Partida Rol por web

Cuando la música subió de volumen y Luna se dirigió a todos, las gemelas supieron que había llegado el momento. Se fijaron en sus acompañantes.

Kelly parecía haberse convertido en una estatua, ahí plantada, con los ojos muy abiertos y apretando la bebida que tenía en la mano. Erzsébet despegó los dedos de su amiga uno a uno, hasta que consiguió quitarle la copa y dejarla sobre la mesa. Venga Kelly, ha llegado el momento de enseñar lo que es el baile de la muerte, sonrió tétricamente la cría, con sus dientes enrojecidos y su lengua carmesí, culpa de haber estado bebiendo zumo de arándanos. Habían estado ensayando como sería el baile entre la condesa sanguinaria de Hungría y la Morrigan celta y creían haber llegado a una buena coreografía.

Maxwell sin embargo parecía atento al corrillo de alumnos que esperaban su momento, cuando ya todos los de primero hubieran estrenado el centro de baile. Pueees, contestó Orsolya a la pregunta de su pareja, los magos bailan como quieren. Algunos bien, otros mal y a la mayoría le da igual, sonrió al chico. Ni ella ni su hermana eran buenas bailarinas, por eso habían inventado el sordomuggle, que servía tanto para comunicarse con gente sorda o que no quería hablarlas (por muy raro que pareciera eso), que para bailar. Árpád había mostrado tener genes de sordomugglebailante, una pena que ya no estuviera por allí. Venga, tú ven conmigo, dijo tirando de él hasta el centro.

No pudieron evitar fijarse en algunos alumnos, sobre todo aquellos con los que se habían relacionado más. Ithan parecía haber elegido ir disfrazado de bolsa de patatas, con tela de yute y todo; entendían que el miedo ahí estaba en que la bolsa solo contuviera patatas podridas, no era mal disfraz de Halloween. Asterope por su parte sí que hizo buen trabajo, parecía que había seleccionado las bolsas más coloridas de los supermercados muggles, con las que se había confeccionado un disfraz que seguro que representaba el mal del plástico para la naturaleza; ¡vaya imaginación la de la chica!, la verdad que como disfraz aterrador era genial; imaginaros un mundo donde el plástico se apila tanto que cae sobre ciudades, ahogando a los muggles con sus six pack rings, causando accidentes de coche con sus bolsas volando por las calles y convirtiendo la humanidad en autómatas de plástico, terrorífico... El disfraz de Kendra tardaron en encontrarle el punto, hasta que Orsolya con su altísima percepción descubrió que la chica estaba celebrando su First Moon: blanco y rojo, feliz, bailando como una auténtica ninfa del agua, sí, estaba claro, a la chica acababa de llegarle el periodo y se sentía la más dichosa de Hogwarts; aunque... ¿Qué tenía eso de aterrador? ¡Convertirse en mujer era genial! Seguro que a partir de ahora le empezaban a crecer los Sânii, ¡qué envidia!, ya la felicitarían luego.

Hubieran seguido analizando cada uno de los disfraces, pero había llegado el momento; después del baile seguirían con el resto.

Erzsébet se puso en postura de baile de la muerte, esperando que Kelly y ella fuesen capaces de coordinarse bien, habían ensayado mucho sus pasos etéreos, saltos ondulantes, danza de mano y pies de punta.

Orsolya fue algo más clásica, cogiendo a Maxwell de una mano y resposando la otra sobre su espalda, tras guiar la del chico hasta su cintura.

Cuando Diana le llevó a la pista, Joey sabía lo que iba a pasar. Pasó el año pasado en Halloween. Pasó el año pasado en Navidad y como era de esperar pasó de nuevo este año.

