Partida Rol por web

La paciencia. Estaba detrás de un fantasma, así la llamaban los cautivos en las celdas. Ella...Posiblemente tuviese libertad de movimiento, fuese quien fuese, una persona del mantenimiento del cuarten o una guardia, incluso podría no tener ningún papel, no ponían cuidado en guardar las llaves, y tenía toda una galería de calabozos para sobrevivir. Algunos se negaban a comer, ¿o...simplemente morian de hambre? ¿Y si estuviese robando comida? ¿No sería más fácil hacerlo en el mercado? Sólo si no corriese riesgo de ser descubierta...Ella....no es un fantasma...existe...

   Mis pasos volvieron a recorrer la piedra que conducía hacia el cuartel, había pasado demasiado tiempo meditando y aún tenía tiempo para hacer alguna que otra prueba. Era probable que los guardias continuasen haciendo guardia en sus puertas, aquello no sería fácil. Pase desapercivida en el trajín de la gente, ocupada en sus asuntos, tanto como para que nisiquiera cruzansen con sus miradas. Se acercó a aquel que estuvo orgulloso de acompañarla, sus emociones eran las propicias para que pudiese hacer algo por ella. La toma de contacto iba a ser igualmente fría, me acerqué observando nuevamente aquella piedra oscura, sin la tentación de rozarla con las yemas de mis dedos. Me sentía nuevamente persiguiendo la estela de algo inexistente...

 La charla vanal no era un punto fuerte en Catalina, y el guarda pudo comprobarlo, lejos de simples saludos no sabía bien como proceder, pero puede que observase en mis ojos un interés por su favor que antes no existía, un interés humano que podía interpretar como quisiese. Fui bastante directa, aquello podría ser un paso en falso terrible o un dardo en la diana. Mi voz sonó femeninamente segura de lo que quería, aunque fue un susurro, como si no quisiese que su compañero se enterase. Mientras menos gente lo sepa...será mejor.

 - Me gustaría pasar la noche en prisión.

 Si su simple petición, si su rostro y sus profundos ojos no eran suficientes para aquel guardia, quizás tuviese que hablar un poco más. No disfrutaba con el engaño, y para evitar mentir a alguien, lo mejor es no decir nada.

EL guardia se alegró de volver a ver a la claymore tan "normalmente" vestida, recuerda haber ofrecido su ayuda para cualquier cosa, pero desde luego esa era la ultima petición que esperaba.

-Estooo..... ¿en la carcel?

¿Una claymore que se vuelva loca? eso no auguraba nada bueno, aunque por otra parte, quien sabe si se mantenía en sus cabales puede que descubriese algo acerca de la locura colectiva que había ahí abajo.

Ambos guardias la acompañaron dentro del cuertel a un lugar menos.... "público".

-Bueno, como usted desee pero le dejaré la llave de su celda para que salga de ahí si pasa cualquier cosa, no se ofenda, pero prefiero un ladronzuelo desquiciado a una claymore en ese mismo estado.

Obviamente esto lo dijo el compañero del guardia que desde un principio había sido tan servicial.

-De todas formas ahí abajo apagamos las antorchas y los candelabros por la noche, no podrá ver demasiado y dudo que los desbarres de los locos sean una nana demasiado agradable.

Entre mas lo pensaban menos mas inutil les parecía esa medida, ¿Solución? no darle mas vueltas.

-Bueno..... usted decide....

- Dedme un trato igual a cualquiera de los prisioneros. Podeis encerrarme ya.

    Dijo no sin asentir a que le dejasen la llave para salir si era necesario, no temía a la oscuridad, y contaba con que fuese igual de dificil percibir aquella presencia con o sin luz. Era como el escondite, y sólo tenía que buscarla en el lugar indicado. Me interé por el sistema de antorchas, como las encendían y apagaban, a que horas, y si había un método rápido de hacerlo. Podía ser preciso hacer la luz en los pasillos llegado el momento o la oscuridad seguiría contando a su favor, a fin de cuentas, ella jugaba con ventaja y Catalina sólo seguía el rastro de una corazonada.

  No opondría resistencia, sin embargo pediría algo más.

