Partida Rol por web

-Me parece bien entonces -dije mientras salía con ella, de camino hacia el comedor.

Está bien, voy contigo también, Arthur dijo Sam mientras cogía sus cosas y se dirigía tras Arthur. Pero justo antes de salir, se giró y dirigió una mirada un tanto extraña a Daphne. Con una sonrisa macabra, salió de clase

¡Sí, vamos a comer! Casi no he tenido tiempo esta mañana, que me he quedado dormida... recogí las cosas y cogí la mano de Daphne y tiré de ella para salir de la clase. Según se dirigía a la puerta, empezó a susurrar una canción

Alrededor de tu mesa venimos a recordar

Alrededor de tu mesa venimos a recordar

Que tu palabra es camino, tu cuerpo fraternidad.

Hoy la clase parecía algo distinta de lo habitual. Aquel lugar, que por la decoración parecía más bien estar al aire libre que junto al comedor, estaba llena de gatos y lechuzas. La profesora había tomado prestadas todas las aves de la lechucería y había soltado unos cuantos gatos por la sala.

Los pájaros piaban enfadados por la situación en la que les había comprometido Bastet y revoloteaban entre las cabezas de los alumnos que iban llegando y se iban sentando en los lechos de paja, en los tocones de madera o en el suelo. De cuando en cuando algún aleteo de una lechuza o alguna pata de algún felino os tocaba.

La clase parecía un gallinero más que un lugar serio.

Cuando estabais todos allí sentados y acomodados como pudisteis, el profesor alzó el dedo y os chistó para que no hicierais ruido.

De pronto, desenfundó su varita, la alzó y con un fuerte grito dijo:

¡Amannssus gatos y lechuzas!

Rayos rosados salían de su varita e iban a parar a cada uno de los gatos y lechuzas y entonces los animales se tranquilizaron dando la sensación de que podían convivir los unos con los otros sin ningún peligro.

Boquiabiertos y asombrados por el conjuro de la mujer gato os disteis cuenta de que ésta aún se mostraba concentrada y cuando bajó la varita y perdió la concentración, las bestias comenzaron a recobrar su estado de ánimo original.

Mientras se iban recuperando la profesora os explicó:

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, ¿verdad?

¡Oh disculpadme! Que mal educada soy, no os he saludado. Buenos días, queridos alumnos de Hogwarts. Acabais de presenciar el conjuro que amansa a los animales y las fieras e incluso algunas bestias mágicas.

Este conjuro os será de gran ayuda cuando queráis controlar a vuestras mascotas, pues os permitirá que se relajen mientras estéis concentrados. Y cuando dejéis de estarlo, el animal permanecerá relajado hasta que encuentre un nuevo estímulo que lo vuelva a excitar.

Como podéis ver es un conjuro cotidiano y que aquellos que viven en granjas seguro que lo han visto hacer a sus padres.

Bien, pues hoy vamos a practicar un poco el conjuro. Como habéis visto yo he sido capaz de tranquilizar a todos los animales, pero yo soy una transformista experta y vosotros unos simples novatos. Así que, lo mejor que podéis hacer es practicar y algún día quizá llegaréis hasta mi nivel.

Prestad mucha atención. Dice mientras levanta el brazo. El gesto es éste. ¿Veis bien todos? ¿Los del fondo, me veis bien? Después pensais en la criatura a tranquilizar y gritáis su nombre genérico o específico, como queráis. Y entonces veréis como un montón de haces de luces rosas saldrán disparadas a tantas criaturas como vuestro conjuro haya sido capaz de abarcar. El conjuro es sencillo, pero cuanto mejor os salga, podréis tranquilizar a más cantidad de criaturas y de más gran tamaño.

¡Todo el mundo a practicar ahora mismo!

Cuando llegué a clase, después de haber desayunado, intenté prestar atención...Se notaba que estaba nervioso porque esta asignatura era, para mí, un escollo en alcanzar mi objetivo de ser de los tres mejores alumnos de la escuela Hogwarts de primer año.

Imité, algo mal, los movimientos de varita de la profesora y apunté a una lechuza gris que parecía estar algo inquieta...

¡Amannssus Lechuza!

Mi sorpresa fue que, en vez de calmarla, la irrité aún más...

Me senté enfadado en mi asiento...

Llegué junto a Daphne mientras me limpiaba la boca que aún tenían restos de magdalenas. Al llegar a la clase, mis ojos se iluminaron. ¡Gatos! dije mientras daba unos saltitos y aplaudía.

