Partida Rol por web

La Casa de las Rarezas

Capítulo 1 - Un nuevo comienzo

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13/10/2019, 16:23
Esla d'Iridar

Las cosas empezaban a moverse... o al menos eso pareció durante un momento. Edirian y Arden partieron en busca del médico. Adalo, Hiparchia y Vairan llegaron... pero antes que le diese siquiera tiempo a tomar el aliento llegó la noticia de la muerte de Eikon, y vio como Viero empeoraba. 

-Joder... - musitó mientras pensaba. Apenas un día y ya habían perdido a un miembro de la casa... aunque ella en realidad pensaba que habían perdido a dos, y el tercero estaba al límite.

- Necesitamos un cirujano, y lo necesitamos ya - miró a Adalo, Hiparchia y Vairan tras recuperar la compostura en un instante - Edirian y Arden han salido a por uno, pero no quiero arriesgarme a que no lleguen a tiempo. Si sabéis, o sospecháis, donde encontrar a uno, marchaos a buscarlo ahora mismo... - hizo una pequeña pausa, y entonces añadió - Tened cuidado, la ciudad ya sabe que estamos aquí. Adalo, Vairan, que uno de los dos se quede y le acompañe - miró de reojo a Corlas - No quiero que nadie nos coja por sorpresa en medio de esto - También quería mantener la posibilidad de que uno acompañase a Cael en caso de que se dignase a aparecer, pero no lo dijo en voz alta.

Sin esperar respuestas, ni dar opción a réplica, se volvió hacia Viero y Gavilano. Se quitó la casaca y la dejó a un lado mientras se arrodillaba a su lado. Se arremangó las mangas y miró a Gavilano a los ojos. 

- ¿Que hago? - preguntó sin rodeos ni formalismos - No se como tratarle, pero puedo prestarte un par extra de manos - se fijó entonces en los problemas que estaba teniendo para tapar la herida - Podemos usar mi casaca si necesitas más tela... ¿Podrías usarla para vendarle el torso? - Cuando la llevaba puesta, la casaca le llegaba casi hasta los tobillos, podría sacarse una tira de casi metro y medio.

Notas de juego

Ayudo a Gavilano a estabilizar a Viero. 

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13/10/2019, 22:20
Inara

Si crees que corriendo vas a escapar... - me afianzo en correr hasta atraparla, aunque ella no es coja tampoco y está manteniendo la distancia - ¡Vamos Yria, no se nos puede escapar! - al ver que hay gente por las calles por las que estamos corriendo, descarto el utilizar la pistola.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Empate

Una pregunta, la ventaja de "rápida" sólo afecta a la iniciativa?

Descarto usar la pistola, acabo de leer mejor la situación, en mi imaginación había pensado que no había gente pero la realidad es distinta

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14/10/2019, 07:03
Peara de Valdebrian

 Peara entra furtivamente a enfermería, solo para encontrarse al joven Cael parado en el medio de la misma. No sabía bien cuales eran sus intenciones en aquella sala, pero poco le importaba con la apremiante que eran otras circunstancias en aquel momento.

 La estudiosa se dirige a él, pero por no ello detiene su frenético paso por la sala. Rápidamente se hace con la camilla plegable de la enfermería y arma una pequeña valija en la cual puso alcohol, vendas y un equipo de sutura. Lo mínimo para tratar una herida abierta de considerable tamaño.

- ¡Lord di Venture; no me esperaba encontrarmelo aquí! Disculpe mi impertinencia, pero debo darme prisa y llevar todo esto al callejón. Viero, él... él esta bastante herido. ¡Oh, y han pedido que todos nos reunamos allí! Así que puede acompañarme hasta allí si le parece my lord.

  Era un tanto extraño seguir refiriéndose a ciertos miembros de la Casa por sus títulos nobiliarios; sin embargo era una cuestión muy pegada al habla de la académica.

