Partida Rol por web

El mayordomo mira serio a su señora mientras y la acompaña a la salida de los establos donde estaba revisando el estado de las caballerizas.

Al ver como su señora cierra la puerta en una habitación no puede dejar de estremecerse, su ultimo encuentro con fuerzas sobrenaturales le ha dejado un poco impresionable. Pero al oír sus ordenes y su preocupación el mayordomo se va calmando poco a poco.

-Hacéis lo correcto, mi señora. No es bueno que tan raros invitados campen a su gusto por esta casa, pero siendo sinceros no creo que tengamos efectivos para echarlos si decidiesen quedarse. -Tras unos cuantos titubeos la franqueza brota en sus palabras. -Estuve planteándome esta cuestión, e incluso impuse la misión al buen Valdis, pero los acontecimientos hacen que le necesitemos aquí más que nunca. Aun así debo advertiros que aun tengo que hablar con el maestro de cuadras pues a parte de mi buen Lealtad, que ya esta listo, no se si dispondremos de más corceles. Son tiempos pobres para nuestro castillo.

El mayordomo sale de la sala y se para en el quicio de la puerta.

-Descuidad, en cuanto todo este listo os mandare a Mika para que os de aviso. No defraudare vuestra confianza- Dice mirando a su señora convencido.

Tras esto sale en dirección a los establos con mucha discreción.

Las tres cartas cerradas con el sello encera de Satu Mare, receban así:

Realmente había sido algo terrorífico e inesperado, todos tan tranquilos en el salón, escuchando los truenos y la lluvia al caer, la dulce melodía de la naturaleza…

Segundos después tenían ante ellos una auténtica horda demoníaca salida desde las mismísimas entrañas del infierno a través de un pozo rebosante de sangre que permanecía oculto desde tiempos inmemoriables y que hubiese continuado así de no ser por la morbosa curiosidad de un loco.

Aquél viejo chiflado y su lacayo, habían abierto las puertas del infierno haciéndoles a todos los presentes partícipes de su locura.

El baño de sangre había sido tremendo, pero Vladana había salido milagrosamente impune de él. ¿Habrá tenido algo que ver esta nueva fuerza que fluye en mi interior y agudiza todos mis sentidos?, ¿realmente será tan malo como me pareció en un principio?.

No podía decirse lo mismo de Valdis, quien había recibido duros golpes durante el combate, intentando protegerla con una fidelidad absoluta. A decir verdad, tampoco les había ido nada bien a la entrometida Deliznieta y su guardaespaldas, quienes habían hecho caso omiso de las repetidas peticiones de que abandonasen Satu Mare, quizá aquellos había influído para que encontrasen su triste final con un preciso corte en la garganta y la cabeza reventada.

La muy estúpida había suplicado ser convertida, intentando seducir a quien realmente sabía utilizar sus armas de mujer para conseguir lo que se proponía... a esas horas de la noche, su cuerpo y el de su guardia ya debían haber sido arrojados al misterioso pozo, antes de volver a tapiar la estancia por orden de Vladana.

Mención a parte merecían Octavian y su sabueso, una extraña pareja de foráneos que se habían colado en el castillo y habían hecho lo que les había placido hasta hayar aquél pozo oculto, para revelar en el último momento sus verdaderas naturalezas... una combinación peligrosa que por suerte había abandonado ya el lugar, no sin antes dedicar a la señora del feudo una especie de amenaza encubierta tras las palabras de Octavian y las fauces de su siervo.

Pero ya no había nada por lo que preocuparse, es más, tras la tormenta parecía encontrarse la calma para Vladana, en poco tiempo había conseguido librarse de todos aquellos molestos huéspedes que se resistían a irse y que no parecían tener buenas intenciones... aunque para ello hubiesen tenido que bañarse todos en sangre.

Ahora ascendía las escaleras camino a sus aposentos, sin nada que atormentase su mente, con una calma sobrehumana y una tranquilidad interior completa, con el malherido Valdis tras ella, en busca de un merecido descanso tras una agotadora y sangrienta noche.

No se preocupaba por Ruschesku, ni por todos aquellos sirvientes que habían visto lo sucedido, tampoco había lugar entre sus pensamientos para su primo y su posible y pronta llegada... todo eso eran problemas que se resolverían mañana, ahora era el momento del placer... placer oscuro y morboso, que envolvería al fiel guerrero sin que pudiera si quiera resistirse a él...

