Partida Rol por web

Mientras nos ibamos moviendo, arrastré una vez más la mirada hasta las envejecidas paredes que nos rodeaban, dándole a alguna que otra vuelta al comentario de Momoko, que bien podría haberme leído el pensamiento. Sonreí absurdamente para mis adentros al pensar que, en cualquier caso, todo aquello que habían presenciado perdudaría como un secreto hasta el final de sus días, teniendo en cuenta que seguramente no estaban en disposición de compartirlo.

Dejé de preocuparme tanto por el pasado y volví a centrar mi atención en el presente mientras escuchaba. Quizá no sería mala idea ofrecer unirme al grupo de compra más tarde: Quedarme dormido en el autobus no había sido el mejor comienzo para estrechar lazos, y tenía que empezar a moverme si no quería terminar quedándome apartado. Seguí fijándome en las dependencias, y aunque la segunda cocina resultaba más descorazonadora, lo primero que se me vino a la cabeza era de que Niu podría hacer un milagro con ella.

Pero para lo que no estaba preparado era para los baños. La oscuridad, el aspecto, el olor. Me tapé el morro con el antebrazo derecho y se me arrugó la piel de la cara del disgusto. Me tuve que morder la lengua para no expresar con explícito detalle lo que pensaba de ese lugar, y agradecí el pasar de allí al jardín, que aunque no estaba mucho mejor, al menos no era tan sobrecogedor para los sentidos. Definitivamente Alexei tenía razón: Trabajo no iba a faltar. El pozo quizá era lo más grave, por el peligro que suponía, pero también me llamó la atención la habitación que había junto al comedor. Parecía que la naturaleza había sido especialmente caprichosa en esa parte.

- Ya que nuestro cuarto da al jardín, qué menos que ayudar aquí. - Comenté sumándome a Baddi, sonriéndo un poco antes de comentar - Puedo echarte una mano, aquí hay trabajo para más que uno. También creo que lo primero sería encargarnos de la zona del pozo. Quizá cercarlo con madera, por si las moscas.

La parte que habíamos visto no estaba mal, y me ilusioné. Pensé que igual con unos pocos remiendos y pintura...

Entonces seguimos el recorrido y la realidad me golpeó. Primero fue la cocina. No la de casa de mi abuela está tan mal, y hablamos de una cocina de una Jara de más de 100 años.

Pero lo peor fue el baño. El olor, las raras muertas, suciedad... Encantador, a ver quien es el primero en usarlo.

Sin embargo, viendo la casa se nota el potencial. El potencial para los mirones. Joder, ¿un jardín justo tras el baño? ¡Vamos! ¡Ni que esto fuera la vida de Brian!*

Suspirando y negando, pues nunca entenderé del todo a los japoneses, sigo al grupo. El jardín al que nos llevan es otro maravilloso sitio donde descansar y relajarte mientras los bichos te meriendan.

Sin embargo, mi vista queda clavada en la habitación de puerta medio abierta y a ras del suelo. ¿Qué era lo que decían de japoneses y pureza? Hum... No recuerdo, algo que explicaba que las habitaciones estaban elevadas si eran puras.*

Miro a mis compañeros. Creo importante encargarse del jardín. Y no solo por el pozo, también por hacer accesible ese cuarto. ¿Qué hay allí?

Seguimos con el recorrido turístico por la casa y, con cada nueva estancia que se nos mostraba, cada vez se afianzaba más en mí la impresión de que nos encontrábamos en dos casas muy distintas dentro de la misma. Aunque las dos necesitaban arreglos y limpieza, una de las zonas, precisamente esa en la que estábamos curioseando en esos momentos, estaba mucho más abandonada, era más húmeda y parecía que llevaba siglos sin que alguien hubiera puesto un pie en ella. Y qué decir del asqueroso olor que atacó sin previo aviso mis fosas nasales. A punto estuvo de hacerme vomitar y casi lo hago al ver el estado en el que se encontraban los baños.

—Habrá que echar a suertes quien limpia todo esto —comenté, mientras esperaba que no me tocara a mí.

