Partida Rol por web

Kendra llego bastante tarde al comedor, cuando sus compañeros ya habian empezado, y en algunos casos incluso terminado de comer. De hecho, ni llego a cruzarse con Asterope.

Se despidio de Ithan en la entrada, dedicandole un abrazo y dejandole un beso en la mejilla antes de dirigirse hacia su mesa. Despues de pasar la tarde con el se encontraba mucho mejor. Al menos habia podido desahogarse en condiciones, que ya era algo.

Aun asi, la chica distaba de ser la Kendra de siempre. Mas bien parecia mucho mas similar a la Kendra de principios de curso. Fria, seca, distante.

-Que aproveche. -dijo a todos, tomando asiento entre sus compañeros de curso.

Se sirvio algo bastante frugal,  y comenzo a comer, en silencio. Habia sido un dia largo, muy largo. Y estaba agotada.

Al cabo del rato, y despues de que nadie mediara palabra en la mesa, Kendra acabo por levantarse, preguntandose donde estaria Asterope.

Y, tras despedirse educadamente del resto, salio del Gran Comedor, en direccion a la Sala Comun, tras alzar una mano, a modo de despedida, hacia la mesa de Gryffindor.

Buenas noches dijo Sam cuando llegó. Quedaban unos pocos alumnos en la mesa, aunque ya se estaba haciendo tarde. Se sentó en su sitio habitual, y cenó tranquilamente. Ni más ni menos afectada por lo ocurrido la anterior noche, Sam seguía mostrandose como siempre, con un pasotismo total hacia los demás.

Hasta mañana anunció cuando terminó su cena y se levantó para irse a la sala común

Linc al ver el ambiente decidió callar, levantarse y sin mediar palabra alguna, coger un par de pastas y llevarselas con él para el camino hasta las mazmorras -Adiós- Dijo tranquilamente y con aire serio, había intentado que su compañera se alegrase y no lo había logrado, es mas, las últimas palabras sobre la profesora Bastet le dejaron desconcertado, los demás le daban completamente igual, así que sin mirar a ninguno cogió sus cosas y se fue directo para la habitación.

Li termina de comer y se pkne de pie mientras dice

-Buenas noches, yo ya he terminado de cenar, asi que me marchare, adios

Dice mientras se dirige a la puerta dispuesta a marcharse hacia la sala comun para ponerse a leer un rato antes de acostarse

Morpho acabó de cenar y se despidió para irse a dormir.

Buenas noches a todos.

La blonda llegó casi de último. Había perdido una de las clases que más le gustaba, Encantamientos. Quedaban pocos chicos allí, y no tenía mucho apetito. Decidió por algo rápido y frugal. 

Una vez, terminado se levantó y de dirigió con paso cansino a la sala común.

Li entra en el comedor, no tenia mucha hambre, ademas lo que comían los occidentales no era algo que le gustase especialmente ya que ella estaba acostumbrada a desayunar arroz y algo de pescado, pero debía de acostumbrarse, por suerte los ingleses tenían te, no tan bueno como el que ella tomaba normalmente en casa pero siempre era algo.

Cuando llega a la mesa no ve a nadie, así que se sienta y comienza a desayunar tranquilamente y algo distraída observando el techo de aquella sala, según escucho el techo fue terrorifico el dia de Halloween, no podía imaginarlo. No tardo mucho en desayunar, apenas comio un par de piezas de fruta y el te, se pone en pie y camina hacia la salida dispuesta a dirigirse a la siguiente clase

El comedor estaba casi vacío. Solo unos pocos madrugadores se habían sentado a la mesa del desayuno. Increíblemente, Lì salía justo cuando ella entraba. Parece que Asterope tomó una ruta demasiado larga hasta allá, porque, cuando salió de la habitación, la chica oriental aún no se había levantado. Le hizo un gesto con la cabeza cuando se cruzaron y se sentó en la mesa. Ya había recuperado casi todos sus hábitos y comía con normalidad. Antes de servirse, sacó el libro de DCAM para repasar.

Sin quitarse los guantes, cogió cereales, huevos revueltos y zumo. Miraba a la mesa de los profesores. ¿Cómo llevarían el asunto? ¿Estarían cerca de saber quién había sido? Podrían informarles a los niños de sus progresos, ya que ellos habían sido víctimas colaterales del terrible ataque contra las mascotas.

Desde hacía unos cuantos días no pensaba en vengarse. Todo había empeorado y el enfado y odio inicial se habían transformado en miedo. Un miedo que le impedía salir a buscar a quien quiera que fuera el responsable. No sabía qué podía encontrarse a la otra vuelta de la esquina y la niña creía haber vivido lo suficiente como para ir buscando problemas.

