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La clase de Defensa contra las Artes Mágicas es una de las asignaturas de segundo año que se imparten por el Sr. Longbottom en uno de los sótanos del colegio.

La Defensa contra las Artes Mágicas consiste en escudos protectores. Sirven para crear barreras físicas o mágicas, negar aptitudes mágicas o físicas, infligir daño a los intrusos e incluso desterrar a su objetivo a otro plano de existencia. También son capaces de traer a tu presencia manifestaciones de objetos, criaturas o alguna forma de energía, son capaces de hacer curaciones e incluso son capaces de teletransportar en niveles más avanzados.

Para lanzar este tipo de conjuros será, habitualmente necesario, poseer la mente clara y una varita mágica que te ayude. Son también útiles en los enfrentamientos o duelos mágicos.

Aquella clase estaba situada en los sótanos del colegio, muy cerca de la sala común de Slytherin, estaba llena de amuletos y símbolos mágicos. Los más entendidos en la magia podían averiguar que varios de esos símbolos estaban relacionados con la protección y la curación. El maestro de la casa de Gryffindor estaba sentado en un sofá de piel oscura. 

Con su varita estaba manejando una especie de ente blanquecino y transparente con forma humanoide, exactamente igual que el año pasado, en vuestra primera clase. La extraña criatura estaba borrando la pizarra que había en el aula pero cuando entraron los alumnos se desvaneció haciendo un simple ¡blup!

Cuando todos los alumnos habían llegado y estaban sentados en sus asientos, el profesor sonrió, aunque parecía algo más nervioso que el año anterior.

A pesar de aquella extraña sensación que desprendía os iba saludando uno a uno conforme ibais llegando. Se sentía claramente contento por teneros de nuevo con él en aquella clase.

- Bienvenidos, mis jóvenes aprendices. Espero que hoy tengais un buen día, hoy vamos a practicar un nuevo conjuro. El año pasado visteis conjuros muy útiles, desde conjuros para proteger vuestas cosas, para desprevenir a vuestros enemigos, e incluso para protegeros ante cualquier amenaza. Todos ellos son conjuros ligados a la Defensa de las Artes Mágicas. Y hoy, vamos a practicar uno que nada tiene que envidiar a los del año pasado.

El profesor se levantó de su cómodo sillón y avanzó a través de todos los pupitres hasta el final de la sala. Allí la clase estaba más despejada y dejaba un amplio espacio para practicar el conjuro que tocaba,

El profesor sacó de su bolsa de conjuros un poco de cera que extendió por la punta de su varita y luego tocó con ella el suelo.

- Asetate Grassium et Solem. Gritó el profesor. Y entonces un suave brillo se extendió por todo el suelo de la clase. Un momento, todavía no os levanteis. Y tras varios minutos que tardó el reflejo en desvanecerse, Longbottom volvió a exclamar. ¡Ahora! Venid hacia aquí, por favor. Dijo moviendo un dedo para invitaros a uniros a él.

Hoy vamos a aprender un conjuro que protegerá una sala, o en vuestro caso un pequeño espacio, con una película resbaladiza. Para que los hijos de muggle me entiendan, sería equivalente a que vuestras madres acabasen de pulir o encerar el suelo.

Lo que vamos a hacer ahora es proteger una estancia, para que aquel que quiera cruzarla tenga que tener cuidado, pues si pasa demasiado deprisa es muy probable que termine tendido en el suelo. Esto os ayudará a huir de un combate que no querais, o para proteger una zona en la que nadie quereis que entre, al menos sin que le cueste ningún esfuerzo. ¿Comprendéis? Sonrió a todos comprobando que aún le prestaban atención.

Poneos por parejas, y cuando uno de vosotros lance el conjuro, el otro tendrá que atravesar la superficie mágica. Entregaré 10 puntos a quien lo haga correctamente, un extra el mejor, y también daré puntos a aquellos que consigan cruzar la superficie sin caerse. ¡Tened cuidado! No os torzais nada y os tenga que llevar ante la Enfermera Pomfrey.

Y entonces hizo un gesto con la mano como dando a entender que había llegado el momento de comenzar a practicar.

Eli no se veía muy segura, y ni siquiera sabía con quien probar el conjuro, si es que alguien quería hacer pareja con la alumna que peores puntos había sacado el año anterior entre los presentes.

-¿Alguien quiere acompañarme con el conjuro?

La niña sabía que los de Slytherin no eran muy dados a colaborar, menos aún con los de Gryffindor. No obstante, Eli era ingenua y era difícil que alguien le cayera mal sin un motivo de peso. Así que hizo la pregunta dirigiéndose a todos.

- Vamos Elisabeth. - le digo tras escuchar toda la charla del Profesor.

- Asetate Grassium et Solem. - digo apuntando al suelo un poco delante de mi compañera de casa.

