Partida Rol por web

Dejamos al grupo de heridos atrás rápidamente y comenzamos a marchar en dirección directa hacía el grupo de enemigos que debemos atacar, sorprender de ser posible, como misión asignada directamente desde el Mando. Los Hostigadores deben hacer caer objetivos tácticos que le permitan a La Compañía obtener una superioridad en combate que nos imponga por encima de los enemigos de Cho'n Delor rápidamente. La estrategia a usar será la guerra de guerrillas, en la que nuestro subgrupo, pequeño y veloz, debe acabar con pequeños contingentes enemigos, mermando su poder táctico y su capacidad para maniobrar.

Cae la noche ante nuestro paso decidido y llega el momento de decidir si lo mejor es continuar o detenerse a descansar. Se me pregunta a mí pues soy el líder de este pequeño grupo de Hostigadores y Campamenteros, a pesar de que Akatsuki es una soldado con mayor rango. Pienso detenidamente en las posibilidades que tenemos:

"Si bien es necesario apresurarnos en atacar al enemigo, ojalá sorprendiéndolo en un momento de debilidad, es cierto que estos terrenos son traicioneros. Yo mismo me perdí a poca distancia y aun así no he conocido su peor lado pues lo hice a la luz del día, sin caer en un pozo, un risco o quebrada que podría haber acabado conmigo. La única posibilidad de lograrlo sin bajas sería siendo encabezado por un par de buenos exploradores. No los tengo, solo está R'Gaa que no basta en la noche. Aun así lo hiciera, ella necesitaría una luz para ver bien y no correr peligro, algo que se vería claramente en la oscuridad que hay, delatando nuestra posición. Sea como sea, debemos detenernos y esperar la luz, por lo menos hasta estar seguros de donde está el enemigo."

Respondo a Akatsuki el resultado de mis conclusiones sin más dilación:

 - "Dormiremos. Continuamos mañana. Peligro y pocos exploradores para seguir ahora."

Le respondo esperando a ver algún gesto en ella o escuchar directamente sus palabras de reproche. Sé que no es la decisión más apropiada desde el punto de vista de la misión, pero tampoco serviría de nada atacar con aun más heridos que ahora, o incluso muertos, por habernos caído de un precipicio al no ver hacía donde vamos.

Es lo más prudente y el resto podemos remediarlo mañana. Además, los heridos y cansados necesitan un buen tiempo de sueño en el que reponerse algo antes del combate.

- "Acampemos pues." -

Akatsuki da la orden y los diez Reservas que le acompañan se preparan para pasar aquí la noche.

- El Grupo III acampa y la noche transcurre sin incidentes.

Mañana siguiente, muy temprano.

- "Todos alerta. Alguien se acerca por el Este, parecen un jinete y tal vez una decena de guerreros a pie." -

La noche pasa sin ningún contratiempo. Todos se acuestan y se hacen unas guardias para no dejar el campamento desprotegido. Me recuesto en mi tienda de campaña e intento dormir, pero a los pocos minutos me doy cuenta de que en realidad no puedo conciliar el sueño tan cerca de la batalla.

Salgo de mi lugar de descanso y saco mi espada. Busco un lugar que esté cubierto por los lados para que así no se vea el reflejo de la luna en el filo de mi katana desde lo lejos. Una vez allí, desenvaino mi arma y comienzo a entrenar con ella a la luz de los astros.

Mis movimientos son suaves y parsimoniosos. No me esfuerzo en sacar mi velocidad y mi fortaleza pues ellas las he entrenado lo suficiente en diversos tipos de actividad, pero lo que siempre necesito y no siempre puedo practicar es la técnica.

"Muchos guerreros luchan utilizando sus dones físicos sin saber que una buena técnica es capaz de poner a un hombre débil por encima de uno fuerte al sacar mayor provecho de la capacidad de este y explotarla. El Camino de la Espada nos enseña que una buena disciplina y un conocimiento acabado de la técnica puede mucho más que el ímpetu y los músculos.  Debo concentrarme en lograr que mi técnica sea perfecta para así explotar al máximo mis dones físicos y situarme por encima del resto de los guerreros que abundan en este mundo. Solo mi superioridad me hace digno de sobrevivir y proteger a los míos."

