Partida Rol por web

Me levanto a toda prisa y me visto como una exhalación.

-Buenos días a todos.-Digo agarrando mi varita y los libros justo antes de salir casi volando por la puerta.

 -Necesito un conjuro para hacer las camas.-Pienso mientras corro.

Con sentimientos encontrados por como había ido el día, Mircea se desvistió a oscuras y se puso su pijama negro, el mismo adusto color que usaba siempre.

Se acostó esperanzado que el siguiente día empezase y acabase bien.

Oliver se puso el pijama, contentísimo con cómo había ido el día. Sonrio a Mircea, a oscuras, y se metio en su cama tapándose hasta el cuello, como a él le gustaba.

-Buenas noches, Mircea... Que descanses... - le dijo, bostezando de nuevo. Y apenas habia acabado de pronunciar la frase cuando se durmió profunda y plácidamente.

Amanecer del Día 13

Sábado

Primera Semana de Diciembre

La noche fue extraña. Los sueños de Mircea estuvieron poblados por cantidad de imágenes inconexas entre sí de las que al despertar, el chico solo fue capaz de recordar un par. Como por ejemplo la lluvia de calabazas destrozando los tejados de su barrio en Londres.

Maquinalmente, cogió la ropa que usaría por la mañana, recordando en el último momento añadir algo más de abrigo porque acabaría pasando casi todo el día fuera del castillo. Se duchó y se vistió en silencio, sin fijarse si alguno de sus compañeros de habitación se habían despertado ya.

Frente al espejo se miró la espalda y localizó la zona donde la semana anterior Daphne se había apoyado. Pasó la mano y notó las cicatrices que como grietas en una montaña, poblaban su piel. Se mordió el labio al hundir el dedo por debajo del omóplato, donde un espacio blanco era el origen de algunas de las líneas, como si fuera el centro de una telaraña. Era uno de los pocos puntos sensibles que aún tenía en aquella gran zona desbastada. Pero qué temeridad la mía, comparando la espalda de un niño con la desolación de un pueblo arrasado...

Terminándose de vestir y cogiendo lo necesario para el día, se marchó al comedor.

Oliver se despertó justo cuando Mircea abandonaba la habitación. Bostezó, estirándose y se sentó en la cama. Sábado. Ya podían dejarnos un ratito más en la cama... Pensó, mientras se ponía en pie. Bueno, al menos toca vuelo... 

Al ver que Seth seguía dormido, se acercó a él, y le dio un pequeño empujón en el brazo.

-Seth..... Seth... Que hay que levantarse, que hay clase de vuelo... Venga, despierta....- le dijo, esperando que fuera suficiente para que llegara a tiempo a clase. Y, acto seguido, salió de la habitación, con intención de llegar cuanto antes al comedor para dar buena cuenta de su desayuno.

-EEEm.-Digo desperezándome.-Mierda, vamos a clase.

Me levanto de la cama y me visto en cuanto puedo con lo primero que pillo.

-Necesito un conjuro para vestirme al instante.-Digo riendo.-Gracias Oliver por despertarme. La próxima vez atacame con Flamatte, así me despertaré.

Acto seguido, salgo a la carrera hacia la sala comun.

Amanecer del Día 14.

Domingo.

Segunda Semana de Diciembre

Oliver estaba con los demás, en los límites del bosque prohibido. Hacía frío, pero  estaba tan emocionado con la idea de ver al hombre lobo que prácticamente no lo sentía. Cassius también estaba allí. De repente, el chico de Slytherin se acercó al linde del bosque, con un trozo de carne en la mano y aulló, para atraer la atención del hombre lobo y, de repente... 

La voz resonó en su cabeza, taladrándole la sien y se levantó de golpe, sobresaltado. Miró a su alrededor, confuso. Aunque era de día, era el único de los chicos que estaba despierto.

El primer pensamiento que le vino a la cabeza fue un nombre: Cassius. Y fue ese mismo nombre el que le hizo dar un bote de la cama, cambiarse rápidamente y salir corriendo de allí, sin siquiera hacer la cama ni recoger nada.

Lo unico que se oyó de Oliver, fue la puerta al cerrarse tras el, cuando salió como una exhalación de la habitación.

La criatura mira al cielo. A través del follaje ve un gran cuenco de color amarillo. Tarda en darse cuenta que es la luna que por fin está llena. Se restrega contra el tronco más cercano, dejando restos de su pelambre, tras lo cual levanta una pata y deja su señal. Pero esta noche hay algo distintos, hay ruidos que hacía mucho tiempo que no escuchaba. Arrugando el hocico capta el olor de sangre, pero ante todo capta olor a vida, a juventud y osadía. Mirando a través de sus ojos ve a un grupo de niños en la linde de su territorio. Aprieta su mandíbula con fuerza y se agazapa sobre la hojarasca. Ve como los niños se mueven y como uno de ellos se acerca a él. La criatura sonríe, la baba cuelga de sus boqueras. Abre sus fauces y saborea la proximidad de una caza sencilla. Veloz como solo él es capaz de ser, muerde con fuerza y arrastra el cuerpo de aquel insensato.

