Partida Rol por web

MASERRAK:

- Falke te transmite una sensación de calma. No percibe peligro alguno en el patio, al menos no de origen sobrenatural.

- Zort Dravescu y el Capitán Zarak entran en la Capilla.

Sacudí la cabeza con incredulidad, no entendía nada de lo que ocurría. Finalmente, y visto que me había quedado solo y mi objetivo ya no tenía sentido, solté un suspiro y entré de nuevo en la Capilla.

- Dagu y Pavetta salen al Patio procedentes de las Cocinas. El primero lleva una bandeja llena de jarras de vino, su tía mayor lleva dos bandejas con viandas frías.

- Ambos ven de un vistazo que ante la capilla, flanqueando las puertas en posición protectora, están los Guardias Boru y Tomescu.

- Cerca de las puertas, mirando hacia ellas, está uno de esos feos sirvientes calvos de los Basarab. Los otros cinco están agazapados en mitad del patio.

- Haraganeando malamente cerca de las cuadras están los lacayos Vasilov y Mikail.

- Cerca está el guardia ducal Itsvan, uno de los invasores magyares.

- Maserrak de Flambeau, Maestro de la Corte, está apostado al lado de la puerta de la Capilla, su expresión es muy extraña.

Finalmente, también Maserrak de Flambeau entró en la Capilla. 

Mientras observo la escena que está a mi alrededor algo me llama la atención, es la extraña expresión de , siento como si estuvieras tramando algo o lo que aún sería peor que estuviese tratando de desentrañar algo que traman quienes con nosotros se encuentran en el patio.

Es entonces cuando me pongo a analizar lentamente a cada una de las personas que se encuentran en el patio, los guardias en posición de descanso, los lacayos que tratan de dialogar por lo bajo como intentando de que nadie pueda entender que hablan, a Degu y a Pavetta, intentando divisar si alguna hace alguna señal o muestra una especie de orden escondida para poner algún plan conspirativo en marcha.

Mientras observo la escena que está a mi alrededor algo me llama la atención, es la extraña expresión de Maserrak de Flambeau, siento como si estuviera tramando algo o lo que aún sería peor que estuviese tratando de desentrañar algo que traman quienes con nosotros se encuentran en el patio.

Es entonces cuando me pongo a analizar lentamente a cada una de las personas que se encuentran en el patio, los guardias Boru y Tomescu en posición de descanso, los lacayos Vasilov y Mikail que tratan de dialogar por lo bajo como intentando de que nadie pueda entender que hablan, a Dagu y Pavetta, intentando divisar si alguna hace alguna señal o muestra una especie de orden escondida para poner algún plan conspirativo en marcha, si dejar de mirar por supuesto a los sirvientes de los Basarab, lo cuales por su simple aspecto despiertan sospechas.

Algo me moviliza por dentro, siento que algún peligro se avecina, me porque en posición de alerta tratando de que nadie se de cuenta.

Con el paso del tiempo y viendo que nada pasaba, y que nadie importante entraba o salía de la capilla, Cyrus comenzó a aburrise. Normalmente no tenía tiempo para ello, puesto que sus amos siempre tenían algún recado para él.

Era la primera vez en muchos años en que Cyrus no tenía órdenes de hacer nada.

Miró la puerta con impaciencia y comenzó a cambiar el peso de un pie al otro, intentando aguantar el tiempo que fuera necesario mientras procuraba no pensar en nada ya que no tenía nada que hacer...

Esperó y deseó que no hubiera problemas dentro de la Capilla, puesto que las puertas permanecían cerradas y los Basarab quedarían encerrados en el interior si comenzaba una refriega... Y eso no sería bueno.

- El Ama Mariana sale de las Cocinas al Patio del Castillo.

- Ve a Dagu y a Pavetta cargados de bandejas caminando hacia el Salón Principal.

- Ante las puertas de la Capilla están los guardias Boru y Tomescu, con un feo y calvo siervo Basarab cerca de ellos. Otros cinco siervos Basarab igual de feos y calvos están agazapados en mitad del patio.

- Un guardia ducal de los invasores magyares también ronda por el patio, así como dos de los lacayos del Primer Caballero.

Con la bandeja llena de aperitivos para los comensales atravieso el patio del castillo hacia el salon principal. Si la encargada de la boda no esta en condiciones de llevar a cabo su cometido, tendremos que hacerlo los demas y que no se preocupe.

-Esos criados, me dan escalofrios, tan calvos y tan...grotescos. Me recuerdan al interior de algunos hombres.