Diana comenzó a guiar el baile y eso a Joey le despistó mucho pues no fue capaz de coordinar sus pies con los de su amiga. Un pisotón a la pobre Diana, un segundo pisotón y al querer para Joey para no pisar más a su amiga, un traspié le llevó al suelo. Intentó agarrarse a lo primero que pilló y eso indudablemente era su amiga. De forma que ambos fueron directos al suelo y dos o tres vueltas por el suelo le hicieron llevarse a un par de parejas por delante que no lo estaban haciendo tan mal.

Apurado, Joey se levantó rápidamente para ayudar a Diana a levantarse. 

-Di...lo siento...soy un inútil. ¿Estás bien? Dijo cogiéndola de los brazos para ayudarla a levantarse. Asegurándose que estaba bien su compañera cuando esta asintió, comenzó a reir sin parar.

-Creo que lo mío no es el baile. Me tendrás que dar clases o me llevaré por delante a todo Hogwarts. Jajaja

Lo bueno de Joey es que aunque no supiese hacer algo, no tenía vergüenza y se echaba para adelante, sin miedo alguno. Eso le llevaba a situaciones cómicas como aquella.

Willow le guiñó un ojo a Edward y mientras se dirigía a la pista de baile con William le dijo unas palabras al pequeño de los Ward.

- ¡Tú no te libras eh, eres el siguiente! -Sonriente, al ver que este parecía tener un buen día y que su hermano se estaba comportando muy bien con él decidió centrarse en el baile, para intentar hacerlo lo mejor posible.

A pesar de que William lo estaba haciendo realmente bien, y de que se había fijado en cómo lo hacían algunos de los que se encontraban ya bailando y habían demostrado ser todos unos expertos, sus esfuerzos no sirvieron de nada. ¿Quizás estaba más nerviosa de lo que creía? Sus pies no reaccionaban con las órdenes que ella le daba y se movían sin ton ni son, igual que si le hubiesen lanzado un Locomotor Wibbly. Dio gracias de no haber llevado un vestido largo, porque de ser así seguramente lo habría roto y andaría por ahí en bragas. Aunque de lo malo tampoco sería la única.

Tras cada pisotón y tropiezo, se disculpaba con William, completamente avergonzada.

Tras haber estado hablando con Gwen sobre quien sabe que, Lovegood mandó apartarse a los demás, dejando bailar a los de primero. Cassius se cruzó de brazos, susurrándole algunos comentarios en el oído a Gwen, sobre cómo estaban bailando, cuando Gwen pareció tener ganas de bailar. - Por supuesto. - Acabó por decirle, tomándole la mano y llevándola hasta la pista de baile, comenzando a bailar con ella.

La chica bailaba mejor, no cabía duda, y esta vez al menos no le había pisado repetidas veces como el año pasado. Y fue bailando con ella, observando a Linc caerse al suelo Esto me suena de algo... y luego ver a Joey caer al suelo. Cassius se chocó con alguna pareja, pero bailar junto a Joey mientras este aun estaba en el suelo no tenía desperdicio. Pero cuando este ya se puso en pie, la cosa perdió la gracia, y siguió bailando, llevando a Gwen hacia otro lugar más tranquilo.

No será para tanto, se rio Mircea cuando Daphne dijo que le pisaría al menos un centenar de veces. Esperaron según los de primero iban entrando de dos en dos, viendo a los pocos de segundo e incluso de tercero que hacían de pareja de los más jóvenes. Comenzó la música y pudo apreciar que aquello poco tenía que ver con los bailes de corte, con un estilo de baile único, tejiendo movimientos y destejiendo pasos con sutileza y majestuosidad. Aquí cada uno bailaba como quería, divirtiéndose, como solo los niños sabían hacerlo.

Lo más normal es que Mircea estuviera en la Sala Común, escribiendo sus redacciones, estudiando o incluso frente al lago disfrutando de su soledad, pero hoy era un día especial, y ¿por qué no bailar con su amiga? Hacía mucho que no se movía al ritmo de ninguna tonada, de hecho veía tan lejano cuando disfrutaba de la música clásica en el gramófono y sus clases de baile por el castillo de Târgoviste. Pero como hubo pasado con el vuelo, las pequeñas alegrías volvían de a poco, y esta vez le tocaba a la habilidad con los zapatos de baile, o la habilidad con las babuchas en este caso.

