Partida Rol por web

Las horas se convirtieron en un verdadero caos. Lana llamó al teléfono que Enlace le había dado días atrás y se encontró con una voz femenina. Resultó ser Fedora, que reconoció su voz del interrogatorio en la base del Centinela. El teléfono al que contactaba el terminal de Lana se había quedado tirado en la zona de conteción tras la pelea entre Mayhem y Troy Sanders.

Rápidamente le pasó el teléfono a Spencer, que pidió a Lana reunirse con ella de inmediato.

Apenas un par de horas antes Troy Sanders había salido a toda velocidad hacia la casa donde se encontraba Número 9. Al llegar se encontraron con lo que estaban temiendo: el explosivo de la bomba trampa de Mayhem se había activado y toda la casa había volado por los aires con Bates dentro. Comidos por la desesperación empezaron a retirar los escombros, parte de ellos en llamas.

No tardaron en encontrar el cuerpo de Christopher Bates entre aquel destrozo. El traje se había desactivado por la tremenda explosión y no podían acceder a sus constantes vitales, así que tuvieron que abrirle el traje a toda prisa.

Una vez abierto, descubrieron aliviados que estaba vivo... pero en estado crítico. La paramédico le hizo unos primeros auxilios de urgencia pero dijo que tenían que llevárselo de extrema urgencia a que le operasen.

Le montaron en la centivan y Fedora llamó al cirujano Ryan Sawyer, el hijo de Evelyne Sawyer, una antigua cirujana que había tratado a los Centinelas en estado de salud más grave. Desde hacía unos años había trasladado el testigo a su hijo, que seguía ayudándoles las pocas veces que necesitaban su ayuda.

Apenas un rato después Ryan Sawyer comenzó a operar a Bates y cuando Lana llamó la operación seguía en marcha. El Equipo había vuelto a base por petición de Spencer: ellos no hacían nada esperando allí. Había costado horrores convencer a Troy de que volviera pero acabó cediendo a las órdenes de su superior.

Lana fue llevada a la base por Móvil y pronto se encontraron todos en la sala de reuniones del Equipo.

- ...así que es fue todo lo que ocurrió. Mayhem parecía haber usurpado la identidad de Enlace como la de otras muchas personas en esta ciudad relacionadas con los atentados de bomba. Troy, por favor, cuéntale lo que te contó sobre James. - dijo Spencer que parecía ir a derrumbarse de un momento a otro

Troy se había derrumbado en la silla. Tenía la cara blanca y morada y los ojos hinchados y enrojecidos gracias, en gran parte, a la paliza que le había dado Mayhem. Tuvo que esforzarse para centrar sus pensamientos en Spencer, porque aún tenía los oídos y la mente llenos de la estática del intercomunicador.

La parte de Troy que siempre estaba a la defensiva razonó que si se lo preguntaban era porque Fedora no tenía una grabación, pero no pudo sentir alivio.

-Mayhem sabe quiénes somos. Lo sabe todo. Dijo que Goldfield le dio el archivo y le dijo que se lo diera a ella -respondió, haciendo un vago gesto con la cabeza hacia Felina.

Hecha su parte volvió a hundirse en la silla.

Lana supo que algo no iba bien cuando una voz femenina respondió al teléfono, y de haber sabido que horas más tarde iba a estar de nuevo en la base, en la misma habitación que Spencer y número 11, se habría ahorrado la llamada con mucho gusto. No le había dirigido la palabra al Equipo salvo en lo imprescindible, y eso en modo ahorrativo incluía no hacer preguntas. De modo que ellos mismos habían tenido que explicarse, dejándola bastante anonadada en la silla con los últimos sucesos. Nada tenía lógica, y si la había el enfado subyacente le impedía centrarse en ello.

Estaba sentada, recta y seria como una institutriz de las que los niños rehuyen. Casi pareció ofendida por la explicación de Troy.

-Eso no tiene sentido. ¿Por qué iba Goldfield a darme eso a mí? -Se calló un momento mirando al Centinela-. O mejor, ¿por qué iba ese loco a hacerle caso, en cualquier caso? Mi versión ni siquiera está actualizada. Data de antes de que fuera Operaciones, por lo que cuando contactó conmigo hace varios días no tenía acceso a todo. Deberíais revisar los sistemas.

