Partida Rol por web

La Clase de Transformaciones es una de las clases de primer año que se encuentra en la planta baja junto al gran comedor, la asignatura la imparte la profesora Bastet, una extraña mujer-gata.

Transformaciones consiste en cambiar las propiedades de alguna criatura, cosa o condición.

Este tipo de conjuros son muy útiles en situaciones de necesidad y muchas veces se usan en momentos de la vida cotidiana.

Vuestra nueva profesora sin duda os dejaba boquiabiertos. Ante vosotros se encontraba una mujer gato, una especie de criatura mágica mitad mujer, mitad felino. Yacía tendida en el suelo sobre una especie de lecho de paja y hierbas. La mujer  llevaba el pelo largo y moreno y vestía con ropas compuestas de plumas, típicas de los indios que habíais visto en las películas muggles del Oeste.

La clase en la que os encontrabais parecía más propia del exterior del colegio que de la planta baja. Si no fuera porque estabais bajo techo pensaríais que estabais en el patio del colegio. 

Os sentasteis donde pudisteis, ahí no había ni butacas, ni mesas, ni pupitres. No os quedaría más remedio que sentaros en algún lecho de paja, ramas y hierba como había hecho vuestra profesora.

¡Bienvenidos! Dijo una vez que estabais todos sentados en el suelo. Mi nombre es Bastet y voy a ser la profesora que va a impartir la asignatura de Transformaciones.

Hoy abriremos el libro, "Una dura tarea, la transformación", por la primera página.

El hechizo que vamos a practicar hoy es muy sencillo. 

En aquel momento la félida toma uno de los palitos que había junto a ella que resulta ser su varita mágica. Lo sacude y todos los montones de hojas secas que hay a vuestro alrededor comienzan a tomar forma y se convierten en pequeñas cajitas de madera con un pequeño candado marrón.

Hoy vamos a comenzar usando el conjuro "Alohomora". Es un conjuro muy sencillo, tan solo tendréis que apuntar con vuestra varita, señalar la cerradura del objeto en cuestión y decir la palabras adecuadas. En este caso todos diréis "Alohomora caja". Si tenéis éxito en el hechizo la caja se abrirá y veréis el resultado que hay en el interior. El que lo consiga se llevará 10 puntos para su casa y el regalo que hay en su interior. Y el que mejor lo haga se llevará un extra en puntos para su casa.

¡Venga, a practicar se ha dicho!

Al llegar a clases, se sorprende con la escena que frente a el imperaba, cosa que hacia dar un nuevo animo al joven, iluminando sus ojos y extrayendo una sonrisa de emoción. Prácticamente sin ocultar sentimiento alguno, se sentó lo mas cercano a la profesora que cautivaba con su forma tan extravagante.

Luego de escuchar muy atentamente a las palabras de la profesora, este simplemente se limito a realizar el conjuro -Alohomora caja-

Daphne entró en la clase y por un instante se quedó embobada viendo a la excéntrica profesora Bastet.

-B-Buenos días-dijo con un hilo de voz  audible a los alumnos y a la felina profesora de ropaje emplumado que emulaba el chamanismo indio americano... o eso esperaba que fuera.

Tras la explicación Daphne apuntó al candado de su cajita marrón y dijo con voz clara

-Alohomora caja.

Daphne esperó a que se realizara el conjuro para preguntar:

-Pro...Profesora Bastet-alzó la mano titubeando para llamar la atención de la señora-¿si haces Alohomora sobre un objeto protegido por Alarmir...lo abre y salta el aviso del hechizo Alarmir o no lo habre y salta el hechizo ...o salta el hechizo y se desactiva el hechizo Alarmir?.

Buenos días profesora - dije mientras me sentaba en un hueco, esta vez me puse junto a Edward.

Tras escuchar a la profesora todo acerca de esta asignatura y lo que teníamos que hacer a continuación me concentré, y después de ver lo bien que lo hacía mi compañero no quise empezar mal el día.

Respiré y dije:

Alohomora caja

No ocurrió nada...

Maldita sea...

Llego a clase y me siento en el primer lugar que encuentro.

Buenos días profesora - digo como señal de respeto.

Me quedo mirando a la caja y saco mi varita.

Vamos James, tú puedes hacerlo.

Alohomora caja.

Veo como la caja se abre y doy un suspiro con una gran alegría.

Sí.

Cuando entré en la clase y ví que ya algunos compañeros habían tomado sitio me asusté, pero me relajé al ver que faltaba aún gente... pero me duró poco.

Me senté junto a Edward como siempre y procuré estar cerca de Daphne, y entonces ví a la profesora.

Me puse muy nervioso... esas cosas no me gustaban nada... pero nada de nada.