Mircea abre los ojos de golpe. Se pasa la mano por la boca y se limpia el rastro de baba que une aún sus labios del pequeño manchón sobre la almohada. ¿Qué había podido estar soñando? Seguro que estaba en su casa de Londres, comiendo alguno de los pasteles de su madre.

Se levantó y vio que la cama de Oliver estaba vacía y sin hacer, como siempre. La de Seth sin embargo estaba hecha y sin baúl a sus pies. Hacía varias semanas que el chico se había ido. Mircea ni lo lamentaba ni tenía interés en saber las razones por las que tenía que haberse ido.

Ya había pasado una semana desde el incidente, pensó mientras se duchaba. No tenía ningún sentido darle más vueltas. Éste sería el último domingo antes de los exámenes de Diciembre. Tendría que aprovecharlo al máximo y no había espacio para ningún otro pensamiento. Además, se acercaban las navidades. Volvería a casa. Nunca lo diría en voz alta, pero echaba de menos a las gemelas, sus achuchones y besos. Por una extraña conexión, eso hizo que pensara en Daphne. Esperaba que las cosas siguieran mejorando con ella. Apenas había tenido tiempo para hablar.

Poniéndose las mismas ropas que se pondría para un día de clase común, salió del dormitorio con el sombrero bajo un brazo y la capa doblada sobre el otro.

Había sido un día demasiado largo y pretendía madrugar para seguir ayudando a los demás. Se sentía orgulloso de sí mismo. Al final había conseguido ponerse al día con todo. Bueno, no, había algo que no había conseguido dominar: las acrobacias de vuelo. Pero eso pretendía sacarlo en navidades.

¿Como se encontraría la casa? Tenía asumido que el cambio que había pegado en los últimos meses había ido a mejor y por fin visitaría la nueva casa en Londres. Al fin y al cabo, había llegado a Hogwarts directamente desde el hospital.

Después de hacer sus necesidades, se lavó las manos, el rostro y se limpió los dientes. Se puso el pijama en el baño, pues no sabía si Oliver ya habría entrado al dormitorio.

Mientras se metía en la cama, oyó a su estomago rugir. Oh no, pensó Mircea. Era el preludio de una mala noche...

Oliver entró como una bala al dormitorio. Se puso el pijama, se lavó los dientes y se fue a la cama.

-¡Hasta mañana, Mircea! -exclamó, con otro sonoro bostezo.

Y no pasó mucho tiempo hasta que, finalmente, Morpheo se hizo cargo del crío. Había sido un dia agotador.

Amanecer del Último día

Lunes.

¡Día de los exámenes antes de Navidad!

La noche comenzó mal, girando sobre la cama y cambiando de posición a cada rato. El sueño tardó en llegar y con él de la mano llegaron las pesadillas de siempre. La madrugada llegó con un breve descanso para el pequeño Mircea, permitiéndole enlazar un par de horas de descanso real que el cuerpo absorbió como una esponja, recargando sus baterías para un día pesado. Y aún así, al menos una hora antes de que los demás empezaran a desperezarse, Mircea había hecho sus abluciones matinales y se había puesto un nuevo jersey junto con una corbata de hufflepuff de colores más estridentes de los habituales.

Metiendo todo lo necesario en el sombrero para no tener que volver al dormitorio en todo el día, y despidiendo con la mano a Oliver dormido con casi medio cuerpo fuera de la cama y respirando fuerte con una gran sonrisa, el chico salió a la sala común.

Para cuando Oliver se despertó, Mircea ya no estaba en la habitación. Su primera reacción, por lo tanto, fue pensar que se había dormido, así que se levantó de un salto.

-¡Los exaaaamenes!- gritó al aire, mientras iba dando botes camino a la ducha. Se duchó rapidamente y se vistió y peinó de aquella manera, sin preocuparse por mirar el reloj.

Acabó por salir a toda prisa, con la corbata torcida y la camisa a medio poner, salida del pantalòn, en direccion a la sala común, con todos los libros en su bolsa, asomando por el extremo superior.

Su baúl se encontraba a los pies de la cama que había usado el año pasado, la más cercana a los baños. Sobre el baúl se encontraba la jaula vacía de su lechuza. Ferenc seguramente ya llevaría unas cuantas horas en la lechucería, descansando del largo vuelo siguiendo al expreso hasta su llegada a Hogwarts.

Tras un breve paso a los baños para cepillarse los dientes, se dedicó a reorganizar todo lo que tenía en el baúl. Era difícil que todo pudiera ordenarse más, pero aprovechó para sacarse un pijama negro de pantalón largo y camisa de botones. Metió los libros del día siguiente y demás cosas que pudiera usar durante el día en su sombrero de mago.

¿Nerviosos por empezar mañana?, preguntó a los chicos de primero que hubieran entrado.

