Partida Rol por web

Selena se había quedado pensativa un rato. Cuando volvió en si, la mayoría de alumnos ya se había ido. Recogió sus cosas y se fue de clase.

-Mis disculpas a la profesora y a la clase.-Digo.-He tenido algunos problemas últimamente que me han impedido asistir a las clases. Con gusto mostraré el conjuro en la próxima recuperacion si considera oportuno recibirme.

Acto seguido, me situo en mi lugar y escucho las palabras de la profesora. No parece demasiado difícil, asi que me coloco a cierta distancia de mi pupitre, deposito una moneda y levanto la varita.

-¡Accio moneda!-Digo apuntando con mi varita a la moneda que acabo de dejar. La moneda sale disparada hacia mí y la recojo al vuelo con elegancia.

Al entrar en la clase, Mircea se quitó el sombrero y tras dedicarle una cabezada de ánimo a Oliver, se sentó casi al mismo instante que los demás.

Las excusas de Seth no valían nada. Seguramente el tenerle ojeriza tuviera que ver en que cada acción que el chico realizara, le pareciera mal a Mircea. Pero no, eso no podía ser; Seth se creía el mejor y cada día demostraba que no era tan bueno como quería hacer creer.

Tras atender a cada movimiento de la profesora, Mircea se dedicó a practicar con su sombrero. No era un hechizo demasiado difícil. Lo había visto practicar varias veces en casa pero nunca por razones tan libres como sacar libros de las estanterías. El cuerpo estaba para usarlo, a la vez que la mente. Así era como se lo recordaba casi cada día su unchiul Petru.

Accio sombrero, dijo a la vez que extendía la mano. Con un vuelo lento, el sombrero se posa directamente sobre su cabeza.

Entro en la clase, y me paro en seco, mirando a mi alrededor pensando que en una primera instancia, me confundí de clase, al ver alli a la profesora y al chico de Hufflepuff. Carraspeo, desde la puerta, dando un par de pasos largos hacia la profesora, quedandome en uno de los lugares mas cercanos de ella, e inclino la cabeza a modo de saludo respetuoso.

Giro la cabeza, observando al chiquillo cuando le quitan puntos a su casa por su culpa. Eso le recuera que el mismo debe asistir a algunas recuperaciones. Ya habiamos perdido suficientes puntos en la ultima clase, y estaba dispuesto a esforzarme por recuperarlos.

Escucho la explicacion de la profesora, tomando algunos apuntes sobre los gestos que usa con la varita, con algunas anotaciones personales para que sea de mayor ayuda si tengo que explicarlo a alguien mas, y tambien anoto la entonacion con que el que pronuncia el conjuro.

Imitando a la profesora, deja sobre la mesa el mismo cuaderno donde acababa de anotar esas especificaciones sobre el conjuro, y me alejo unos seis pasos del libro, girandome hacia el. Saco la varita del cinto, y cojo aire, mirando fijamente el cuaderno. Repaso mentalmente los gestos y la pronunciacion, y alza la mano contraria con la que sujeto la varita, tal y como hizo la profesora Green, y apunto al cuaderno con mi varita. Accio Cuaderno. Pronuncio, con una perfecta entonacion, y el cuaderno vuela desde la mesa hasta mi mano libre, agarrandolo sin problemas.

¡Genial! Pienso, mientras abro el cuaderno, escribiendo algo mas en este, añadiendo la experiencia despues de haberlo hecho.

Oliver corrió a sentarse apresuradamente junto a Mircea. Escucho con cierta sorpresa las disculpas de Seth. Quien mas y quien menos se había descuidado un poco alguna vez, asi que tampoco entendía por qué disculparse publicamente. En cualquier caso le sonrió, asintiendo, mostrándole su apoyo. A diferencia de Mircea, Oliver siempre se había llevado bien con Seth, aunque últimamente estaba algo raro con él.

