Partida Rol por web

Robin negó rápido con la cabeza a la disculpa de Clementine e intentó adornar ese "no pasa nada" con una sonrisa que lejos de parecerse a la suya o transmitir la calma que pretendía, parecía habérsela arrancado a un loco. Por suerte sus comisuras cayeron rápido para volver a esconderse en su prima.

Poco a poco fue adueñándose del ritmo de su respiración y su llantó se apagó bajo las voces de los demás. Dándole a sus oídos algo más que escuchar que sus propios latidos histéricos.

Fue con Axel cuando el pelirrojo quedó en completo silencio. Algo en sus palabras abofeteó sus demonios fuera de su cabeza, sorbió por la nariz e intentó una vez más que sus rodillas trabajaran, se pusieran firmes y le dejaran volver a la mesa aceptando la invitación de Trish.

Dejó poco a poco de apretar las manos de Skyler para solo apoyarse en ellas. No terminaba de estar de acuerdo con su prima, especialmente en lo referente a su responsabilidad en haber forzado el destino pero agradecía tanto sus palabras que ni siquiera se molestó porque tratara sus sentimientos de gilipollez. Y vio en esa súplica escondida de su hermana porque se aferrara a la vida, lo egoista que había sido al conjurar a la muerte en más de una ocasión para que se lo llevara a él también, o en lugar de los demás, sin pensar en quién dejaría atrás.

Era el mismo grito que había dado antes Skyler al advertir de que les podían haber atacado. No podían seguir dejándola sola. 

Tragó saliva antes de respirar un "sí" tan convencido como resignado. Dejó definitivamente las manos de su hermana, y se ayudó con ellas sobre la pierna a ponerse en pie. No tenía hambre, pero conocía muy bien su obligación de comer e hidratarse, como debía hacer Hope. 

La puya de Skyler le arrancó la primera sonrisa sincera desde que había perdido el corazón y así como en cualquier otro momento le hubiese acuchillado, en ese instante, se le antojó un milagro sanador.

— Es una capilla. Japonesa. Un templo. Un templo del barrio chino —omitió mojarse en lo que atendía a Dios. Ya no sabía si no creía o en qué creía—. Lo de Alec, no sé, pero puede ser. Jeff dice que lo encuentras cuando lo necesitas.

Se dejó caer en la silla aunque se moría por ausentarse con la excusa de ir a buscar agua.

Miró a Trish.

— Yo... No. Perdón, me expresé mal, he ido hasta la cruz, pero no la he visto. Me quedé fuera.

Trish se sintió un poco aliviada al ver que Robin la acompañaba a la mesa. Desde allí echó un vistazo a todos y se obligó al menos a llevarse la primera cucharada a la boca mientras escuchaba las palabras de Clementine, siempre mediadora. Todo lo dicho quizá había encendido el ánimo de algunos, pero también había algo positivo: había conectado a Trish con la realidad, trayéndola de quién sabía dónde y haciendo que se centrase en lo que la rodeaba de una vez por todas. Así pues, el ceño de la muchacha se frunció al oír las primeras noticias sobre los tipos de las Tres Cruces.

Después de aquello Trish le dio la oportunidad a una segunda cucharada, aunque tras llenarla esta no llegó a su boca. Asintió con las palabras de su hermana sobre ponerse al día, y cuando intervino Axel lo miró con los ojos bien abiertos, sorprendida. Cuando el violinista terminó de hablar una parte de Trish quería tirarle la cuchara a la cabeza y otra aplaudir. Al final acabo por hacer un breve gesto que no llegó a parecerse a una sonrisa antes devolver a bajar la mirada hacia su plato.

Tras aquello la inventora esperó unos segundos en silencio, pendiente de algunas cosas mientras su cabeza rumiaba otras. Entre todo aquello unas palabras concretas de Morgana llamaron su atención. Sabía que a la militar le costaba aceptar las votaciones. Y decidida tras las palabras de Clementine a buscar la paz, decidió hacer una pequeña concesión tras la discusión de la noche anterior con Morgana.