Vi uno color azul y salí disparada hacia él. El gato me vio y salió corriendo. Estuve unos segundos corriendo tras el gato que me ganaba en velocidad, hasta que la profesora habló. Me quedé admirada con lo que había hecho y mis ojos brillaron con malicia mientras me giraba hacia el gato.

Cogí la varita, imité los gestos de la profesora y grité: ¡¡Amannssus Gato!!

Un rayo rosado salió con dirección al gato azul. El animal intentó huir, pero no lo suficientemente rápido. Le impactó y se quedó quieto, lavándose una pata. Me acerqué concentrándome todavía hasta el animal y, al llegar a su lado, me abalancé sobre él y le cogí.

¡Oooooooh, que monada de gato!

La clase estaba llena de animalitos, plumas desperdigadas por todas partes cubrían el suelo y algunos pupitres.

-Qué pasada...-musitó a Sara quedándose a su lado. Sonrió a los alumnos de Slytherin con aire conciliador si bien no había tratado  con todos al menos algunos alumnos le caían bien.

Imitó el movimiento de la profesora y gritó hacia a su lechuza enana

-¡Amannssus Nimu!-dijo. La lechuza parecía algo trastocada por vete a saber y no había querido acercarse donde estaban los niños de Slytherin, mirándoles de forma extraña. Con el hechizo de Daphne la  lechuza quedó quieta, con aspecto relajado. Daphne se acercó y la tomó entre sus brazos mirándola preocupada.

-¿Estás bien Nimu?- el comportamiento de su mascota no había sido el normal puesto que era un animalito confiado que solía revolotear alegre por todas partes. Acarició a su mascota y frotó la mejilla contra su cabecita, en un gesto protector.

Ardeen llegó a la clase y se quedó perpleja con lo animales que había por toda la clase. Observó como Sara y Daphne amansaban dos animales y aplaudió al ver que lo conseguían. Se acercó al gato de Sara y lo acarició también.

Luego se quedó mirando un precioso gato blanco, sacó su varita y practicó el movimiento en el aire.

¡Amannssus gato!- dijo con convicción, y el gato se paró en seco y se tumbó en el suelo, dispuesto a que le acariciaran la barriga. Ella corrió hacia él y le acarició mientras éste ronroneaba con dulzura.

Cuando Arthur llegó a la clase no pudo más que sorprenderse por la algarabía allí dentro organizada. Desconcertado, tuvo que escupir una pluma que había flotado hacia su boca entreabierta.

-En esta asignatura no se cuida mucho la pulcritud... -comentó con desdén en voz baja.

El hechizo de la profesora demostró que la clase, al menos, merecería la pena en cierto modo. Atento en la medida de lo posible a la explicación de la profesora una vez los animales comenzaron a montar de nuevo jaleo el chico se extrañó de no haber visto usar ese encantamiento a su padre... aunque seguramente la cuestión fuese que no recordaba tal hecho.

Una vez les tocó a ellos se levantó y buscó un objetivo. Mirando en derredor se topó con una sonriente Daphne, "¿acaso miraba a los de su casa?, más bien a Amon", pensó él. En cualquier caso le devolvió el gesto antes de que una cortina de plumas tapase su visión. Mirando hacia arriba pudo ver una lechuza, la misma a la que había cabreado Morpho.
Sacudiéndose las plumas de su túnica decidió probar suerte con esa.

-¡Amannssus! -exclamó apuntando hacia la lechuza enloquecida.

Un haz de luz rosada similar al de la profesora impactó en el animal, cubriéndolo. Poco a poco la lechuza se tranquilizó, aleteando con menos fuerza. Arthur alzó una mano cuando la vio descender sin dejar de mantener la concentración, tal y como había dicho la profesora.
Sonriente miró a la criatura posada en su antebrazo. Pesaba un poco, la verdad, estaba bastante gorda. Pero el éxito había sido claro.

-Profesora... -llamó Arthur acercándose un poco más hacia donde se encontraba la mujer felina observando. Durante unos instantes se planteó si la mujer se lanzaría al ataque de la lechuza que llevaba consigo- ¿este hechizo tiene algún efecto sobre los humanos o alguna criatura mágica inteligente?

Entré en la clase y me quedé un poco sorprendido. Todo lleno de animales y eso me gustaba, pues no eran animales raros de esos que hay por este mundo. Miré a todos los compañeros y saludé a las que conocía de Hufflepuff y la profesora hizo su demostración, así que, siguiendo las indicaciones de la profesora, me dirigí a coger un gato, el cual me bufó, así que imité el gesto de varita de la profesora y pronuncié el encantamiento.