Salió con Daphne, se puso frente a ella y al modo Valaco, con una mano a la espalda y extendiendo la otra frente a sí con la palma hacia arriba, hizo una reverencia, pidiendo permiso así a su pareja de baile.

No solo su amiga aceptó, sino que además parecía con ganas.

A ver si puedes seguirme, retó a la chica. Había decidido optar por baile tradicional inglés, la contradanza, pues no era el lugar ni el momento para el waltz, el paso doble o ninguna baile de salón. Inició la danza frente a frente e intercaló pasos sencillos: chassé, gypsy, cross hands, fall y finalmente un back to back. Repitió el conjunto y cuando vio que Daphne parecía dominarlo, siguió con pasos más complejos. Esperaba recordarlos bien, hacía tanto tiempo que no bailaba...

Daphne miraba a los pequeños bailarines y recordó su fiesta de primer curso, cuando acabó en el suelo con Amon. Fue una gran noche, a pesar de todo lo ocurrido después, y se rieron mucho. Aplaudió con los demás mayores ante las habilidades de los niños.

A ella le apetecía mucho unirse. Y ya se lo había pedido a Mir al acercarse al círculo, pero no estaba segura de que fuera a aceptar. No sabía si esa actividad sería de su agrado. Así que fue una sorpresa cuando su amigo se ofreció a sacarla. ¡Con reverencia incluida!

Con una sonrisa divertida, aceptó y puso su mano sobre la de él. Él había tomado la iniciativa, pero luego fue ella quien le agarró y tiró de él hacia los demás. Alguien un poco observador podría haber pensado que esa pareja lo tendría complicado para agarrarse y moverse con la diferencia de altura.

Mircea entonces la retó a seguirle el ritmo-. ¡Ya verás cómo sí! –Se propuso hacerlo lo mejor posible en esta ocasión. Y no le pareció nada complicado lo que le enseñaba. La niña se fijó bien en cada uno de los pasos que le enseñaba su acompañante y los imitó a la perfección-. ¿Has visto? Sí que puedo seguirte –comentó orgullosa, aunque con un deje de sorpresa. Y para demostrar lo bien que se le daba, lo agarró y tomó el mando para realizar el siguiente conjunto de pasos.

Como solo conocía los cinco que Mircea le había enseñado, lo único que hizo fue cambiarlos. Le parecía que el cross hands quedaba mejor antes que el gypsy y descubrió que, si añadían otro chassé antes del último paso, el resultado era mucho más bonito. Al menos desde su perspectiva. Quizás visto desde fuera estaban ridículos, pero eso a ella no le importaba.

- ¡Jo, si es que hasta de baile eres buen profe, Mir! El año pasado me caí y todo. ¿Sabes algún paso más? –A pesar de esta pregunta, ella seguía llevándolo, repitiendo los que ya conocía y probando nuevas combinaciones, algunas de las cuales resultaban más elegantes que otras. En una ocasión, acabó con un movimiento que podría haber pasado por un swing, aunque algo más caótico.

De hecho, ni siquiera esperó a que él le dijera nada. Se sentía tan cómoda bailando que solo con escuchar la música ya se movía ella sola-. Venga, Mir, a un lado. Y ahora... ¡suelta y vuelta! –Se lo inventaba sobre la marcha, aunque, con un poco de imaginación, podría verse cierta semejanza con un set seguido de un circular hey. En este último paso casi se choca con una pareja de quinto, pero supo esquivarla sin problemas.

Cuando ya todos los alumnos estuvieron bailando y contento por no haber tenido que intervenir en ningún momento, pues salvo algún pequeño altercado entre los mayores, el resto de la fiesta parecía ir sobre ruedas, o sobre elfos, que era la expresión más correcta, Booky avanzó con su acompañante y fue el primer adulto en unirse al baile.

