Partida Rol por web

Tras haber tenido la falsa alarma en el refugio de animales y haber dado la respectiva reprimenda a un joven que quizás no era mucho menor que ella, había tenido que ir a la comisaría y hacer parte del turno, total, ya la habían sacado de su día libre, aunque por lo menos tendría la noche libre, pero como dice el dicho, el crimen nunca duerme, y de ahí que ella debiera estar lista para cualquier cosa, sobre todo una noche que puede darse para excesos.

Al llegar a casa de su prometido lo encontró en la ducha, le entraron unas enormes ganas de quedarse en casa con él, pero Loga ya estaba con todo listo para salir. Rezongando buscó la ropa que tenía en casa del médico, lentamente habían más y más prendas de ella en ese lugar, augurio de que pronto empezarían a vivir juntos, sobre todo despuésde que se comprometieran. Andy rodó los ojos, buscó algo cómodo y sin ser muy pretencioso, además de su típica chaqueta de cuero negra que cubría el cinturón donde llevaba su arma.

bajó de la moto, todos estaban elegantemente vestidos, sin lugar a dudas que era el gran evento que tenían en el pueblo, una gran atracción que sacaba a todos de la rutina tranquila de Storybrooke, se quedó viendo las caras de alegría de las personas cuando Logan se le acerca para besarla.

- pero amor, estoy vestida como siempre... - se encogió de hombros, no había mucha novedad en su atuendo, vaqueros oscuros, camiseta negra y su chaqueta, pero agradeció de todas formas el halago de Logan y se besaron tibiamente, debían recordar que se encontraban en público; nuevamente se presentó la idea de que hubiera sido mejor quedarse en casa, juntitos en la cama, de ahí que sus mejillas se pusieran rojas al reflejarse en los ojos de su amado.

Andy intentó buscar a sus abuelos cuando Logan la comenzó a arrastrar en busca de comida - pero si no eres un bebe, Logan, debiste comer, aunque... pues tampoco he comido, vamos a saltar algún lugar - se arrimó al brazo de su acompañante para poder ir a buscar algo que comer, de ahí buscarían a sus abuelos para pasar la noche juntos.

- no hice nada emocionante, solo fui a esa falsa alarma en el refugio, lo que me arruinó parte del día, pero ya estoy contigo - lo abraza con fuerza, Logan sentiría la presión de la culata de su arma contra su torso - eh...lo siento ...- se apartó de él, aún pensaba que él se sentía incómodo con un arma - vamos, dame comida, macho proveedor, que me suenan las tripas - lo picó un poco, tomándose de su brazo, mas atenta a la comida a cualquier otra cosa que estuviera pasando en ese sitio.

Tras salir de casa y dejar allí al hijo de Effie y el pequeño Sparks, llegué a la fiesta junto a mis dos mejores amigas, Effie y Eileen. Al acercarnos pude captar el dulce olor de los quioscos de dulces. El ambiente era perfecto: gente charlando y paseando de un lado a otro, los niños corriendo y las luces iluminando la noche. Miré de reojo a Eileen cuando me habló. -No te lo voy a discutir.- consentí respecto a su comentario con una sonrisa. -Aunque la culpa esa belleza natural es sólo tuya.- le guiñé un ojo y le di un pequeño codazo, para luego echar una mirada a Effie.

No me molestó acompañar a la rubia a saludar a su amigo. Lo cierto es que he escuchado a Troye y Eileen mencionar al chico de vez en cuando, en alguna de sus conversaciones. -Buenas noches...- saludé educadamente. Esperé pacientemente junto a Effie hasta que la chica terminó de saludar a su amigo, y cuando volvió a dirigirse a nosotras la tomé del brazo y emprendí el paso. -No se me ocurre mejor idea.- respondí al comentario. -Por cierto, tú eres más guapa...- sonreí.

¡La "escuela" fue tan larga! ¿Si eran tantas horas porqué no podía llevar mi sartén y manta? ¿Y solo media hora para comer? ¡Y bandejas y bandejas llenas, pero muchas tenían carne! Miraba todo fascinada, y Mara fue muy linda. ¡Hasta que pronto era todo aburrido! ¿Y qué problema tienen con los lápices de colores? ¡Pero sobreviví! No vuelvo a entrar allí.

