Partida Rol por web

FASE DE BATALLA V: ASALTO 04 DE 10:

Tarado se preparaba para cargar contra el cadáver reanimado del Teniente Rompelomos pues según su creencia, al ser reanimado por uno de los espectros más poderosos, a su espíritu se le había denegado el descanso eterno, así que era su deber darle esa libertad al espíritu del Teniente. Sin embargo, tan pronto empezó a moverse hacia su objetivo, Derviche se le adelantó, liberando el espíritu del Teniente al partir su cabeza en dos. Tarado asintió y murmuró una plegaria mientras observaba el campo de batalla para determinar su siguiente movimiento.

FASE DE BATALLA V: ASALTO 05 DE 10:

La orden de Loor llegó demasiado tarde, aunque no en un mal sentido, pues el K'Hlata ya se encontraba en movimiento a encontrarse con el grupo de muertos vivientes que se apresuraba, a su ritmo zombie, a poner a los magos Tragasapos y Escupeculebras al alcance de sus garras y dientes. Sin embargo, asintió a la orden en señal de que la había escuchado y la cumpliría al mismo tiempo que afianzaba su lanza a dos manos con fuerza y se preparaba para cargar contra el grupo de zombies.

FASE DE BATALLA V: ASALTO 05 DE 10:

Aquellos seres habían causado estragos en las filas de los campamenteros. Algunos campamenteros, aparentemente más débiles incluso que Piojillo, estaban bastante malheridos. Mientras oía las palabras de Sabandija, para seguirle, cuando recogió el arco y las flechas, el guerrero k´hlata reparó en Plumilla. Su compañera había perdido su lanza, como Piojillo, que la dejó en el campo de batalla, clavada en el cráneo de uno de esos seres no muertos. Para no dejar desarmada a la pequeña guerrera, trataría de cederle una de las lanzas que ahora portaba y que eran de su compañero, incapacitado, Lombriz.

FASE DE BATALLA V: ASALTO 05 DE 10

Enfundó el arma en la vaina de su espada habitual. Quería deshacerse de su maligno embrujo pero no de aquella arma que debería ser estudiada. Ante las órdenes impartidas por Loor, guardó silencio pero su mirada era significativa. Avanzó hacia ella sorteando los cuerpos caídos. 

-Descansa. Estás herida. Gravemente. Y te necesito viva. Sube también al carro.

FASE DE BATALLA V: ASALTO 05 DE 10:

Cuando se acerca a su compañera herida, Piojillo le cede la lanza que lleva en la mano que sujeta su escudo en su propio antebrazo.

- Aquí tienes, Plumilla. Ahora Lombriz no está en condiciones de utilizarla. Úsala para defenderte de esas abominaciones... - Son las únicas palabras que el campamentero le dice a su compañera de pelotón.

FASE DE BATALLA V: ASALTO 06 DE 10

Nada era fácil y menos cuando los muertos vivientes seguían apareciendo. Era hora de que aquello cambiara.

-Es prioritario que avancemos -dijo tras acercarse a la máquina de guerra que debían arrastrar, alcanzado a Chamán Rojo y ayudando a meter en el carro a Lombriz-. Asesina, recoge a Niña de Oro y tráela al carro. Perdida, ayúdala. Piojillo, Sabandija, haced lo propio con Loor. ¡DERVICHE, APOYA A SEGUNDO GUARDAESPALDAS! -gritó-. Astado, ocupa tu posición junto al carro y mantente alerta. ¡DEBEMOS PREPARANOS PARA AVANZAR!

Astado había estado deambulando sin tener muy claro a quien ayudar, pero las órdenes que oyó estaban claras.

- ¡ Sí, señor ! - respondió mientras buscaba un sitio libre para empujar.

Fase de Batalla V

Asalto 05 de 10:

Una vez vi a aquella criatura caer, sabía que probablemente debería reunir fuerzas para un futuro combate. Sería útil seguir empujando el carro, por lo que me dispuse a hacerlo en cuanto oigo las ordenes de Lengua Negra. Las emociones del combate me habían privado de darme cuenta lo que pasaba con los demás, por lo que una vez me indican que debía ir en auxilio de Niña de Oro, la vi en el suelo, sin posibilidad de moverse pero tal vez alguna de sobrevivir.

Estaba dispuesta a intentarlo.

FASE DE BATALLA V: ASALTO 06 DE 10

Lengua Negra escuchó los gritos de Manta, sorprendido.

-Ocupad posiciones en el carro y preparaos para empujar una vez los heridos estén instalados. ¡Manta, acércate!

FASE DE BATALLA V: ASALTO 06 DE 10

- ¡Vamos, ya habéis oído a Lengua Negra! ¡Tenemos que avanzar! - Gritó fuertemente Piojillo. Debían seguir las órdenes de su superior, además de poner tierra de por medio con esos caminantes que se acercaban por retaguardia. Hasta el momento, parece que Derviche, Keropis y otros tantos que se les unieron, estaban controlando la situación. Pero el campamentero no sabía cuantas de esas cosas vendrían y eran montones. No quería volver a tener que enfrentarse a esas bestias que deberían estar muertas y no caminando.

