Partida Rol por web

Y amaneció un nuevo día... 

Chester se despertó en la cama, con una sensación creciente de inquietud que sólo fue capaz de identificar cuando el sueño se retiró lo suficiente. Poco a poco, empezó a recordar lo ocurrido ayer. Todo lo relativo a ese maldito monstruo, como parecían estar unidos entre sí, ya que sus abuelos habían combatido a aquella cosa en el pasado. Ahora debían pensar como actuar. Pero lo primero era lo primero.

Debía asearse, bajar a desayunar, y ayudar a los sacerdotes con todo lo que pudiera. Después, ya podría ir a ver a sus amigos, o a dar una vuelta...

Me desperté temprano y estiré los brazos.

-¡aaaah! -no me acordaba que aun tenía el brazo dolorido y cuando lo estiré me dio un latigazo.

Bajé corriendo y desayuné un poquito mientras que esperaba la llamada de Danny.

Dijo que me llamaría  ¬¬ espero que no se le olvide porque aun no lo ha hecho.

Subí al desván  a rebuscar mientras esperaba su llamada...

Al despertar lo primero que hice fue escuchar si había ruido en casa. Si no lo había quería decir que Phil dormía (la mona seguramente) y que podía ducharme con tranquilidad antes de ponerme con ningún tipo de obligación. Si lo había, en cambio, era mejor que me vistiese y bajase a la cocina. Phil había hecho el desayuno el otro día, pero eso no era algo normal. Normalmente esperaba que cualquier otro se lo hiciese.

Esa mañana no me pareció escuchar ruido, así que fui a ducharme y me vestí en mi cuarto. Me puse unos shorts tejanos veraniegos y una camiseta naranja con unas estrellas amarillas. Vamos: ropa alegre y veraniega. Así era Lissey para cualquiera fuera de esta casa.

Una vez lista bajé a la cocina para desayunar. Prepararía huevos revueltos y bacon para mí y para Phil. Así a lo mejor se levantaba con mejor humor. Quería preguntarle sobre el nombre de la abuela por lo de la foto, así que era mejor si estaba de buen humor y poco irascible. No es que fuera la pregunta más rara del mundo pero Phil podría sospechar. 

Martin se despertó con bastante sueño, había hecho esfuerzos sobrehumanos para no dormirse, ya que no quería volver a tener una de esas pesadillas tan terroríficas.

Mientras aún estaba entre las sábanas, decidido que lo del payaso se lo había tenido que imaginar, sólo esa explicación era posible. Tal vez era producto de comer tantos dulces, como su madre le decía a veces o tal vez no, pero lo que estaba claro es que no podía ser real, así que trataría de olvidarlo.

Se levantó y se vistió pensado en hacer una visita a la biblioteca para haber igual más cosas de ese tal Chud o como demonios se llamase.

Buenos días.- le dijo a sus padres al llegar a la cocina donde le esperaba un desayuno de campeones con, entre otras cosas, panceta, huevo, tortitas y salchichas.

Se levantó cuando su madre fue a llamarle. En esos momentos estaba profundamente dormido, agotado de las horas que había pasado en velo y de los continuos despertares que había tenido mientras dormía.

- Sí mamá... ya voy.

Le había dado vueltas y más vueltas a la conversación con su abuela, para darse cuenta de que no había mucho que hubiese sacado en claro.

Tras desayunar, más cabizbajo y pensativo que de costumbre, se dirigió al teléfono.

- Voy a llamar a Jack, a ver si puede salir luego.

- Hola, ¿está Jack? -y, tras unos momentos- Hola, Jack. ¿Quedamos dentro de un rato? -y tras la contestación:- Podemos ir a buscar a los otros. -Danny no recordaba que hubiesen quedado en nada con los demás.

-Vale, pero primero pregúntale a tu abuela y yo miro en el desván.

Iba a colgar y le recordé:

-Ah, acuérdate de que no puedo ir en bici, que tengo el brazo dolorido

Subí a rebuscar por allí, aun tenia media hora antes de que viniese a picarme.

- No, si con mi abuela ya hablé anoche. Ya te contaré. Hasta luego Jack.

Danny se acercó a su padre.

