Partida Rol por web

El rey y la reina del baile ya habían sido elegidos. Cuando todos les aplaudían, algo pasó. Como si un viento azotara toda la sala, las velas se apagaron. El cielo estrellado era la única iluminación. Muchos alumnos se asombraron y un leve suspiro se les escapó. Sin embargo, los profesores miraban extrañados a todas partes. ¿Qué había pasado? Habían sacado la varita, y alguno de ellos la tenían levantada, apuntando hacia la puerta.

Sonó un gran ¡PLAF! junto con un ¡CRACK!. A los pies de los reyes del baile, Ithan y Kendra, había caído algo, salpicándoles con algún tipo de líquido rojo. Cuando Luna se acercó a ver de qué se trataba, no pudo más que llevarse la mano a la boca al tiempo que sus ojos se abrían totalmente.

Una lechuza. Una lechuza muerta había caído del techo, temió que fuera la lechuza que había mandado a Ollivander's aquella misma mañana, pero no era ella. Era una de las lechucerías. Al mirar hacia arriba, el espectáculo parecía aterrador.

En el techo, algo estaba pasando. Diferentes agujeros empezaron a crearse. Agujeros negros que se abrían lo suficiente para dejar caer más y más lechuzas. Todas muertas. Al chochar contra el suelo, su sangre regaba las ropas de los que estaban cerca.

Pero todo se detuvo tan pronto como había empezado. Las luces volvieron y el suelo se tiñó de rojo. Había una gran cantidad de lechuzas muertas. Seguramente, todas las de la lechucería.

Diana se lo había pasado en grande durante el baile, Joey era un pésimo bailarín y cada vez que su compañero daba un paso terminaba por hacer que la chica tropezara o cayera con él al suelo. Diana era una chica con tanta tendencia a la risa que se tomo aquello con un humor excelente, riéndose a más no poder cuando ambos salieron rodando por el suelo.

Cuando los profesores anunciaron los ganadores de disfraces Diana aplaudió con ganas, era odbio que ni ella ni Joey habían sido originales, ni sus disfraces estaban bien ejecutados. Los rollos de papel de Joey estaban practicamente repartidos por el suelo, mientras que buena parte del maquillaje de Diana y hasta algunos abalorios terminaron por desaperecer.

- La verdad es que van muy bien disfrazados, se lo han currado mucho- le comentó a Joey- ¡¡¡¡HAN GANADO MIS PRIMOS!!!!- exclamó Diana abrazando a Joey emocionada y muy contenta por que Ithan y Kendra hubiesen ganado como la mejor pareja de baile- ¡¡¡¡MUY BIEN ITHAN, MUY BIEN KENDRA SOIS LOS MEJORES!!!!- grito a pecho partido animandolos y aplaudiendo con su sonrisa clara y cristalina dibujada en su rostro.

Pero justo cuando iba a haberse acercado a ambos cogiendo de la mano a Joey para que la siguiera, detuvo sus pasos en seco mirando al suelo con estupor. Al principio lo que la hizo mirara fue el ruido del primer bulto al caer al suelo, creyó en un primer momento que se trataba de alguna calabaza o aterezo de decoración, pero cuando se fijo bien y empezaron a caer el resto de cuerpos, la expresión de la niña cambió radicalmente tornando en auténtico terror.

- Dios mío... son lechuzas... no... Vicky...- dijo con un hilo de voz- Vicky...- repitió asustada mirando por todos lados hasta que reconoció a su querida lechuza a unos pocos metros de ella- ¡¡¡¡¡VICKYYYYYY!!!!- chillo completamente horrorizada con el corazón desgarrado de dolor- ¡¡¡VICKYYYYYY!!!- repitió precipitándose hacia el inerte cuerpo de su querida mascota-¡¡¡¡¡¡ VICKY NOOOOOOOOOOOO!!!!!!- comenzó a llorar desgarrada por la pena abrazando al ave sin importarle mancharse de sangre, acariciándola, acunándola con ternura- Vicky despierta... despierta...Vicky... Vicky, vamos Vicky... te había estado guardando chuches... para ahora después... vamos Vicky... no me hasgas esto... Vicky por favor...- Diana no podía para de llorar derramando copiosas lágrimas que cubrían por completo su rostro y el inerte cuerpecita de la lechuza, a la que no paraba de acariciar y de abrazar, arrodillada en el suelo, incapaz de moverse, incapaz de pensar, inundada por el más profundo dolor y tristeza que había sentido jamás.

Diana siempre había estado acompañada por su inseparable lechuza, la llevaba hasta a las clases, dejándola fuera del aula para que los profesores no le quitaran puntos y premiándola con chucherías de lechuza cuando salía, pero últimanete tras el aviso del director de que no podían pasar tanto tiempo con sus mascotas Diana dejó a la lechuza en la lechucería o en su dormitorio muy a su pesar, por eso su pena era aún mayor, si la hubiera llevado con ella estaría viva pero sobretodo lo que lamentaba era no haber pasado más tiempo con ella... y ahora, ahora no podría, ya no podría jamás...

