Partida Rol por web

Finales y principios

[Capítulo 1.2] Sugar Hill

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19/10/2017, 17:19
Narradora

El lugar donde estaba ubicado el refugio, Sugar Hill, era un barrio localizado en la parte norte de Hamilton Heights, en la zona de Harlem, perteneciente al distrito de Manhattan. Y dentro de la isla era, precisamente, una de las zonas más tranquilas en esos tiempos en los que el mundo había cambiado. 

Las calles anchas parecían sugerir que en otros tiempos los coches circulaban en varios carriles en ambas direcciones y, lo que una vez fue un parque bien cuidado, se había convertido en un espacio verde y salvaje, donde un pequeño grupo de Buscadores del Nuevo Edén se había instalado hacía años. 

Había varios asentamientos en la zona, pequeñas comunidades de gente que, como los habitantes del Huerto de Major Morris, se agrupaban para facilitar la supervivencia de cada uno. Un par de grupos armados, entre ellos los Chicos de McAvoy, solían hacer rondas por las calles del barrio y no era extraño que los pasos de los valientes que se aventuraban a salir de sus refugios se cruzasen con los de estas bandas. 

Sin embargo, que fuese una zona por lo general tranquila no significaba que fuese totalmente segura. En ocasiones otros grupos hacían incursiones, saqueaban refugios o se montaban trifulcas en plena calle. No era algo que sucediese a diario, pero en la época que nos atañe, ningún lugar de Nueva York era totalmente seguro. 

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19/10/2017, 17:25
Narradora

Nueva York, 12 de noviembre de 2037, 11.00 am.

El frío volvió a recibir entre sus brazos a los dos que salían del antiguo centro de salud, como si de un viejo amigo se tratase o, quizás, como una capa transparente que se pegaba a la piel con sus pequeñas agujas de hielo. La calle estaba tranquila y silenciosa, con el sol acercándose ya a su máxima altura detrás de la capa de nubes que blanqueaba el cielo esa mañana. 

Los pasos de Nick parecían erráticos, los de quien da un paseo sin tener un rumbo fijo, pero sus ojos se mantenían alerta, mirando a los lados en su caminar, cómo si se hubieran desligado de las intenciones de sus pies para buscar algo concreto. Robin se mantenía cerca, sin perder de vista a su padrino. Cerca, pero ambos solos. 

Así ambos fueron acercándose a lo que había sido tiempo atrás la Iglesia de la Intercesión. De lo que antaño debió ser un bonito edificio ya sólo quedaban las ruinas. La mayoría de las paredes aún seguían en pie, manteniéndose firmes a pesar de los saqueos y las inclemencias de un tiempo cada vez más duro, pero, sin nadie que cuidase del edificio, algunos derrumbes ya habían tenido lugar y el edificio parecía más lúgubre que sacro. 

El pequeño cementerio en su lateral, que hacía años que nadie cuidaba no ayudaba a suavizar la presencia ominosa de la iglesia, como tampoco lo hacía el camposanto más grande que esperaba tan sólo con cruzar la calle. 

Una figura de espaldas contemplaba el interior del edificio desde la puerta. Se trataba sin duda de una mujer, de cabellos oscuros como ala de cuervo y vestida con una cazadora negra, de cuyo cuello asomaba un forro blanco, imitación de borreguillo. Parecía estar tomando notas, o quizá dibujando algo, en una libreta que sostenía en una mano. No parecía haber visto a los dos que paseaban solos, pero Nick reconoció la espalda de Daniela de inmediato.

- Tiradas (1)
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22/10/2017, 19:25
Robin

A Robin no le costó hacerse al abrigo de Trish, no le molestaba el olor de la chica, ni sentía extraño el calor de su prenda, tampoco le incomodaba el tamaño de la chaqueta, sin embargo, echó en falta unos bolsillos en los que resguardar sus manos del frío y es que ni siquiera los había buscado, no creía que fuera una opción averiguar que llevaba la peliazul en los bolsillos ni por casualidad.