- Conservaré el Claymore, sólo encuentro la paz descansando con mi espalda sobre él. Me gustaría que nadie más supiese de esto hasta mañana.

 Mis mirada se posó suavemente sobre los ojos de aquel que me había tomado tanto aprecio, como buscando su aceptación, hago esto para ayudaros...Me dije, sin sentirme ridícula ante aquellas sucesivas peticiones, su compañero se mostraba mucho menos tolerante, tenía serias dudas. Tantas quizás como Catalina.

Estaba atardeciendo, pronto sería de noche, los guardias no hablaron con nadie mas, organizaron todo entre ellos dos, bueno, uno de ellos se dejaba llevar por el entusiasmo del otro, al fin y al cabo no perderían el puesto por hacer caso de las extrañas peticiones de una claymore, mas cuando esta les había salvado poco antes.

Ya al amparo de la noche, los tres, ambos guardias y la claymore bajaron a los calabozos en silencio, lo cierto es que de noche aquel no era un lugar agradable, bueno, en realidad tampoco lo es de dia, pero de noche la sensación era mucho mas acentuada. Caminaron al amparo de la luz de las antorchas y belas, hasta llegar al destino. El guardia mas afin al proyecto procedió a hablar, cuidando mucho el tono de voz.

-Venga, aqui es....

Abrió la celda para dejar paso a Catalina mientras el otro se queda atras, este ultimo habla, cuidando bastante menos el tono.

-Ehmmm.... James.... parece que el chaval ha estirado la pata, ayudame a sacarlo anda.

El joven que había gritado en la anterior visita de Catalina estaba muerto, se había rasgado el cuello con sus propias uñas.

-Joder ... que asco... que coño estará pasando aqui.

Quizá antes no fuera un detalle en el que Catalina se hubiera fijado, había un plato en su celda, y estaba lleno de comida en buen estado, igual que en las demas, pero parece que ademas de la cordura, los presos perdían el apetito.

Ambos guardias sacaron el cadaver de la celda y lo cargaron para llevarlo a la superficie. Solo James se paró un segundo a desear suerte a la claymore.

-Suerte, siempre hay varios soldados de guardia un poco mas arriba, si pasa cualquier cosa no dude en llamarlos, nosotros hemos terminado el turno por hoy.

Apagaron en primer lugar los candelabros del gran pasillo de los calabozos, luego a medida que ascendían, las antorchas del camino, dejando la sala en las mas absolutas tinieblas. Ya solo por eso, cualquier humano hubiese pasado miedo en su primer dia..... sin embargo aquellos extremos iban mas alla del miedo.

   Esta vez no traté de penetrar la roca con el Claymore, no descansaría. Tampoco desempuñaría el arma, ahora desenvainada, mis ojos permanecen bien abiertos mientras estudio la celda con precaución. Cuando las luces se apagan, me reguardo en la profundidad de aquella jaula para dementes, procesando cada llando y cada cambio en el estado anímico de los que se encontraban a mi alrededor. Las sombras de la propia celda me serviría de refugio para esperar, a medida que se sucedían los minutos, mis ojos plateados se acostumbraban a la absoluta oscuridad, lo suficiente como para diferenciar un matiz más claro que otro, lo que sucedía con las puertas y los muros. La percepción jugaría un papel importante, a pesar de no haber sentido nada en las últimas horas, en practicamente un día entero, no desisto en la busqueda del yoki de otra compañera, o de un simple Yoma. La persistencia era algo que tenía por defecto o por virtud. Eso no impedía que tuviese los ojos bien abiertos, clavados en la puerta de la celda, mientras semioculta trataba de diferenciar cualquier silueta que se desplazase.

 No sólo mi vista estaba mercez a descubrirla, también mi olfato que a cada inspiración llenaba mis pulmones de pobredumbre, mis oidos analizaban los monologos delirantes y los movimientos en el pasillo y las celdas. Trato de reducir mi yoki voluntariamente, respiro de forma suave, tranquila, sin temor ninguno, disminuyendo así los latidos de mi corazón, relajandome como si me preparase para descansar o para comenzar una alocada carrera para perseguir a un Yoma. Estaba abierta a muchas posibilidades, despejé mi mente...me concentré en lo que sucedía a mi alrededor, inmovil, como un depredador. La llave descansaba en mi mano, dispuesta, la puerta sólo estaba aparentemente cerrada, después de que los guardias se fuesen, antes de que se apagasen las luces la dejé abierta disimuladamente. Mantenerla cerrada sólo impediría la fluidez de mis movimientos.

