Partida Rol por web

Cuando llegué abajo una sonrisa se dibujó en mi rostro. Alguien había venido a buscarme a MI a casa. ¡A Mi! Luego escuche las palabras de mamá y se borró auntomáticamente la sonrisa de mi cara que incluso se tornó algo oscura al ver a Lissey marcharse. Intenté lanzarle una mirada de agradecimiento por venir, pero no creo que llegara a verla. Sólo salió de allí y dijo que volvería. ¡¡¡Veolvería!!! Corrí hacia mi habitación para comenzar mis rezos antes de volver a ducharme.

-Es cierto, no hace mucho que llegamos-dijo Chester, antes de fijarse en aquellas manchas a las que Martin se refería. El chico apartó rápidamente la vista, quizás algo más pálido de lo habitual.

"No creo que sea éso..."

-Sí... ¿No te ha pasado nada, no?-preguntó, sin mirar aquello y procurando parecer calmado. 

Me quedé pálida en cuánto me hablaron. Había ignorado inconscientemente los escaparates y ventanas desde que salí de la oficina de correos, con lo que las manchas estaban en un segundo plano en mi mente.

- Las...¿las veis? - pregunté con verdadero horror. 

Eso quería decir que no estaba en mi mente, no es que estuviese loca...Pero si ellos las veían... ¿Por qué los adultos no? Tendría que cambiarme. Hasta ahora no lo había pensado ya que nadie las veía, así que presuponía que si lo ignoraba desaparecerían... Pero parecía que había algo más. Puesto que la respuesta a mi pregunta era obvia (si no no hubiesen preguntado y señalado...), me dispuse a contarles lo ocurrido. Me acerqué más a ellos y les hice un gesto para que escuchasen atentamente, no quería levantar la voz.

- Esta mañana he ido a correos a entregar un sobre. Era un sobre normal, con papeles dentro, pero cuándo iba a dárselo al señor de la oficina comenzó a gotear... Y después aparecieron unas letras en la...sangre. Pero el hombre de correos no había visto nada. ¡Si hasta ase arrodilló a mi lado metiéndose de pleno en el charco somo si nada! Y ningún adulto en la calle las veía tampoco. Pensé que estaba en mi mente, por eso lo estaba ignorando...para que se fueran. Pero las veis...¿Qué significa eso? - pregunté con el ceño fruncido, realmente perdida en el asunto.

- ¡¿A quién se le ocurre?! ¡Mira que te podías haber dejado la bici fuera del garaje! -protestó a la par que resoplaba. Una subida pronunciada se avecinaba y Danny se dejó ir, hasta que la bici perdió toda la velocidad.

Hala, baja. A menos que me quieras llevar tú a mí, a partir de aquí vamos andando.

Al cabo de un rato, Danny le explicó:

- Últimamente a mi abuela le ha dado por las luces. Y por las alcantarillas. Desvaría casi siempre que habla, pero ahora le ha entrado una fijación con eso. El otro día me dijo que las alcantarillas tienen luces de colores. -mientras le contaba esto, giraba su mano apoyada sobre el dedo índice en su sien, indicando que su abuela no estaba en sus cabales.

Miro la rampa del párking y digo:

-Válgame Dios, juraría que siempre la dejo tirada en la rampa, lo cual enfurece bastante a mi padre. Supongo que me la habrá guardado dentro, últimamente le barrio no es lo que era.

De mala gana miro a Danny, y me bajo e la bici para continuar a pie.

-Eso son cosas de viejos, ya verás como se le pasa, unas pastillas y no verá mas luces. -dije para quitarle importancia al asunto-

Danny llegó junto con Jack, caminando al lado de una bicicleta, y no tardaron en llegar al lugar de la cita. Allí estaban esperandoles Lissey, Chester y Martin, estos dos últimos parecían mirar sorprendidos la pechera de Lissey, que estaba de espaldas. Cuando se acercaron más comprendieron la razón. La camisa, piernas  ycara de Lissey estaba cubiertos de algo parecido a la sangre.

Emily se fue a rezar, con una mezcla de miedo por angustía por su sueño y alegría por haber visto a Lissey ir a buscarla... aunque le había parecido ver algo en ella, como si tuviese manchas de sangre en la cara. Mientras rezaba se acercó su madre por su espalda y la increpto.

¿Pretendes que te deje quedar con esa niña después de que hayas ido en bici con ella?

- Ves, ya llegamos los últimos, por culpa de lo de tu bicicleta. -le dijo a Jack cuando llegaban a donde habían quedado.- ¡Venga, vamos!

Recorrieron los metros que les separaban, Danny empujando su bicicleta y Jack sin la suya.

- ¡Hola ya estamos aquí! ¿Emily también tiene que venir? -preguntó, pero al ver la cara con que Martin y Chester miraban a Lissey, pensó que algo andaba mal. Se acercó y vio las manchas oscuras sobre la camisa y la cara de la chica.

- ¿Qué... qué te ha pasado? -le preguntó, también sorprendido-

Todo el camino Danny se fue quejando de todo, como siempre... ¿qué culpa tenía yo de no poder haber recogido mi bici?

Saludo a todos:

-¡Hola!

Y me quedo mirando a la niña, y le digo:

-Uaaala, parece que acabes de matar a un cochino o algo así, la próxima vez podrías invitarnos como mínimo para mirar.

También sería una explicación válida para la desaparición del señor Jhonson.

Chester no dijo nada ante las palabras de la chica, pero ésta vez si palideció más visiblemente, y dio un paso atrás, alejándose de la chica. Empezó a respirar algo agitado, y apartaba la vista de las manchas que tenía la chica en la ropa. 

"¿Por qué tiene que ser sangre? ¿Por qué? No pienses en éso... Piensa que es caramelo, o sirope... Pero nada de sangre..."

