Partida Rol por web

- Lo siento.- Siguió a su amigo camino de la enfermería.

Kendra sonrio ante el agradecimiento de su amiga, negando- No tienes por qué darme las gracias. Somos amigas, ¿no? - le dijo, encogiendose de hombros, apartanto finalmente el brazo de su amiga, con un gesto amable.

Asintió entonces ante la pregunta de su amiga, esbozando una sonrisilla- Si... estamos bien... Él, bueno, el otro dia me dijo que yo le gustaba y yo le dije que el a mi tambien... y me dio un beso... aqui... - dijo, señalando la mejilla, cerca de la comisura de los labios. -Es un chico fantástico, la verdad... - añadio, con una sonrisa orgullosa. Y, de repente, una idea se la pasó por la cabeza. Una ida que podria solucionar las tribulaciones de su amiga a la perfección.

-Ya lo tengo, Asterope. Seguro que Ithan sabe cuál es la mejor forma de que Linc y tu liméis asperezas... o al menos de hacerlo reaccionar. Hagamos una cosa... Nosotros... habíamos quedado para dibujar un rato antes de la cena... Pero se me ocurre que podriamos coger algo del Gran Comedor y cenar los tres juntos, en los jardines. Asi podemos hablar con tranquilidad... ¡Vamos!

Y, sin dar opcion siquiera a su amiga a que opusiera resistencia, la agarró de la muñeca, echando a correr entonces con ella en direccion al Gran Comedor.

Seguro que Ithan se alegraria de poder ayudarla.

A Asterope seguía sorprendiéndole las andanzas de Kendra con el Gryffindor. Cuando se lo dijo por primera vez, no se lo podía creer. Claramente, la Srta. Lestarnge era una niña muy madura para su edad. Sabía desde hacía siglos que Ithan le hacía "tilín", por decirlo de alguna manera. Pero, hasta que se lo contó, no habría imaginado que pudieran llegar a darse besos... ¡besos! Aunque fuera en la mejilla.

-¿No te dio... no sé... vergüenza? -La palabra que Asterope estaba pensando era "asquito", pero no le pareció conveniente decirla, ya que su amiga estaba tan emocionada con esa situación. Y, sobre todo, por todo lo que la estaba ayudando-. ¡Yo no podría besar a nadie ni dejar que me besaran!

Y lo dijo literalmente. Si Kendra, como su amiga, le diera uno en la mejilla en ese momento, Asterope se quedaría paralizada y miles de escalofríos recorrerían su espalda. Incluso ahora que estaba superando su temor al contacto.

No tuvieron mucho más tiempo de hablar. La morena pareció sufrir una iluminación. Y, nada más contarle el plan, arrastró a Asterope hacia el comedor-. ¿A... Ithan?-. ¿De verdad quería su amiga que cenara con ellos dos y hablaran todos de Linc? Espero no ser un estorbo, pensó mientras corría detrás de ella.

Después de practicar el hechizo con Asterope, Aiden recogió sus cosas. Estaba bastante contento por cómo había ido la clase, y las prácticas le habían abierto el apetito. Echó una última mirada por la clase a ver si se le olvidaba algo, y al comprobar que llevaba todo salió del aula en dirección al Gran Comedor

Al no ver a sus compañeros allí, Chris supo que había calculado mal el tiempo. Podía haber ido a comer tranquilamente, atiborrarse a filetes y patatas... Pero ahora estaba allí, en clase, sólo, y con un hambre que casi no le permitía tenerse en pie.

Cansado, se sentó en el suelo, con la varita en la mano. Poco a poco sus compañeros fueron llegando, pero no fue hasta que llegó el profesor que Chris no se levantó.

Escuchó las palabras, pero el sonido de su estómago no le dejaba oir bien. En su mente, sólo veía hamburguesas por todos lados, incluso la piedra que había hecho estallar el profesor. Cuando les tocó el turno a los alumnos, Chris estaba bastante perdido.