Flotando casi un metro por encima del suelo, situando su cabeza a la altura del rostro de Tithorea, se agarraron de las manos y ejecutaron un baile no apto para humanos. Aunque Booky estuviera flotando, sus cortas piernas se movían al mismo ritmo endiablado que el de su pareja dríade. Por hoy, Booky el elfo libréstico podía fácilmente autodenominarse Dansky, el elfo bailéstico.

Linc seguía el ritmo de Asterope y se acomodaba a ella a la perfección -Eh, no está tan mal- Dijo sonriendo -Jaja enserio, podría estar así toda la noche- Demasiado rápido habló el joven Siral pues cuando su queridísima "Arpía" amiga le comunicó que le tocaba mandar, se puso nervioso -Espera... "¡¿Que?! Lo estamos haciendo bien, ¿Porque joderlo todo?" no no Ast...- Antes de acabar la frase ya estaba mandando y en un principio parecía que todo iba perfecto, pero no iba a durar mucho, Linc se resbaló con su túnica y calló al suelo, llevándose a Asterope sobre él "¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡MIERDA! Que vergüenza joder, todos me miran" Pudo darse cuenta de la cantidad de miradas de los alumnos y de la cantidad de risas de los mismos "¡¡Levanta!!" Se repetía a si mismo para calmarse un poco y sonrió a Asterope -Ostia, perdóname... ¿Éstas bien?- Al ver que su amiga había caido sobre él y no se había hecho daño, cambió la sonrisa a una risa y dejó de preocuparse por todas las miradas -Jajajajaja fallo mío... me tienes tan acostumbrado a volar por los aires que no he podido resistirme a una vez mas jajaja- Se levantó ayudándola y le dijo con una sonrisa sincera -¿Te apetece que nos sentemos? Si quieres luego bailamos un poco mas... jaja- Le ofreció la mano a su amiga y esperó a su respuesta.

Notó que una manita le despegaba los dedos de su vaso y por fin reaccionó. Con cara de terror se dejó llevar por Erzsébet a la pista de baile. Rodeada por el resto de alumnos trató de pensar que no estaban, pero era casi imposible.

La danza de Kelly era bastante diferente a como la habían ensayado días antes. No era lo mismo estar solas las tres que estar rodeados de sus compañeros de colegio. Y unque algunos destacaban por su manera de bailar, había alumnos que lo estaban haciendo mucho peor que ella. Alguno se cayó de bruces y Kelly rezó a todos los dioses posibles para que no la pasara lo mismo.

No paraba de pisar a Erzsébet con cada salto ondulante que ejecutaba -Perdón- decía constantemente. Hasta que por fin optó por no hacerlo más y centrarse solo en danza de mano y pies de punta. Aquello, en efecto, parecía el baile de la muerte  tal y como lo había bautizado su pareja de baile.

La niña había dicho que los magos bailaban como querían. Y lo que él quería era no bailar. Algunos se divertían mucho moviéndose al ritmo de la música, pero él prefería quedarse tumbado mirando al cielo, o al techo, y dejar que la melodía lo bañara como si fuera el agua del mar. O, al menos, como imaginaba que sentiría el agua del mar, porque él nunca había estado en la costa.

Antes de darse cuenta, Orsolya lo arrastró hacia el grupito de parejas. No había muchos alumnos de primero, y no todos estaban bailando; algunos habían sido más espabilados.

Al principio se dejó guiar. No es que la niña fuera una maestra del baile, pero al menos no se movía como un pato, trastabillando con las piernas de ella, y las de las otras parejas. Hasta que la música cambió de ritmo y empezaron a acelerar. Maxwell se dejó llevar por la inercia, y pronto se encontró arrastrando a la más ligera Orsolya, haciéndola girar como si fuera un caballito asustado en un carrusel demasiado acelerado.