- Amannssus gato.

Cuando las chicspas de color rosa surgieron de la varita y el gato se calmó lo acaricié un poco y luego dejé de concentrarme para recibir un bufido y que el gato saliera corriendo.

Contento volvía a mi lecho de paja en el que solía sentarme y escuché la pregunta de Arthut. Una muy buena pregunta.

Oliver llegó corriendo a clase, sin peinar, y con la camisa sacada de un lado. ¡Casi se duerme! Sin embargo, llegó justo a tiempo para sentarse y escuchar a la profesora Bastet, sonriendo, encantado, al ver a tanto bicho suelto por allí. Le hizo gracia la explicación, y el ejemplo y, en cuanto tuvo oportunidad, cogió uno de los gatos, para practicar con él. También tenía al señor Bigotes, pero temía enfadarlo y sufrir sus represalias, así que primero probaría, antes de repetir el conjuro con su propia mascota. Se aclaró la voz y, varita en mano, apuntó al animal:

-Amannssus gato! - exclamó, apuntando al animal, que en ese momento intentaba darse a la fuga, entre bufidos. Y, cual no sería su sorpresa cuando un halo rosáceo salió despedido de la varita y, de repente, se sentó, ronroneando, como si no hubiera un lugar en la tierra más cómodo que aquel.

-¡Genial! - exclamó, contento. Parece que empezaban a irle bien las cosas.

Sam llegó a clase y observó todos los animales que había. Los ojos la brillaron de interés.

Pero la reacción curiosa la tuvieron las lechuzas. Todas se agitaron y empezaron a revolotear al ver entrar a la niña, todas se alejaban de ella y parecía que se iban arrinconando. Sam sonrió ante ese gesto.

Escuchó a la profesora sin dejar de prestar atención a las lechuzas, que no dejaban de observarla. Cuando terminó, se puso en pie y enfocó a una de ellas. Amannssus Lechuza dijo sin levantar la voz. El rayo rosado salió disparado hacia los animales, que intentaron huir, pero impactó en uno. La lechuza se posó en el suelo, como si no ocurriera nada.

Sam sonrió. No tuvo que acercarse al animal, le bastaba con saber ese nuevo conjuro.

La clase de Transformaciones traía un inconveniente: compartir el aula con los alumnos de Slytherin. Fijando la vista al frente, trató de ignorar cualquier contacto visual o comentario realizado a sus espaldas. Consciente de que ser merecedor de los chismes y el murmullo donde el inapreciable eco de las burlas hacia su persona se hacía un hueco entre los labios de las serpientes, Mircea prefirió evadirse a los rincones más oscuros de su ser, prestando atención única y exclusivamente a las explicaciones de la profesora.

- Amannssus, Ferenc.- cuando captó el pelaje de su lechuza, el rumano no pudo evitar esbozar una media sonrisa. Como él, el ave mantenía un comportamiento errante y taciturno. Aún evidentemente nerviosa por la algarabía de sus iguales, Ferenc ululaba, como disgustada, revoloteando aquí y allá tratando de encontrar un hueco en el que poder experimentar su confusión a solas. Acompañando las palabras con el gesto que les había enseñado Bastet, se concentró en la imagen de su mascota y la miró fijamente.- Vino aici.- le pidió con suavidad una vez el rayo rosado hubo alcanzado su objetivo. Obediente, la lechuza voló hasta posarse en el brazo extendido del rumano, quien le correspondió con unas suaves caricias antes de dejarla marchar.  

Un hechizo para amansar a los animales, muy interesante - pienso tras llegar con falta de aliento.

Tras escuchar detenidamente las explicaciones del profesor, comienzo a observar que tipo de animal será el que caiga bajo mi hechizo cuando veo a Sam intentarlo con la lechuza.

Pues mira, voy a intentarlo yo también con las lechuzas, son interesantes y me puede servir con mi mascota - pienso mientras busco una en el aire.

Tras encontrar  a mi víctima, tomo la varita, hago los gestos correspondientes y grito:

Amannssus Lechuza.

Compruebo como comienza la misma reacción que había tenido con la profesora.

Es muy útil para poder utilizarla de vez en cuando contra alguien - pienso riendo.

