Partida Rol por web

La Casa de las Rarezas

Capítulo 1 - Un nuevo comienzo

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04/10/2019, 19:34
Director

Prácticamente la casa al completo se vuelca sobre lo que ocurre en el callejón. Unos pocos os quedáis atrás, observando, ya sea por decisión propia o porque no os da tiempo a llegar desde donde os encontráis. Desde la plaza delante de la mansión, escucháis y atináis a observar un poco lo que ocurre. 

Desde la distancia y con la oscuridad del callejón, no veis muy claramente quien es quien, pero a algunos los identificáis. Hay al menos tres cuerpos tirados en el pavimento, muertos o malheridos no lo sabéis. Alguno parece moverse. Os parece ver a Viero, apoyado contra la pared de una casa, y por como se mueve, en un estado bastante... Pésimo. A lo lejos parece haber gente huyendo. Y de pie, como si no le hubiera ocurrido nada, Edirian os da la espalda mientras observa a los que se alejan.

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04/10/2019, 19:36
Director

Corréis a toda velocidad hacia los disparos. Al llegar, Esla toma la precaución de echar un vistazo sin exponerse, pero parece que el peligro inminente ha pasado. Al menos en lo que respecta a vuestra seguridad.

El callejón parece un campo de batalla. Los más cercanos a la mansión y la entrada del callejón os son, en su mayoría, conocidos.

Apoyado de espaldas contra la pared de una casa está Viero. Sujeta a duras penas su fusil. Tiene una herida de bala en el hombro, probablemente no muy grave, pero tapa como puede una enorme puñalada en el costado izquierdo. Una herida que cualquiera que haya estado en un campo de batalla sabe que puede matarle si un médico no lo atiende cuanto antes. Una herida probablemente mortal.

En el suelo, a su lado, hay dos hombres. Uno, es un tipo gigante. Descomunal. Está boca arriba, muerto, con la vista perdida en el infinito. 

El otro es Eikon. Pálido como la muerte, se ha derrumbado contra una pared. Tiene sus manos apretadas contra la garganta. Apenas le quedan unos instantes de vida, en los que su mirada se clava con rabia en todo lo que ve. Le han disparado en el cuello, y su vida se escapa ante sus ojos.

Delante de ellos ... Está Edirian. El muchacho se vuelve al veros llegar. Su expresión es fría, triste. Cansada. Como si hubiera hecho algo que no deseaba. Aparte de una minúscula herida en su frente, con una gota de sangre que cae por su cara, está perfectamente.

A unos metros de Edirian, en el suelo hay un cuerpo roto. Alguien se ha desplomado de cara contra el suelo desde una gran altura: he ahí vuestro tipo volador. Tiene las piernas rotas en posiciones desagradables de observar, los brazos parecido, y gime de manera lastimera. No sabéis si se está muriendo, si va a morir en unos instantes, o si sobrevivirá a sus heridas. Pero no se va a ir a ningún lado.

Al fondo del callejón, solo queda una mujer, que se sujeta su brazo como si estuviera roto y corre como si un Perdido fuese tras ella. Todavía está a tiro de vuestras armas, o quizás podríais atraparla si la perseguís, pero si gira sin que salga nadie tras ella será muy difícil seguirla...

Aunque varios de vosotros conocéis la Lengua del Mundo, todos recordáis las palabras de aquellos más sabios que vosotros: la Lengua no es un arte de sanación. Aquel que la esgrima pensando que es así, acabará matando más que salvando antes de encontrar su propia muerte. No es una tarea imposible, pero si una mucho más arriesgada que cualquier otra.

Notas de juego

Viero está malherido. Necesita ayuda médica. Primeros Auxilios DIF 15 podría estabilizarle unos minutos. Necesita un cirujano igualmente.

Eikon está en ficha muerto. Un médico ni primeros auxilios servirían de nada. ¿La Lengua? Quizás. Pero aviso: es más probable que salga MAL que bien. Mal incluyendo el que la use :). Avisados estáis.

La mujer que huye está a tiro de vuestras armas de fuego todavía si alguien quiere disparar. DIF 18.

Si queréis perseguirla, iniciaríamos una persecución. Requeriría varios turnos, no la alcanzaríais en uno solo, pero para acercarse es tirada de atletismo contra tirada suya :). 

PD: Si queréis, el tipo que ha caído del cielo sigue vivo. Necesita también un médico, pero sus heridas, al no ser una cuestión de desangrarse, son menos urgentes. Si alguien quiere rematarlo, es libre de hacerlo sin tirada.

