:03
[Irish Mob] Noah

—Está ahí mismo —dijo el tipo, señalando hacia la pared de blancura que parecía tragarse el puente unos metros más allá—. Si no fuera por la maldita niebla ya lo estarías viendo. Sólo sigue recto hasta que te choques con él.

Tras darle esas indicaciones se dio la vuelta, retomando su posición en el extremo del puente, desentendiéndose del viajero. 

Kane pudo sentir, sin embargo, la mirada de la pelirroja que no había abierto la boca, clavada en su espalda hasta que se alejó lo suficiente para fundirse con la niebla. 

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15/04/2019, 12:14
Narradora

Poco a poco el pistolero fue recorriendo el puente, hasta que los edificios del Bronx empezaron a tomar volumen entre la niebla y las miradas de las tres figuras que custodiaban el otro extremo se giraron hacia él. Eran dos hombres y una mujer, con armas similares a las que ya había visto. Sin embargo, estos se movieron lo suficiente para dejarle pasar sin prestarle demasiada atención, seguramente por considerar que sus compañeros ya se habrían encargado de cobrar el peaje. 

Las calles del Bronx se abrían ante Kane, cubiertas por esa bruma que parecía decidida a quedarse todavía un rato más remoloneando perezosa por la ciudad.

A la derecha se abría un parque, el Macombs Dam, que en su día debió haber estado cuidado, pero que, después de años sin que ningún jardinero recortase los setos, se había convertido en una zona salvaje de naturaleza enmarañada de una forma similar a la del parque Jackie Robinson que estaba cerca del Morris.

De frente, a algunos cientos de metros, podía intuir la mole del antiguo estadio de los Yankees, bastante cerca del puente que había atravesado.

No había nadie a la vista aparte de los tres que había dejado atrás, tal vez porque esa misma niebla no invitaba a pasear, pero del edificio de la izquierda le llegó la melodía de una voz femenina y dulce, acompañada con una guitarra, que revolvió de inmediato algo en su interior. 

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24/04/2019, 23:36
Kane

Kane avanzó tras agradecer las indicaciones con un asentimiento por el puente, aunque algo alerta por la sensación de que la pelirroja no le perdía de vista. Superando los centinelas del otro lado, se dispuso a tomar la dirección mencionada por el grandullón. Siguió adelante en esa soledad nívea, esperaba ver pronto el edificio y ubicarse para lanzarse en la búsqueda que se había propuesto, pero entonces quedó paralizado.

El pistolero sintió todo el peso de la gravedad sobre sus pies, una sensación sobrenatural que lo ahogó por un instante hasta reubicar su atención. No, no podía ser casualidad. Se convenció una y otra vez, de todo y de lo contrario, de las posibilidades y la locura que era escuchar eso precisamente ahí. Kane deshizo algunos pasos, se dejó guiar por la música, con esa canción, y se sumergió en la niebla buscando la fuente del círculo que nunca se iba a romper.

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25/04/2019, 14:27
Narradora

La música llevó a Kane hacia un edificio de cuatro plantas cuya puerta había desaparecido. Allí, al atravesar el marco, por el rabillo del ojo le pareció que la niebla se arremolinaba dibujando una figura humana. Incluso creyó ver destellos dorados en el lugar donde deberían estar los cabellos. Por un instante sintió como si el mundo se detuviese a su alrededor con la anticipación de algo importante. Su corazón se aceleró de inmediato, pero al pestañear y fijarse, tan sólo un jirón de bruma le devolvió la mirada. 

Se encontraba en un vestíbulo modesto, con las paredes desconchadas y llenas de pintadas. Había unas escaleras que subían y un pasillo que se abría a la derecha. La melodía terminó y por varios segundos sintió cómo le rodeaba el silencio, un silencio que se le antojaba palpable y sólido. Entonces le llegaron algunas risas desde una de las puertas del pasillo. No estaba cerrada del todo, había una fina rendija por la que en ese momento se colaba una voz juvenil. 

Va, Clara, toca ahora algo más alegre. 

A esa petición se sumaron otras voces y ninguna parecía adulta. Tras un instante escuchó de nuevo el rasgueo de la guitarra, como decidiendo qué canción tocar a continuación.

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29/04/2019, 09:23
Kane

El corazón de Kane se fue acelerando en cada latido, su rostro se fue desencajando como un rompecabezas a medio montar, al que saltaban piezas por cada paso que daba. El pistolero se adentró en el umbral del edificio sintiendo que abandonaba una realidad para acceder a otra, volvió la mirada en al instante buscando aquel reflejo que no había acabado de ver. Movió la cabeza confundido, pero la música seguía flotando y atrayéndolo como el de la flauta a los niños en la vieja historia del flautista.

Kane caminó en silencio por el pasillo, ni siquiera consciente de los pasos que daba o del ruido que hacía, toda su percepción sensorial se había abandonado a esa canción. Contempló la puerta entreabierta, las voces que salían a través de su resquicio y se quedó parado frente a ella. Entonces el nombre, Clara, el corazón de Kane dejó de latir para quedarse en un trance oscuro y luminoso en medio de sus recuerdos. Quiso huir, salir de esa broma macabra, pero sus piernas fijadas al suelo no le movieron.

Cuando quiso ser consciente, movía la mano hacia la puerta de la que, seguramente por su imaginación, parecía irradiar una luz que antes no estaba ahí. Empujó la puerta lentamente y buscó lo que había al otro lado.

