- Sobrellevando la situación lo mejor posible. - Digo encogiendo los hombros.
- ¿Se sabe algo de mi hermano y mi tía? - Le pregunto. - ¿Sabes si el Chambelán Otto ha tomado alguna decisión con respecto a ellos?
Gretta se queja medio adormilada, desde su jergón de paja debajo de una de las mesas de la cocina.
- "No habléis tan alto... que algunos queremos dormir. Y dentro de pocas horas cuando cante el gallo nos levantaremos otra vez para trabajar..." -
Gretta rebulle un poco en el jergón y se tapa mejor con la manta. Aunque es primavera, las noches siguen siendo frías en Transilvania, y más durmiendo casi sobre el suelo de la cocina.
Mikail bajó la voz tras la petición de aquella sirvienta.
- Que yo sepa el Chambelán aún no había decidido nada.- El gesto de Mikail era de preocupación. Le corroía la incertidumbre, pues obviamente las cosas podían haber cambiado, más después de haber visto lo que pasó tras el funeral.- ¿Te fijaste en lo que llevaban los mazmorreros? Me pregunto quién sería.
Asiento con preocupación a las palabras de Mikail.
- Lo vi. - Respondo. - Mas desconozco quien iba en el interior del saco. - Añado visiblemente preocupado.
Tan sólo esperaba que no fueran Dagu o Innya.
- A lo mejor quedaba algún miembro de la familia Basarab hecho prisionero. - Comento esperando que fuera cierto.
Dejé de comer inmediatamente cuando salió el tema, y con un nudo en la garganta, me mordí el labio inferior de puro nervio. Solté la comida en el plato y abrí las orejas, expectante. Mi hijo estaba llevando bien la conversación por lo que no era necesario que yo interviniera, y menos histérica como estaba.
- Eso debe ser.-Respondió el lacayo algo más aliviado. Tenía sentido lo que decía Visany. ¿Cuál iba ser la razón de llevarse a Innya o Dagu?- De todas formas, si hablas con el Chambelán o te enteras de algo no dejes de decírmelo. - Mikail se levantó pausadamente para no molestar y evitar que las heridas de la espalda se le abrieran. Sonrió al joven y le puso la mano en el hombro.- Tratemos de descansar un poco. Debemos tener los ojos bien abiertos hasta que regrese nuestro Señor Durius.- La incertidumbre de su ausencia podía ser peligrosa y si, como bien les había advertido, no volvía, tendrían que procurarse ellos mismos por su propia seguridad. Pero ahora era tarde y estaba cansado como para cavilar sobre aquellos sombríos asuntos.- Hablemos mañana Visany, si te parece.- Con una media sonrisa se despidió de Visany y de su madre, aquella mujer era un manojo de nervios a punto de explotar, se lo notaba en la cara.
- Lo haré Mikail. - le digo apoyando la mano en su hombro. Gracias.
Observo como mi madre está nerviosa. Más de lo que últimamente recordaba.
- Tranquila madre. - Le digo agarrando su mano temblorosa. - Mañana hablaré con el Chambelán Otto y veré que se puede hacer al respecto.
Luego vuelvo a centrar mi atención en Mikail.
- Hablemos mañana pues. - Respondo. - Que descanses Mikail.
A las estancias de Durius
-Gracias hijo -dije, intentando sonreir, consiguiendo sólo un gesto extraño, con un regusto de amargura-. Es lo que necesitaba oír. Infórmame en cuanto sepas lo más mínimo...
Mientras Mikail abandonaba la estancia, me despedí de él.
-Buenas noches... y gracias -dije sin más. Supuse que él entendería a qué me estaba refiriendo con ese "gracias".
- Mikail sale al Patio del Castillo.
// Sale de escena: Mikail. - Sigue en: Habitaciones privadas de Durius.
TERCERO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
MEDIODIA.
- Pavetta entra en las Cocinas, procedente del Patio.
- Enseguida ve a su cuñada, a su hijo, a su sobrino y a la sirvienta Gretta.
Tras nuevas horas de angustia y preocupación, al fin por la tarde Pavetta regresó a las cocinas.
-¿Alguna novedad? -realmente no tenía esperanza de que la respuesta de mi cuñada fuese a ser afirmativa, pero era una pregunta que tenía que hacer. Sentía que mi propia amargura me estaba destrozando por dentro, necesitaba cada vez más palabras de aliento, palabras de esperanza que me dijesen que, al menos, mi hijo e Innya estaban bien. Al menos, por el momento.
Al entrar en las cocinas escuché como Niziya me hablaba pero no pude responder. Me senté pesadamente en una silla y hundí la cara en las manos resoplando, estaba cansada. Sin haber pegado ojo en toda la noche mi cuerpo no funcionaba bien además tampoco había probado bocado. Miré a mi familia como si no les pudiera ver y mis ojos se humedecieron -No sé nada...- llegué a decir después de un rato con cara de preocupación -No sé qué hacer...- tragué saliva conteniendo las lágrimas para que Lindor no viera llorar a su madre.
Salgo en busca del Chambelán Otto. ;)
- Visany sale de la zona del servicio y se dirige a las habitaciones privadas de Durius de Slobozia.
// Sale de escena: Visany. - Sigue en: Habitaciones privadas de Durius.
TRANSCURRE EL RESTO DE LA NOCHE.
ALBA DEL CUARTO DIA DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
FALTAN MENOS DE DOS HORAS PARA LA MEDIANOCHE, NOCHE DEL CUATRO AL CINCO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.
- Niziya y Gretta llegan a las cocinas y se ponen a preparar ollas con aceite y agua para calentar.
- Al poco llegan mozas y lacayos procedentes del Salón Principal y comienzan a atarearse en diversas tareas. Unos ayudan a Niziya y a Gretta con las ollas, y otros cogen los materiales necesarios para ayudar en los Barracones para convertirlos en una enfermería de asedio improvisada.
// Entran en escena: Niziya, Gretta, mozas y lacayos. - Proceden de: Salón Principal. Pasan por: Patio del Castillo.