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04/10/2019, 19:51
Roco

Levantas el rifle cuando ves al gigante que te mira. Cuando aprietas el gatillo, dudas al ver que el gigante baja el arma, pero es demasiado tarde. Aprietas, notas el leve retroceso y la bala le alcanza en el corazón. El enorme asesino da un paso atrás, se desploma boca arriba y se cae.

Muerto.

Notas de juego

Marca el dado medio, muchacho. Tal parezca que quieras morir xDD. Si hubieras sacado un 1, estabas muy probablemente muerto :) (pifia, fallo automático).

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04/10/2019, 19:53
Director

Al fondo del callejón, el chico que te disparó en el hombro ya ha huido. Pero la muchacha de tez pálida y ojos helados, viendo la situación, toma la única decisión prudente. 

Huir. 

En ese momento, notas la sangre cayendo por tu pierna. Es mucha, mucha sangre. La palidez de tus manos, el temblor de tus pies. Te estás desangrando. Te cuesta siquiera sostener el rifle. Cuando levantas la vista, ves que un grupo grande de tus compañeros aparece en el callejón a la carrera. 

Podrías intentar vendarte tu solo la herida, pero... Si sale mal será peor. Y es difícil curarse a uno mismo. Quizás lo mejor sea aceptar ayuda...

Notas de juego

Pierdes 1 PV adicional por desangramiento.

Si quieres detener la hemorragia, es DIF 20 de primeros auxilios. Para otra persona sería 15.

Sin médico, acabarías muriendo igualmente. Necesitas un cirujano. Pero por lo menos alguien podría evitar que sigas desangrándote... Por ahora :P.

También puedes, si quieres, disparar a la mujer que huye. DIF 18. 

En todo caso, cualquier acción dificil o que requiera esfuerzo físico, te haría perder 1 PV. Si te hacen Primeros Auxilios, implicaría que las heridas se vuelven a abrir y volverías a desangrarte. ¡Cuidao!

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04/10/2019, 20:01
Yria

- ¡Pol Perdiu, la madre del cordero! - dice la muchacha viendo la escabechina- ¿Dir, tas bien?

Yria sujeta su arco mirando en derredor con la boca abierta. Aquel espectáculo es más sangriento de lo habitual.

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04/10/2019, 20:02
Edirian

Edirian observa a la mujer irse. Podría atraparla con facilidad, pero... "¿Y si tengo que volver a hacerlo?" piensa, observando al tuerto roto en el suelo.

No está muerto. No todavía. Pero está destrozado. Convertido en un juguete roto. Edirian aparta la mirada con una mueca de rabia y dolor. Jamás querría llegar a eso, pero... Por eso odia el combate. Cualquier combate acaba en dolor, sufrimiento, muerte, ¿y para qué? ¿Por unas pocas coronas? 

- Estoy ileso, Yria - responde a la muchacha - Ayudad a Eikon y Viero. Hice lo que pude para protegerlos, pero... 

Podía ser casi invencible. Pero eso no hacía invencibles a sus compañeros.

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04/10/2019, 20:05
Corlas far Fusseim

Corlas observa la escena. Su expresión es indescifrable, pero lanza unas palabras suaves en su idioma, que solo Edirian entiende. Y se acerca a Eikon, hincando una rodilla en el suelo. El gigante agarra la mano del tipo de los tatuajes y apoya su otro brazo en el hombro del tipo moribundo, tratando de darle la poca compañía que alguien que va a morir pueda recibir.

Notas de juego

Marcad a los que están en este post marcados.

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04/10/2019, 20:06
Director

Tras observar por la ventana al tipo volador, dejas la sala y avanzas hasta la enfermería.

El lugar, aparte de tener unas cuantas camillas y material médico... Está vacío. Justo observas esto cuando oyes pasos en el recibidor. Son dos personas, Vairan y Adalo, deduces, que bajan a la planta baja.

Quizás sea un buen momento para mirar al otro lado. 

Como hace unos instantes, este te vuelve a golpear con más fuerza si cabe. Los colores, las formas. Todos los hilos nacen en puntos distintos. La camilla, deduces, tiene su hilo en las patas. La cortina, en el centro. Allí comienzan, pero trepan, se enredan, se enroscan. No sabes muy bien lo que la mayor parte de la infinidad de aquella madeja confusa es, pero... Es tan hermoso. Como todo se une. Como todo es parte de algo más. De un futuro conectado.

Como todo es real.

Parpadeas, y filtras los colores. Es hora de ver el dorado, el color del alma humana. 

