Partida Rol por web

Caidus meditó sobre la conversación con el archimago. Cierto es que les había dado información útil, pero estaba seguro de que había ocultado alguna cosa, aunque no pudiera demostrarlo. En cualquier caso, era un buen comienzo.

—Me sorprende que el archimago no se hubiera dado cuenta de que la mujer de Atrox era pelirroja, igual que las víctimas. Significa que, o bien no está tan al corriente como el piensa de todo lo que ocurre en la torre, o que omite información. Sea como fuere, no debemos subestimarlo.—Caidus pensaba le daba vueltas a lo ocurrido, intentando sacar algo más en claro—Tu pregunta fue inteligente, en cualquier caso, y tu propuesta también. Que nos vean de su lado siempre nos facilitará las cosas. Y si alguno nos reprocha el jugar a dos bandas, nos habrá descubierto que espía al otro o que están compinchados. Ganancias para nuestro objetivo en ambas posibilidades.

Al llegar a la taberna, el elfo se sorprendió muy gratamente. Su hubiera tenido que pasar una noche en una, esta habría sido una de sus elecciones seguras. Agradecido por el descubrimiento, entró y, mirando a su compañero con una mesurada sonrisa, dijo:

—Vino dulce, acompañado de algún bocado simple.

Luego señaló a una mesa que parecía vacía, con la intención de sentarse y ser atendidos.

Mis ojos se ponen en el bárbaro. Sólo espero que después de eso no intente seducirme, a saber que enfermedades entraña esa mujer. Si algo le pasa le curará otro, yo no.

Me dedico al juego de silencios, encogiéndome de hombros - Haz lo que quieras - le indico al grandullón- mientras no faltes a tu deber.

¿Qué podría querer de mí? No sabe realmente quien soy ni que hago, es lanzar una moneda al aire, aunque las compras de información siempre son útiles. Lo único bueno es saber que no te envuelvan en sus redes demasiado.

Las palabras del bárbaro provocaron que la sonrisa de la madame se ensanchará aún más. Durante unos instantes le observó en silencio, tras los cuales su semblante tomó un tono más formal.

—Aunque tienes un cuerpo bien trabajo y tu rostro es agraciado, no hablo de esos favores precisamente—. Respondió con voz calmada—. Hablo de un favor y no me lo deberías tú, sino vosotros dos y si hay alguien más también.

» Sin embargo hay una segunda opción mucho más sencilla—. Añadió poco después—. Durante vuestra investigación seguro que os enteráis de cierta información comprometida para alguien. Alguien estará encubriendo algo o alguien había metido la pata. Sea lo que sea, quiero saberlo.

Tras decir aquellas palabras se levantó completamente erguida, en una pose que rebosaba soberbia, y extendió la mano hacia Aerin.

—Tú eliges que opción tomar—. Preguntó con la mirada fija en la joven—. ¿Tenemos un trato?

-Bien, parece entonces que nuestro plan de acción está decidido. ¿Hay algún templo que nos pudiera proporcionar agua bendita? Deberiamos comprobar que esos túneles estén realmente sellados, y tal vez poner un guardia allí por si algo o alguien intenta salir por ahí después de que lo abramos.

Ildyra ya estaba pensando y haciendo una lista mental de lo que iban a necesitar, o podrían necesitar. Después tuvo que empezar a descartar cosas, pesaban demasiado, un ariete iba a ser dificil de conseguir...

Miró a Vicnan preocupada de repente. ¿Como de estrechos són los túneles? Si es muy estrecho tendrás que buscar un arma a parte del arco, ¿tal vez una lanza?

Vicnan escucha atento las palabras de Mikael. Si la dichosa hechicera en realidad es una druida, quizas sea bueno hablar con ella. Despues de todo, la profanacion de los cuerpos sigue siendo un atentado contra el ciclo de la vida. Piensa para si mismo, intentando pensar en como pensaria un agente que resguarda la naturaleza.

- Devoradores - Dice apenas susurrando, mientras escucha las palabras de Mikael acerca de los tuneles. Quizas sean esas criaturas, despues de todo, no importa que tan pequeños sean los tuneles. Quizas haya mas de una entrada, habra que hacer un mapa a mano. Mas importante aun, debe ser alguien que se pueda guiar en la oscuridad. Eso no sera problema.

Al escuchar las palabras de su compañera, preguntando si usa otra arma, Vicnan se limita a mostrar el pomo de su arma. Que Sarenrae nos guie, pues su luz nos hara falta.