Orgullosa por su reflexión, se premió con un cigarrillo sin preguntar primero si estaba permitido o no.

-Sabía de Fedora y de Thomas y de... otras cosas -concedió Troy. Lo había recordado cuando Sheperd había dicho que su archivo no estaba actualizado.

- Quizás haya dos archivos. El de James y uno que Mayhem consiguió por su cuenta de otra manera. Aun así, es un asunto muy grave aquello que estamos tratando: ha habido una filtración, quizás dos, y pocos días después James Goldfield desaparece sin dejar rastro. - Spencer cerró los ojos y apretó los dientes

- Es posible que Mayhem sepa la ubicación de James... o que le esté escondiendo de algún modo. O quizás le haya secuestrado. -

Lana negó lentamente mientras soltaba una cortinilla de humo. Su mirada azul se perdió en el techo.

-Qué poca fe… –murmuró arrastrando las palabras. Todo aquello le dolía como si le estuviesen retorciendo el corazón, pero el deseo de volverle a ver con vida sobrepasaba cualquier límite de orgullo. Había que dejar las cosas claras-. Goldfield daría su vida por esta organización, por si no había quedado claro hasta la fecha. Y pongo la mano en el fuego al decir que de forma literal. Así que la fuente viene de otra parte.

No lo dijo como una conjetura, sino como algo fehaciente. Algo se aprendía sobre el carácter de un hombre después de tantos años, y ese algo, en el caso de James Goldfield, era su férrea e inquebrantable lealtad.

-Asumiendo que Wayland le confesó algo en su lecho de muerte, algo que concierne al Centinela y que ninguno de ustedes sabe, apostaría por que todo esto gira en torno a algo muy peligroso que se remonta bastante tiempo. Porque Wayland, si no me equivoco, lleva retirado de este asunto más de una década. Así que, o es alguien tan veterano como Wayland, o con una habilidad brillante para la investigación.

- O un hacker. - dijo Fedora de repente, como si saliera de un trance - ¿Quién del equipo pudo hacer algo así?

-Tú -dijo. En otro momento hubiera sonado muy brusco y grosero, como era su intención, pero en ese momento la preocupación y el cansancio convirtieron su dureza habitual en un suspiro agotado-. O Cable. Ya se coló una vez en el sistema, ¿no?

Fedora le lanzó una mirada de odio pero fue Szilard quien tomó la palabra.

- La alerta informática de la que nos sacó Fedora fue por culpa de Cable, que se estaba transfiriendo parte del dinero del proyecto Centinela a algunas de sus cuentas en el extranjero. Le mandamos a la cárcel amenazándole de que si soltaba prenda sobre el Equipo el resto de criminales se le echarían encima por habernos ayudado. No estoy seguro si habrá sido tan valiente como para revelar nuestro secreto, siempre fue un cobardica... - dijo el anciano con rostro serio, mirando al suelo

-Bueno, averiguarlo no es difícil. Vamos, le decimos que sabemos que ha sido él y que si no nos dice qué se trae con Mayhem nos lo cargamos, y si confiesa es que es nuestro hombre -sugirió, encogiéndose de hombros.

Lana alzó las cejas. No le parecía mala idea; práctico y rápido.

-Me gusta como piensa este muchacho -sentenció. Por primera vez se dignó a mirar a Spencer, y no parecía menos enfadada de lo que estaba hacía algunas horas-. ¿Puedo irme ya, o sigo pensando por vosotros?

- Haz lo que te venga en gana. Sólo te he llamado porque eran noticias de James. - dijo Spencer con un tono helado. El nuevo Operaciones miró a Troy después. - De acuerdo, Número 8. Ve a hablar con Cable y saca todo lo que puedas de él. Mantenle vivo, quizás le necesitemos. -

-Qué amable... -murmuró lo suficientemente alto como para que fuese audible si prestaba atención.

Se levantó abrochándose los botones de la chaqueta muy digna, como si lo de Operaciones no fuera con ella. Apuró el cigarrillo y se volvió hacia número 8.

-¿Vas a ir en calidad de Centinela? -quiso saber.

-¿Para qué? No creo que se crea que Fedora, o Bates, o Szilard van a matarle. Que es una decisión del equipo. Pero si le amenazo yo... -Se puso de pie sin mucho ánimo-. Y supongo que también le tendrá miedo a usted, por si le apetece gritarle a alguien un rato. Fedora, consígueme permiso para la visita y todo eso. Y llamadme con lo que sea.