Por ello guardaba las manos entre su torso y sus brazos cruzados y bien pegados para combatir al frío e intentar olvidarse de él. Sus pasos seguían los de Nick, aunque no iba a reconocerlo en voz alta, le seguía repensar si era una buena idea o perdía el tiempo, probablemente para evitar escuchar de nuevo a su cabeza y su corazón discutir. Estaba cansado de los dos y solo coincidía con ambos en qué el mundo debería ser más fácil. ¿Verdad? Como lo era en el campamento de su padre cuando todavía era de su padre, antes de que les atacaran, antes de que...

Cortó sus pensamientos en seco al ver la iglesia, aunque en el fondo de sí mismo sabía no solo cómo terminaba esa frase sino también que no la había querido terminar a propósito y que nada tenía que ver esa edificación aunque intentara engañarse diciéndose que el lugar le había impresionado.

Y es que era un lugar al que no estaba acostumbrado a situar a su padrino, ni a sí mismo. No era el lugar al que sus pasos hubiesen querido conducirle, o eso le decía un rumor en su cabeza, pero le gustaba haber llegado a él.

Se fijó en la mujer parada en la puerta y sus pies se detuvieron entonces mientras varias ideas acudían a su cabeza. No estaba muy seguro de si esa era Karen, o de si Nick sabía que ella estaría aquí. No estaba muy seguro de si pisar más fuerte para que les escuchara llegar y no asustarla o si prefería desaparecer ahora que todavía no les había visto.

Miró a su tío y luego al suelo antes de volver a imitar los pasos de aquel.

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22/10/2017, 22:01
Nick Bennett

Nick no tenía muy claro a dónde le llevaban sus pasos. Decidió tomar una calle, luego otra, luego aquel atajo del callejón que estaba casi seguro que llevaba a... pues no, se confundía, llevaba a un sitio totalmente diferente. ¿Y ahora qué? El McAvoy estaba... hacia el este. Se había desviado un poco, pero sabía volver. Claro que, ¿sabría volver si lo enredaba un poco más?

Casi jugando consigo mismo, pensando un poco en todo y en nada de nada, siguió con su camino errático. Esperaba que Dima le hubiera puesto algún vigilante. Sólo por chinchar a ese hipotético vigilante, decidió escribir con sus pasos "soy un cretino". Se cansó en la R. ¿Dónde estaba?

Las ruinas de una iglesia y cerca un cementerio tan aciago como todos los demás. Un esqueleto de la vieja Nueva York. Qué apropiado para el ánimo del escritor. 

Se acercó. A lo mejor había una vidriera bonita u otra cosa que pudiera saquear para regalársela a Clem. Sólo tenía que decirle que se lo había encontrado. Era una mentira piadosa, aquella chica cuidaría de cualquier relicario mejor que diez órdenes de templarios con ametralladoras. Templarios con ametralladoras. Se lo apuntó por si un día decidía escribir aquella última novela.

Entonces vio a Daniela.

No fue tan idiota como para molestarla. La conocía mejor que eso. Se acercó, relajado por una sensación de familiaridad al oír como rasgaba el papel con sus trazos (aunque no sabía si era por que le recordaba a sí mismo o a ella en aquellos años pasados). Se aseguró de que le oyera acercarse arrastrando un poquito los pies y pisando la grava en uno de sus pasos. Luego se quedó junto a ella y esperó a que terminara.

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22/10/2017, 23:03
Robin

Sus pasos cosidos a los pies de su padrino le llevaron como aquella sombra traviesa de ese cuento que Nate siempre empezaba recordando que era el favorito de su madre hasta la puerta de la iglesia, aunque sus pies se quedaron cinco o siete pasos por detrás de los talones de Nick.

Parecía que sí había quedado con esa mujer. — Día raro, lugar raro —se anotó dejándoles más espacio—.

Giró los talones y buscó rodear la Iglesia, quería ver si había otra entrada posible, echar un vistazo al interior sin molestar y memorizar cada detalle para Skyler, si no conocía el sitio iba a ganarse una de sus sonrisas y tal vez raspaba asperezas con ella, asperezas que no había notado crecer.