- Sin agua, servira tanto como el arco - Dice Vicnan a Ildyra, ya que sabe que al ser estrechos los tuneles, toda arma arrojadiza funcionaria igual.

—Una pena, aunque no hay porque dejar de lado el placer —dijo sin perder la sonrisa.

A él, los trapos sucios de los demás le daban igual, así que podían tomar esa opción sin mucho esfuerzo. Y si no encontraban nada, la ayuda les habría salido gratis. No parecía un mal trato. Pero en cualquier caso, parecía que la mujer quería meterse en el bolsillo a Aerin, forzarla a formar parte y tomar ella la decisión, así luego no podría jugársela. Muy lista. Curioso por saber que decidiría su compañera, esperó tranquilamente a que dijera algo.

Solo un necio subestimaría a un árchimago, incluso al mas patán. -Era su forma de decir que estaba de acuerdo. 

-Gracias, no es la primera que hago algo así, suele dar resultados casi siempre. Esperemos que la suerte nos sonría.-

Una vez dentro del local de variedades todas las maravillas que ahí ofrecen se vieron eclipsadas por el lamento por la perdida de esa pieza de oro y se lamentó mas aún al ver a aquella semielfa ejerciendo aquel oficio, pensó en su madre y se atribuló. Una mueca de desagrado se dibujó en su rostro apenas unos segundos mientras recuperaba la compostura.

-No te sientes, estamos aquí para buscar a esos dos no a disfrutar, tratándose de Agatosh no será difícil localizarlo. Cuando nos reunamos ya debatimos sobre comer o si nos dejamos comer un poco.-

Esa ultima chanza la contó con tanta seriedad que quedó en duda si de verdad era una chanza.

Si algo le fastidiaba, es que le obligasen a jurar algo si no quería. En cierta forma, lo consideraba una afrenta. Muy bien, jugaría a ese juego. Si ella forjaba la baraja, podía seguirle el juego... y le había dejado varios baches legales que explotar.

- No sé por qué sigues convencida de que vamos a encontrar nada, pero si en relación con esto encontrase algo, mientras no me perjudique, no veo por qué no contarlo.

Su mirada se cruzó con la suya, sólo un momento, una mirada a los ojos en serio por primera vez, pero también al alma. Forzar un pacto a una bruja no era algo baladí, era romper su norma habitual de neutralidad. Más le valía que la información fuese buena.

La cabeza de Elentari funcionaba a toda velocidad, lamentablemente eso no aseguraba una respuesta. Hay que pensar en todas las posibilidades, después, descartarlas de la más probable a la menos. Esa fue su conclusión, un poco obia para tanto esfuerzo mental, pero al menos era algo.

-¿Vamos a ver a la druida? -comentó a sus compañeros en un hilo de voz apenas audible. Recabar información era la prioridad. De camino podrían elaborar una lista con las posibilidades.

La idea le vino como caida del cielo cuando el susurro de Vicnan perturbó sus pensamientos. Trampas. Así se cazan los bichos al fin y al cabo y no solo bichos, fuera cual fuera el origen de las profanaciones las trampas parecían buena idea.

Un pequeño temblor recorrió su cuerpo, seguido de un escalofrío. Debía volver a hablar ante Mikael, el corazón le latía en las orejas. Se pasó la mano por la pierna, la tela de sus pantalones empándose en el sudor que los niervos siempre le provocaban. Respiró profundo para intentar calmarse. No funcionó esa vez.

-¿Han proba... ejem- se detuvo para corregir la voz anormalmente aguda que había abandonado su graganta. Su cuerpo pse había revelado contra el gobierno de la mente con el propósito de dejarla en evidencia- Trampas, quería saber si han probado de poner trampas -dijo sin conseguir eliminar el temblor en su voz, como si hubiera hablado esde una carreta en movimiento.

La conversación entre los futuros Vigilantes y el capitán parecía navegar en buen rumbo, pues pequeñas pistas y grandes ideas comenzaban a surgir. Quizás lograras cumplir su cometido después de todo.

—En esta ciudad se adora al dios Erastil, señor de la agricultura y la caza. Sin duda os podrían proporcionar agua bendita—. Respondió Mikael—. En cuanto a los túneles, hay zonas tan anchas que dos carromatos podrían circular sin problemas y otras tan estrechas que sólo cabría una persona.