Lo mismo se podía decir de la otra cocina que estaba antes de los baños, que sólo con ver su estado ya se me revolvían las tripas. Sin lugar a dudas esa zona de la casa era inquietante y muy desagradable. Estaba bien pensar de manera romántica en la cantidad de historias que encerraría esas cuatro paredes, pero la suciedad, el polvo, los malos olores y toda la mugre y asquerosidad tenían muy poco de romántico y mucho de desagradable.

Llegamos al jardín, o mejor decir mini selva. Ya a esas alturas mi arrepentimiento por haber aceptado la propuesta de trasladarnos allí se estaba haciendo con el poder y me empezaba a plantear muy seriamente largarme de allí en cuanto tuviera la oportunidad. No era el trabajo duro lo que me asustaba sino el tipo de trabajo que era ya que de pensar que mis manos, por muchos guantes que llevara puestos encima, tocaran toda esa mugre me ponía los pelos de punta, eso sin pensar en el zoológico que nos podríamos encontrar entre las hierbas o en el agua estancada del baño. Me estremecía sólo de pensarlo.

Fueron las palabras del alumno recién llegado las que me hicieron fijarme en la habitación entreabierta y, enarcando una ceja a modo de muda pregunta, esperé expectante la respuesta. Si alguien se hubiera atrevido a caminar por aquel jardín salvaje, me imaginaba que no hubiera tenido ningún problema para colarse en la casa.

Cuando Lyssa se pone de parloteo con su compañera de habitación, me cuesta horrores apartar la vista de su camiseta, con mi subconsciente tratando de eliminar la tela mojada para precisar las curvas, pliegues y distintos tonos de su piel con mayor precisión. No negaré que tras nuestro breve encuentro en el McDonalds fantaseé algo con ella, tanto porque me resultaba atractiva como porque era la primera mujer occidental con la que había hablado en bastante tiempo. Espero que nuestras nuevas circunstancias sirvan para que haga el círculo de colegas que no tuve durante nuestra estancia en la fatídica residencia de estudiantes.

Aún así creo haber entendido el tipo de intimidad que hay entre ella y la hermana de Kueng y no querría molestarla. Más aún habiendo entrevisto cómo se las gasta. Aún así mi abstinencia forzosa le choca las cinco de pasada a mi imaginación y por unos instantes no puedo evitar imaginar una escena entre las dos mujeres bajo el futón.

Espero que la cantidad de trabajo que tenemos por delante me tenga lo suficientemente ocupado y cansado como para caer en estos momentos de debilidad.

Este nuevo recorrido estaba dejando expectativas ni precisamente agradables. No era que hubiera pensado que encontrarían un sitio en condiciones para ser habitables, pero jamás creyó que encontraría un lugar que más le recordaba al modo en que vivían algunas tribus, o de los sectores pobres de Uganda. Llegar al baño fue un horror nauseabundo, y la morena se llevó el cuello de su camisa sobre su nariz, mirando con horror al interior.

Finalmente llegaron al jardín, que sib duda a pesar de su descuido producía una sensación de paz. Algo de naturaleza estaba muy bien, y de un lado a otro se escuchaban los chicos ofrecerse para arreglarlo. Freedom, sin embargo, pensó en las prioridades, y tratando de no mostrar un aire de pánico se dirigió al profesor.

-¿Es ese el único baño, o el que en mejor estado está? Porque de ser ese el caso...- Tragó fuerte, pero continuó. -En ese caso lo mejor es darle prioridad. Así que... Ugh, me apunto a comenzar a limpiarlo, al menos sacar las ra-ra-ratas.- No había podido contener el tartamudeo, de solo pensar en el horror de aquello, pero si no había un lugar decente para ir al baño, no iba a poder sentirse cómoda.

Efectivamente, esos eran los únicos baños que habían. Así que si, iba a ser un punto muy necesario de tratar. 

Miró hacia el lugar que señalaba Viktor- Esa zona está en muy mal estado, será mejor que no se toque demasiado por ahora- Ignoró la pregunta, de primeras- Era la antigua zona donde vivía la familia del cuidador de la casa. 

Se movió hacia atrás, cerró la puerta y continuasteis por las habitaciones desde el pasillo. 