Aun así dejó el oído tendido en la pareja, no para escucharles pero sí para estar atento a sí Nick le necesitaba.

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23/10/2017, 13:15
[HBO] Daniela G.

La mujer movió un poco la cabeza delatando que había percibido los pasos que se acercaban a ella, pero no llegó a darse la vuelta al principio, ni siquiera cuando la presencia de Nick a su lado ya era notoria y el escritor podía ver que Daniela estaba dibujando. Terminó el boceto de la estructura del interior de la iglesia con un par de trazos y con un leve asentimiento se giró, buscando con la mirada al hombre. Sus ojos se abrieron en el mismo movimiento que alzó sus cejas y curvó sus labios en una pequeña sonrisa. 

—¡Vaya! Mira quién aparece entre las ruinas como una sombra... ¡Nick Bennett! —guardó la libreta en el interior de su abrigo y entonces echó una mirada curiosa por encima del hombro del escritor, siguiendo la estela de Robin al alejarse de ellos—. ¿Has cambiado de guardaespaldas? —preguntó al volver a mirar a Nick, cuando el pelirrojo ya se perdía de vista en su paseo alrededor del edificio. 

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23/10/2017, 13:33
[HBO] Daniela G.

Daniela esperó algunos segundos, hasta que Robin estaba lo suficientemente lejos como para no escuchar sus palabras, y entonces escrutó en los ojos de Nick, poniéndose un poco más seria.

—Hace mucho que no te veo por los cónclaves —señaló, sin llegar a sonar acusativa, pero sí remarcando el hecho—. ¿Todo va bien? Macbeth nos contó que te habías asentado en un refugio o algo así. 

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23/10/2017, 13:36
Narradora

Los pies de Robin empezaron a rodear el edificio, pisando las hierbas y arbustos que antaño fueron césped cuidado y bien recortado. No tardó el pelirrojo en encontrar un hueco en una pared, donde debió haber una puerta lateral, pero de la que ya sólo quedaba la abertura, sin la madera de la hoja. Y por allí pudo asomarse al interior. 

 

 

Las columnas aún sostenían la iglesia con sus arcos, dando una sensación de solidez y permanencia a través del tiempo que no parecía corresponder con el estado real del edificio, al que le faltaba un trozo del techo justo encima del altar. El suelo estaba levantado en algunas zonas y no quedaba ningún banco después del saqueo que el lugar debía haber sufrido. Olía a humedad y algunas enredaderas se habían apropiado de las columnas como guías.

Aún quedaban algunas estatuas religiosas en una pequeña capilla en un lateral, seguramente por ser demasiado pesadas como para transportarlas fácilmente. O tal vez porque el valor de las obras de arte había disminuido considerablemente cuando tener comida y techo para un día más había ocupado el primer lugar en las prioridades de la gente. 

Al fondo, sobre el altar, tres cristaleras altas y alargadas todavía aguantaban, aunque no intactas. El polvo cubría los colores que debieron ser alegres y estaban rotas y agrietadas en varios puntos. 

Fue al detener su mirada en las cristaleras que a Robin le pareció percibir algo por el rabillo del ojo, como si un rayo de luz entrase desde el techo y se reflejase sobre el altar, dibujando una figura humana. Por un instante sintió como si el mundo se detuviese a su alrededor con la anticipación de algo importante. Su corazón se aceleró de inmediato, pero al pestañear y fijarse, tan sólo el polvo suspendido en el aire le devolvió la mirada. 

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25/10/2017, 18:25
Nick Bennett

Nick sonrió a Daniela. Hacía bastante que no se veían. Le tenía mucho respeto, pero también le atraía de la forma que solían atraerle ciertas compañeras de trabajo y artistas. Le gustaba su alma, no su físico. O eso se decía.

Luego tomó nota mental de la suerte inmensa que tenía. Para variar. Ya era raro encontrarse con alguien conocido en aquella Nueva York de pesadilla, que seguía siendo igual de grande. Pero dar con una de las personas que más habría agradecido ver era... un milagro estadístico. Cuando Donna llamaba a Nick "tonto con suerte" tenía mucha razón. Qué pena que la hubiera acaparado toda para sí.