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14/10/2019, 07:34
Arden d'Iridar
Sólo para el director

Aun estaba decepcionada al ver como mi creativa idea para ensartar a la tipeja esa no iba poder realizarse cuando Edirian me pidió que le agarrara desde atrás. Curiosa, hice lo que me pedía y antes de que pudiera preguntar dejo de notar el suelo a mis pies mientras el viento azota mi cara. La instantánea sensación de terror hace que me agarre bien fuerte al chaval para no caer, y justo al recuperarme y disponerme a soltarle una buena retahíla de improperios echo la vista hacia delante y abajo y veo...

Duriel.

Toda ella, como jamás la había visto, la gente como figuritas moviéndose y los edificios que parecen de juguete.

Mi enfado inicial desaparece mientras contemplo la vista con asombro, desde luego cualquier otra forma de viajar ya perdió todo su encanto.

Cuando Edirian habla de nuevo vuelvo en mí y algo de irritación se mezcla en mi voz al contestar.

-Lo cierto es que es increíble, pero vamos a tener que aprender que a las damas no se las trata con brusquedad a menos que sea estrictamente necesario. Mientras digo esto último le doy un pellizco en la mejilla, no muy fuerte ya que realmente no estoy enfadada de verdad, sólo intento desahogarme de ese primer momento y de la tensión que aún no me ha dejado del todo.

- Tiradas (1)

Notas de juego

MUY decepcionado que no pusieras esto como referencia:
 

 

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14/10/2019, 15:12
Cael di Venture
Sólo para el director

Sin duda Cael estaba asombrado a la par que aterrado por el descubrimiento. Había estado tantas veces dentro que quería que el único misterio era el que entrañaban los hilos y ahora se encontraba con una especie de fantasma que habitaba al otro lado, uno que hablaba (o parecido) y conocía la existencia de lo que le rodeaba en el falso lado.

El joven Venture escuchó con atención, permaneciendo todo el rato precavido al desconocer qué podría hacerle con tan solo un chasquido. Por suerte poco a poco ese miedo se transformó en respeto, un respeto hacia fuerzas que no llegaba a entender y que claramente poseía mucha más información que él.

¿Ojos? – Permaneciendo en silencio todo el rato atento tanto a sus movimientos como en sus palabras, se quedó con partes clave en su discurso que tenía claro que investigaría más tarde cuando, poco antes de ir a responderle, por el rabillo del ojo se fijó de un dorado hilo que avanzaba a su posición.

Soltó un bramido mientras daba la espalda a la puerta y sacaba sus gafas de sol para colocárselas, guardando después las manos en los bolsillos, notando el pañuelo con los cristales rotos que había guardado.

¿Me disculpas? – Dijo únicamente al fantasma con una educada sonrisa antes de aparcar las cientos de dudas que tenía para atender a la persona que desconocía quién era, aparte de un precioso hilo.

Peara.- Reconoció su voz y, en realidad, se relajó al saber que era ella. Desde que la había visto le pareció la persona más tranquila, la que dudaba que fuera a coserle en un mar de preguntas como el resto, además de que la premura para salvar al chico tampoco fomentaba eso.

Totalmente ciego, para no perder el equilibrio apoyó la espalda en ventana cerrada y, mientras sus palabras se encargaban de distraerla, sus manos escondidas tantearon con disimulo el cristal del espejo para buscar uno afilado. Al encontrarlo, acarició el lado resquebrajado con el índice y, encogiendo el dedo, se propició un corte no demasiado profundo, pero sí que sangrara un poco.

Ahí estaría su coartada.

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14/10/2019, 15:20
Cael di Venture

Cael estaba frente a la ventana mirando al exterior y, evidentemente, de espaldas a la puerta por la que entraba Peara.

Con las manos guardadas en el bolsillo y aparentemente pendiente de lo que pasaba en la calle, se giró al escuchar que alguien entraba en la habitación para recibir a la estudiosa con una sonrisa, la misma que había mostrado en todo momento desde que se conocieron.

