Partida Rol por web

—Yo quiero ir a ver esos dibujos —Skyler intervino con determinación. 

No era habitual en ella esa disposición a alejarse del refugio. Desde que había llegado a él, perdiendo a su madre en el camino, la rubia nunca había querido participar de ninguna de las excursiones que salían de Sugar Hill. Salía del Major Morris, sí, para pasear por los alrededores, ir al Trafalgar Tavern, al Trueque de Jackie o a visitar el refugio de Madre Laura. Pero no había cruzado esa barrera invisible que separaba aquel pequeño reducto de calma que era ese barrio del resto de Nueva York. 

Su mirada se detuvo en Robin y se mordió el labio, inquieta por lo que acababa de decir. Cuando siguió hablando parecía que las explicaciones eran principalmente para su primo. 

—A lo mejor sí que estoy y no me habéis reconocido. Tendré que ir yo para encontrarme —señaló, con ese tono tan típico en ella de «al final lo tengo que hacer yo todo para que esté bien».

Parpadeó ante la cascada de información de Clementine. Había creído poder establecer una conexión entre lo visto por Trish y el resto del grupo, y lo dicho en la reunión con Macbeth, un potencial hilo del que tirar para obtener más información si no se equivocaba, y resultaba que su joven sacerdotisa parecía una vieja enciclopedia. Se asombró una vez más de lo poco que conocía a la gente Morris pese a vivir con ellos y una vez más le pesó lo poco comunicativa que era la gente. Quizá todos fueran piezas de una misma maquinaria, pero estaban muy lejos de funcionar de forma coordinada.

Daniel sonrió ante la vehemencia de Cassandra cuando dijo que no eran títeres y que el libre albedrío seguía allí, para ignorar lo que fuera aquello para lo que parecían predestinados o para marchar y dejarlo todo atrás. Aquel último comentario no se lo tomó como algo personal, pese a lo acaecido hacía unas horas y pese a sus deseos de marcharse. Pero afortunadamente, había tenido a Robin a su lado mientras el resto partía hacia la cripta, habían hablado y, de algún modo, le había hecho ver el cuadro desde una perspectiva más amplia que la de su propio ombligo.

-Quizá sea el momento de pronunciarse. ¿No crees, Cass? En lo que a mí respecta y pese a los últimos acontecimientos -miró a Morgana un instante-, no voy a irme de aquí. En lo que respecta a todo este asunto, predestinados o no, títeres o no, me apunto. Y diría que si estamos llamados a ser un grupo cohesionado y bien engrasado, estaría bien que además de parecerlo lo fuéramos -miró a la exmilitar de nuevo tras un breve silencio. Daniel estaba serio y una sombra de arrepentimiento aleteaba en su mirada-. Y quiero pedir perdón a Morgana. Siento haberte disparado -tenía la mirada clavada en ella-. Pasara lo que pasara, debí haber... -se interrumpió. Recordaba vívido el momento, la mano oprimiendo su cuello, la otra mano estrujando sus testículos, la espalda en el muro y los pies en el aire, el estampido, el olor de la pólvora, la sangre-. Bueno, no sé qué debía haber hecho, pero lo que hice no era la solución. 

Hubiera querido acercarse a ella y tenderle la mano, pero presuponía cuál sería la reacción de la exmilitar. Mejor no tentar la suerte.

-Más tarde hablaré con vosotros dos. Hay un par de temas que quiero tratar con vosotros –les dijo a los chicos.

Después continuó escuchando. Morgana se restregó la lengua por las encías superiores. Le hastiaba el asunto. Muy bien. Eran los elegidos de mierda. Debían permanecer juntitos. Una zorra de cabellos blancos así lo señalaba y un capullo tuerto, o no, predicaba en su nombre. Había quedado claro. La cosa era como aguantarse unos a otras. O cómo soportarlos ella y viceversa. Porque si le había asegurado a la esforzada Cass que la ayudaría en esta tarea, ahora, aquí todos reunidos, es que no podía sufrirlos. O no hoy. Ahora. La fiebre que sentía no ayudaba a enfriar sus pensamientos.

Clem lloriqueaba lamentando no haber venido con ellos. Morgana puso los ojos en blanco. Y luego estaba Skyler, insistiendo. La madre que me parió, pensó. Y con la última parrafada de Cass, Morga se echó a reír.”Se llorará su ausencia”. Me mondo. 

La militar quería ser constructiva. A su manera. Tomó la palabra cuando Dani terminó su rollo informando de lo que tarde o temprano saldría a la turbia luz en la conferencia reunión.

-Muy super místico, Shami. De la hostia. –Se giró hacia Skyler.- No estabas Skyler. No perteneces al club de los putos nuevos apóstoles de una guerra antigua y eterna. Te jodes. No te lo quieren decir pero para eso estoy yo, para ladrártelo a la cara. Pero si quieres, te cedo mi puesto. Así dormirás tranquila sin mearte en la cama ni cagarte en los muertos del pintor.- Le entregó esa sonrisa torcida y sucia.-¿Tienes algún poder? Di. Cass, Clem, Trish…son...como mutantes, y tiene sentido que sean representadas en esa cripta. ¿Y los demás? –Paseó la vista de uno en uno- ¿Alguien vuela? ¿Camina sobre las aguas o atrapa las balas con la boca? Hay que ser muy imbécil para no pensar que alguien más tiene algún secreto escondido. Va, joder, ¿nadie tiene cojones de decirlo?