- Me he dejado guiar por el sonido de alguien escribiendo - dijo a modo de saludo -. Sólo podías ser tú.

Se preguntó si debía abrazarla o algo, pero prefirió cederle a ella la iniciativa.

- No, no sirve como guardaespaldas, el pelo rojo no es discreto - dijo alto, para que Robin lo oyera.

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25/10/2017, 18:31
Nick Bennett
Sólo para el director

Nick sonrió a Daniela. Hacía bastante que no se veían. Le tenía mucho respeto, pero también le atraía de la forma que solían atraerle ciertas compañeras de trabajo y artistas. Le gustaba su alma, no su físico. O eso se decía.

Luego tomó nota mental de la suerte inmensa que tenía. Para variar. Ya era raro encontrarse con alguien conocido en aquella Nueva York de pesadilla, que seguía siendo igual de grande. Pero dar con una de las personas que más habría agradecido ver era... un milagro estadístico. Cuando Donna llamaba a Nick "tonto con suerte" tenía mucha razón. Qué pena que la hubiera acaparado toda para sí.

Me he dejado guiar por el sonido de alguien escribiendo - dijo a modo de saludo -. Sólo podías ser tú.

Se preguntó si debía abrazarla o algo, pero prefirió cederle a ella la iniciativa.

No, no sirve como guardaespaldas, el pelo rojo no es discreto - dijo alto, para que Robin lo oyera.

Luego asintió a las palabras de Daniela.

- Así es, en Major Morris, ¿lo conoces? Estás invitadísima, tú y todos; aunque no sé si será muy discreto - usó el tono de conversación -. Hace mucho que ya no salgo de aventura, es verdad. Pero las aventuras me encuentran, ¿quieres oír algo raro?

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25/10/2017, 19:56
Robin

El tono alegre en el comentario de la mujer, así como el comentario en sí mismo dejó a Robin bastante tranquilo con aquel encuentro, que con suerte no era un secuestro y le permitió agilizar su paso, dejar de arrastrar los pies y aprovechar al máximo el tiempo que tendría con la iglesia para memorizarla.

Cruzó el cuadro de la puerta que invitaba más a entrar ahora que antes cuando una madera debía ocultarlo y sus ojos se abrieron más que los labios de muchos al contemplar el interior. Sonrió a la naturaleza felicitándola por su arraigo y belleza y la utilizó de camino y trampolín para recorrer la nave con las pupilas hasta dónde necesitó acompañarse de los pies para ampliar los ángulos.

Podía entender porqué muchos utilizaban esos grandes edificios como abrigo para el alma, podía entender como su altura engañaba al corazón para sentir a los muertos más cerca y encontró asombroso el detalle de dejar destapado el altar para el Dios de Skyler o los alados pudieran entrar también. Pero no sintió nada que trascendiera el placer de la belleza. Aquello era algo que siempre le decepcionaba, cada vez menos, pero aun así seguía haciéndolo.

Dio una vuelta casi en el sitio, en cuatro pasos con la cara alzada al techo y un suspiro sostenido entre los labios como si fuese humo de fumar.

Sabía que le gustaría sentir los ojos de su madre cuidando de su espalda, sabía que le gustaría poder decirle a su prima y hermana que estaba equivocado y que hay más vida que la actual, sabía que estaría encantado con un Dios pero también sabía que nada de eso era cierto.

Bajó la mirada para otear a su padrino y a la cuervo, no pretendía espiarles, solo comprobar que no se hubiera ensimismado demasiado. Su zurda subió sin ninguna orden consciente a su pelo y por algún motivo lo despeinó con una pasada de su mano hasta llegar a su cogote.

Sus dedos se entretuvieron un poco presionando en él, presionando a lado y lado de la columna. Estaba tenso. Llevaba todo el día raro y no estaba convencido de que fuera culpa del bebé, de Matata o Locke, se atrevió a valorar su opción como una posible.