—Gracias —dijo sin más.

En realidad sabía que aquello no era más que lo que debía hacer, que lo que todos debían hacer. Sin embargo también tenía claro que esas normas Morgana sólo las había acatado tras pactarlas con Nick, y él ahora ya no estaba. De alguna forma que precisamente en eso la militar no discutiera fue entendido por Trish como una forma de honrar al escritor. En ese punto sí se llevó la cuchara a los labios.

Después de seguir escuchando Trish se sorprendió de lo relatado por Clementine, pero no dijo nada. Agradeció que les pusiera al día, desde luego, y al oír a Robin poco después frunció un poco el ceño de nuevo.

—¿Es una cruz en plan cristiana en un templo japonés? —preguntó como si algo no le encajase. Miró a Clementine, que quizá tendría más respuestas al respecto, aunque no esperó antes de plantar un par de preguntas más—. ¿Creéis que la cruz esa de verdad es importante? Porque si es como un monumento, o algo así, vamos a tener complicado traerla. Yo...

En cualquier otro momento Trish se habría negado a creer que algo pudiera ser importante simplemente por serlo. Sí tener valor, o ser codiciado por algunos otros motivos. Los objetos eran objetos, herramientas para un fin y reemplazables por otros similares. Sin embargo antes también le habría costado creer que ella podía conscientemente hacer algo como lo de ese día.

—¿Y María quién es? —preguntó después—. ¿La nodriza? ¿La idea sería que se quedase aquí? —La mente analítica de Trish empezó a funcionar por fin—. ¿Ha sacado adelante a otros críos antes?

Tras esas palabras miró a Axel. Ahora que su cabeza volvía a elaborar pensamientos trabajados se dio cuenta de que ella no aceptaría a cualquiera sólo por haber pertenecido al grupo de Madre Laura sin preguntarle al menos a la monja por qué ya no estaba allí. Creer a quien llegase estaba muy bien, pero no estaba de más pedir referencias concretas. Sin embargo... Era Axel, y lo conocía desde hacía años.

—Sobre Axel —enunció mirándolo a él—, yo creo que lo mejor es que se quede hoy, o un par de días, y votemos cuando todos hayan tenido oportunidad de conocerle. Seguro que para algunos ahora mismo sólo es fiarse de lo que otros digamos. Yo creo que es mejor que todos podamos tener una opinión de primera mano antes de algo así. —Arrugó un poco el ceño mirando al violinista antes de hablarle a él directamente—. ¿Te parece bien, no?

Después de eso llevó sus ojos a Hope

—Supongo que tú no lo tienes decidido aún... ¿Pero tienes una idea de qué quieres hacer?

Tranquila, marine, sé que no necesitas que defienda tu honor. - en realidad, más que meter la polla entre Kane y Morgana, simplemente no creía que fuera el momento para que esos dos se la midieran. Pero claro, no iba buscando gresca, así que se guardó ese comentario y obedientemente se llevó una cucharada de sopa a la boca mientras escuchaba el efecto retardado que su anuncio de búsqueda de asilo tenía en la militar. Su comentario al respecto le hizo sonreír divertido, y asintió desde donde estaba sentado en agradecimiento por cederle un puesto tras el Rolex de granja. 

Gracias, Cass - respondió en cuanto la chica se dirigió a él, volviendo a la sopa una vez ella preguntó sobre las Tres Cruces y Clem explicó la situación. Ahora que todo se veía bastante más calmado y el pelirrojo también se veía un poco más tranquilo gracias a Skyler, volvía a recordar el hambre que tenía. - Si votan a mi favor, claro - respondió a Kane sin inmutarse por su acritud. Peores cosas había visto que un veinteañero que se había levantado con el pie izquierdo, y el como lo mirara definitivamente no le amargaría el día en lo más mínimo.