En la calle, varias hebras se mueven y avanzan. Otras se agrupan y detienen. Todas se entrelazan, si. Para un futuro estarán unidas. No muy lejos, ves hilos, perdidos, rotos, arrastrados hasta el gran infinito donde todos los senderos van. Hilos de alguien que va a morir. Pronto. Muy pronto. Incluso, delante de tus ojos, uno de esos hilos se deshilacha en infinidad de pequeños hilos, que toman otros colores. Lo que antes era un hombre, ahora es carne. Lo que antes era un alma, ahora es un cuerpo.

Mirando al horizonte, todo se vuelve dorado. La ciudad es ingente, y hay miles, millares, puede que millones de hilos mezclándose, retorciéndose, uniéndose, separándose y confluyendo en esa gran madeja indivisible que es el destino lejano. Ese gran nudo imposible de romper, imposible de cambiar, porque hay demasiadas fuerzas afianzándolo. 

Pero no es eso lo que querías ver.

Vuelves tu vista hacia la casa. Y entonces parpadeas. 

Porque ves algo que nunca habías visto.

No.

Ves dos cosas que jamás habías visto.

Lo que está claro, es que no hay ninguna persona en la mansión ahora mismo aparte de ti. Fantina no está allí.

Pero hay dos..."cosas", que no son hilos. Son dorados, sin serlo. Uno es gris, extraño, pero con un interior dorado. El otro es luz, dorada, refulgente.

La luz brilla a varios metros por encima tuya. ¿La habitación del comandante, quizás? Es... Demoledora. Luz, infinita, poderosa. Concentrada. No tiene un hilo, sino que parece que ese hilo sea la misma y mera luz, como si apretases infinidad de hilos en un mismo punto hasta crear algo inmóvil, perenne, y aterrador.

Lo gris... No es un hilo. Es una silueta. Humana. Jamás habías visto nada parecido en el otro aldo del espejo, y dudas si seguir mirando o apartar la mirada. La silueta está... ¿En el salón? No recuerdas haber visto nada. Quizás solo tu puedas verlo, pero... ¿Y si te ve a ti?

¿Qué es eso?

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04/10/2019, 22:18
Esla d'Iridar

Esla observó durante un segundo a la mujer que huía. Tenía la pistola en la mano, a esa distancia estaba segura de que no fallaría, pero no disparó. Tampoco al tipo que estaba en el suelo. Guardó su arma y negó con la cabeza, aquello no era algo que estuviese dispuesta a hacer. Se volvió entonces hacia Peara y Gavilano. De quienes estaban allí era de los que esperaba conocimientos médicos.  

-¿Alguien de ustedes puede ayudarle? - se acercó a Viero e hincó una rodilla durante un momento a su lado. Le miró a los ojos y le puso la mano en el hombro, su mirada no era fría y dura como durante la reunión. En aquel momento deseaba multiplicarse. Sentía que todos ellos necesitaban ayuda - Aguanta, traeremos aun médico. 

Tenía un montón de preguntas que hacer, pero podían esperar. Lo primero era asegurar que la desgracia no fuera a mayores. Volvió a mirar a sus compañeros. 

-¿Quien conoce la ciudad? Necesitamos un cirujano lo antes posible. No me importa si tenéis que secuestrarlo.

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05/10/2019, 15:42
Gavilano
Sólo para el director

La situación del callejón, que evaluó en una rápida mirada, era desalentadora. No por los enemigos, que estaban muertos, moribundos, o huyendo. Tampoco por el hecho de que, de todos los presentes, el arrogante idiota de Edirian era el único que seguía casi ileso. De hecho, Gavilano ni siquiera prestó atención a nada de eso. Su atención estaba acaparada por los dos hombres cuya vida parecía escaparse a través de sus heridas.

El fugaz pensamiento de que no era su problema fue el primero que acudió a su cabeza. Que en este mundo egoísta, los errores de cada uno eran pagados precisamente por el que los comete. Y que la debilidad era uno de los peores errores. Pero entonces, sin haber sido llamados, los recuerdos acudieron a su mente.

Y vio a Vieiro, con las últimas palabras que le había dedicado antes de salir del salón. Las palabras que le habían hecho cambiar de opinión… y que, en última instancia, habían acabado con él como capitán.

 

- Aquí nadie es tu familia, Gavilano - lo dijo muy seca y tajantemente - bájate de esa nube ahora. Somos extraños los unos para los otros y tú lo eres para nosotros...

- Pero podrías llegar a ser lo que necesitamos para convertirnos en una. Y se nos va a venir el mundo encima si no llegamos a serlo... te necesitamos aquí.

 

Al otro lado del callejón, el hombre tatuado agonizaba incluso más rápidamente. El mismo que había declarado crípticamente que su anterior oficio era matar. Y ahora, moría. Pero no sólo había hecho eso. Apenas un día antes, cuando se habían encontrado en las afueras de Duriel, parecía otro. Más vulnerable.