Tan rápido giraban, que Maxwell se olvidó de mirar dónde ponía los pies. Pisó el disfraz de la chiquilla, se deslizó hacia dentro, el pie se elevó en el aire, el otro pie fue detrás y, por un instante, el niño estuvo suspendido en el aire, en posición horizontal, como si estuviera llevando a cabo un espectacular paso de danza acrobática. La gravedad, sin embargo, no tardó en corregir la anomalía cósmica, propulsándole hacia el suelo.

Olvidándose de soltar a la niña, se la llevó tras de sí en su caída.

—Eso ha sido divertido —reconoció, aspirando una carcajada—. ¿Repetimos?

El traspié no fue tan malo. Caer sobre una superficie blandita evitó que Asterope se hiciera daño. Claro que quizás a Linc no le hacía tanta gracia que la niña hubiera usado su costillar y su tripa como pista de aterrizaje. Pero, qué demonios, él había sido el culpable de esa catástrofe-. ¿Qué dices tú de que te tengo acostumbrado? –No fueron los únicos que acabaron en el suelo, así que las miradas que los observaban pasaron rápidamente al resto de parejas-. Yo estoy bien, sí. ¿Tú? –Aceptó su mano para levantarse-. Pues tenías razón, Linc, eres un patoso. Casi más que yo y ya es decir –Lo miró con una sonrisa a punto de convertirse en carcajada.

- Sí, una idea estupenda. Salgamos de aquí rápido, que yo creo que ya hemos cumplido –Agradeció la propuesta de Linc. Aunque ya estaba todo el colegio bailando o a lo suyo y ya no miraban a los de primero, se sentía incómoda haciendo esas cosas en público-. Y nada de bailar luego, he tenido suficiente.

Lo sacó de la pista, esquivando a unos y a otros, hasta alejarse del resto. Cuando paró, echó un vistazo rápido alrededor. Ya había unos cuantos alumnos mayores que se habían unido. Reconoció a algunos, como a un grupo de chicas de Gryffindor que siempre estaban en el baño del tercer piso cuchicheando. A Booky, que bailaba levitando grácilmente con su pareja. Al chico tétrico de Hufflepuff, el hermano de las gemelas, que bailaba con una niña que parecía que tenía 9 años. A Cassius y Gwen, que se movían mirando al resto de gente por encima del hombro. Y, por último, se fijó en las Padurearu, una de las cuales había acabado también en el suelo como ella. Con lo mona que va Orsolya. Max ya podría quitar esa cara de agrio, que va con la chica más guapa del curso. A lo mejor es que quería venir con el chico más guapo del curso. O solo... Sí, me da a mí que solo.

Sam llegó a una mesa y cogió un vaso. Se lo llevó a la boca y empezó a beber tranquilamente, mientras miraba a los chicos de primero bailar. Se aburría eternamente. Le hubiese gustado ver a la profesora Green para hablar con ella, pero no había acudido.

Lo mismo que tenía que haber hecho yo pensó, mientras daba otro sorbo.

A Christopher le daban ganas de salir a la pista de baile y hacer el ganso. Estaba sólo, no había conseguido acompañante, pero...

¡Qué leches! pensó, y se lanzó a la pista a bailar él solo.

Mircea estaba bastante cómodo con los movimientos sencillos y dejó que Daphne tomase la iniciativa haciendo diversas variantes e incluso añadiendo pasos más complejos. Fue entonces cuando salió de su zona de confort, le costó seguir el ritmo a su amiga, no porque se cansase, sino porque algunas transiciones se hacían algo difíciles para un chico que llevaba fácilmente 5 años sin bailar y por supuesto tenía un cuerpo más manejable entonces y no tantas articulaciones.

Swing, cross hands, chassé, set y circular hey...

Daphne, Daphne, espera, le pedía a la chica que parecía feliz en su mundo onírico de música campestre, poste de cintas enredadas, manzanas caramelizadas y olor a jazmin. El chico trastabillaba de vez en cuando, tratando de mantener el ritmo de su pareja, hasta que decidió darlo por imposible y volver a su rutina clásica, dejando que fuera Daphne quien brillase.