Para Gwendoline aquel baile sólo tenía una cosa buena, que estaba bailando con Cassius, los concursos, los disfraces, la comida, el resto de compañía era insignificante, superfluo, carente de interés... todo quedaba a un triste segundo plano, para ella lo único que importaba era la compañía de Cassius, la única persona a la que le sonreía de manera sincera, sin segundas, sin ironía, mostrándole el verdadero sentimiento que albergaba sólo para él.

De manera que cuando los profesores comenzaron a otorgar los premios la chica los recibió con sus habituales comentarios sarcásticos.

- Que lástima que sólo sean capaces de hacerse disfraces... Oh vaya los reyes del baile, que bien. Ya tendrán algo interesante que contar a sus nietos... - le comentó al chico

Sin embargo la sonrisa burlona se evaporó cuando comenzaron a caer los inertes cuerpos de las lechuzas, Gwen no tenía como mascota a ninguna lechuza, su animal de compañía era Serezade, una serpiente azul de aspecto desagradable pero que la chica encontraba de lo más entrañable. Al principio no supo como reaccionar, pero cuando el silencio que inundó la sala fue interrumpido por el desgarrador grito de Diana, la pelirroja se llevó una mano al pecho con una expresión de sorpresa y terror.

Al contrario que Diana, Gwendoline era una chica reservada, que no gustaba de banales compañías, pasaba de todo el mundo y solía encontrar regocijo en las meteduras de pata de los demás, sin embargo no era una insensible y ver a una chica como Diana llorar de manera desconsolada aferrada a su mascota, le tocó el corazón.

- Cielo santo...- dijo aproximándose a la leona- Diana...- le dijo a su lado posándole un brazo en el hombro- era la primera vez que la llamaba de aquella manera, ni siquiera le caía bien... pero aquella chica no se merecía una cosa así, cuando pensó en Serezade se sintió completamente identificada con ella, si le hubiera pasado a su serpiente... si hubiera sido su Serezade... no, mejor no pensarlo siquiera.
 

Daphne se lo estaba pasando fenomenalmente con Mircea. Habían comido, habían hablado, habían bailado... Y ningún hombre lobo había intentado atacarlos esta vez. Era una noche casi perfecta. Hasta que algo se interpuso en ese camino a la perfección.

Aplaudió fuertemente cuando Erzsébet recibió la banda de Miss Halloween. Aunque a la tejona le había gustado más el disfraz de Orsolya, había que reconocer el mérito al de su hermana, mucho más complicado y trabajado. Aplaudió también, aunque no tan fuerte porque no los conocía, cuando entregaron las bandas a los alumnos de primero que mejor habían bailado. Y, de repente, sus palmas se quedaron a mitad de otro aplauso.

Cuando entendió lo que había pasado, ahogó un grito y se llevó las manos a la boca. Giraba la cabeza a todos los lados, según iban cayendo todas las pobres lechuzas llenas de mordiscos, ensangrentadas. A pocos metros de ella estaba Nimu. Se agarró como pudo al brazo de Mircea unos segundos-. Mir... Mir, por favor, dime que no es lo que creo que es –Pronunció esas palabras con un hilo de voz tan fino que era un milagro que su amigo pudiera escucharla. Cayó de rodillas al suelo y comenzó a llorar, falta de respiración.

Se arrastró hasta su diminuta amiga, que hasta hace unas horas había estado tan feliz, ayudándola con el regalo que había preparado para Mircea. Y, ahora, solo veía un cuerpecito destrozado por los mordiscos y la caída-. No... no puede ser... no... no... -Repetía lo mismo una y otra vez. A su alrededor, otras muchas personas lloraban la muerte de sus fieles mensajeras.

Enya había seguido intentando divertirse bailando sola aún con el abrigo de Arnold puesto por encima sin que el pelirrojo diera señales de vida. Se fue nombrando a Ms. y Mr. Halloween y después al rey y la reina del baile. Se alegró mucho de que Ithan y Kendra hubieran salido nombrados tal cosa, porque habían bailado realmente bien, sin miedo y muy elegantes. Estaba a punto de acercarse a ellos para felicitarlos y, quizás, para pedir a uno de los dos si le concedía un baile, ya que su pareja al final no la había acompañado, cuando de repente se escuchó un ruido y las luces se apagaron. 