 

Yo... te debo una —dijo, en un acento bastante peculiar, tras salir de su embobamiento—. Mi nombre es... Eikon, vengo de... bueno, de muy lejos —prosiguió, inseguro—. Y sí, me dirijo a Duriel, tengo entendido que es un buen lugar para desaparecer o para labrarse un nombre.

 

El rostro de Gavilano, triste pero sereno, se crispó ligeramente al recordar esos momentos tan cercanos, pero que parecían haber ocurrido hace siglos, a una vida de distancia. Desde luego, Eikon había encontrado exactamente un lugar para desaparecer… Pero no era justo. No era justo, y sin embargo eso era algo que ya sabía. El mundo no era justo. Nunca lo había sido, nunca lo sería, y tratar de cambiar eso tenía las mismas posibilidades de éxito que intentar vaciar el mar con un cazo.

Y sin embargo… La mano del joven rubio se había movido por iniciativa propia hacia uno de sus bolsillos, y ahora sostenía entre sus dedos una brillante moneda. En un eterno momento que duró menos de un suspiro, Gavilano la hizo girar entre sus dedos, alternando la cara y la cruz. Y entonces, con un gesto cientos de veces practicado, lanzó la moneda al aire, y la atrapó mientras aún volaba.

Y, sin mirarla siquiera, la guardó en el bolsillo con un gesto sombrío y decidido...

...

-Inara, Yria, atrapad a esa tía y traedla viva. Necesitamos saber quién nos ha atacado y porqué o volverá a suceder. ¡Vamos!

...

-Sí, Esla, podemos intentar ayudarlos. Pero creo que tú no, así que id vosotras a por ese cirujano. Haré lo que pueda por mantenerlos vivos hasta entonces. Corlas y Edirian pueden defendernos hasta entonces.

...

-Peara… ven conmigo.

...

- Tiradas (4)

Notas de juego

Dejo hechas las tiradas para narrar en consecuencia y tal. Tengo el post a medias pero te lo completo luego todo, cuando me resuelvas las dudillas del offtopic. 

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05/10/2019, 21:41
Peara de Valdebrian

 Peara apenas llegaba al callejón para ver aquella impactante escena con tantos muertos y heridos tendidos por todo el lugar. Un escenario más que grotesco. Se tapó la boca mientras recorría con sus ojos toda la masacre hecha allí.

- Oh, por la Coherencia.

 La maga se acercó por un momento a Eikon, que era de los heridos que más fatales estaba. Viendo que su condición era casi irreversible, simplemente pudo arrodillarse ante él y decirle un tétrico "Lo siento". Como si eso fuera a calmar el corazón de aquel hombre que se enfrentaba a su final. Luego, ante el llamado de Esla, la cual esperaba que ella pudiese hacer algo por los heridos, Peara se levantó y dio a entender que ella no podía aportar mucho.

- Tenemos que buscar un cirujano. Para Viero y el hombre tendido en el suelo. Yo... no me arriesgaría a tratarlo con el éter. Ni a Viero... ni a Eikon. Es demasiado peligroso para todos.

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05/10/2019, 23:12
Inara

Llego al callejón en un tris y me encuentro la escena, sangre, un hombre enorme en el suelo, Edirian, el tipo vestido de negro que volaba está caído con las piernas rotas, Eikon desangrándose con una herida que parece mortal, Viero herido apoyado en una pared y una mujer a lo lejos tratando de huir - Oh, mierda!

También veo a Peara, Yria, Corlas y a Esla, ésta última guardando su arma, así que, tras comprobar que se dirigen a atender a los heridos, me decido por perseguir a la mujer que está al fondo del callejón.

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06/10/2019, 06:01
Viero

Con la mano derecha en su herida, Viero intentó concentrarse en su respiración. El sonido del ambiente estuvo extrañamente calmado por unos minutos después de la faena. Paz, como si no hubiera ocurrido nada, el cielo seguía siendo azul, las aves cantaban, la gente a lo lejos seguía su rutina diaria.

Viero vió al gigante tendido en el suelo y de reojo su compañera ya había echado a correr tan rápido como podía en su mal estado. Tenía tantas ganas de tomar su rifle... pero el dolor se hacía insoportable y la lividez de su rostro, y el frío en su cuerpo aumentaban.

Vió al cielo nuevamente, la tranquilidad del momento era irreal, su mano empapada de rojo no era suficiente para detener la hemorragia. Tenía miedo de dejarse caer, o siquiera de moverse.