Los pilares de madera, cada par de metros como máximo, aunque fuesen mas por adorno al verse exteriores, estaban desgastados en sus bajos, aproximadamente de un metro para abajo, el color se volvía de un marrón oscuro a uno casi ceniza. Altos, de casi tres metros, daban a un techo plano con algunas humedades. Las paredes eran un poco irregulares, así que estábais seguramente ante una casa que no había sido creada con moderna maquinaria. Una leve iluminación se colaba por tragaluces pequeños dispuestos en las partes superiores de las paredes. Aun así con ese día nublado, casi era como estar en penumbras. 

Todas las puertas que os encontrábais estaban cerradas, y eran casi del mismo tamaño y forma. Sí, aquello iba a ser un lío. Lo único que se salvaba era la diferenciación de un ala a otra, cuando pasasteis de la central a la izquierda el cambio en paredes y el umbral donde estaba una puerta mas grande era claro. Y no solo eso, el suelo tenía un escalón pequeño que advirtió el profesor. 

La habitación 13 fue descubierta- Aquí duermen....las señoritas Koha, Hayashi y Sasaki

Como muebles, estaba la cómoda abierta, con ropa aun dentro, revuelta. Al lado, una puerta corredera que debería de llevar al cuarto de vuestros compañeros, pero por la posición de la cómoda, no había uso usada porque dificultaba mucho el poder abrirla.

Una mesita con una réplica de algún tipo de templo, un pequeño espejo ovalado encima de este, a un lateral muy pegado a la puerta extra y dos o tres cajas con cosas dentro. Aparte de algunos enseres tirados por el suelo. 

Las esterillas se habían movido, dejando ver el suelo medianamente decente en esa parte al menos. 

Pasaron a la habitación de al lado* que era la de Einarsoon, Xu e Inoue 

Olía mal, a humedad, cigarrillos mojados y hierba podrida. 

La sala resultó estar en meridianas condiciones pese al olor y bastante vacía. El suelo, era de esterilla así que igual debajo estaba todo mejor...o peor. Una parte había sido movida, como en la anterior, solo que esta no parecía mucho mejor que el resto, al menos la parte cercana a la puerta corredera que daba al exterior.

Había una puerta corredera, doble, que al parecer daba a la habitación de vuestras compañeras.

Las escaleras para subir están junto al dormitorio 10, el segundo piso está clausurado al llegar por un montón de paneles de madera.- Arriba aun no puede subirse, solo los laterales tienen planta superior, la nave central no. 

La siguiente fue la habitación vacía número 9 según el mapa del profesor. 

En esa, solo se encontraban el mueble que parecía traído de una cocina, con cubertería varia, un escritorio blanco donde reposaba entre otras cosas un antiguo teléfono. No olía especialmente mal, y cabrían dos personas sin muchos problemas. La única pega es que no daba a la parte interna y la ventana estaba un poco rota. 

El reloj aun funcionaba, solo que daba una hora equivocada. Estaba veinte minutos adelantado. 

El pasillo, daba la vuelta y entre estos dos, había una habitación pequeña, muy resguardada con las paredes de madera densa y una puerta doble de papel antigua, aunque le habían colocado un cristal a un lado para resguardar mas del frio o el calor. Un banco de madera negra, sin ornamentos, pero si con reposaespalda se situaba escondido hasta que entrases en la sala, a mano derecha.- Podemos ver la habitación número 8 o simplemente seguir primero con el interior- os miró. 

Tras restar importancia a la necesidad de arreglar el cuarto al otro lado del jardín, el profesor Seung continúa llevándonos de gira por la casa. A estas alturas creo que ya me puedo esperar cualquier cosa. Me río al acordarme del misterioso envoltorio que había al fondo del jarrón de la habitación que compartiremos Alexei y yo: de repente, no me parece tan descabellado que realmente pudiera haber un gato muerto metido ahí dentro.