 ...Ella....existe...

Los murmullos cesaron, sea como fuere los que se encontraban en las otras celdas, hacian un intento por dormir, o simplemente, no llamar la atención.

El silencio es tal que puede oir el goteo de las cloacas al otro lado de la puerta del fondo que conduce a ellas, no solo tus sentidos para percibir el yoki estan perfectamente afinados y en total concentración, sino que el absoluto silencio te permite oir hasta el sonido mas insignificante, los latidos de tu propio corazón marcan pacientemente los segundos.

El tiempo comienza a estirarse, un intante parece transformarse, en aquel abismo, en una eternidad, es como si los otros prisioneros ni siquiera respirasen, un silencio atronador. El goteo lejano de las cloacas es incesante, puedes percibir cuando el ritmo de las gotas al caer crece o decrece detras de la pesada y rustica puerta cerrada por aquel enorme candado metalico.

Pasan los minutos, nada cambia, nada se mueve, tu oido no para de recordarte los dos ritmos constantes de tu estacia, tu corazón y el goteo, seguirlos solo puede llevar a una mente humana al bosrde del colapso, como encerrados en un bucle temporal del que no saldrían jamas. Tu vista te revela tan solo las sombras de tus barrotes, sombras mas intuitivas que reales, pues no hay absolutamente la mas minima fuente de luz.

El tiempo se hace incuantificable por alguna extraña razón, por el efecto atemporal y repetitivo que te proporcionan tus sentidos, hasta que finalmente, uno de ellos te alerta de algo. El aire cambia en una medida que solo es posible percibir en ese estado de paranoya leve, pero si, definitivamente algo se esta moviendo.... seguidamente tu oido se une a la alerta, el goteo de las cloacas se oye mas alto, mas claro, mas nitido, como si no hubiera separación entre la sala de los calabozos y las mismas....

De nuevo la piel de tus labios te alerta de un movimiento en el aire de la sala, mas acentuado que el anterior, y nuevamente tu oido responde, oyes un golpe, no mas alto que el sonido de la uña de una rata al caminar de forma sigilosa, luego unos tres segundos despues otro ante tu celda, luego otros tres en distintos puntos altos de los barrotes de tu celda, el aire se mueve, pero todo en una medida tan infima que escaparía a los sentidos de cualquier humano normal.

   Como los gusanos se enroscan para protegerse, así contrajo Catalina su cuerpo, sin desplazar las manos que aferraban el Claymore, que la cubría como un objeto inanimado. Sus ojos no se desplazaron a lo largo de la estancia, de igual forma inmoviles sin buscar movimiento, sólo adivinando cualquier variación posible. Sin parpadear, el aire que se desplazaba los golpeaba con una suavidad casi premeditada. Lo sentía en sus labios, y el goteo variaba misteriosamente, casi de forma fantasmagórica. O era rápida como un fantasma, o sigilosa como el demonio.

  Se me pasó por la mente advertirla de mi presencia, como un pensamiendo fugaz, cuando sentí el tintineo extraño de los barrotes, la celda seguía en apariencia cerrada, pues las bisagras no gimieron con el óxido, pero la sensación era clara, como si una presencia invisible se encontrase frente  a su espacio. Me controlé sin variar mi estado, seguí conteniendo mi Yoki y mi respiración no varió su intermitencia, tampoco lo hizo mi ritmo cardiaco, tenía un autocontrol total de mi misma, física y mentalmente.

Los casi imperceptibles golpeteos comienzan a transformarse en mas que nitidos roces en los barrotes de tu celda, primero arriba, luego por el medio, luego abajo.....

Se producen uns segundos de lapso, tu sentidos empiezan a alertarte de algo, tienes un presentimiento que presagia lo peor, hasta que toda la estructura de barrotes de tu celda murmulla, algo la ha hecho temblar, coincidiendo con un golpe de viento que mueve un pequeño mecho de pelo que caía inocente por tu frente y mejilla, puedes afirmar con seguridad que tienes algo, justo delanto, no se ve ni siquiera la oscura silueta de los barrotes, pero no por la falta de luz, sino porque algo los esta tapando...

