Partida Rol por web

Al poco de llegar a clase, Willow recibe el primer ataque de una de sus compañeras. Asterope, recordaba haber mantenido algo de conversación con ella en la fiesta que habían dado Pizpireta y Polvorilla. Sonrió y lanzó el contrahechizo.

- Fulminis Finite. -Al ver que lo había contrarrestado perfectamente, le sacó la lengua de forma amistosa.

Tras un momento atenta por si le caía otro hechizo, se dirigió hacia las chimeneas y se puso manos a la obra.

- Flamine Fulminis. -Primera.- Flamine Fulminis. -Segunda. - Flamine Fulminis. -Tercera.

Cerró los ojos con fuerza y apretó los dientes durante un momento al darse cuenta de que el último hechizo no le había salido.

La clase había sido todo un éxito. Todos habían conseguido aprender el conjuro. Sintió lástima por Edward, precisamente a él, no podía ser a otro,  le habían hecho un poco de daño. Lumilda se merecía desde luego los 100 puntos extra.  Se acercó a él para interesarse por su salid.

- ¿Estas bien? 

Me siento como un traidor a mi casa, por mi falta de atención y de capacidades con la magia, los Slytherin acaban de ganar 100 puntos.

Me froto la quemadura un poco hasta que me doy cuenta de que es mejor idea no hacerlo y niego con la cabeza hacia el profesor.

— No se preocupe, profesor, ya sé cómo ir a la enfermería, el otro día ya tuve que ir.

Me vuelvo hacia Byron y le dedico una sonrisa que denota la sensación de culpabilidad que siento.

— Sí... gracias — le digo antes de suspirar y dar un par de pasos hacia William —. Guau, sesenta puntos nada más y nada menos, ahora soy oficialmente el peor alumno de Ravenclaw— al decir esto a mi amigo, me vuelvo hacia Byron intentando hacerle partícipe de lo que acabo de decir, que aunque tiene un tono de broma claro, no deja de ser una verdad como un templo.

Mientras me lamento por mi fracaso y se me ha escapado una lágrima, veo como le hacen daño a Ed y enseguida me acerco a él para interesarme. Echo una mirada a Ludmilla con algo de reproche, aunque soy consciente de que solo ha hecho lo que debía. Pero Ed está tan débil que es como cebarse con un enemigo herido. De hecho, es lo que es... Pero ella no tiene por qué saberlo. Pensando en eso decido felicitarla con un gesto de la cabeza y poso una mano en el hombro de mi amigo.

—Hey... ¿estás b-? —de pronto me giro hacia la pizarra y veo como detrás de mi nombre escribe una cantidad de puntos que no he sacado hasta ahora nunca y la palabra muere en mi boca a mitad. Estoy sorprendidísimo, y el orgullo se mezcla con una sensación de ser idiota por mi propio pesimismo—. ¿S- se- sesenta? —pregunto a la nada, en un susurro confuso y con el ceño fruncido. Lo cierto es que la segunda chimenea dio un estallido bastante más llamativo que la primera y que los de algunos de los compañeros, pero había dado por hecho que mi fracaso en el último de los intentos acabaría con mi puntuación. Sin esperar ninguna respuesta sacudo la cabeza, porque ahora lo importante es que Ed está otra vez herido como para tener que ir a la enfermería.

—Ed, no estés diciendo tonterías ahora —le increpo después de su comentario, que me incomoda un poco y me hace sentir aún más culpable por haber sido tan pesimista—. Luego hablamos de eso. ¿Estás bien? ¿Te acompaño a la enfermería? ¿Puedes caminar? —mi preocupación es sincera, y al meterme en mi recién descubierto rol de cuidador y con mi vocación de ayudar, la alegría de los puntos pasa a un segundo plano automáticamente, y miro fijamente a los ojos de mi amigo con la preocupación brillando trémulamente en ellos.

- Will tiene razón. Estás en la mitad superior de la tabla, ves la botella medio vacía.- Le parecía un menosprecio a los que habían quedado por debajo  de Edward en la tabla. Dejó a los amigos solos después de soltar aquella frase y se quedó mirando tímidamente a Kendra. Ella le dijo que tenía que comentarles algo pero no iba a ser él el que se envalentonara y se lo preguntara.

