Partida Rol por web

-De acuerdo, si quieres vamos a los jardines y allí los practicamos -dije a Morpho.

¡¡Pues vamos Amon!! - le contesté.

Chicos, os acompaño a los jardines y así puedo practicar yo también los conjuros - digo a Amon y Morpho.

-Me parece bien...-dijo Oliver que aún desconocía la razón por la que las chicas estaban molestas con el. Y, sin más dilación salió de allí con Ardeen, en dirección a la sala común.

Sam sonrió al ver que las lechuzas volvían a ponerse en movimiento.

Esperad, voy con vosotros dijo caminando tras Amon, Morpho y James

Había pensado dirigirme a la sala común, pero que Oliver estuviera allí no me gustaba. Aún me picaban los arañazos que me había hecho.

Daphne... ¡Vamos al lago! ¡A ver si vemos a alguna criatura! dije. Agarré a mi amiga del brazo y tiré de ella fuera de la clase.

Aquello sí que le chocaba. ¿Nadie?, ¿en serio?... realmente le extrañó no vera los demás miembros de su casa. Es más, tampoco había nadie de los Hufflepuff. Habría creído haberse equivocado de aula de no ser por la figura felina y ligeramente grotesca de la profesora Bastet al fondo del aula.

-Buenos días profesora -saludó Arthur con una sonrisa, aunque esta se fue apagando a medida que entraba en el aula. Realmente allí estaba más frío que fuera. ¿Acaso tenía que ver con la clase del día?

Poco a poco fueron haciendo acto de presencia los demás alumnos y, una vez el aula se hubo llenado, la bruja los agració con el calor de las llamas que invocó.
Cuando Arthur hubo escuchado la lección miró los leños ardientes con cierto reparo. La verdad es que se estaba agusto con el fuego, si la incomodidad inherente a la extinción de las llamas afectaba al hechizo estaba seguro de que muchos fallarían aquel día. Además... ¿cooperación?, sin duda era una gran lección pero cuando se está verdaderamente metido en problemas en la única persona en la que se puede confiar es uno mismo.
En cualquier caso habría que hacer gala de habilidades.

Arthur miró de soslayo a sus compañeros, dandose golpecitos en los dedos con la punta de la varita, expectante. Al ver que nadie parecía tener la iniciativa necesaria optó por hacer de avanzadilla.

-Extendio -dijo cuidando la pronunciación mientras apuntaba a la madera ardiente.

Apenas sí sintió cierta presión en el extremo de la varita cuando ejecutó el hechizo. Sin duda aquello no tenía complicación alguna, si bien las llamas seguían rugiendo en la hoguera.

Mircea entró apresuradamente en clase. Tiritó al notar el frío del aula. La estancia le recordaba vagamente a los grandes salones de los castillos de Târgoviste. Los últimos alumnos fueron llegando y Mircea rehuyó la mirada de Oliver, Ardeen y Daphne, tras la espantada en el comedor sentía algo de vergüenza.

De repente la madera prendió. La llama que se alzó de la pira le trajo recuerdos muy dolorosos al valaco. Notó como si un dedo glacial se deslizase por su espalda queriendo marcarle. La última bocanada de vaho que salió de su boca pareció quedarse suspendida ante sus ojos, como si el tiempo se hubiese detenido. Apretó los dientes con fuerza, mostrándose vulnerable por primera vez en mucho tiempo.

Cuando la temperatura empezó a subir, todo volvió a la normalidad. Aflojó su mandíbula y miró al frente con la esperanza de que nadie hubiese asistido a esos pocos segundos de indefensión.

Practicó los movimientos y la pronunciación en solitario. Cuando llegaba el fin de la clase y estaban todos preparados para intentar apagar aquella gran fogata, fue un Slytherin el primero en adelantarse. Aunque apenas imperceptible, pareció como si las llamas aullaran en lamento.

Avanzó y dirigió su varita hacia las maderas,-Extendio- susurró Mircea. Estaba obligado a ser capaz de dominar ese hechizo y a conseguir potenciarlo.

La presión sobre la varita era excesiva. Requería toda la fuerza de un chiquillo de once años para ser capaz de mantener la posición.

Ardeen llegó un poco mejor tras refrescarse con agua en el baño. Aún así seguía con náuseas de ver toda esa sangre, así que estaba empezando a cambiar su color de la cara de blanco a verde. Y no ver una mísera silla no la ayudó. Temió por Daphne que tras el golpe no debía estar de pie, así que la cogió el brazo para asegurarse de que se sostenía. Lo único que la reconfortó fue la profesora, siempre que la veía deseaba acercarse y acariciarla, parecía tan suave. La profesora quería que actuaran todos en equipo, y ella iba a colaborar. Obedeció las indicaciones de la profesora al pie de la letra, se centró en la madera y lanzó el conjuro- ¡¡¡Extendio!!!- dijo y notó que se creaba un nexo de unión entre la varita y el fuego. Ejercía mucha fuerza, y parecía como si la varita quisiera irse volando de sus manos pero intentó con todas sus fuerzas mantenerla. Tuvo que soltar a Daphne para no desequilibrarla.

