Partida Rol por web

Dhaeva 2: El Caballero de las Tinieblas.

Transilvania: 1) Alba Iulia: Castillo de Balgrad. - Estancias de invitados.

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04/07/2013, 14:24
Schaar Dvy.

Entra en la habitación y cierra la puerta tras de si

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04/07/2013, 14:25
Schaar Dvy.

Mira un instante a Dubieta, con gesto pensativo, y lentamente, empieza a colocarse las piezas de su armadura

- El caballero de los cárpatos teme algún tipo de traición dentro del castillo - explica Schaar- Y ha tomado cartas en el asunto. Cartas definitivas me temo. No me pareció sin embargo que fuera a causar ningún mal a vuestra prima. En cuanto a vos...¿vuestro marido no ha llegado ni sabemos nada de él? - el tono de Schaar es bajo intentando evitar despertar a Tiberiu. Hay un obvio intento de no mirar demasiado a la dama Dubieta. El vestido era demasiado sugerente. Y ella demasiado hermosa. Y su corazón... En un momento determinado mira la puerta- Tal vez deberíamos dejarla abierta - dice pero sin moverse hacia ella

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05/07/2013, 12:40
Dama Dubieta.

Posaba dulcemente su mano sobre la piel rasposa, sin afeitar, de su Caballero, cuando las palabras de éste detuvieron su gesto. Le miró con curiosidad.

-¿Cartas definitivas, dices? ¿Quién ha muerto por su mano, Schaar? Dos han sido, según Radovina. Y tiene un sexto sentido para esas premoniciones. ¿Quiénes, entonces? ¿Los Dravescu...? -Había sido en la habitación de éstos, lo que hubiera sucedido. ¿Podía ser que su diabólico "amigo" hubiera acabado con sus vidas, escudado en el temor a la traición...? -¿Traición...? ¿De quién a quién...?

Acabó la caricia, paseando las yemas de los dedos por la mejilla del hombre, consciente de su turbación, pero más bien excitada por ello.

-No, mi esposo no se ha presentado. Ni sé más que tú de él... me... temo? Y... Si no abres esa puerta... va a quedarse largo rato cerrada.

Seductora era la propuesta, la mirada, la voz. Pero de inmediato le dejó, y volvió los ojos a su hijo.

-Mejor no, ¿cierto? -Suspiró, el juego era constante, y peligroso. De pronto, le habló con distancia, con protocolo -¿Os preparáis para el combate, Caballero Dvy? ¿Con quién vais a la lucha? Quizá deberíais... buscar primero a mi esposo...

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05/07/2013, 12:54
Dama Radovina Radoslav de los Cárpatos.

Radovina llegó hasta la puerta de los Dravescu, y llamó quedamente, antes de abrirla y entrar por ella.

No se preocupó de si Boru la había seguido. Sabía que, si lo había hecho, la esperaría fuera, sin atreverse a entrar sin permiso.

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05/07/2013, 18:01
Schaar Dvy.

No pudo evitarlo. La mano de Schaar se cerró en la muñeca de la dama Dubieta, y sus ojos se clavaron en los de la mujer. La sangre le hervía, y para ello no era menester el fuego del infierno que latía en los corazones de ambos, envileciendo lo que de mágico y maravilloso pudiera tener su amor, aun cuando no fueran conscientes de eso ambos amantes. Y en ese momento, apenas separados por un palmo de distancia, nadie hubiera podido negar que eran amantes. Los ojos del caballero brillaron con una mezcla de pasión y reproche. Y Schaar hizo entonces, lo único que podía hacer, para no poner más en peligro a Dubieta: la soltó y se giró, ajustándose las grebas de su armadura

- El caballero de los cárpatos ha matado a los dos Dravescu. Se está especializando en matar aliados, aunque no se muy bien si es por su legendaria crueldad y sed de sangre, o por la estupidez de quienes hablan con él. Creo que está desatado pero... - se encoje de hombros- Sea como fuere, poco o nada me ha contado. Y en cuanto a vuestro marido...- da un largo suspiro y cuando habla lo hace tras mirar un instante a Tiberiu y cercionarse que sigue durmiendo- Ojalá esté muerto. Ojalá esté muerto, y nunca abra esa puerta, ni ninguna que conduzca a vuestros brazos. Ojalá fuera a mi a quién esta noche hubierais esperado con ese camisón. - una buena cantidad de insultos, poco recomendables "puta, fulana, muerzuela" aparecieron en la mente de Schaar que se tragó la bilis. Pero tales insultos enmascaraban una sóla palabra, a fuego, en su mente "amor, amor, amor, amor, amor"

Schaar terminó de ponerse las grebas y se puso en pie.