Se puso en pie.

-Pues ya está jodidamente decidido, ¿no? Hay que hablar con Macbeth y buscar a ese capullo cachondo de Jeff. Buscad un hueco en la puta agenda de la semana para eso y para una visita a la capilla Sixtina. No hay nada más que hablar, ¿o nos vamos a eternizar en una de vuestras interminables charlas sin fin?

Miró a Daniel- A ver capullo, tu perdón te lo metes por el culo. Yo lo intenté esta mañana en el viaje de ida. La cagaste. Y yo soy una puta tía que no da otra oportunidad. Temías por tu vida y actuaste. No me toques más los huevos. No te he arrancado tu puta cabeza en La comunidad y no lo haré ahora ni mañana. No temas. A no ser que considere que eres tan gilipollas que mejor muerto a que representes un peligro para este grupo.

Se mojó los labios con la lengua – Te diré lo que deberías haber hecho. Aprender a manejar un puto revólver. Y a entender que yo no me cargaría a ninguno de vosotros. No es tan difícil comprenderlo. Asimilar de una puta vez el motivo por el cual Nick me trajo aquí.

Puta mierda, tengo algo de fiebre. Me cago en mis muertos. He de hacer muchas cosas esta semana.

Algunas fueron muy felices haciendo música y baile - le contestó con una sonrisa divertida porque el enano pensara que llamarlo mujer era un insulto, especialmente cuando el chico se criaba bajo el mando y protección de una. 

Axel frunció ligeramente el ceño al escuchar lo que Clem contaba sobre lo que ella y Kane habían sentido.Por lo bajo, asintió y para no interrumpir demasiado fue tan preciso y conciso como pudo - Yo también. Sentí que era una pieza de un engranaje, de algo mucho mayor. - anunció, pues aunque en el momento no le había dado mayor importancia, era diferente si se pensaba que todos habían coincidido en esa sensación. 

Al oír que Clem había ido sola frunció un poco los labios, pues a él le hubiese encantado participar de esa charla. Sin embargo, aunque así fuera, no tenía derecho a recriminar nada. Si no lo necesitaban ahí, estaba bien que no lo llevaran. No quería ser más molestia que ayuda. Ahora, con lo de la profecía de la era de piscis... ¿No había escuchado alguna vez algo similar sobre el fin de la de acuario? Le sonaba a que si. A que como el Y2K, y el 6 de junio del 2016, y el calendario maya... podían ser simples profecías de mierda. Por otra parte, si alguien tenía una mejor explicación para los murales y su posible significado, no era él. 

Por lo demás, asintió seriamente a la sugerencia de Cass de mantener todo en secreto, o al menos hasta donde se pudiera. Lo cierto era que por cada profecía había algún loco determinado a hacer que no se cumpliera, y personalmente prefería mantenerse vivo. 

El portorriqueño no se mostró sorprendido con la noticia del disparo, sino que sonrió cálidamente al escuchar que lo hablaban abiertamente y que el chico se disculpaba. Lo consideraba un gesto honorable, y le agradaba saber que no decidían tratarlo en privado, excluyéndolos de ello. 

Por otra parte, cuando Morgana comenzó a soltar su discurso, el violinista suspiró por lo bajo. Dudaba que Morgana alguna vez cambiara su particular estilo de conversación, pero por alguna razón, tras la última reunión, había esperado que intentara suavizar un poco sus palabras. Claro, también era cierto que seguramente no estaba en su mejor humor con el disparo. 

Yo no hago nada. No sé que mierda pinto en ese mural - se encogió de hombros. Ojalá pudiera caminar sobre el agua para buscar algún refugio decente lejos de toda la mierda de apocalipsis en que estaba convertido Nueva York, o atrapar las balas con la boca, para haber atrapado la que le había jodido la puta rodilla. Bah, ojalá tener cualquier poder. Con lo genial que sería eso - ¿Y tú? ¿Eres como yo y no haces nada o tampoco hay cojones de decirlo? - alzó una ceja, mirando a la marine. Porque si partía por ahí...

Sobre el resto... bueno, sobre el resto no tuvo mucho más que decir. Los planes le parecían bien y, aunque el tono que había usado con Daniel no era su favorito, estaba en todo su derecho a no perdonarle nada. Además, hasta cierto punto, tenía razón. A estas alturas ya todos debían saber que si Morgana los quisiera muertos, lo estarían. Un soldado como ella no necesitaba los conflictos y el espectáculo. Si realmente los quisiera muertos, bastaría una noche, bah, una media hora, y podría cargarse al Morris entero sin protestas ni peleas. En su vasta experiencia al respecto, tenía tan claro que el perro que ladra no muerde como que los depredadores más letales jamás los ves venir. Justamente eso, esa última certeza, era la fuente de sus pesadillas.

Ante las palabras de Kane, Trish asintió. En ese punto ya estaba convencida de la relación entre el mural y Jeff el Tuerto, y también de que él los había reunido en el Morris. Ahora faltaba que estuviera él para empezar a responder a la montaña cada vez más grande de preguntas.

