Partida Rol por web

Byron apenas hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo a los de segundo y se sirvió un frugal desayuno. Nada de líquido.- Pensó previsor ante la recuperación de vuelo que tenía pro la mañana.

Llego al comedor sin el uniforme, pero con la escoba en la mano. La apoyo como ya he aprendido a hacer contra los bancos y saludo a los que ya están.

—Buenos días, que os aproveche, compis —digo y me siento para coger un desayuno más indulgente que otros días. Voy a por los bollos más dulces, y en vez de té, me sirvo leche con cacao y azúcar. ¡Es domingo!

¡Buenos días! dijo Christopher cuando se iba a sentar en la mesa. En ese momento, tenía un par de magdalenas en la mano y empezó a comer con ansia.

Gwen entró en el comedor y se dirigió a la mesa de Ravenclaw, ocupó su sitio habitual y saludó a los presentes con educación al tiempo que se servía un poco de panceta y huevos fritos.

- Buenos días, ¿Qué tal?

- Grafias.- Le dijo a Will con la boca llena. Acabó de desayunar y se despidió de todos.- Voy a duelo...digo a vuelo.- Caminó cabizbajo en dirección a la salida. -Te veo allí Will..ains.

Zumo de naranja, yogur natural, del fermentado con grumos, y pan con mermelada de ciruelas. En eso consistió el desayuno de domingo de Perry. Se sentó justo a sus compañeros para disfrutar de las amenas conversaciones de domingo por la mañana.

Poco después de la llegada de William y de Perry, alcanzo yo también el Gran Comedor escoba en mano, si bien no necesito ir a la clase de recuperación, no creo que esté de más el practicar un poco de más.

— Buenos días, chicos y chicas — digo mirando especialmente a los que aún no he saludado esta mañana, probablemente Colin se me escapó mientras me duchaba, y a Gwen y a Selena evidentemente no las he visto en el dormitorio — ¿Qué tal? — pregunto cordialmente, esta vez de forma algo más genérica mientras tomo asiento después de haber dejado la escoba junto a mi posición.

Me quedo unos segundos mirando la comida y sonrío al ver una serie de productos vegetales que parecen tener buen sabor. Sin dudarlo más los alcanzo y empiezo su ingesta.

— Hasta ahora, Maxwell — me despido de mi compañero entre bocado y bocado.

Willow llegó con una sonrisa de oreja a oreja y se sentó en el primer hueco que encontró libre.

- ¡Muy buenos días a todos! -Dejó la mochila en su regazo y comenzó a servirse algunos bollos de leche junto a un buen vaso de zumo de calabaza.

—¡Hola, Will! —saludo a la chica mientras apuro la comida—. Yo debería ir yendo ya a Vuelo que se me va a hacer tarde... —comento a Ed, dándole unas palmadas en el hombro—. No te des prisa si prefieres comer tranquilo, ¿eh? Pero bueno, yo voy yendo, ¿vienes?

Me levanto y cojo la escoba, haciendo ya ademán de irme.

— Buenos días, Willow.

Termino de tomar mi desayuno ligero, a pesar de ser domingo no quiero sobrecargar mi sistema digestivo para que esté preparado para la clase de refuerzo de vuelo a la que voy a asistir, y tampoco quiero comer demasiado para no vomitarlo todo una vez me suba en la escoba.

— Espera, yo también voy — le digo a mi amigo apurando el vaso de zumo y poniéndome en pie —. Nos vemos luego chicos, ¡que paséis buena mañana!

Viendo que la mesa ya se despejaba, aprovechó la ocasión para ensayar allí mismo por si sus compañeros veían su error.

Esta vez, pero, el hechizo pareció funcionar. No sabía si había sido el buen desayuno que se acababa de comer, pero aquel resultado le alegró bastante el inicio del día.

-Genial, con esto ya estoy satisfecha. Sonrió a los compañeros que la observaban. -Ahora tengo recuperación de Duelo, pero supongo que luego nos veremos en el pícnic del lago? Preguntó a los de segundo que aún seguían allí.

Terminó su desayuno y se levantó.

- ¡Hasta luego, y que vayan bien esas recuperaciones! -Semi gritó a nadie en particular. Después salió del Gran Comedor hacia su propia recuperación.

Christopher terminó de engullir cual pavo el desayuno. Se había olvidado que él también tenía que ir a la recuperación de vuelo, así que se marchó a toda prisa.

La niña de segundo desapareció del comedor al mismo tiempo que lo hacía el resto de comida.

Tras desayunar tranquilamente, como le gustaba hacer los domingos, Perry se levantó, cogió sus cosas y se dirigió a la recuperación de transformaciones.

De pronto una bandada de lechuzas entran por los grandes ventanales del comedor. Muchos gritos de alegría se escuchan de todos los miembros de las casas.

¡Ha llegado el correo!

Las lechuzas revolotean por las mesas entregando a sus dueños paquetes, cartas y todo tipo de mensajes

¡Ya está servida la Comida del Domingo Día 7!