Neil entró tras Mircea en los dormitorios. Vio los baúles con sus iniciales estaban colocado cada uno a los pies de una cama. Se alegró al ver que el suyo estaba junto a la cama de Mircea, de daba tranquilidad estar junto a un chico de los mayores. Además, parecía majo.

Por supuesto, muchos le contestó ocultando con la mano un gran bostezo Pero estoy tan cansado que no puedo disfrutar de más cosas esta noche.

Mientras hablaba se había acercado a su cama y la había abierto. Se dio cuenta de que London no estaba en la cesta de viaje ya, lo cual era un alivio porque podría estar muy enfadado si llevase tantas horas encerrado.

¿London? lo llamó en un susurro. El gato apareció de debajo de la cama, estaba claro que estaba esperándole y que se iba a hacer de rogar por haberle abandonado de esa manera. Neil le arrascó detrás de las orejas y lo cogió en cuello para darle un abrazo. Sacó de su baúl el comedero y el bebedero y los puso debajo de su cama, junto a la mesita de noche. Sabía perfectamente que London jamás se rebajaría a dormir debajo de una cama, pero al menos allí esas cosas no estorbaría.

¿Mircea, puedo hacerte una pregunta? le dijo al chico de segundo. ¿Cómo es el día a día en la escuela? Quiero decir, todos hemos leído o nos han contado lo de las clases, los puntos, la copa, el quiddicht... Pero me refiero al trato de los alumnos entre sí, entre las diferentes casas y lo que pasa cuando los profesores miran a otro lado. Neil no lo mencionó, pero por su cabeza rondaba la medio discusión que había tenido lugar en el Gran Comedor. Tampoco se lo dijo, pero aunque estaba contento de estar en Hufflepuff, pues era una casa que no discriminaba a nadie, tenía miedo de verse él mismo discriminado por otra gente.

Mientras había hecho estas preguntas Neil había sacado la ropa para el día siguiente y la había posado en una silla. También había sacado del baúl las cosas del aseo, algunos libros y otras cosas. También se había puesto el pijama, dejaría la ducha para el día siguiente por la mañana.

Oliver entró en la habitación, yéndose directamente a su cama. Se quitó los zapatos, y los pantalones, dejándolos en el suelo, con la forma de las dos piernas, conforme habían salido. Luego se puso el pantalon del pijama y se quitó tambien el jersey , la camisa y la corbata, dejándolos a los pies de la cama, de cualquier forma, muy en su línea. Parecía que el orden no era lo suyo.

-Como echaba de menos esto... - dijo, mientras metía la cabeza por la camiseta del pijama, con una sonrisa de oreja a oreja. Y entonces Neil le preguntó a Mircea por los demás alumnos y, con su habitual ímpetu, Oli se metio en la conversación, contestando antes que el.

-Pues.... supongo que depende como seas... A mi me parecen que el resto de alumnos son bastante majos... Quitando a un par que a lo mejor son mas bordes y a Noah, que es un chivato asqueroso... Pero quitando eso... Nosotros, por ejemplo, nos llevamos bastante bien con Cassius, que es de Slytherin.... O con Diana que es de Gryffindor...

En realidad, quitando a Noah, no había nadie que le cayera mal a Oli. Ni siquiera Gwen, con quien se llevaba a matar el año pasado. Al final, después de lo del Bosque Prohibido incluso ella pareció caerle bien...

Sin embargo, también recordó el incidente con Sara el año pasado, cuando se despertó diciendo que Oli la había atacado mientras dormía y la había arañado, cosa que él, por supuesto, jamás había hecho. Eso hizo que alzara un dedo, acercándose más a Neil, con un tono más confidente.

-Lo que si te recomiendo es que seas un poco... diplomático y paciente con Sara... Es buena chica, pero a veces es muy radical y bueno... ya has visto como se pone... asi que, si quieres un consejo, no hables con ella de religión y no te tomes demasiado en serio sus comentarios...

Sonrió, tras el consejo, mientras se pasaba una mano por el pelo, despeinándoselo.

-¿Me dejo algo, Mir? - tras aquel resumen, apeló a su amigo. Él solia ser mucho mas analitico y paciente que Oli, que era un auténtico torbellino. Seguro que a él se le ocurria comentar alguna otra cosa que a Oli se le habria olvidado.

Mientras se iba desvistiendo, dobló pulcramente la ropa y la dejó encima del baúl cerrado. Sabía que los elfos domésticos doblarían y ordenarían todo; era la única forma que Oliver podía seguir vivo y no acabar enterrado por un montón de ropa sucia y desordenada.

Aún con la camiseta interior puesta, se volvió a meter al baño donde tras un breve rato salió con el pijama puesto.

Hay ciertas personas con las que es mejor no relacionarse, pero es mejor que lo descubras tú. No es bueno que la gente te pusiera en contra de los demás, era injusto y desagradable. En su caso, tenía algún que otro nombre en mente de los que estaban en segundo, pero nunca lo diría.

Levantando el edredón, Mircea se metió finalmente en la cama. Ahuecando un poco la almohada, cogió uno de los libros que tendría que usar mañana y lo abrió por el principio.