Viendo a su hermano bailar con Daphne, las gemelas no pudieron evitar pensar en los bailes de Imbolc o Lughnasadh, que quizás Kelly podría reconocer, o incluso en las fiestas de los libros de Jane Austen, con una contradanza muy campestre y audaz. Lástima que aquella no fuese la música más adecuada para lucirse y tampoco la indumentaria apropiada; aplaudieron interiormente su intento pero habían fallado al elegir aquella danza.

También vieron a Booky recurriendo a su magia ancestral para resolver el misterio de como podía alguien tan pequeño bailar con semejante escultura de virtudes; ya les gustaría a las niñas tener esas curvas cuando acabaran la adolescencia que parecía estar evitándolas.

Erzsébet seguía lo ensayado, pero Kelly parecía tener problemas. Cuando su acompañante simplificó la rutina, Erzsébet decidió imitarla. Le dolían los dedos de los pies de los pisotones, pero suerte que su amiga era una esmirriada y ella llevaba zapatos de charol, que le protegían bastante. Quizás el dolor no fuera de los pisotones y más por el centímetro de tacón que había decidido darse de margen para parecer más alta. No importa, repetía cada vez que la niña se disculpaba.

Orsolya bailaba una mezcla de vals, vals viennese, paso doble, baile propio, cualquier cosa que surgiese y pareciera quedar bien con la sinfonía del momento. Al principio Maxwell parecía leerla correctamente, y diciendo al principio era realmente al principio, cuando aún estaban quietos y aún no habían empezado a bailar... Porque fue hacerlo y lamentar no haber enseñado a su acompañante las nociones básicas del ritmo corporal. Creía estar guiando a un espantapájaros, que además en figura lo parecía, pues tras conseguir sacar el artifficus en condiciones, ahora Maxwell parecía el jorobado de Notre-Dame. Cuando él empezó a girar, ella se sintió en órbita a su alrededor, con su cabeza rotando a su vez. Si no paraba pronto... Pero la pausa tan ansiada llegó y no exactamente de la forma que hubiera querido. Cayó, golpeándose el rostro contra el costillar de su amigo y perdiendo la respiración por un momento. Miró incrédula a Maxwell cuando se rio, sonrojándose hasta la coronilla. Soltó una risa nerviosa mientras trataba de levantarse, asegurándose que el percance no hubiera causado desperfecto alguno a su disfraz y dando gracias a que no se hubiera visto privado de aquella capa que tapaba piel y bragas como única ropa interior. No más giros, pidió al chico, antes de volver a sujetarse a él.

Enya se dio cuenta de que el zanahorio no le había seguido al baile. Miró para atrás y no lo vio entre los alumnos. Me lo voy a cargar... Le sentaba mal, porque parecía que le había gustado la idea y ahora o le había entrado un ataque de pánico o había decidido que tenía mejores cosas que hacer. En cualquier caso, Enya salió a la pista y decidió bailar como fuera e intentar divertirse al máximo viendo al resto. Algunos bailaban con más fortuna que otros. Kendra e Ithan se deslizaban elegantemente, mientras que Asterope y Linc habían acabado en el suelo. De algunos de segundo se veía claramente que no era su primer baile.

En fin, lo mismo ahora alguien decide echarse un baile conmigo. Empezó a moverse lo mejor que sabía y, según parecía, muy mal no debía de hacerlo, porque al menos no captaba miradas extrañadas de los que estaban a su alrededor.

Daphne seguía en su mundo de baile improvisado. Moviendo a Mircea y moviéndose ella. Sus pies a veces chocaban entre ellos, pero nunca llegó a caerse. Parecía que el equilibrio había llegado a su vida, al menos esa noche. Ella estaba de lo más cómoda, aunque  su pareja no debía de estarlo tanto, pues le pidió una pausa.