- !!Mierda, mierda, mierda!! - pensó

Entonces llegaron los demás. Cuando el gigante Corlas se acercó a Eikon, Viero pensó en lo triste que es no poder compartir la última voluntad a alguien, pero quizás la compañía del gigante sería suficiente en ese momento.

Ese momento en particular, le hacía evocar recuerdos de un pasado no muy lejano, como quien entra en un sueño aún estando despierto, comenzaba a escuchar voces y otros sonidos.

Se sentía mareado, con nauseas y algo de sueño. Quizás se habría dejado ir, si no hubiese llegado Elsa a hablarle. Cuando la vió, tomó la mano que le puso en el hombro y murmuró unas palabras.

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06/10/2019, 07:45
Viero

Era como aquella vez, la calma del momento era irreal.

Había llegado con su madre al viejo puerto abandonado, no parecía que los hubiesen seguido, ni un alma parecía emanar su presencia desde ya hacía un par de horas. Se bajaron del caballo color acre, y ella, caminando a toda prisa llevaba a Viero del brazo hacia el muelle.

Allí un hombre viejo de desagradables facciones y lleno de cicatrices en sus brazos preparaba un pequeño velero pesquero para zarpar. Cuando los vió llegar, el viejo se acercó hacia ellos y vió a Viero, entonces hizo un gesto de burla al ver a un joven de alta alcurnia en semejante lugar, y en semejantes circunstancias. Su rostro sin embargo perdió todo rastro de burla al cruzarse con la seria y tajante mirada de la mujer.

Ella, sin perder tiempo alguno, sacó una bolsa llena de monedas de oro y se la lanzó al hombre.

- Mas le vale que cumpla con su palabra, o no le bastarán ni cien de esas para esconderse de mí y lo que le puede deparar.

El viejo, absorto por el peso de la bolsa y su contenido, no respondió a la amenaza

- Te tranquila señora, yo podré se' tan solo un pescaor, pero soy un hombre de palabra. Vámonos chaval, si no zarpamo' ya, no' perdemo los viento' de la madruga'.

Y se devolviò a su embarcación.

Entonces, la madre de Viero tomó a su hijo, le dió la vuelta y con sus manos puestas en los hombros del muchacho le dijo:

- Si te quedas, te matarán, ese hombre te llevará a un puerto de Galdia, toma esto - y le entregó una bolsa de dinero, pero cuando Viero la recibió ella con un gesto de enojo, se la arrebató de la mano y la metió bajo el chaleco que tenía puesto su hijo- no dejes que la vea nadie, no la saques hasta que llegues a Galdia. Cuando estés allá, toma rumbo a Las Ciudades Libres, por NADA DEL MUNDO Viero, digas tu nombre a nadie. Ni reveles eso que haces con tus ojos...

Ella se quedó viendo a su muchacho a los ojos, y Viero recordaba verla con desdén, en la mirada del joven podía entenderse que sentía que ella (aùn en ese momento) no era diferente de los demás que lo habían traicionado y perseguido.

- ¿Tu crees que soy inocente, madre? - dijo Viero.

Y tras unos segundos, ella lo miró y lo abrazó con fuerza.

- Yo creo que eres mi hijo, y eso es todo lo que importa.

Viero no respondió al abrazo, estaba allí parado mirando al vacio, enojado.

- Viero - dijo su madre - habrá un lugar para ti allá. Lo sé.

El joven aún seguía en silencio, con una mirada de disgusto hacia ella. Ella finalmente, puso su mano en el hombro del muchacho y le dijo.

- Es momento de despedirnos hijo. Que el preservador te resguarde y tu camino esté lleno de su coherencia.

El corazón de Viero se aceleraba y sus ojos se humedecían, pero el solo se limitó a darse la vuelta para embarcar el velero, hacia un rumbo desconocido, sin voltear a mirar.

Fué hace tanto tiempo que aquello sucedió, pero se sentía tan vivido ahora... incluso el tacto de su mano en su hombro, el gesto de su última despedida. Cuanto añoraba haberse despedido como era debido, tan solo eso, tan solo una vez.

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06/10/2019, 07:48
Viero

Momentos después de que pones la mano en su hombro, Viero te toma con la mano que no sostiene la herida, agitado y te murmura, viendote a los ojos con una mirada vacía y triste.

- oye, oye lo siento, n... no... no me dejes por favor, no te vayas.

- no me dejes... no te vayas... no quiero irme - repetía en voz baja mientras respiraba lentamente intentando no perder mas sangre.

Notas que en su rostro no parece haber expresión alguna de tristeza, es más bien la mirada de alguien concentrado, pero si puedes ver un par de lágrimas que brotan de sus ojos.

