Partida Rol por web

- Holaaaaaa. -saludó el niño al entrar en casa. Cerró la puerta y se dirigió a la cocina, donde, seguramente, su madre estaría acabando de hacer la cena. Esa perspectiva logró apartar momentaneamente la risotada y los globos de su cabeza.

¡¡Danny!!- Lynda fue corriendo a abrazar a su hijo- ¿Estas bien? ¿Donde has estado?

La mujer parecía profundamente preocupada mientras hablaba a su hijo. Daniel aún no había vuelto de trabajar, pero faltaba poco tiempo para llegase

- Sí, claro que estoy bien mamá, ¿qué pasa? ¿tan tarde es? -contestó, mirando con asombro la expresión preocupada de su madre.- Estaba por ahí, jugando con Jack.

A partir de hoy quiero que estés en casa a las 7 en punto para cenar Danny...Si quieres venir con Jack y que llame a sus padres de acuerdo. Luego le acercaremos a casa- La madre cogió aliento. Se disponía a dar a su hijo una charla que ningún padre querría jamás tener que dar a su retoño.

Cariño...ha habido otro asesinato. Han matado a un niño de 6 años cerca del Memorial Park...el pobrecillo estaba mutilado.

Danny notó que se le helaba la sangre al oír aquello.

- ¿En el Memorial Park? Acabo de pasar por ahí precisamente... las risas... ¿asesinado? ¿un niño? es horrible... los globos...

El muchacho se agarró fuertemente a su madre.

- Tengo miedo, mamá. ¿Quién puede estar haciendo esto? -buscó los ojos de Lynda- ¿Lo cogerán, verdad? A quien sea el que lo hace, lo cogerán ¿no? -repetía insistentemente.

Si hijo...le atraparan y recibira su castigo, tanto en la tierra como en el cielo. Dios se encargará de ello. Pero ten mucho cuidado hijo...hasta que lo atrapen no quiero que esteís los dos solos en según que sitios.

En ese momento se oyó la puerta de la casa y apareció el padre de Danny

¿Lo sabe ya?preguntó preocupado el hombre. Danny no había visto esa expresión a su padre desde que dos meses atras había habido un incendio que había acabado con la vida de 15 personas que quedaron encerradas en un bar. Daniel, junto con otros hombres había tratado de controlar el incendio con sacos de arena y cubos de agua pero había sido en vano...afortunadamente, el fuego no se extendio mas allá de "El nido del Cuervo" y un par de casas en la cercanía.

Daniel suspiró ante el asentimiento de su mujer y posó la mano en los hombros del chico. A partir de ahora ten mucho cuidado Danny...no es el primero, pero espero que sea el último

- Pero... ¿saben quién es? ¿tienen alguna pista? -insistió.- ¿Cómo puede haber alguien que haga eso, aquí, en Derry? -preguntaba, nervioso.

Tardó un rato en sobreponerse, y pasó la cena cabizbajo y ensimismado, sin formular más preguntas. Tardó una eternidad en acabarse el plato, consciente de que, tras él, llegaba la hora de irse a dormir.

Porque en lo profundo de su interior, conocía la respuesta. Aquella risa del Memorial Park le había recordado nítidamente a otra que conocía bien, la risa de sus sueños.

La noche pasó para el pequeño Danny entre terribles pesadillas que entremezclaban la terrible risa que había oido en el Memorial Park y los rojizos ojos de aquella extraña yaya que lo había perseguido días atrás. Por un breve momento creyó despertarse y dormirse de nuevo y su sueño cambió...soño que iba en bicicleta con Paul agarrado a su espalda y huían. Algo les perseguía. Algo primario...Algo desconocido. El sueño era extremadamente real, podía notar el olor de aquella criatura, parecido al moho de las hojas de los arboles  al deshacerse en el canal. Danny, totalmente aterrorizado pedaleaba con fuerza a pesar de ir cuesta abajo. El peso extra de Paul ayudaba a coger velocidad...en aquel momento Danny se giró para contemplar a la criatura y en ese preciso instante se despertó asustado con la frente perlada de sudor. Ya era de día.

Danny se despertó con esa desagradable sensación de no haber pegado ojo en toda la noche. Vio la luz que se filtraba por entre los resquicios de la ventana y suspiró, aliviado. Al menos, era de día otra vez.

Estaba de vacaciones y no había quedado con sus amigos hasta después de la hora de comer, así que decidió que se quedaba un rato más en la cama, esperando a que le llamasen para desayunar. Se hizo un ovillo en la fina sábana que le cubría, buscando su protección, mientras repasaba los extraños acontecimientos que le venían sucediendo de un tiempo a esta parte.

- Todo comenzó con los sueños... -pensó, e intentó recordar cuándo fue el primero.

Tumbado en la cama, Danny se esforzaba por recordar...siempre había tenido pesadillas pero...¿tan terribles como esa? Haciendo memoría trato de recordar cual había sido el primero de aquella terrible cadena de sueños y cuando habían comenzado.

Tres meses...Cuatro...

Lo que tenía claro es que había sido antes del terrible incendio ya le afectó mucho ver a su padre con las manos y brazos cubiertos de quemaduras. Sin embargo, no era el hecho de ver a su padre con esas heridad lo que le había afectado tanto sino el que la noche anterior había soñado con "la yaya mala" riendose en medio del fuego...sólo que en lugar de tener el pelo blanco lo tenía rojizo y en lugar de su dentadura mostraba unos verdosos y putrefactos colmillos afilados. Esa figura se reía histericamente en medio del fuego...Pero aquel no había sido el primero.