Aún me duele la quemadura, y no poco, pero asiento en dirección a William para darle a entender que sí me encuentro bien, aunque sea mentira.

— Soy el último de nuestra casa — le recuerdo a Byron cuando dice lo de que veo la botella medio vacía —, y por si fuera poco, debido a que no he sabido defenderme he conseguido que Slytherin gane un porrón de puntos.

Suspiro  y después regreso con la mirada a mi amigo.

— Sí, tranquilo, estoy bien. Y no hace falta que me acompañes a la enfermería, de hecho creo que deberíamos aprovechar para practicar el conjuro de duelo que no nos salió demasiado bien el otro día.

Me doy un par de segundos para tomar aire y sostengo la varita con poca fuerza mientras apunto en dirección a una de las chimeneas.

— Mira, tienes que adelantar un poco un pie y mirar fijamente al objetivo, luego mueve así la varita y... ¡Eleccella Fulminis! — cuando estoy diciendo las palabras de pronto el dolor de la quemadura me hace detener el movimiento y no consigo efectuar el sortilegio, me siento algo avergonzado, pero vuelvo a intentarlo poníendome en posición — Bueno... menudo desastre soy... Bueno, a ver si esta vez sí... ¡Eleccella Fulminis! — según termino de formular las palabras arcanas, un rayo de energía eléctrica sale disparado a la chimenea y la hace chisporrotear en el sitio. Me quedo mirando tanto a William y después me giro hacia Willow y Byron — Ahora intentadlo vosotros, a ver si esta vez o sale.

La respuesta que le da a Byron me hace negar con la cabeza y le aprieto un hombro.

—Ed, ya remontarás. Mírame a mí, ¿no me acabas de felicitar? Pues seguro que para la próxima te toca a ti, así que no seas antipático y vamos a la enfermería —pero mi ruego cae en saco roto cuando se decide a enseñarnos a hacer el Eleccella Fulminis a Willow y a mí. Me llevo una mano a la frente y chasqueo la lengua—. ¿En serio? ¿Ahora? ¿No puedes esperar? —si algo he aprendido de Ed en este tiempo es que tiene la cabeza dura como un toffee y que no me dejará llevarlo a la enfermería si no es a rastras hasta que se haya sentido útil. Niego con la cabeza y saco la varita otra vez.

—Si me sale, vamos corriendo a la enfermería. Bueno... corriendo no, pero sin pausa —apunto a la chimenea y tratando de que la confianza que me ha dado el haber conseguido tantos puntos se una a la ayuda de mi amigo, pronuncio alto y claro el conjuro—. ¡Eleccella Fulminis!

Veo cómo un rayo eléctrico sale despedido fácilmente de mi varita y choca contra la chimenea, chisporroteando un poco antes de disiparse. No puedo evitar sorprenderme a mí mismo, y el súbito salto que pegan mis cejas y mi cara atónita delatan mi inseguridad hasta ese momento.

—P- pues vaya... me ha salido... ya sabes lo que eso significa, ¡ale! ¡A la enfermería! —le digo, haciéndole gestos con la varita para que salga.

Ludmila emite un sutil chasquido de satisfacción al ver el pizarrón con la distribución de puntos del profesor. Slytherin volvía a estar a la cabeza, pero lo más importante era que sus integrantes estaban comenzando a demostrar aptitudes verdaderamente de temer. Pero había algo que hizo mella en su alegría. Anthony no había asistido nuevamente a clases. Quitó una pelusa de su falda y acomodó de manera inconciente su trenza.

Edward todavía se hallaba a un costado herido por el hechizo flamígero. La blonda se acercó y no pudo evitar escuchar las palabras del resto de su Casa. -No te quejes tanto, ponte a practicar y seguro te saldrá mejor. Sus ojos estaban entornados mientras que las facciones de la blonda eran duras, aunque no hostiles. Da media vuelta y con su porte erguido se dirige a los compañeros de su Casa.