Así, el guerrero k´hlata volvió a guardar, momentáneamente, su lanza y su escudo a la espalda, para preparse a empujar del armatoste escala nuevamente.

FASE DE BATALLA V: ASALTOS DEL 2 AL 5.

Manta le dio la espalda a los Hostigadores. Se reprimió de contestarle a Matagatos «Yo no haría tanto énfasis en verme de nuevo, no vaya a ser que el mal yuyú te haga perder la vista para mantenerme con vida.», aunque vaya sí que lo pensó. De nada serviría enemistarse con el Cabo. Personalmente no tenía nada contra él, aparte de la decisión de abandonar a toda la Compañía para escalar el muro y salvarse. Tampoco era que le tuviese miedo a Matagatos y a sus amenazas; antes seguramente sí lo habría tenido, pero luego de soportar el infierno con Sar Krogan, la escala de cosas que le daban miedo a uno se trastocaba de maneras interesantes. Curiosamente, que toda su familia fuese comida viva por zombies era una de ellas.

Acababa de desobedecer a su superior inmediato. Podría acarrearle la ejecución o el escarnio de toda la Compañía, pero dada la situación, no parecía que fuese a haber un castigo, puesto que todos enfrentaban la aniquilación total. La adrenalina que le supuso desobedecer las órdenes iba pasando conforme se enfocaba en el problema más grande: los zombies.

Llevaba a Lejana apoyada sobre el hombro mientras observaba la batalla a su alrededor. Tenía que pensar mucho y estaba en camino para ir a ayudar a la Infantería cuando vio algo que lo hizo cambiar de opinión al momento: Loor había caído. La Infantería estaba en apuros, pero él tenía un deber moral para con su antiguo pelotón. Maldijo por lo bajo y emprendió la marcha hacia el norte, hacia los Campamenteros.

«Algo en todo esto no tiene sentido. ¿Qué debemos hacer? ¿Volver? ¿Intentar luchar hasta que vayamos cayendo poco a poco? No... Tiene que haber una manera. ¿Dónde están las tropas de Cho'n Delor?»

...

Manta seguía rumiando mientras caminaba hacia los Campamenteros. Cavilaba sobre una solución al problema y, casi cuando iba llegando a su destino, se le ocurrió. Era sencillo, realmente no entendía como ni él ni nadie se había dado cuenta de ello antes. Galdan. Había que destruir a Galdan, y Serpiente podría deshacer el hechizo, o bien hacerse con el control de los muertos de nuevo. Era solo una suposición, pero era la más lógica.

— ¡LENGUA NEGRA! —llamó a voz en cuello.

FASE DE BATALLA V: ASALTO 06

— ¡LENGUA NEGRA! —gritó Manta e hizo una señal de asentimiento cuando el aludido le respondió que se acercara. Marchaba a paso ligero, pues su armadura era pesada y así evitaba fatigarse. Sonrió al ver a su antiguo pelotón, pero no pudo evitar observar que había muchas bajas. De momento no quería ni escuchar quiénes habían muerto.

FASE DE BATALLA V: ASALTO 06 DE 10.

Tarado ya estaba encaminando sus pasos hacia el grupo de muertos vivientes que se acercaba desde la parte trasera de los armatostes-escala, pero tan pronto escuchó las órdenes ladradas por Lengua Negra, se dispuso a acercarse al primer carro, colocándose detrás de Piojillo y enfundando su lanza para luego colocar sus dos manos en uno de los troncos dispuestos para hacer de apoyo al empuje.

FASE DE BATALLA V: ASALTO 06 DE 10

No sabía cuánto tiempo llevaba ahí tirada, pero sabía que tenía que aferrarse a la vida hasta que sus compañeros pudieran ponerle a salvo. Sentía como la vida se le escapaba por el bestial tajo que le había propinado uno de esos malditos muertos vivientes, pero no estaba dispuesta a dejar que aquello le impidiese cumplir con su cometido, lograr aquella meta que se había propuesto hace escasas semanas en Cho'n Delor.

Cuando sintió la mano de Asesina en su hombro quiso gritar de alivio y alegría, pero el único sonido que brotó de su garganta fue un gemido quebrado y lastimero. Con todas las fuerzas que le quedaban se asió de los hombros de su compañera de pelotón para acercarse al armatoste-escala y ponerse "a salvo".

FASE DE BATALLA V

ASALTO 06 DE 10:

Las ordenes habían sido claras. Me acerqué lo más rápido que me permitieron mis piernas para llegar al lado de Niña de Oro. Sentí una mezcla extraña de emociones que ni siquiera podría descifrar. Sólo pude ver sangre y barro, suciedad de todos los tipos en el cuerpo de mi compañera. ¿Estaba respirando aún? Los segundos pasaron lentamente mientras esperaba un movimiento de su pecho que confirmara que la vida aún se mantenía en su cuerpo. Y en efecto lo vi.

Con delicadeza pase uno de sus brazos alrededor de mis hombros para cargarla. No pesaba mucho y gracias a eso pude llevarla hasta el armatoste. 