Concentrada en que las bandejas no cayeran al suelo apenas me dí cuenta de las personas que se encontraban en el patio. Apenas conocía el castillo pero con las indicaciones que me habían dado supe dónde teníamos que dejar la comida, pues ese sería el único recorrido que haría aquella tarde. Me paré momentáneamente para colocar mejor la bandeja y de reojo pude ver a los guardias frente a la Capilla y la extraña expresión del otro hombre. Una sensación extraña me pinchó en la nuca pero la ignoré pues no quería dejar que mi curiosidad estropeara el trabajo de Innya. Carraspeé para que Dagu acelerara el paso, los siervos Basarab me daban mala espina <cuanto menos tiempo estemos en la misma sala mejor> pensé mientras avanzaba sin levantar la cabeza de las bandejas.

Dagu se había quedado otra vez un poco rezagado para intentar enterarse de algo que le sirviera para evitar problemas, cuando escuchó ese carraspeo, lo que le hizo volver al paso normal y seguir caminando hacia el Salón Principal.

Tenía unas ganas locas de que terminara la boda y dormir durante tres días.

Recostado de forma obsena sobre uno de los postes que sostenian el techo de las cuadras, el lacayo de aspecto vil presenció la aparición del guardia ducal no sin cierto recelo. Una media sonrisa se dibujo en su rostro, mientras le dedicaba una mirada complice a su compañero, volvió a su tan inmerecido descanso.

- Dagu, Pavetta y Mariana prosiguen su camino hacia el Salón Principal.

Cyrus observó nervioso cómo iban y venían personas, en su mayor parte siervos y lacayos. Se movían por el patio a toda velocidad, a veces en dirección a la capilla y en otras ocasiones en dirección al salón principal.

Y siguió preguntándose qué estaría ocurriendo en el interior de la Capilla, y si sus amos necesitarían de sus servicios. Se concentró en permanecer en pie cerca de la entrada de la capilla, siempre atento, no fuera a salir uno de los Basarab y no encontrara algún criado cerca para ordenarle lo que quisiera. Por el rabillo del ojo Cyrus observó al resto de criados Basarab, que seguían observando impasibles el patio... arremolinados sin saber qué hacer.

Por un instante suspiró y deseó ser otra persona, un poderoso señor quizá... soñar era gratis y hacía mucho que no tenía tiempo ni ganas para ello.

- Las puertas de la Capilla se abren desde dentro de un brusco empellón del Caballero de los Cárpatos, que sale del edificio sagrado acompañado de su ya esposa, la Dama Radovina Radoslav de los Cárpatos.

- Los dos guardias de las Damas Szantovich, apostados a ambos lados de las puertas de la Capilla, por poco no echan mano de sus armas, aunque se detienen a tiempo.

- Los siervos de los Basarab, los dos criados de Durius y el soldado magyar miran todos a la pareja que acaba de salir de la Capilla, de cuyo interior emerge de repente una vaharada de humo grisáceo.

- Las puertas de la Capilla vuelven a abrirse y por ellas sale el Capitán Ferenk Zarak.

- Enseguida ve a los novios que acaban de salir, a los dos guardias de los Szantovich que parecen como petrificados a ambos lados de las puertas, a los desagradables siervos calvos de los Basarab (uno de los cuales se ha acercado más que el resto), a dos lacayos de Durius que ya deben de estar criando moho de estar ahí quitos todo el día, y al guardia Itsvan.

Dama Radovina, la novia, con su impresionante atavío blanco salpicado de rojo, había seguido a su marido, sin titubeos pero con una expresión de total curiosidad.

Así la vieron los que estaban en el patio, esperando sin duda el fin de la Ceremonia, y así la vio también el Capitán cuando salió un instante después de ellos.

Muda, seria, apenas lanzó una mirada de soslayo a unos y a otros. No se perdió nada, ni perdió el paso. Justo a unos centímetros por detrás del temible Caballero de los Cárpatos.

Innya sale al patio del castillo, desde las cocinas, cargada con una bandeja con parte del banquete. 

Al salir, encuentra a dos de los novios fuera, en el patio. En concreto, al caballero Iacobus Radoslav y a la Dama Radovina. Los dos guardias de las Szantovich están firmes a ambos lados de las puertas de la capilla, que el capitán Ferenk Zarak parece haber acabado de traspasar. 

Por la zona también hay varios criados. Los criados Basarab, todos retorcidamente feos y desagradables, de los cuales uno parece estar más cerca de las puertas. Dos de los lacayos de Durius, que están vagueando por la zona.

También se encuentra vigilando el guardia Istvan. 

Al poco, Niziya aparece, siguiendo a Innya y también con bandejas.