Los niños se veían muy tiernos. Se veía muy bien el de Sally, intenté hacer una capa también con el edredón de mi cama pero por alguna razón se rió. Vi dentro del closet de Rapha (¡era también tan acogedor! los de la escuela eran demasiado pequeños. ¿Por qué les gusta todo tan grande a todos?) y todo era negro. Ni una cosa azul encontré. O blanca. O rosa. ¿Y si miraba dentro del de Sally?

Al final saqué una blusa que me quedaba muy grande. ¡Ah, pero era tan fresca! Y en un rincón había un sombrero muy lindo. ¡Y esos pantalones brillan tanto! ¡Y ese collar es tan bonito!

Caminar con tacones fue otra cosa. Me quedé de pie unos minutos, feliz hasta que al mover un pie se me dobló y mi cara llegó a la alfombra. ¡Si se veían tan bonitos! ¿Y si estaban defectuosos? Traté de quitarles el tacón, pero al volver a usarlos se sentía más extraño caminar, y me quedaban las puntas de los pies muy hacia arriba. Había otros, que se sentían más cómodos aunque no podía quitarles el tacón.

Traté de volver a caminar. Me tenía que apoyar en la pared, ¡pero podía caminar!

A las escaleras me senté en el pasamanos y bajé resbalando en unos segundos. ¡Es divertido y rápido, pero ahora no pude aterrizar tan bien!

Llegamos, ya camino mejor pero ya me duelen las rodillas. Miro admirada a Rapha, ¿como puede cargar también al pequeño Gael? Pero no se ve feliz. Igual en la escuela. ¿Por qué no le gustan estos lugares?

Tengo que ir aun muy despacio. Miro al billete que me pasa aunque no estaba tocando el saxofón. ¡Oh no, creo que debí de traerlo! Habría ganado muchos billetes. Esperen, ¿qué entretenimiento humano? A veces dice unas ocurrencias que no entiendo. ¿Y eso de que soy libre? ¿emborracharse?

Miro a la chica que me señala. Se ve amable. ¿Sabrá ella que es "emborracharse"? Rapha dijo que me podía quedar, pero luego que hablara con ella, ¿y si es primero ir con ella y luego quedarme con Rapha? Me alejo un poco, aun dudando.

Es raro vestir toda de negro. Estoy segura de que si me voy a una sombra nadie me va a poder ver. Debe ser divertido ser invisible. Saco la libreta, para preguntarle a la chica, cuando me doy cuenta de que solo sostengo aire. La busco en todos lados, pero recuerdo que dejé la mochila en la casa. Me llevo una mano a la cabeza, ¡oh no! Y Rapha dijo que me regresara caminando, pero que tenía que emborracharme antes. ¿Como me emborracho?

Miro a todos lados, confundida. En la escuela también habían demasiadas personas. Trato de regresar a donde vi a Rapha, pero ya no está. La busco, y solo me pierdo y confundo más.

Salgo de la multitud, aun mirando a todos lados. Al menos aun tengo el billete en la mano. Camino bajo un árbol. ¿Y si se me pierde el billete? Me quito la bota para guardarlo dentro. ¡Ah, es tan cómodo! Me quito las dos, después de usarlas tanto se siente muy bien caminar por el césped.

Escucho algo arriba del árbol. Volteo y veo a un gatito. ¡Es tan tierno, pero está asustado! Nadie lo ha notado tampoco.

¡Claro, así encuentro a Rapha! Además, a lo mejor el gatito la alegra. Sonríe mucho con el bebé, y hoy ha estado de mal humor. Además, está asustado. Comienzo a subir.

¡Llegué! Oh no, ahora el pantalón tiene un raspón. El pobre minimo está temblando. Lo agarro en brazos y ronronea. ¡Es tan tierno!

Miro a la fiesta. Todos se ven muy pequeños. ¡Y el aire es tan fresco! Por eso me gusta más la noche. Estiro las piernas, columpiándolas en el aire. A veces aun me extraña como las uso, como si no fuera familiar, pero me encanta moverme.

Fiesta.