Por un momento pensó que se trataba de una broma, pero esa idea le duró un segundo. Poco después el espectáculo era realmente macabro. El suelo estaba completamente lleno de lechuzas muertas con miembros arrancados, entrañas desparramadas y sangre por todas partes. Enya caminó entre ellas en silencio, con la boca abierta y lágrimas en sus ojos. Ya había recuperado su aspecto natura, aunque el pelo se le había vuelto blanco como la nieve del susto. Fue buscando a la lechuza que su familia le había dado para su estancia en Hogwarts (ella había cogido un sapo en el callejón). Allí estaba Mazda entre otras muchas de otros alumnos. Le faltaba un ala y muchas plumas. Se acercó a ella, se agachó y recordó las veces que le había dado de comer en casa. No había un vínculo especial con esa lechuza, ya que era una de las varias que iban y venían por su casa, pero no había dejado de ser su compañera en el viaje a Hogwarts y en su estancia. Enya empezó a llorar en silencio mientras temblaba ante tan terrible espectáculo. Siempre le habían gustado los animales y había tenido un vínculo especial con ellos.

Por un momento recordó que hace años cosas como estas y mucho más macabras sucedían por culpa del mago tenebroso y sus secuaces. Lo mismo ahora algunos disfraces no hacían tanta gracia. Buscó con la mirada, primero, a los profesores, que parecían tan desconcertados como los demás; después a Linc, Kendra, Asterope, Ithan y Arnold una vez que se levantó con Mazda entre las manos, llorando y temblando como estaba. A alguno de los estudiantes que tenía alrededor solo parecía poder decirles con los ojos y la boca muy abiertos, con cara aterrorizada, casi como si estuviera en shock: ¿Qué... qué... qué ha pasado? ¿Qué es todo esto?

La pequeña hablaba con Linc animadamente después de dejar el baile. Se ausentó durante unos minutos para buscar algo de beber y comer. Volvió con un vaso de zumo para ella y le ofreció a Linc otro-. Toma, he aprovechado y te he cogido también para ti, por si quieres.

Justo entonces se acabó la música y el director premió a los mejores disfraces y al mejor baile. Aunque casi no pudo disfrutar del momento de alegría por el reparto de puntos y bandas.

Asterope se pegó un pequeño susto al ver cómo los trajes de Kendra a Ithan se manchaban de algo rojo. Pensó que sería alguna broma que tenían los profesores preparada por Halloween. Pero cuando miró al suelo se quedó paralizada. El vaso que tenía en la mano cayó al suelo mojando de zumo la parte baja de su túnica y sus zapatos. No pudo apartar la vista de esa aterradora imagen. Lo que no sabía la pequeña era que lo peor estaba por llegar.

De entre las decenas de aves muertas que fueron cayendo del techo, la niña reconoció a una. Le costó bastante, entre tanta multitud. Pero, finalmente, sus ojos desorbitados se fijaron en él. Y, en cuanto lo vio, su interior enloqueció. Por dentro gritaba sin parar, como si una banshee demasiado enérgica se alojara en su cabeza, trastornada por lo que acababa de presenciar. Su mente había dejado de funcionar. Ya no pensaba, solo sentía. Y sentía una mezcla de dolor, miedo, tristeza, ansiedad e, incluso, incredulidad. Por fuera, se mantenía casi quieta, con los ojos clavados en Hefesto, escalofríos recorriéndole la espalda y el cuerpo tembloroso.

No podía decir nada. No quería decir nada. Y no sabía decir nada. Los gritos en su cabeza eran demasiado para su inocente y joven mente. Entonces, como si alguien hubiera apagado la luz, Asterope se sumió en la oscuridad y ya no supo más.

Quienes sí supieron qué pasó con ella fueron los que estaban a su alrededor, que podían presenciar cómo la niña, que había estado temblando de la cabeza a los pies, caía desmayada. Quizás era lo mejor que podía haberle ocurrido. Un segundo más contemplando ese espectáculo y el daño psicológico podría haber sido irreversible.

Lincoln seguía hablando con Asterope, riéndose aún por la ostia que acababan de meterse cuando ésta se fue a por un vaso de zumo, aunque se quedó sorprendido de que le trajera uno a él, pero como no, alargó la mano y lo cogió, mostrando una amplia sonrisa a su amiga y pareja esa noche, aunque lo que mas le sorprendió fue que el director empezó a premiar los mejores disfraces y cuando seleccionó el campeón solo pudo pensar una cosa "¿ENSERIO? ¿Esa porquería mejor que lo que lo mío?" Aunque al ver como le miraba todo se aclaró un poco para él, o eso creía "Me tiene manía, no se porque, pero me la tiene" Suspiró y el recibir 50 puntos no le habían ayudado al saber que no había ganado, el Ravenclaw se lo había llevado, desde el primer día habían demostrado ser el ojito derecho de todos los profesores, menos de la única imparcial, la profesora Green.

para colmo, Ithan y Kendra ganaron el premio de la pareja de Haloween, "Este colegio cada vez está peor... mi padre tenía razón, en decadencia desde hace unos 40 años..." No pudo acabar ni de pensar cuando algo cayó frente a la parejita de la noche, "¿Una lechuza? ¡¿Pero que coño...?!" Empezaron a caer una tras otra, no entendía que estaba ocurriendo, pero se mantuvo quieto, mostrando un poco de cara de asco por la cantidad de tripas que habían por ahí tirados, parecía que un animal las había destrozado y por las marcas de colmillos, algo le decía que era lo que había pasado exactamente, entre todas ellas vio la lechuza de su familia, algo que ni le inmutó, al fin y al cabo, sería por lechuzas, si no tenían una habitación llena de ellas, no tenían ninguna, además, mientras no fuera su quería serpiente, no le importaba lo mas mínimo. 

