Partida Rol por web

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.​

​Battun agacha la cabeza, visiblemente incómodo ante las emociones que experimenta en estos momentos, pese a tratarse de un Ogro, un representante de una de las razas de humanoides monstruosos del mundo medieval de Palladium.

- "Lamentablemente... han pasado muchas cosas. Ha sido una desgracia. Señor Mournfolk no quería ser yo quien le transmitiese tan malas noticias..." -

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

La reacción del ogro tensó el cuerpo Jack más allá de los imaginable, de repente todas las esperanzas depositadas en el feliz regreso de su hijo y su nuera se rompieran en mil pedazos, sin preocuparse por su bienestar o la estampa amenazadora de Battun se acercó a él con los ojos abiertos.

¿Qué quieres decir con eso? preguntó tratando de que la voz no le temblara, no pudo impedir una mirada de soslayo a don Alberto, pues rezó profundamente que tales malas noticias.. si debían ser fatales, que no afectara a los dos jóvenes a la vez. Con un padre que sufriera era suficiente. Te lo ruego, Battun.. ¿qué ha ocurrido? ¿qué se sabe? 

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

- "Lo siento, señor Mournfolk." - El Ogro niega con la cabeza apesadumbrado. - "Los Rifts Warriors provocaron una terrible masacre en Angstville, causando cientos de víctimas civiles.

De entre ellos sólo han sobrevivido tres miembros, y me temo que ni su hijo ni su nuera están entre los Rifts Warriors supervivientes." -

Cuando escuchó la demanda del Ogro, determinó que no iría a DarkGate sin que importara las razones que este argumentase; pero al hablar del hijo de Jack, su determinación se resquebrajó. No tenía sentido hacerse ilusiones, ese Ogro no habría viajado hasta Santa Fe si hubiera otra opción. Jack iría por su hijo y sin duda habría otras dos razones igualmente poderosas para que fuesen tanto Muxu como él mismo. Mentalmente fue haciendo la lista de lo que tendría que llevarse. Aún a sabiendas de que irían, no dio aún una respuesta afirmativa al mercenario sino que trató de alargar la conversación y obtener información para saber lo que les esperaba:

-Aún no nos has dicho el motivo por el cual se reclama nuestra presencia en DarkGate, y sabrás que la alcaldesa no puede abandonar la Santa Fe sin una buena razón. -Y para enfatizar puso un ejemplo que no podía dejar indiferente a un mercenario- es como si un soldado abandonase su puesto estando de guardia.

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

- "Ustedes dos siguen siendo ciudadanos de DarkGate, si el Consejo les convoca, deben acudir. En cuanto al señor Mournfolk, es ciudadano de Angstville, población que ahora está bajo la protección de la Alianza Defensiva de DarkGate." -

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

Halberd cruzó una mirada de resignación con Muxu y Jack. Parecía que no tenían elección.

Con un ligero tono de abatimiento y sin dirigirse a nadie específicamente dijo: - Estaré listo en una hora. - Tras lo que se encaminó al taller.

En un rincón de un pequeño almacén tras el taller se encontraba el antiguo equipo que confiaba no volver a necesitar, resguardado bajo una lona. Allí estaban su armadura Crusader, su ropa de viaje que rememoraba un de piloto de la segunda guerra mundial, sus armas y todo lo demás.

Se puso la ropa de viaje y llenó la caja de herramientas con lo que consideró necesario que encontró por el taller. Organizarlo todo le llevó más tiempo del que estimó inicialmente, pero al fin se presentó de nuevo junto al ogro, preparado para partir.

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

- En ningún momento nos hemos negado a acudir- respondió tranquila la Alcaldesa, que en aquel momento estaba más preocupada por Jack que por el Ogro que en un instante mostraba consternación por la muerte de los hijos de Jack y Alberto y al instante siguiente regresaba a la frialdad que se podía esperar de cualquier mercenario.- Pero comprenderá que ahora mismo, y también a la luz de lo que nos acaba de contar, en lo último que podemos pensar es en hacer el equipaje y marcharnos...- Aunque viendo que Halberd hacía precisamente eso, largarse como si nada para hacer el equipaje, dudó si se había equivocado con aquella afirmación.

Frunció el ceño y esperó a que el enano se marchara. Solo entonces siguió hablando.