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06/10/2019, 20:23
Cael di Venture
Sólo para el director

A pesar de que no habían pasado apenas dos minutos, tenía la necesidad de volver a ver a través de la realidad, de perderse sólo una última vez por los delicados hilos y disfrutar de la verdad, usando como excusa el buscar a la joven Fantina. Sólo será un segundo.- De nuevo esa lucha de no querer regresar, el adicto que únicamente disfruta del aroma de su droga sin llegar a consumir. Sólo su efímera compañía le bastaba para aguantar un poco más, la despedida de dos amantes que no tardarán en reencontrarse.

Pero en esta ocasión se preparó a conciencia para no recaer sabiendo que el golpe sería más duro. Entró en la enfermería y, tras un leve vistazo, apoyó las manos en un mueble para concentrarse con los ojos cerrados, inspirando hondo buscando el equilibrio, la paz interna y, por último, la verdad.

Al abrirlos volvió a encontrarse con los hilos pero, en esta ocasión, debía ser rápido. Filtró los colores obligándose a no perderse en las pequeñas cosas para no malgastar demasiado el tiempo, además de que su ausencia ante la inesperada explosión no tardaría en hacer efecto.

Estático en el sitio, giró para otear a sus alrededores buscando el dorado hilo de la vida que supuestamente debía hallarse entre esas paredes pero, para su sorpresa, no encontró nada. Fantina no está aquí.- Su labor había terminado, no había nada que lo retuviera… ¿o sí?

Alzó el rostro mientras se apartaba para tener mejor perspectiva, viendo una luz tan poderosa que incluso tuvo que apartar la mirada. Nunca había visto algo de esa envergadura, imaginándose que debía de tratarse de la habitación del comandante y, por lo que había escuchado, guardaba tras sus paredes un poder inimaginable, más allá de lo que pudieran imaginar.

Sin embargo lo que más captó su atención fue una silueta que no debía de estar en el salón.

Cientos de opciones se agolparon en su cabeza. Había estado allí con todos charlando suponiendo que era un lugar seguro, ¿cuándo había entrado esa presencia? ¿Aprovechó el tumulto para colarse o, en cambio, llevaba ahí desde antes de que ellos llegaran? Parpadeó intentando volver a filtrar creyendo que era un hilo pero no, sólo era una silueta que, en su entender, no debía estar ahí.

Le Renar

Una nota fue suficiente para activar todas sus alertas. Había estado pendiente de cada paso que daba desde que la recibió y, ahora, se encontraba en el segundo piso de una casa que desconocía completamente solo.

Sabía que era una opción efímera entre las cientos de posibilidades pero teniendo en cuenta que la organización le seguía de los pasos y tenían los mismos “dones” que él, no dudaba que pudieran encontrar una forma de camuflarse ya fuera modificando su propio hilo. ¿Acaso es eso posible? – Si realmente era él ya debía de saber que Cael estaba ahí y, posiblemente, que le estaría mirando.

Aunque tuviera cautela, fue la curiosidad y el hecho de saber qué era esa silueta lo que le hizo seguir mirando, preparado para cualquier cosa que pudiera pasar.

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06/10/2019, 22:31
Gavilano

La situación del callejón, que evaluó en una rápida mirada, era desalentadora. No por los enemigos, que estaban muertos, moribundos, o huyendo. Tampoco por el hecho de que, de todos los presentes, el arrogante idiota de Edirian era el único que seguía casi ileso. De hecho, Gavilano ni siquiera prestó atención a nada de eso. Su atención estaba acaparada por los dos hombres cuya vida parecía escaparse a través de sus heridas.

El fugaz pensamiento de que no era su problema fue el primero que acudió a su cabeza. Que en este mundo egoísta, los errores de cada uno eran pagados precisamente por el que los comete. Y que la debilidad era uno de los peores errores. Pero entonces, sin haber sido llamados, los recuerdos acudieron a su mente.

Y vio a Vieiro, con las últimas palabras que le había dedicado antes de salir del salón. Las palabras que le habían hecho cambiar de opinión… y que, en última instancia, habían acabado con él como capitán. 

- Aquí nadie es tu familia, Gavilano - lo dijo muy seca y tajantemente - bájate de esa nube ahora. Somos extraños los unos para los otros y tú lo eres para nosotros...

- Pero podrías llegar a ser lo que necesitamos para convertirnos en una. Y se nos va a venir el mundo encima si no llegamos a serlo... te necesitamos aquí.

 Al otro lado del callejón, el hombre tatuado agonizaba incluso más rápidamente. El mismo que había declarado crípticamente que su anterior oficio era matar. Y ahora, moría. Pero no sólo había hecho eso. Apenas un día antes, cuando se habían encontrado en las afueras de Duriel, parecía otro. Más vulnerable. 