La idea de que quisiera reivindicar su gusto por estar apoyado por la construcción entrelazada con la naturaleza que se alzaba a su alrededor le hizo gracia, hipócrita gracia.

Te encanta —acabó por replicar a Nick, tarde y en silencio por el comentario de su pelo y lo alargó a su compañía—. Además, no se secuestra a quien no es discreto —rió—.

Retiró su mirada de la pareja para elegir cristalera para Skyler cuando un destello le distrajo de su lado de saqueador de tres al cuarto. No estaba solo.

¿Alec? —fue su primer e ingenuo pensamiento. Un acto reflejo del necio de su corazón que no podía evitar creer en los amores feéricos de los que hablaba su padre, Katia, los cuentos de Añil y a veces los latidos de Alec. O tal vez, sus oídos también se habían inventado eso último como sus ojos aquella silueta—. ¿Nadie? —quedó extrañado. ¿Cómo podía haberse helado por nadie, por nada?

¿Lilith? —susurró solo para darse cuenta que sus dedos habían sido más lógicos que su cabeza, corazón y tripas y ya subido por su muñeca hasta agarrar el cordel que lo unía a ella como una promesa—.

Sus ojos intensificaron su atención sobre el altar, esperando una respuesta pero no tardó en negarse a sí mismo.

Estás tonto, Robin —se empujó a salir de allí. La rollo que se traía el lugar empezaba a ponerle los pelos de punta—.

Buscó la puerta lateral con prisa en los talones y ojos en la nuca erizada por más que se repetía una y otra vez que ni tenía miedo, ni había visto nada, ni se iba por ello.

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26/10/2017, 18:57
[HBO] Daniela G.

Ella puso los ojos en blanco ante el halago encubierto en el saludo de Nick, pero la línea de sus labios se suavizó un tanto. No le abrazó, dejando la calidez del reencuentro en su sonrisa y cuando el escritor mencionó el lugar donde ahora vivía, Daniela negó levemente con la cabeza, respondiendo así a la pregunta sobre si lo conocía. 

—Qué va. No lo había oído nunca. Pero ya sabes que somos un poco... —Se detuvo un instante para buscar una palabra que la convenciese—... selectivos con los lugares de reunión. —Ladeó el rostro y la cascada de su melena acarició el hombro de su cazadora en ese gesto—. Te hemos echado de menos por allí. 

Metió entonces las manos en los bolsillos e hizo un gesto con la barbilla, como invitando con él a Nick a seguir hablando.

—Sabes que siempre quiero oír algo raro. ¿De qué se trata?

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26/10/2017, 19:11
Narradora

Nadie respondió desde el altar a la pregunta musitada de Robin. La luz que caía sobre él parecía mirar al muchacho con el aire inocente de quien no ha visto nada o, de verlo, nunca lo reconocería. 

Sin embargo, en el momento en que el pelirrojo abandonó la iglesia para volver a la realidad de la ciudad, una brisa fría acarició su mejilla y el viento resonó en su oído como un susurro que murmuraba su nombre, tan tenue que podría confundirse fácilmente con un simple pensamiento. 

[color=#61210B]Robin...[/color]

Fuera todo parecía seguir como un momento atrás, como si el mundo hubiese permanecido por completo ajeno al escalofrío que había recorrido el cuerpo del chico. Desde donde estaba podía ver a Nick, todavía hablando con esa mujer de cabellos oscuros. Ella había resguardado sus manos del frío metiéndolas en los bolsillos de su cazadora y los dos charlaban como dos antiguos amigos. 

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27/10/2017, 08:58
Nick Bennett

- Y yo he echado de menos las reuniones - contestó el escritor, y se dio cuenta de que era verdad. Tener aquella familia de inadaptados tenía sus cosas buenas, pero le había quitado mucho... glamour aventurero a su vida. ¿Quién iba a pensar que viviría una vida costumbrista en una Nueva York post apocalíptica? -. Cada vez que veo pasar uno de esos cabrones voladores pienso en todo lo que queda por hacer.