Ya no cabe duda, fuera lo que fuera, se habñia fijado en tu celda, estaba ante ti, pero como bien pensaste, su habilidad para moverse en la oscuridad es mas que sobre humana, muy por encima tambien de las habilidades de una claymore, si existían los fantasmas, aquello era uno de ellos, sin forma moviendose a traves de la oscuridad como pez flotando en el agua.

Todo bestijio de razón desapareció al oir una voz ... femenina, mucho mas tenue que un susurro....

-¿Hermana?

El aire se turbó de nuevo, mas fuerte aun....

....

....

....

...

- No.

Hablé con un suspiro que escapó, posiblemente, de mi propia alma. No sentía la presencia de Yoki, si lograba ocultarlo simplemente estaba por encima de los límites normales de una de las nuestras. Me reafirmé sin perder la calma, no había porqué entrar en hostilidades. Vi su ojo frente a mi, sin poder percibir el otro, quizás cerrado por su parpado o perdido en combate. ¿Era aquella la Claymore que había sido supuestamente devorada en plena noche?

- Soy amiga...estoy aquí.

Mis labios se desplazaron con cautela, mi voz no tembló, fue firme y sincera, ella sabía que yo estaba allí, pero no sabía porqué.

- He venido a ayudarte.

Cada palabra cayó en aquel vacio abismo como un suspiro arrancado de mi interior, mi tacto era frio, mis ojos permanecían abiertos, fijos en su iris plateado. No me hice preguntas. Ahora lo comprendo. Sólo abrí mi mente y mis sentidos para obtener respuestas.

El ojo plateado, no se movió ni un centimetro, acosando el ojo de Catalina sin parpadear ni variar en ningun momento, a pesar de la distancia su voz es tan suave que cuesta oirla.

-Jugar... conmigo....empieza... a contar.... ellos... tambien... se esconden.....

El ojo se fue cerrando poco a poco, hasta que ya no se nada de nuevo, lo barrotes de tu celda vuelven a temblar como su fueran movidos desde muchos puntos a la vez, tan solo, un murmullo, las visagras no se han movido.

Un golpe de aire vuelve a mover el pelo de Catalina y pronto sus sentidos la alertan de que ya no hay ninguna otra presencia en el largo pasillo .... nada, absolutamente nada, en tan solo una decima de segundo.

El goteo, los latidos de tu corazón, comienzan una cuenta atras, como si hicieran caso de la misteriosa voz, marcan un ritmo definido e inquietante. Pronto te encuentras sola, como antes de que todo empezase.

   Mis preguntas sobre como hacer para encender las luces de aquellos pasillos habían acabado por prepararme para una situación así, sea lo que fuere no había necesitado abrir la puerta de los barrotes para entrar, pero su ojo era igual de fantasmagórico que cualquiera de los nuestros, incluídos los mios. Era una existencia razonable, y mi mente se resistía a pensar en fantasmas. Aquello había sido un contacto real. De este modo, obedecí.

  El silencio era sepulcral, no solté mi espada, no temía a aquella bruja de ojo plateado, aquella compañera que buscaba a su hermana, con aquella capacidad, si quisiera matarme ya lo habría hecho, y si sólo quiere jugar un rato conmigo antes de hacerlo, no tengo nada que hacer. Aceptar un destino así sería justo. Supongo... Sólo las fuertes sobreviven. Y aquella sobrepasaba cualquier límite conocido para mi. Las bisagras sonaron cuando salí, el óxido del hierro crujió y el crepitar de las llamas inhundó el silencio. El abismo de oscuridad se abrió levemente ante mis ojos, ahora acostumbrados a aquella inmensidad, haciendome parpadear una sola vez. Mis pupilas empequeñecieron y se desplazaron por cada rincón del pasadizo, en busca de pistas. Mientras, mi voz comenzaría a pronunciar la numeración, contaría hasta diez...y entonces, los buscaría.

 - Uno...