No pasa nada, Clem, fui yo quien llegó en mal momento - sonrió esta vez con una disculpa en la mirada, aunque no llegase a pronunciarla - Gracias por considerar mi petición incluso ahora. - añadió, pues sinceramente con todo lo que había ocurrido a Axel no le hubiese extrañado que lo mandaran de vuelta donde Madre Laura o donde le saliera de los cojones, pero lejos de ahí hasta que las cosas volvieran a la normalidad. Hubiese sido aceptable, al menos para él. Nadie estaba en ánimos de recibir extraños cuando acabas de perder a parte de tu familia, y ya había abierto el hocico lo suficiente, así que calló y comió de su plato mientras ellos discutían sobre cruces, templos y nodrizas.

Al escuchar su nombre en labios de Trish subió la mirada a ella con curiosidad, y tras oír todo lo que tenía que decir sobre su situación una sonrisa sincera se dibujó en el rostro del violinista. - De hecho, me parece una excelente sugerencia. Las primeras impresiones superficiales pueden ser engañosas. - sus ojos fueron a Morgana con una cómica sonrisa de medio lado antes de volver a Trish para volver a la expresión amable de antes - Además, así quien quiera saber algo de mí tendrá tiempo de preguntar lo que quiera. - ya que, queriendo una oportunidad de quedarse, estaría bastante obligado a responder. Después de todo, entendía que hubiesen preocupaciones respecto a seguridad si no sabían quien estaba durmiendo bajo su techo.

Su intento de conciliación, de poner algo de paz en aquel entorno enrarecido fue vano. Parecía que el grupo estaba obsesionado en sumergirse en una espiral de gilipollez, echándose en cara cosas que no tenían sentido, justificando comportamientos inaceptables y minando las bases del Morris. Alguno lo achacaría al dolor del momento, a la muerte de Nick, pero allí nadie se dolía de su muerte, allí nadie parecía verdaderamente afectado más que unos pocos. Pero el destino de una puta cruz parecía maravillarlos y si se les diera ocasión, estaba convencido saldrían corriendo en busca de aquel trozo de madera o metal. Y a Nick que le dieran por culo. Después, se darían palmaditas en la espalda, perdonándose la mierda que se habían echado unos a otros y pelillos a la mar.

Y cuando Alex abrió la boca, supo que encajaría perfectamente en el grupo. Se abstuvo de hacer más comentarios o de hablar siquiera. Estaba cansado, preocupado por Hope y Robin y el pequeño Thiago, hambriento y con ganas de fumarse un enorme peta de marihuana que adormeciera sus sentidos.

Se sentó junto a Hope, se sirvió un plato y comió en silencio.

Cassandra escuchó atentamente a Clementine y decidió que en ese encuentro estaba parte de la animosidad reinante. Luego vino la explicación de Robin sobre la capilla de Pequeño Tokio y las dudas que suscitaban las incógnitas que planteaban las lagunas. Le pareció raro que Morgana no hiciese algún comentario de los suyos pero agradeció que no volvieran a calentarse los ánimos, a su parecer lo que tenían que hacer era escuchar todo, luego ya procesaría cada uno la información en función de sus creencias y pensamientos. Siguiendo ese curso de acción volvió a dirigirse a Clem.

-La visión que has tenido, ¿te había pasado antes algo parecido? 

La curiosidad inherente a la buscadora se dejaba ver en esa pregunta, pero también había algo más: preocupación.

Desvió la mirada con cierta perplejidad hacia Clem. Compartía su versión de los hechos y la predicadora no había faltado a la verdad, sin embargo el punto de vista de Morga difería en cierto grado acerca de la complejidad de lo sucedido y la actuación de cada uno. Pero Morgana no sentía la necesidad de dar explicaciones ni más detalles. Traspasó el vano de la puerta y dejó atrás los ecos de la conversación. Disponía de datos, fragmentados, y ahora se estaban facilitando más detalles, ampliando y aclarando la información, a la vez que se abrían nuevos interrogantes. Negó con la cabeza para sí misma, ella precisaba de un informe completo, pormenores, concretar los hechos , el momento, el lugar. Daniel había mencionado los tiempos, y puede que tuviese razón. Eso, o desde un principio Morgana debió ponerse en plan autoritario e intimidante. Sea como fuere, sabía que en este preciso instante sobraba de allí. No sentía nada de lo ocurrido, consideraba su actuación correcta, práctica, decidida a conseguir su objetivo.  Pesase a quien pesase, hacía lo que debía hacerse. Como siempre. 