Iba caminando cuando una lechuza cayó y rebotó acabando al lado de su pie, Linc la miró con asco y la apartó dándole una pequeña patada, le daba mas asco tener que tocarla que el echo de que estuvieran desparramadas por ahí, demasiado videojuego, al agacharse en su lechuza y observarla bien, se dio cuenta de que sí, efectivamente las marcas eran de colmillos o algo parecido, la cara no le cambió, al menos no de manera externa, porque por dentro estaba sonriendo como un poseído, le encantaba, por fin podría encontrar a un hombre lobo, pues seguramente era el causante de todo ésto, y desde lo que le contó Cassius sobre el año pasado del hombre lobo, Linc estaba loco por encontrar uno y por fin, tenía su oportunidad, se giró de golpe mirando a Ithan y se le acercó para decirle algo al oído, pero no había acabado de hablarle cuando vio la cara de Asterope, se acercó lo mas rápidamente que pudo a ella -¿Aste... estás bi..?- No acabó la frase cuando su amiga empezó a desplomarse, algo que cambió la cara y pensamientos de Linc de par en par, los ojos abiertos como melones, antes de que su amiga hubiera caído al suelo, Linc se había lanzado a cogerla, evitando el posible golpe de ésta contra el suelo.

Cuando Lincoln se acercó a Ithan solo le dijo una cosa -Ha tenido que ser un hombre lobo, Cassius me contó que el año pasado vieron a uno... debemos capturarlo sí o sí... ¿Te apuntas?- Sabía que Ithan era muy buen duelista y tenía mucha agilidad, si quería enfrentarse a un hombre lobo era su mejor opción como compañero, ya que de segundo no podía confiar en nadie por lo que había ocurrido el año pasado.

Los profesores interrumpieron el baile para nombrar a los premiados. A Kendra, el tiempo bailando con Ithan se le habia pasado volando y ni siquiera era consciente de lo que le dolian los pies a aquellas alturas. No sólo Ithan habia resultado ser un bailarin sensacional; ademas, sus comentarios durante el baile la habian hecho reir en más de una ocasion. Podria decirse que aquella velada se estaba convirtiendo en la noche perfecta.

Comenzaron entonces por nombrar a los premios a los mejor disfrazados y Kendra pudo comprobar con aunténtica frustración cómo Christopher le arrebataba inmerecidamente el primer puesto de los disfraces a Linc.

¿Pero por qué? Si el disfraz de Linc es perfecto....

Y entonces recordó aquella ocasión en la que no le dieron tantos puntos como ella creia merecer por aquel sonitus hablando en pársel.

Este colegio está lleno de prejuicios...

Sin embargo, de repente, todo cambio. Cuando fueron a nombrar a los reyes del baile, descubrió, con sorpresa, que los habían elegido a Ithan y a ella. Miró a Ithan inmediatamente, con una sonrisa radiante, abriendo los ojos de par en par, en una mueca de ilusion que no solia mostrar abiertamente, ante tanta gente- ¡Ithan! ¡Hemos ganado! - le dijo, cogiendolo de la mano, incapaz de borrar aquella sonrisa, abrazando brevemente al chico. Estaba contentisima- ¡Vamos, vamos! -dijo, mientras tiraba de la mano del chico, dirigiendose a recoger aquel premio.

La chica estaba sencillamente radiante. Y, cuando pusieron las coronas sobre sus cabezas, apretó ligeramente la mano que llevaba entrelazada a la de Ithan, y sonrio al chico, mirándolo de reojo, para despues buscar a sus amigos con la mirada, escuchando los gritos de Diana de fondo, animándolos.

Pero, de repente, todo cambió. Las luces se apagaron, y una brisa sopló, escalofriante. Y Kendra noto perfectamente aquel sonido de algo cayendo a sus pies, y cómo algo liquido le salpicaba la cara. Inconscientemente, en cuanto la luz se apagó, se giro para abrazar a Ithan, en un gesto que casi ni pensó, como buscando su proteccion.

Y entonces, la luz se encendió de nuevo, y lo vieron. Una lechuza en el suelo, muerta a sus pies. Se llevó una mano a la mejilla, tocando el lugar donde aquel liquido habia salpicado y descubrio, con indredulidad, que era un liquido rojo.