Era cierto que lo había visto tropezarse de vez en cuando y quizás no se movía con tanta fluidez como ella, pero en general Daphne pensaba que lo hacía bastante bien. La última vez que bailó con un chico... casi ni bailó. Así que en comparación Mircea era un profesional.

Aun así, paró un momento cuando vio que el chico no podía seguirle el ritmo-. No puede ser que la alumna supere al maestro tan pronto, Mir. ¡Lo estabas haciendo fenomenal! Pero es verdad que llevamos ya un par de canciones largas. Podemos descansar si quieres –Después de haber descargado energía, era hora de reponer fuerzas. Además, Mircea ya la había complacido aceptando bailar. Ahora le tocaba a ella complacerle a él alejándose un poco de la multitud y el jolgorio.

Asterope se alejó un momento de Linc para ir a por bebidas. No había bailado demasiado, pero se había quedado seca y tenía muchísima sed. Además de hambre, por supuesto, que al final no había podido comer nada. Un grupo de Slytherin le preguntó en serio por qué iba disfrazada de Plimpy Puff, a lo que Asterope no supo que responder y simplemente les dedicó un "Me apetecía". Pues nada, voy de bola rosa peluda. Realmente podría pasar por uno. Entre el color y las terribles habilidades en corte y confección de Asterope, que habían resultado en una túnica casi el doble de grande que ella y con miles de hilos sueltos, quizás era una de las descripciones más acertadas.

Justo al lado de una de las mesas estaban Kelly, Max y las Padurearu. Se alegraba muchísimo de que Maxwell se hubiera puesto algo de ropa encima. Asterope no se habría sentido muy cómoda acercándose a él en calzoncillos. Demasiados recuerdos traumáticos de su tierna infancia.

- Buenas –Saludó mientras cogía un vaso de zumo y un par de manzanas de caramelo-. Mmmm... qué rico está esto. ¿Qué tal el baile? –Hablaba para los cuatro, pero casi se dirigía más a las gemelas, que eran con quien más confianza tenía del grupo-. Ya he visto que el vuestro ha sido un poco accidentado, Orsolya, como el mío. Qué vergüenza...

El profesor Lupin colocó a Erzsébet una banda de color negro con las letras rojas color sangre. Unas estampas de calabazas naranjas la decoraban. En ellas ponía: "Miss Halloween". Los alumnos de primero no se habían dado cuenta de que competían en una absurda competición sobre los mejores vestidos. Y ese año, los profesores, en vista de que muchos habían venido disfrazados, pensaron que premiar con unos cuantos puntos por la idea, no estaría de más.

Después se dirigió con otra banda, miró a Linc y torció el rostro, y después miró al niño negro y también puso mala cara. Finalmente decidió acercarse a Christopher y ponerle la banda, igualmente decorada que la de la gemela, en la que ponía: "Mr. Halloween".

¡Enhorabuena! ¡Los dos os habéis hecho un fantástico disfraz! Volvió a mirar a Linc, su traje también era espectacular, pero a Lupin no le había gustado tanto como el de dementor. ¡50 puntos para cada uno! Premió a ambos por semejante hazaña.

Y de pronto, se escuchó una ligera explosión, y de una columna de humo negro, salió alguien.

Lovegood iba con sendas coronas en las manos, una de corte más femenino y la otra más digna de un rey regio. La profesora sonrió a los afortunados, a nadie sorprendió que Ithan y Kendra fueran a ser nombrados "Rey y Reina del baile". Kendra había hecho una magnífica entrada, y había continuado con un espectacular baile, Ithan no había estado a la altura, pero al menos no había terminado en el suelo como muchos otros.

Por eso, la subdirectora colocó una corona a cada uno y gritó: ¡50 puntos también para vuestras casas!

¡Mi más sincera enhorabuena, jovencitos! ¡Lo habéis hecho francamente bien! Dijo ahora mirando a todos.