Oliver llegó a clase antes que las chicas y buscó inmediatamente a Mircea, con intencion de hablar con el. Sin embargo, sus intenciones se vieron truncadas porque vio que su compañero no tardó en ponerse a practicar. No pasaba nada, hablaria con el luego. Saludo a todo el mundo, Slytherin y Hufflepuff, alzando una mano, de buen humor. Al menos habian conseguido arreglarle la nariz a Daphne y eso era bueno.Y todos habian llegado a clase a tiempo. Aun mejor.

Y, con esta actitud tan positiva, cogio su varita y, ni corto ni perezoso señaló hacia las llamas, con intencion de unirse a sus amigos y compañeros- ¡Extendio!- exclamo y noto como su varita tiraba de el, cuando se unio al resto. Sonrio, satisfecho. ¡Lo habia conseguido! Seguro que, entre todos, podrian lograrlo.

Daphne entró detrás de Oliver, junto a Ardeen, aún tenía la cara enrojecida e hinchada por el golpe en la nariz, de hecho, tenía una pinta bastante aparatosa, pero al menos, exceptuando la gorguera de la túnica y las mangas, que aún tenían rastros oscuros de sangre, tenía la cara limpia. El fresco del interior  le hirió por lo sensible que tenía la zona del golpe y, recordó, que no le vendría mal algo fresco para la inflamación .

Ardeen se había encontrado mal pero aun así se preocupaba por no dejarla sola. Cuando realizó su hechizo apuntó hacia las llamas imitando a la profesora y musitó con voz quebrada:

-Extendio-entre su varita y la llama se creó un vínculo en el que la temperamental varita de Daphne y la llama forcejeaban por imponerse la una a la otra. La tensión era terrible y a la chica le temblaban los brazos por el esfuerzo de mantener la concentración suficiente como para que el vínculo no desapareciera.

Llegué a clase y saludé atentamente a todos mis compañeros. No pasé por alto el detalle de que Ardeen y Daphne, las dos chicas Hufflepuff parecían haber sufrido algún tipo de percance. Ardeen no tenía muy buen aspecto y Daphne mostraba señales de haber sangrado. Fruncí ligeramente el ceño, mientras atendía a la explicación de la profesora. Quizás les preguntara después qué había sucedido, como buen caballero que era.

En cuanto la profesora terminó la explicación, observé las llamas, en silencio y, desenfundando la varita, apunté en dirección a ellas y con voz clara y fuerte pronuncié el conjuro: Extendio- dije y noté el fuerte tirón de la varita cuando el conjuro surtió resultado.

Observé las llamas. Parecía que comenzaban a menguar. ¿O eran imaginaciones mias?

Según se iban sumando los demás alumnos al hechizo común, la presión iba haciéndose menor. Aunque la fogata parecía mantenerse igual, ahora ya no era tan difícil mantener el control de su varita ni la concentración.

Se fijó en quienes se habían unido y se alegró de ver que ahí estaban Oliver, Ardeen y Daphne. Pero Daphne... ¿qué le habia pasado en la nariz? Tenía esa zona enrojecida. Mientras Mircea pensaba en qué podía haberle pasado, recordó los gritos de Oliver al salir del comedor: "¡Mircea, espera! ¡Mircea!"; y su cara se vio desprovista de todo color. Más blanco aún que su palidez natural. No, por favor no, susurró para sí. Estuvo a punto de perder el control del hechizo, pero la presión era tan sencilla de controlar que simplemente tuvo que redirigir su atención a las maderas.

Cuando llegué a clase, esperé impacientemente a que la profesora hablara ya que por ahora esta clase había sido fructifera para James y era la forma de volver a conseguir puntos para su casa y no perderlos.

Sí se fijo en el aspecto de algunos alumnos de la otra casa que tenía muy buen aspecto.

¿Se han vuelto a pelear con un hombre lobo? - pensé antes de comenzar la clase.

Cuando vi de que se trataba el conjuro  y que además había que hacerlo conjunto pensé que no resultaría muy útil en la mayoría de ocasiones.

Cuando terminó la explicación, tomé mi varita y apuntando hacia la madera dije:

Extendio 

Noté como la fuerza que aplicaba hacía efecto pero no lo suficiente.

En vez de comer tan rápido y que ahora me encuentre débil, tenía que haber pensado antes.

Concentrado en la llama pregunté:

Profesora, ¿Hay algún otro hechizo a éste que permita la extinción del fuego que tenemos por uno mismo?