Luego se encogió de hombros.

- No hace falta que vengáis a montar una misa negra con el necronomicón debajo del brazo mujer, podríais pasaros a cenar.

Tomó aire y se notó tenso. Llegaba el momento de pronunciar sus miedos en voz alta. A veces sonaban tontos, a veces sonaban mucho peores que cuando se los guardaba. ¿Cómo sería en aquella ocasión?

- Pues esta mañana estaba de guardia en el tejado (que, por cierto, ha pasado un Alado, ¿lo has visto?) y el perro que tenemos ha empezado a ladrar. Nos han dejado un bebé en la puerta. Un crío de unos tres meses, ¿sabes? El caso es que yo no he visto nada. Nada. Y yo no me duermo de guardia. Tenemos gente mundana investigando posibilidades mundanas. Pero yo... yo no sé si será tan fácil. Con la Hermandad he aprendido a mirar más allá, y esto puede tener muchos significados de los que entran en nuestra línea de trabajo. ¿Qué piensas?

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29/10/2017, 18:20
Robin
Sólo para el director

No, no-no, no, no —negó cada paso del frío por su mejilla y del escalofrío que nacía desde ese contacto hasta el bajo de la espalda tomando su columna como un piano—. Lo siento —se disculpó con el eco interno de sus oídos por no buscar su última palabra detrás de sí—, no es mi estilo.

Su cuerpo se había contraído bajo su propio abrazo como si de pronto el abrigo de Trish le quedase más pequeño y necesitara esforzarse más para cerrarlo. Y a pesar de lo que se decía a sí mismo, una vez fuera y alejado cuatro escopeteados pasos de la Iglesia sus pupilas se apretaron contra rabillo y lagrimal para echar un último vistazo al altar, a la nave y a la piedra. No creía ni de lejos que el viento le hubiese llamado, no creía que nada le hubiese llamado ni jugado a repetir sus susurros. No, por supuesto que había sido un pensamiento descolocado, un desliz de su cabeza; pero no podía evitar sentirse raro, acompañado.

Probablemente la añoranza estaba pataleando en lo más hondo de él. Solo debía fijarse en lo estúpido que había sonado paladeando el nombre de... Ese. Si ni quería verle ¿o no era así?

Avanzó de regreso a su tio mientras su cabeza seguía discutiendo sus sentimientos desmintiendo máscaras y construyendo nuevas al tiempo; reafirmando su justificación lógica a lo que acababa de no-ver y no-oír y en una última línea de pensamiento cagándose en el frío.

Al llegar junto a la pareja saludó con una sonrisa cargada de neutralidad.

Hey —esperó a no interrumpir para presentarse después—.

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30/10/2017, 02:32
[HBO] Daniela G.

No fue necesario que Daniela dijese nada para que a Nick le resultase evidente que no le convencía demasiado la idea de ir a cenar junto a otros miembros de la Hermandad al refugio del escritor. Tampoco necesitaba explicaciones para saber por dónde iban los tiros pues en el tiempo compartido con esa gente había podido comprobar que la mayoría de ellos preferían dejar sus vidas al margen de la Hermandad. Compartían misterios y descubrimientos, debates morales, filosóficos y místicos. Pero ni siquiera Balthazar sabía dónde vivían todos los otros miembros o a qué se dedicaban fuera de la sociedad secreta. 

La mujer se encogió de hombros, con un gesto que no decía ni que sí, ni que no, pero sus ojos brillaron al centrarse en las palabras de Nick. Parecía pensar que todo lo de antes sólo había sido charla preliminar para llegar al meollo que por fin llegaba.

Se quedó callada cuando él terminó de relatar lo sucedido y exponer sus dudas. Y aún antes de hablar cambió el peso de una pierna a la otra mientras parecía estar rastreando en su mente en busca de algo relacionado con aquello. 

—Un bebé... —dijo, pensativa—. Hay profecías, sobre el cambio de era, ¿sabes? Puedo investigar en la biblioteca de la Hermandad —añadió, refiriéndose a la montaña de documentación que guardaba a buen recaudo en algún lugar del que casi nadie conocía la ubicación.