Pero a pesar de la gracia que me hace la situación, una cierta ansiedad se instala en mi cuerpo. Hay tanto, tanto que hacer… Va a consumir gran parte de nuestro tiempo si esperamos adecentarla lo suficiente como para que sea habitable en el tiempo que permanezcamos aquí. Deberíamos empezar cuanto antes. La idea de levantarme a medianoche y tener que orinar en ese cuarto de baño me da escalofríos, pero no sé si la alternativa de hacerlo en el jardín será mucho mejor. Cada momento que dejemos pasar ahora será menos tiempo que tendremos después para hacer los arreglos. Menudo agobio. Bueno, será mejor que me relaje e intente disfrutar del resto del paseo por la casa. No creo que nada pueda sorprenderme demasiado ya.

Lentamente vamos recorriendo los pasillos, asomándonos a cada una de las habitaciones por las que vamos pasando. Algunas están mejor que otras; hay cuartos que incluso tienen cosas y cajas tiradas por ahí. Ni idea de qué contendrán, la verdad. Cada vez tengo más ganas de ponerme a revolver y empezar a tirar todo lo que no sirva. En un cuarto hay un antiguo altar atestado de cosas. Otro tiene muebles de cocina, cubiertos, un teléfono, un reloj… Me detengo a mirar el reloj, que todavía funciona. Extraño. El tiempo debe de haber hecho que se desfase, porque está adelantado unos veinte minutos. Otra cosa que arreglar.

Al dar la vuelta al pasillo, Seung nos pregunta si queremos seguir viendo la parte de dentro de la casa o si por el contrario nos gustaría echarle un vistazo a la habitación número ocho, que si mal no recuerdo es la antigua enfermería y maternidad.

Me pica la curiosidad.

—Bueno, ya que estamos aquí —comento, echando un vistazo al plano en mi móvil para orientarme mejor—, creo que estaría bien ver la habitación ocho. Así no habrá que volver atrás luego. Y además, ¡parece interesante! —termino, con una sonrisa radiante.

No puede ser peor que el cuarto de baño. Si mal no recuerdo, es el dormitorio de Niu y Lissa; creo que la canadiense ha dicho antes que su habitación estaba muy bien…

"Sabía que iba a soltar algo así, es que lo sabía... Si es que no puede evitarlo..." -pensó Niū con una media sonrisa mientras lanzaba disimuladamente un pellizco a Lyssa en el costado en respuesta a su comentario por lo bajo.

Niū acompañó al grupo, mirando en silencio las habitaciones y pasando a la siguiente sin realizar comentarios. No había nada bueno que decir, por lo que era mejor permanecer en silencio. Aunque bueno... al menos la estructura no parecía dañada. Con limpieza y muebles nuevos estaría solucionado casi tres cuartas partes de aquel desastre.
 

Por supuesto, ya no volvió a cambiarse de calzado, sabiendo que iba a necesitar el de exterior para llegar hasta su habitación más tarde.

Cuando el profesor les preguntó si preferían ver su habitación o ir al resto de la casa, Niū sí que intervino.
-Yo eh... prefiero habitación primero. -dijo en su torpe japonés con acento chino- Yo tener cosas mías aquí -señaló la habitación junto a la 9- en salida trasera. Así yo guardarlas. Y... uhm... ahora estamos cerca de nuestra habitación. -agregó, pensando que lo que les quedaba por ver, la habitación 12 y el comedor, les llevaría a dar mayor vuelta más tarde.

Además, intuía que Lyssa no se quejaría nunca de algo así, pero debía estar pasando frío, así que planeaba que ambas se quedarían en la habitación por un momento. Ella para ordenar sus cosas como mejor pudiese, y Lyssa para cambiarse.

Continúo el recorrido sin decir mucho más, creo que el baño ha marcado un antes y un después sobre cualquier posible consideración de la casa, pero soy lo suficientemente cabezón como para asumir la situación tras medio segundo mordiéndome la lengua. Zapatero a tus zapatos, trataré de refugiarme en el jardín cuanto antes, a ver si conseguía esquivar la peste más intensa, aún teniendo que echar un vistazo al pozo.