No se preocupe y, por favor, ya le dije que nos tuteáramos. Aquí los títulos no importan.- Acomodó la espalda en la ventana cerrada, siguiendo los movimientos de Peara a medida que recorría la habitación.- Lamento lo que ha pasado. Escuché la explosión hace poco, intuí que el resto saldría a ver qué ha pasado y desde aquí tengo mejor perspectiva por si había algún otro incidente. Aparte… ¿me guarda un pequeño secreto? – Esta vez su sonrisa fue algo tímida, incluso se diría avergonzada, mostrando un lado un tanto más mundano del que solía enseñar al resto.- Reconozco que no tolero demasiado la sangre, desde pequeño le tengo cierto pavor y no es algo de lo que esté orgulloso.- Sacó una mano de su bolsillo para enseñar la palma, donde podía verse en el índice un pequeño corte con un fino hilo de sangre. No era nada grave, pero posiblemente le quedaría una cicatriz.- Por eso vine a la enfermería. Estaba buscando a Fantina y me corté en la sala de los espejos. Siento no poder ser de más ayuda, ahora mismo.- Sacó un pañuelo con la otra mano para cubrirse el dedo, dejando una pequeña mancha de sangre.- Me reuniré con vosotros en un rato, espero que pueda excusarme al resto Peara.- Hubo un corto silencio pero, a pesar de la prisa de Peara, Cael se mantuvo todo el rato quieto en el sitio.- Estoy seguro de que todo irá bien, no se preocupe. Confío en ti.- Volvió a la misma encantadora sonrisa de antaño, sobre todo para intentar tranquilizar a los agitados nervios de la chica.

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16/10/2019, 02:37
Peara de Valdebrian

 A Peara le extrañó un poco la actitud enigmática del muchacho; aunque no fuera nada nuevo para él. Mas aquella confianza depositada en ella la tomó por sorpresa. Desconcertada por el inesperado halago, Peara se queda conectada con la mirada del noble por un momento, como buscando algún tipo de broma o burla en sus palabras. Viendo que era algo genuino, no pudo más que balbucear unas tímidas palabras. 

- E-eh, está... está bien, Cael...

 Empezó a retroceder con la camilla plegable y la valija mirando con una tenue sonrisa al noble, hasta que se choca con un escritorio. Avergonzada, sonríe con la cara ruborizada y se retira de la habitación.

- Tiradas (1)
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16/10/2019, 09:48
Adalo di Taran

Tras intentar ordenar mis ideas al ver lo que ha ocurrido vuelvo la mirada hacia Viero y su herida y no puedo evitar chasquear la lengua en desaprobación, la casa había sido atacada... Maldita sea. Entonces me giro hacia Vairan.

- Podéis ir vos a por las vendas, vuestras piernas son más veloces y rápidas que las mías, yo haré guardia con los otros e intentare socorrer al herido.

Me arrodillo entonces junto a Viero y dirijo una mirada dura e inquisitoria hacia Esla, no era el momento de interrogar a la nueva comandante si es que ya había tomado el mando, pero tenía preguntas.

- Iré con Corlas, pero me gustaría saber que ha ocurrido exactamente aquí...

Sin añadir nada más me giro hacia Corlas y contemplo junto a él el cadáver de Eikon, el extraño extranjero cubierto de tatuajes, en silencio. La primera baja de una guerra de la que no puedo escapar...

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16/10/2019, 23:36
Gavilano
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Venga ahí, ahora sí! XD

 

Doy por hecho que la ayuda mejora mi tirada en 1 o 2 puntos así que me permito narrar un cierto éxito.

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17/10/2019, 10:09
Gavilano

Los acontecimientos seguían su curso, pero Gavilano apenas les estaba prestando acontecimiento. Sí, en el fondo era consciente de que el enano listillo se había llevado a Arden volando, de que Corlas acababa de cerrar los ojos de Eikon, y de que un grupo había llegado procedente de la casa. Pero ninguno de ellos traía vendas, cicatrizantes, ni agua limpia. Ninguno de ellos le servía en ese momento para nada.

Una gota de sudor comenzó a resbalar desde la frente del joven. Dejar a un lado las emociones le estaba costando más de lo que esperaba, y la sensación de impotencia que sentía se hacía cada vez más fuerte, con el riesgo de hacerle cometer algún error en un intento de ganar tiempo. Viero cada vez estaba más pálido. Instintivamente, se pasó el dorso de la mano por la frente para quitarse el sudor, y dejó un rastro carmesí sobre su rostro.

