Partida Rol por web

Miércoles, 13 de agosto de 2008, 06:10 AM.
Metro de Betlam

La estación número 7 de Betlam sufrió el azote del C4 al estallar, cosa que hizo que todo el barrio del West Side temblara como si hubiera ocurrido un terremoto. Los gritos en el interior del subterráneo se fueron convirtiendo en alaridos de dolor, de angustia y de miedo. Al cabo de los minutos, la mitad de esos alaridos se habían apagado.

Mientras los bomberos y la policía salían disparados hasta el lugar de la explosión, un video apareció en Youtube. Fedora, que había sido alertada automáticamente con el aviso a la policía, captó el video durante los cinco minutos que estuvo colgado antes de que lo borraran. Mientras, por otro lado, las llamadas de la policía a los servicios de emergencia empezaban a bombardear los primeros datos: ya iban por 12 muertos y un número indeterminado de heridos.

Todas las pantallas de Control se encendieron de golpe mostrando una imagen llena de estática que fue sustituida por un color azul eléctrico solido. Justo después la voz electrónica de Fedora sonó en los altavoces.

-Espero que llevéis los pañales puestos, gente.

Dicho esto las pantallas dejaron de emitir aquella molesta imagen para reproducir un vídeo.

Bates dejó de golpear a un pelele relleno de arena en cuanto oyó la voz de Fedora. El muñeco se tambaleó varias veces hasta quedarse quieto. Bates se secó el sudor con una toalla y respiró profundamente, recuperando el aliento.

-Espero que no sean mas vídeos de hamsters durmiendo- Murmuró para si mismo mientras prestaba atención al monitor.

Sanders estaba en la sala de reuniones. Acababa de levantarse y ducharse, y como al contrario que Fedora no se encontraba a gusto paseando por allí en pijama como si fuera su casa. Miró por encima del hombro cuando las pantallas se encendieron, pero enseguida decidió que era mejor fijarse en lo que estaba haciendo si iba a servirse café.

Fue hacia la sala de control, taza en mano, porque suponía que era allí donde iban a acabar todos. Un atentado en el metro era la forma que tenía el universo de darle los buenos días.

El video estaba grabado con una cámara de gran calidad, y la imagen subía de unas botas de cuero y unos pantalones hasta un torso desnudo vestido únicamente con un abrigo de plumas marrones. Un pack de seis abdominales y dos pectorales perfectos acompañaban al tono de piel rojo de Mayhem. Una pez pasado el cuello con unas chapas militares en blanco, el rostro de Mayhem esbozó una sonrisa tan divertida como maquiavélica.

- Buenas noches, Betlam. Y especialmente a ti, Centinela. Quiero darte los buenos días en este maravilloso verano que tenemos en nuestra amada ciudad. Pero todos debemos trabajar por salir adelante y tú debes ser el primero en hacerlo. -  dijo el supervillano, juntando las manos frente a él, muy sonriente. - Ya habrás descubierto que ha explotado una bomba en el Metro de West Side. Hoy toca trabajar como si fueras un gato buscando a un ratón. Si no me encuentras, cada hora haré que otro nuevo lugar disfrute de más fuegos artificiales. Disfruta de tu día, Centinela. -

El video termina con un efecto de apagado como el de las televisiones antiguas. Cuando termina el video, todos esperan unos pocos segundos la voz de Goldfield por la megafonía de la base, pero nada ocurre.

Bates salió del gimnasio a toda prisa rumbo a la sala de control. Cuando entró vio que allí estaba Troy.

-¿Has visto eso? ¿De que cojones va ese tío?- Apretó los puños fuertemente-. Fedora ¿Puedes poner el careto del tipo ese? Quiero verle bien.

Mark llegó corriendo a la sala de control. Aunque no solía venir hasta un poco más tarde, llevaba varios días llegando a esas horas porque tenía problemas para dormir. Claro que, por más afán que tuviera por entrenar y ver a sus compañeros, nunca corría el trecho que le faltaba... a no ser que volasen el metro, claro.

-¿Qué ha pasado? ¿Cuántas víctimas ha habido? -preguntó Mark con la boca seca-. ¿Ha sido Mayhem de verdad?

En las pantallas el vídeo dio paso a una imagen en grande de un tipo muy feo.

-¿Te vale así, número 9? Parece un británico tras darse vuelta y vuelta en una playa de Ibiza... Alguien debería decirle a Mayhem lo que son el aftersun y la crema solar.