Con miedo, Eli intentó andar por la zona que Noah hizo el conjuro. Miedo justificado, pues nada más poner el pie en el suelo la niña dio a parar de culo al suelo. Humillada, intentó recuperar la compostura para probar el conjuro.

-Asetate Grassium et Solem- sin embargo, los nervios y la caída le hicieron perder la concentración, no pudo hacer nada, Noah no tendría ningún problema en cruzar la zona porque no había funcionado su conjuro.

Una vez más, había fracasado en DCAM.

Diana llegó corriendo a la clase, cuando entró se quedó pasmada por al cantidad de cosas interesantes y extrañas que había en aquella clase, de echo tuvo que contenerse en varias ocasiones para no lanzarse a investigar y darle un motivo al profesor Longbottom para quitarles puntos a Gryffindor.

Cuando se dio cuenta de que coincidían con Slytering los saludó con su habitual sonrisa sobretodo a los que más conocía, Amon y Cassius.

- ¿Hola chicos que tal?- les dijo mientras se ponía a atender al profesor, dado que Eli y Noah habían decidido practicar juntos ella lo haría con Joey. 

- Joey si quieres empiezo yo... voy a probar ASETATE GRASSIUM ET SOLEM... creo que me ha salido- dijo contenta mientras esperaba a que su compañero caminase sobre la zona

Joey llegó a clase y observó que les tocaba con las serpientes, con lo que el día no empezaba con buen pie. Entró en clase y sin mediar palabra se acercó al profesor para escuchar sus indicaciones.

Cuando Diana le comentó de practicar juntos asintió y tras el conjuro de la pequeña intentó cruzar el área con tan mala suerte que según empezó, terminó. No fue capaz ni siquiera de avanzar medio metro y terminó con el cuerpo en el suelo.

Se levantó sin mirar a nadie y con desgana se limpió la túnica y se recompuso del golpe. Entonces se colocó enfrente de Diana sin mirarla directamente a los ojos y cuando intuyó que la chica estaba preparada movió la varita y pronunció las palabras con tan mala suerte que se trabó. Era un conjuro con demasiadas palabras que decir:

-A sentarse Gracias Sol.

Obviamente el conjuro no surtió efecto y encogiéndose de hombros como si lo esperase se giró hacia el profesor para escuchar el final de la clase.

Diana observó como Joey decidía hacer el conjuro con ella, pero a pesar de la mente de la chica sabía que a su compañero le pasaba algo, estaba más raro de lo normal.

Preocupada se aproximó a él y le tiró de la manga hablando bajito para no despertar las iras del profesor.

- Joey, no te preocupes luego te ayudo con el conjuro... ¿estás bien?- comentó tirándole suavemente de la manga y con el ceño ligeramente fruncido

Amon entró a clase tranquilo y observó que los tocaba con los de Gryffindor y no pudo evitar acordarse de la batalla en el aula de Duelo del primer día de colegio. Una sonrisa apareció en su rostro y vio como Diana lo saludaba- Hola Diana -contestó mientras veía como se encaminaba hacia otro lado.

Escuchó con atención todo lo que le decía mientras pensaba porque estaba de aquella forma rara el profesor. Era algo... extraño por así decirlo, pero no iba a decir nada. No era nadie para hacerlo.

Cuando comprendió lo que tenía que hacer miró a Cassius, recordaba que el año pasado tuvo algunos problemas con esta asignatura- Vamos Cassius, prepárate -dijo mientras movía la varita como había enseñado el profesor- Asetate Grassium et Solem.

Entré con paso firme, mi mirada denotaba seguridad. Esta asignatura era una de mis top 3.

Saludé a los que debía saludar, no me importaba el resto.

Captando la esencia de lo que el profesor nos estaba transmitiendo, me imaginé a mí mismo dando clase a otros alumnos. ¿Sería buena idea?, tal vez, pero no era lo mío.

Me giré un poco y ví a James.

Veamos cómo te defiendes Mr. Despertador - le dije sonriendo. ¡Asetate Grassium et Solem!

Joey escuchaba las palabras del profesor cuando notó que alguien tiraba de su manga y escuchó las palabras de Diana. Miró a la chica y asintió a sus palabras, pero poco más dijo. Deseaba que la clase terminase pronto.

Cuando entro a la clase, escucho el conjuro y comienzo a pensar la de bromas que se puede llegar a gastar con este conjuro, cuando de pronto escucho a Morpho, llamándome chico despertador.

Cuando lanza el conjuro, comienzo a patinar y a cruzar la superficie, pero tras unos instantes, noto como resbalo, dándome un golpe contra el suelo. 

Dolorido me doy media vuelta y riendo miro a Morpho y poniendo una cara extraña, comienzo a hacer sonidos de un despertador.

Bueno te toca Morpho. Asetate Grassium et Solem - digo dirigiendo el hechizo

¡Por qué poquito!