VLADANA BRATOVICH:

- Haz dos tiradas de Conciencia a dificultad 6.

La noche se planteaba como aburridamente protocolaria. Las reuniones en castillo son realmente agotadoras, sobre todo si te tienes que quedar de pie, mirando fijamente al frente y sin decir absolutamente nada mientras líderes e invitados discuten temas supuestamente importantes. A pesar de todo esto, Valdis el portador del miedo, o el protector, como le solían llamar, acude a su puntualmente para estar al lado de su señora.

La noche parecía endiablada. La tormenta castigaba a Satu Mare con toda su fuerza. Los truenos asustaban a los crios y la lluvia chocaba con fuerza en las ventanas. En esos momentos uno se sentía realmente afortunado de contar con un techo bajo el que cobijarse.
La reunión continuaba sin contratiempos. Al parecer Vladana iba a dar una última oportunidad a Deliznieta para marcharse pacíficamente. El mercenario se sentía algo agradecido por no tener que echarla personalmente y esperaba que se fuera ante las insistencias de su señora, pero a pesar de todo seguía sin agradarle del todo su marcha...Sobre todo por las últimas advertencias sobre la condenación de Satu Mare.

De repente, como si un Dios malévolo estuviera leyendo los pensamientos de Valdis comenzó un gran estruendo. Una sinfonía de martillazos retumbaba por todo el castillos. Al principio el caballero no sabía que hacer, ¿era la sinfonía del apocalipsis? ¿los ángeles caídos venían a arrasar el mundo?...Pero entonces su espíritu de guerrero y la actitud desafiante de Vladana invadieron sus pensamientos y actuó. Los sonidos venían del sótanos y todos descendieron las escaleras para descubrir qué provocaba tal estruendo, aunque Valdis ya se hacía una idea...¡Pobre! No sabía cuan equivocado estaba...

Al llegar encontraron un auténtico espectáculo de dementes. Octavian y Dalgu Vilcea golpeaban, junto con una multitud, una de las paredes del castillo. Su señora les mandó parar pero nadie hizo caso. Entonces el muro se derrumbó por completo, y aquel maldito viejo loco empezó a gritar "¡Lo encontré!". Fue en ese momento cuando el Portador del Miedo desenvainó su espada y empuñó su escudo. No sabía como decirlo pero esperaba problemas.

La nueva habitación descubierta por Octavian contenía una especie de pozo. El guerrero se acercó cautelosamente para saber que contenía, con cuidado de evitar que su señora cometiera una imprudencia. Lo que allí encontró apenas tenía ningún sentido. Litros y litros de sangre bañaban el fondo del pozo...Y entonces esa sangre maldita tomó forma. Compuestos de esa maldita sangre salieron varios demonios. Seres enormes y sobrenaturales, con garras de fuego...La visión del apocalipsis. El viejo empezó a gritar dándole la razón a los pensamientos de Valdis. A pesar de su fiereza y su confianza en el combate, Valdis pensó como primera opción salir corriendo de ahí. Esos seres rojos eran muy fuertes y había cuatro. Pero por segunda vez en esa noche su señora fue la combatiente experta. Arriesgando su vida se lanzó al ataque del ser que bloqueaba la única salida, mientras Octavian y el boyardo luchaban contra otros dos de esos seres, mientras Deliznieta y su guardaespaldas defendían su vida ante otro de esos engendros. Aunque el ataque de Vladana no tuvo ningún efecto el sentimiento de protegerla afloró en el guerrero y se lanzó al ataque. La hoja de su espada si afectó al ser del inframundo, pero esto pareció enfurecerle y lanzó a Valdis un ataque con esas garras infernales...que no pudo esquivar. Atravesaron cuero y carne. La sangre empezó a manar y el caballero sintió el verdadero dolor. Las cuchillas no sólo cortaban, sino que quemaban. Sintió como sus propias entrañas ardían y su piel se chamuscaba. Era insufrible, y la vista se le nubló...