La profesora paseó por la clase observando los conjuros que ibais realizando. Habíais elegido con cada conjuro a un solo objetivo, pero tal y como os dijo la profesora, cuanto mejor fuera vuestro conjuro más animales podríais abarcar. Así que, con cada rayo rosado que se materializaba en vuestra varita, varias lechuzas, o varios gatos iban quedándose relajados.

El conjuro era poderoso y tras terminar la clase la mayoría de animales habían quedado completamente relajados.

¡Vuestro trabajo ha sido un éxito! Dijo mirando a prácticamente a todos. Parece que al único que le ha costado un poquito más la asignatura ha sido a Morpho, pero supongo que si durante estos días trabaja bien, el domingo podrá presentarme un buen conjuro.

A los demás, deciros que si os fijaís bien, no solo se han relajado la lechuza o al gato al que habéis apuntado. Por ejemplo, mirad a Mircea. Dice mientras espera que contempléis a vuestro compañero de Hufflepuff. Él había lanzado el conjuro sobre su lechuza, pero a su alrededor había seis lechuzas más completamente relajadas. Su conjuro ha sido el que más éxito ha tenido. Por esto tiene tantas aves a su alrededor. ¡Buen trabajo, chico!

Después Bastet contempló como Arthur se acercaba a la profesora para formular su pregunta:

-Profesora... -llamó Arthur acercándose un poco más hacia donde se encontraba la mujer felina observando. Durante unos instantes se planteó si la mujer se lanzaría al ataque de la lechuza que llevaba consigo- ¿este hechizo tiene algún efecto sobre los humanos o alguna criatura mágica inteligente?

- Me temo que no, Arthur. Este conjuro solo funciona con animales o bestias mágicas. Pero si la criatura es suficientemente inteligente el conjuro no valdrá de nada. Tan solo transforma el estado de criaturas menores, nada más.

Tras responder aquella duda, la profesora gatuna se diigió a la pizarra y comenzó a escribir vuestros nombres, seguidos del número de animales que habíais amansado.

He decidido puntuar más a los alumnos que escogieron los gatos, pues las lechuzas estaban nerviosas, pero los gatos estaban en una aptitud agresiva y hostil, por lo que tranquilizarlos a ellos era una tarea mucho más complicada y por eso no han logrado tranquilizar a tantos.

De todas maneras tengo que reconocer que habéis hecho un buen trabajo. Así que, el domingo solo tendré que ver a Morpho, Cassius y Seth, por favor avisádselo.

Por lo demás, muchas gracias por vuestra atención y nos vemos el viernes. Dice mientras lanza nuevos rayos rosados sobre las criaturas y todas ellas la siguen cuando abandona la clase, dejando aquello completamente vacío a excepción de las plumas, los pelos y algún que otro excremento.

Ardeen sonrió al ver que por fin una clase después de tanto tiempo se le daba bien. Acarició un par de lechuzas más antes de empezar a recoger para irse.

¿Os importaría ayudarme con algún hechizo que me da problemas?- preguntó a Daphne, Sara y Oliver. - Podríamos ir a la sala común a practicar, si os parece bien.- dijo con timidez.

Oliver asintió, al escuchar a Ardeen, sonriente- Ahora mismo iba a preguntarte lo mismo... Yo también necesito recuperar algunos hechizos, así que podríamos practicar juntos... ¿Alguien más se anima? - mira a los demás, con intención de ir a la Sala Común, tal y como propone Ardeen.

Estaba bastante contento porque el hechizo me había salido bien, de nuevo, pero no había sido así para todos los de Slytherin- Bueno, chicos -dije sin dirigirme a nadie en particular- ¿Quién me enseña el Alarrrrrrrrrrrrrrrrrrmir? -dije pronunciando la fatídica "r" que me había costado el único hechizo que no había sacado.

Después de la clase de la tarde me pondría con Cassius a enseñarle lo que le faltara y, si me quedaba tiempo, a buscar más información en la biblioteca para entregar el trabajo de CCM.

Ardeen se sintió un poco confusa porque no sabía si Sara seguía molesta con Oliver. De todas formas lo hablaría con ella más tarde.

Bueno, podemos ir los dos a la sala común y que Sara y Daphne vengan más tarde si las apetece.-  Ardeen se encaminó junto con Oliver a la sala común pero antes de salir las invitó otra vez con la cabeza.

Yo puedo enseñártelo Amon...

¿Me ayudaría tú con este hechizo?, el de la clase de hoy, más que nada para no volver a fallar en la recuperación del Domingo por la mañana - dije triste.