- Como le estaba diciendo iremos de buena gana. Aceptamos su escolta y se la agradecemos, Battun. Pero denos un día para prepararnos porque no solo es equipaje lo que debemos preparar. Santa Fe es un pueblo pequeño y Jack...- Muxu dudó, pero al final puso su mano sobre el hombro del hombre rata intentando mostrarle su apoyo.- Jack es el maestro del pueblo. El que guía a nuestros jóvenes y a los no tan jóvenes. El que nos enseña todo lo que sabe, que no es poco.- Le sonrió apretando su hombro, haciéndole ver que estaba allí si la necesitaba.- Debe dejar a alguien a cargo de su educación, dar a ese alguien instrucciones y directrices, consejos... Yo por mi parte lo tengo más fácil si don Alberto acepta sustituirme durante mi ausencia- Y de nuevo empleó el mismo gesto sencillo que había usado con Jack para mostrar al ex alcalde que también estaba allí para él.- Él tiene más experiencia que yo, y sin duda es mejor alcalde, pero aun así debo ponerle al corriente de muchas cosas. Por favor, un día es todo lo que le pido y sé que no es una petición exagerada. Es más, estoy segura de que está cansado de tan largo viaje. Un día de descanso no le vendrá mal, Battun, y tengo habitaciones de sobra en mi casa así que pernoctar no es un problema. Por favor, un día. Nada más.

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

- "Muy bien, acepto concederles un día. También acepto de buena gana su hospitalidad, señorita Meidall." -

El Ogro va a por su hovermoto y la deja en el garaje del Ayuntamiento. Después coge sus alforjas con sus cosas y se acomoda en la habitación que le indican que puede ocupar.

Lunes, día 8 de enero de 105 PA

Cuando regresó del taller, cargado hasta los topes, no vio a nadie en la entrada de Santa Fe. Aguardó un buen rato bajo el sol pensando que se habían marchado sin él y con el humor a medio camino entre el disgusto por ver con qué facilidad lo habían considerado prescindible y la felicidad por haber evitado la misión.

Pero finalmente vio al ogro y le comunicaron la decisión de partir al día siguiente.

Bien, así podría revisar el destartalado jeep que les llevaría hasta DarkGate. Lo último que necesitaban era quedarse tirados en mitad del camino.

-Si quieres, También puedo echar un ojo a tu hovermoto. El ruido que hacen las turbinas indican que los cojinetes del rotor comienzan a estar desgastados.

No era verdad, tan sólo era suciedad, pero usando la jerga de mecánico esperaba hacer creer al ogro que le había prevenido de una avería mayor y así ganarse su confianza con la esperanza de que este les contase algo más de la razón por la que se les convocaba en DarkGate.

Lunes, día 8 de enero de 105 PA

Las palabras de Battun cayeron como losas de plomo sobre el cuerpo del anciano rátido. Sus ojos se dilataron de horror, sintiendo que todos los miedos y sensaciones que había estado teniendo esas últimas semanas se hacían aterradoramente reales. Jack echó unos pasos hacia el ogro, pero enseguida sintió el inútil sentimiento de que exigirle a aquel cazarrecompensa que le dijera que estaba equivocado iba a cambiar las cosas.

Geoffrey.. se llevó las manos a los labios en un gesto muy humano, conteniendo un dolor rugiente que le desgarraba el alma. A duras penas el ratling trató de no ceder a aquella agonía rugiente, mantenerse firme ante aquel desconocido y sus conciudadanos. ..Santo Dios. añadió como si con ello extirpara parte de aquel dolor.

La conversación que continuó no la escuchó, no podía, no quería. Jack buscó al otro padre, se acercó a él compartiendo el sentimiento de pérdida y simplemente lo abrazó. Un abrazo surgido de la necesidad de no sucumbir, porque al fin y al cabo ambos habían perdido a un hijo y a una hija. No hubo palabras, pues estaban de más, en aquel momento duro solo hizo falta aquel sincero gesto de apoyo. 

Cuando se sintió con fuerzas, empezó a pensar en las palabras de Battun, la historia no le encajaba. Miró al ogro que parecía haberles concedido un día de gracia, se acercó a él según se dirigió al ayuntamiento. Jack se mantenía firme, aparentemente incólume al dolor, tratando de saber más.