Pero enfiló el camino hacia las escaleras con la sensación de que su trato con Nick se extinguió con su vida. Le asaltó la duda de si debía algo al Morris y sus componentes o solo a su amigo. Se mordió los labios mientras subía los escalones, sin ningún interés de pronto por el asalto, las muertes, la cruz, Pequeño Tokyo,  las visiones o el viaje de Trish. Se encontró vacía, hastiada, sola en medio de un desierto barrido por eternas tormentas de arena. Odiaba esa sentimiento de desolación tan ajeno a ella pero que en ocasiones la asaltaba de súbito.

 “No es mi problema”, se dijo.  Morga tenía sus propios intereses y sería un error despistar el camino.

Hope había permanecido en silencio, con la mirada en su plato y ajena en apariencia a todo lo que iban hablando los demás. Levantó los ojos para mirar a Daniel cuando se sentó a su lado y aunque sus labios no sonrieron el chico pudo notar en sus pupilas que se sentía más cómoda con él cerca. 

Cuando Trish se dirigió directamente a ella la miró. Parecía algo cohibida y tardó aún un par de segundos en responder con un leve encogimiento de hombros. 

—No lo sé. Yo... —Miró a los demás, no había que ser demasiado perceptivo para notar que se sentía fuera de lugar entre tanta gente desconocida en el día en que había perdido a su familia—... tengo que pensar en todo. Aún no entiendo ni siquiera cómo he llegado aquí. —Buscó ayuda en la mirada de Robin, dejando sobre los hombros del pelirrojo la carga de tomar decisiones por ella—. Pero no molestaré mientras esté en vuestra casa, eso seguro. 

Su mirada terminó en la puerta por la que acababa de salir Morgana, para después regresar al plato. 

—Te puedes encargar de la puta vaca —respondió Skyler, con cierta aridez, a las palabras de la muchacha. 

Luego apartó la mirada de ella para sentarse junto a Robin y coger uno de los platos que había servido, aunque por el momento no cogió la cuchara. Sus ojos se alternaron entre el pelirrojo y Clementine, pasando por Trish y entonces resopló entre dientes. 

—No podemos aplazar las cosas para siempre. Hay decisiones que tomar y cuanto antes las tomemos antes podremos pensar en qué vamos a hacer después. —Apretó los labios, se escudaba en la practicidad para no prestar oídos al dolor—. Axel, por mí puedes quedarte. Aunque estés cojo algo podrás hacer. Y vamos a necesitar tu violín. 

Entonces volvió a mirar a su primo. Era evidente por su expresión que había demasiadas cosas que se le escapaban en todo lo que los demás iban desgranando. 

—¿Quién es el Jeff ese y qué dijo? —Resopló frustrada y miró alrededor—. Joder, podríais dejar de contar las cosas a trozos. Algunos hemos estado aquí todo el día y no hay manera de enterarse de todo lo que decís.

Kane permaneció en segundo plano apoyado contra la pared digiriendo la situación, se acarició de lentamente la mano derecha, que estaba enguantada, mientras miraba a la nada. A pesar de todo escuchaba lo que se decía, pero no lo había interiorizado, y con la calma mental a la que había apelado empezaba a hilar una serie de acontecimientos que le hicieron brillar ligeramente la mirada. Un nombre, un acontecimiento concretos, la mirada de Kane se dirigió como una saeta hacia Robin incrédulo, sorprendido.

—¿Jeff? ¿Tuerto? ¿Con una afición insana por los puros? —la familiaridad con el que trataba al hombre que creía que se refería Robin era proverbial, bajó las manos, se puso en pié. Miró a los presentes en silencio, hasta recabar en Trish recordando lo que había dicho anteriormente.