Eso si, algo en mi interior da un traspiés al ver la habitación 9, por algún motivo que no puedo precisar, el que el reloj no esté en hora pero aún así funcione me pone muy nervioso, una concatenación de 'noes' ocupó toda mi cabeza, de oreja a oreja en un loop continuo, pero no quiero que me vean en modo caja. Salgo al pasillo, recupero el aliento y sigo al grupo cuando avanza. Espero que su mecanismo sea similar al del reloj de pared que mi abuelo tenía en su caserón, cuando cada uno vuelva a lo suyo trataré de ponerlo en hora.

Lyssa rió y pareció protegerse el costado tras algo que hizo Niu. La miró sonriendo y negó un instante con la cabeza. Después le susurró algo al oído, mientras sonreía con mucha satisfacción. 

El tour por la casa ya la tenía un poco aburrida, y la sugerencia de que fueran a la que sería su habitación no se le pasó. Quizá hasta pudiera escaparse de la visita. Además ya lo habían visto todo ¿no? La casa era grande, vieja, y necesitaba arreglos. Ya lo había pillado. Vamos a acabar de barro y mierda hasta arriba... Murmuró, aunque no parecía que lo dijera siquiera con desagrado, más bien constataba un hecho.  

-Otro voto por la habitación de la suerte - levantó la mano después de que Ryota y Niu hiciesen la sugerencia. Después de eso se volvió hacia Niu - ¿Donde están tus cosas? 

-Me alegre ver que piensas lo mismo que yo... 

No me molestaba el trabajo, ni tampoco mancharme las manos como se decia en mi pais, pero esto era... pasarse de listos. Las habitaciones e incluso la cocina podian tener un pase, pero segun avanzabamos por las habitaciones la cosa no mejoraba ni un apice y eso que el bañor, por el momento, era sin duda de lo peor. No es que ya fuera malo, es que seguramente seria incluso mas sano e higienico delimitar una letrina en algun lado del jardin que intentar meterse ahi dentro a hacer algun tipo de necesidad. Eso, si en el lado del jardin donde no habia que entrar con un machete mientras evitabas serpientes.

Inspire levemente y me relaje. Esos no eran pensamientos positivos... y con el trabajo que habia, era mejor intentar ver el lado bueno... y por el momento era que ibamos a estar demasiado ocupados como para pensar en nada.

No pude evitar mirar a la habitacion mencionada, donde habian residido los familiares del cuidador de la casa. El hecho de que el profesor pasara por alto la preguntas sobre la misma y casi no le diera importancia, no me agrado. Los japoneses a veces tenian esa forma tan sutil de esquivar preguntas, que no parecias darte cuenta de lo que hacian, hasta que ya te la habian hecho. Era... algo de lo que aprender.

Si el cuidador estuvo aqui mas tiempo que las familias, entonces quizas ese lugar este mas cuidado que el resto de la casa. no? - Ademas de que incluso podria tener baño propio... despues de todo segun las costumbres niponas, dudaba que permitieran al servicio usar el baño principal... o eso creia.

De las demas habitacion lo que me llama la atencion es el reloj. Es decir, no se suponia que cuando un reloj va mal... se retrasa, no se adelanta? Ademas seguia funcionado? Intrigado iba a mirarlo de mas cerca, cuando el profesor comento lo de ir a la habitacion que estaba separada de los demas, la enfermeria creia recordar.

Mire a Ryota y sonrei ampliamente. Su positividad era abrumadora... sin duda iba a ser un puntal en todo esto. Me acerque al nipon, riendo levemente. - Estoy con Ryota... - Mire a las dos chicas. - Y Niu y Lyssa, vamos a la habitacion ocho. - Mire a los demas. - Puestos a hacer un tour, hagamoslo entero y asi todos sabremos el estado de la casa en general, antes de decidir por donde empezar, aunque creo sin ninguna duda de que el baño es una necesidad basica.

Mire entonces al profesor. - En caso de no ser posible tenerlo listo hoy. Creo que deberiamos delimitar una zona para chicos y otra para chicas, para usar como posible letrina si la casa no tiene otras instalaciones de ese tipo. - No pude evitar pensar en la zona de la familia del cuidador.

Entonces cai en algo. - Aunque creo que iria bien ir a por los zapatos... - Mire a Lyssa, al ser consciente de que casi me habia pisado con su explicacion, dejando claro que el camino era... complicado.