» Es tan inmenso lo que abajo yace que no hemos sido capaces de crear un mapa, por ello no sabemos si todas las aberturas están selladas—. Añadió poco después con cierta frustración—. Por otra parte la necrópolis es tan grande que poner trampas era algo inasumible. ¿Dónde se podrían poner? Si encontráramos un patrón en sus profanaciones podríamos hacerlo, pero es algo que hasta ahora no hemos conseguido.

El humano les observó con seriedad en completo silencio. Cavilando sus siguientes palabras. Finalmente al ver que ninguno hablaba añadió poco después.

—¿Cuál creéis que debería ser el siguiente paso?—. Preguntó con cierta duda—. Puedo conseguir que abran una de las entradas conocidas del laberinto y otorgaron antorchas, así como comida para vuestra incursión al subterráneo.

» Sea lo que sea, la guardia de la ciudad tratará de ayudaros en todo lo posible—. Pronunció con voz queda, sin ningún rastro de duda en su voz.

Las palabras de Aerin volvieron a sacar una sonrisa ligera a Julieth, la cual golpeó con suavidad sus labios con el dedo de su mano derecha mientras cavilaba.

—Puede que si encontráis o puede que no. No estoy seguro de nada, pero sin duda es una buena inversión intentarlo—. Respondió finalmente—. Antes de iros de la ciudad, no dudéis en pasaros por aquí y contarme todo lo que habéis descubierto.

» Tenemos un trato entonces—. Pronunció mientras estrechaba con una fragilidad exagerada a la joven alquimista.

Tras regresar a su asiento y volver acomodar sus piernas de aquella manera recatada y sensual comenzó hablar.

—Algo grande se está cociendo en esta ciudad. No se quien lo está orquestando, pero de cumplirse el plan de quien quiera que organice esto, cambiará el gobierno de la ciudad—. Sus palabras a pesar de ser pronunciadas casi en un susurro, eran perfectamente oídas por los dos alquimistas—. Al parecer un par de personas hablaban sobre las implicaciones de las desapariciones. Según comentaban el plan estaba dando sus frutos y pronto verían su poder fortalecido en la ciudad.

» Para fortuna vuestra logre identificar a uno de aquellos individuos—. Añadió poco después con voz triunfal—. Su nombre es Zoe, propietaria de un herbolario conocido como “El jardín botánico”.

Con la información obtenida, madame y aspirantes se despidieron y regresaron a la sala de variedades. Aerin y Agatosh se percataron prácticamente al instante de cómo las personas del lugar cuchicheaban, haciendo alusión a un elfo de piel oscura. Con un rápido barrido visual por el local encontraron a sus dos compañeros, sentados en la mesa mientras Caidus disfrutaba de una copa.

En un comienzo Caidus hizo caso de las palabras de su compañero; sin embargo después de algunos minutos de espera decidió hacer caso a sus pensamientos. Sin más tomó asiento en una de las mesas y pidió una copa de vino dulce.

Momentos después Abelgos tomó asiento con algo de incomodidad, pues escuchó con claridad cómo las personas del local comenzaron a cuchichear acerca de sus orígenes y su presencia en el establecimiento.

Cuando el alto elfo había catado más de la mitad de su copa, Aerin y Agatosh aparecieron, algo que sin duda el elfo oscuro agradeció enormemente.

—No te preocupes, nos pasaremos. —Miró a Aerin con una sonrisa misteriosa que dejó unos segundos, antes de añadir algo más—. ¿Qué opináis de compartir en una misma sesión? —Tras dejar escapar una risa, se encogió de hombros y se despidió de Julieth, saliendo a continuación de la habitación.

De no verles, habría dicho que era imposible que esos dos estuvieran ya allí. Por tiempo material, no podía ser que hubieran ido al Colegio de Magia, hablado con el archimago y dado con ellos tan rápido, por lo que lo más probable era que no les hubieran dejado hablar con el hechicero. Eso, o podían teletransportarse y no habían dicho nada.

—Buenas —saludó a ambos cuando se acercó a la mesa, a la que se sentó directamente—. Cuanto tiempo —dijo con sarcasmo—. ¿Cómo os ha ido? —Miro a Abelgos—. Déjame decirte que, si todo te va mal, podrías quedarte aquí como la próxima atracción de la casa de variedades. Has llamado la atención, y seguro que más de uno pagaría por la curiosidad.