-Vieiro, escúchame. -Dijo, ignorando al resto, a los que Esla estaba dando órdenes, y tocando con suavidad la cara del herido para obligarle a dirigir su mirada hacia él. Temía que si el joven caía en la inconsciencia no volviera de ella. -No puedes dormirte ahora, ¿vale? Necesito que me mires. Que me escuches. Tienes que estar atento a mi voz. No cierres los ojos.

Con cuidado, retiró uno de los vendajes improvisados con su camisa, que ya había cambiado su vibrante azul por un oscuro carmesí, empapado en sangre. Al hacerlo, torció el gesto y se apresuró a cambiarlo por el otro que había preparado. En la pelea contra la muerte que pretendía arrebatarle a su compañero, su enemiga había tomado la delantera.

-Vendas, agua, cicatrizante, una camilla. -Repitió sin girarse cuando escuchó a Adalo, para que quienquiera de los recién llegados que volviera a la casa lo tuviera en cuenta. -¡Ya!

Fue entonces cuando Esla se acercó a ellos, y el joven rubio se giró hacia la noble al escucharla. Sus ojos azules la escrutaron, brillando sobre su frente manchada con la sangre del herido, y su mirada hablaba sin palabras de las dudas que suscitaba la propuesta que acababa de recibir. Pero tras un momento, asintió sin decir nada, y su mano derecha se adelantó hasta sujetar las de ella, manchándolas con la misma sangre y llevándolas con cuidado pero con firmeza hasta el vendaje que comenzaba ya a cambiar su color.

-Sujeta esto y mantenlo justo así. -Dijo mientras mantenía sus manos sobre las de ella para enseñárselo. Después fue retirándolas lentamente mientras comprobaba que, en efecto, Esla sujetaba correctamente la venda. -No aprietes más que esto, o puedes abrir la herida.

Tan pronto como sus manos estuvieron libres, Gavilano pareció acelerarse de golpe. Con la misma navaja con la que había hecho pedazos su camisa rajó de arriba abajo la casaca en dos grandes tiras, y plegó una de las mangas para dar forma a un apósito que distribuyera la presión. Finalmente, colocó el pañuelo de arde sobre el conjunto. De momento, era lo más limpio que tenía, y lo que menos posibilidades tenía de pegarse a la herida.

-Ya estoy aquí. -Dijo en cuanto estuvo todo listo. -Aguanta un poco más, Viero, voy a tapar esa herida y pronto traerán esa camilla. Luego podrás descansar.

Mientras hablaba, seguía trabajando y dando indicaciones a Esla sin mediar palabra, comunicándose únicamente mediante el tacto. Un pequeño gesto, un ligero roce, la presión de su mano sobre la de ella eran sus frases, pero fue suficiente. El joven parecía igual de hábil comunicándose con palabras que sin ellas. Así, retiraron el último resto de la camisa, y con sumo cuidado Gavilano colocó lo que había preparado, asegurándose de que la presión que iba a ejercer iría en la dirección correcta para frenar la hemorragia. Después, irguieron ligeramente a Viero para utilizar las dos tiras que había preparado para asegurar el conjunto a la herida. Una gran tira que cubría su abdomen, y otra que subía hasta el hombro para terminar de asegurar el conjunto.

Con el último nudo, el joven retrocedió un poco para observar el aspecto del vendaje con cierto temor, pero el resultado no parecía malo. Aunque los bordes de la tela aparecían enrojecidos, la hemorragia parecía haberse frenado. Sólo entonces Gavilano se dio cuenta de lo mortalmente cansado que estaba, y dejó escapar el aire que había contenido en un largo suspiro.