Él no solo aborrecía las fiestas, además las odiaba y le asqueaban las mismas. Pero también era bien sabido por todos, que en una fiesta se podía conseguir más trabajo y adelantar más con los casos abiertos que en una semana de investigación. O en un mes colaborando con la policia... porque después de todo, si necesitabas que alguien como él te solucionara los problemas era porque los patanes con placa del pueblo no llegaban a los mínimos exigidos fuera de la cafetería. Por eso estaba allí él, con esa apariencia dificil de disimular, esa forma física superior y esa cara de pocos amigos, cerca de la barra donde se servía el alcohol. Era el punto estratégico perfecto para mantener controlados a los elementos que por allí paseaban, los que marchaban, con quien y quienes llegaban, y con quien.

No estaba muy claro cuando había llegado a la fiesta. Alguien giró el rostro y allí estaba él, plantado junto a la barra, observando en silencio su entorno directo sin abrir la boca y siendo más escueto y educado con aquellos que se le acercaban de lo que solía ser normalmente. Cuestión de trabajo.

Pero al contrario que normalmente, esta vez vestía diferente a como solía vestir. Incluso podría a llegar a ser dificil reconocerlo, ahora que se había arreglado el pelo y se había vestido con algo que no le hiciera parecer un bárbaro de los tiempos de Gengis Khan. Un traje, con corbata incluida. Y el pelo recogido. Estaba claro que aquello no era de su pleno agrado, pero la experiencia dictaba: Mimetizarse con el entorno era parte del trabajo.

Discrección.

Si había una palabra cuyo significado, desde luego, desconocía, esa era precisamente aquella. Máxime, desde luego, cuando la ocasión se prestaba tan idónea para relacionarme con el resto de ciudadanos, presentarme a los que no me conocieran y, desde luego, dejar mal a aquel carcamal que tan poco era capaz de hacer por un lugar como era Storybrooke.

Quizás por eso, había esperado justo al momento idóneo, tras el discurso del vejestorio, para hacer mi entrada triunfal, asegurándome de que todo el mundo tuviera sus sentidos atentos a una llegada como la mia. Había pedido a Divell que preparara uno de aquellos Rolls Royce antiguos para la ocasión y que él mismo hiciera las veces de acompañante para aquel evento, al que acudí al más puro estilo Hollywoodiense, ataviada con un elegante vestido largo de encaje verdoso con un generoso escote en pico y algunas plumas de cuervo decorando los hombros. Un color de lo más apropiado.

Esperanza. Eso era lo que yo traia a los ciudadados de Storybrooke.

El ronroneo del motor se vio ligeramente camuflado por el sonido de la música, pero la imagen seguia siendo igualmente imponente. Y alli estaba yo, bajando de aquel coche, tras esperar a que Divell abriera la puerta y me ayudara a bajarme, con la mejor de mis sonrisas, saludando a diestro y siniestro con la mano a cualquiera cuya atención se hubiera visto atraida por mi llegada.

Y aquello solo era el principio. El espectaculo, por supuesto, estaba a punto de comenzar.

Estaba decidida a hacer Storybrooke grande de nuevo y aquella noche me aseguraría de que el resto de habitantes tambien lo supiera.

El bullicio conforme pasaba las horas iba creciendo. Cada vez más gente se apuntaba a la fiesta y era tan idílico todo que parecía mentira. Se escuchaba risas, conversaciones, cantos... La gente estaba pletórica, sin importar el rango de edad. Entonces, se escuchó un chasquido tan fuerte que dejó un enorme silencio en todas las calles.

Nadie sabía de donde venía aquel sonido, hasta que alguien se percató que el reloj dejó de marcara las 11:59 para pasar a marcar las 12:00. Y de repente... El reloj comenzó a ceder en un ruido de piedra rompiéndose. Se precipitó al suelo, con la suerte de que aquel sonido había advertido a la gente para apartarse de ahí. Solo habían herido por los escombros que había desprendido la caída del reloj y la gravilla de la carretera.

El emblemático reloj del pueblo, estaba hundido en el suelo envuelto de una nube de polvo que había levantado en su caída. La gente miró aterrada donde yacía el trozo de edificio, cuando un aullido aterrador llamó su atención, haciendo que se les erizara la piel.