-Excelente su performance. Luego dirije su mirada dura a Asterope Estas bien?

Tras lanzar su hechizo a Willow, apenas fue consciente del resultado. Solo cuando se fijó en el gesto amable de la chica y en la falta de quemaduras en su cuerpo, supo que se había podido defender sin problemas. Le devolvió una mirada cordial. Aunque Asterope deseaba esos 100 puntos para Slytherin, no era un monstruo que quería ir haciendo daño a los compañeros... Bueno, por lo menos no siempre. A veces su feroz lado oscuro salía a la superficie y causaba estragos.

Terminó la clase. No había visto qué tal les había ido a los demás, pero, por los resultados, parecía que todos lo habían hecho fenomenal. Menos Anthony, que, una vez más, brillaba por su ausencia. ¡Les había hecho perder 10 puntos! Asterope notaba cómo volvía a hervirle la sangre. Esa vergüenza de Slytherin nos está retrasando a todos. No le importa nada ni nadie. Él sí que se merece que le lancen todos los fulminis del mundo. Apretaba los puños. La ira resurgía, igual que hacía unas horas. Pero no podía dejar que volviera a suceder. ¿De dónde salía toda esa furia? No era propio de ella. Así que respiró tres veces y se calmó.

Tocaba felicitar a los compañeros; pero no le apetecía abrir la boca, así que recogió callada sus cosas. Kendra se le había acercado al principio de la clase para preguntarle qué le pasaba; por suerte para Asterope apareció el profesor. Sabía que en algún momento tendría que contárselo, pero intentaría retrasar ese momento al menos un poco más.

Ludmila se le acercó para preguntarle si estaba bien; pero la rubia le dirigía una mirada tan dura que Asterope no sabía si era de reproche o su manera de preocuparse. Obviamente, no estaba bien. Pero no le apetecía contar nada delante de toda la clase –Bueno… más o menos. He tenido… -miró a Linc durante un centésima de segundo- un bajón. No sabía qué más decirle. Por suerte, al ver a los Ravenclaw practicar otro hechizo de duelo, recordó la promesa que le había hecho a Aiden. Ya tenía excusa para cambiar de tema– ¡Anda! Casi se me olvida. Tengo que enseñarle a Aiden el Eleccella. Disculpa, ahora vuelvo.

No estaba de humor ni con ganas de hacer de profesora, pero así retrasaría esa conversación con sus amigas. Además, le vendría bien seguir descargando energía con hechizos. Así que se acercó a él, con la misma que había tenido durante toda la clase, aunque intentando darle un tono amable a su voz.

-Aiden, buen trabajo con el Flamine. ¿Te apetece que nos pongamos ahora con el Eleccella? –Miró a su alrededor. Al entrar en clase no se había fijado en que no había cajas, como en otras ocasiones. Pero usaría las chimeneas, como los Ravenclaw-. El movimiento es parecido al del Cystallus y el Flamine, así que no creo que tengas muchos problemas para conseguirlo –Alzó su varita y apuntó a una de las chimeneas-. Eleccella Fulminis -La leña no prendió, como antes, pero hubo un destello eléctrico cuando el rayo impactó contra la madera.

Lincoln dejó escapar un leve suspiro al ver como su ataque fallaba, quería destrozar al niño de Ravenclaw, dejarle por los suelos y seguir atacándole sin parar, pero no merecía la pena, así que esperó a que el profesor finalmente les dijera lo que tenía que decir y poder largarse de esa clase.