Comencé a atender sus explicaciones mirando el libro que había abierto sobre mis piernas, intentando pensar en que era una profesora normal y corriente. Cuando terminó la explicación, vi que tenía una cajita de madera delante... y me entró la curiosidad por saber que había en su interior, y si la habría sería mio.

Cogí la varita e hice el gesto mientras decía muy claramente- Alohomora caja -Escuché el típico chasquido de una cerradura al abrirse y la cogí con cuidado, abriéndola muy despacito pero sin acercármela mucho, para ver así que contenía.

Pestañeo varias veces al ver a la profesora, ¿que clase de persona era esa? me siento mientras escucho su explicación, cada vez más convencida que realmente no es un extraño disfraz.

Veamos si esto funciona, realmente estaba más atenta a la profesora que a la explicación espero haber entendido bien la explicación.

Alohomora caja digo señalando la caja con mi varita.

Llegué a clase y tomé asiento en el primer montón de paja libre que encontré. "Bien, Oliver. La Transformacion, junto con la Adivinación, es de lo que peor se te da. Hazlo bien esta vez..."

Traté de escuchar la explicación con atención, aunque el aspecto de la profesora me pareció terrorífico y alucinante al mismo tiempo. 

Estaba algo incómodo, pero luego pensé que era como la clase de Conocimiento de Criaturas Mágicas. Aquella clase me había gustado bastante así que... ¿por qué no ésta también? Me sentí más animado a seguir la explicación, y cuando llegó la hora de practicar el hechizo me pareció bastante útil. De hecho mi hermano me había hablado de él algunas veces, y de cómo lo usaban algunos para meterse donde no les importaba... 

Llegado el momento de hacer el hechizo respiré hondo, me concentré, e hice el gesto con mi varita, apuntando a la caja.

- Alohomora caja.

Pude escuchar el chasquido de la caja que se abría. Me sentí muy relajado al comprobar que el hechizo me había salido a la primera. 

Arthur se adentró en el aula con la respiración algo entrecortada y el pelo algo alborotado. El desconcierto asomó a sus ojos cuando vio el "establo" que tenían por clase y su mirada se detuvo unos instantes, quizá más tiempo del políticamente correcto, sobre la figura humanoide que presidía la estancia.
Tras recobrar el aliento buscó asiento en uno de los tocones de madera y atendió a la explicación de la profesora. Afortunadamente no había llegado tan tarde como esperaba. El joven mago tomó entre las manos la cajita que había conjurado la maestra Bastet y, tocó con el extremo de su varita el ojo de la cerradura que había en el centro del candado marrón.

-¡Alohomora caja! -exclamó con voz aún algo ronca.

Pese a su voz ligeramente áspera y los efectos reminiscentes del sueño en él el candado saltó de la cajita y cayó entre la paja que cubría el suelo. Arthur miró sonriente la caja e, intrigado por el premio prometido la abrió para descubrirlo.

Sam llegó a la clase y se quedó en la puerta. Miró extrañada a su interior

¿Qué demonios...? pensó al ver a la profesora. La verdad es que tenía la cabeza un poco espesa para pensar, así que simplemente se encogió de hombros y se tapó la boca cuando iba a bostezar de nuevo. Vio a Arthur sentado y se acercó a él.

Al menos los asientos no son cómodos, así no me dormiré pensó mientras leía el libro y atendía a la profesora.

Cogió una de las cajas y la miró con detenimiento. Hizo un intento para abrirla con las manos, para comprobar que estaba bien cerrada. Acto seguido sacó su varita e imitó a la profesora

¡Alohomora caja! dijo.

La caja emitió un pequeño chasquido y se abrió sin tardar. Sam, sonriendo, metió la mano en su interior para ver qué es lo que había

Antes de que pudiese abrir su caja Sam tomó asiento a su lado.

Arthur la recibió con una trémula sonrisa, afectada por el cansancio. El cabello despeinado y las ojeras bajo sus ojos delataban su precipitado despertar.
De súbito su estómago ronroneó clamando por algo de alimento. El chico carraspeó y dedicó de nuevo su atención a la caja, con una mueca rígida en los labios.

El nuevo día de clases se presentaba, cuanto menos, divertido. Seth llegó al aula con aire enérgico y vivaz, pasó lista a Slytherin con los ojos, y se sentó junto a Oliver, su compañero de casa.

Esperó con desgana las explicaciones de la profesora. Sentía que la maestra no paraba de mirarle en todo momento. Hay veces que cuando estás en clase, el profesor, por alguna extraña razón no para de mirart mientras está explicando... pues bien, ese día le había tocado a Seth ser el foco de los ojos de la mujer-gato. Además, transformación no era una de las asignaturas que más le gustaban, aunque debía aceptar que muchos de sus hechizos llamaban su atención y le parecían interesantes. Tuvo que ponerle ganas a la clase para no parecer descortés ante los ojos rasgados y penetrantes.