Después escuchó a Axel y a Clementine, y algo dentro de la muchacha vibró al oír que ellos también habían sentido algo. Bajó la mirada al oír lo de que Macbeth tenía contactos, y se quedó pensando en el resto de su historia.

Lo que dijo Cassandra, sin embargo, le hizo saltar las alarmas al no haber hecho las mismas conexiones que ella. No le gustaba poner en duda sus palabras en público, pero aún así hizo un gesto con la mano.

—Espera, Cass, espera —le pidió, aunque dejó para más tarde explicar el por qué. Antes de eso escuchó a Daniel y le sonrió con lo que dijo del disparo. De haberlo tenido más cerca, le habría abrazado. Un peso que llevaba desde hacía horas en sus hombros se liberó al escucharle, y se puso de mejor humor. Tanto, que le pareció que las palabras desagradables de Morgana para su amigo bien merecían una burla.

—Dice que te perdona, y que si quieres te entrena para que la próxima vez dispares mejor —comentó con una media sonrisa. Incluso se permitió mirar luego a Morgana con una complicidad que probablemente no fuese correspondida. Pero el alivio después de que Dan sacase el tema así era tan grande, que sólo podía sentirse bien.

Tras escuchar a Axel Trish se lo quedó mirando, dudando un instante.

—A ver, dos cosas —enunció, retomando con la primera lo que le quería decir a Cassandra—. ¿Cómo sabemos que la diosa Luna es la correcta? —preguntó—. Quiero decir, si con ella viene el cambio, se completa el ciclo, acaba esta era y esas cosas, y esta es la última era... ¿Cómo sabemos que lo mejor no es impedir todo eso?

—Y lo otro... —suspiró antes de continuar—. Si a los demás os ha pasado alguna vez algo raro, por pequeño que sea, este es un buen momento para comentarlo. —Miró a Daniel, como pidiéndole que empezase él, pero sin tomarse la libertad de hablar en su nombre—. Estamos en esta movida juntos, eso está claro. A mí lo de aparecer en otro lado ya me pasó una vez de cría, no sé si os lo dije. Así acabamos separadas durante años Cass y yo —explicó, extendiendo una mano para tomar la de su hermana—. Y lo de hablar con la cabeza... También. Eso ayudó a que nos reencontráramos después de años.

La buscadora se quedó pensando en las palabras de Sky, para ser sinceros al lado de Robin sí que había algo más dibujado, si bien no era una persona... asintió a la propuesta de Dan y sus labios se torcieron en media sonrisa con la intervención de Morgana, "la tirita se quita de golpe" debería ser un buen eslogan para la ex militar, pero como en el fondo tenía razón simplemente esperó a que alguien más dijese que le había pasado "algo".

Parecía que nadie se atrevía, o que no sabían que hacían ese "algo", podía ser, ella tenía la reciente impresión de poder hacer más, pero no sabía qué exactamente.

La explicación de su hermana a Daniel hizo que alzase una ceja, no tenía claro que eso de ir "traduciendo" fuese buena idea, a ella le pareció una buena forma de relajar el ambiente, aunque nunca se sabía por dónde iba a salir la aludida... pero la pregunta que le dedicó a ella hizo que volviera sobre sus palabras y sus pensamientos, tenía razón, no tenían forma de saber si lo que debían hacer era ayudar a la tal Luna o detenerla, pero eso de momento carecía de importancia y así lo verbalizó.

—Tienes razón, no lo sabemos, esperemos que Jeff despeje esas y otras dudas, pero siempre he creído que el inmovilismo no es bueno y que los cambios bien hechos son necesarios, avanzar o morir.

Cogió la mano que le tendió y la apretó, pensando que por esos "poderes" la más joven había pasado por mucho, quería poder echarles la culpa de todo pero en el fondo no podía, no podía porque como había dicho tenían que avanzar y en ese mundo cruel quizás aquella había sido la mejor forma de que sucediesen las cosas, no se podían dar el lujo de pensar en los "y si" en pasado. Debían mirar al presente y tratar de construir un futuro, ahí es donde debía ir el "y si" —Y si ese cambio es para mejor—.

La abrupta respuesta de Morgana no era algo inesperado, así que Daniel se limitó a escucharla, extraer de ella lo que había que extraer y evitar contestación alguna de su parte. ¿Podría haberlo hecho? ¿Podría haber querido saber aquella razón por la cual Nick había llevado a Morgana al Morris? Indudablemente. Pero no era el momento ni el lugar. Y quizá nunca llegaran. Lo había dejado claro. No habían segundas oportunidades.

Ante la intervención de Trish, evitó sonreír, y se limito a una muda y breve negativa con la cabeza para que no siguiera por aquel camino. La paciencia de la exmilitar no estaba en sus mejores momentos. Tentar la misma no parecía buena idea. Pero fuera como fuera, no se arrepentía ni de su propia intervención ni de su declaración pública. Por delante había un largo camino a recorrer con Morgana. Pero no era el único.

Carraspeó.