Mi hijo y su esposa nunca matarían civiles. dijo convencido de esas palabras. Hay algo más, ¿verdad? Si lo haces para ahorrarme sufrimiento, Dios sabe que no temo por ello, pues.. el daño ya está hecho. ¿Sabes algo más? ¿Qué sucedió? Sus cuerpos.. ¿los pudieron recuperar?

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

El Ogro asiente ante las palabras del enano mecánico, quien se da cuenta de inmediato de que el Cazarrecompensas sin duda sabe de armas, pero poco sobre mecánica de vehículos.

Va a ser interesante limpiar el motor de esa hovermoto, y también terminar la puesta a punto del viejo Jeep.

Halberd adora a las viejas máquinas, y el Willys debe de tener sin duda siglos. Ahora se considera un aparatito frágil, pues cualquier bestia o cualquier disparo perdido de un arma energética lo destruiría en un santiamén. Pero en su época era una máquina dura como la que más, capaz de sobrevivir a un choque o a una ráfaga de ametralladora. No todos los componentes son viejos, naturalmente. Las ruedas están bastante nuevas y el motor es eléctrico con batería. Halberd calcula que hay suficiente batería como para llegar sin problemas a DarkGate, pero que una vez allí habrá que repostar en un taller, seguramente el "Grand Garage" de Mek sea el lugar ideal.

Jack abraza a Don Alberto que se ha quedado mudo y paralizado en el sitio con la noticia de la muerte final de su única hija y familia en el mundo.

Después, el viejo maestro de escuela rátido sigue al Ogro en su camino a su alojamiento temporal en el Ayuntamiento y le pregunta detalles sobre lo sucedido. A lo cual Battun responde:

- "No lo sé, yo no estuve allí. Lo que se cuenta es que los Rifts Warriors bombardearon el pueblo con misiles y mataron a todo el mundo, pero lo mejor es que le pregunte a alguno de los tres supervivientes: el cyborg alemán, el piloto de SAMAS, o el alto mago." -

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

Quizá hace un año, cuando todavía las experiencias de su tiempo de aventureros estaban frescas y conservaban un cierto grado de complicidad, intercambiar una mirada con Muxu hubiese bastado para comunicarse. Pero ahora no estaba seguro si alguno de los dos entendería las intenciones del otro a través de una mirada, así que durante la tarde, buscó estar un momento a solas con ella.

-La hovermoto está en perfecto estado, pero podría tener una avería si necesitas ganar tiempo. Una avería incluso para la cual yo no tuviese recambios en el taller. Por otro lado, al permitir que hurgue en su vehículo, Battun demuestra que confía en nosotros. No creo que nos la quiera jugar sino más bien que es lo que parece, un simple emisario del Consejo.

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

- Oh, Halberd... - Dijo levantando la vista del escritorio donde en la última hora había estado intentando trabajar sin demasiado éxito para dejar listo todo para su partida. - Eres tú. Me has sorprendido. - La alcaldesa sonrió con desgana, una sonrisa otrora radiante que la situación había terminado apagando. - Siéntate, por favor, y espera un segundo que termino ahora mismo.

Soltó un par de rúbricas sobre sendos papeles que apiló en un pequeño montón sobre el que había una nota en la que se leía "Para Don Alberto". No sabía cuándo volvería, ni siquiera si lo haría, así que pretender dejar todo atado y bien atado antes de su regreso era un ejercicio estúpido además de inútil, pero al menos intentaría que durante un tiempo Don Alberto no tuviera que trabajar más de la cuenta.

- "Mas dadas las circunstancias..."- pensó, muy consciente de la trágica noticia que el hombre acababa de recibir.

- Ya está. Al menos por ahora. - Se frotó los ojos y se estiró un poco. - Y te agradezco la idea, Halberd. En otra ocasión la hubiera aceptado, pero no creo que ahora sea lo adecuado. No sólo es por lo que comentas de que Battun ha venido por lo que dice venir. - Ella también había llegado a la misma conclusión aunque por razones diferentes. - Tampoco porque con más tiempo lo único que hacemos es retrasar lo inevitable. Es por Jack, Halberd. Don Alberto es demasiado mayor, está demasiado unido a este pueblo, pero Jack... Jack va a querer respuestas y aquí no las puede conseguir; Battun no se las puede dar. Salir de aquí e ir a DarkGate es la única forma de conseguirlas. Más tiempo del necesario aquí, sin respuestas, pensando en lo que puede haber ocurrido, en lo que le han dicho de su hijo, puede ser perjudicial para él. Es mejor salir mañana.

