Partida Rol por web

 - ¡Coraje, lanceros! ¡¡¿Acaso no tenéis sangre en las venas?!! ¡¡¿Acaso vais a dejar que esos ultramundanos luchen nuestra guerra?!! ¡Que el enemigo ya este muerto tan solo significa que ya tenemos la mitad del trabajo hecho! -

La arenga de Frederick estaba dirigida a los miembros más timoratos de la Caballería Noble, aquellos que parecían abrumados por el horror de lo que tenían delante. 

Pero el noble no se hacía ilusiones frente a la magnitud de la tarea que tenían delante. Los lanceros eran como sus armas, rápidos y afilados en el ataque pero vulnerables en el contraataque; y aquel parecía un trabajo más indicado para porras y hachas. Poca gloria podía obtenerse pisoteando cadáveres.

 - ¡Vamos! - Espoleo a su ave de monta mientras desenfundaba su revolver - ¡Despejemos el flanco y permitamos cerrar filas a esos advenedizos! -

No sabía como podía sentir esa aprensión, solo habíamos escuchado una voz en el viento y nuestros corazones se habían encogido. Miramos aun lado y a otro buscando el origen pero nada ... allí no había nada. Cada uno afrontaba esto a su manera, algunos en silencio y otros en voz alta para dar ánimos a los compañeros de unidad que caían en la desesperación.

- Señores es solo una voz, nuestras creencias son mas fuertes y nuestro valor brilla como un faro para el resto de unidades.

Había hablado demasiado pronto. Del suelo, o mejor dicho del lodazal que conformaba el suelo cientos de manos se alzaron en un instante y los muertos abandonaron su lugar de reposo.

- Amado sea el Emperador. Prefería haber estado equivocado. 

Al surgimiento de los zombies le siguió el caos: gritos de pánico, desvanecimientos, incluso un par de unidades, una de acechadunas y otra de lanceros, se rieron histéricamente mientras disparaban como locos, alcanzando a otra unidad de zapadores. Sin embargo, en medio de los actos de terror y locura, también hubo espacio para el heroísmo. Aunque solo fuera por aquellos primeros segundos, las fuerzas de Konig se ganaron una mención por la forma en que segaron no muertos con sus blindados, allanando en mucho el camino. 

Los krieg en general demostraron de que pasta estaban hechos, y con la plegaria del sacrificio recitada a gritos, se lanzaron a por los zombies o dispararon contra ellos desde sus posiciones. 

Mención especial merecían también el grupo del 13º, así como una de las unidades de zapadores y otra de acechadunas, que causaron auténticas carnicerías entre las hordas no muertas. 

Aún con todo, más que los zombies, el miedo era su mayor enemigo. El frente de batalla corría el riesgo de romperse, y de hecho algunos soldados intentaron desertar. Por suerte para todos, el Emperador había velado por ellos, en forma del sagrado comisariado, y pronto estos rectos hombres y mujeres actuaron. Varias ejecuciones sumarias, así como amenazas retransmitidas por todos los canales respecto a lo que ocurriría si veían a alguien flaquear, consiguieron que las fuerzas imperiales que no estaban incapacitadas en aquel momento recobraran algo parecido a un aire marcial y profesional. 

Me sobrepongo, le doy las gracias a Sir Frederick, y dirijo mi montura junto con mis compañeros a distancia de tiro con escopeta.

Algunos de los lanceros reaccionaron a su arenga, pero no tantos como Frederick hubiese querido. Ni tan solo la reconfortante visión del orgulloso y legendario estandarte de la élite de Selica pudo evitar que algunos de ellos se dejasen llevar por el pánico y encontrasen un amargo final. Al igual que los cobardes milicianos y ultramundanos que tenían delante.

 - Sigueme, Jeeves - Su ave de monta grazno de desafío mientras avanzaba - ¡Manteneos juntos! ¡Continuad hostigándoles!

Junto con su ayudante unió su fuego al del resto del regimiento para devolver a aquellos cadáveres a sus tumbas. Pero maldijo cuando el mecanismo de su revolver se encasquillo - ¡¡Jeeves!! ¡¿Es que acaso no comprobaste los cartuchos?! -

Alineo mi montura junto a la de Sir Frederick y abro fuego contra los zombies que se aproximan hacia nosotros, el Emperador exigía que acabásemos con ese tipo de criaturas nacidas de la hechicería. Apunto lentamente con el revolver y disparo .... un chasquido me dice que el proyectil siquiera ha iniciado la combustión.

- ¿Pero qué?. Miro con desagrado el arma y luego pienso en las risas de los encargados del monitorum que me dieron las balas. - Me parece que voy a tener que ajustar cuentas cuando volvamos. 

Entre el traqueteo de la bestia  y mi alarmante falta de pericia con las armas no me extraña en absoluto  cuando mi disparo pasa casi milagrosamente  entre la marabunta de zombis sin alcanzar a  ninguno  y eso que lo mas difícil era no acertar a nadie.Por lo que veo los demás disparan con tan mala fortuna como la mía  lo cual no no nos augura un futuro muy halagüeño .Esto va a ser un baño de sangre 

- ¡Ya has visto, viejo, a por ellos! - Digo con ánimo en un principio dirigiéndome a mi ayudante, aunque al ver que el disparo falla el ánimo dura poco. - Está claro que la puntería no es lo nuestro. ¿Cómo podemos fallar contra algo tan grande? Si este pájaro se estuviera quieto... ¡Acércate un poco más!