Voy observando la casa y a mis compañeros. Miro a Alexei cuando dice lo del cuidador, extrañado. Hum... El profesor ha dicho que esa parte está PEOR que el resto. Así pues, ese comentario no viene a cuento.

Seguimos el recorrido turístico por éste magnífico balneario. Lo siguiente son habitaciones ya ocupadas. Miro la 13 y luego a sus ocupantes. ¿Asumo bien si imagino que esas cosas no son suyas? Si quieren, podemos mover un poco la cómoda para despejar esa puerta.

La siguiente habitación huele demasiado a humedad. Miro al profesor. Ustedes, ran acostumbrados al incienso, ¿se les ha ocurrido traer algo para limpiar el ambiente de estas habitaciones, que era el uso real que se le daba antes?

Mientras seguimos, cada vez me escama más el suelo. Hasta que llegamos a la siguiente. No nombra a nadie. ¿Nadie va a dormir en la habitación 9? Porque, si es así, podría quedármela yo.

Cuando habla de ir al interior o ver la habitación 9,solo me encojo de hombros. Lo que digan...

Finalmente levanto la cabeza. ¿Se sabe por qué las paredes están así de arañadas?

Dediqué una última mirada al que había sido el habitáculo de la familia del cuidador antes de seguir los pasos del grupo. Me resultó extraño que la puerta hubiera estado abierta, y aunque en su día se usó para eso, me pregunté exactamente qué había dentro ahora, y si de verdad estaba en tan mal estado en comparación a lo que ya habíamos visto, porque la imaginación no me daba como para dibujar algo peor que lo que había visto en el baño. En cualquier casó, no llegué a dar voz al pensamiento, aunque parecía que Alexei tenía unas ideas bastante parecidas...  y que Viktor estaba en el opuesto directo. Aunque no me metí, me dio la sensación de que la respuesta había sido más abrasiva de lo que necesitaba serlo.

El resto de la casa bien podría haber sido un laberinto, y aunque todo era cosa de costumbre, no se quería imaginar el cómo sería tener que recorrer esos pasillos por la noche, si íncluso de día era más bien oscura. Por lo demás, seguimos recorriendo las habitaciones, incluyendo una que ya conocía de vista y la propia, en la que, para mi disgusto, no tenia pinta que el olor se hubiera esfumado ni un poco. Quizá tendríamos que haber escogido la nueve.

Y cuando llegó el momento de elegir qué hacer, sabiendo que la habitación era la de mi hermana, la miré a ella y símplemente corroboré su opinión con un asentimiento mudo.

La profesora tomó la voz cantante ahora- Los arañazos pudieron ser provocados por alimañas, o los anteriores dueños...- se quedó pensando- se que una vez se quemó la casa y otra se inundó pero de eso hace ya. 

Si, tenemos incienso, pero primero habrá que verla entera, no se si tendremos suficientes, igual podríamos ir a comprar al templo, seguro que tienen un montón- Asintió en general al grupo. No dijo nada con respecto a su idea de quedarse en la habitación número 9, esa era su elección. Aunque....- Podría dormir con el profesor Tuan- dejó caer.- Creo que aun está solo. 

Tuan asintió- Si, podríamos quedarnos son la habitación 9, pero...¿y usted? 

La mujer sonrió con amabilidad- Veremos si hay alguna otra habitación estable, si no, las primeras dos noches podría dormir en la camioneta, sabe, es bastante cómoda. Dormí ahí en mi viaje por todo japón hace tres años- Era extraño imaginársela a ella, siendo tan...amable y cuidada haciendo ese tipo de viajes. 

Al final se optó por recoger los zapatos y moveros a la habitación que estaba fuera de la construcción. 

La puerta para salir, se abría de forma contraria, los paneles estaban cambiados y se cruzaban. 

Estaba dividida en dos partes, una era ese dormitorio que incluso tenía una pequeña estufa de carbón (inferior derecha), al cual se accedía directamente. Había muchísimo polvo, pero estaba bastante bien. La puerta, daba acceso a otra sala mas pequeña y con mas aspecto de estar descuidada, donde había una vieja televisión, una mesita para el té y algunos enseres de lo que podría haber sido un comedor muy pequeño; platos, vasos, cubiertos, colocados en una caja de madera en el sobre o sobre la televisión.