- Papá, ayer Paul trajo una foto en la que salía yaya de joven, con un montón de amigos. Resulta que muchos de esos amigos son abuelos de los míos, qué casualidad. -dijo, alegre.- Le enseñamos la foto a mamá en la fiesta y me dijo que le sonaba de que teníamos esa foto. ¿Tienes más? ¿Me enseñas fotos de yaya cuando era joven? ¿O puedo mirar los álbumes yo solo?

Auún tengo un rato antes de buscar a Jack y no sé qué hacer.

Mmmmm si, espera...hay algún album por aquí. No hay muchas de cuando era niña, porque casi no había fotografos pero si que hay por ahí....

Daniel apareció con el grueso album familiar y se lo dejó a Danny mientras iba pasando las hojas a su lado y le explicaba algunas. 

Mira, esta es de su boda, y esta de cuando me tuvo a mí, y esta— las fotos en general era bastante antiguas y mostraban a una mujer vital, pero con un halo de temor en la mirada. Casi ninguna estaba tomada en Derry, lo que indicaba que, como decía el diario del abuelo de Paul que se había ido de la ciudad. De las pocas que habían sido tomadas en Derry había una donde aparecía acompañada por el que sin lugar a dudas era el abuelo de Paul. Se parecía mucho en sus rasgos. En aquella foto, la mujer estaba completamente pálida. Mientras tanto, la radio emitía un comunicado donde hablaban de un niño desaparecido. Otro de esos adolescentes que abandonaban la familia porque el padre los maltrataba o porque querían buscar un trabajo en la ciudad.

La capilla estaba casi terminada, la pintura cubría las paredes en una tonalidad muy bella y el cristo estaba en la posición donde debía estar: caida, no levantada y burlándose de él. El olor a pintura había desaparecido totalmente y la tarea del día era lijar todos los bancos para volver a barnizarlos. Chester se dedicó con empeño a los de la parte izquierda mientras que el padre Angel lijaba los de la derecha. La radio portatil que habían colocado para entretenerse emitía en aquel momento un comunicado donde hablaban de un niño desaparecido. Otro de esos adolescentes que abandonaban la familia porque el padre los maltrataba o porque querían buscar un trabajo en la ciudad.

Afortunadamente, Emily no había recibido bronca alguna, tan solo las miradas suspicaces de su madre y la lectura de unos fragmentos del levítico especialmente escogidos. Al día siguiente había quedado con Lissey en la casita por la tarde, después de comer. En principio estarían las dos chicas solas pero algo les decía que el resto aparecería.

Con gran dificultad, Jack subió al desván. Era dificil trepar aquellas escaleras con un solo brazo, pero de algún modo, lo consiguió. El desván olía a humedad y había mucho polvo. Bueno, en realidad había muy poco desván, pues todo estaba cubierto por el polvo. Una de las tuberías principales de la casa pasaba por allí y se oía el típico gorgoteo que indicaba que alguien acababa de usar el servicio. Si había algo de su abuela allí tardaría toda una tarde en encontrarlo.

Lissey se despertó y se acercó con precaución a la puerta de su cuarto ¿Estaría su padre con resaca? Era posible...muy posible.Unos ronquidos la indicaron de pronto que aquel momento no había llegado. Lo mejor sería aprovecharlo preparando un café a aquel borracho y algo de desayunar para ella. Había quedado con Emily justo después de comer en la casita. En principio estarían las chicas solas, pero de algún modo sabía que los chicos irían apareciendo poco a poco. Un fuerte dolor la golpeó la parte baja del estómago pero tan rápido como vino se fue. Muy bajito puso la radio para poder entretenerse mientras hacía el desayuno, estaban emitiendo un comunicado donde hablaban de un niño desaparecido. Otro de esos adolescentes que abandonaban la familia porque el padre los maltrataba o porque querían buscar un trabajo en la ciudad. Quizás ella podría hacer lo mismo siguiendo las vías del tren. 

Tras un copioso desayuno aderezado por las charlas banales de sus padres y los informativos de la radio donde anunciaban la fuga de un niño de su casa, probablemente en busca de un padre que no le pegase o de un futuro mejor, Martin estaba disbuesto a ir a la biblioteca. Cogiendo su bicicleta avanzó pesadamente hasta el edificio municipal. El edificio era antiguo y estaba dividido en dos partes (la sala infantil y la de adultos) que conectaban por una pasarela de cristal que dejaba pasar todo el sol. Martin había estado mas veces en la biblioteca y la conocía bien. Había una zona que era completamente a evitar. La esquina de mama Gansa, donde una joven bibliotecaria leía cuentos a los niños. No era precisamente la bibliotecaria lo que disgustaba a Martin, esta era una chica joven y bonita que aún no habría cumplido los 17 años. Era el jaleo que organizaban los niños cada vez que el lobo devoraba a los cabritillos...