Estaba inmerso en este pensamiento cuando la profesora comenzó a explicar el conjuro. Escuchó con atención y, cuando se disponia a ponerlo en práctica se dio cuenta de que, con las prisas de la llegada, su pluma de escribir habìa caido al suelo, a sus pies. ¡Genial! Una buena oportunidad para practicar el conjuro.

Se aclaró la garganta, e incluso se irguió ligeramente, quizas alentado por el minidiscurso motivador de Mircea en el comedor. Claro que era capaz de hacerlo... Lo había visto hacer a sus padres y a Zachary miles de veces.- ¡Accio pluma!- dijo, alto y claro y observó, orgulloso, cómo la pluma levitaba hasta el, volviendo a ocupar su lugar sobre la mesa. Se giró, sonriente, hacia Mircea y entonces vio que tanto a el como a Seth también les había salido- ¡Bien hecho, chicos! - les dijo, en voz baja, por si le regañaban por exceso de emocion. Despues miró hacia los Slytherin y, de momento, parecía que el unico que se habia animado era Cassius, con semejante resultado. Mantuvo su sonrisa y asintio en su dirección. Después de todo, era uno de los pocos Slytherin que se comportaba medianamente como un ser humano sociable sin haber chicas de por medio...

Al pasar a clase miré al profesor y al elfo que se encontraba allí.

Parece mentira que aunque sea una ilusión se me revuelvan las tripas de ese modo, ¿o será la comida?, no, no puede ser, he comido ligerito.

El resto de alumnos que había en ese sitio fueron haciendo sus conjuros, hasta que ví que era el momento de hacer el mío.

Observé un tomo que parecía bastante grande y pesado.

Lo mío son los retos difíciles.

¡Accio Tomo! - dije con decisión.

Costó, pero finalmente la satisfacción de conseguir aquello fue enorme.

Había vagado por los pasillos desde el Lago Negro algo ido, y encima no había comido y la tripa me rugía, mucho. Cuando entré en la clase me encontré de nuevo con mi "profesora favorita" y no pude empezar a darle vueltas- ¿Porqué nos da clase un duende? ¿Porque puede empuñar una varita? Se supone que por la guerra de los Duendes no podían hacerlo. Y encima se reogdeaba con molestar a los alumnos.

Estaba tan cabreado que no pude pensar ni en que a Seth le habían quitado puntos, solo atendía tenso y herguido con una mano en la varita que apretaba con fuerza y se marcaban los nudillos. No pensé ni junto a quien me sentaba, solo me senté en un sitio que había libre y seguía rumiando todo lo que pensaba de esa profesora. Si pudiera leer la mente estaría jodido.

Cuando terminó de explicar todo, cogí la varita y saqué de la mochila el estuche de las plumas- Accio estuche -y el estuche voló hacia mi mano. Entonces miré a la profesora, tragándome todo lo que pensaba y sin querer demostrar nada. Como si acabara de espantarme una mosca de la cara.

Daphne no había ido a comer, le dolía horrores el estómago y notaba que aunque sintiera hambre, no podría tomar nada. Al entrar en clase se quedó en un rinconcito donde estar tranquila, donde las duras palabras de esa profesora que tanto miedo le daba no pudieran hacerle nada.

Dejó su mochila en el suelo y se alejó algunos pasos, sacó su varita y señaló el bultito acompañado por el movimiento adecuado de la varita.

-Accio mochila-dijo como en aquella clase de Vuelo en la que atrajo su escoba. Y , al igual que su escoba, la mochila fue hasta ella sin ninguna resistencia.

Mircea se quitó el sombrero y siguió practicando con distintos objetos en orden creciente de tamaño y peso. Una leve sonrisa que duró muy poco en desaparecer surgió cuando vio que Oliver conseguía hacerse con el hechizo, e inclinó un poco la cabeza dándole asenso por el logro.

Aunque al principio de la clase el accio hizo que alguno se golpeara con objetos voladores o que alguna que otra cosa frágil de la clase se rompiera, ahora casi todos parecían expertos en su manejo.