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19/10/2019, 17:13
Vairan

Observé el panorama que teníamos delante. Un puto día en aquella casa y ya todo se había desmadrado con un ataque venido a saber de parte de quién y con un muerto, varios heridos y la sensación continua de que nos estaban vigilando. Viendo que cada uno de ellos, tanto Eikon que ya descansaba en la paz de los muertos, como Viero que se desangraba a marchas forzadas, estaban siendo atendidos por los otros, me acerqué al agonizante hombre volador y me agaché a su lado. Era consciente que un interrogatorio sería en vano pero quizás me diera una pista de quién lo había contratado para perpetuar aquel ataque ya que dudaba que alguien como Darao di Todoel hubiera actuado por su cuenta.

Darao, sabes que quizas no salgas de esta y ahora estás en nuestras manos, así que dime —susurré a su lado viendo en sus ojos como la vida se le escapaba lentamente—. ¿Quién te contrató? ¿Quién te ordenó este ataque?

Justo en ese momento escuche las órdenes de la joven d'Iridiar, lo que me hizo comprender que se había salido con la suya y que, a partir de ese momento, era su nuevo comandante. Esperé un poco más para ver si di Todoel me respondía antes de dirigirme a los otros, echando una rápida mirada a Viero y, sobre todo, a las buenas artes de Gavilano.

Conozco un buen cirujano muy cerca de aquí —dije, pues conocía esa ciudad como la palma de mi mano—. Es de mi total confianza y, si conseguís detener la hemorragia seguramente logrará que Viero salga de esta. Pero no perdáis de vista a nuestro hombre volador —terminé de decir, con mi socarronería habitual.

Después de dar un último vistazo a Dalao, eché a correr por uno de los callejones dispuesto a llegar cuanto antes a la casa del cirujano.

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19/10/2019, 17:37
Edirian

Quizás pellizcar al hombre que te sujeta mientras sobrevuelas a decenas de metros de altura la ciudad no sea la mejor de las ideas... Pero en cualquier caso, oyes la risa del joven y el roce del viento. El sombrero del muchacho sale despedido, incapaz de sujetarlo, manejar los espejos de eter como propulsores y al mismo tiempo agarrarlo cuando el viento os roza en la cara. No parece importarle mucho, y mientras su cabellera se zarandea, parece un poco más mayor e indudablemente mas guapo.

- Delicadeza mientras volamos surcando la ciudad, ¡correcto! ¡No lo olvidaré, mi bella dama d'Iridar!

Observas unas murallas interiores rodeando una pequeña zona de la ciudad, acercarse rápidamente. 

- ¡Agárrate fuerte! - grita mientras bajáis a toda velocidad. Levanta las manos desde cierta altura y comienza a usar sus espejos para ir deteniéndoos... Pero el suelo de una diminuta plaza se acerca, se acerca, se acerca... 

Y llega.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Atletismo 15. La bajada es dura, pero menos peligrosa, pero si fallas, interpreta como que en el descenso te hubieras caído si no es porque te agarra él. Si aciertas, no necesitas su ayuda :).

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19/10/2019, 17:46
Director

Tras aterrizar, con mas o menos gracia, observas donde te encuentras. Despeinada y mareada y aturdida, eso si.

Hay una plaza a tu alrededor. Pequeña. Apenas unos metros. A vuestro alrededor se hacinan, opresivos, edificios en todas las direcciones. Edificios altos y estrechos, estirados y apelotonados. Casas tan pequeñas que apenas tienen más espacio que para una puerta y una ventana, y que trepan hasta casi una quinta o sexta planta, como si solo pudieran crecer hacia arriba. Casi todas las viviendas son coloridas, llenas de vibrantes y variadas tonalidades que le dan un aspecto único.

Cerca de donde os encontráis, hay un edificio que llama más la atención, pues parece una semiesfera anclada en el suelo, de barro. El edificio es bastante pequeño, aunque mayor que el resto, y tiene por ventanas vidrieras, y una enorme puerta ovalada de madera negra. Nunca habías visto algo así.

Vuestro aterrizaje, en cualquier caso, no ha pasado desapercibido, porque allí hay decenas de personas, que forman un corrillo rodeándoos y cuchicheando al veros. Niños, mujeres, ancianos y hombres. La mayoría son pelirrojos, de tez pálida y pecas, aunque pese a lo que digan los mitos, hay muchos etéricos morenos y rubios. No es un ejemplo absoluto de monocolor rojo.