—¿Desaparecen niños? —repitió sus palabras cerrando el puño derecho haciendo crujir el gastado cuero de su guante. Miró entonces al bebé, el agotamiento mental se vio reforzado por convicción. Luego miró a Clementine y bajó la mirada sin decir nada. Rumiaba algo, tambores lejanos dentro de su cabeza.

—Siento haberme puesto de esa manera —dijo con sencillez —. Todo el día tratando de mantener la paciencia y el control porque una pelea no iba a solucionar nada, bueno, para lo que soy yo, ya es un logro —respiró profundamente, la voz estaba vagamente afectada, pero ésta no parecía verse afectada por su enfrentamiento con Morgana, sino por otra cosa más profunda.

—Sea como sea, Skyler, tiene razón —concedió  recuperando lentamente la mejor versión de si mismo —. Hay que tomar decisiones. Ordenar las cosas. Llorar a los muertos como es debido, encontrar si cabe los desaparecidos. Esa cruz.. —miró a Clementine de nuevo frunciendo el ceño levemente —. Estuve hace tiempo en esa capilla, pero no vi nada parecido a una cruz. Pero sé que ese lugar.. posee un aura especial.

El pelirrojo sonrió a su cuñada en esa mirada escapada hasta él, no pretendía decidir por ella pero ya le había asignado una habitación, como a Axel y rincón a Anastasia.

Sin darse cuenta, sin embargo, la animó a quedarse con un asentimiento de mentón y párpados.

Su mirada volvió a caer sobre Dan mientras Skyler rascaba un poco del miedo que había tenido al hablarle a Hope del Morris todavía al pie de las llamas.

Respiró a conciencia intentando purgarse de ideas y pensamientos confusos pero siguiendo la tónica del día solo consiguió avivar el humo de su cabeza y poner más discos rallados a sonar.

Aún recordaba cómo había hablado de más a Dan sobre Alec y descubrió como parte del agobio de que se fuese de la lengua con Hope cosquilleaba en su nariz junto a ese instinto de hermano mayor que no sabía ni que existía en él.

Tomó la cuchara para trastear con la sopa, bajando los ojos al plato cuando su prima le pidió explicaciones por Jeff y él no pudo más que mirarla con cara de no comprender.

¿De verás había quedado tan escondido en su memoria que nunca le había hablado de él?

Miró a los demás buscando apoyo.

¿A ninguno?

Su pecho supo ganar terreno a la espalda al escuchar la definición del hombre profeta y la curiosidad tiró de sus ojos para buscar a su aliado en esa explicación hasta encontrarse con Kane.

La cara de Robin enrojeció con esa coincidencia, asintió rápido y huyó de nuevo al plato. Con un poco de suerte, el pistolero olvidaría haberle visto en la cena y su derrumbe, si de verdad había suerte, sobretodo eso último.

— Sí, es un sitio curioso —musitó antes de responder a Skyler—.Jeff no es de hoy. Es de cuando éramos pequeños, pero con Kane aquí para guiar nos podemos olvidar de él —buscó no tener que confiar en su quebrada cabeza—.

Dicho eso se sumó a la preocupación de Kane y miró a Trish como esperando.

— ¿Y Dima lo sabe?

-De eso estamos todos convencidos -dijo apretando la mano de Hope.

A las palabras siguieron los silencios y después las ausencias. Daniel suspiró viendo marchar a Morgana. No entendía a aquella mujer, y dudaba que pudiera llegar a hacerlo. Ocupaban posiciones diametralmente opuestas en cómo entender la vida y las relaciones. Escuchó a Kane, alzando la mirada para contemplarlo.