Yo... te debo una —dijo, en un acento bastante peculiar, tras salir de su embobamiento—. Mi nombre es... Eikon, vengo de... bueno, de muy lejos —prosiguió, inseguro—. Y sí, me dirijo a Duriel, tengo entendido que es un buen lugar para desaparecer o para labrarse un nombre.

 El rostro de Gavilano, triste pero sereno, se crispó ligeramente al recordar esos momentos tan cercanos, pero que parecían haber ocurrido hace siglos, a una vida de distancia. Desde luego, Eikon había encontrado exactamente un lugar para desaparecer… Pero no era justo. No era justo, y sin embargo eso era algo que ya sabía. El mundo no era justo. Nunca lo había sido, nunca lo sería, y tratar de cambiar eso tenía las mismas posibilidades de éxito que intentar vaciar el mar con un cazo.

-Mierda. –Fue todo lo que alcanzó a decir en ese momento. Por una vez, se había quedado sin palabras.

Y sin embargo… La mano del joven rubio se había movido por iniciativa propia hacia uno de sus bolsillos, y ahora sostenía entre sus dedos una brillante moneda. En un eterno momento que duró menos de un suspiro, Gavilano la hizo girar entre sus dedos, alternando la cara y la cruz. Y entonces, con un gesto cientos de veces practicado, lanzó la moneda al aire, y la atrapó mientras aún volaba.

Y, sin mirarla siquiera, la guardó en el bolsillo con una expresión de profunda frustración en el rostro. Ni siquiera tenía un cazo. Sólo sus manos desnudas frente al océano. Miró a Eikon una vez más, como si pidiera que un milagro los alcanzara, como si esperase ver algo más en esa escena, pero no hubo nada más. Sólo a un hombre agonizante que veía cómo su vida se esfumaba.

-Yria, ayuda a Inara, que no vaya sola. –Intervino cuando la pirata echó a correr tras la fugitiva. Lo último que necesitaban es otro miembro herido o muerto. -Atrapad a esa tía y traedla viva. Necesitamos saber quién nos ha atacado y porqué o volverá a suceder. ¡Vamos!

La situación los había sobrepasado, de eso no había duda. Eikon iba a morir, Viero estaba gravemente herido, Esla parecía haber recibido un contundente golpe de realidad, y Edirian tenía esa estúpida expresión que dejaba claro que ya no podría jactarse de no haber matado a nadie. El autoproclamado héroe acababa de probar un poco del heroísmo que decía buscar. Esla había pedido un cirujano, sí… pero las Rarezas ya habían demostrado ser demasiado erráticas como para órdenes difusas. La situación requería algo más directo.

-Sí, Esla, puedo intentar ayudarle. –Contestó mientras avanzaba rápidamente hacia ella y los heridos. -Pero salvo que puedas ayudarme, es mejor que vayas tú a por ese cirujano. Haré lo que pueda por mantenerlo vivo hasta entonces. Corlas puede defendernos hasta entonces, y han huido, así que llévate a Edirian y buscadlo. Si alguno sabe algo de medicina, que se quede conmigo.

-Arden, vuelve a la Casa y avisa a Vairan y a Cael. –Añadió, dirigiéndose a los demás, pero sin llegar a girarse siquiera. Suponía que la nueva comandante agradecería mantener relativamente a salvo a su hermana. -Que vayan también a buscar a un médico de inmediato. Ellos y Fantina son los únicos que conocen la ciudad. Luego ve a la enfermería y tráeme vendas, agua y (INSERTE MATERIAL MEDICO CORRESPONDIENTE). Hiparchia y Adalo también deberían estar allí, tal vez puedan ayudarnos a tratarlo.

Luego se agachó al lado de Esla, junto Viero, sin prestar especial atención a si sus sugerencias estaban siendo tenidas en cuenta o no. Toda su atención se había volcado en las heridas del pelirrojo, y la expresión de su rostro se ensombreció aún más al examinar el corte de su costado. Sin perder un momento, se quitó su camisa sin dudarlo y la comenzó a rasgarla para fabricar un vendaje que presionara la herida. Lo que podía hacer hasta que Arden regresara con vendas de verdad era más bien poco.

-Ni se te ocurra morirte ahora, idiota. –Murmuró junto al joven malherido, sin saber muy bien hasta qué punto Viero aún era capaz de escucharlo. -Aguanta, o te juro que iré a buscarte al infierno.