Byron, ¿practicamos juntos? preguntó a su compañero, aún sabiendo que el conjuro no le saldría. Raiinniin Petrus

Ithan llegó a clase con Enya, y allí solo estaba Chris. Aquella era su clase favorita, con mucha diferencia, y tenía ganas de practicar duelo, por lo que atendió a la explicación y cuando les dio el visto bueno, se acercó al primer Ravenclaw que había llegado a clase. - Ey, Christ ¿Te importa si practico contigo? - Le preguntó, con cierta sonrisa amable. En cuanto le dio el visto bueno, se alejó, tomó una de las piedras y la lanzó al aire. - ¡Raiinniin Petrus!- Dijo, lanzando el conjuro contra ella y haciendola estallar en mil pedazos.

Enya llegó con Ithan a una de las clases que le resultaba más difícil. Tenía pocas esperanzas de aprender el hechizo a la primera, sobre todo después del fiasco con su asignatura favorita. Esperó a que Ithan hiciera el hechizo sobre Cristopher y le dijo: Ithan, prepárate, que voy a ver si me sale. Cogió una piedra y la lanzó a buena altura en dirección hacia Ithan: ¡Raiinniin Petrus! Pero no salió nada de su varita. ¡Cuidado con la piedra! Le dijo mientras caía esta. Hoy no es mi día.

Byron llegó a clase y observó a Christopher que ya estaba allí. Seguro que esta mañana se había dormido!

-Que te ha pasado esta mañana para no venir a Transformaciones? No, mejor... que hiciste ayer? Después de clase te enseño el conjuro de clase.- murmuró segundos antes de empezar la clase.

Mientras el profesor explicaba, Byron atendió, como siempre, a las palabras y los gestos del profesor. Cuando Chris se avino a empezar, Byron simplemente asintió y preparó su conjuro... cual usaría? Sin estar preparado, Chris lanzó el conjuro y Byron se cubrió con el brazo la cabeza instintivamente. ¡No había preparado ningún conjuro! Por suerte para el pequeño Byron algo no salió bien en el conjuro de Chris. Cuando Ithan pidió ayuda a Chris, Byron se echó a un lado, a ver si podía aprender algo. Observó el conjuro de Ithan y anotó mentalmente de nuevo cómo se hacía.

-¡Raiinniin Petrus!- exclamó cuando le tocó a él. El conjuro fue bastante bien, se había concentrado en la entonación y en su giro de muñeca. Pero cuando fue a observar la piedra, el rayo que debía impactar en la piedra se desvió por bastante. Maldita sea! ¿Eso también era importante?

Llego a clase con cara de pocos amigos, sin duda esta clase es la que másodio de todas, y una buena demostración de ello es que ya la tengo pendiente para recuperar.

Escucho las explicaciones del profesor a pesar de que no esté nada de acuerdo con el temario, pero una clase es una clase.

Al ver el efecto del conjuro me quedo boquiabierto mirando a todos mis compañeros hasta que detengo mi mirada en el profesor.

— De... ¿De verdad?— digo sorprendido — ¿De verdad tenemos que intentar darle con una piedra en la cabeza a un compañero para aprobar esta asignatura? ¿No dice que es un conjuro peligroso? ¿Por qué nos lo enseña?

Veo que el resto de mis compañeros empiezan a conjurar el sortilegio, y atónito de mi porque nadie se muestre reacio a hacerlo, de nuevo devuelvo mi atención al profesorado.

— Verá, tengo un muñeco que han encantado para poder practicar los conjuros de duelo en él, ¿Puedo en vez de intentar provocar heridas a un compañero, hacerlo sobre él?

Me quedo estupefacto ante la negativa y enojado me vuelvo hacia William.

— No entiendo esto... En fin... lo siento Will, ¿te importa que nos pongamos juntos? No quiero hacerte daño, pero... si lo hago al menos sabrás que preferiría que no me hubiese salido el hechizo.

Y dicho esto, hago el hechizo, aunque estoy prestando más atención a no poder hacer daño a mi amigo que al efecto del mismo, por lo que no logro efectuarlo correctamente.

Me quedo completamente anonadado ante la explicación de esta clase. ¿Pedradas en la cabeza? ¿Piedra? ¿En la cabeza nada más y nada menos? ¿No podía ser  dar un empujoncillo de aire? No: tenemos que exponernos a que los huesos de la nuca nos toquen los párpados. Me quedo mirando a Ed y asiento enérgicamente cuando se queja.