No pudo evitar sonreir cuando vio que Daphne conseguía levantar su mochila. La chica se había sentado alejada de los demás, lo cual era muy normal en Mircea, pero muy extraño en su amiga. ¿Amiga? ¿Realmente podía llamarla amiga?

Ardeen llegó a clase cabizbaja por haberse perdido la recuperación de Adivinación, era la asignatura que peor llevaba e intuía que eso no iba a cambiar. Se sentó en la mesa y sacó el libro de encantamientos. La profesora, después de ese comentario tan cruel contra Seth, se puso a explicar el conjuro. Ardeen iba a buscarlo en el libro cuando la profesora con un golpe de varita se lo llevó.

¡Vaya!-dijo asombrada. Sacó la varita y tratando de recordar lo que ella había explicado trató de coger la pluma para escribir de la mesa. Accio pluma- pero la pluma no se movió. Quizás si hubiera tenido el libro...  pensó para sí.

Luego observó cómo los demás conseguían el hechizo, primero felicitó a Seth, luego felicitó a Mircea y fue con Oliver.

Te ha salido el hechizo a la primera.- dijo con amabilidad.- Quizás luego podamos practicar.- siguió. Quería seguir llevándose bien con Oliver, se lo pasaba muy bien con él, pero Sara era muy frágil y también debía apoyarla. Qué duro era estar en medio de todo.

También felicitó a Daphne.- ¿Te encuentras mejor?- la preguntó al ver su rostro. La pasó la mano por la frente para ver si tenía fiebre.- Estás destemplada.

Oliver miró a Ardeen de reojo, mientras hacía el conjuro. Era su amiga, así que no pudo evitar fruncir los labios cuando vio que no le salía el conjuro. Quería acercarse a hablar con ella, pero no sabía si después de lo de antes también estaría enfadada con él. Sin embargo, cuando fue la chica quien se acercó se apresuró a asentir, sonriéndole- ¡Gracias! Y no te preocupes... luego practicamos juntos y veras como te sale enseguida... - le dice, contento, cuando ve que se disipan sus miedos, ofreciéndose a ayudarla. Y, cuando vio que se acercaba a Daphne y que parecía encontrarse mal, frunció el ceño, dejando las rencillas a un lado- Daphne... ¿Estas bien? ¿Quieres que avise a la profesora Green? - le preguntó, preocupado.

Sam llegó a la clase de Encantamientos con ilusión. No es porque fuera su favorita, si no porque esa profesora era la mejor desde su punto de vista. Borde, seca, distante... Era una buena imagen a seguir.

Estuvo a punto de sonreír al escuchar cómo le quitaba puntos a Seth, pero se contuvo. No se sabía por dónde podía atacar esa gnoma. Escuchó atenta las instrucciones de la profesora y desenfundó la varita. Miró a Cassius y le apuntó.

Accio Corbata dijo sin levantar la voz. El chico sintió un leve tirón, pero el nudo se deshizo y fue volando hasta la mano de Sam, que sonreía orgullosa.

Se mantuvo en silencio, ya que sabía cómo esa profesora castigaba a los que hablaban.

Llegué asustada a la clase. La profesora Green me daba miedo, mucho miedo, pues parecía mala persona. Entré andando deprisa con la mirada puesta en el suelo, sin querer mirar a nadie. Ocupé mi sitio habitual y levanté la mirada para no parecer maleducada.

Al ver como la profesora levantaba la varita y pronunciaba el nombre del conjuro, me sobresalté, dando un pequeño salto en mi sitio cuando el libro voló hasta ella. Nos dio permiso para que empezáramos a practicarlo. Dejé mi pluma encima de la mesa y me alejé unos pasos.

Accio pluma dije casi en un murmullo, queriendo evitar la ira de la profesora. La pluma, de manera obediente, fue volando hasta mi mano, hecho que casi me hace saltar de la emoción.