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

Halberd tenía muchas menos responsabilidades que Muxu y antes del atardecer ya había revisado los vehículos y el equipo, así como ordenado su casa y el taller en previsión de no volver en una larga temporada.

Una vez todo ordenado hizo las visitas de rigor para despedirse de las pocas familias con las que tenía un vínculo especial, tras lo cual se reunió con los amigos en su bar habitual de Santa Fé.

También se le había pasado por la cabeza acercarse a casa de Jack, pero no se le ocurría nada que pudiera decirle, supuso que la dificultad para encontrar palabras de consuelo le venía con el carácter de enano.

Así que se encontraba en el bar de siempre con un par de amigos alternando las jarras de cerveza con los chupitos de whisky, compartiendo sospechas sobre qué había podido pasar en Angstville y bromeando sin ganas sobre el viaje, cuando vió pasar al Battun por la calle y salió a su encuentro para invitarlo a beber con ellos.

-Tan sólo te llevamos una ronda de ventaja. Bebe con nosotros y cuéntame cómo van las cosas por DarkGate.

Le hizo gracia pensar que si estuvieran en Palladium seguramente sentirían un odio racial el uno hacia el otro. Afortunadamente aquí las cosas eran diferentes. Halberd sintió nostalgia por el mundo que no llegó a conocer y eso le llevó a recordar su pasado en DarkGate. Sintió nostalgia sobre todo al recordar a Mek y el Grand Garage, no sólo por la sólida amistad que trabó con Mek sino por el desafío constante que suponía trabajar en su taller al que acudían una gran diversidad de vehículos que había que tener listos a contrareloj. También recordó con nostalgia los amigos del turno de noche en CARE e incluso los poquísimos amigos que hizo en la escuela de Magos en la que nunca se terminó de sentir a gusto.

Quizá volver a DarkGate y reencontrarse con viejos amigos tuviese su lado positivo. Aunque ser convocados por el Consejo le producía desasosiego.

-Dime Battun, ¿Conoces el Grand Garage?¿Has estado recientemente en el Grand Saloon?

Dijo mientras servían la siguiente ronda.

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

En realidad Santa Fe no tiene un bar propiamente dicho, sino que algunos de sus vecinos, en particular los Anderson, que tienen un amplio porche en su casa cerca del centro del pueblo, siempre han sido muy hospitalarios. Al principio invitaban a refrescos y cerveza a cualquiera que se quisiera pasar, hasta que la Alcaldesa Muxu les insistió en que debían de cobrar algo por las bebidas que sirven en su porche, más que nada para que la gente no se aproveche de su buena voluntad. Y así fue como nació el único "bar" del pueblo.

Battun escucha a Halberd llamarle desde el porche de lo que a todas luces parece una casa particular, si bien algo más grande que el resto, y se queda un poco sorprendido. Tras un titubeo se acerca y se sienta en una silla, a la mesa en la que están Halberd y los demás.

- "Claro, DarkGate es una ciudad pequeña, y conozco bien a Mek y a Marie Chatelle, aunque paso mucho tiempo dentro de las paredes del Gremio, y fuera en misiones." -

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

Después de algunas rondas la charla se vuelve más animada. Pero cuando el Sol se pone y por temor a abusar de la hospitalidad de los Anderson, el grupo se despide dirigiéndose cada mochuelo a su olivo.

Ya en el taller de Zimmer, en el rato que tarda en conciliar el sueño, mientras en las calles suena el canto de los grillos, Halberd se toma una última cerveza casera reflexionando sobre lo que está por venir.

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

VA TRANSCURRIENDO EL RESTO DEL DÍA.

Lunes, día 8 de enero de 105 PA. (Noche del Lunes al Martes)

Esa noche las emociones y miedos contenidos durante meses desbordaron la muralla emocional que había establecido y se manifestaron llenando de pesadillas el sueño de Halberd.

