Partida Rol por web

Ludmila llegó presurosa al gran comedor todavía con la escoba en mano. Las chicas ya se habían ido, cuando escucha un sonido familiar. Kevlar estaba revoloteando sobre ella, ululando para tratar de llamar su atención. Rápido como era, dejó una carta en sus manos con su habitual delicadeza. Ahí reparó que la misma no venía sola, sino que también había dejado un paquetito adjunto. 

Se estremeció un poco al pensar de quien podía ser aquella misiva, y solo atinó a sentarse en su mesa mientras que leía la carta cuidadosamente. Carraspeó y la guardó, junto con la encomienda en su bolso.

Luego el director comentó algo de los alumnos que volvían a sus hogares. Sólo miró en derredor para constatar de quien hablaba. Por supuesto Anthony no estaba y no le había sorprendido. Por otro lado, la fiesta de Halloween prometía ser interesante. Había estado en muchas ceremonias en varios lugares donde los ritos eran siempre distintos pero la escencia la misma. Una sonrisa se formó en su rostro al recordar aquella fiesta del pantano del bosque de bavaria...

Sólo ahí se dio cuenta que Morpho estaba a su lado. -Ah hola...no te había visto, disculpame...dijo mientras que cargaba algunos platos con verduras y carne. -Tú no vienes a la fiesta del lago? Había notado su rostro adusto, su rictus estaba tenso, pero trató de no referirse a ello, había otras maneras de levantar el ánimo a la gente. -Si quieres puedes ayudarme a cargar algo para beber...Terminó de guardar algunas frutas en su bolso. Iré saliendo...

El rostro de Morpho cambió levemente cuando Ludmila le habló.

Ehhh...sí...bueno...ehhh...yo...mmm...claro, claro, ahora te ayudo con la bebida.

Creo que cogeré un poco de todo.

Me levanté y le acompañé afuera. De todas formas, no tendría que olvidar que debía de aprender un par de conjuros para las recuperaciones. 

La mirada del chico se posó en la fruta que ella había decidido elegir. Paraguayas, albaricoques, cerezas. La boca se me iba haciendo agua.

Después de pasar casi toda la mañana hablando con su hermano, Aiden regresó a la zona de la mesa donde se encontraban sus compañeros de curso.

Las palabras del Director sorprendieron a Aiden, ya que hasta entonces no se había dado cuenta de que faltaba Anthony Pobre chico, espero que le vaya bien Que le restaran puntos no parecía tan importante ahora, aunque en el fondo quería ganar la copa de la casa.

El otro tema del que habló el Director si que preocupó un poco al joven, ya que no se imaginaba a sí mismo pidiendo a una chica ir al baile Encima tendré que bailar delante de todo el mundo... Va a ser muy duro

Sam llegó al Gran Comedor. Con su varita ya guardada, caminaba dándose pequeños golpes en la túnica, allí donde tenía un poco de polvo. Se sentó en la mesa y escuchó al director.

Recordó a Arthur cuando desapareció y no recordaba que se hubiera dicho nada de él en ningún discurso. Él fue su compañero de baile en primero, con el único que realmente había tenido afinidad. Cassius estaba allí, pero fue perdiendo el juicio hasta llegar donde había llegado ahora. No, Arthur era el único que le había merecido la pena a Sam, con el único que podía haber contado para... Y sonrió.

Se sirvió un poco de lubina asada con patatas panaderas y empezó a comer. Se preguntó dónde estaría Morpho, él solía ayudarla cuando no iba a clase. Le tocaría presentarse en el lago y ver a todo el mundo allí.

Sam se levantó cuando los platos desaparecieron. Había pensado ir al lago a buscar a Morpho, pero descartó la idea. Demasiada gente congregada, y a ella no le apetecía ser sociable. Esas memeces que se las quedaran otros.

Recogió sus cosas y decidió que quizá ella podía aprender el conjuro sola. Sería complicado, pero si no lo intentaba no lo sabría. Si no lo lograba, podría acudir a alguien, siempre habría tiempo.

Aiden se había pasado toda la mañana en el Gran Comedor, y ahora que había terminado la hora de la comida pensó que era un buen momento de hacer algo y aprovechar el Domingo. 

No había podido practicar el hechizo, pero a lo mejor si hablaba con el profesor, este se lo podría enseñar. De todas formas no tenía nada que perder puesto que no tenía ningún plan

¡Ya está servida la Cena del Domingo Día 7!

Sam entró en el Gran Comedor. En algún momento, Morpho se había retrasado, dejando que la muchacha llegara sola. Se sentó y escuchó cómo la profesora Lance hablaba y ponía los resultados de las casas.

