Partida Rol por web

Miro las cajas abiertas con las ranas de chocolate con algo de envidia, estoy algo fastidiada por no poder hacerme con esos dulces ya que tenía ganas de probarlos y tener alguno de esos cromos. Miro a la profesora y le pregunto.

¿Me puedo llevar la caja para... practicar? pregunto con una cara falsamente inocente ya que más que practicar quiero lo que hay en el interior.

La verdad que cuando las cosas salen bien, da gusto dijo Sam al tiempo que guardaba la varita y se comía la chocolatina

Miró a su alrededor; no se había dado cuenta de la ausencia de Cassius.

Tienes razón. ¿Está enfermo? ¿Le has visto en la habitación? preguntó sin mucha preocupación

-La última vez que lo ví yacía sobre su cama bajo lo que parecía un potente encantamiento del sueño... -comentó sarcástico- aunque yo casi me quedo entre las sábanas también. Anoche me quedé hasta tarde durmiendo...

Arthur miró el interior de su caja de madera sin ver, realmente, con la mirada perdida, pensativo.

-Pese a ello no lo vi en toda la noche -comentó suspicaz- me pregunto qué hará a tan altas horas perdido por el castillo.

Me acerco a Arthur.

Arthur, ¿Podrías ayudarme con algunos hechizos que no he podido aprender?

Arthur cogió distraídamente el dulce de chocolate por una de sus patas. La rana se agitaba pendiendo de sus dedos gracias al encantamiento que las animaba. Su estómago volvió a gruñir de modo que sin más preámbulos la dejó caer dentro de su boca y masticó antes de que le diera por escapar de un salto o algo. Pensándolo detenidamente aquellas golosinas eran un poco "bizarras". No era gran cosa, pero le ayudaría a mitigar el hambre hasta que regresase al comedor.

Casi al instante James se personó junto a ellos. Arthur se giró hacia él con una sonrisilla condescendiente.

-¿Qué es lo que te preocupa?

 -Pro...Profesora Bastet-alzó la mano titubeando para llamar la atención de la señora-¿si haces Alohomora sobre un objeto protegido por Alarmir...lo abre y salta el aviso del hechizo Alarmir o no lo abre y salta el hechizo ...o salta el hechizo y se desactiva el hechizo Alarmir?.

 - El conjuro protegido con Alarmir no protege al objeto de ser abierto o no, es decir, Alohomora abriría el objeto y Alarmir haría que su dueño detectara que el objeto está siendo manipulado por otra persona.

Me gustaría aprender los hechizos del primer día, porque no pude ir a clase, ¿Podrías enseñarme?

Arthur intercambió una mirada pensativa con Sam antes de responder.

-Estaría encantado, pero...

El muchacho señaló a la caja de madera de James.

-... veras, esta mañana he llegado aquí sin pasar por el comedor y estoy verdaderamente famélico -explicó- ¿qué te parece si te ayudo a practicar los hechizos a cambio de esa rana de chocolate tuya?

¿Y si vamos a comer y después me enseñas los hechizos? 

Aunque si te interesa tanto la rana de chocolate, te la doy encantado después de que me enseñes los hechizos. Así siempre la tendrás a mano por si no puedes ir a comer algún día más.

Arthur enarcó una ceja.

-Pero yo tengo hambre ahora... -comentó un tanto decepcionado con un mohín fingido en el rostro- pero bueno, no te preocupes, no hace falta. Iré al comedor antes de la clase y por la tarde haré lo que esté en mi mano por ayudarte.

Arthur se levantó y recogió sus bártulos antes de dirigirse a la salida.

-Además, siembre viene bien contar con un favor... -añadió guiñándole un ojo a James antes de marcharse- ¿me acompañáis?

Claro, vamos. - digo siguiendo a Arthur con una gran sonrisa ya que por fin me iban a ayudar con los hechizos.

Miro de pronto a la clase, volviendo de mi mundo paralelo.

Así que abrir una caja...

Miro la caja que tengo delante de mi, mi asignatura favorita, tengo que hacerlo bien, el resto de la clase debe verlo. Miro a mi al rededor y suspiro.

¡Alohomora! digo en voz baja apuntando la caja con mi varita.

¡Se ha abierto! comienza a gritar mi subconsciente, sin duda un trabajo bien realizado.

¡Buenos días! Jovencitos y Jovencitas. - Dijo la profesora cuando estabais ya todos acomodados en el suelo del aula. Hoy vamos a estudiar un nuevo conjuro. También os tiene que resultar muy sencillo, y en caso de que no os salga podréis venir, junto con el otro conjuro de "Alohomora" aprendido, a la recuperación del Domingo por la mañana. Os estaré esperando aquí mismo. 

Bien, vamos a empezar su realización. ¿Veis las ramitas que hay tiradas por el suelo? Pues tomadlas en vuestras manos y romperlas en trocitos. El conjuro es muy sencillo, tan solo tendréis que apuntar hacia ellas y gritar "¡Reparo!" Y así las ramitas volverán a unirse. Es un conjuro muy sencillo y sirve para arreglar pequeños objetos que se hayan roto. Pero hay otros objetos como las varitas que no se arreglan tan fácilmente.

Después de la explicación la profesora cogió una rama, la colocó entre sus patas y la pisoteó rompiéndola en pedacitos y después gritó las palabras del conjuro. Cuando volvisteis a mirar la gran rama estaba intacta.

Probad el conjuro y cuando terminéis mostradme todas las ramitas que hayáis conseguido reparar. Os premiaré en función de la cantidad de ellas arregladas. ¡Vamos, jovencitos! Recordad: "¡Reparo!"

La profesora estaba en la sala,no había llegado nadie...

Parece que hoy soy el primero en hacer todo...bueno, pues nada...

Esta profesora no era de mi favoritas, pero tampoco me caía mal, simplemente no era nada especial, al menos de momento...Aunque he de reconocer que se explicaba bastante bien y eso sí que importaba.

Tras una breve pausa tras escucharle todo lo que nos había dicho, agarré una rama algo dura y la aplasté fuertemente (me imaginé que sería mi padre). Lo siguiente sería pronunciar el conjuro adecuadamente...

¡Reparo!

Tardó más en repararse que el hechizo de la profe, pero al menos lo había conseguido...

Daphne se coló en la clase mirando al suelo y frotándose los ojos hinchados. Se quedó en un rinconcito mientras la clase albergaba al resto de niños y tomó algunas ramitas del suelo, poniéndolas en línea delante de ella.

-Reparo-musitó a su varita. Las ramitas juntadas se unieron como si nunca hubieran estado partidas. Se sentía feliz por conseguirlo, pero no quería volver a perder puntos por demostrarlo asíque  se acercó a la felina profesora en silencio y sin levantar la cabeza le enseñó sus logros en el hechizo.