Haciendo un esfuerzo aún mayor, Danny alcanzó a recordar lo que había pasado hacia ya cinco meses. Le habían regalado una bicicleta pro su cumpleaños e ilusionado -aunque un poco triste por no tener amigos con los que ir en bicicleta- se había puesto a pasear por el pueblo. Debido a que era febrero, alguna de las carreteras estaba cubierta por una finisima capa helada que, en un momento dado le hizo resbalar y caer junto a una pestilente alcantarilla. El niño se levantó sin demasiado problema y siguió su camino pero aquella noche soñó con su "accidente" solo que...desde la alcantarilla abía alguien mirandolo. Alguien con unos ojos amarillos. Forzando un poco la vista pudo ver que se trataba de un payaso, muy parecido a Bozo, que le había pedido ayuda. Sin embargo en ese momento una furgoneta pasó a su lado y, Danny tuvo que esquivarla. Cuando volvió a mirar la alcantarilla no había nada y al poco rato se despertó.

- Cinco meses, debe de hacer unos cinco meses...

Danny recordó de repente el sueño de la alcantarilla. Lo había perdido entre los recovecos de su memoria, pero ahora se le aparecía más vívido que nunca, como si acabase de soñarlo. Vio el payaso, que le volvía a mirar con sus ojos amarillos desde dentro de la oscuridad de las cloacas.

"Las alcantarillas son lugares fríos... y tienen luces de colores.....No me gustan las luces de colores"

Danny se envolvió con más fuerza con la sábana.

Y entonces, montones de globos de colores comenzaron a volar en su imaginación, brillando con luces propias, mientras las palabras de su abuela seguían resonando en su cabeza.

No lo pudo resisitir. De un sobresalto salió de la cama, tiritando, presa de un ataque de pánico. Chocó con la silla antes de llegar y abrir la persiana de par en par. El sol de la mañana desvaneció los globos, las voces y la cara del payaso.

Quiso gritar y no pudo, así que se quedó jadeando junto a la ventana, reuniendo fuerzas para bajar a desayunar.

Poco a poco, el miedo incial de Danny fue pasando y convirtiendose en una inquietud, un escalofrío...Cuando bajó a desayunar vió a su abuela. Tenía uno de esos días buenos donde era capaz de comer por sus propios medios. La mañana pasó lenta, ocupandose de su hermanito pequeño mientras su madre iba a comprar y leyendo algunos libros que había sacado de la biblioteca. Pero toda espera tenía su final y la tarde finalmente llegó dando al pequeño la oportunidad de ir a jugar con sus nuevos amigos.

*   *   *

—Después de "El círculo se cierra" —

—Y con diez minutos de adelanto, campeón—dijo su padre alegremente frotendole el cabello—¿Cómo te ha ido el día? ¿Dónde has estado?

La casa estaba bastante tranquila y su madre estaba llevando a la yaya a la cama. Cada vez la acostaban más temprano. Habían comprobado que cuantas más horas dormía más coherente estaba durante el día. A veces incluso podían tener una conversación superficial y coherente con ella. Algo que obviamente les alegraba mucho. Su hermanito pequeño se removía inquieto en la cuna, probablemente esperando a que le cambiasen y la cazuela bullía alegremente en el fogón.

- Fuimos a ver a Paul Jones, a su casa. -al ver la cara que ponía su padre al oír ese nombre, se apresuró a explicarse.- Su hermano es el niño que mataron ayer, ya lo sé. Paul es un niño que va al colegio, y que la gente se mete mucho con él. No habíamos hablado nunca, pero Jack y yo lo conocimos ayer, jugando.

También estaba Chester, que vive en las afueras y hoy se nos ha juntado el chico de los Griffith. -Danny se iba emocionando a medida que le "presentaba" a su padre a su nuevo grupo de amigos.- Y también hay dos chicas, Emiliy y Lissey. -el chico temió que se estuviese poniendo colorado al decirlo.- Nos hemos hecho amigos enseguida y por eso decidimos ir a ver a Paul para darle ánimos. -no era una versión exacta de lo ocurrido, pero tampoco se alejaba mucho de la realidad, pensó. Así obviaba el detalle de que habían tenido que huir de los matones.

Tragó saliva y se decidió.

- Papá... mañana hemos quedado a las diez. -antes de que su padre pudiese decir nada:- Sí, ya sé que es bastante pronto, pero sólo será mañana, de verdad. Han quedado todos, ¿puedo ir yo también?

Además, Lissey propuso que nos llevásemos unos bocadillos y quedarnos a comer en el parque. Yo les dije que os lo preguntaría. ¿Puedo, papá? ¿Puedo ir? Antes de las siete estaré en casa, como hoy, te lo prometo.-por lo menos había tenido suerte de podérselo pedir a su padre a solas. Su madre sería un hueso más duro de roer.

—Por mí no hay problema, pero tendrás que preguntar a tu madre—respondio Daniel mirando a su hijo antes de añadir —anda, pon la  mesa a ver si así la ablandas un poco.

Daniel suponía que su mujer accedería a dejar salir a su hijo, pero quería acostumbrarlo a que pidiese las cosas a los dos. Sabía que su mujer podía ser inflexible en ciertos temas pero no veía probable que le prohibiese salir a comer con sus amigos.