-Tanto Trish como Clementine saben desde hace tiempo que poseo cierta habilidad -recordaba aún aquella conversación previa a su entrada en el Morris-, una capacidad para influir en terceros y obligarles a actuar incluso en contra de su voluntad o sin mediar esta -dijo con sencillez.

No tenía más que añadir.

La rubia fulminó a Morgana con la mirada cuando la exmilitar insistió en excluirla. Su cara estaba roja y parecía a punto de echar humo por la nariz. 

—Qué sabrás tú —le espetó frunciendo el ceño cuando los demás terminaron de hablar—. Y no. Yo no tengo poderes místicos ni ninguna mierda hereje de esas. ¿Y tú, Morgana? Balas ya sabemos que no paras —señaló, alzando las cejas.

Paró apenas un instante para tomar aire, pero rápidamente siguió hablando.

—Y si no estoy en el techo ese pues mejor. Tiene pinta de ser una blasfemia total. A lo mejor es una tentación del infierno y ahí estáis tan contentos. ¿O soy la única que piensa que el bicho ese que habéis traído da un mal rollo de la hostia? —agregó, señalando con el dedo la pieza que Trish le había pasado a Daniel. 

Lincoln miró a Axel cuando habló hacia él como si el violinista hablase en otro idioma o fuese un espécimen extraño. Pero después se limitó a asentir con la cabeza a lo que les dijo Morgana y a seguir mirando a unos y otros mientras hablaban. 

Shamira seguía asistiendo con fascinación a todo lo que iban contando. Seguramente no estaría entendiendo todas las implicaciones de lo que allí salía, pero no se perdía ni una palabra. 

Cuando Skyler mencionó la cabeza de carnero, a Shamira se le fueron los ojos a ella. 

—A mí no me da mal rollo —protestó—. Me parece muy mística. A lo mejor es mágica, como vosotros. —Miró a Daniel y señaló la pieza para pedírsela—. ¿Me la dejas ver?

Al final iba a resultar que el viejo tenía algo de razón. Algo, se resistía a dársela, con ímpetu a decir verdad. Volvió la mirada hacia Axel atendiendo a su pregunta.

—Nunca me dijo cual. Solo que me preparaba para ella —respondió con sencillez, pero con honestidad —. ¿Sinceramente? Nunca creí que nada de lo que dijera fuera cierto. Solo paranoias del viejo.

Se mojó los labios pensativo mientras escuchaba las predisposiciones de unos y otros, no intervino, pues tampoco tenía mucho más que decir al respecto. No sabía de murales y la única predestinación que había sentido ya restaba revelada. El pistolero no tenía mucho que decir respecto a ninguna habilidad excepcional que pudiera poseer, ni tampoco tenía humor para entablar ninguna conversación con Morgana.

No entró al debate de certezas o no de todo lo que se estaba revelando, para él aun quedaba todo muy lejano. Su cabeza se encontraba inclinada a volver a ver a Jeff. Pero pesaban sus últimas palabras, y dudaba de, si realmente, aquel encuentro iba a ser como lo esperaba.

-No tengo ni puta idea, violinista, de lo que puedo hacer. –Morgana rodó los ojos. ¿pero qué coño me dice de cojones, no me conoce acaso?- De qué vas, capullo. Soy buena repartiendo hostias, será eso –se cachondeó.

Trish quiso relajar el ambiente. Hacerse la graciosa. La mujer iba a soltarle un bufido pero algo en su interior la detuvo. El recuerdo de las docenas de conversaciones con la cría, en particular las últimas. Tuvo que relajar la mandíbula, casi de manera involuntaria. Claro que mostrarle el dedo corazón alzado fue lo menos que podía replicarle.

Luego seguían las suposiciones, hipótesis y teorías. Más lo que soltó Dani. Pues qué bien. Si eso era cierto, si intentaba obligarle a realizar o decir alguna cosa a ella, mejor que fuese que se cortase el cuello. De lo contraria Morgana le sacaría las entrañas y se las volvería a meter por el culo.

Estaba harta. La reunión tenía pinta de continuar. Descargó su frustración y confusión sobre Skyler- Podría serlo, rubia. Eso fue lo que me recordó a mí. Un diablo, que lo mismo viene a rompernos el culo a todos y a cagarse en tu dios. También esto es blasfemia, supongo. Me lavaré la puta boca luego.

La militar no estaba aportando grandes ideas. Pero bajo su punto de vista no había mucho más que decir o tratar. Con todo, se estaba conteniendo, conocedora de la gravedad del asunto tan inusual, asombroso, sorprendente hasta el absurdo. Se sentía naufragar, probablemente porque era incapaz de tratar o asimilar la situación.

Incapaz de controlarla.

Lo que Daniel dijo que podía hacer hizo que a Cassandra buscadora se le quedase un poco de mal cuerpo, frente a alguien que podía controlarte así, cómo saber cuando estabas siendo tú y cuando él te estaba influyendo... Alejó esos temores con un parpadeo rápido —El miedo a lo desconocido no es bueno, si él quisiera hacernos algo ya lo habría hecho, por ejemplo, en vez de disparar a Morgana la hubiese forzado a hacer lo que se le hubiese ocurrido. Dan es nuestro amigo, igual que yo lo soy de ellos.— pensó dando por concluido el episodio de desconfianza, si ellos la habían aceptado con su don ella no iba a ser menos, por mucho que a primera vista el del chico pareciera más agresivo que el suyo.