En ese momento un movimiento en el lateral de la iglesia llamó su atención y al seguir su mirada Nick pudo ver a Robin, que se acercaba de regreso tras su exploración. Daniela frunció la nariz dándole vueltas a algo y luego miró al escritor mientras hablaba rápido.

—Dame un par de días para ver qué puedo averiguar. ¿Tenía algún tipo de marca? ¿Era una niña? —preguntó entonces, aunque no dio tiempo al hombre a responder antes de seguir hablando—. Tenemos cónclave la semana que viene. Acércate y hablamos, Macbeth te dirá sitio y día. 

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30/10/2017, 02:45
[HBO] Daniela G.

La mujer apenas había dedicado un rápido vistazo hacia Robin mientras el chico se acercaba para después volver a fijar su mirada en Nick. Para cuando el pelirrojo llegó a su altura, Daniela parecía estar hablando rápido, como si quisiera terminar antes de que se incorporase a la conversación. Sin embargo, por cómo miraba a Nick, tenía pinta de que algo se les había quedado en el tintero. Hubo un instante de silencio tras el saludo de Robin y la mujer todavía mantuvo la mirada en el escritor un momento más. 

—¿Te hace? —le dijo, dejando la pregunta flotar en el aire entre ellos mientras ella se giraba hacia el muchacho—. ¿Qué tal? Yo soy Daniela —se presentó, sacando la mano del bolsillo para ofrecer un apretón—. Una amiga de Nick.

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30/10/2017, 08:17
Robin

El silencio que aplazó su saludo como si una mano gigante e invisible lo sujetara a un lado a la espera de indicarle el momento oportuno desconcertó al muchacho que buscó con los ojos a su tío preguntando si había metido la pata.

Sus pupilas volvieron a deslizarse a tiempo de atender a la mujer. Pero sus brazos se encallaron con la prisa de ofrecer una mano y no recordar que las guardaba cruzadas.

Robin —respondió para compensar el lapsus de su cuerpo justo antes de llevar la mano correcta a encajar la de ella—. Su ahijado —copió el formato que ella había usado para presentarse—.

Algo en él quedó traspuesto tras su nombre. Se le había hecho extraño, casi ajeno. Seguía sintiendo el escalofrío asociado a su eco y a otros susurros detrás de la oreja que lo hacían amargo. Aunque él quería apostar por el día raro. Se había despertado crítico.

Perdona si he interrumpido —dijo recuperando su mano—. Pero, puedo... ¿Sabes cómo se llama esta Iglesia? —preguntó prudente.

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01/11/2017, 09:27
Nick Bennett

Profecías. Claro que había malditas profecías. Todas las civilizaciones tenían las suyas y todas se contradecían entre sí. Para Nick las profecías eran cosas inútiles, pues no creía en el destino. Pensaba que todas aquellas tonterías de "lo que fue escrito" no era más que sesgo de confirmación y mucho sentido del espectáculo. Sin embargo, respetaba mucho a Daniela, así que hizo por no burlarse.

- Es un niño - respondió -. Los idiotas con los que vivo le han llamado Matata. De momento no he visto ninguna marca, aunque no lo he examinado. Lo haré cuando me toque cambiarle los pañales - compuso una sonrisa de "ojalá fuera broma, ay de mí".

 

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01/11/2017, 09:31
Nick Bennett

Nick se fijó en el movimiento de ojos de Daniela. Sólo podía significar que Robin se acercaba. En efecto, ahí estaba: saludando tan campante y pizpireto, como si el escritor le hubiera dicho "sígueme y espíame" en vez de "voy a salir solo". ¿Tendría Dima acceso a un buen otorrino? 

- El metomentodo de mi ahijado, sí - completó Nick. Y cuando Daniela se presentó dijo: -. Es una vieja amiga, le estaba diciendo que un día podía pasarse a cenar.

Sonrió a su amiga, deseando ver cómo salía de ahí.

- Me hace, por cierto.