 Obedecía sus deseos con sumisión, sin acobardarme, siendo consciente de que aquel juego podría volver demente a cualquiera de aquellos que trataban de descansar junto a mi celda. Si todo iba bien, aquella noche sería la última en la que sus sueños se turbarían con pesadillas.

- ...Dos...

...............

A medida que se aviva el fuego de las antorchas y candelabros de la sala de los calabozos, revelan algo aun mas inquietante. No solo la celda de Catalina está abierta, la cual había emitido un chirrido estridente debido al oxido, sino que todas las celdas en las que había alguien estaban abiertas, todas en la misma posición, abiertas haciendo un angulo perfecto de 90 grados, ninguna de ellas había emitido el mas minimo sonido. Sus ocupantes han desaparecido, sin gritos, sin murmullus, nada, como si el ente que acababa de visitar a Catalina controlara el sonido a voluntad, como si nada de eso fuera real.

Sea como fuere al fondo del pasillo, la puerta que conduce a las cloacas esta habierta, y en ella, colgando el candado tambien abierto, invitando a Catalina a aventurarse en aquellos oscuros y fetidos pasadizos donde nisiquiera había antorchas para alumbrar.

Cuando la cuenta atras terminó lo unico que acompañaba a Catalina era el leve crepitar de la llama de la antorcha que tenía al lado y el enloquecedor goteo de las cloacas.

  Cogí con mi zurda la antorcha, que iría por delante para arrojar algo de luz al camino, y sólo abandonaría un segundo mi claymore para guardar el candado, sin dar oportunidad a nadie para dejarla en las cloacas. Aquello podría parecer extraño para aquellos que lo piensan, pero Catalina se estaba dejando llevar sin hacerse preguntas, como había dicho, sólo esperaba respuestas, ciegamente aún pudiendo tratarse de una trampa. Es inocente, tanto como para aceptar un juego que pudiera convertirse en algo peligroso. Echarse atrás podía ser aún peor.

 Las puertas no habían crujido, y con ojos inquietos comprobé que no quedaba rastro de ninguno de los prisioneros, si no lograba encontrarlos podía tener problemas en el futuro. Aquel juego no tenía porqué gustarme...aún así estaba decidido, jugaría.

  El hedor es molesto pero tengo cosas más importante en la mente, mis ojos bien abiertos, y mi oido atento. Incluso separé levemente los labios, tratando de volver a notar la suave caricia del aire viciado, algo que me anunciase la presencia de ella...o de alguno de los prisioneros. Traté de seguir un camino de roca, evitando la profundidad de las aguas, no me preocupaba la ropa, a pesar de ser prestada. ¿Dónde estais...?

Antes de nada Catalina pudo comprobar que el candado estaba roto, encajaba perfectamente pro no cerraba, por lo que el acceso desde las cloacas había estado abierto, desde hace un tiempo indeterminado.

Sin embargo esa no sería la unica sorpresa en esa oscura, maloliente y húmeda istancia, era un sistema de cloacas muy simple, los pasadizos son razonablemente achos, suficiente para que quepan dos personas, una a la derecha del agua y otra a la izquierda. Todo el sistema es rectangular y este restangulo se divide a su vez en cuatro cuadrantes, el camino rodea estos cuatro cuadrantes y conducen a la desembocadura del rio en una de las esquinas, apenas diez minutos puede llevarte recorrer todos los pasillos.

Sin embargo hay una gran diferencia a la otra istancia, ti propio yoki te advierte de que no es el único, hay algo vivo en aquellos pasadizos que tiene su origen en sangre yoma, sin embargo no viene de ningun punto en concreto viene de todo cuanto te rodea, paredes techo, incluso del riachuelo de desperdicios que circula cerca de tus pies.

Toda la estructura está hecha de roca oscura y este ultimo allazgo puede ayudarte a comprender algo hacerca de este material. Si tocas las paredes (aparte de sucias) puedes notar esa sensación en las juntas de cada piedra, son algo parecido a raices secas que cubren toda la pared y tus dedos al deslizarse por ellas pueden notar con claridad el aura de yoki, pero al tocar la roca, esta sensación se corta por completo, y al llegar de nuevo a una raiz vuelve a ser mas que clara. De alguna forma esa roca oscura es mucho mas efectiva que cualquier otro material para no dejar pasar las ondas yoma, parecía el escondite perfecto y a la vez ... la trampa perfecta.