- Como siempre tenéis razón. Mejor abrirla. No quiero que nadie pueda dudar de vuestra dignidad. En cuanto a por qué visto mi armadura, el motivo es que, aunque críptico, Iacobus me ha hablado de un peligro para vos, y para vuestro hijo - toma ahora, siempre girado, sin mirar a Dubieta, los brazaletes, e igualmente se los va poniendo- Y creedme que no dejaré que os pase nada. En cuanto a vuestro esposo... mi misión no es defenderle, sino defenderos a vos, y a Tiberiu. Salvo que no tenga otra opción no será mi espada la que le salve

Tras las palabras suspira pesadamente, y se acerca a la puerta para abrirla 

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05/07/2013, 22:26
[RIP] Caballero Iacobus Radoslav de los Cárpatos.
Sólo para el director

Era mejor que Schaar se hubiese ido, y que lo hubiese dejado solo en la compañía de la propia muerte. No porque Iakov necesitara pensar sobre lo sucedido, pero sí porque las cosas comenzaban a cansarle, y a cansarle de verdad. Se alejó, despacio hacia la puerta, mirando los cadáveres de los Dravescu cuya sangre confluía despacio, ya sin latido, buscando grietas en las cuales morir.

Era evidente que sólo un acceso de locura podía haberle llevado a encerrarse entre aquellas paredes con semejante circo. ¿Dónde había quedado, acaso, la vida que lo había llevado a ser el Ensartaojos? Recordaba nítidamente los pasos que había seguido desde aquel día en Covasna, desde aquella noche en la cual Radu había decidido morir, y todo lo que siguió después. ¿Cómo habían terminado así las cosas? Encerrado en una habitación con dos muertos, encerrado en un nido de arañas con varios muertos, varios perros, y un centenar de inútiles. Encerrado. Joder, hostia.

Miró la espada de Zuyla. Una más, al lado de la de Giorgina Basarab. Y luego la daga de Zort, que tan poco le había servido, como su voz de alarma. Tal como tan poco le hubiera servido a Schaar la invocación de un pasado conjunto, lo mismo que si hubiera dicho que les unía la sangre. Estaba a punto de caminar hacia la daga para recogerla, una daga que tal como había pensado podría haber servido muy bien para cortar una lengua, cuando percibió el movimiento en el pasillo. Ni siquiera se llevó la mano a la espada. Podía percibir, adivinar, quién era.

 

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05/07/2013, 22:41
[RIP] Caballero Iacobus Radoslav de los Cárpatos.

La puerta se fue entreabriendo, y Radovina pudo ver a Iacobus de pie a uno de los costados, delineado contra la penumbra por la escasa luz de unas velas perdidas. Él la miró, y levantó una mano para impedir que la puerta se abriera del todo, mas no hizo nada que impidiera que pasase a la habitación. Incluso, se dirigió a ella.

Pasad.

Y una vez que lo hizo, entre los aromas que se entremezclaban en sangre, sudor, muerte y ausencia, la miró a los ojos y simplemente le habló.

Id hacia el salón, Radovina, y buscad a Durius Tremere. Sólo pedid por él, y decidle que os acompañe de vuelta aquí, las estancias de los Dravescu. Yo estaré esperándolo. Pero no le digáis más - dijo, y tras un momento, agregó - Oh, sí. Sólo algo más. Dadle esto, que nadie más lo vea - se acercó al charco de sangre donde yacía la daga de Zort, se inclinó, y la levantó - Y decidle que no venga sin traer todo lo que tiene.

Sacudió la sangre, hasta dejarla limpia de la hoja, y se la extendió a Radovina. Le mantuvo la mirada, como si la evaluara, y extendió una media sonrisa.

¿Os espanta lo que veis?

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06/07/2013, 02:17
13 - La Muerte.

RADOVINA:

- Como sospechabas, los dos Dravescu están muertos. El padre no era más que un anciano senil, pero el hijo tenía reputación de ser un poderoso Caballero. Ambos han muerto en camisón, y con armas en la mano. Armas que no les sirvieron de nada.

- Es evidente que nada pudieron hacer contra tu esposo, acorazado con su armadura completa de caballero. Parece que ni siquiera llegaron a tocarle y que ambos murieron muy rápido. El hijo tiene dos profundos cortes, el padre tan sólo uno.

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06/07/2013, 12:09
Dama Dubieta.

La mirada de Dubieta siguió cada uno de los movimientos de Schaar, entreteniéndose en ellos, deteniéndose en ellos. Le gustaba su masculinidad, su precisión, el modo seguro con el que ajustaba cada correa, la fuerza medida que aplicaba a cada gesto. No lo meditaba, simplemente dejaba que ocurriera, y ella lo disfrutaba, quizá sintiendo de nuevo la sensación de esas manos en su propio cuerpo, tal como otras veces.