Comprobó, para su disgusto, que Ollivander aún no le enviaba nada. Tendría que seguir usando la varita de cornejo y coral. No era mala per se, pero a ella no le daba los resultados que debería. Suspiró y se puso a leer mientras comía.

Sam entró en la sala común y vio a Asterope sola. Sam se acercó hasta ella. Hasta hacía poco, parecía como si Asterope se sintiera muy nerviosa con la presencia de la muchacha, y eso hacía que Sam disfrutara. Desde la masacre, estaba ausente... Aunque eso le daba bastante igual.

Buenos días, Asterope saludó la muchacha, sentándose frente a ella y poniéndose la servilleta en las rodillas. Se sirvió un poco de comida y empezó a desayunar.

James había llegado tras Lì al Gran comedor pero se perdió de camino a su mesa por las mesas de las demás casas. Se paró a hablar con Dariel, Nick, Morgana y Matheew. Cuando al fin llegó a su mesa vio allí a Sam y a Asterope. Se sentó junto Asterope y frente a Sam, cogió unos dulces y dos manzanas (una para ahora y otra para luego) y se puso la servilleta en sus piernas al igual que hizo Sam.

¿Qué tal estás Sam? ¿Enfadada con el mundo o feliz? - Obviamente dijo eso bromeando, Sam era una gran persona, un tanto extraña, si, pero para el siempre sería una gran amiga. Mientras Sam no respondía también se dirigió a Asterope, una niña que a el le desprendía ternura y pena.- Veo que estás mejor ¿verdad guapa? 

Una ceja se levantó lentamente ante las palabras de James. La mente empezó a analizar el comentario ¿Se está riendo de mí? No, es que el pobre es tonto pensó sin sentir una pizca de lástima por el muchacho. No todos podían ser normales, y se podía ver el caso en su persona.

Aún así, Sam no era una maleducada. No sonrió, porque no le salía. Pero alzó la mirada y observó detenidamente a James unos segundos.

Buenos días, James. No quieras verme enfadada con el mundo*
 

Asterope levantó la mirada de su libro de DCAM cuando escuchó su nombre. La siniestra de Sam. Últimamente le había prestado menos atención, bastante tenía con lo que tenía. Y ahora que la veía frente a ella se dio cuenta de que, aunque le parecía una chica bastante rara y sádica, no le inspiraba tanto miedo como antes. Después de lo que había vivido, esa niña ya no la intimidaba tanto. Aunque sí que seguía poniéndola algo nerviosa.

- Buenos días, Sam. Has madrugado hoy –Normalmente era de las últimas en levantarse siempre, le extrañaba que hubiera aparecido tan pronto. Siguió con su desayuno, comiendo poco a poco, y pensaba leer algo más cuando llegó James. Él y Sam le parecían el agua y el aceite, así que no comprendía cómo el chico podía llevarse bien con ella. "Amable" como era la rubia, le respondió a su compañero de curso.

Le incomodó un poco que la llamara “guapa”, no estaba para nada acostumbrada a esas cosas. Y le recordó bastante a Joey. Por suerte, este chico parecía diferente, más simpático que ese Gryffindor que abandonó los estudios-. Hola, James. Sí, estoy algo mejor, gracias –le respondió. Aún tenía presentes las pesadillas que la visitaban cada noche y, por supuesto, seguía sufriendo por otros muchos temas. Pero de eso no iba a hablar y, además, sí que podía decirse que había mejorado con respecto a hacía dos semanas, sin duda.

Sam tan amabilísima como siempre pensó James. No me lo tomaré mal, suele ser así con todos.

Me alegro de que estés bien Sam. ¿Que te parece la profesora de transformaciones? - James ya esperaba alguna respuesta al estilo de Sam.

Al hablarle a Asterope notó que la chica se incomodaba cuando pronunció la palabra guapa. El no lo había hecho a mal, es algo que le sale como símbolo de amabilidad. Además no estaba muy seguro del nombre y no quería decirlo mal.

Lo siento si te ha incomodado algo Asterope, no era mi intención de veras. Me alegro que estés mejor. Si algún día quieres hablar de algo o contarle algún secreto a alguien aquí me tienes.- James le iba a guiñar un ojo como detalle de complecidad pero pensó que si le había molestado lo otro, eso también le molestaría. James ya había acabado de comer y con su manzana en el bolsillo ya estaba listo para marcharse, pero esperó a que Asterope y Sam le respondieran.