Sangre.

-Ithan.... - susurro, con el rostro desencajado. Y entonces todo se desencadenó. Las lechuzas comenzaron a caer por toda la sala, como si fueran copos de nieve, sangrientos y mutilados, llenandolo todo de sangre y de ese olor terrible a animal muerto. - Dios mio... -queria gritar. Necesitaba gritar. Pero no podia, sencillamente no podia. Estaba asustada. Por primera vez en su vida estaba realmente asustada.

Abrazo a Ithan con fuerza, mientras notaba aquel nudo en la garganta, y comenzaba a temblar, aterrorizada por aquel cruel espectáculo de muerte. Era la primera vez en su vida que veia algo asi. Y tenia claro que no lo olvidaria jamas.

Sin embargo, aquello no fue lo peor. Lo peor vino después: Diana, Enya, Asterope.... Una a una fueron reaccionando al ver que, entre las lechuzas muertas, estaban las suyas. Diana fue la mas descorazonada, sin duda, al igual que Enya. Y Asterope..... ¡Habia caido inconsciente! -¡Aste! -exclamo, tirando entonces de la mano de Ithan, con la corona aun puesta, echando a correr en direccion a la chica. -Ithan, le ha pasado algo... le ha pasado algo... - ahora la que tenia ganas de llorar era Kendra. Pero no por las lechuzas. En su caso era por su amiga, y por miedo a lo que pudiera haberle ocurrido.

Observó, por el rabillo del ojo cómo Maxwell y Orsolya giraban sin parar y después se iban al suelo. Por suerte, su danza no incluía en ningún momento ningún tipo de movimiento parecido, si no tanto Erzsébet como ella podían haber acabado perfectamente en el suelo, y lo que es peor, enseñando las bragas.

A pesar de que le baile se había simplificado por su parte, estaba cansada por lo que poco antes de que finalizara el baile (esto Kelly no lo sabía) decidió que era suficiente –Que te parece si descansamos un poco y terminamos nuestras bebidas- Y como su amiga estuvo de acuerdo se fueron a su mesa justo en el momento en que Orsolya y Max decidieron hacer lo mismo.

-¿A qué sabe eso? –preguntó a su amiga por la bebida roja- Mi bebida de mocos en realidad sabe a una mezcla de manzana y vainilla, esta buena. –aseguró. Tras dar otro sorbo a su bebida vio que Asterope se acercaba a ellos, Kelly no había intercambiado nunca una palabra con ella, pero le parecía simpática. Llevaba un extraño atuendo rosa que daba de todo menos miedo, aunque lo cierto es que su propio disfraz no es que fuera mucho mejor.

- No pasa nada- intervino Kelly restando importancia- No creo que nadie se haya dado cuenta, todos estábamos centrados en intentar hacerlo lo mejor posible. Nuestro baile, cuando lo ensayamos la verdad es que se me dio mejor - Kelly tenia las mejillas encendidas del esfuerzo de bailar- Pero bueno creo que en conjunto no ha estado tan mal- dijo demasiado optimista.  

Perry estaba tan entretenido mirando a las parejas bailar que se lo estaba pasando bomba, sobre todo con algunos. Permanecía junto a su hermano, satisfecho pro el trabajo realizado cuando vio caer la primera lechuza. Tenía que ser una broma. Pero entonces cayó otra, y otra, y otra más. 

- ¿Qué es todo esto?- Tiró del brazo de su hermano instintivamente para protegerlo dispuesto a salir de allí si era necesario. Afortunadamente ellos tenían un gato, Gladius, de lo más bonito que había. -  Espero que Gladius esté bien.- Al parecer sólo caían lechuzas muertas, con pequeños pero abundantes mordiscos. Se acercó a uno de los cadáveres inertes de lechuza y, con la varita en la mano, la tocó pcon la punta paraexaminarla.

Sam dio un par de palmadas cuando coronaron a los reyes del baile. Aburrida como estaba, deseaba que eso acabara de una vez para irse de allí.

Pero algo divertido ocurrió. Los ojos de Sam habían captado la caída de la primera lechuza antes de chocar contra el suelo. Alzó la vista, buscando el origen, descubriendo así los agujeros que se habían generado en el techo. Le hubiese gustado sonreír, pero sabía que no era lo apropiado. Así que se limitó a observar y alejarse de las salpicaduras.

Los gritos de las muchachas la molestaban. ¿No sabían cerrar la boca? Ni que un animal muerto fuera para tanto...

Booky aplaudió encantado todos los premios otorgados, guardándose sus opiniones para sí, como todo buen elfo aprendía desde la cuna.