Sobre la mesita había un set de té bastante viejo, de tres tazas, un pincel para remover, un cuenco de hierro fundido y la tetera propiamente dicha, también de hierro. 

Allí Lyssa y Niu dejaron sus cosas, o las cogieron, dependiendo de sus necesidades, antes de moverse de nuevo al interior. 

El dormitorio 11, estaba libre. Y de hecho, era también bastante bonita, aunque no disponía de claridad mas allá de la que entraba por el estrecho pasillo o los tragaluces del techo 

^{_{*Si hiciera un día soleado y la puerta trasera estuviera abierta, esta sería su iluminación.}} 

También era la única por ahora sala, que habíais visto que no tuviese pared, si no papel que daba al pasillo. La intimidad sería bastante precaria. 

Me quedaré aquí- Dijo la profesora- Si nadie mas quiere cambiarse a esta- os miró en general. 

Y al final, la que quedaba era la sala 12**, la de Alexei y Ryota . Había que girar al otro lado para abrir. 

Olía mal, a humedad, cigarrillos mojados y hierba podrida. 

La sala resultó estar en meridianas condiciones pese al olor y bastante vacía salvo por el jarrón. El suelo, era de esterilla así que igual debajo estaba todo mejor...o peor. 

Las dos puertas al fondo, podían ir hacia la habitación alargada que estaba debajo en el mapa, pero que no tenía aun número ni era factible para entrar. Según el profesor. 

Cuando pasaron por la habitación 13, Freedom rió al comentario que hizo Viktor. -Oh, no, ya probamos esa puerta y comprobamos que funciona.- Dijo, sus mejillas oscureciendose un poco entre la vergüenza y la culpa. -Pero con los chicos de la otra habitación acordamos que lo mejor es que permanezca cerrada.- Sonrió al pelirrojo, el hermano de Niu y el otro chico.

Mientras continuaron viendo las habitaciones, la morena estudió con interés las áreas. La pequeña cabaña era a la vez acogedora y un poco escalofriante. Pero al final quien parecía llevarse el premio a la mejor habitación era la profesora. El sitio estaba casi totalmente vacío, y posiblemente sería el más sencillo de limpiar.

Pero Freedom ya estaba comprometida con su habitación y con quiénes serían sus compañeras de cuarto.

La manera en que el nuevo responde al comentario de Alexei me parece algo grosera. Su observación acerca del incienso también me parece un poco fuera de tono; no lo bastante como para resultar molesta, pero sí como para que uno se pregunte si podría haber mala intención. Sin embargo, prefiero atribuirlo a diferencias culturales o a que tal vez aún no domine totalmente los registros del idioma.

Cuando salimos al exterior para ver la cabaña enfermería en la que van a dormir Niu y Lyssa, me sorprende bastante el buen estado de la misma. Parece un edificio sólido y robusto, y desde luego estarán bien tranquilas. La única incomodidad será lo alejadas que estarán del cuarto de baño, aunque imagino que ya lo habrán tenido en cuenta.

El interior de la cabaña está muy bien, la verdad, y más considerando cómo está la casa principal. Les ha tocado la lotería con este dormitorio. Recogido, acogedor y en un estado razonablemente bueno.

—Ey, ¡qué bien vais a estar aquí! —Le doy un codazo amistoso a Niu, guiñándole un ojo—. Si lo llego a saber me quedo con vosotras.

El dormitorio da paso a una salita con varios cachivaches de comedor y una tele que seguro que no funciona.

Una vez las chicas han dejado sus cosas allí, volvemos a la casa para continuar con la gira. Pasamos por una habitación grande y espaciosa, completamente vacía y bien iluminada. Habría sido perfecta, pero la profesora Momoko se la agencia. Demasiado tarde. Cuando volvemos a pasar por el cuarto que nos hemos quedado Alexei y yo, no puedo evitar pensar que, visto lo visto, tampoco está tan mal. Un poco de ventilación e incienso y el olor se refrescará considerablemente. Me adelanto unos pasos hacia el jarrón, echando un nuevo vistazo dentro.