—Gracias Daniel por compartirlo con todos. —lo dijo de corazón pues sabía cuánto podía costar eso de contar algo tan personal, y raro de cojones, a gente con la que todavía tenías roces y no sabías cual iba a ser su reacción —¿Puedes hacer eso sólo con una persona o con más?

Después de aceptar al joven tal y como era, la mente inquieta de la buscadora ya estaba buscando aplicaciones de su don que les fueran beneficiosas, y más con las tareas que se les venían encima. Entonces miró a Kane, entendía esa negación, ella lo había hecho cuando su don se manifestó al principio, se dijo que sólo eran sueños, y lo siguió pensando hasta que uno se hizo realidad, escena por escena y lágrima tras lágrima.

—Quizás sería mejor que no fueses tú quien lo buscase, según dijiste cuando tú y Jeff os volváis a encontrar será... algo especial.

No quiso profundizar más en eso pues tampoco se sentía bien inmiscuyéndose en la vida del pistolero, a lo mejor el tuerto lo estaba esquivando a él precisamente hasta que fuese "el momento", pero si era cualquier otro del Morris quien lo buscaba sería más fácil encontrarlo. Y entonces Skyler y Morgana se dejaron llevar, dos trenes acelerando por la misma vía y en direcciones opuestas.

—¿Blasfemia? porque se sale de los cánones aprobados por los gobernantes de hace dos mil años que no querían perder su trono y ¿qué es exactamente el infierno? porque ahora mismo no estamos en un vergel ni comiendo maná. —no lo pudo evitar, las religiones en general le levantaban un sarpullido por todos lados difícil de ignorar, con su visión en blanco y negro de las cosas, decidiendo qué era correcto y qué no —¿Y los alados? porque si son los ángeles de la biblia, ya veo como se preocupan de nosotros y nuestras almas. ¿Esos en qué categoría entran? Serán toda la blasfemia que quieras pero ahí están, gobernando y pisando a su antojo. Ese cuento del bien contra el mal no es más que eso, un cuento para entretener y encadenar con su "moral superior". La verdad... la verdad es que todos quieren el poder, todos lo queremos porque creemos que nuestra causa, nuestros motivos, nuestra "solución" es mejor que la del de al lado. Soberana gilipollez.

Parecía que la buscadora se había arrancado la tirita con demasiada fuerza, que había vomitado por la boca muchos de los pensamientos que la asediaban y contra los que se revelaba. Con el punto final se dio cuenta de ello, metió de nuevo la mano en el bolsillo con rapidez y apretó las mandíbulas.

—Nadie está obligado a participar en nada que no quiera, aparte de las actividades de siempre por supuesto, y la puerta está abierta para quien no pueda convivir con el resto. Kane, si necesitas ayuda con lo de Jeff sólo dilo.

Para Cass estaba claro que fuese lo que fuese lo que los había unido, lo había hecho en el Morris y ahí se quedaría. Nadie tenía porqué seguir allí, pero ella no se iría, se quedaría tratando de seguir las migajas de pan, buscando la respuesta a todos los interrogantes que tenía, que eran muchos.

Clementine quedó pensativa, suspirando hondamente, mientras miraba a unos, y a otros, escuchándolos- No he visto ese mural, Skyler, y no puedo confirmarte si estás o no, pero no sé si estar representado en él es algo... Positivo. -apuntó, aún con la mano sobre su crucifijo, apretando los labios en una fina línea al escuchar a Danieñ y Morgana, y finalmente, negando con el rostro, mesándose las sienes al escuchar a Cass, antes de estirar la mano derecha y tomar la de Kane. 

- No hay necesidad de que nos hablemos en ese tono, Morgana.-dijo, a modo de petición- ¿Qué ha ocurrido? ¿Cómo ha acabado Daniel disparándote? ¿Te encuentras bien? ¿Necesitas que alguien te mire esa herida?-preguntó, posando la mirada sobre el último interpelado- Y sí, doy fe. He visto lo que Daniel es capaz de hacer.-confirmó, antes de dedicar su atención a Cass, y de nuevo a Morgana, de quien esperaba una respuesta a su misma pregunta, tal y como había exigido Skyler- No hay necesidad de ofender las creencias de nadie. Ninguno de nosotros sabe exactamente qué es todo esto. - aseveró, frunciendo el ceño, seria- Los ángeles tienen diferentes representaciones en la Palabra, Cass. Pero son fundamentalmente seres espirituales. Incorpóreos. Los alados, sin embargo, son algo que se asemeja a la representación que los hombres han querido darle a los ángeles. Se asemejan a un producto de idolatría, equiparable al vellocino de oro. -afirmó- Pueden, y creo, que son una señal. Que su aparición es importante y anuncia el cambio al que se ha visto sometido el mundo desde hace años. Pero no son seres espirituales e incorpóreos. - suspiró, nuevamente- Es como dar por hecho que Dios es un señor con barba poblada y rostro de sabio, porque así lo pintó en su día un pintor antiguo. Y tú eres mucho más inteligente que eso, Cass. Tienes el suficiente razonamiento como para no caer en esa clase de asociaciones -dijo, apenada- Quienes quieren el poder, son los hombres, o los alados, quizá. Y eso quedó demostrado cuando los charlatanes y los falsos ídolos atrajeron a las masas, en el momento en el que todo estalló en caos, hace años.  -concluyó

- Yo, creo que si vamos a volver a ver la cripta, debemos llevar a Macbeth con nosotros. Yo puedo hablarlo con él,  cuando tenga concierto, y lo llevaremos con nosotros. Creo que él debe verla. -apuntó, antes de posar, finalmente, sus ojos verdes sobre el pistolero- Y debemos averiguar qué pasa con Jeff. 