Llegué a clase junto a James y Cassius y no pude evitar frotarme los brazos por el frío del aula. Escuchaba e intentaba centrarme en lo que decía la profesora, pero desde que había creado ese fuego me había quedado hipnotizado por el baile de las llamas y el calor que generaban- ¿De verdad tenemos que apagarlo? -pensaba cuando empezó a mirar a todos sus compañeros pensando si de verdad trabajarían juntos.

En ese momento vi a Daphne que parecía haber tenido algún tipo de problema y me preocupé- ¿Qué la habrá pasado? -pensaba, pero al ver que ella seguía la clase y hacía el hechizo pensé en preguntarla luego. Teníamos que ganar esos puntos extras.

saqué la varita e hice el conjuro- Extendio -dije mientras domaba a la varita para que hiciera frente como pudiera a la llama. Ésta menguaba respecto a su tamaño original, pero no parecía que se extinguiera del todo, por lo que eché una mirada a los compañeros que aún no habían realizado el conjuro, para ver si entre todos conseguíamos hacerlo.

Llego a la clase con cierta calma algo después que los demás. Mi prisa de la mañana se ha visto algo mermada tras el incidente de Daphne, pero no mi entusiasmo por aprender.

Atentamente escucho las explicaciones y me preparo para cooperar con los Slytheryn.

-Extendio.-Digo señalando la madera con mi varita.

Al instante, el fuego de mi lado comienza a apagarse ligeramente.

La profesora se giró hacia James mientras estos estaban tratando de apagar la gran hoguera que se había formado en el centro de la sala. Este conjuro apaga pequeños fuegos, lo que pasa es que si el fuego es grande se necesita la colaboración de varios magos para apagarla. Como está siendo ahora. Os daréis cuenta que a medida que vais aprendiendo el conjuro y mejorando en él, lograréis apagar fuegos de mayor tamaño. ¿Lo entendéis verdad? Pero sí, hay muchos otros conjuros capaces de apagar fuegos. De momento yo os he enseñado el más sencillo.

Después negó con la cabeza al ver como aún quedaba mucho para que las llamas dejasen de crepitar. Se giró hacia el portafolios que llevaba la profesora siempre consigo y apuntó la varita hacia él. Tras escuchar unas palabras incomprensibles para vosotros, el portafolios se transformó en un cubo de agua que la mujer gato tomó y lo lanzó por encima del fuego para apagarlo.

Bueno, a veces con un poco de agua estas cosas se consiguen más rápido. Al menos un fuego tan pequeño como el que quedaba ya. Dice mientras se reía por el empeño que tenían los magos en usar la magia absolutamente para todo.

En vista de que no habéis logrado acabar con la hoguera no voy a poder daros esos puntos extras, pero lo que sí que voy a hacer es dar 50 puntos a Mircea, pues realmente ha hecho un buen trabajo con este conjuro. Y diez puntos más al resto de alumnos, pues sinceramente todos os habéis esforzado al máximo y habéis dado todo lo que podíais.

La clase ha sido casi un total éxito. Y decidle a Sara, Sam y Morpho que les veo el domingo por la mañana para recuperar este conjuro. ¡Que no sean tan vagos y se acuesten antes por la noche!

Y por cierto, os recuerdo que muy probablemente los profesores de DCAM estarán esperandoos en su despacho para que les presentéis el conjuro que no habéis aprendido esta semana. ¡Mucha suerte con eso!

Finalmente se gira y el cubo que antes era un portafolios se transformó en un gato que se fue tras ella.

Daphne bajó su varita algo tambaleante después del esfuerzo y retrocedió varios pasos deslizándose en silencio hasta la puerta de la clase. La profesora pasó en su forma gatuna junto a ella en una fuga presurosa a su próxima clase casi con toda seguridad.

^{_{-Ánimo con la recuperación}}-deseó la niña saliendo del lugar para ir en busca de alguien que pudiera atenderle del todo el desaguisado de la nariz o al menos para cerciorarse de que el hechizo de Oliver había hecho su trabajo.

Oliver suspiró con alivio, cuando vio que la profesora marcaba el final de la clase. Habian estado a punto de conseguirlo.. ¡Que rabia! Sin embargo, sonrio, al ver como Mircea se llevaba 50 puntos. Levanto el pulgar izquierdo, y asintio, orgulloso de su compañero.

Bueno, al menos el conjuro habia salido, aunque no fuera con tanta fuerza como podrian haber esperado. Miró a Ardeen, frunciendo el ceño al ver que Daphne salia a toda prisa de clase- ¿Estas mejor ya? - le preguntó a Ardeen, en cuanto vio que la profesora terminaba su explicacion. Y, mientras hablaba, hizo un gesto a Mircea para que lo esperara. Queria hablar con el sobre lo que habia sucedido.

Esperó. Cuando acabara, iria a la biblioteca. Aun tenia que acabar el trabajo sobre los licantropos, y se le estaba echando el tiempo encima.