Cuando empezó la lluvia de lechuzas y se fijó en los agujeros de donde salían, supo que tenía que tratar de encontrar al culpable. Se aseguró que los profesores estuvieran atentos a puerta, ventanas y cualquier otro acceso antes de agarrar a su pareja dríade y desaparecer, como si un pequeño agujero les absorbiera. Su destino era la lechucería. Con su magia élfica y la magia de Tithorea, podían enfrentarse a casi cualquier cosa que pudieran encontrarse ahí.

Otro quizás se hubiera preocupado por el estado de salud de su pareja de baile. A Maxwell no se le pasó por la mente que la pobre chica pudiese haberse hecho daño. O que pudiera sentirse humillada. Que pidiera que no dieran más giros solo podía significar que no se había divertido tanto como él. Eso no requería meterse en la cabeza de otra persona, podía comprenderlo, cada uno se divertía con cosas diferentes. Era normal.

—No voy a decir que no.

Girar como una peonza e irse rodando al suelo había sido divertido, pero reducir el baile a su mínima expresión era una alternativa casi igualmente positiva.

El año siguiente deberían hacer un concurso de caídas, en lugar de otro baile. Lástima que proponer algo así requiriera tratar con los adultos. Algo que no pensaba hacer salvo que fuera absolutamente imprescindible.

Cuando se tomaron un descanso para beber, Asterope, una de las chicas de slytherin, se acercó a saludar. O algo así. Insinuó que ella también se había caído —Maxwell no se había fijado, bastante esfuerzo era mirarse a los pies y evitar chocar con las parejas de alrededor—, y que se había avergonazado por ello.

—¿Vergüenza? ¿Por qué? —dijo, enarcando una ceja—. La vergüenza es para los hijos de puta que se dan cuenta de que son unos hijos de puta. Caerse es algo natural.

Maxwell evitó la bebida de la que hablaba Kelly. ¿Por qué coño la llamaban bebida de mocos? Algún imbécil que no quería vender, porque quitaba las ganas de acercarse a ella. En su lugar, dio un trago a otra, cuyo origen y nombre desconocía, y prefería no preguntar. Tenía demasiada espuma y era empalagosa como un melón demasiado maduro, pero no tenía mal sabor.

—¿Qué se supone que eres? —preguntó a la slytherin, tratando de descifrar su extraño disfraz.

Gabi se sentía muy feliz de estar bailando y compartiendo con sus compañeros del colegio. En un momento logró incluso acercarse a las gemelas para felicitarlas por sus hermosos disfraces, y no se sorprendió en lo absoluto cuando una de ellas ganó un premio.

De igual forma aplaudió entusiasta a Kendra e Ithan, estaba claro que eran la mejor pareja del colegio. Pero sus aplausos de júbilo se cortaron al momento que todo se puso oscuro. La niña se quedó de pronto muy callada y quieta, como intentando descifrar lo que sucedía. E iba a preguntar a Oliver si esa clase de cosas se acostumbraban en las celebraciones de Halloween, cuando escuchó el sonoro ¡Paf! y las luces volvieron para mostrar a los reyes del baile manchados de sangre.

Gabriela arrugó el ceño enseguida y pensó: -Esto es una sorpresa desagradable, me parece de muy mal gusto en una fiesta - Pero entonces más cadáveres comenzaron a caer y varios muy cerca de ella. Al momento que se dio cuenta de que eran reales lanzó un agudo grito.

-¡AAAAAAAAAAAHHHHHHH!- Sus ojos se llenaron de lágrimas y se abrazó a la persona que tenía más cerca: Oliver, por un momento, temblorosa, se aferraba a él escuchando los gritos de sus compañeros, pero no quería mirarlos, estaba muerta de miedo, llorando y temblando. No sabía qué hacer.

Cuando se encontraron ambas hermanas en la mesa con sus respectivas parejas, Erzsébet volvió a buscar el zumo de arándanos y Orsolya se agenció con una tercera jarra de cerveza de mantequilla; si antes se sentía chispeante, ahora su cabeza era una fogata y no sabía si aquello era bueno o malo. Ambas habían visto lo mal que se le había dado a la otra en los bailes, estaba claro que a Kelly y Maxwell les hacía falta un punto o muchos de conocimientos de baile, movimiento corporal, habilidades de disfraz y muchas cosas que los pobres no debían conocer por no haber tenido tutores específicos en cada materia. Bueno, si eran tan malos realizando disfraces y bailando, tendrían otras habilidades, ¡más les valía!

Erzsébet llenó su boca y movió el caldo de lado a lado, como un catador de vinos antes de escupir, pero la cría no lo hacía para probar el jugo, sino para enrojecer más aún su lengua y sus dientes. Levantó la copa ante Kelly: debe tener arándanos, canela y.... creo que sabe a remolacha, sonrió contenta por tener un paladar tan fino. A ver esa bebida de mocos, se interesó cogiendo la copa de su amiga, sin pensar siquiera que podía ser escrupulosa, esas cosas en el mundo de las gemelas no existían. Bebió y le supo rico. La verdad es que era difícil que algo le supiera mal... Está rica, mira prueba tú esta, dijo ofreciéndole su propia copa de arándanos.