Un hombre que Logan conocía bastante bien, corrió torpemente hacia donde estaba la fiesta. Iba con una bata que se le ponía a los enfermos en el hospital, dejando toda su espalda al descubierto. A pocos pasos de llegar a la multitud, cayó de rodillas y apoyó ambas manos en el suelo mientras soltaba un alarido de dolor. Grotescamente, su espalda se estaba abriendo, mostrando sangre y un pelaje pardo. 

Como si de una auténtica pesadilla se tratara, aquel hombre se estaba transformando en una bestia. Sus manos se convertían en garras, su cara comenzó a alargase como si fuese un morro. Pero cesó. Dejó de transformarse, para al final desplomarse en el suelo muerto.

Escuchas un gruñido más, pero no proviene de ningún sitio... sale de tu interior. Sin explicar muy bien porqué, tu instinto te dice que le arranque el cuello a ese hombre. Está en TÚ territorio, tienes que dejar claro el mensaje de quien manda aquí... porque seguro que habrán más como ellos.

Abrazada a Logan y picándolo para que compraran lo mas grasoso que pudieran encontrar, Andy se sentía feliz, no, corrección, era feliz al estar con el hombre que tanto amaba y no se arrepentía de haberle pedido ser su compañero de la forma en que lo hizo y lo volvería a hacer muchas veces con tal de ver la expresión de Logan.

- mira, comamos ahí - le indica un sitio, justo antes de que el reloj marcara las 12 de la noche, Andy se voltea hacia el reloj, sin embargo los crujidos que vinieron después pudieron en alerta todo sus sentidos, se soltó de Logan y sin pensarlo dos veces fue hacia el reloj mientras este caía.

- ¡ apártense, el reloj, se cae! - les gritaba a los vecinos mientras se acercaba a paso veloz y tomando en brazos a una niña para apartarla  y protegerla de la gravilla con su cuerpo. Ahí apareció aquel hombre, corriendo y aullando, ¿aullando? la policía bajó a la niña y llevó sus manos  su arma de servicio, bajándola, fue la primera reacción al ver que aquel hombre se estaba transformando. Eso no podía estar pasando, debía ser una broma, o algo que bebió y no se dio cuenta ¿que mierda tenían las donas de la comisaría?.

- atrás todos - se acercó mientras esperaba que los demás policías se acercaran para proteger a lo civiles, aún con el arma en sus manos y dudando si se acercaba o no. Logan pronto aparecía, él podría comprobar si estaba vivo o no o qué mierda había pasado, dio más pasos hacía el cuerpo con el arma en sus manos, preguntándose aún lo que había pasado.

No me acostumbraba a los piropos de Pearl y siempre me ponía colorada cuando me los decía.

Tú sí que eres guapa!!! La mejor amiga del mundo!!!!  Le respondí a mi amiga, de mucho mejor humor. Cuando terminamos de saludar a la joven pareja, nos  dirigimos a la barra dispuestas a acabar con la botella de tequila. Si es que eres el amor de mi vida, cásate conmigo!!! Me salió decir de manera espontánea, cuando me dijo que yo era más guapa.

Y cuando me iba a acercar para darle un beso en la mejilla, escuchamos el reloj, por fin funcionaba?? La buena noticia se acompañó pronto con una horrible, la torre caía y por poco no aplastaba a un par de ciudadanos que paseaban por ahí. Yo me agarré fuertemente a mi amiga. Que está pasando? Pregunté preocupada. Fue entonces cuando escuchamos un aullido. Un aullido?? Un lobo?? No, no era un lobo, era un hombre….un hombre que…poco a poco se iba transformando en….en…..no quería pensar en ello.

Que dolor de cabeza… me lleve las manos a la cabeza. Por alguna razón esto me era extrañamente familiar. Escuché un gruñido. Miré a aquél hombre confundida, seguía vivo? No, no había sido él. Qué es esto? Pregunté desorientada. Pero más que asustada, que también, estaba enfadada, estaba muy enfadada. Quería…. ¿Qué quería? Esto no podía estar pasando, era como una pesadilla…una pesadilla que me era familiar. Me sentía rara, algo me estaba sucediendo, por qué tenía aquellos pensamientos? No, esa no era yo. Miré a la alcaldesa muy pero que muy enfadada, que significa esto? Qué es él?