Cuando recuperó la compostura activó instintivamente su armadura de viento, aunque de manera muy débil. El combate seguía a su alrededor pero él sólo veía al ser sangriento y a su señora. El segundo ataque de aquella bestia si consiguió esquivarlo y sin pensarlo dos veces lanzó un furioso contraataque. No hay máxima más cierta para un guerrero que aquella que dice: "El único enemigo que no podrá matarte es aquel que está muerto". La espada de Valdis partió en dos a la criatura que explotó llenándolo todo de sangre.
Entonces algo ocurrió. Vladana empezó a "transformarse". Sus colmillos se hicieron más grandes, sus ojos adquirieron un precioso color amarillo y su piel era más pálida todavía. El guerrero no sabía que pensar, pero el combate contra los demonios seguí así que prefirió dejar sus conjeturas para luego.

Al parecer Octavian y el boyardo se defendían bastante bien, mientras que Deliznieta y su guardia habían derrotado a su adversario, aunque a cambio de graves heridas para el fiel servidor de la invitada. Entonces una quita criatura apareció. Esta vez Vladana se lanzó sobre ella y si consiguió herirla, lo que facilitó a Valdis terminar con la criatura de otro poderoso espadazo. Entonces Octavian terminó con la última criatura de la sala.
Era increíble, habían sobrevivido a ese infierno...Entonces el viejo loco empezó a delirar de nuevo y se transformó en un...¿Ángel?. Valdis no sabría decirlo pues estaba demasiado agotado por el combate. todo estaba confuso. El ángel lanzaba su discurso mientras Deliznieta actuaba de manera extraña.

El desenlace fue el colofón a una noche infernal. Octavian y Dalgu desaparecieron anunciando que volverían. Entonces Vladana degolló brutalmente a Deliznieta y comenzó a beber su sangre con avidez, para después aplastar el cráneo del guardaespaldas herido. Ante esta visión Valdis se quedó de piedra, esperando que la furia asesina cayera sobre él demasiado cansado para defenderse, pero por el contrario Vladana sólo tenía palabras amables para el caballero.
Su señora desapareció escaleras arriba invitándole a su alcoba con la promesa de curar sus heridas. él la siguió, pero no sabía porqué. ¿Sentía una atracción especial por ella que lo impulsaba a hacer todo lo que deseaba? ¿era curiosidad morbosa? ¿Miedo? ¿Admiración por el nuevo poder demostrado por la que hace unos días era una débil mujer que lloraba la pérdida de su hermano?...Quién sabe los motivos que mueven a un guerrero...

Desde su cama el mayordomo Ruschesku se agita ante sus pesadillas mientras el mundo que conoce no volverá a ser el mismo.

Caminaba relajada hacia sus aposentos, su silueta se perdía entre la oscuridad que rodeaba los fríos pasillos. Sus pasos mostraban seguridad, sabía lo que quería y como lo quería.

Cuando llegó a su habitación sacó la llave y abrió la puerta, antes de entrar miró fijamente a los ojos de Valdis, quien ante su irresistible invitación la había seguido hasta allí.

Las sombras se habían adueñado de la habitación, la única luz era la del candelabro que había recogido en las escaleras, el cual pusó sobre la mesa que estaba junto a la ventana.

Una luz tenue iluminaba la estancia, dotándola de la intimidad necesaria para que ambos se relajaran y se dejaran llevar...

Vertió agua en un balde y humedeció un paño, se acercó lentamente al guerrero, invitándole a quitarse la armadura y a quedarse con el torso desnudo para poder curar sus heridas...

Valdis siguió a Vladana sin decir nada, incluso sin proferir ni una sola queja a pesar del dolor latente de la herida. Parecía estar resperando una especie de silencio ceremonioso.
Aunque intentaba pensar en su situación, y el porqué de lo que estaba haciendo, la visión de la silueta de su señora lo hipnotizaba impidiéndole concentrarse.
Cuando llegaron a sus aposentos aguantó estoicamente a que Vladana lo preparase todo para entrar.
En el silencio de la habitación se podía escuchar su respirar agitado y dificultoso. Se notaba que hacía increíbles esfuerzos por mantenerse de pie y por no derrumbarse a gritar de dolor. Era un guerrero, y el dolor era su aliado.
En el momento cumbre se quedó de pie, en silencio y quieto. Por un momento pareció que no iba a seguir la petición de su señora, pero realmente sólo estaba admirando su extrema belleza. Entonces, poco a poco, y sin poderdisimular los gestos de dolor se quitó su armadura, pensando en que tal vez debería conseguir una mejor, y la arrojó al suelo...