Pero si. Te resulta obvio al verles, que estás en la etería de Duriel.

El barrio donde los Aetherium, el pueblo que rechaza al Preservador, vive apartado del resto de la ciudad. Donde la mayoría pasan las noches para acudir al resto de la ciudad a realizar los trabajos que nadie más quiere: sirvientes, barrenderos, y muchas veces, trabajos aún peores.

Para una noble, es un lugar inaudito. Difícil de visitar. Quizás en tu caso, sea paternalismo lo que inunde tu corazón con aquellos desdichados. Quizás sea rechazo, que es lo más habitual. Desprecio, o pura indiferencia. Quizás sea compasión. Sea como sea, el odio con los aetherium está totalmente arraigado en la sociedad, y más entre la nobleza.

Notas de juego

Te dejo que interpretes como Arden quiere ver a los aetherium, pero por insistir: sería muy raro una visión sXXI sin un ápice de racismo, aunque sea puro paternalismo. Eres noble, y te han enseñado que esa gente son unas almas indignas y demás rollos racistones. Tu decisión de como enfocarlo :).

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19/10/2019, 17:57
Edirian

- Esa es la casa del Idifas - señala el edificio circular. Mucha gente alrededor os contempla con la boca abierta, murmurando entre ellos, sin acercarse-. Puede que él nos ayude, pero... Será mejor que hables tú - concluye, sin más explicación antes de entrar en el edificio. 

A vuestro alrededor hay multitud de gente que os mira y charla por lo bajo. Parecen... Alarmados. ¿Quizás puedas calmarles? O acallarles. En cualquier caso, una idea te ronda rapidamente por la mente, y es que estás en una etería.

Quizás no sea el lugar más seguro del mundo.

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19/10/2019, 18:00
Director

La persecución continúa. Llegáis al paseo marítimo, sorteando como podéis a la gente que lo inunda de un lado a otro. Es una zona llena de vida, y más a esa hora del día.

En ese momento, Yria, que iba corriendo detrás tuya, se pone a la par, alcanzándote tras atajar sorteando a un par de viandantes. Tú, en cambio, consigues mantener las distancias con la maldita mujer, que avanza por el paseo del puerto, mirando en todas las direcciones en busca de una escapatoria. 

Mientras corres, ves a un grupo de cuatro marineros que portan un enorme tronco, cargándolos entre los cuatro porque parece que pesa bastante. Parece un mástil de un velero, por la apariencia. Están un poco por delante de la pálida mujer, que les sortea y se lleva la mano a su pistola de éter, que ha debido recargar mientras huía, y dispara a uno de ellos en la pierna...

El hombre grita, el mástil cae y comienza a rodar por el paseo. Como un enorme tronco, corta en perpendicular la calle y cae hacia vosotras...  Derriba a una mujer que se vuelve sorprendida y cae con un grito, golpeándose la espalda al derrumbarse. El resto de la gente se aparta del gigantesco bloque de madera, que rueda hacia ti e Yria, ominoso. Podrías evitar saltarlo retrocediendo y dando un rodeo, pero Llamara ya corre hacia una de las calles, alejándose. O, por otro lado, puedes intentar saltar el tronco... Y tratar de ganar distancias, a riesgo de darte una torta impresionante.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Este turno.

Llamara se ha parado a disparar al tío para dejaros ese obstáculo. Por eso, su tirada de atletismo (al hacer otra acción, ha perdido tiempo) iba con dado menor, penalizada. Así que para alcanzarla tienes que sacar un 13 en atletismo...

Si es que logras saltar el obstáculo xD. Eso implicaría otra segunda tirada, también de Atletismo, de dificultad 15. Si fallas esta te caerías y te harías daño (1d6, tíralo tú en tal caso) y perderías automáticamente un punto de distancia (pasarías a estar 3).

Puedes intentar alguna alternativa, pero detenerte y rodear el mastil rodante implica que perderías distancia con ella.