-Demasiadas cosas que organizar y demasiado pronto para hacerlo -comentó para a continuación tomar una cucharada de sopa-. Al menos, podríamos darnos de tregua esta noche. No sé, quizá es que yo sea anormal y no entienda las cosas. Quizá sea porque que Nick no esté ahora mismo entre nosotros me impide pensar en otras cosas, darle vueltas a elementos cuya importancia no alcanzo a comprender como esa cruz que empieza a obsesionaros. Quizá porque he oído cosas que todos parecéis asumir con una naturalidad pasmosa y sin necesidad de preguntaros nada -su mirada se centró entonces en las hermanas-. Me gustaría pediros un favor. Dejadlo por hoy. Regaladnos esta cena, comerla tranquilamente y mañana ya centraremos todas nuestras fuerzas en lo que creáis oportuno. ¿Os parece? -una nueva cucharada y volvió a mirar a Kane-. Kane, ¿cómo conociste a Nick?

La buscadora siguió comiendo con la cabeza gacha y los ojos expectantes, esperando por respuestas que no sabía si llegarían, y oyendo nombres que no sabía a quién pertenecían. Comió, escuchó y calló. Mucho había hablado ya, primero dando voz a los que no podían y luego... luego una mierda había llevado a otra.

Las palabras y la mirada de Daniel hicieron que Cassandra dejase la cuchara por fin en el plato y lo mirase largamente.

-Yo te regalo todo el tiempo que quieras, -le contestó sin elevar ni una octava su voz -pero los militares esos de negro no creo que lo hagan.

No añadió nada más. Cass entendía lo que él decía, lo que muchos necesitaban incluyendo ella misma, pero la relación entre los Titans y ellos existía, si habían matado a todo el campamento y no habían encontrado lo que querían seguirían buscando. Se levantó y miró a Robin.

-No te culpes pensando que podías haber hecho algo para impedirlo, ellos eran demasiados. -y sin esperar ninguna reacción por su parte añadió -Gracias por la cena.

Se había dado cuenta que había empezado a dar por sentadas muchas cosas, tenía que rectificar su manera de pensar o caería en una complacencia peligrosa. Recogió su parte y se encaminó a la salida. Si cambiaban de tema y se ponían nostálgicos no quería estar presente, si nadie se dirigía a ella se marcharía. 

- Alguna vez...- respondió, la predicadora, ante la pregunta de la buscadora- Pero esta vez ha sido... Mucho más intenso que en otras ocasiones. -confesó, suspirando, escuchando cómo el eco de las pisadas de Morgana se perdía por las escaleras, mientras se decía que, por ahora, aquella era la mejor opción. Los ánimos entre ella y Kane debían destensarse. Y para ello hacía falta algo de distancia.

Miró también a Robin, algo perpleja, al escucharlo mencionar a Jeff. Un nombre, que supo, suscitaría una reacción instantánea en Kane, que de hecho respondía, y parecía tensarse, buscando su mirada al mismo tiempo que preguntaba por aquellas desapariciones que había mencionado Trish. 

Clementine comprendió. Escuchó los truenos lejanos de la tormenta, y el crujido del guante derecho de Kane, y le devolvió la mirada, con un temor soterrado y razonable. Con preocupación, pero también con el entendimiento que debía estar buscando el pistolero. Asintió ante sus últimas palabras, que parecían coincidir de pleno con las que pronunciaba Daniel a continuación, y por primera vez desde que hubiese llegado, se levantó. 

Se levantó, apoyando la espalda contra la pared, a su lado, tomando silenciosamente aquella mano que crujía con suavidad, apretándola con gentileza, pero firme, entre los dedos, como un ancla al surcar las aguas turbulentas. 

- Kane y yo estamos aquí por Nick. Él me conocía de antes. Nos invitó a venir, cuando supo que ya no contaba con el apoyo de mis Hermanos.-dijo- Me temo que Kane no lo conocía más allá de lo que implica convivir con alguien a quien respetas. - añadió, posando entonces la mirada sobre Robin y Skyler, y sobre Trish, añadiendo finalmente a Axel y a Hope en aquel gesto- La misa de esta noche será dada en honor a aquellos que hemos perdido. Hoy... Y en cualquier otro momento.-dijo, apretando la mano del pistolero un poco más- Quien lo desee, puede venir. Sabéis que esa puerta está siempre abierta. Y tras la misa...  Cada uno podrá aportar lo que considere oportuno. Ya sea alguna anécdota, su propio sentir al respecto... Algunas palabras significativas... O símplemente un silencio respetuoso.-indicó, conciliadora- Yo tocaré. La música que le gustaba a Nick. Y cualquier otra canción que  me pidáis, en nombre de quien ya no está, siempre que me la sepa o pueda improvisarla. 