Con suma delicadeza, Vladana ayudó al guerrero a sentarse en la silla, y tras acariciar levemente su rostro, se arrodilló ante él y cogió el paño humedecido, comenzando a recorrer lentamente con él su torso desnudo, paralizando el tiempo y el espacio, como si nada más existiese sobre la faz de la tierra, limpió sus heridas de combate, causándole pequeños escalofríos a medida que le rozaba con la tela.

Mientras que con una mano dejaba el paño ensangrentado en el balde, con la otra fue deslizándose hacia su cuerpo, dando lugar a las caricias, sensuales, que relajaban poco a poco los tensos músculos de Valdis, e iban consiguiendo que su respiración volviese a la normalidad.

Caricias en los brazos, cansados por el combate, también en la espalda, que soportaba sobre ella el peso de mil batallas, y... en el cuello... allí donde podía sentirse fluir la vida, la energía... el placer extremo...

Inmediatamente después, y sin previo aviso, llegaron los besos, suaves y dulces besos de carnosos labios en la zona del cuello...

Las suaves caricias de su señora atraparon por completo a Valdis. Al principio el contacto del frío paño sobre su herida había sido muy doloroso, pero poco a poco ese dolor se fue mitigando hasta desparecer por completo. Las manos de Vladana ejercían un efecto sedante que reemplazaba al dolor de las heridas y nublaba la mente. Poco a poco esas caricias se convirtieron en dulces y suaves besos. Besos ansiados por el guerrero que se transformaban en expresiones máximas del placer. Con cuidado deslizó su mano izquierda hacia las caderas de Vladana, mientras la derecha empezaba a acariciar con delicadeza el cuello y el cabello de su señora. Entonces recuerda como ella, hace unos momentos, había estado bebiendo la sangre de Deliznieta con ansia, y empieza a pensar que a pesar de lo que le dijo, él es el próximo. Pero en esos momentos es totalmente incapaz de decir no a cualquier petición de su señora. Si tenía que morir desangrado para satisfacer la sed de Vladana probablemente no haría esfuerzo alguno para evitarlo...Al fin y al cabo cualquier hombre desearía estar en lugar de Valdis en esos momentos...

Ansiaba hacerlo, para que engañarse... Quizá en un primer momento se hubiese horrorizado sólo de pensar en que algún día llegaría a hacer a los demás lo que le hicieron a ella. Pero poco a poco, con el transcurrir del tiempo, se había ido dando cuenta de que aquello que invadía su ser era más una bendición que una maldición, y que no había dejado de ser ella misma por completo para convertirse en un monstruo, como pensó al principio.

Por lo tanto, ya no había ninguna atadura moral que le impidiese hacerlo, puesto que había llegado a creer que aquello que quería hacer era algo que beneficiaría al guerrero, al mismo tiempo que a ella... sería algo que les enriquecería a ambos, algo bello y hermoso a su manera, una nueva forma de ver las cosas, una nueva forma de vida.

Los colmillos de Vladana crecieron levemente durante un instante, justo cuando los besos en el cuello de Valdis dejaron de ser simples besos.

Las suposiciones del guerrero eran ciertas. Poco a poco Vladana fue abriéndose paso, ante la falta de resistencia, hacia el cuello. Comenzó con caricias y fue ascendiendo hasta plantar los primeros besos. Suaves y delicados, de otro mundo, que derretían la piel y colapsaban los sentidos. Y poco a poco esos besos se armaron con colmillos, para atravesar la piel, y absorver la vida.
El guerrero los sintió y como había supuesto no se defendería. La noche había sido muy larga, y el sueño eterno casi parecía un regalo, sobre todo después de haber experientado semejante placer...

Vladana tira autocontrol a dificultad 8

Tu señora está a punto de morderte cuando recuerdas algo que tu padre te dijo en una ocasión: el pueblo de los Fae no puede ser convertido en tristes vampyrs, pues su destino es superior a ese. Del mismo modo la sangre de los Fae no resulta demasiado saludable para el estúpido vampyr que se atreva a beberla.