Leo se quedó en el umbral de la puerta, mirando la pantalla con gesto grave:

-Os sugiero que empecéis a moveros. Mayhem no hace amenazas en vano -se pellizó el puente de la nariz; otra actuación de aquel monstruo era lo último que necesitaban-. Todos sabéis que no es ningún loco que actúa por impulso. Fedora, intenta contactar con Goldfield, le necesitamos cuanto antes. Y sugiero que alguien se ponga en marcha de inmediato y vaya a buscar pruebas al lugar de la explosión. No tenemos ni un minuto que perder.

-Voy a ponerme el traje -dijo, muy tenso, y dejó la taza de café en el escritorio de Fedora-. Salgo por el túnel del metro.

Lamentaba marcharse sin desayunar y sin lavarse los dientes, pero Mayhem tenía prioridad. La gente de la estación del West Side merecía su atención inmediata, y él se acababa de levantar mientras que Bates se había machacado en el gimnasio. Además tenía unas ganas increíbles de hacer pasar a Mayhem de rojo a morado.

-Rompele la puta cara a ese desgraciado, Troy-  Chocó varias veces su puño derecho contra la palma de su mano izquierda mientras le sonreía al número 8-. Estaremos en contacto contigo en todo momento.

-A sus órdenes -dio un par de clics, tecleó unos números en teclado y esperó a ser conectada con el audífono de Goldfield-.  Control llamando a... Ey, L, ¿cual era su nombre en clave? -preguntó volviéndose hacia Szilard.

Allan se acercó hasta Troy siguiéndole al Vestuario para ayudarle con el traje, como siempre. - Ese hijo de puta rojizo, le metería un palo por el culo y removería hasta que se le quitaran las ganas de seguir haciendo lo que hace. - gruñó Móvil 1, golpeándose la palma izquierda con el otro puño.

Brenda asintió también y se acercó a Bates. - Si te parece correcto podemos ir en la furgoneta al lugar del accidente. Así podrás hacer un poco de investigación a pie de calle y acelerar el trabajo. - se ofreció ella, con gesto severo

Bates asintió y se puso en pié.

-Me parece genial Brenda. No puedo quedarme aquí simplemente mirando, mientras Troy se lleva todo el protagonismo. Fedora, reina... ¿Sería posible que nos enlazases con Número 8 mientras estamos fuera? No quiero perderme ningún detalle de la fiesta.

Mark se quedó cruzado de brazos mirando la pantalla en la que aparecía Mayhem. Había torcido el gesto y ya no sabía qué podía hacer. El número 8 y el 9 iban a tener acción y mientras ellos se quedarían allí. Mark detestaba cuando eso ocurría. Entendía que aún no estaba preparado, pero cuando veía cosas como esta odiaba no poder ayudar en casi nada. ¿Quién le iba a decir a él que pensaría de esa manera hacía no muchos meses?

-Operaciones, Fedora -dijo acercándose. Quería asegurarse de que contactaba con él sin problemas y se le informaba del ataque de Mayhem. Iba a ser un día complicado y todos necesitaban estar atentos y al pie del cañón.

El tono de llamada al comunicador de Goldfield no daba respuesta alguna. Szilard le pidió de paso a Fedora que buscar su localización mediante el pequeño rastreador que todos tenían bajo la piel. La búsqueda fue totalmente infructuosa y aquello sí que fue preocupante de verdad.

Parecía que la señal no se enviaba de ningún sitio. La señal no era perfecta y por las limitaciones de los satélites podría perderse si Goldfield estaba a una gran profundidad o rodeado de señales electromagnéticas. En cualquiera de los dos casos era muy preocupante porque James nunca faltaba ni solía llegar tarde.

Leo Szilard se dijo a si mismo que estaban en un grave aprieto.

Mark notó como su reloj comenzaba a vibrar. Lo miró de reojo y supo que su padre estaba intentando contactar con él. Cuando hablaban normalmente lo hacía desde su portátil con cierto método que él mismo inventó y que creía que Fedora jamás encontraría debido a lo rebuscado que era.

Aquel era un momento complicado, eso Mark lo sabía, pero también sabía que a su padre no le gustaba esperar.

-No te preocupes, Bates, cuando salgáis de aquí os conectaré a todos -dijo a la vez que saludaba a Brenda con la mano.

Fedora hizo todo lo que estaba en su mano para localizar a Goldfield bajo la supervisión de Szilard, pero sus esfuerzos no dieron fruto. La hacker odiaba este tipo de situaciones, le gustaba pensar que con sus conocimientos podía acceder a cualquier sitio o persona, que podía hacer cualquier cosa, pero al final escapar de ella era tan fácil como meterse en una zona con interferencias o irse al campo.

-Pero todos conocemos a Goldfield. Tiene más vidas que un gato. Probablemente estará de regresión a sus días de centinela por la crisis de... ¿cuantos años tiene ya ese hombre?

"Espero que no estuviera en West Side..."