Mis compañeros empezaron a hablar y abrí los ojos con alarma. ¿Cómo decirles que se callaran, que a la profesora no le gustaba que la gente hablara? No podía hacer nada, así que agaché la cabeza dócilmente.

No me sobresalto cuando Sam hace el conjuro. No seria propio de mi, un caballero, enfadarse o comenzar a vocifear, sobretodo a sabiendas de que la Profesora Green, nos quitaria puntos. Dejo el cuaderno sobre la mesa, y en silencio, me doy la vuelta, carraspeando, y llevandome la mano al a corbata, que ahora no esta.

Pienso unos segundos, y me doy la vuelta, de repente, y señalo con la varita de Sam con la mia, mientras pongo la mano contraria para recogerla. ¡Accio Varita Sam! Y la varita escapa de entre sus dedos, volando hasta mi mano libre, sujetandola con una ligera sonrisa.

Le muestro su varita. Si la quiere, mejor será que la trueque por mi corbata. No se juega con la corbata de Cassius Johnson.

La pequeña profesora camina alrededor de vosotros mientras os observa como practicais el conjuros. Os mira a todos detenidamente cuando le mostrais el conjuro y de cuando en cuando os dedica alguna pequeña y escueta sonrisa.

Después uno a uno fue pasando lista y escribió el nombre de los alumnos que no se habían presentado a la clase.

Sr. Jakson
Sr. Zachariensen

Como ya os dije la semana pasada esta asignatura es muy importante, por lo que no asistir a clase implica penalización, esto quiere decir que Slytherin recibirá 20 puntos negativos por la ausencia de ambos alumnos.

El resto habéis hecho un buen trabajo, por lo que cada uno de ustedes se beneficiará de 10 puntos para su casa. ¡Sin duda habéis tenido un gran éxito! En especial mi alumno aventajado. ¡El Sr. Engel recibirá un extra de 70 puntos para Slytherin, pues su trabajo ha sido realmente formidable.

Después cambia la casi inexpresiva sonrisa que parecía haberles dedicado a Amon para mirar a Ardeen. Bueno, tú has sido la única que no ha estado a la altura de su clase, sinceramente tendrás que esforzarte más y te veré a ti y a los que no se han presentado el domingo por la noche. Eso sí, los que no han venido deberán presentarse con un justificante del profesor Lupin, o sinceramente no pienso ni atenderles.

Luego se acercó a Oliver y lo miró con sus ojos inyectados en fuego. ¡Jovencito, si Ardeen ha fallado ha sido por tu culpa, lo tengo más que claro! Ambos habéis hablado demasiado durante la clase, y he repetido hasta la saciedad que esta clase tiene prohibidos, los gritos, las alabanzas y cualquier tipo de comentario. Así que, 20 puntos menos para Hufflepuff por vuestra irresponsabilidad. Dice también mirando hacia Ardeen.

Y una vez más, sin dedicaros ni una sola sonrisa más, aquella profesora tan dura se marchó de allí sin contestar a ninguna de las preguntas o provocaciones lanzadas por los alumnos. Y llevándose por la puerta un montón de puntos de vuestras casas.

Alzo la varita, dispuesto a seguir con ese juego con Sam durante un rato más, hasta que la profesora abre la boca. En ese momento, me detengo, bajando la varita, mirando hacia la profesora Green, y veo como escribe dos nombres de compañeros en la pizarra. Chasqueo la lengua, ultimamente estaban algo ausentes.

Les preguntaría que les pasaba, cuando descubrieran donde estaban. Lo que me fastidiaba era que al menos Jackson, estaba en el pasillo conmigo antes de entrar en clase ¿Lo habia hecho a posta?

Hago calculo mental. No soy tan bueno como un ravenclaw, pero no me quedo corto. Tardo unos segundos en acabarlos. setenta puntos, mas cuarenta, eran ciento diez, menos veinte por estos dos... noventa puntos. No estaba mal. Y por curiosidad, hizo los mismos numeros para sus compañeros de Hufflepuff. 25 de Seth al principio, menos 20 por Oliver y Ardeen, mas cincuenta por que eran mas al hacerlo bien, solo habian ganado cinco puntos. Sonrei.