—Profesor, no sé lo que dirá el Ministerio de Magia, pero le aseguro que el Departamento de Educación no aprobaría esto. ¿No se ha quedado ningún alumno ciego, discapacitado físico o peor... retrasado mental después de esta clase? —digo alzando una ceja. Ante la incredulidad mutua que veo que se genera acabo por resoplar—. Bueno. Usted es el adulto, así que... en fin... confiaré en usted.

Algo nervioso, me giro hacia Ed y asiento para confirmarle que prefiero ser mutilado por él que por algún otro. Me encojo de hombros musitando un «qué remedio» más evidente por mi forma de hacer girar los ojos que porque sea audible. Cuando Edward enuncia el Raiinniin Petrus no puedo evitar cerrar un ojo mientras miro hacia el sitio en el que la piedra debería partirse en pedazos y salir a por mí y me protejo con ambos brazos. Un grito ahogado queda en nada al ver que, no sé si por suerte o por desgracia, Ed no ha conseguido conjurarlo correctamente.

Le sonrío y hago gestos para tranquilizarlo.

—Tranquilo. Ya verás que lo conseguirás hacer con tu muñeco —suspiro—. Eeeen fin... vamos allá. Tápate bien los ojos, ¿eh? No vaya a ser que, oh, milagro, me salga un hechizo bien y sea justamente el que te deje minusválido.

Cojo la piedra con la izquierda y la varita con la derecha. Abro un poco las piernas para aumentar mi base de sustentación y la lanzo, apuntando hacia ella con la varita tal y como ha dicho el profesor Knower.

—¡Raiinniin Petrus!

Lejos de alegrarme, cuando veo que un rayo sale de mi varita para hacer que una lluvia de guijarros vaya hacia Ed, abro los ojos entre sorprendido y genuinamente asustado.

Me alegro de que el conjuro no me haya salido y me preparo para recibir el de William, en parte queriendo que no le salga y por otra queriendo que sí para ganar puntos.

Estoy pensando en eso cuando oigo un estallido, y apenas me da tiempo a alzar la mirada hacia el punto donde la piedra estalla cayéndome numerosas piedras de menor tamaño encima.

—¡Arhg! —exclamo.

Cuando llegó se mostró realmente curiosa al ver al profesor realizar la demostración y cruzó los dedos porque esta vez sí le saliese el hechizo correctamente.

Tomó una de las piedras, e intercambiando una mirada con Kelly -que aún no le había lanzado el hechizo a nadie- lo dirigió hacia ésta, lanzando la piedra y apuntándola con la varita, tal y como había hecho el profesor.

- ¡Raiinniin Petrus! -Pero nuevamente, el hechizo se quedó en nada. La piedra cayó al suelo, a escasos centímetros de la pequeña, mientras ésta se quedaba boquiabierta ante su inutilidad.

Ante el cuestionamiento del método de enseñanza de William y Edward, el profesor se acercó. Lo que creo que no os dais cuenta vosotros es que el mundo mágico está lleno de peligros, y en esta clase lo que os estamos ayudando es a formaros para que en caso de veros obligados a luchar, sepais hacerlo. Solo os va caer piedrecillas, y alguna puede que os haga un chichón, pero nada que no se cure con una pomada de la enfermera. Así que no seais tan cobardicas y enfrentaos a vuestro destino. Ahora la magia corre por vuestras venas y tendréis que saber usarla, o quizá alguien la use contra vosotros antes de tiempo. ¿Acaso habéis olvidado lo que pasó el lunes sangriento? Knower estaba cansado ya de que los alumnos sabelotodos trataran de cuestionar sus métodos de enseñanza, si no comprendían que en aquel mundo estaban siempre en peligros, era algo de lo que no tenían la culpa, seguramente sus padres no se lo habrían explicado.

Tan solo Ithan y William fueron capaces de hacer el conjuro. Christopher y Edward sufrieron las consecuencias de sus malos reflejos, y así como en la clase anterior sus compañeros habían tratado de defenderlos, en este caso nadie había salido a ayudarles.

Se acercó a los dos aguilillas para ver qué tal se encontraban. Chicos, necesitais que os acompañe a la enfermería. Dijo al ver el estado de esos dos chichones que se habían formado. No os preocupéis, allí os curarán el dolor en un santiamén.