Trish escuchó la respuesta de Axel con el rostro ligeramente más relajado, asintiendo al tiempo que tomaba otra cucharada. Se sintió ligeramente mejor al escuchar de boca del violinista que su idea le parecía tan buena. La pena seguía con su impronta en su mirada y en sus gestos, pero por unos segundos la muchacha de pelo azul volvió a ser un reflejo de la que era normalmente.

Después de eso la muchacha volvió a encontrar en el silencio un aliado. Escuchó a Hope y torció un poco la boca cuando esta dijo no entender cómo había llegado al lugar. Trish se quedó con ganas de responder, de explicarle lo inexplicable... Pero no podía. Había para cosas para las que no tenía justificación.

Poco más tarde, al oír cómo Skyler quería poner orden a todo, Trish la observó un instante antes de llevar sus ojos a Axel con la mención del violín. Por cómo lo había dicho, parecía que la muchacha quisiera hacer una fogata con él.

Ante la pregunta de Kane Trish se limitó a asentir respecto a lo de los niños, y suspiró poco más tarde. No entendía cómo tenía la seguridad de haber estado en el templo ese de la cruz si no la había visto y no se había dicho nada más que el hecho de que era un templo en el Pequeño Tokyo, pero creyó firmemente en lo que él decía. Luego miró a Robin.

—No sé si lo sabe —contestó, sin plantearse el por qué de esa pregunta.

Trish no llegó a decirlo en voz alta, pero sí pensó en que también estaría bien saber si Nick había cumplido su parte del trato con Jimmy. No fue hasta entonces que se hizo consciente de que nadie había respondido a sus propias preguntas. Tampoco se sintió ni con fuerzas ni con ganas de insistir.

Para cuando Trish volvió a ser consciente de la realidad quien hablaba era Daniel. La muchacha pilló el hilo a tiempo de estar de acuerdo en varias de las cosas que decía, pero en cuanto oyó la pregunta que dirigía a Kane sintió un sudor frío empezar a cubrir su cuerpo. Su mandíbula tembló sólo un instante, lo justo antes de que ella se diera cuenta y comenzase a apretarla. Daba por hecho que Daniel sólo había comenzado por Kane porque por alguien tenía que hacerlo, pero entendía sus intenciones. Las entendía y quería evitar a toda costa ese momento. No estaba preparada. No esa noche.

Con cierta torpeza, mientras Clementine hablaba Trish dejó su cuchara en el plato y se puso en pie justo tras Cassandra. No dijo nada, ni dio explicaciones: seguramente no hicieran falta. En ese punto se dirigió hacia la cocina, dispuesta a dejar allí las cosas antes de salir.

—Si necesitas más ropa o algo, avisa o cógelo— dijo al pasar cerca de Hope, sin levantar la voz más de lo necesario.

Sin tener nada que decir, se concentró en su comida en el más absoluto silencio, lamentando que Morgana decidiera irse pero esperando que eso ayudara un poco a mantener el buen humor entre el resto de los Morris. Se veían como un buen grupo, por lo que conservaba la esperanza de que todas esas discusiones fueran solo producto de algunas diferencias potenciadas por un duelo que nadie sabía enfrentar y no de problemas más profundos que les resultara más complicado solucionar. 

El comentario de Skyler le hizo sonreír divertido, soltando un poco de aire por la boca al hacerlo. - No estoy tan cojo - respondió recordando la sugerencia de la rubia de que empezara a usar bastón. Un poco más y ya le daba un carnet de la tercera edad. - Y no te preocupes, me quede o no puedo venir a tocar de vez en cuando - le ofreció como consuelo preventivo sin perder el buen humor, pensando que si la votación tenía que ser unánime podría ser un problema el conseguir el sí tras su intervención. 