"-Si, sigue respirando Niña de Oro. Todo irá bien. ¿Acaso quieres dejar de existir? Hay mucho que ver. ¿Te lo perderás? Que aburrida. No lo hagas."

Cada vez la distancia que nos separaba de los demás y el armatoste se hacía mas pequeña.

FASE DE BATALLA V: ASALTO 07 DE 10

Siguiendo las órdenes de Lengua Negra, Piojillo dejó de pensar en ir a ayudar al resto de compañeros. Mientras guardaba nuevamente la lanza y el escudo a la espalad, veía como, únicamente, Astado trataba con un gran esfuerzo de mover el armatoste escala. En ese momento cayó en la cuenta de que ninguno estaba ayudándole aún, además de que el peso del aparato de asedio era considerable, se sumaba el de un herido Lombriz que habían cargado en él.

- ¡Vamos! ¡Tenemos que empujar entre todos, sino no conseguiremos mover el armatoste! - Gritó Piojillo a los cuatro vientos.

En ese momento, se percató de que Tarado estaba situado detrás suyo, también para tratar de mover ese trasto. Además, otros compañeros estaban acercándose para hacer lo propio. Tal vez fueran suficientes para el siguiente intento de conseguir moverlo.

FASE DE BATALLA V: ASALTO 07 DE 10

Manta se detuvo al borde del estanque donde se encontraba Lengua Negra. Tenía que coger un poco de aire, así que habló entrecortadamente.

— El plan se fue al traste. Subir no servirá de nada, tenemos que reagruparnos y destruir a Galdan, para que Serpiente pueda recuperar el control de la horda. Matagatos decidió subir en solitario. La Infantería está sola, y sin ayuda, morirán —resumió, señalando al oeste, donde estaban los chicos de Barril y al este, donde estaban los de Lemur.

FASE DE BATALLA V: ASALTO 08 DE 10

Lengua Negra frunció el ceño ante lo que escuchaba.

-Me alegra que sigas vivo -dijo a modo de saludo Lengua Negra-. Lo que dices es asunto serio, Manta. ¿Vienes por orden de Matagatos? Y cuando dices que decidió subir en solitario, ¿hablas de que dejó atrás a los hostigadores o que avanza con su pelotón siguiendo las órdenes iniciales?

FASE DE BATALLA V:

ASALTO 08 DE 10:

Paso a paso, lentos como ningún otro, vamos junto a Niña de Oro acercándonos al carro. Mi intención es dejarla a salvo para que por lo menos tenga alguna posibilidad. 

Veo como mis otros compañeros hacen fuerza para mover el carro y hago lo mismo.

FASE DE BATALLA V: ASALTO 08 DE 10

La situación no iba bien. Piojilla veía cada vez más cerca a aquellos caminantes no muertos. Los luchadores estaban en el lado contrario, y otros tantos de aquellos seres caminaban en dirección a ellos. Tenía que seguir las órdenes y tratar de mover el armatoste, pero aún había compañeros que estaban lejos de prestar su ayuda. El campamentero tenía claro que si seguían acercándose un poco más, tendría que desistir de sus intentos por mover la enorme escala y retirarse para defenderse de sus enemigos. Era tal el miedo que sentía que de nuevo sintió aquel frío recorrerle la espalda. Aquella sensación de miedo primordial. Sin duda la odiaba. Al momento, gritó a los cuatro vientos. Tanto para avisar a sus compañeros como para tratar de aplacar sus temores.

- ¡Rápido! ¡Movéos! ¡Se nos echan encima! ¡Hay que mover esta cosa o será el fin!

Fase de Batalla V: Asalto 08 de 10

El acero silbaba, clavándose con un sonido húmedo en la flácida carne de los cadáveres andantes. Keropis había encontrado en Odio y Derviche el perfecto equipo de combate: furia, arrojo suicida y habilidad. Los tres campamenteros trinchaban a los no muertos entre jadeos y gruñidos, con los ojos desorbitados e inyectados en sangre y grotescas muecas de entusiasmo.

No era común ver a Odio sonreír, pero el Guardián de los Muertos llegó a la conclusión de que quizás fuera mejor así. La cara del k'hlata era un rictus de alegría maníaca que le hacía parecerse a un animal mostrando sus fauces. Derviche también se había convertido en una bestia, pero su mirada era una mezcla de gozo y concentración, como si la mujer estuviera peleando contra sí misma además de contra la horda de cadáveres. Pedazos de carne y vísceras decoraban sus mejillas; sangre propia y ajena manchaba su armadura.

Keropis escuchó los gritos a su espalda, las órdenes de mover el carro con la escala, y giró la cabeza en esa dirección durante un instante. El resto del pelotón luchaba contra el cieno, intentando arrancar el carromato y hacerlo avanzar, pero no se podía decir que estuvieran lográndolo. Fue en ese momento cuando vio al segundo grupo de caminantes.

Cuatro de esos engendros, tristes parodias de lo que fueron y de lo que podían haber sido, marchaban renqueantes en dirección a la escala. A la escala y a los magos de la Duodécima.

—¡Enemigo a la essspalda! —aulló mientras se replegaba para cubrir a los dos magos, esperando que alguno de sus compañeros le siguiera.