Al poco tiempo de estar buscando a Zack, Antye lo miró acercándose a ella y lo recibió con un gran abrazo como si no lo hubiese visto en bastante a pesar de que esta mañana se habían despedido, acto seguido le tendió lo que portaba como regalo y el chico torció su gesto en una sonrisa agradecida, pero la pelirroja sabía que en el fondo él hubiese querido ser el del detalle y ella no, de ahí que optó por algo sencillo para no alarmarlo.

Caminaban juntos cuando se alegró de que Raphaelle correspondiese a su saludo y esperaba que estuviese bien al igual que los niños; aun recordaba cuando fue al funeral de Sebastian Lawler, un hombre al que quiso y admiró (y al que aún admiraba hoy en día) por todo lo que hizo, además de que en ausencia de sus padres él les procuraba a ella y a sus hermanos ganándose su estima; fue un infortunio conocerla en el funeral, pero al menos estaba segura que Raphaelle era más de lo que aparentaba y también le tenía en alta estima. 

Eso sí, parte de su felicidad se menguó cuando notó la expresión de Eileen. Ya la había visto muchas veces como para no notar ese gesto y aunque no estaba segura si el chico lo había visto intentó mantener su sonrisa luego de ese encuentro. Debía encontrar el momento idóneo para hablarlo... ¿pero cómo? Cuando Pearl igual les saludó ella respondió de manera cortés y afable. No había convivido con ella más que nada porque no había oportunidad de ello; y solo la había visto cuando venía de vacaciones y se quedaba por más tiempo en Storybrooke, por lo que no podía ir más allá de la cordialidad. Se sintió un poco tímida por estar rodeada de "desconocidos", aunque intentó desenvolverse lo mejor que podía.

Pasado el tiempo en la fiesta, la pelirroja empezó a buscar a sus padres aún al lado del chico cuando escuchó el ruido y el grito de Andrea alertando lo de la torre. La joven, por instinto, intentó cubrir a Zack aunque él fue más rápido alejándola de ahí y en cuanto pudo comenzó a tratar de ubicar a su familia para cerciorarse de que estuviesen bien, pero el aullido interrumpió su búsqueda y se quedó helada mirando la escena que se desarrollaba. ¿Eso era real? ¿No sería un sueño raro... otro sueño raro? Sacó su móvil para intentar llamar a sus padres, quienes seguramente portaban su propio teléfono. Sin proponérselo sujetó la mano de Zack con fuerza mientras marcaba y esperaba que sus padres contestaran. De igual manera a la espera miraba por si encontraba a su amigo Williams Lee.

-Zack, ¿estás bien?-preguntó angustiada esperando que el chico no estuviese herido.

Con Andy del brazo y yendo de un lado a otro, pronto me doy cuenta de las crueles intenciones de mi pareja, asi que cuando por fin damos con ello no puedo dejar de reir ante su perseverancia. Mas antes siquiera de que podamos darle el primer bocado, y con la cara de ella mirando golosa la comida, el reloj hace un ruido extraño justo antes de dar las campanadas que anuncian la medianoche. Casi como si estuvieramos en una pelicula y alguien activara el "modo lento" puedo y pueden todos ver como la torre que sujeta el reloj se resquebraja y como gran parte de este se precipita sin oposicion en direccion al suelo. Mis ojos van rapidamente de un sitio al otro y no puedo mas que alegrarme de ver como la gente cercana ha salido corriendo del lugar del impacto.

El golpe, ya de por si tremendo me devuelve a la realidad mientras Andy ya ha salido disparada en direccion al lugar recogiendo incluso a una niña en el camino. Maldita loca, le dije que nada de balas y ahora elige la maldita torre del reloj. Aun asi dejo esas cosas para mas tarde mientras cojo el telefono mirando a mi alrededor, la marcacion rapida del hospital hace que todo sea mas facil. - Soy Logan, ha habido un accidente en el centro del pueblo, el reloj ha colapsado. - Hago un rapido chequeo del sitio, para ver el posible numero de heridos. - Necesito dos ambulancias con paramedicos para heridas leves, no parece haber nadie grave por el momento. - En cuanto hacen acuse de recibo, cuelgo mirando a Andy con la niña. Terca como una mula.