Se vio en una bruma fantasmagórica que no podía atravesar su visión de enano, dentro del alcantarillado de DarkGate, abrumado por una sensación que sólo podía identificar como claustrofobia, aunque nunca antes la había experimentado. En su pesadilla se encontraba perdido en el sistema de alcantarillado y en su deambular se había internado en el reflejo subterráneo del portal. Entre la densa niebla cargada de energía mágica, encontró el cadáver de la T-Rex hembra al que abatieron y se apresuró a sacar de su estómago al Juicer Stroland Goldman inerte y medio consumido por los jugos gástricos. Al limpiar los jugos y mucosidad que cubrían la cara de Stroland, vió su propio rostro que, cobrando vida súbitamente y le increpó: ¿Esto es lo que querías cuando saliste a buscar aventuras? Halberd gritó y retrocedió horrorizado.

Al retroceder, giró sobre sí mismo y se vio en mitad del día y transportado a laboda de Geoffrey Mournfolk y María García. Solo que esta vez el novio no era Geoffrey sino el propio Halberd. Y cuando el padre pronunció las palabras "lo que ha unido la biónica, que no lo separe la magia" vio que varios tubos le conectaban a María García, de hecho él mismo estaba lleno de tubos... era un juicer. Se llevó las manos a la cabeza y sintió los cilindros de los crazies incrustados en su cráneo. Trató de alejarse pero Maria sujetaba con fuerza los tubos que les unían reteniéndolo. María riendo de felicidad propia de una novia dijo: -Salgamos a celebrar nuestra unión, que empiece el baile. Y se vio en la plaza principal de Angstville, ejecutando una coreografía que combinaba los pasos baile con disparar a la población. Al compás de la banda nupcial, los habitantes de Angstville saltaban en pedazos.

El sueño volvió a mutar, ahora Halberd era la novia y los demás rifts warriors iban todos vestidos de novio. Eran salvajes y brutales. Le decían burlescos: -Te has casado con los rifts warriors. Ahora eres un rifts warrior. Debes complacernos, mata, ¡¡Mata!!-. Y no se encontraban en Angstville sino en la casa familiar donde pasó su infancia y juventud. Allí estaban sus padres y hermanos, su tía Ema, su abuelo Jarl, sus primos ... todos paralizados mirándolo con horror... y  Halberd sentía los cilindros de crazy al rojo en su cabeza y sentía el chorro de adrenalina inyectado por los tubos de juicer mientras vestido de novia reía frívolo, bailaba y mataba y mataba. Su padre recibia sus balazos pero permanecía impasible y mientras saltaban chorros de sangre de su pecho, le sermoneaba : ¿Esto es lo que quieres hacer con tu vida?¿Esto es lo que entiendes por convertirte en un Enano de provecho?

Se despertó sobresaltado, lloró (cosa que nunca había hecho) y vomitó. Extrañamente el resto de la noche durmió de un tirón y se despertó con energía y animado. Como si las pesadillas hubiesen sido la fiebre que le permitían dejar atrás una enfermedad que arrastraba y le mantenía bloqueado.

Lunes, día 8 de enero de 105 PA.

Cuando Halberd dejó su despacho Muxu quedó de nuevo a solas. Sola. Sola y rodeada de los problemas de los demás en forma de papeles, informes, escrituras, cartas, quejas, denuncias... Necesitaba salir de allí, necesitaba pensar... O no pensar en absoluto. Solo sentarse. Solo descansar. Necesitaba aire. Necesitaba respirar mientras el viento susurraba entre las hojas, mientras el agua en la fuente cantaba y danzaba intentando llenar de esperanzas un pecho que hacía tiempo había quedado vacío.

Lo recordaba. Lo recordaba demasiado bien. Y le dolía. Algunas mañanas aun se levantaba creyendo sentir cómo sus brazos la rodeaban, su respiración profunda, constante y relajada, su calor recordándola que no estaba sola. ¡Y siempre le echaba la culpa a ella de que le daba calor cuando era él el que parecía un horno! Era como una estufa...

Muxu se sorprendió sonriendo, una sonrisa que no tardó en truncarse a medida que la tristeza rompía los diques que con tanto esfuerzo erigía cada día para que no anegaran ese pecho que había quedado hueco. Había sido feliz aquellos días. Muy feliz. Y ahora cuando finalmente creía haber ganado algo de estabilidad, cuando creía haber recuperado una fracción minúscula de aquello, de nuevo el mundo la sacudía rompiendo en mil pedazos toda ilusión.

La Alcaldesa, que ya no lo sería por mucho más tiempo, salió al jardín y allí, sobre un banco de piedra, se sentó a descansar.