—Profesor Seung, ahí dentro hay algo. Una especie de paquete, algo envuelto, pero… no se ve bien. ¿Deberíamos sacarlo de ahí?

¿Por qué de repente no me puedo quitar de la cabeza el misterioso objeto del jarrón? Si por mí fuera lo sacaría ahora mismo para ver si es algo importante o si lo podemos tirar. A fin de cuentas esta va a ser mi habitación…

Cuando llegaron a la habitación 8, Lyssa sonrió muy satisfecha de si misma, aunque en realidad no había sido ella la que la había elegido. Se pegó a Niu, y sin que se le quitase la sonrisa de los labios, dijo La mejor, te lo dije. La observaba como si fuera un regalo. Después de lo que habían visto hasta el momento no tenía ninguna duda, y no creía que se fueran a encontrar otra en mejor estado. Después de haber hablado con Tuan estaba segura de que no iban a encontrar ninguna mejor, ni más interesante.

-No te preocupes, ya te pasarás por aquí en las fiestas - le comentó a Ryota

Dejó sus cosas y las de Niu en la habitación. Había cogido las maletas de ambas sin dar tiempo a nadie a ayudarla y las había cargado hasta allí. No pareció costarle demasiado esfuerzo.

Se quedó un par de minutos con Niu en la habitación, antes de reunirse con el grupo para continuar la marcha. Cuando continuaron hacia el resto de las habitaciones no hizo demasiados comentarios. Ni siquiera parecía prestarles demasiada atención. Solo lo hizo a la que eligió Motoko, y más al lugar en que estaba que a la habitación en si.

Mire a Viktor ante su respuesta por la acritud y abrasividad de la misma. Frunci levemente el ceño, como si estuviera pensando en algo que desestime, y acabe por simplemente sonreirle tranquilamente, sin darle demasiada importancia, antes de vovler a fijarme en lo demas. Aquellos que no veian mas alla de lo que les decian, estaban destinados a nunca encontrar nada mas alla que lo que sus ojos veian.

La casa, porque aquello no era solo una habitacion, de Lyssa y Niu era una pasada. El exterior ya dejaba ver que sin duda estaria mejor que las demas. Los pilotes exteriores la elevaban del suelo por lo que habria sufrido menos por accion de la humedad, mas el interior ya era de impresion si se comparaba con todo lo demas. Incluso se me escapo un leve silbido al verla. Mire a Ryota mientras le daba un golpe a Nyu. - Ehhh tu, no vayas a dejarme solo a la primera de cambio. - Rei levemente. - Sin duda es la mejor. Gran eleccion chicas. - La sonrisa casi de oreja a oreja mientras miraba a las dos, dejaba claro que no habia maldad ninguna y que me alegraba de verdad por ellas.

Seguimos tras una breve visita a la linda y pequeña casita, con el resto de la casa. La profesora encuentra donde dormir tras meter a Viktor con el profesor o eso creo entender. Tampoco es que importe demasiado.

Habitacion tras habitacion, acabamos por llegar a la de Ryota y mia. La verdad es que si quitamos el olor y parte de la esterilla afectada, lo unico es que le falta algo de mobiliario, por lo demas estab bastante bien. Es como medio lienzo con el que hacer lo que queramos, sin preocuparnos por lo viejo que habia antes. Debo admitir que tras ver algunas de las otras y sobretodo el baño, cada vez me aprece mejor el nuestro. Acabo por sonreir, sobretodo cuando Ryota suelta lo del posible gato dentro del jarron.

Le di una palamada en el hombro a Ryota. - Venga ahora somos mas asi que sera mas dificil que se nos rompa el jarron. - Mire al profesor, y a los demas. - ¿Nos ayudais? Si no voy a tener que estar oyendo todas las extrañas teorias que se le ocurran durante lo que resta de dia y de noche... - Rei mirando a Ryota, solo para que entendiera que no me reia de el, sino con el. Avance en direccion al jarron si los demas lo hicieron.