Me puse a rebuscar por el desván e iba sacando de todo:

Aquí sólo hay que basura... uuuuuy mis juguetes de mas chiquito...

Comencé a enredar con ellos y se me pasó el tiempo volando sin encontrar nada.

Me extrañó lo del dolor de barriga. Tal vez eran retortijones. ¿El pastel de ayer me había sentado mal? Sea cómo fuere había sido un segundo. Si me dolía otra vez, iría a hacer caca.

Mientras hacía el desayuno procuraba no pensar en nada. Cuándo estoy sola sin hacer nada que requiera "atención mental" me da por pensar, y cuándo pienso me deprimo por no poder encontrar solución a mis problemas. En ese instante en la radio hablaron de un niño al que, aunque no conocía, admiraba y comprendía. No era fácil cuándo quien se supone debe quererte y protegerte hace exactamente lo contrario. ¿Quién te protege entonces? Yo tenía a Ryan. Tenía. Ahora estaba lejos. Y por eso mismo no podía irme. Él se había quedado más tiempo del que quería por mí, esperándome. Yo no podía abandonarle. Debía esperar... 

"Y así ahorrar un poco más. El el camino se necesita dinero. Ryan siempre lo dice."

Con el desayuno listo y el café para Phil caliente, me senté en la mesa de la cocina, no sin antes intentar sintonizar algún canal dónde hubiese música en lugar de noticias de niños desaparecidos.

"Ojalá todo le salga bien a ese niño." - pensé de manera inconsciente.

Me senté en la mesa y balanceé mis piernas mientras comía y tarareaba la canción de la radio, ¡todo a la vez! Para que luego alguien dijese que no podía hacer varias cosas a la vez. Y encima, también pensaba. Pensaba en cómo preguntarle a Phil lo de la abuela. Necesitaba una excusa creíble. O tal vez si se lo preguntaba tal cuál tampoco era tan sospechoso. ¿O sí? ¡Ay...! Necesitaba saber la respuesta antes de quedar con Emily, así podría asegurarme de que yo también formaba parte (de alguna manera) de esa foto de hacía años.

Chester se esforzaba en lijar los bancos que estaban en la parte de la capilla que le habían asignado, mientras meditaba sobre lo que iban a tener que afrontar él y sus amigos. Mientras se perdía en esos pensamientos, la radio consiguió atraer sus pensamientos de nuevo a la realidad.

"Un chico desaparecido... Puede ser casualidad, aunque también puede ser lo que sea que estemos buscando. ¿Quién habrá sido el que ha desaparecido? ¿Le conoceré, o no será más que un extraño?"

La bibliotecaria de dieciséis años estaba realmente imponente, pero Martin era demasiado mayor como para poder sentarse a que le contara un cuento y mirarla embobado. Por eso, cuando iba a la biblioteca se tenía que conformar con pasar por la zona donde leía cuentos a los niños y mirarla de reojo. Hoy no podría ni tan siquiera hacerlo porque intuía que la información sobre el rito de Chud estaría en la zona de adultos.

En cuanto entró se dirigió a esa zona y dijo a la bibliotecaria.- En clase nos han puesto un trabajo sobre los nativos americanos de la zona de Maine. Mi padre me ha dicho que lo haga sobre Chud o el rito de Chud, dice que es muy interesante.- El chico levanta los hombros indicando a la bibliotecaria que a él le da igual, pero que si lo ha dicho su padre por algo será.- ¿Sabe dónde puedo encontrar un libro sobre ese tema?

Danny estaba mirando las fotos que le enseñaba su padre con mucha atención, alucinado por aquel montón de imágenes tan antiguas, cuando una de ellas le llamó la atención.

Y, al mismo tiempo, no pudo dejar de oir la noticia que daban por la radio.

Otro más...

Un escalofrío recorrió su espina dorsal.