Se preparó para realizar el hechizo sobre la caja, giro de varita, palabras mágicas y...
Parecía que había salido bien... ¿qué habrá aquí dentro?

¡A ver! Los que lo habéis hecho bien el hechizo. Dice señalando a los niños que tienen la caja abierta. ¡A ver! Parece que habéis sido vosotros dos de Hufflepuf - la mujer gato echa un ojo a los papeles que tiene entre las manos y como si estuviera comprobando el listado con vuestras caras os dice:

Oliver y Seth,  ¡enhorabuena!. ¡Habéis hecho un buen trabajo, mucho mejor que el resto de vuestros compañeros de casa, al menos habéis logrado abrir la caja! Este es un conjuro muy sencillo de transformación, como veis habéis alterado el objeto, lo habéis transformado, ha pasado de ser un objeto cerrado con un candado a estar abierto. No os debería haber costado mucho.

Fijaos ahora lo que hay dentro. Podéis quedároslas, las ha comprado hoy Sarth - Melem en la tienda del Sr. Weasley. Cuando miráis en el interior de la caja descubrís que hay un pequeño paquetito de ranas de chocolate. En su interior había algunos cromos que podíais intercambiar más adelante. Además obtenéis 10 puntos para cada uno.

Pero los que esta mañana se han salido, sin duda es la clase de Slytherin, que salvo el error cometido por Morpho y la ausencia de Cassius el resto lo han hecho realmente bien. 10 puntos para Amon, Edward y James y 25 para Arthur y Sam pues han hecho un conjuro realmente excepcional.

Daphne, tú no pronunciaste las palabras correctas, Sara, el conjuro no te salió bien porque no apoyaste como es debido la barita. Y el resto no se han presentado a clase, sin duda Hufflepuff tendrá que mejorar mucho si quiere obtener una buena clasificación para las casas. El resto les están sacando bastante ventaja. Dice la mujer no con intención de hacer una reprimenda si no más bien con intenciones de que realmente Hufflepuff ganase la copa. Por favor, chicas, avisad también a Ardeen, Filipp y Mircea para que se pasen a verme el domingo, y lo mismo les digo a Cassius de Slytherin. A ver si se anima a venir y a participar un poco más en las clases.

Después de esa última reprimenda la profesor se levanta, da un golpe a todos los papeles que hay alrededor, se convierten en pequeños gatitos de papel que salen tras la puerta por delante de ella.

- Oliver... ¿qué es lo que pasa en nuestra casa? Sómos tan pocos en la clase... - Le preguntó Seth a Oliver una vez hubo escuchado las valoraciones finales de la profesora y miró para atrás...observando la poca presencia de Hufflepuff en el aula. - Por cierto, enhorabuena Oliver.

Seth terminó de recoger sus cosas, y se puso de pié - ¿A dónde vamos? se dirigió a Daphne y Oliver simultáneamente. Estaba contento consigo mismo..., le había salido bien, y había decidido empezar el día con ganas.

Chicos, ¿me podéis enseñar los hechizos del primer día? No pude ir a clase por llegar tarde al castillo - digo dirigiéndome a todos los Slytherin.

Al terminar la clase, le dije a los demás -creo iré a la biblioteca a pasearme un rato por allá, si no desean ir... pues pásenla bien- dijo mientras tomaba sus cosas y se marchaba.

Arthur miró con una sonrisa jactanciosa el interior de su caja. Eran chocolatinas, claro. Haber esperado algo más "especial" habría sido una chorrada. De todas formas hacía bastante que no probaba ese tipo de dulce y, además, los puntos conseguidos para la casa le suponían un orgullo con el que premiar mejor sus esfuerzos. Incluso el cansancio y el hambre parecían haberse apaciguado.

-No está mal -comentó a Sam.

El chico miró a su alrededor y su gesto se relajó un poco.

-... aunque Casiuss ha vuelto a perderse una clase.

Recogí los libros y todos los trastos y me dirigí hacia Daphne- ¿te apetece dar una vuelta por el castillo hasta la hora de comer? -la pregunte mientras bostezaba- lo siento James, ahora mismo estoy agotado.

Daphne no había recibido respuesta a su pregunta sobre la incompatibilidad de hechizos asíque era obvio que se sintiera poca cosa.

Miró a Amon y asintió la mirada nublada por el desánimo tornando las pupilas azuladas de una tonalidad azul marino.

-Venga, te sigo, Amon-musitó cargándose la mochila sin mirar a sus compañeros por la vergüenza.

Si la abuela me viera ahora...