En cuanto a vosotros dos, dijo señalando a Ithan y a William, os merecéis 50 y 10 puntos cada uno. Sois los únicos que habéis sido capaces de hacer el conjuro, y les vendría muy bien a los demás que les enseñaseis. ¿Qué tal si os quedais aquí practicando un poco? El domingo veré si lo habéis aprendido o no, y avisad a Kely y a Gabriela que parece que hoy no tenían ganas de venir. Resopló mientras esperaba que sus alumnos les dijesen se alguien les iba a acompañar a la enfermería o no.

El chico no consiguió defenderse del conjuro, y una vez más, Ithan se vio en la tesitura de que en cada clase de duelo, acababa enviando a alguien a la enfermería. Comenzaba a pensar que era un ente peligroso para aquellas clases, o el mejor amigo de una enfermera que ni conocía. Me acerque a Christopher. - Perdón, espero que no sea nada. - Me disculpe antes de nada, antes de que se marchara.

Kelly y Gabriela ni habían aparecido por allí. Comenzaba a ser terriblemente normal aquello, y negó con la cabeza, lanzando un largo suspiro, decepconado, antes de acercarse a Enya. - Bueno, vamos a hacer esos conjuros ¿Por cual comenzamos? ¿Por el Raiiniin o por el Flámatte? - Le preguntó, y se giró hacia los Ravenclaw, Byron y willow para hacerles la misma pregunta. - ¿Os ayudo con el Raiiniin? -

No obtuvo respuesta, de nadie. Se encogió de hombros, sin darle más importancia, se le ocurrían al menos 12 cosas interesantes que hacer, y poco tiempo para hacerlas. Así que se acercó a su mochila, la recogió y se acercó a la puerta. - ¡Bueno! ¡Pues nos vemos! Si necesitais ayuda ya sabeis ¿Vale? - Comentó, con una sonrisa, marchandose tan contento. Le habían dado puntos, le había salido bien el conjuro, le estaban esperando ¡aquel era un buen día!

Enya se había distraído y no había escuchado lo que le había dicho Ithan. Cuando se giró hacia él, justo se estaba despidiendo. Uy. Perdona, ¿qué decías? Bueno, hablamos en otro momento. Voy a ir a hacer cosas. Se despidió del resto y salió

Byron aún estaba repasando el libro para ver en lo que había fallado cuando Ithan le habló. Sin darse cuenta, enfrascado como estaba en el libro, le ignoró mientras leía concienzudamente el conjuro.

Byron se pasó toda esa tarde practicando el conjuro, una y otra vez.

-Raiinniin Petrus!- Lanzando una piedra al aire.- Raiinniin Petrus! - una y otra vez.

Terminó agotado, pero, al menos, el conjuro había conseguido dominarlo. Tras la tarde sin pausa, siendo ya la hora de la cena, se fue al comedor.

Dejó escapar un suspiro de resignación mientras miraba, totalmente ajena al resto de cosas que pasaban a su alrededor, la punta de su varita.

¿No he practicado lo suficiente contigo y ahora estás enfadada conmigo, verdad? -Volvió a soltar otro suspiro y entonces miró a sus compañeros de casa.- Creo que me voy al Gran Comedor, mañana tengo que intentar estudiar al máximo para dominar los hechizos que aún no he aprendido, así que tengo que recuperar todas las fuerzas que pueda. Os veo allí, ¿si? -Les sonrió y cogiendo sus cosas abandonó la clase.

Llevo mi mano a la cabeza para intentar mitigar el dolor del golpe de las piedras. Duele, y mucho, de hecho me dan ganas de llorar que lucho por contener con un relativo éxito, ya que se me ponen los ojos llorosos y empiezo a moquear un poco, aún así, a base de respirar hondo, no hablar e intentar no moverme, consigo que no pase a más.

— T...— empiezo a hablar lentamente, me sigue doliendo, pero no quiero ir a la enfermería, se me ha hecho demasiado tarde ya, y Perry ni siquiera ha venido a la cita que teníamos para que nos echara una mano— Will, deberíamos bajar nosotros también a comer...— dejo que la frase muera poco a poco ya que hablo sin mucha fuerza por seguir concentrándome en el dolor.