Ví cómo trataba de hacer lo mismo con un servidor, así que lo paré para no caer en la misma trampa.

De nuevo, ¡por qué poco! - le dije haciendo una mueca.

Cuando llegó a clase, se paró y guardó una chaqueta de traje en la mochila, doblandola antes de nada. Acto seguido, volvió la vista hacia el profesor, con más bien poco interes, con la cabeza en otra parte, sin decir nada hasta que el profesor los invito a practicar. Miró a su alrededor, buscando alguien con quien practicar el conjuro, cuando Amon le aviso de que lo lanzaría.

Cassius asintió, viendo como Amon lanzaba el conjuro. Se quedó quieto cuando el conjuro hizo efecto bajo sus pies, y miró a Amon. ¿Quien querría moverse sabiendo que el suelo resbala? Se encogió de hombros, y carraspeó, comenzando a caminar.

Los primeros tres pasos fueron positivos. Los tres siguientes podía notar como las cosas no estaban tan afianzadas y la traccion, lo abandonaba. Al séptimo paso que dió, la gravedad le jugó una mala pasada, y lo arrastró hacia el suelo, cayendo y quedando sentado en el suelo. Un trabajo impecable, comenzaba a pensar que saldría intacto. Se agarró a una mesa cercana, poniendose en pie y saliendo de la zona "peligrosa", arreglandose antes de prepararse para lanzar el conjuro.

Asetate Grassium et Solem Dijo, en tono alto y claro, mientras movia la varita como el profesor había indicado, y con identicos resultados delante de Amon. Todo suyo. Le invitó, señalando con la mano abierta el lugar delante de su compañero de clase.

Amon observó como Cassius caía y no pudo evitar una sonrisa cuando cayó- Casi lo consigues -dijo y esperó a que el chico hiciera su conjuro. Una vez lo realizó, Amon comenzó a caminar con cuidado. Los pies resbalaban, pero Amon conseguía equilibrarse, hasta que se cayó.

Un resbalón e hizo que Amon cayera al suelo. En el suelo le dio un ataque de risa- Creía que lo conseguiría -dijo entre risas ante la chufa que se había dado.

Por muy poco No pudo evitar sonreír, como ante sala a una risa contagiosa proviniente de Amon. Acabó por ofrecerle la mano para que se pusiera en pie.

Profesor... ¿Si dos personas hacen el conjuro a la vez en el mismo sitio, se vuelve mas reesbaladiza, o solo influye el ultimo conjuro? Pregunto al profesor, tras ayudar a Amon.

Sam llegó la última y los demás ya se habían emparejado. Le apetecía aplaudir al profesor por aquella idea tan inteligente. Ante el conjuro del profesor, ¿cómo podía caminar una de las alumnas de segundo sobre una superficie que estaría perfectamente grasienta.

Se acercó hasta él y sacó la varita. Inclinó la cabeza, como siempre hacía antes de lanzar un conjuro.

Asetate Grassium et Solem dijo en voz baja y apuntando al suelo. La superfice tomó el brillo característico que había tomado cuando sus compañeros habían lanzado el conjuro.
 

El profesor Longbottom negaba con la cabeza cuando comprobaba como uno a uno los alumnos de su casa iban fracasando en el conjuro. Afortunadamente Diana le hizo sonreír, ya que efectuó con increíble éxito el conjuro realizado. ¡Oh, excelente trabajo, Salcedo! ¡Parece que este año has venido con más ganas que antes! Estos días te va a tocar ayudar a tus compañeros de casa, no parece que les haya salido muy bien. Aunque al menos tú recibirás 50 puntos extras para tu casa. ¡Excelente trabajo! Los demás podríais aprender un poco de ella.

Luego contempló a los alumnos de Slytherin. Esta vez su sonrisa no se esfumó, las serpientes eran alumnos brillantes en los conjuros de Defensa. ¡Buen trabajo, muchachos, como siempre! 10 puntos para cada uno de vosotros, y a Morpho y a Sam, hay que darle un extra de 10 puntos más, por haber mantenido el equilibrio. ¡Excelentes movimientos, jovencitos!

Cuando todos los conjuros se desvanecieron del suelo, el profesor Longbottom se despidió de los alumnos, diciendo unas últimas palabras. Leones, os espero el lunes que viene antes de comer. Espero que durante estos días os de tiempo a practicar el conjuro. ¿Entendido? Concluyó para después marcharse de allí sin decir más.

Sam guardó la varita en su manga con una sonrisa triunfal. Había conseguido mantener el equilibrio tras el hechizo del profesor Longbottom sin ningún tipo de dificultad. Era más que obvio que el profesor no lo había hecho a su máxima potencia... Pero sabía realizarlo.

James, tenemos el duelo pendiente. ¿Te apetece ahora?