Con algo menos de frío llegó al comedor. Allí se estaba algo mejor.

Buenos días a todos y que aproveche.

Creo que hoy tomaré...mmm...¡ah, sí!, huevos revueltos.

Se fijó en Sam y en James.

Por cierto, después de la clase de transformaciones, enseñadme el conjuro morfetium, a ver si de una vez logro aprenderlo - les dijo con cara de resignación. Esa asignatura era su punto débil y lo sabía.

Ludmila llegó al comedor un poco ensimismada en sí misma. Se acercó a la mesa y se sentó de manera elegante, al lado de Asterope y enfrente de Sam. -Buenos días chicos, buen provecho. 

Tomó una taza de té negro y algunas panificaciones integrales, mientras miraba al resto de sus compañeros. Miró extrañada el comportamiento del muchacho de segundo con Sam. No sabía que tenía tanta confianza con ella, a lo mejor me he perdido de algo. No pudo evitar mirar a la rubia de segundo mientras que levantaba una ceja, de manera casi divertida. 

-Hagamos algo en el día, quieres Aste? dice a su amiga. Era su manera de congraciarse, nada melancólico, nada estúpido. La practicidad de las acciones eran más importantes. 

Kendra llego a la mesa de Slytherin, alzando una mano en direccion a los presentes- Buenos dias, que aproveche.- dijo, sentandose junto al resto.

-¿Que tal?- pregunto en general sin querer interrumpir ninguna conversacion de las que estaba teniendo lugar, mientras se servia el desayuno.

Cuando llegó Morpho James miró para él y le preguntó: ¿Que hacen los otros dos? ¿Se quedan en las habitaciones o qué?

Luego había llegado Ludmila y James había pasado de ella, como anteriormente ya le había hecho ella a él. Cuando llegó la última chica James alzó la mirada y le dijo: Muy bien, con un poco de sueño a lo mejor. Yo soy James, ¿tú eres...?

Pocas personas tan directas y educadas había conocido como James. Eso era bueno, pero a Asterope sus palabras la pillaban siempre desprevenida y casi no supo cómo responderle-. Ah... Claro, sí, muchas gracias por el ofrecimiento, James. Y no hace falta que te disculpes –le aseguró a su compañero con una leve y fugaz sonrisa que solo transmitió con su boca, pues sus ojos seguían melancólicos.

Saludó a Ludmila cuando se sentó a su lado-. Buenos días. Que aproveche –Nunca había pasado mucho tiempo con ella, así que apenas la conocía. Y ahora que ya estaba dispuesta a volver a relacionarse con la gente era el momento para rectificar ese error-. Claro. Podemos dar una vuelta por los terrenos, están muy bonitos con la caída de las hojas. O quedarnos dentro del castillo si hace demasiado frío –respondió mientras se frotaba las manos enguantadas. La temperatura había bajado bastante y, aunque con una buena protección podías aguantar, quizás era mejor idea no salir mucho. Aunque a ella igual le daba.

- Hola, Kendra –saludó a la morena y luego se obligó a sí misma a conversar-. Pues esperaba que Ollivander me mandara mi varita arreglada. Se me rompió hace ya dos semanas, pero todavía nada –Miró al techo, como si esperara ver a una lechuza con su encargo-. Estos días estoy fallando un montón con esta que me prestaron. Pero bueno... ¿Tú cómo estás?

-Kendra -respondio  a aquel chico de segundo que se le presento y que jamas hasta entonces le habia dirigido la palabra. Extraño, sin duda. No obstante, Kendra se mostró correcta, como de costumbre y llego a dedicar al chico incluso una diminuta sonrisa-Encantada. Aunque me temo que no eres el unico con sueño... A mi me costó muchisimo levantarme hoy... comentó entonces, antes de sorprenderse, cuando por fin Asterope rompio el bloqueo y se decidio a hablar un poco.

-Escribe a malas a casa... O diselo a algun profesor, quizás puedan ir a preguntar ellos mismos. -le propuso entonces a Asterope, cuando se quejo de que aun seguia sin varita despues de tantos dias. Y entonces sonrio a su amiga, cuando le pregunto como estaba , lo que hizo que unos pequeños hoyuelos aparecieran en las mejirllas de la chica-Contenta de ver que pareces estar algo mejor. -le dijo, sincera. No podia reprochar nada a Asterope. Desde lo de las mascotas, ella misma tampoco habia sido la de siempre- Y mejor tambien, la verdad... aunque supongo que las cosas ya nunca seran iguales... -reconocio, sincera, torciendo ligeramente el gesto, con aire resignado.