Sin embargo Catalina se encuentra en un callejón sin salida, el unico acceso o salida de aquel lugar son los calabozos o el desague al rio, almenos aparentemente. Aunque sus sentidos se habían vuelto caoticos, el flujo de yoki que rodea a la joven claymore resulta ilegible, y en combinación con la roca oscura, todos los muros de la istancia pueden ser una tapadera .... o ninguno.

   Me detengo en mi poco placentero paseo por las cloacas, advirtiendo aquella anomalía en las rocas que tenía el cuartel por cimientos. La superficie oscura bloquea el yoki, como si se tratase de arcilla para las corrientes de agua, completamente impermeable. Acaricio con suavidad las raices de las juntas, sintiendo algo vivo en las cloacas. No se detiene ahí, incluso el agua parece transportar cierta información, además de su olor natural y el goteo constante del techo al suelo. Los canales que conducen al rio no son profundos, sólo llegan hasta las rodillas, aparentemente. Si esperase un ataque, lo esperaría desde ahí.

   En esta ocasión las tornas habían cambiado, no se trataba de detectar Yoki, todo lo contrario, el flujo era caótico e ilegible, sin embargo resultaba bastante claro notar donde no había. Era un tanto confuso para una de las nuestras centrarse en la obseración del vacio de yoki, y no en su fuente. Sin embargo, todo parece corrompido por la presencia Yoma, el agua, la tierra, incluso los desechos. Sea lo que sea ha permanecido aquí durante mucho tiempo, y puede que no tenga completa relación con ella.

 Sigo mi camino, hasta volver al punto de partida, volveré al lugar donde menos flujo de Yoki detecte, allí donde me sea imposible tratar de leerlo. Será un comienzo...

 Sin embargo me resulta imposible determinar un lugar así, todo está bloqueado, todo...No, todo no. Había algo allí que aquellas rocas no podían impedirme y era ser humana. La lectura de Yoki no era ni mucho menos el primer ni el último recurso del que disponía una Claymore como Catalina. Inspiro tratanto de localizar donde el aire está más o menos viciado, aquello podía determinar una trampilla o una pared falsa a lo largo de los túneles de alcantarillado. Mientras avanzo, no es el único sentido que pongo en práctica, golpeo la pared con suavidad, estudio su propio sonido, comprobando si alguna de las rocas está hueca, pero también pongo atención en el eco de mis pasos a lo largo de los pasillos, allá donde el sonido pueda mostrarme lo que la visión y la lectura del yoki no me permiten ver. Me llevará mi tiempo, pero es lo único que puedo hacer.

Y en efecto, la reacción de Catalina fue la mas logica y en parte la mas inteligente. Sin embargo estaba pasando por alto algo importante, almenos esa es la sensación que una y otra vez se repite en su cabeza.

Todo cuanto rodea a Catalina va mucho mas allá del entendimiento de un humano, sin embargo, la joven claymore tiene una intuición, sabe que los humanos no se esfuman en el espacio tiempo sin mas, había una explicación, sea lo que sea lo que les ha raptado tiene que ver con la energía yoma que ahora la rodea. Es una trampa o un escondrijo muy por encima de las capacidades humanas, por lo que descubrir la verdad no sería posible con un metodo humano. La joven claymore debía entender eso antes que nada, había algo oculto, pero no se revelaría a los sentidos humanos, solo a alguien que comprenda y acepte este hecho podrá llegar a la verdad.

La mano de Catalina se desliza por la pared y toca aquellas "raices" una y otra vez, el ambiente es propicio para la concentración pero la claymore, tal y como dijo Galatea, necesitaba otro punto de vista, algo que va mucho mas alla de ojos u oidos. "Nunca trates de vencer a una compañera en su especialidad, no podrás, en vez de eso traela a tu terreno" Quizá aquella frase era aplicable a muchos mas campos de los que catalina pudiera imaginar, como la mayoría de las enseñanzas de su mentora.

Tus dedos y tu tacto te alertan de algo, el hecho de que esas raices hemanaban energía yoma no era nuevo, y ahora, el echo de sentir palpitar esta energía lo confirma, confirma que forma parte de algo vivo, sin embargo un flashback abordó la mente de Catalina, un recuerdo que saltó feróz a su conciencia al sentir ese palpito.