Robin ya había escuchado algunas de las cosas que tenían que contar las chicas e incluso ya había intuido cómo iba a ir la noticia sobre la cripta, la pintura y quiénes estaban y dejaban de estar para el Morris; así que cuando llegó, el pelirrojo se sintió a caballo de la realidad y la ficción ensayada en su cabeza sumergido en algo muy próximo a un déjàvù pero con la diferencia de estar al cien por cien seguro de que no había ocurrido antes.

La historia de Clementine, sin embargo, le asombró y le horrorizó. Y no solo por la habitual magia que desprendían los relatos puestos en la voz de esa chica, sino por el pánico a los augurios que el tiempo y el camino le habían inculcado. Sus dedos escalaron su muñeca hasta pinzar la pulsera que llevaba y contuvo la respiración ante el nombre de Lilith. Debía ser una casualidad, una de tantas. Más le valía serlo.

« Además, ella tiene luz » se dijo a sabiendas de que estaba pensando una gilipollez. Mañana la buscaría, o al menos, dejaría algo de comida, si lograba encontrar el excedente en su propio almacén...

«¿Qué capullo...? » interrumpió sus pensamientos por respeto a Shamira, ya que era su principal sospechosa y, aun así, aun siendo ella, se sintió ofendido y cabreado.

Procuró centrarse en el ahora y procuró no hacerlo en la cabeza de cabra. Incluso pidió a su mano tomar la de Skyler cunado Morgana la increpó por primera vez, pero su cuerpo no pareció escuchar y no movió más que sus pupilas hacia ella.

«Si esto molase me cambiaría por ti sin dudarlo» le aseguró sabiendo que ella lo sabía. Pero él no creía que eso fuera nada bueno. De hecho le había perturbado mucho la idea de existir para algo que no había elegido, fuera de quién fuera esa idea. No creía en dioses ni diablos; pero sí en alados, igual que en la niebla. No era como si pudiera negarlos...

Cerró los ojos dos segundos buscando el manto de su madre. También creía en ella. Y por primera vez se atrevió a alargar ese suspiro en su corazón hasta su padre, deseando el abrazo de ambos.

Al escuchar el ataque a Daniel, sintió una punzada en el pecho como si aquello también fuera con él pero solo negó con suavidad con la cabeza, en un movimiento casi imperceptible que daba la razón al patinador a unas palabras pronunciadas en otro momento y lugar.

Respiró profundo en silencio, enajenándose de los tira y aflojas de sus compañeros, asustado por lo que tomaban como una señal de veteasaberqué. Tragó saliva y abrió los ojos volviendo con ellos cuando Trish planteó el miedo que le consumía a él desde el inicio sobre esa presunta diosa y luna para poco después destapar su otro miedo.

No iba a hablar sobre su poder, llevaba tiempo enterrándolo bajo kilos y kilos de cadenas para que jamás volvería a surgir, ni loco iba a darle la llave de la jaula poniéndolo en alto. No.

Huyó de inmediato a su prima, pidiendo asilo en ella con el tintineo de su mirada aterrada. Ella le había visto, sabía perfectamente lo que había hecho y aún así le quería, lo entendía y le protegía. Pero los demás no compartían su sangre... ¿Y si no lo veían igual?

Entonces Daniel habló y Robin se quedó tan frío como temía dejar a los demás. 

«¿Lo has usado conmigo?» le asaltó la duda tan rápido como quiso renegar de esa pregunta. Lamentaba profundamente ese pensamiento pero la esperanza de tener una buena excusa para no ser el malo en su propia historia tentaba a su subconsciente.

Ni siquiera le miró por miedo a que su rostro le trasladara sus pensamientos, en lugar de eso escondió amabas manos bajo la mesa y le dejó una caricia de apoyo y disculpa hecha con el meñique en su pierna.

— A mi también me lo parece —habló finalmente para apoyar a su prima en el mal rollo que todo ello daba—. La verdad es que me hace sentir muy insignificante —confesó sintiéndose niño otra vez al mostrar sus sentimientos—. Yo... Conozco a una chica que se llama Lilith, o a lo mejor no. Ella...no habla mucho pero ese es el nombre que entendí. Creo. Bueno, si la veo le preguntaré si no le importa dejarse ver, ¿Queréis? No sé, tal vez... tal vez no sea nada. Una casualidad y ya está o un mal entendido mío con ella.

No te quites mérito, eso lo sabes hacer a base de mucha práctica y mala hostia - bromeó con la marine ante su respuesta a su habilidad secreta. Sus ojos se detuvieron en los de ella un momento con un brillo lúdico, pero pronto se distrajo con la siguiente persona en hablar.