Esparring a voces. No sonaba del todo mal.

-Apúntame a la excursión, bonita -le dijo a la muchacha-. Ya tenéis mi teléfono y todo eso. Por cierto, ya no sirve de nada pero por si queréis archivarlo o lo que sea. Es todo lo que conseguí sobre Enlace. Y su móvil.

Abrió el maletín y sacó el dossier que Horus le había dado, así como la bolsa de plástico donde estaba el aparato. Se detuvo un momento mirando a Spencer, evaluándolo más bien al tiempo en que acariciaba una idea que no terminaba de afianzar.

-¿Podemos hablar un momento?

Spencer se encogió de hombros mientras musitaba un apagado 'Vale'. Se levantó, dando una palmada. - Fedora, encárgate de conseguirles hablar con Cable. Os avisaré en cuanto tenga cualquier novedad sobre el estado de Christopher. Podéis retiraros. - dijo el nuevo Operaciones para que todos se fueran. Él se quedó allí para hablar con Lana Rowen.

Lana esperó a que el resto hubiese abandonado la habitación antes de sacar una tarjeta de visita que no le correspondía a ella. Llevaba el logotipo de la empresa de Horus, y por detrás un número escrito a mano. La puso sobre la mesa y apoyó el índice encima remarcando mucho el gesto. Después le miró, sin bromas ni chistes ni nada. Seria como una estatua.

-No tengo ni idea de cómo va a acabar esto -comenzó, llevándose la mano que no estaba sobre la mesa a la cadera-. Pero en caso de que algo me ocurriese y... bueno, al señor Goldfield no, me gustaría que hablase con Marcus. Por favor.

Y Romy no era la clase de mujer que pedía las cosas con esa educación. Normalmente tenía a demandarlas creyéndose con el mayor derecho del mundo. Lentamente arrastró la tarjeta en su dirección y se cruzó de brazos.

-A propósito. No sé si te interesa, aunque tengo bien presente que no es el momento adecuado. Sería para más adelante. Pero, bueno, hemos contactado con algunos de nuestra quinta. Quieren reunirse. Todo muy privado, claro. Ya sabes -hizo un gesto aireado con la mano, como restándole importancia-, por los tiempos que todavía merecen ser recordados. Sólo por si te interesa.

Se encogió de hombros, visiblemente incómoda con todo aquello que, aunque fuese un gesto amable, no quitaba que siguiese absolutamente decepcionada e irritada con su tremenda actuación. No. Lo hacía por los demás, por los que una vez le habían salvado la vida a Spencer y al Centinela, en general. Echó mano de su maletín para marcharse.

-En fin. Nada más.

-La espero junto a su coche -dijo Troy antes de salir.

Jonathan observó la tarjeta en la mesa con fijeza, como si intentase desentrañar los secretos que había más allá de ese logo: el motivo por el que Lana Rowen le estaba dando aquel trozo de cartón. Cuando dijo sus palabras el antiguo Número 5 alzó la vista para ver a la mujer y ladeó ligeramente la cabeza. Ya no parecía tan derrotado, pero en su rostro se había asentado la preocupación.

- No te ocurrirá nada. No formas parte del Equipo y por ello te protegeremos con nuestra vida si es necesario: ese es nuestro deber. - dijo con calma, como si se aferrara a aquellas palabras para no caer en el abismo: lo ocurrido a Bates parecía haber sido algo que él no podía asimilar - Aun así, si llega el caso, le llamaré. Te lo prometo. -

Cogió la tarjeta y la guardó en el bolsillo de su camisa mientras Lana le contaba sobre la futura reunión. Por primera vez en muchas horas Jonathan Spencer esbozó una ligera sonrisa sincera, como ilusionado por aquello que le estaban proponiendo. Alzó la cabeza un poco más y amplió la sonrisa. - Claro, por supuesto que asistiré. Cuenta conmigo. -

Pero en cuanto terminó de decir eso volvió a bajar la cabeza y a sumirse en un estado casi catatónico. Cuando Lana se levantó para irse no reaccionó hasta que ella estuvo abriendo la puerta que la sacaba de la sala de reuniones.

- Oye, Lana... - dijo Spencer, suspirando profundamente - Gracias. -