Os encontrabais en lo alto de una de las montañas del este, desde ellas pueden verse las bastas y verdes praderas de esa región junto a los bosques que las limitan. El atardecer es de rojo fuego, y aun conserva una luz que permite admirar aquella tierra en todo su esplendor, la expresión de Galatea es de la mas absoluta paz, eso si, siempre al murmullo de una pequeña hogera.

Galatea- ...tan solo somos peones en una guerra que si no es eterna, será muy larga y dura, por eso entre mas allá seamos capaces de ver, mas posibilidades tenemos de sobrevivir a ella, no te dejes guiar solo por lo que se muestra ante ti, ni solo por tus sentidos, ni siquiera solo por tu poder, ten siempre la ambición de entender aquello que los demas no entienden, y sobretodo, aprende de ello y usalo en tu favor en un futuro, el poder no te da entendimiento, el entendimiento te da el poder.

Hablaba despacio, como siempre, dejando tiempo mas que de sobra para que Catalina siguiera la conversación.

-Quiero mostrarte algo, Catalina

Galatea cojió ti mano y entrelazó sus dedos con los tuyos, fue la primera vez que rozaste su piel y sentiste su pulso, tan humano como el de cualquier otro, sin embargo lo que estaba por suceder, pudo ser algo que nadie jamas había experimentado, o almenos, algo que Galatea nunca había hecho con nadie.

Sientes su aura de yoki mas fuerte que nunca, a traves de su mano el yoki de Galatea estaba invadiendo el tuyo.... no, no lo estaba invadiendo, comenzó a buscar la frecuencia para resonar a unisono contigo, como una sola unidad que se acercaba a la divinidad.

Poco a poco tu vista se tornó azulada, tu sentidos se expandieron por el espacio, en una sensación parecida a la mismisima omnisciencia, como si por unos segundos poseyeras el ojo de Dios, una sensación parecida a elevarte hacia las nubes y observar aquella tierra, no solo puedes sentir a cada yoma en cientos y cientos de kilometros, sino que sientes sus emociones, su estado, tu cabeza trabaja a tal velocidad la visión se torna como si mirases un mapa en tres dimensiones en el que la tierra y el espacio no impiden tu vista, y cada punto era un alma poseedora de un yoki.

Esos eran los sentidos de Galatea, su forma de ver el mundo, una especialización que nadie salvo Catalina pudo conocer en su total plenitud, algo que Galatea nunca había mostrado a nadie, solo con el contacto fisico era capaz de hacer eso, y quien sabe si mucho mas.

La mano de Galatea se separó de la tuya y su tono amable, casi maternal llegó a tus oidos.

-No busques la forma de obtener un poder, solo intenta entenderlo por medio de la experiencia y Todo estará al alcance de tu mano....

Tu subconsciente vuelve a la cloaca, como otro de tantos recuerdos, permanecería en la memoria de la joven claymore.... por siempre.

   Galatea siempre tiene las respuestas, incluso cuando no está ante nosotros. Mi entrenamiento junto a ella no fue fácil, aunque si ameno, era una buena mentora. Una sensación fría invade mi cuerpo, recorriendolo con un escalofrío desde el final de la espalda hasta la nuca, nunca la había tratado bien, almenos propiamente dicho, siempre fui distante. Ahora me doy cuenta de lo mucho que me ha ayudado. Mi mente no puede evitar preguntarse ¿Qué soy yo sin Galatea? ¿Qué habría sido de mi si no se hubiese apiadado? ¿Por qué? ¿Por qué hace todo esto por mi? Yo...no lo merezco...

  El rostro de Catalina no se inmuto ante el desfile de emociones que surcaba su corazón, sin embargo estuvo cerca de romper aquella promesa que se había hecho, sus ojos se humedecieron un instante, entre la impotencia y la melancolía, pero no llegó a más. Arrastrados por un parpadeo rápido retomó su semblante serio y determinado, uno que no mostraba tristeza, ni denotara que le debía nada a nadie.