La traducción Morgana-Común de Trish le hizo sonreír levemente de medio lado, divertido por ella. No era la interpretación que él le habría dado, pero si una que le causaba suficiente gracia, y que inevitablemente aligeraba un poco el ambiente, al menos para Axel. 

El portorriqueño asintió de acuerdo con Trish al escuchar sus preguntas. La verdad era que no era lo más astuto actuar hasta que determinaran que papel cumplía cada bando allí. Lo único que faltaba era que trajeran un apocalipsis más definitivo que el anterior por seguir a una supuesta diosa Luna como ovejas dóciles a su pastor. Respecto a las experiencias extrañas que la chica de pelo azul relataba, se vio sin duda sorprendido. En general confiaba en Trish, pues era la que más conocía del grupo, pero que alguien te hable de teletransportación y telepatía no era algo del día a día, y creíble o increíble, no era algo que se hubiese imaginado a la chica haciendo. 

No le sorprendió menos la declaración de Daniel. Eso sí que era un buen poder, y uno que, al mismo tiempo, le helaba la sangre en las venas y hacía que un escalofrío le recorriera la espalda. Por un segundo, su mandíbula se tensó apenas perceptiblemente, pero fue tan solo ese segundo y luego su expresión volvió a su relajo habitual.  

Podría haber dicho algo respecto a la perorata antireligiosa de Cass, pues a fin de cuentas él había sido criado católico, pero lo cierto era que hacía tiempo que había dejado de ser creyente y compartía más de algún punto en su discurso. Era una de las razones por las que ahora era agnóstico, y no religioso. 

No le pasaron inadvertidas las miradas, la cautela o la tensión que la declaración de su poder generó. No entendía el porqué de aquellas reacciones hasta que cayó en la cuenta de cuál podía ser el motivo.

-No es algo que haya usado tanto como para poder saberlo con exactitud -dijo mirando a Cass-. La primera vez fue para defenderme de una agresión -miró a Morgana fugazmente. Un disparo era bastante mejor medida si uno pensaba en los resultados-. Ni siquiera fui consciente casi de lo que pasaba. Simplemente ocurrió pero supe de inmediato que yo había sido el causante. La segunda vez... bueno, habían dos personas involucradas. Impedí que se hicieran daño. Trish y Clem estaban presentes. Nunca más he tenido ni buscado la ocasión para emplearlo. Y por si a alguien le preocupa, jamás lo usaría con aquellos que... En fin, no lo usaría con vosotros -acabó diciendo, sabedor de que intentar argumentarlo no tenía sentido-. Usando las palabras de Morgana, yo no "me cargaría" -dijo entrecomillando la palabra empleada por la exmilitar y dándole un nuevo sentido- a ninguno de vosotros. No debería ser difícil comprenderlo. 

Dicho aquello, calló y se limitó a escuchar.

Al ver que Cassandra aceptaba ser más cauta, Trish asintió. Mantuvo su mirada unos segundos en su hermana antes de llevarla hacia los demás, y sonrió de buena gana a Daniel cuando este comenzó a hablar. Ahí sí sentía que las cosas empezaban a avanzar.

Cuando habló Skyler, por su parte, la inventora pasó directamente a ignorarla. Sin embargo, cuando la conversación derivó a un debatesobre el cielo y el infierno, el bien y el mal, Trish sintió que se estaban desviando de lo que importaba. La parte buena era que Cassandra parecía que empezaba a tomar el liderazgo.

Al oír a Robin hablar de aquella chica Trish lo miró un momento, dubitativa.

—Podría no ser nada —valoró, dejando en el aire la otra alternativa. Por si acaso, decidió preguntar—. ¿Tendrías cómo localizarla?

Luego, cuando Daniel siguió hablando, Trish se sintió tentada de intervenir. De decirle que ella había esperado que hiciera eso precisamente con Morgana, en lugar de disparar. Pero quizá aquello encendía los ánimos con la militar en lugar de calmarlos. Su mirada aguantó sobre Daniel un par de segundos antes de intervenir. Se planteó completar la historia del muchacho, pero finalmente lo descartó. No era necesario.

Su pensamiento volvió al fresco, y de ahí... De ahí a Nick.

—Si Nick hacía algo especial, nunca me lo dijo —comentó con un deje de tristeza en la voz, pero resolutiva. Intentó quitar pesadez del ambiente bromeando—. Aunque el arte que tenía para engatusar a cualquier mujer quizá podría considerarse una habilidad especial.

Después de esas palabras suspiró.

—Bueno, entonces... De los que estamos aquí algunos hemos visto que sabemos hacer cosas, otros aún no —dijo, aceptando aquella versión de sus historias—. Quizá aún no lo habéis experimentado. Algunos íbamos a ir a la biblioteca el viernes de la semana que viene. Podríamos buscar también sobre esto.

—Mejor cósetela —espetó Skyler, taladrando a Morgana con ojos centelleantes.

