Partida Rol por web

Los Pilares de la Eternidad

El Imperio de los Muertos.

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12/05/2017, 19:02

T´Zarkan se relamía dentro de su cabeza. No era una sensación agradable. Su áspera lengua pasaba entre los pliegues de su cerebro, repasaba la curvatura de su cráneo y penetraba en sus oquedades; ojos; nariz, boca, oídos, igual que si de un extraño juego sexual se tratase. La sensación le perturbaba. También le indicaba que el demonio estaba satisfecho con su proceder. No solo se había librado del estratega, aunque había algo oscuro en su desaparición y en como Heistrich no había logrado obtener el anillo deseado, sino que había llevado su carrera de crímenes hasta aquella apartada villa.
El agua de la bañera estaba tibia. Para Heistrich era fácil rememorar lo que había sucedido allí no hace más de media hora. La muchacha que lo había atendido le había recibido con una sonrisa, había preparado ropa de cama limpia y el baño. Inclinado sobre el agua, de espaldas a él, había comprobado que estuviera caliente. “Es mejor así para el cansancio, así me enseñó mi abuela”, decía la muchacha, inocente, pensando que Heistrich era el buhonero que decía él.
La chiquilla no llegó a pronunciar nada más. Su epíteto fue una de las normas básicas que un baño debería tener. El nigromante clavó su puñal en los riñones de ellas, varias veces. Ella se ahogó un grito, trató de escapar, primero corriendo, luego cayendo y arrastrándose. Habíá sangre por todas partes. Heistrich estuvo a punto de resbalar. La siguió de cerca. A pesar de su avanzada edad ella no podía escapar de él. Era una babosa de carne cuyo moco repugnante era su propia sangre. La chiquilla murió a varios pasos de la puerta. Ni siquiera tuvo la esperanza de poder escapar.
Fue la primera.
En su habitación, la prostituta entrada en carnes que acudió más tarde tampoco lo pasó bien. No rehusó ser atada, su mirada gris y triste indicaba que había hecho cosas peores para ganarse la vida. ”Y ya se sabe cómo es la gente de los caminos”, había dicho. Se dejó atar, inclisó jugueteó con él antes, y le robó un beso, con lengua, húmedo y desagradable. Una vez prisionera, amordazada también, Heistrich reveló que aún podía enseñar un último juego a una mujer tan experta como aquella. Y lo hizo mostrándole el puñal. Los ojos de ella se desorbitaron, trató de zafarse de las ataduras. Pero no pudo.
Sintió el calor, ardiente, dentro de sus sientes, la risa del demonio, apagada, satisfecho, tras una cortina de humo negro y denso. El cuchillo, cortando, penetrando, levantando jirones de piel, rajando órganos, externos e internos, torturando, lamiendo, jugando, haciendo sudar a esa zorra como nunca nadie antes la había hecho sudar. La cama de blancas sábanas se convirtió en una piscina de sangre goteante. Apenas habían pasado diez minutos pero para la mujer había sido toda una eternidad. ¿Y para Heistrich? Un instante, fugaz, un parpadeo intenso y destellante, un recuerdo en carmesí que apenas rememoraría mañana. Una víctima más que a nadie le importaba.
Salvo a él. Y a T´Zarkan. Ellos eran en verdad benefactores. Nadie habría dado la importancia oportuna a esas vidas tristes y acabadas. Pero ellos…ellos les darían un fuerte significado, ellos harían una llamada. Harían que sus maltrechas existencias formasen parte de algo. Algo grande.
T´Zarkan volvió a relamerse. Le indicó que había cerca de una veintena de almas, en sus casas, ancianos, mujeres, niños, todo lo que la guerra no necesitaba, material de segundo. Para ellos, eran una materia prima excelente para conformar un encantamiento. Una llamada.

Notas de juego

El Anillo de la Palabra. Melkiades era un gran orador con un magnetismo personal capaz de influenciar tanto a personas concretas como a las grandes masas, debido a ello el anillo es capaz de hacer cambiar de opinión a alguien durante unos momentos. Esto es, un guardia puede acceder a abrir la puerta de su celda o si decide registrarte, puedes convencerle de que no quiere registrarte. Un truco jedi.
El problema es que solo funciona con ciertos tipos de personas. No funcionará con un oficial que se tome muy en serio su trabajo, con un sacerdote de gran fe o con un delincuente que sea muy codicioso. Además, el anillo está roto, por lo que cada vez que desees usarlo, debes tirar 1D4. Par = Funciona. Impar = No funciona.
El hechizo de creación ha salido a la perfección y el nigromante no se explica porque el poder del objeto se ha reducido a la mitad. T´Zarkan, también contrariado, murmulla algo de una intromisión pero su actitud apática te hace imaginar que tampoco sabe nada del asunto salvo conjeturas que prefiere rumiar en soledad.
El anillo puedes usarlo tantas veces quieras en un día, hasta que salga impar. En ese caso, espera un día para que se recarge.