No sonrió su boca perfecta, pero sí su alma, cuando él lanzó su deseo de que su liviano atuendo hubiera sido por él, y cuando lanzó también su ataque verbal contra Jensi. ¡Oh!, ¿estaría muerto...? Tampoco ella lo lamentaría, a pesar de que eso supondría que volvía a ser viuda... y por tanto, vendible de nuevo. Pero ahora, eso sí, con nuevo patrimonio propio. Aunque, mejor no hacerse ilusiones... quizá su esposo simplemente se había dormido en cualquier rincón, ahíto de sucesos y vino.

Sólo cuando Schaar concluyó su explicación respondió ella, con la voz ronca, quizá por el deseo reprimido, o quizá por la perspectiva terrible de ver a su hijo amenazado.

-¿Iacobus os dijo eso...? ¿Os habló de un peligro para Tiberiu? ¡Qué o quién puede ser una amenaza para él, ahora que los Dravescu están muertos! ¿Y qué o quién puede ser tal cosa, y que el mismo Caballero de los Cárpatos nos advierta...? Es extraño. Demasiado extraño, ¿no os parece? Porque, por todos los diablos, ¿quién queda en el Castillo que suponga un peligro para mi hijo...?

 

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06/07/2013, 13:12
Schaar Dvy.

- No temáis. En verdad poco peligro puede haber esta noche. Quizás sólo quería Iacobus quedarse sólo ahí, con sus cadáveres - Schaar se ha detenido, sin llegar a abrir la puerta, y la mira con aprecio, enternecido por su preocupación sobre la única persona que, además de ella, a estas alturas, le importaba: Tiberiu- Habló de posibles otros conspiradores, sin nominarlos, y de la necesidad de que os protegiera - se encoje de hombros y toma su yelmo, meditando unos instantes, antes de dejarlo sobre la mesa- En todo caso tras los acontecimientos de esta noche la guerra es inevitable. Deberíamos hablar de cuales van a ser vuestros deseos para la misma. Y por hablar me refiero a hablar vos y yo. No nadie más. Como sabéis... seguiré vuestros deseos. Pero es necesario que sepa cuáles son. Y de todos ellos, cuáles deseías cumplir. Y a qué precio

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06/07/2013, 17:34
12 - El Colgado.

DUBIETA:

- Se te ocurre que el mayor peligro que anda suelto esta noche en el castillo no es otro que el propio Caballero de los Cárpatos.

- Su poder parece imparable, y supones que si os quisiera ver muertos, ni siquiera toda la considerable destreza marcial de Schaar Dvy sería capaz de detenerle.

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09/07/2013, 13:34
Dama Dubieta.

Dama Dubieta se quedó en silencio, pensativa, durante un largo rato, meditando las palabras de Schaar, posponiendo su respuesta. No quería precipitarse, debía sopesar todas las implicaciones.

Porque sabía que para su Caballero sus deseos serían tan importantes como órdenes, y no quería poner en peligro a nadie. No a Tiberiu, desde luego, pero tampoco a su fervoroso amante, ni a ella misma, ni a Tomescu, ni siquiera a su prima. No por que la sangre Szantovich fuera importante, que lo era. No, era por la necesidad de mantenerse todos unidos como una piña, formando un bloque difícil de romper, un muro difícil de derribar.

-La guerra con los Basarab no es cosa nuestra, no por ahora. Me preocupa más la vida aquí, ahora, en el Castillo, Schaar. Me preocupan las implicaciones de las muertes de los Dravescu, me preocupa la alianza de Iacobus con Durius, y lo que eso significa para el Duque ausente. -Sacudió la cabeza, afirmando con el gesto, clavando sus ojos claros en las pupilas del hombre, acercándose a él, vehemente.- Guárdate del Caballero de los Cárpatos, pero no te enfrentes a él. Por ahora no le suponemos una amenaza, y tampoco al Trémere. O ya estaríamos muertos. Pero eso no es suficiente. Debemos conseguir que nos consideren aliados. No sólo eso, debemos conseguir que nos consideren atractivos, que deseen nuestra alianza, nuestra ayuda, o nuestro consejo. Lo que sea. Pero que nos deseen... vivos. A todos nosotros.

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09/07/2013, 13:50
Dama Radovina Radoslav de los Cárpatos.