Sin embargo, no tardó en apartar la mirada y la atención de ella para escuchar el discurso de Cass con un claro desdén y su típica mirada de «no tienes ni idea». Cuando Clementine le respondió, Skyler hizo un gesto con la mano al mismo tiempo que asentía con la cabeza, apoyando cada una de las palabras de la predicadora. 

Al final fue Robin el que pagó el pato, pues cuando por fin se atrevió a hablar la mirada desdeñosa de su prima cayó sobre él.

—Vaya tontería —sentenció, moviendo la cabeza—. Lilith sólo es un nombre. A ver si ahora cualquiera que se llame así va a ser una diosa. También tenemos ahí arriba a María y nadie cree que tenga relación con la Virgen.

Rodó los ojos y se cruzó de brazos. 

—A mí no me importa que Macbeth venga, pero yo quiero ir a ver la cripta esa. —Luego miró a Kane y se quedó pensativa un instante—. ¿El Jeff ese es el viejo que todos conocéis menos yo y que os dijo cosas raras? 

No había que ser muy perceptivo para notar que la rubia estaba hilando su supuesta exclusión del techo con no haber visto nunca al tuerto.

Morgana hablaba poco y cuando lo hacía era para ladrar, a su estilo. Escuchaba, eso sí, se esforzaba en ello, agotada de tanto parloteo, que encima ahora derivaba hacia el maldito tema de la religión, la espiritualidad, las creencias, la Fe,  como temía. Si se enzarbaban en esa discusión, era el mundo de nunca acabar.

-Estoy bien, Predicadora. Nicolás me trató la herida -se contuvo. Mordiéndose los labios con vehemencia. No ofreció más explicaciones, no soltó ningún insulto o maldijo, ni a ella, ni a nadie más de los presentes, fuese Kane, para clavarle sus dientes,  o a la combativa Skyler, con la que se divertía metiéndole cizaña. Ni siquiera a Daniel cuando cruzaron miradas. A pesar de lo que acababa de expresar en alto, en su corazón se mantenía la lucha por aplastarle la cabeza contra la pared con todas las ganas del mundo hasta reducir sus sesos a una pulpa sanguinolenta.

Aunque estaba harta. Alzó su voz de tonalidades suaves, que sonaba igual que un arruyo.- ¿Nadie se plantea aquí continuar con nuestras putas vidas y no seguirles el juego a un capullo tuerto y a unas pinturas de mierda? Si ese cabrón quiere algo de nosotros, que venga. Ya lo hizo una vez. 

El jade de sus ojos brillaba por las llamas que ardían en su hoguera interior, en contraste  con el tono empleado.-No estoy hablando de ignorar la jodida realidad, sino de no dejarnos arrastrar ni dominar por ella lo mismo que unas zorras histéricas. Yo no soy una puta oveja. –frunció los labios -¿Acaso olvidáis lo sucedido en el campamento? ¿Que alguien busca esa puta cruz? Probablemente conectada a todo esto.

Paseó la mirada encendida de unos a otras. Se detuvo unos segundos en Cass, sus sentimientos e impresiones hacia ella burbujeando en una caldera al rojo, y luego en Axel, tal vez dulcificándola un punto, se permitió unos segundos de complicidad. –No quiero que se muestre el objeto encontrado a nadie. Y si lo hacéis a Macbeth no es necesario decir que en el mayor secretismo. –Ahora se mostró determinada, enérgica, la militar que era- Tampoco quiero que nadie vaya a la Comunidad –entrecerró la mirada, decidida a exponer sus pensamientos, o parte de ellos-   Estoy convencida de que Las Tres Cruces o una sección de la misma, preparan un asalto. No a plena luz del día, es evidente, pero sus ecos nos golpearán –las implicaciones y consecuencias para ella misma las tenía claras- . Buscan la cruz, buscan la cripta o van detrás de ese coño de  cabra.  Eso no lo tengo claro. Me voy a reunir con ellos esta semana. Tal vez obtenga información sobre el ataque y sus planes. O un tiro en la puta cabeza. No sería la primera vez que me disparan esta semana –aquí torció la boca en su típica mueca cínica-. Que nadie se descontrole ni vaya detrás de fantasmas.

Daniel no pudo sino asentir ante las palabras de Morgana, al tiempo que pensaba que si envolviera su lengua en seda de vez en cuando en vez de en amianto, daría más fuerza a sus argumentos.

-Estoy de acuerdo con lo que dice Morgana. Al menos en parte. Tanto si decidimos seguir como si la cripta no existiera, como si seguimos por el camino que teóricamente nos marca, y que no tengo ni puñetera idea de cuál es, no deberíamos precipitarnos. Creo que ser prudentes no está de más. Podemos intentar informarnos y ser discretos a un tiempo. Si como dice Morgana, lo ocurrido en el campamento y la búsqueda de la cruz están relacionadas con todo esto, exponernos gratuitamente no nos lleva a nada y, además, sería peligroso -dijo convencido y mirando, casi por primera vez, la cabeza de cabra que reposaba en sus manos. Le dio varias vueltas examinándola antes de pasársela a Shamira-. La biblioteca puede ser un buen lugar para ello. Y de momento, yo tampoco creo que sea conveniente ir enseñando nada por ahí, aunque sea a gente de confianza en teoría. No hay secreto mejor guardado que el que no se revela.