Mas la medianoche traia mas sorpresas aun, uno gritos a mi espalda me hicieron darme la vuelta para ver... a mi paciente. Tenia que ser una broma. ¿Que coño hacia ese majadero corriendo por la calle aun con la bata del hospital? Mas mientras mis pasos me llevana él dispuesto a explicarselo. Cae al suelo mostrando su espalda, la cual parece abrirse, rajarse, mostrando pelo. Sus manos se alargan como si quisieran formar garras y su rostro hace lo mismo, adoptando una forma similar a un morro animal. La transformacion o lo que coño le estuviera pasando ceso en el mismo momento que su cara toco el suelo... muerto por el motivo que fuera. Medicamente hablando, no tenia ni la mas puta idea de que habia pasado... pero seguia siendo mi maldito y jodido paciente.

Avance hacia él dandome cuenta de que Andy hacia lo mismo con el arma en las manos. Suspire mientras seguia mi camino... deberia haber pedido algo mas que dos ambulancias. Cuando ya estaba bastante cerca, mire a Andy, a la espera de una seal de que podia acercarme al cuerpo para verificar si estaba vivo o no...

Estaba esperando su helado cuando escuchó un ruido estruendoso que le hizo voltearse. La torre del reloj se había caído, y por un segundo, la joven madre palideció. - A ver, Rapha, tranquila, primero mira alrededor - sus ojos escanearon el lugar, buscando desesperadamente a los tres niños que no estaban con ella. A Ivy la encontró fácil. No eran muchas las personas que estaban en altura, y la chica de por sí era inconfundible. Ok, esa estaba bien. Por si estuviese asustada, le hizo una señal para que se acercara. Ahora los otros dos. Nick estaba cerca de uno de sus amigos, mientras estaba ligeramente lejos de él y más cerca del carrusel. - ¡Sally! ¡Nick! - les gritó para que se vinieran, como habían pactado. Y pobre de Nick que decidiera dárselas de rebelde justo ahora, porque realmente no tenía paciencia para aguantarle tonterías en una emergencia. 

Entonces escuchó el aullido. ¿Qué mierda era eso? Buscó el sonido con la mirada, encontrándose con un hombre semi desnudo unos metros más allá. Un hombre mutando. Y luego, apenas dos segundos más tarde, la plaza se cobraba otro muerto. Decía otro porque el accidente de Sebastian no había sido muy lejos de la plaza central, e incluso recordaba su cuerpo sobre la acera. La sola memoria le dio un golpe en el estómago, cortándole la respiración por un segundo. Y justo entonces, Gael echó a llorar. Como pocas veces, pues solía ser más bien callado, pero un derrumbe y un aullido así asustarían a cualquiera en sus cabales, más a un infante. Mientras lo arrullaba en sus brazos se dio cuenta de que inconscientemente se había pegado a los niños, dejándolos a su espalda al ver al hombre peludo que se sacudía, y tan pronto el niño se volvió a tranquilizar Rapha se puso en cuclillas a su lado. No, ni de coña iba a acercarse al muerto. No era problema suyo, no estaba de turno y poco le valía un extraño del pueblo. Más le preocupaban sus críos, que juramento hipocrático ni que mierda.

¿Todos bien? - preguntó mirando a los chicos - No se separen de mi. - les dijo con voz firme pero melódica, una mezcla de orden y petición.

Sabía desde hacía unos días que había una fiesta, una señora fiesta, pero la moda no se había hecho para mí. Había del armario un vestido suelto que caía hasta medio muslo, con goma a la cintura y lo había acompañado con unos botines marrones. 

La cazadora de cuero camel completaba el atuendo que era, prácticamente, el de todos los días, a excepción del pequeño bolso que, finalmente, colgaba de mi hombro. Suficiente para el móvil, el monedero y un paquete de pañuelos. ¿Para qué más?