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19/10/2019, 18:15
Yria

- ¡Merda puta! - grita Yria con los ojos abiertos, tomando carrerilla. 

La chica sale corriendo hacia el mastil que rueda y da botes y trata de saltarlo por encima, pero... Cuando salta, su tobillo se engancha con la madera y se cae al suelo, de frente. La caída la deja aturdida unos segundos, con una herida en la frente y la rabia en el rostro. Cuando se levanta, saca el arco que lleva a su espalda y gruñe rabiosa, viendo a su enemiga alejándose por un callejón hacia el interior del barrio portuario.

- Voy matar a esa penca.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Puse mal la DIF. Ha sacado 4, así que falla xD.

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19/10/2019, 18:18
Darao di Todoel

Desde el suelo del callejón, Darao mira a Vairan, y le escucha. Parece que va a responder.

Pero solo borbotea sangre, escupiendo y marchando un poco el rostro del joven, mientras gime de dolor.

No está tan claro que vaya a morirse pronto, aunque parece muy malherido. Quizás si el cirujano le atendiese a él también, pueda sobrevivir...

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19/10/2019, 18:21
Director

Tras ver de un vistazo como Gavilano parece haber estabilizado a Viero, sales a la carrera del callejón, en busca del cirujano. 

Al dejar el callejón, llegas al paseo del Preservador: desde allí no tienes que ir muy lejos. Observas el majestuoso palacio de la casa Dravvad, y el palacio de la Asamblea (donde magistrados, gestores y funcionarios de la ciudad se reparten las plantas para saquear, controlar y decidir sobre el destino de Duriel, y donde la Asamblea de los Nueve tiende a reunirse para tomar sus decisiones cuando le toca comandar la ciudad). Entre ambos hay una calle amplia por la que discurren los carromatos y carruajes que se desvían del paseo.

Cruzar el paseo ya es un puro estrés, entre tanta gente, tantos carros, caballos, y gritos. Pero lo haces, rápido, y llegas a esa gran calle. Luego, por la acera, recorres la muralla del palacio de los Dravvad (hermosa, cubierta de hiedras y flores, tan llamativa como probablemente peligroso sea lo que aceche dentro) y llegas a un montón de casas adecentadas y bien cuidadas: un lugar donde la burguesía se hacina como puede en buscar del calor de los palacios de las grandes casas.

Allí mismo, menos de cinco minutos después de dejar el palacio, ves una mansión sencilla, de tres plantas. El doctor está en la segunda, pero el portal de entrada de la mansión está cerrado. Unos sencillos timbres de campanilla esperan en la puerta, aunque dada la urgencia, quizás sea mejor gritar... La ventana del segundo está entreabierta. 

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19/10/2019, 18:26
Director

Tras recoger una de las camillas plegables y lo necesario para una atención inmediata, dejas a Cael a la carrera. Finalmente, llegas, sofocada, al callejón. Allí observas que Gavilano ha conseguido detener, temporalmente al menos, el sangrado de Viero, pero... Eikon ha muerto.

Además, ves a Vairan salir hacia el fondo en busca de ayuda. En el callejón en ese momento, aparte de cuerpos están Corlas, Gavilano, Esla, Hiparchia, Adalo, Viero y el maltrecho hombre volador, convertido todavía en un despojo gimoteante en el suelo. Adalo y Corlas parecen vigilar que no haya más visitas. 

 

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19/10/2019, 18:57
Director

Por fin, tras unos angustiosos minutos, Gavilano consigue detener la hemorragia. No sabe muy bien si llamar vendaje a eso, pero no importa demasiado. Cumple su función. Esla sigue apretando la herida, evitando que está sangre más de lo necesario. Al fondo del callejón, Adalo y Corlas vigilan que nadie sospechoso vuelva por allí, tras dejar que Vairan salga a la carrera en busca de un cirujano. 

En ese momento, una jadeante Peara aparece en el lugar. Porta una camilla plegable y una vasija con alcohol, sutura y vendas, mucho mejores que las improvisadas por el bueno de Gavilano.