Notas de juego

(INSERTE MATERIAL MEDICO CORRESPONDIENTE) : No termino de hacerme a la idea, con el nivel tecnológico difuso, de qué tendría una enfermería bien equipada como la que tenemos. No sé si puedo pedir hilo de suturar, algo cicatrizante, algo desinfectante... Así que lo dejo abierto al máster.

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06/10/2019, 23:39
Vairan

Observaba con atención al tipo volador con una mueca de disgusto cuando lo reconocí. Me sorprendía ver a alguien como Darao di Todoel, un mercenario de poca monta, por aquel lugar, rondando la Casa de las Rarezas y no dejaba de preguntarme quién lo habría contratado y para qué. Sabía que la Casa tenía muchos enemigos, cómo no iba a saberlo, y seguramente Darao estaría buscando información sobre los nuevos reclutas ya que estaba convencido que a esas horas toda la ciudad sabía de nuestra existencia. Pero, ¿por qué exponerse de aquella forma tan pronto?

Me encogí de hombros y observé lo que sucedía en el callejón. Las sombras hacían bastante difícil tener una clara visión de lo que estaba sucediendo pero lo que sí tenía claro era que revuelo estaban montando bastante. Sin lugar a dudas había ocurrido algún tipo de reyerta, lo que aumentaba mi preocupación por el empeño que alguien estaba poniendo en acabar de raíz con la Casa. No están dando opción a que resurja.

Volví a centrar mi atención en Darao, preguntándome donde estaría el zopenco de Roco ya que esos dos normalmente siempre trabajaban juntos. Quizás, si di Todoel no me había visto, sería interesante cruzar unas palabras con él, no es que nos lleváramos especialmente bien, pero tampoco había tenido graves problemas con él. Sonreí para mis adentros y me moví en silencio con la intención de alejarme de allí, sabía dónde encontrar a Darao, aunque tal vez sería conveniente saber con exactitud qué había pasado.

Al ver que la trifulca ya había pasado me convertí en el buen samaritano y me acerqué al callejón para ayudar al tal Viero que parecía, por sus movimientos, o borracho o herido.

¿Qué ha pasado aquí? —Pregunté inocentemente cuando me acerqué.

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07/10/2019, 00:22
Esla d'Iridar

Escuchó a Viero y a continuación le miró a los ojos. Apretó con suavidad su mano, y después le susurró.

-No vamos a dejar que te vayas a ninguna parte, las Rarezas cuidan de los suyos.

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07/10/2019, 00:24
Esla d'Iridar

De rodillas junto a Viero, le sujetó la mano y respondió en voz baja a sus palabras. Lo miró a los ojos, intentando darle consuelo, y tratando de abstraerse por un momento de la irritante ansia de mando de Gavilano. Cuando Gavilano se agachó a su lado negó ligeramente con la cabeza. El hombre que no quiso reinar. 

No iré a ninguna parte. Peara traerá las vendas, me tienes a mi para protegeros - respondió con sequedad - Asegúrate de que esté vivo cuando llegue ese cirujano – se levantó sin mirarle, asegurándose de dejarle espacio, mientras caminaba hacia la arquitecta - Estabas aquí cuando se exploró el castillo ¿Sabes donde está la enfermería? Trae todo lo que haya, y manda aquí a todos los miembros de la casa.

Miró durante un momento a Arden. Con la cabeza hizo un gesto de negación, y le indicó que se acercase. Después de eso caminó hacia Edirian, mirando por un momento al hombre que yacía en el suelo destrozado. Al llegar junto a Edirian le puso la mano en el hombro.

Edirian – estuvo tentada a preguntar si estaba bien, pero conocía la respuesta. Si Edirian había dicho la verdad, y aquella era la primera vez que mataba a alguien, no podía estar bien – sé que es duro, nunca voy a olvidar la primera vez que tuve que hacerlo… pero has hecho lo correcto. Ahora necesito que sigas adelante… solo un poco más. Esta noche, si quieres, hablaremos. ¿puedes hacerlo? – sabía que le estaba pidiendo mucho, pero estaba segura de que diría que sí – Necesito que te lleves a Arden y traigáis un cirujano. Yo no puedo ir, el futuro de esta casa, de todos nosotros, podría depender de que no esté dando vueltas por las calles dentro de media hora. Necesito que hagas eso por mí. Cuento contigo. 

Había mucho que hacer, así que no esperó su respuesta.  Se dirigió a Corlas en una lengua diferente. Mientras hablaba le hizo un gesto a Perea instándola a darse prisa. 

Después de eso se quedó en pie, junto a Viero y Gavilano, esperando que el resto se pusieran en marcha y que Yria e Irina trajesen de vuelta a la fugada. Todo sin perder de vista el callejón y los tejados.