"Pasad"

Entró en la habitación, y cerró la puerta tras de sí. Consciente incluso antes de verlo, de que lo que hubiera dentro debía guardarse como un secreto, sólo desvelado al que estuviera autorizado para ello. No dudó que ella misma estaba invitada al espectáculo, así que entró hasta donde los cuerpos y la sangre no le permitieron avanzar más.

Hacía bien poco que ella misma había vestido de sangre, voluntariamente. No, no podía alterarla la visión de más muerte en un día, en una noche como aquella. Aunque los muertos fueran dos nobles en camisón, vestidos para el sueño y no para la lucha. Ella no pudo evitar mirar su propio camisón, inconscientemente.

No se preguntó si eran muertes justas, ni siquiera si eran justificadas, había estado presente en la cena, y sabía de los comentarios expresados con imprudencia. No, el Castillo del Duque no era un lugar para expresar nada libremente, era un lugar para la confabulación, para la daga y le mirada torva, o para la espada de Iacobus.

Iacobus, al que miró entonces. Su marido, ataduras nuevas en el juego más viejo del mundo, el de la conveniencia. Él la estaba mirando también, o aún. Y le habló sin más, órdenes breves, asépticas.

"Id hacia el salón, Radovina, y buscad a Durius Tremere. Sólo pedid por él, y decidle que os acompañe de vuelta aquí, las estancias de los Dravescu. Yo estaré esperándolo. Pero no le digáis más"

¿Que no le diga más? ¿No queréis que lo sepan aquellos con los que se encuentre, o no queréis que lo sepa él mismo...? No habéis obedecido vos órdenes también...?

La pregunta se respondió sola. Lo hizo con un gesto, la daga, y se la tendió.

"Oh, sí. Sólo algo más. Dadle esto, que nadie más lo vea. Y decidle que no venga sin traer todo lo que tiene."

Que no venga sin... traer todo lo que tiene...

No le entendió. Pero preguntar era de imbéciles, y ella no era una imbécil. Otras cosas, desde luego. Pero amaba su cabeza... sobre los hombros.

Él seguía mirándola, evaluándola, la sonrisa torcida, ladina, asomando en su boca.

"¿Os espanta lo que veis?"

A punto estuvo de echarse a reír, la pregunta tomándola por sorpresa. Posiblemente, no debía haber pasado desapercibida para los ojos de halcón del depredador de su esposo la reacción casi de mofa que tuvo que contener.

¿Espantarme? ¿A mi? ¿A la que ha presenciado sangre y muerte hasta anegarme la memoria?

-No, no me espanta. No sé el por qué, si acaso. Pero no os cuestionaré. Ni cometeré la equivocación de ofrecerme como aliada, consejera o lo que sea. Soy Radovina, estoy casada con Vos, y aunque me consta lo que creéis de mi, lo que pensáis, quizá descubráis que también podéis equivocaros. No sé si con los Dravescu. Pero sí conmigo.

No era más que una declaración inútil, ni siquiera se extendió en explicaciones, hubieran sido fútiles y vanas. Porque si Iacobus mostraba hastío permanentemente, ella empezaba a sentirlo también.

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09/07/2013, 17:37
[RIP] Caballero Iacobus Radoslav de los Cárpatos.

Sin duda, aquella mofa no se le pasó por alto a Iacobus. Sobre todo, porque la mofa ya estaba impresa en sus propios ojos, en su rostro, en aquella sonrisa que se extendió un poco más cuando vio el gesto de represión de Radovina, y la represión en sus palabras. Una sonrisa que casi se transformó en una carcajada. ¿Pero qué era esa, la noche de las declaraciones? Declaraciones fútiles, vanas, estúpidas. Como la vida en aquel puto castillo. Pero no hubo risa alguna. Todo el mundo en aquel puto lugar asumía lo que deseaba, con aquella ligereza propia de los imbéciles o los esclavos. Radovina acababa de hacer lo mismo. Porque, joder, qué equivocada estaba. ¿Cómo era que no veía? Quizás sí se había equivocado con ella.

Mejor que la noche se acabara de una puta vez.

¿Os consta lo que creo de vos? ¿Realmente? - dijo. La daga, extendida pero no aceptada, hizo un escaso movimiento con la punta - ¿Y qué pensáis que creo, llamándote a este sitio? Decídmelo, con libertad, que quiero escucharlo - la mofa estaba allí. Y el hastío. Puta gente - Mientras tanto, coged de una vez lo que os extiendo. La noche corre. No querréis correr con ella.

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09/07/2013, 18:37
Dama Radovina Radoslav de los Cárpatos.

-No me asustáis, Iacobus. No, no lo hacéis. Sois un hombre distinto, cierto, y no os diré lo que todos piensan, porque a mi me da lo mismo. Pero no soy pusilánime, como creéis, ni soy una puta, como pensáis. No más que Vos mismo, por lo menos.