Miró serio a la pareja que por fin aparecian y aunque se alegró de al fin encontrarlo estaba demasiado incómodo con la situación. Simplemente se puso en pie e hizo un pequeño gesto con el mentón a modo de saludo. Para colmo de males Agatosh se creía gracioso con aquel comentario, por suerte sabe jugar a eso.

Una flecha como dilatador uretral es la única atracción que sacarían de mi. -Espetó dedicándole una sonrisa tétrica y un guiño. -Solo imagínatelo.-

Nos ha ido bien, tenemos alguna que otra pista. ¿Y a vosotros?

Abrió mucho los ojos, con fingida sorpresa.

—¿Te dejas hacer esas cosas? —Se llevó la mano al mentón—. Mmm, tal vez quieras que te deje mi espada, si ya te has cansado de cosas tan finas, puedes probar con el pomo. Te diría que es una buena experiencia, pero no tengo ni idea, aunque luego me lo puedes contar.

Le guiñó un ojo también y sonrió de medio lado. Luego hizo un ademán, pasando del tema.

—Respecto a qué tal nos va... —Carraspeó y le dedicó una larga mirada, queriendo decirle que el plan era un encuentro fortuito, nada de estar investigando nada. Viejos conocidos que se reencontraban, nada más; lo demás tendrían que hablarlo más en privado—. Pues nada mal. Aerin está encontrando la ciudad de lo más interesante, ya hemos estado de compras y todo. Hasta pretendíamos ir ahora a otra tienda que nos han recomendado.

Arquea una ceja incredulo y luego niega cansado de la conversación trivial. -Ahora ya sabemos porque te uniste a la hermandad... 

-Luego de eso se cruza de brazos -Vayamos a un sitio donde se pueda hablar con más intimidad al menos, tenemos trabajo. ¿O alquién tiene una sugerencia mejor? -Miró sobre todo a Aerín a ver que tenía que decir al respecto.

Al escuchar comentar a su compañera el asunto del druida, Vicnan le responde con otro susurro - Vamos, ella sabra mas. - Acto seguido deja continuar a los demas hablar. Hasta que Mikael menciona la ciudad subterranea, el mantenia su serenidad.

-NECROPOLIS!!?? - Dice Vicnan, perdiendo su habitual postura. Como es posible que su ciudad este sobre una necropolis y no hayan pensado en eso. Me pregunto si seran competentes o habra gente corrupta en la ciudad. Creo que en estos momentos la hechicera es mas de fiar que estas autoridades. Si hay una necropolis, mis prioridades han de cambiar, hay que erradicar esas abominaciones. 

- Por que no han actuado antes? - Pregunta Vicnan con una mirada reprimente al mismo tiempo que hace unos susurros y unos ligeros ademanes, utilizando las aptitudes sortilegas que le enseño a usar su maestro. - Los muertos son tema serio, y mas si los tienen de huespedes.  Acto seguido Vicnan guarda silencio y escudriña a Mikael, aguardando sus respuestas.
 

Normalmente a Caidus no le habría importado la situación de Abelgos, pero la poco profesional de Agatosh le parecía, además de reincidente y simple, desagradable. Así que decidió intervenir:

—Pues sí, ya que nos hemos encontrado, deberíamos buscar un lugar donde hablar y dejarnos de estas trivialidades. Y como tendremos que dormir en la ciudad, este sitio creo que será una buena opción. Alquilaré una habitación para que vayamos a hablar más tranquilos.

Dio un sorbo a su copa y buscó con la mirada a algún camarero, para luego llamarlo con un gesto.

Mientras se acercaba, pensó en lo dicho por Abelgos. ¿Qué motivación tendrá cada uno?. Miró a sus compañeros con curiosidad disimulada. Más adelante lo dirán. Siempre lo dicen.

La verdad es que la sutilidad y sus compañeros no eran amigos. A primera vista, parecían conocidos en vez de gente que se encontraba casualmente. Si seguían dando el cante, el cebo sería demasiado obvio.

- Agatosh... te dejo con tus.. colegas.. ¿mercenarios?- simulo la mejor cara de asco, una dama la tendríahablando de órganos sexuales - Yo voy a subirme arriba a cambiarme y descansar un poco.

Esperaba que pillasen la indirecta. Llamaban demasiado la atención, si se relacionaba abiertamente con ellos el cebo podría salir mal. Buscarían algún punto en el rellano tras alquilar una habitación y les esperaría allí.