Conforme me acercaba a la calle principal era consciente de que iba algo tarde y que la mayoría de ciudadanos ya estarían en la plaza, cerveza en mano y celebrando aquello que hubiera que celebrar. No era algo que me preocupara. No conocía prácticamente a nadie y, por tanto, nadie me esperaría ni echaría de menos. 

Al doblar la esquina, un feo chasquido me hace dar un bote y, al momento, se que hay algo que no va bien. Aumento el paso, que crece a la vez que los gritos y llego justo a tiempo para ver cómo la torre del reloj se estrella contra el suelo. 

Me agacho instintivamente mientras me intento cubrir el rostro con los brazos esperando la lluvia de madera, polvo y cascotes. 

Tras unos minutos que se me hacen eternos comienzo a avanzar hasta el lugar del accidente para ver qué ha ocurrido, colándome entre la espesa polvareda que se había levantado y que aún tardaría en irse. 

-¿Pero qué...?- El aullido se metió en mi cabeza y me caló hasta los huesos. Esto cada vez pintaba peor. Me aferro a la cadenita de mi bolso como si fuera a proporcionarme la salvación eterna y consigo llegar hasta el círculo que habían formado los vecinos. 

Allí, en mitad de todo aquello, un hombre yacía en el suelo, muerto... ¿Un hombre-lobo?

Acompañado de Pipo fuimos a dar una vuelta, según al chica de esta mañana esta noche tendría lugar una gran fiesta. No es que tuviese muchas ganas, pero era un buen lugar para ver cómo los vecinos se comportaban. No conocía a nadie del pueblo aún, así que una fiesta era buen lugar para una puesta en común, allí vería cómo eran los vecinos, seguro que alguno podría darme alguna respuestas de por qué había venido.

Llegamos justo para ver cómo el reloj se caía, impresionado exclamé. - ¡Madre mía! - Me acerqué poco a poco a ver lo que pasaba, no era plan de que algún trozo del reloj saliera impulsado y me impactara. De repente pude escuchar como Pipo gruñía furioso - ¿Qué te pasa, perro miedoso? - Fue entonces cuando vi aquella extraña silueta que parecía transformarse en una fiera - ¡Hala! ¡Si hasta tienen magos y entretenimiento en esta fiesta!

¿Pipo, sucede algo? - Pregunté a mi perro al verlo ahora ladrando. No tenía miedo ni estaba asustado, más bien parecía estarse preparando. Me agaché para acariciarlo y darle unos golpes leves. - No te preocupes chico, todo estará tranquilo en breve.

Al ver que el hombre al que creía mago no se levantaba, me acerqué preocupado hasta donde los demás se encontraban. - Buenas noches, ¿qué ha ocurrido? ¿Ese hombre está bien? Creía que todo había sido un numerito.

Movía la cabeza de un lado a otro, al ritmo del "ding-dong". ¡Ding, derecha, dong, izquierda! ¿Esa no es la maestra Mara? Al verla la saludé con una mano, luego la otra para llamar su atención.

¡Y todo tiembla!

Por escuchar el estruendo por el susto y tener los pies y brazos en el aire estuve a punto de caer si no abrazo el árbol. El gatito se me trepó a la cabeza. Vi como la torre se caía. ¿Que fue eso?

Me estuve abrazada del árbol, casi colgando, mirando lo que estaba pasando. ¿Qué le ocurre a ese hombre? ¿Por qué no lo ayudan? Fue horrible ver su espalda y como le cambiaba la cara, pero estaba sufriendo.

Bajo la vista, buscando entre todos a Rapha o los niños para encontrarla cuando me hace una señal. Bajé del árbol, dando un brinco al final para no tardarme y no quebrar sus ramas. El gato saltó al suelo y corrió para otro lado. Tomé los zapatos para no perderlos y corrí descalza, tratando de llegar a Rapha y ver que los niños estuvieran bien.

¡Si, Sally y Nick estaban con ella! Pronto los alcancé. Asentí a lo que nos dijo Rapha, pero miraba al hombre y a todos, preocupada.