Sabía lo que acababa de decir.

Le miró sin sonreír, a pesar de la mofa hastiada que anidaba en los ojos de su oponente, o marido, o quién sabe qué. Tendió la mano hacia la daga, la punta jugueteando hacia ella, peligrosa como el aguijón del alacrán. Pero, ¿qué era eso si Iacobus quería matarla? Nada.

Cumpliría con el encargo, si salía de allí, porque sus cartas jugaban siempre a favor de sí misma, de nadie más. Ella era su propia apuesta, la banca, el mejor postor, ganadora por necesidad. Y ahora, él tenía su mano.

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09/07/2013, 19:40
[RIP] Caballero Iacobus Radoslav de los Cárpatos.

Iacobus la miró inclinando un instante la cabeza. Sus ojos oscuros reflejaban el fuego, y la sangre, y el negro que hablaba de la ausencia de muchas cosas, quizás más de las que deberían. Una de ellas era la paciencia, aquella virtud tan fina como el hilo del cual pendían todas las cosas importantes. Un hilo que para mucha gente se volvía una tentación, un desenfreno irresistible, y poder tocarlo se volvía el objetivo de sus vidas. A él, a diferencia, le daba igual. Y la respuesta de Radovina hizo exactamente aquello: le dio igual. Y aquellas razones por las que la había llamado, a ella y no a otro, se desvanecieron como si jamás hubieran tenido lugar.

Coged la puta daga - dijo, simplemente. No había enojo, no había nada - Y moveos.

Le abrió la puerta, para instarla a irse.

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09/07/2013, 20:17
Dama Radovina Radoslav de los Cárpatos.

Los ojos llamearon. Pero el fuego era interior, y enigmático. Los de él, primero, y se reflejaron las llamas del infierno en los de ella, sus propias llamas tiñendo las pupilas.

Radovina no añadió nada, había dicho lo que quería decir, y la reacción de Iacobus sólo le había proporcionado más conocimiento del que ya tenía. Confirmado lo que ya sabía, lo que otros temían, lo que aterraba a demasiados. Pero no a ella, ya no. Y percibió algo más, un aura sutil, sólo una sensación efímera. Que calló, y guardó para sí.

Tomó la daga. La puta daga. Y la guardó entre los pliegues de su camisón, sin siquiera mirarla.

Asintió. Y se marchó sin añadir palabra.

Cuando estuvo fuera, junto a Boru, soltó un suspiro largo y suave, pero no de alivio. No, fue de resignación, de hastiada y desesperanzada resignación.

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09/07/2013, 20:31
Dama Radovina Radoslav de los Cárpatos.

Radovina salió de la habitación de los Dravescu, y suspiró largamente, un suspiro de resignación.

Se detuvo un segundo ante la puerta, pero sólo un segundo. Boru estaba allí, como siempre.

-Ve a la Capilla, y asegúrate de que se ha hecho con Mariana lo que he ordenado. Si no se ha hecho, haz que se cumplan mis deseos, a costa de lo que sea. Y si ha sido así, quédate a velarla, con Elena. No te necesitaré esta noche, mi... esposo me... reclama. Vete. -Y añadió, con la voz llena de ternura. -Por favor...

Esperó a que hiciera como le pedía, y sin más explicaciones se encaminó al Salón.

Notas de juego

Al salón.

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09/07/2013, 23:47
T01: CASTILLO DE BALGRAD: Estancias de Invitados.

- Radovina sale de la habitación de los Dravescu, cruza el pasillo y sale al Patio del Castillo.

Notas de juego

// Sale de escena: Radovina. - Sigue en: Patio del Castillo.

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10/07/2013, 21:49
Schaar Dvy.

Schaar se queda mirando unos instantes a Dubieta, meditando sus palabras

- ¿Y acercarnos al guardián del duque? ¿Al hombre lobo? Creo que si hay un ser que pudiera con Iacobus sería él. Lo cierto y verdad es que si no sabemos lo que deseamos lograr... no tendremos peso. Aunque tampoco riesgo. Meditadlo, porque incluso para ser aliados, debemos tener motivaciones, y deseos. Si no, sólo seremos peones. Y los peones, aunque no se les mata, se prescinde de ellos al llegar el momento - le mira serio un instante, intentando infundir a sus palabras un peso que, quizás, sea imposible, porque el deseo las hace temblar, y la mirada repasa, impúdica, contrariando la seriedad del momento, el cuerpo precioso de la amante. - Vos sois la que sabeis de corte, y de intrigas. Decid, y se hará.