Entonces llegó Asterope, alejándose de su clan de neandertales: Ithan, el chaval menos carismático de todo el curso; Kendra, la chica más creída y prepotente quizás del colegio, quizás empatada con Gwen y Ludmila; y Lincoln, el único Slytherin que parecía preferir a los Gryffindor a los Hufflepuff. Lo bueno era que consideraban a Asterope su amiga y tenían misterios abiertos con ella por el colegio.

Hola, sirope de uva, saludó Erzsébet a la niña. Orsolya por su parte sonrió mucho, parecía casi Booky con una sonrisa radiante por culpa de la cerveza de mantequilla y la sonrojez en las mejillas que le había salido tras el golpe y que parecía no querer irse.

Va del "terror de la naturaleza", soltó Orsolya tras un hipido. ¿No ves que parecen los colores de las bolsas de la compra muggles? El plástico es muy malo, indicó como si aquello fuera un hecho conocido por todos. Me gusta mucho, es el disfraz con más pensamiento de todo el baile, felicitó a Asterope. Después volvió a quedarse sonriendo, como una bobalicona; se parecía a Oliver cuando... bueno, Oliver siempre estaba así. Hemos volado en nuestro baile, dijo volviendo al tema de conversación anterior. Soltó un nuevo hipido y apuró la jarra.

La sonrisa de mi rostro poco a poco se va difuminando. Si bien resulta relativamente divertido ver a mis compañeros bailar, algunos bien y otros mal, lentamente me voy sintiendo cada vez más separado del resto, todos bailan en parejas, todos menos yo.

Me habían prometido dos bailes, pero supongo que solo sería para intentar quedar bien y mejorar mi estado de ánimo, porque ninguno de los dos ocurre. No puedo culpar a nadie, yo soy el que no ha conseguido ninguna pareja, nadie tenía la obligación de pasar un rato conmigo y desde luego el no hacerlo no es algo que se pueda reprochar, es lo lógico, cuando vas a una fiesta con una pareja, es para estar con esa pareja.

Todavía sostengo al muñeco que me ha regalado mi hermano en la mano, y lo aferro con fuerza para intentar recordarme a mi mismo que las cosas no van tan mal. Mi hermano me ha perdonado, y William sigue siendo mi mejor amigo. Pero pese a estos pensamientos, la tristeza sigue siendo cada vez más grande, y tengo ganas de irme a dormir cuando empiezan a repartir los premios.

Me da mucha rabia que Christopher gane el premio al mejor disfraz, y más cuando fui yo quien dió la idea de ir de dementor. De todas formas, ¿por qué dan puntos por disfrazarse? Y además ¿tantos? Es decir, fácilmente con haberse disfrazado bien un alumno podría ya haber ganado más puntos que yo yendo a todas las clases y trabajando como un negro. Aprieto los labios con fuerza haciendo más serio mi gesto.

— ¿Cincuenta puntos por disfrazarse? ¿No se supone que esto es un colegio y no una feria?— termino diciendo malhumorado a mi hermano en un tono audible para todos los que hay a mi alrededor pero espero que no para los profesores— Ahora resulta que disfrazarse tiene más mérito que asistir a todas las clases e intentar llevar todo al día, estupendo— añado de igual forma.

Cuando nombran al rey y la reina del baile, mi gesto se vuelve aún más enojado.

— ¿Y otros cincuenta por bailar? ¡Venga ya!— digo casi explotando, aunque por suerte eso no queda reflejado en el volumen de mi voz. Estoy muy cabreado, de modo que me giro para marcharme, tengo ganas de gritar y aporrear cosas —. Yo me voy a dormir, lo mismo me dan puntos por ser el primero en irme a la cama— añado con un tono irónico que demuestra todo mi malestar, me siento absolútamente ridículo y tratado como si tuviera seis años.

Pero en ese momento, las luces se apagan, actuando como golpe de efecto contra mi que vuelvo en mi mismo dejando aparcada la rabia durante al menos unos minutos. Al encenderse y ver al «rey y reina» del baile bañados en sangre, me da un poco de asco, y sorprendiéndome a mi mismo me alegro de que estén así de sucios, no sé quién habrá sido, pero les está bien empleado. No obstante, el hecho de que empiecen a caer lechuzas del techo me deja totalmente confuso y asustado a partes iguales. Siento la mano de mi hermano agarrándome para tirar de mi y sacarme del Gran Salón, pero yo me preparo para hacer fuerza en dirección contraria, si algo pasa no pienso dejar solos a William y a Willow, bajo ningún concepto.