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03/05/2019, 01:38
Narradora

Con la entrada de Kane el rasgueo se detuvo de inmediato y el pistolero sintió cuatro pares de ojos sobre él. Se encontraba en una estancia amplia en la que pudo ver algunos sacos de dormir y mochilas en el suelo, alrededor de un bidón en el que había un fuego pequeño encendido. 

Los que lo miraban en distintos estados de tensión eran cuatro chavales, dos chicos y dos chicas. Una de ellas tenía una espesa melena rizada de color cobrizo. Parecía asustada por la interrupción y con un gesto nervioso se subió las gafas por encima de la nariz. Junto a ella había un muchacho de cabello castaño y expresión picaruela que en ese momento lo miraba con el ceño fruncido y los músculos tensos. Parecía a punto de saltar como un resorte, tal vez para escapar o quizás para atacar. Al otro lado del chico había un niño menor que todos los demás, no debía tener más de ocho años y sus cabellos eran de un dorado tan pálido que recordaban los rayos del sol desvaído de las últimas semanas. El niño en ese momento buscaba la seguridad de la mano del chico más mayor. 

Finalmente, estaba la muchacha que sostenía la guitarra. Al mirarla, por un instante, Kane visualizó el rostro de su tía superpuesto por encima del suyo. Aunque el pelo de la chiquilla que tenía delante era un poco más oscuro que el que recordaba y su expresión era más seria... pero sus ojos... Fue en ellos donde el pistolero sintió que podía perderse en un extraño túnel que comunicaba pasado y presente. El azul de sus ojos era el mismo que el de los ojos de Claire.

   

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03/05/2019, 01:51
[Nom] Aimée

—Uh-oh, uh-oh. —La chiquilla de las gafas fue la primera en hablar, aunque lo hizo en un tono bajo que parecía para los otros chavales y no para el pistolero—. ¿Nana no estaba fuera vigilando?

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03/05/2019, 01:53
[Nom] Clara

La otra chica apretó los labios y alzó un poquito la barbilla, como si ese gesto le diese la determinación que necesitaba para hablar al hombre.

¿Quién eres tú y cómo nos has encontrado? —le soltó, con un tono exigente. Su voz era dulce y cantarina, por mucho que en ese momento intentase sonar firme y dura.

Un brillo atrajo entonces la mirada del pistolero hacia la mano del chico más mayor. Le dio la sensación de que estaba intentando esconder algún tipo de arma blanca mientras lo taladraba con la mirada.

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03/05/2019, 11:59
Kane

Cuando Kane encontró a los cuatro muchachos, alzó las manos en señal de que no venía con intenciones hostiles, además de su propia gestualidad lenta y tranquila.

Tranquilos. No vengo con malas intenciones. Escuché la música y vine a.. —vio entonces a la chica de la guitarra sintiendo como su voz huía, aunque hizo un esfuerzo por acabar la frase —..qui..

Los ojos del pistolero se abrieron de par en par viendo aquella alucinación, se había quedado petrificado y no era capaz de articular palabra. Su mirada engarzada a los ojos de Clara, su corazón que ahora rugía desaforado, ¿qué estaba viendo? ¿qué había visto?

Me llamo.. —incluso dudó en dar su nombre, tragó saliva y se serenó —..Kane. No quiero haceros daño, solo estaba investigando unas desapariciones —con el impacto inicial digerido, pero aun confuso, el pistolero trató de afianzarse en su postura. Pudo ver como el muchacho mayor escondía lo que era un ¿cuchillo? ¿navaja? Antes de que cualquiera cometiera una estupidez, Kane añadió —. Eres valiente, chico. Proteger a los tuyos es loable, pero no soy vuestro enemigo. Guarda eso, por favor.

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06/05/2019, 21:54
[Nom] Aimée

La tensión entre los muchachos se podía palpar en el aire cuando Kane se quedó callado a mitad de palabra. Todos los ojos estaban sobre él, aunque ninguno se movía. La de las gafas abrió la boca cuando mencionó lo de las desapariciones y buscó la mirada de sus compañeros de un modo que al pistolero le resultó evidente que esa parte de su discurso les había revuelto. 

¿Habéis oído eso? —cuchicheó, alzando las cejas—. Como Jeff...

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07/05/2019, 02:06
[Nom] Faraz

El chico más mayor se sonrojó hasta las orejas cuando el pistolero descubrió en voz alta sus intenciones y se encogió de hombros, intentando quitarle importancia al hecho de haber sido pillado.

Ya está guardado, joder —soltó la palabrota con naturalidad, como acostumbrado a usarla—. Pero como hagas algo chungo te vas a enterar —amenazó—. Te estoy vigilando.

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07/05/2019, 02:09
[Nom] Clara

—Ai-me-é —silabeó entre dientes la que sostenía la guitarra, frunciendo el ceño en dirección a la otra chica en lo que parecía ser una riña disimulada—. No seas bocazas.

Luego te miró y encogió un hombro, ladeando un poco la cabeza.

—No tenemos comida ni nada que puedas querer robarnos. Así que si es una trola ya te puedes ir. Pero si te gusta la música te dejamos quedarte a cambio de que nos cuentes una historia. ¿Trato? —Se lo pensó un momento y agregó algo más—. Una que sea interesante. O nos cantas algo.