Cuando por fin consiguió recomponerse, preguntó:

-¿Qué... Qué es eso de unas letras?

- ¡No he matado a nadie, tonto! - grité a Jack antes de darme cuenta de que estábamos en medio de la calle y bajar la voz.- Fue el sobre...empezó a sangrar... Pero el hombre de la tienda no lo veía, y la gente de la calle tampoco. Ni siquiera la madre de Emily cuándo fui a buscarla. Pensaba que era mi imaginación...pero vosotros lo veis también. 

Me giré hacia Chester, y con un tono lúgubre que me salió sin querer, contesté a su pregunta.

- DESEO CUMPLIDO QUERIDA LISSEY - ¿qué era lo otro? Ah sí. - TE ESPERO...

¿Que habías deseado?- preguntó Martin casi inmediatamente, ahora que Lissey había contado su historia, el sueño compartido y las sospechas sobre las velas habían perdido parte de su interés. Lo de la sangre le atraía mucho más que las arañas- ¿Y donde te esperan?

Rasco con una uña la sangre reseca que hay sobre Lissey, y la huelo.

-¿La has probado?, si es sangre de verdad ha de saber a hierro.

Olfateo a la niña.

- ¿Qué sobre Lissey? ¿De qué estás hablando?

Tantas preguntas de repente me pusieron nerviosa, pues las quería responder a todas pero no sabía por dónde empezar. ¡Si yo era la primera que no entendía qué había pasado!Por qué sangraba el sobre y porqué nadie excepto nosotros veía la sangre!

Decidí empezar contestando a Danny, pues era lo más fácil.

- Era un sobre normal y corriente, con papeles, para enviarlo por correos. Ya había enviado otro igual y no pasó eso...

Luego miré a Jack con cara de "qué haces...?" cuando noté que me estaba olfatendo, y me aparté unos pasos tapandome los manchados brazos de la blusa.

- No la he probado... Pero tenía el color de la sangre cuándo salía del sobre... Cómo cuándo te haces una herida muy profunda: rojo oscuro y brillante. Y la textura... espesa pero líquida, un poco calentita... Era sangre. Y ahora es sangre seca.

Luego me giré hacia el niño gordo, del que me había vuelto a olvidar del nombre. Era normal...nunca había hablado de verdad con él antes, y fue el último en llegar... (¿O fue Emily?) Fuera cómo fuese, tendría que estar al tanto cuándo volvieran a decir su nombre, pero ahora le contestaría a la pregunta.

- Yo...creo...es una tontería... - me retorcí las mangas de la camiseta mientras las mantenía detrás de la espalda, escondiendo lo que podía las manchas. - Creo que es porque en casa de Paul... Bueno, todos habíais visto cosas raras y yo... Y por un segundo pensé que quería ver algo raro... Pero es una tontería...¿Cómo va a ser por eso? ¡Sólo lo pensé un segundo, y nadie puede saber lo que piensa otra persona! ¿Verdad...? - no estaba muy segura de esto último, pero fuese como fuese había sido sin duda raro. Y Phil no había sido, claro. Era su manuscrito. Y no podía leer mi mente, si no habría sabido que le mentí con lo de Emily. - Y no sé quién me espera... Ni dónde... Pero me da miedo. No puede ser bueno...

Había ido bajando la voz a medida que hablaba, acabando en un susurro apenas perceptible. Con la cabeza gacha y las mangas tan retorcidas que mamá tendría que plancharlas tres veces (Si estuviese en casa...), cogí aire para evitar un sollozo. Era una tontería que me pusiese a llorar. Tonta Lissey. No tenía que llorar por algo así... No aún.

Levanté la vista, sin muestras de querer llorar visibles, observando la reacción del pequeño grupo ante la historia.

El chico no dijo nada durante unos segundos. Aquello era demasiado raro, y tenía muy poco sentido. Y encima, tenía que ser sangre... Un escalofrío le recorrió antes de responder, procurando no mirar demasiado a Lissey.

-Esto... Es una tontería, pero... ¿Os ha pasado algo raro? ¿O habéis soñado algo extraño? Algo como... No sé, que una cosa extraña os perseguía por los Barrens.

- Bueno, yo ya os conté lo que soñé de los ojos amarillos en la alcantarilla. Y lo que me pasó con mi abuela... -recordó Danny acerca de lo que les había contado en el garaje de Paul.

No sé lo que pasa, pero algo está claro que pasa. A lo mejor los espíritus sí que existen aunque yo nunca había creído en ellos... Y podéis pensar que estoy loco pero para mí lo de las velas fue una señal.

"Algo" está matando niños en Derry, y no creo que  sea una persona.

Desde el incidente de las velas, Danny se notaba distinto. Tenía miedo de todo aquello, claro, pero también una firme determinación por averiguar qué pasaba.

¿Alguien más ha soñado alguna cosa con las alcantarillas? -al chico le daba en la nariz que algo importante se cocía en ellas. Las palabras del hermano de Paul antes de morir, su propio sueño, las advertencias de su abuela...

Cerré los ojos y recé con tranquilidad, pero mi madre vino a perturbar mi rezo y me desconcentró con esa frase. La miré con la inocencia que demuestran los ojos de un niño.

-Sí... no volveremos a ir en bici-le dije con la voz casi muda mientras mantenía mis manos entrelazadas y sin moverlas.

¿Y tú?- le preguntó a Jack,- ¿Has soñado algo raro esta noche? Lo que nos está pasando no me gusta nada y todo es desde lo de las velas de Nooby.

Martín necesitaba encontrar un culpable, alguien a quien cargar con la responsabilidad de lo que les estaba pasando, y quedarse más tranquilo, aunque él ya había empezado a ver y oir cosas raras antes de las velas.