Estoy terriblemente asustado, y no me reconozco a mi mismo cuando meto la mano en la chaqueta del traje para sacar la varita sujetándola con fuerza con la mano derecha mientras que con la izquierda aún sostengo el muñeco. Hago un repaso mental de mi repertorio personal de hechizos, analizando cuál sería el más adecuado de usar en caso de que haya peligro. Supongo que todos los defensivos serían los más óptimos, pero en caso de que haya que atacar, me decantaré por el que nos enseñó Green, puede que la profesora me caiga peor que una cocacola caliente, pero es el sortilegio en que tengo más soltura, y es posible que frente a un rival atontado, muchos otros alumnos puedan reaccionar.

— Quien haya hecho esto ha ido solo a por las lechuzas porque no ha caído ningún animal más. Si hubiesen acabado con más mascotas las hubiesen hecho caer aquí para aterrorizarnos— digo a mi hermano al escucharlo hablar sobre Gladius. El comentario lo hago con un tono más frío y analítico del que me creía capaz—. Pero quien lo haya hecho sabía exactamente dónde nos encontrábamos, por lo que conoce la escuela— dirijo una fugaz mirada hacia los profesores—. Espero que los profesores demuestren hacer algo más que repartir puntos de forma absurda.

El grito de Gabriela me hace dirigir la mirada hacia su posición para encontrarla abrazada a su pareja muerta de miedo. Decido que no he de preocuparme por ella, a fin de cuentas tiene a un alumno de segundo con ella, como mi hermano, y además dudo que sea mi presencia lo que ahora mismo quiera para tranquilizarse, de modo que dirijo mis ojos hacia la pareja formada por mis amigos y me dirijo hacia ellos con pasos cautelosos quedando a medio camino entre ellos y mi hermano.

Realmente estoy aterrado y temo por nuestra seguridad muy seriamente, pero no me permito a mi mismo gritar y llorar, ya habrá tiempo para eso, ahora solo me pondía más en peligro y menos alerta para reaccionar.

— Esto parece una de las historias del abuelo sobre Halloween en esta escuela— comento a mi hermano cuando paso a su lado, intentando añadir cierta familiaridad al asunto, pero lejos de conseguir eso, recordar todas las cosas que le pasaron me altera aún más.

Oliver siguió bailando con Gabi hasta que los profesores dieron pasos a los premios. Se lo estaba pasando genial con aquella chica, a la que además no se le daba nada mal lo del baile.

Aplaudio efusivamente a los ganadores de los concursos, especialmente a Ithan y a Kendra, que habian bailado de maravilla.- Estoy por decirles que me enseñ... -sin embargo, Oliver no llegó a terminar la frase.

De repente la luz se apagó, y se desencadenó la tragedia. La sangre, las lechuzas... todo se sumió en el caos. Escuchó el grito de Gabi, que se abrazó inmediatamente a él y, sin pensarselo dos veces, la rodeo con sus brazos, en un gesto protector- Madre mia... Que horror... - dijo el chico, mirando a su alrededor, intentando que la chica no viera todo aquello, pegandola contra su pecho. El mismo estaba horrorizado, y asustado.

Despues de todo, y por muy de segundo que fuera, tenia doce años y no era ninguno de esos detectives que tanto le gustaba ver en las series Muggles, ni ningun auror o... ¿como lo llamaban los muggles? Ah, si, forense. Era un crio que habia ido a pasarselo bien a un baile de disfraces.

Intento avanzar con Gabi por la sala, temblando ligeramente ante aquel espectaculo. E, inmediatamente, penso en Diana y su lechuza, y en Daphne- Tranquila, Gabi... Vamos a salir de aqui... Ven... Vamos a por Diana... Tu no mires, ¿Vale? Solo agarrate a mi...  - dijo, al ver que la Gryffindor de segundo gritaba y lloraba junto a Vicky, que yacia completamente inerte.

Tuvo que tragar saliva, obligandose a respirar y a mantener el control mas o menos, y, mientras avanzaba con la chica aun abrazada, intentando no mirar a su alrededor, se acercó a Diana, mirando a Gwen, que habia acudido junto a ella, con el rostro desencajado- Gwen... quién ha hecho esto... - dijo, con un hillillo de voz, mientras alargaba el brazo libre para ponerlo sobre el hombro de Diana -Di... Di... escucha... Ven... vamonos de aqui... Coge a Vicky y vamonos... -dijo, sabedor de que no dejaria a la lechuza alli.

Era un espectaculo terrible, capaz de formar a cualquiera un nudo en la garganta- Lo siento mucho, Di.... es horrible... - dijo el chico, mientras intentaba sacar a las chicas de alli, buscando a Cass con la mirada- ¡Cass! -exclamó, llamandolo, esperando que no estuviera muy lejos de Gwen.

Al menos tenia claro que su amigo podria ayudarlo a salir de alli con las tres chicas, antes de que aquello fuera a peor.