Cuando repartió los puntos Linc levantó las dos cejas, ni se había dado cuenta de que había fallado con la primera chimenea, sin duda estaba en babia, pensando en otras cosas, o en otra persona mejor dicho... se había pasado toda la clase mirando a Asterope, a ver como estaba ella pero al ver los puntos que había conseguido sin problemas, muy mal no estaría, así que mosqueado con el mundo cogió su mochila y sus cosas, no sin antes volver a mirar una vez mas la pizarra, para darse cuenta de que el inútil de Anthony seguía sin aparecer y no solo eso, sino que les había hecho perder 10 puntos... "Hijo de puta..." Pensaba Lincoln cabreado, apretó los dientes y siguió recogiendo sus cosas mientras por última vez, miraba a Asterope y al verla tan tranquila enseñando a Aiden, ya no le cabía duda alguna, ella estaba genial, pues Linc no se iba a volver a preocupar "¡Nunca mas!", y con todo el orgullo del chico recogió en silencio, le apetecía hablar con alguien, pero no es que tuviera amigos ahí dentro "Podría hablar con Ithan o Cassius... pero uno es un Gryffindor y ya me he cansado de las otras casas y el otro... bueno, digamos que la novia del otro es de Ravenclaw... no me ayuda, no tienen ni idea de lo que siento", dejó escapar otro leve suspiro y siguió recogiendo.

Siguiendo las indicaciones de Edward, Byron trató de ejecutar el conjuro de duelo que tenía pendiente. Apuntó con la varita a la misma chimenea que Will y dijo las palabras como si nada

- Eleccella Fulminis. - Un rayo azul oscuro impactó en las estructura de ladrillo ennegrecida por el hollín.- Muchas gracias Edward. Eres buen profe.- Dijo tratando de animar al chico.

Una vez Willow también ha intentado hacer el sortilegio*, recojo mis cosas poniendo cara de dolor cuando la ropa me roza en las quemaduras.

Miro a Ludmila y no digo nada.

— Enhorabuena — le digo a los que lo han conseguido hacer exitosamente —, y no hay de qué, Byron, para algo somos de la misma casa, ¿no? — me encojo de hombros — Lo que me resulta raro es que den tantos puntos por herir a un compañero y no den puntos por ayudar a otro, pero bueno, supongo que cada cual ayudamos a nuestra casa como podemos.

Dicho esto, sonrío ante los gestos que William hace con la varita para que vayamos a la enfermería y asiento con la cabea.

— Vale, Will, vamos — ando hasta ponerme a su lado  y me vuelvo hacia mis compañeros —. Hasta luego — me despido antes de volver de nuevo a girarme hacia William—. Gracias — le digo con un tono bajo, solo para él.

—Weee, ¡ese Byron! —lo animo al ver que le sale el hechizo a pesar de haber faltado a la clase—. Ravenclaw tiene que ganar este año también. Y opino como tú, deberían darle aunque sea algún punto extra a Ed por ayudar tanto a los compañeros... —comento asintiendo con la cabeza para dar más énfasis a mi opinión—. Meeenos mal —comento al ver que por fin me hace caso Ed—, porque si no se te van a infectar las quemaduras, te saldrá sangre, pondrás perdida la ropa y luego te dolerá más... Así que venga, tirando... —vuelvo a increpar a mi amigo, como haría mi madre conmigo, mientras salimos de la estancia.

Aiden había sacado el conjuro, aunque se bloqueó un poco y no consiguió practicarlo contra un compañero. Por una parte estaba contento, pero si hubiera estado más atento habría conseguido más puntos para su casa. Aunque lo peor era la asuencia de Anthony No le entiendo, ¿De verdad quiere estar aquí? ¿Dónde narices se mete cuando hay clase?

El joven mago estaba a recogiendo sus cosas pensando que podría hacer a continuación cuando Asterope se le acercó y le ofreció enseñarle el Eleccella - Eso sería genial, muchas gracias Asterope Dijo con una sonrisa en los labios. Sacó otra vez la varita y atendió las indicaciones de su compañera sin perder detalle.

Cuando Aterope terminó de realizar el conjuro, Aiden vió cómo el rayo impactó contra la chimena - Ok, creo que lo tengo. Realizó cuidadosamente los movimientos y gritó - ¡Eleccella Fulminis!

De su varita salió disparado un rayo igual que el de su compañera que impactó de lleno en el interior de la chimenea - ¡Genial! ¡Muchísimas gracias Asterope!