Tras recoger mis cosas, me acerco a Sam, estirando la mano  No ha estado mal, me has dado un par de ideas... ¿La corbata por las ideas?  Pregunto, con algun plan entre manos que tenia por seguro, que le interesaria. No le insistiria, no era de sus favoritas, y artifficus podia otorgarle una corbata mucho mejor para ir a ver a la profesora Lovegood ahora, y Sam tenia mucho por ganar con lo que podria explicarle. 

Tras esto, me acerco a Amon, con una sonrisa de lado a lado ¡Muy bien, Amon! Ese Accio se ha salido. Y tras felicitarle, alzo algo mas la voz. Voy a ver a la profesora Lovegood, tengo que recuperar ¿Alguien mas tiene que recuperar, o quiere acompañarme? Por como me situo, no es dificil suponer que la oferta tambien va por los Hufflepuff. Despues de todo, preferia la compañia, aunque no fuera de mi propia casa.

Y dicho esto, espero unos segundos a ver si alguien se une a la expedicion al despacho de la profesora Lovegood, y marcho.

Oliver frunció el ceño. No le había gustado la forma en la que la profesora les había hablado, ni cómo había puesto a Ardeen en evidencia. Aún asi, se calló. No era cuestión de liarla aún más. Cuando la profesora se fue suspiró largamente, mirando a los suyos:

-Lo siento chicos, ha sido culpa mía. - dijo, aunque lo cierto es que no eran los únicos que habían hablado, o eso creia él. Y cuando escucha a Cassius decir lo de la recuperación se vuelve hacia él, con un halo de esperanza- ¿Es ahora? ¿No era antes de comer? -dijo, sonriendo y, acto seguido, se dirigió a los de su casa, en especial a Mircea y Ardeen- ¡Genial! Podremos intentar recuperarlo... Aunque he de confesar que es un conjuro que aún no he intentado... Bueno, no pasa nada.. Hay que ir, ¡vamos con Cassius! - dijo, sin mirar a Sara. Habia llegado a la conclusión de que mejor pasar de ella. Total, para recibir desplantes e insultos... Y, acto seguido, se dispuso a ir al despacho de la profesora Lovegood, junto a sus compañeros.

Mircea asistió triste a la incapacidad de Ardeen de conseguir dominar el hechizo. No era tan malo como perder puntos por hablar; con esta profesora iba a ser imposible acabar una clase sin que les penalizara por algo, fuera una cara somnolienta o una mirada aviesa. Aún así, no sentía resentimiento por la profesora Green; entendía que estuviera frustrada y pagara con los alumnos la desventaja de su pequeño tamaño. En realidad sentía pena por ella.

No, no es culpa vuestra, le disculpó Mircea, con una ligera mueca. Y sí, no sé por qué se me había olvidado, dijo llevándose la mano a la cabeza. La recuperación... Se puede ir antes de comer y después de la clase de la tarde. Siento haberte asustado antes, Oliver. Yo ya recuperé antes. Seguro que os irá bien.

Volviendo a calarse el sombrero y apretando el libro contra el pecho, el chico se dirigió a la salida. Si acabáis pronto, estaré en la Biblioteca.

Ardeen se quedó muda cuando la profesora la nombró, la temía. Sabía que la iba  a quitar puntos por no haber sido capaz de conseguir el conjuro, además de hablar en clase, siempre se la olvidaba.

Lo que más la había molestado era saber que debía volver el domingo. Tragó saliva y fue hasta la mesa de la profesora cuando no miraba para poder recoger su libro. Se acercó a sus compañeros y les habló con la voz queda.

Vamos a la recuperación, cuando fui al despacho vi que indicaba que la recuepración era después de esta clase. Y salió de la clase prácticamente corriendo