  Alcé la mano, junto con la mirada colocando la palma sobre aquella tierra de raices. Luego cerré los ojos lentamente, y me quedé inmovil, tratando de sincronizar mi Yoki con el presente en aquel oscuro lugar. Lo último que escuchó mi mente antes de hacerlo fue...Gracias Galatea...

Aquello no era una acción secilla, tu yoki en principio no es capaz de alcanzar la alta frecuencia de las ondas del de aquella resina endurecida, la concentración y la calma son primordiales.

Ya ha pasado un minuto sin respuesta, poco a poco tu yoki fluye con mas intensidad en tu propio cuerpo, de pronto todo tu alrededor parece estar cubierto de una red de un color rojo chillón, y tu mano tiene un brillo azulado, poco a poco tu vista se va modificando, una sensación extraña, como si tu tacto se expandiese, como si tu mano se comenzara a adoptar la forma de aquella red, prontu tu vista se vuelve mas y mas panoramica, extendiendose mas allá de la oscuridad y los obstaculos fisicos, el aura de la red se vuelve del mismo color que tu mano, azulada, y en tu mente puede "viajar" por todas las cloacas, como si tubieras ojos en cada roca de aquella antigua estructura.

La información es ahora clara, aquella resina es a la vez un detector mas que perfecto para percivir cualquier movimiento en las cloacas, una red sensible que lo cubre todo, a su vez hace de protección. Mientras dura tu soncronización puedes descubrir una pared maestra, se trata de una pared exactamente igual a las demas, pero en vez de tener sus piedras negras unidas por la masa de construcción, sus piedras estan unidas con esta resina. Puedes determina con exactitud donde debes clavar tu claymore para tirarla abajo sin ningun esfuerzo, solo haciendo una sencilla palanca.

   En aquella ocasión no fue tan placentero como sincronizar mi yoki con Galatea, se sentía extraño y esto se noto con algo más de intensidad a la hora de lograrlo. Era inmenso, abarcaba toda la cloaca, e incluso más. Pude contemplar con algo más de claridad la situación en la que me encontraba. Seguía sin tener pistas sobre quien era ella, que hacía allí, que estaba ocurriendo, pero empecé a pensar que pudiera tratarse de sólo algo residual. No sabía que fuese capaz de sincronizar mi yoki con uno presente en algo inanimado, no parecía una capacidad natural, sin embargo lo había logrado, no sin esfuerzo. Con el corazón en un puño abro los ojos, apreando la empuñadura del Claymore. ¿Es posible que haya muchas más aplicaciones en el uso y lectura de yoki de las que tengo conocimiento...?

 Mis pasos siempre precavidos se encaminan hacia donde sé que se encuentra esa pared, a pesar de la oscuridad puedo recordar el lugar a la perfección, con la misma intensidad que la energía Yoma que lo rodea. En aquella sincronización no pude hallar el método por el que abrir aquel paso falso, no tendría más opción que derribarla. Recorrí la pared con la yema del dedo índice, sesgando parte de la tierra, más blanda, me separé para tomar impulso, calculando el lugar más débil de aquella estructura. Clavaría el claymore con todas mis fuerzas y haría palanca para abrir un hueco lo suficientemente grande en la pared.

Las rocas habían sido colocadas ahi para ocultar un pasadizo, tiene antorchas en las paredes, obviamente apagadas, pero eso quiere decir que en algun tiempo ese pasadizo se uso, probablemente en la era antigua, mucho antes de construirse la nueva Gohan.

El pasadizo no es muy largo y termina en una gruesa, vieja y carcomida puerta de madera, cuyo candado la mantiene cerrada, sin embargo el candado está roto, con un poco de maña puedes retirarlo y abrir.

Al otro lado de esa puerta hay una sala muy amplia y alta, y tan oscura como el resto de las cloacas, sin embargo nada mas entrar hay una formación resinosa (probablemente la misma de las cloacas), esta aun conserva el brillo azulado residual de tu sincronización, no es un brillo real.

La sala es demasiado oscura para poder sacar mas detalles, lo unico que puedes determinar con seguridad es que, es una sala realmente grande, puede que tengas que andar bastante para recorrer sus limites, hacia arriba no se ve el final de los muros, por lo que el techo debe estar realmente alto, casi al nivel de la ciudad.