Mi espada refulge con la luz de la luna mientras mis brazos la mueven en una letal danza que interpreta junto a mi cuerpo. Mis pies ligeros marcan pasos de desplazamiento y equilibrio de mi peso mientras la parte superior de mi cuerpo ocupa este balance para atacar con gran efectividad.

Continúo así hasta bien avanzada la noche, momento en que el cansancio me llama a dormir lo que queda de noche, sabiendo que no he descuidado mi estudio y mi desarrollo, y si he de morir al día siguiente, no será porque no he dado todo de mí para ser el mejor.

La voz de Akatsuki me saca de mi sueño y de un salto salgo de la tienda para escuchar sus palabras. Desenvaino de inmediato mi espada y hablo a mis hombres mientras intento divisar lo comunicado:

 - "R'Gaa, Pelagatos, Jabalí y yo en primera línea. El resto detrás. Listos para recibir carga, no rompan formación hasta que ellos estén acá."

Ratifico mis palabras mentalmente pues creo haber tomado una buena decisión acerca de la forma de afrontar el combate:

"R'Gaa y Jabalí usan lanzas, por lo que serán efectivos recibiendo una carga. Pelagatos a caballo puede hacer mucho rompiendo las filas. En segunda línea dejo a los más heridos y a Codorniz, que no me parece una gran guerrera. Si todo sale bien, ellos cargarán contra nosotros y les recibiremos con una buena cantidad de muerte. Los auxiliares pueden aligerar la carga, pero no confío en ellos, por lo que no los tomo en cuenta para el combate."

Mantengo mi espada delante de mi pecho, lista para cortar a quien entre en radio de ataque mientras espero a que se revele realmente el misterio de quienes son los que se acercan y de en qué terminará este matutino encuentro.

El alba encuentra al fornido guerrero despierto, revisando sus vendajes y sus pensamientos. Su herida parecía de a poco ir mejorando pero lo que realmente ofuscaba al luchador era el reducido estado del grupo y sus pretensiones bélicas.

Junto a un árbol, vigilaba a su pupila dormir cuando la arquera se acerca al capitán y le informa la llegada de soldados. A la voz del líder, me pongo de pie y recojo mis armas.

Mujer, levantate. - Dijo con una voz bronca y severa, dirigiéndose a Meera. -

TIERRAS DE CHO'N DELOR:

- Mentiroso sigue ejerciendo de guía, seguido por la escuadra de Lombriz.

TIRADA DE OTEAR.

TIRADA DE OTEAR.

- Jabalí se da cuenta de que los recién llegados son Mentiroso y la tercera escuadra de Campamenteros, a escuadra de Lombriz.

- Lombriz ve a Peregrino y a los demás y se da cuenta de que por fin les han alcanzado, aunque ya es el alba y contaba con encontrarles antes.

MENTIROSO:

- Te das cuenta de que habéis llegado al lugar correcto cuando ves a Peregrino y a los suyos.

CARACABRA:

- Ves que los recién llegados son Mentiroso, y la escuadra de Lombriz, de los Campamenteros.

Aquella noche dormí intranquilo. Después de las idas y venidas sobre Orgullo, estaba cansado y mis piernas necesitaban relajarse. Pero mi mente... lo tenía más difícil. No dejaba de pensar en que nos podían atacar en cualquier momento. Finalmente, el cansancio físico fue mayor que mi marea de pensamientos y caí dormido. Al levantar pronto en la mañana lo primero que escuché fue a la soldado Akatsuki avisando de un posible peligro.

"Al menos ya estoy despierto."

Mientras daba una pequeña patada a Codorniz para que despertase antes de que fuese tarde desenvainé mi espada. Escuché a Peregrino dando órdenes para la batalla y me sorprendí de que me contase en primera linea. 

"Parece que por fin se me tiene en cuenta cómo debería ser. Un soldado."

Pero antes de que acabásemos de colocarnos Jabalí distinguió que era la escuadra de Lombriz, con lo que la alerta había sido una falsa alarma.

"No sé si me alegro o me decepciona una poco."

No guardé mi espada aún. Tras ésto mis sentidos estaban en estado de alarma y quería asegurarme de que estábamos "a salvo" antes de guardarla. Y estando en territorio de Cho'n Delor y con enemigos acechando, seguramente no estuviésemos a salvo en ningún momento.