Aunque pareciera mentira, aquellas cosas podían caer. Aquí y allá se iban abriendo huecos donde las apelotonadas multitudes de cadáveres semidescompuestos caían, destrozadas por disparos y explosivos. No todo estaba perdido, y los ánimos aumentaban algo conforme se incrementaban las muertes de enemigos. Por supuesto, no se iban sin cobrarse ningún coste en vidas en muchas ocasiones, y el fuego amigo, esta vez involuntario, también se cobró algunas vidas imperiales. El incidente más grave en ese sentido tuvo que ver con la profusión de disparos láser por parte de los krieg en la zona central de las líneas imperiales, que le costó al "¡Arde, zorra, arde!" recibir un duro castigo en su retaguardia, empezando a soltar humo. Algunos se temieron lo peor, pero a juzgar por como la tripulación siguió disparando, no parecía que fuera a estallar en breve... O eso, o sus tripulantes estaban totalmente desquiciados, cosa que no sería extraña con tal nombre. 

Apretando los dientes, me armo de valor gracias al apoyo a la moral de compañeros y Comisariado, y sigo disparando con mi escopeta.

Comprobó aliviado que su revolver no estaba encasquillado, si bien el cartucho era obviamente defectuoso. Ya hablaría con su ayudante seriamente del tema tras la batalla. Aquel era un error imperdonable.

Pero el Emperador protege y los Lanceros luchaban con valor contra aquellos cadáveres, sus disparos dejando al grupo de seres cercano convertido en una sombra de lo que había sido. Habría sido un buen momento para cargar y arrollar a los que quedaban si no hubiese sido porque aquellos condenados ultramundanos "cabezatoallas" se encontraban en medio.

 - Sigue disparando, Jeeves - Volvió a abrir fuego contra el grupo cadaveres que se enfrentaba a los milicianos, apuntando para asegurar que no daba a ninguno de sus paisanos - ¡Por Selica! -

Entre que demás mantienen la posición  y que nadie ha sido herido aun no veo motivo para no seguir intentando aportar mi granito de arena a la destrucción de los no muertos .Cruzo el brazo izquierdo con las riendas  por delante y apoyo en él el revolver para conseguir algo mas de precisión .Antes de apretar el gatillo le digo  a Hoppy  deja de acariciar esa pata de conejo y cubreme las espaldas no me gustaría encontrarme con ninguno de estos colgado de mi cuello

Al ser tan compactas las filas de no muertos, los disparos a la fuerza tenían que empezar a impactar contra ellos. Bueno esa era la teoría en la practica nuestra primera salva había fallado por mucho. 

- Vamos muchachos, demostremos que no solo sabemos acertar con nuestras lanzas.

COn mas cuidado apuntamos a la hueste sin cara, apretamos los gatillos y esta vez las balas hacen un trabajo excelente contra las figuras tambaleantes que se nos aproximan.

- Así si, señores.

- ¡Ahora, ahora les tenemos a tiro!

Señalo a la horda de "zombies 8" para indicar a mi ayudante a quién quiero que dispare, y yo hago lo mismo.

El combate se sucede, con las fuerzas imperiales imponiéndose de manera cada vez más clara, pues toda la retaguardia inmediata había quedado limpia, así como buena parte del frente más inmediato. Los gritos y maldiciones se sucedían mientras explosiones y disparos recorrían la línea. 

Sin embargo, el verdadero "grito" fue el del Demolisher "Justador" al "hablar" de nuevo. Cientos de cuerpos putrefactos así como tierra, agua y restos de trincheras y vehículos volaron por los aires al recibir el impacto del proyectil, incluso todos pudisteis notar el suelo temblar por el impacto. En cierto modo, levantaba a uno el ánimo ver al enemigo despedazado cayendo por centenares de ese modo. 

Disparo por tercera vez en esta batalla, a bocajarro contra la numerosa horda de muertos caminantes más cercana. Calculo que me quedan otros cinco disparos, y recuerdo en qué bolsillos de mi casaca guardo los cartuchos sueltos. Debo tener otros dieciséis, aunque la escopeta no es un arma muy adecuada para ponerse a recargar con muchos enemigos cerca.

Frederick gruño levemente de satisfacción cuando su disparo finalmente dio en el blanco. Nunca lo admitiría, pero sus dotes de tirador eran apenas aceptables. Sin embargo era harto difícil fallar contra aquella masa ingente de enemigos. Tanto que incluso los ultramundanos estaban logrando bajas. 

 - ¡Buen trabajo, muchachos! ¡Seguid así! -

Continuo disparando contra los cadáveres andantes que tenia enfrente. Los milicianos se estaban enfrentando a ellos de manera aceptable pero resultaba obvio que aquellos pobres paletos iban a necesitar ayuda. Y un autentico Almerthas siempre era benevolente con sus inferiores.

La fortuna continuaba sonriéndonos los disparos seguían diezmando las filas de los malditos y nuestra gente estaba manteniendo el tipo sin sufrir bajas , eso ya era algo .Sigue ojo avizor Hoppy pronto estarán aquí y mucho me temo que entonces pagaremos la factura con sangre y muerte Comento mientras disparo otro proyectil contra esa marabunta que sigue avanzando imparable , inasequible al desaliento e incapaz de sentir miedo ni nada que no sea el deseo de matar

Los cadáveres eran cientos y su mera apariencia pesaba en la batalla, todos podíamos terminar así. Apunto una vez mas a otro de los no-muertos y abro fuego, impacto pero no creía cambiar con ello el destino de la batalla.

- A este paso gastaré toda la munición y aun quedaran cincuenta para cada uno.

El verdadero problema con estos seres empezaría si como temía terminábamos con nuestras municiones y teníamos que entrar cuerpo a cuerpo. Gracias al Emperador que nuestros compañeros habían conseguido limpiar la retaguardia, de salir mal el avance podríamos reagruparnos y volver a la carga.