Me reí como una condenada cuando vi que Eileen alegraba de nuevo la cara. Nadie podía estar mal aquella noche, y mucho menos ella o Effie, no señor. Le di una suave caricia en la cara y sonriendo le respondí. -Sé de alguien que seguro se casa contigo.- Obviamente hablaba de su amigo Troye, que la adoraba. Puse la mejilla para recibir el beso que me iba a dar la muchacha, mirando hacia la torre del reloj, y hacia la nada en realidad, pero el beso no llegó. En su lugar vi cómo la manecilla del reloj de la gran torre se movía.

Lo cierto es que no noté el movimiento hasta que el sonido de la campana marcó las 00:00 horas. No recuerod cuanto podía hacer que ese reloj no funcionaba; de hecho, no sé si recuerdo ese reloj funcionando en algún momento de mi vida. -¿Pero qué...?- pregunté al aire, viendo cómo además se rompía el edificio y caía la torre al suelo. Mi acto más instintivo fue taparme la cara con el ante brazo, y flexionar un poco las rodillas para mejorar la estabilidad. -Chicas, ¿estáis bien?- pregunté enseguida a mis dos amigas. -Ni idea.- tomé la pregunta de Eileen como respuesta a la mía, y le respondí.

Poco a poco, la nube de polvo fue disipándose y, lejos de tranquilidad, lo que apareció fue totalmente aterrador. Aquel hombre tenía toda la espalda rasgada. Sin embargo, en lugar de sangre era pelo lo que le brotaba. Eso y el aullido me hicieroon pensar en seguida en un lobo... Pero había que estar loco para pensar que existían los hombres lobo más allá de los cuentos. No sabía qué era lo que podía pasar, pero era mejor dejarse de tonterías y tener los sentidos a flor de piel. Tras una mirada a Effie, me quité las altas plataformas que siempre llevaba puestas y me acerqué un poco a ver si podía enterarme de algo. -Esperad aquí, voy a ver de qué puedo enterarme, o si alguien necesita ayuda.- advertí a las dos mujeres antes de separarme, cautelosa, un par de pasos.

La noche estaba yendo como la seda. Un saludo por aqui, otro saludo por alla.... Un par de sonrisitas, un gesto afligido tipico de quien escucha con atencion las aflicciones de sus vecinos... ¿Que mas se podria pedir para una noche de estreno como aquella?

Estaba pletórica, como pocas veces. Si todo seguia más o menos así, no tardaría demasiado en librarme de aquel vejestorio. Tan solo necesitaba una razon. Una buena razon, una de peso, que me catapultara en mi carrera hacia el despacho de la alcaldesa.

Y, como si mis mejores oraciones hubieron sido escuchadas, aquella razon de peso cayo, literalmente, delante de nuestro.

-Por todos los .... - di un respingo hacia atrás como todo gesto de sorpresa o panico, al ver como la imponente torre del reloj caia ante todos nosotros, cubriendome la boca con una mano, como para evitar tragar todo aquel polvo.

La torre del reloj. En el suelo. De repente. ¿Por que habia sucedido aquello? Debia haber una razon.

Y estaba a punto de susurrar algo a Divell cuando, de repente, aparecio aquel pobre diablo quien, durante unos segundos parecio experimentar un amago de metamorfosis que, desde luego, no me dejo indiferente. ¿Que estaba pasando en aquel lugar?

-Supongo que no hara falta preguntarte si lo has visto. Ya se cual es la respuesta.  -susurre entonces a mi ayudante, paseando mi mirada entonces por los alli presentes, con el ceño fruncido en una mueca contrariada. Y, justo antes de avanzar en direccion a aquel hombre con bata de hospital que ahora yacia en el suelo, susurre algo mas a Divell, acabando por separarme de el al instante, recorriendo elegantemente la distancia que me separaba de aquel pequeño grupo que se congregaba alrededor del ¿cadaver? ¿Estaba muerto?.

Si habia algo que inquietaba a nuestro amado pueblo, alli estaria yo para aliviar sus penas.

-Esto no me gusta, Divell. Los dos hemos visto qué era. Busca al señor Montoya y a la señorita Buendía y asegúrate de que estan por aquí. E intenta averiguar todo lo que puedas. Te veo despues, querido. -le acabe por sonreir ligeramente, casi cariñosa y todo. Habia que saber cuando y como insuflar animo en los corazones de aquellos que te aman. Sobre todo cuando, como en aquella noche, se auguraba tormenta.