Kendra esbozó una media sonrisa cuando el profesor repartió los puntos. No estaba nada mal. Aun podria haberlo hecho algo mejor, pero lo cierto era que el conjuro de Ludmila habia sido mucho más potente que los del resto, lo suficiente incluso para enviar a uno de los Ravenclaw a la enfermería.

Miró a Byron unos instantes. La chica quería comentar algo a los Ravenclaw, pero sintió que ahora mismo Asterope debia ser el centro de su atención. -Escucha, Byron... Lo que queria deciros... Era sobre la fiesta del domingo. No sé si lo sabiais ya o no, pero haremos un picnic en el lago, con los chicos de primero y segundo de todas las casas... Queria deciros que estáis todos invitados, y que esperamos que vayáis... Solo hace falta que cada uno coja algo del comedor, y nos vemos alli, a la hora de comer.  - dijo al Ravenclaw, con una sonrisa educada, mientras veía cómo Asterope enseñaba el conjuro a Aiden. Después cabeceó en direccion a ella, con intención de marcharse rapido- Ahora tengo algo que hacer... Decidselo a los de segundo, por favor... Hasta luego. - y, tras cabecear de nuevo, con un gesto amabla, se dirigio hasta donde estaba su amiga.

Esperó paciente, hasta que terminó, sonriendo entretanto a Ludmila- Bien hecho, Lud. -le dijo, con aire satisfecho, acercándose acto seguido a Asterope. Una vez más, Anthony habia fastidiado al grupo, y esta vez incluso les habian quitado puntos por ello. Estaba harta, muy harta de aquel crio. Suspiró, negando, y acabó por apartar, de momento, aquel pensamiento de su cabeza para hablar con su amiga- Asterope... ¿Estas bien?Me gustaria hablar contigo luego... ¿vale? - le preguntó, con un claro gesto de preocupación, esperando encontrar algun momento ahora o después para hablar con su amiga.

Habia quedado, pero aún disponía de algunos minutos para asegurarse de que todo iba bien.

Cuando se le acercó Kendra, Byron no pudo ni decir media palabra. Se quedó conla boca abierta como atontado.  Su mente trabajaba a toda máquina para buscar qué decir pero su cuerpo no le respondía de ninguna manera. Cuando la muchacha se fue miró a sus compañeros, pasando de Willow a Christpher y de ella a él sin parar.

- ¿Un-una fiesta?

Asterope le dirigió una mirada amable a Aiden cuando vio que el chico había conseguido el hechizo -¡Muy bien, Aiden! No tendrás problemas en la recuperación.

Por fin se atrevió a lanzar una mirada a Linc durante más de un segundo. Estaba recogiendo sus cosas y tenía la misma cara de mala leche que en la hora libre; eso no mejoró el humor de Asterope. Esperaba que, aunque estuviera enfadado por su ataque, hubiera recapacitado por su comportamiento y mostrara algo de arrepentimiento. Claramente no era así.

Justo entonces se le acercó Kendra. Ya no podía seguir evitando conversaciones; y tampoco tenía ganas de hacerlo, necesitaba hablar. -Pues... no muy bien. Sí, claro. Vamos ahora donde quieras o salimos al pasillo -Terminó de recoger y se echó la mochila a la espalda, esperando salir cuanto antes del aula.

Kendra asintio a lo dicho por Asterope, recogiendo sus cosas, mientras seguia la mirada de su amiga, en direccion al objetivo de su mirada: Linc. Torcio ligeramente el gesto y se apresuro a recogerlo todo. Acto seguido, en cuanto estuvo lista, salio con Asterope, camino del pasillo- Vamos, podemos hablar fuera... - y, alzando una mano, se despidio del resto.

Hasta luego. Recordad, el domingo. - dijo a los Ravenclaw antes de salir de alli.

En cuanto salieron fuera, Kendra busco un lugar mas apartado en el que poder hablar con Asterope con tranquilidad. Se detuvo entonces, dedicandole a su amiga una mirada preocupada- ¿Que ha pasado, Aste? ¿Ha sido Linc? - pregunto de inmediato, sentandose en uno de los poyetes de las ventanas, esperando a que su amiga le contara qué estaba pasando.