No le sorprendió nada ver a Ludmila en primera posición. Sam sabía que esa muchacha era buena. Y tampoco se sorprendió en absoluto viendo que ella era la mejor de las cuatro casas de segundo. No hizo ningún comentario, pero sonrió al ver la posición de algunos de sus compañeros.

Una vez desaparecidas las puntuaciones, Sam se puso a cenar.

Entrando en el comedor, Morpho vió solamente a Sam en la mesa.

¿Tú y yo solos?, pensaba que habría más gente - dije sentándome frente a ella.

Tras ver el listado de los alumnos, no agaché la cabeza, sino todo lo contrario. No me importaba no ser el mejor, siempre había opinado que la vida no era un sprint sino una carrera de fondo. Si tenía que aprender de los mejores, así lo haría. Eso es lo que mi madre seguro que también hubiese creído.

Me serví una crema de habichuelas y un buen vaso de agua fresca.

Estarán satisfechos con la merienda del lago opinó Sam, que no había probado bocado, ya que tenía como objetivo aprender el conjuro de DCAM que le había enseñado Morpho.

¿No han dicho que iban todos a clase de Duelo? Quizá ahora vengan.
 

Es posible, aunque si te digo la verdad no me ha gustado lo que he probado, salvo unas empanadillas de pollo.

Les esperaremos, sí, a ver cómo se les ha dado.

Ludmila entró al gran comedor y ya estaban Sam y Morpho. Caminaba con su habitual porte altanero, aunque una sonrisilla se había formado en su rostro. -Hola chicos, provecho.  Se sentó con elegancia al lado de Sam, mientras que escuchaba a la profesora Lance y se hacía visible la pizarra. 

Mantenía su mirada en alto mientras que observaba atento los resultados. Sopesaba, analizaba, estudiaba y hasta se sorprendió ver algunos resultados. Su cara no emitía emoción, aunque su comisura se levantó en lo que podría interpretarse como una sonrisa. 

No necesitaba felicitar a Sam ni a nadie, los resultados hablaban por sí solos. Era el resultado del esfuerzo, la capacidad y la evidente superioridad de su Casa. Tomó un vaso de agua y algunos vegetales asados....-Cierto Morpho, las empanadas de pollo han resultado suculentas. Contestó mientras que limpiaba su boca con delicadeza y sorbía un poco de agua. 

Igualmente, Ludmila contestó Sam a las palabras de la chica de primero. Como siempre, Sam vio en la joven un gran potencial, más que en cualquier otro de sus compañeros. Algo le decía que la muchacha sí que era una verdadera serpiente, no como aquellos que que lo fingían día tras día.
Continuó comiendo, degustando cada plato que se servía, aunque siempre en pequeñas cantidades.

Veo que las clases se te están dando bien. No es necesario que te ofrezca mi ayuda, pero si en algún momento la necesitas, la tienes

-Gracias Sam, lo tendré en cuenta. Dijo a la de segundo. Parecía que tenían más cosas en común de lo que pensaba. Sam era prima de Anthony, aunque menos impulsiva que este último, podría divertirse con ella. -Lo mismo digo, si necesitas algo no dudes en pedirlo...

Y siguió comiendo un trozo de calabaza asada. Tenía un gusto a caramelo que hizo fruncir el ceño de la muchacha. 

Igualmente Ludmila - contesté.

Morpho estaba pendiente de lo que estaban hablando, así que no andó con rodeos.

Pues mira Sam, necesitaría que me explicáseis bien el conjuro de encantamientos Morfetium. Tengo la recuperación mañana antes de comer.

Aiden entró en el Comedor cuando la profesora Lance terminaba de decir la clasificación ¡Qué mal! Estoy de los últimos. Tengo que ponerme las pilas si o si, si no Padre se va a enfadar bastante

Aunque había llegado contento al Gran Comedor por haber sacado el hechizo que le faltaba, la clasificación le había deprimido un poco y le quitó el apetito. Sólo se sirvió una ensalada para así cenar ligero y luego poder dormir sin molestias de estómago

Sam se limpió la comisura de los labios cuando terminó su cena.
Claro, Morpho. Mañana después de clase te enseñaré el conjuro. Que no se te olvide dijo la muchacha. Se incorporó y recogió las cosas.
Nos vemos. Ludmila, ¿vienes? preguntó, ya que estaba dispuesta a ir al dormitorio

-Sí, creo que me iré yendo...Termina de acomodar cuidadosamente la servilleta y saludo a Morpho y Aiden quien había llegado hacía solo un momento. Y con su cadencia habitual sale de la estancia.