Mientras volvía a comer, le alegró ver que Kane entraba en razón. Sabía que la disculpa no iría para él, ni de cerca, pero no era Axel quien necesitaba ese gesto ahora mismo. Él aún no era parte del grupo, así que nadie contaba con él para nada. Cuando mucho, podía ser un bonus o demérito inesperado.

Aunque la idea de Daniel no pareció ser bienvenida por todos, y hasta cierto punto le confundió que justamente Trish eligiera marcharse con Cass en vez de recordar los buenos momentos que hubiese vivido con Nick, sonrió con la comisura de los labios al ver que al menos Clem respondía positivamente. Mientras la escuchaba, llegó a la conclusión de que seguramente Trish querría estar sola o ya había tenido demasiado por un día, y no había necesidad de darle más vueltas a que dejara el comedor. 

Dejando el plato que ya había terminado, se humedeció los labios antes de hablar tras la invitación de Clem.

Si a nadie le molesta, me gustaría interpretar alguna pieza tras la misa. Quizás no éramos particularmente cercanos, pero conocía a Nick desde que él daba clases en La Comunidad y siempre me pareció un buen tipo, así que... me gustaría poder rendirle honores como merece. - miró a los presentes, por si hubiese alguna queja, y luego posó su mirada sobre Clem. Al menos sabía que una persona de los que estaban ahí apoyaría esa idea, o habría dudado mucho más de plantearlo - O si prefieres que te acompañe en alguna pieza que a él le gustara, no sé, lo que les parezca bien y moleste menos. 

La respuesta de Clementine a Cassandra atrajo la atención de Skyler hacia ella. A la rubia parecía resultarle mucho más sencillo escuchar a la predicadora hablar de visiones que a la buscadora y sus ojos se tiñeron con fervor al escucharla. 

—Yo iré —dijo de inmediato, mirando a Robin con expresión interrogativa—. Por Nick y por Nate. También por Aurora. Pero no por Elijah —señaló, tajante, mirando de nuevo a Clementine—, no rezaremos por él. Ni se merece vuestra música.

Dicho eso apretó la mano de su primo una última vez antes de coger la cuchara y meterla en su plato. Probó la sopa y habló de nuevo, mirando hacia Daniel. 

—Sigo pensando que deberíamos decidir antes de nada, para que no nos puedan pillar en bragas. Pero si es lo que necesitas, ya lo hablaremos mañana por la mañana —Parecía que hacía esa concesión a lo que consideraba un asunto de sentimientos por parte del joven. Luego hizo una pausa y siguió—. Yo conozco a Nick desde siempre. Andaba mucho con mi tío cuando era pequeña. —Frunció un poco el ceño y contempló a Cass y Trish saliendo de la sala antes de devolverle a Daniel la pelota—. ¿Cómo lo conociste tú?

La muchachita que había llegado con la vaca había seguido con la mirada a las dos que se marchaban, pero al susurro de Trish tan sólo había respondido con un asentimiento de cabeza que la inventora ya no llegó a ver. Para ese momento ella ya estaba terminando su plato y seguía en un silencio algo incómodo mientras unos y otros iban hablando. 

Se inclinó hacia Robin al tiempo que Skyler hablaba sobre Nick y dijo algo en voz baja hacia él. Después se lo quedó mirando a la espera de respuesta, pero sin que pareciese hacer mucho caso a lo que decían los demás. Parecía sentirse al margen de sus discusiones, planes y conversaciones. 

—Robin... —llamó muy bajito—. Estoy algo cansada y me gustaría irme a dormir pronto... ¿puedo coger una manta de tu cuarto?

Las dos hermanas abandonaron la sala común y la calma del pasillo las recibió. No se oía más ruido en el refugio que el que salía de la estancia que acababan de dejar atrás. Todo parecía estar como siempre, salvo por el olor a estiércol que llegaba del lugar donde habían dejado a la vaca y la ausencia que todos llevaban clavada en las venas.