Partida Rol por web

- Me parece bien que escuches a tus padres. Ellos saben más y tienen más experiencia... saben que es lo mejor para ti. Quizás tu hermano se enfade, pero no puedes hacer siempre lo que él quiera, o lo que él diga. Después de todo, él solo tiene un año más que tu, y puede equivocarse tanto como tu, o como yo. Ojalá yo pudiera hacerle caso a mis padres... pero hace algunos años que ya no estan aquí. Ojalá pudiera pedirles consejoy  hacer lo que me dijeran, aunque eso significara pelearme con mi hermano. Perry es un chico listo, diselo, enfrentate a él si hace falta. Lo acabara entendiendo... pero tu no puedes sentirte mal ¿De acuerdo? - Acabó por decirle, con una pequeña sonrisa amistosa, y asintiendo con la cabeza, usando un tono de voz suave y cercano.

- Creo que tu amigo dijo que... fueras a hablar con Gabi. ¿La chica de primero de Gryffindor? Me han dicho que irá con un chico de segundo de hufflepuff... como tu hermano. Pero creo que hay dos chicas en hufflepuff de primero que aun no tienen quien les acompañe. Yo les preguntaría a ellas al mediodía. Aun estas a tiempo. - Acabó la frae con una sonrisa amigable, intentando animarlo. Pocas veces se había visto a Cassius como alguien cercano, pero era posible que nadie se hubiera preocupado por hablar con él de tu a tu, o que siempre se le había prejuzgado por ser Slytherin.

Sigo desanimado, pero alzo la cabeza hacia mi amiga y asiento con la cabeza no muy convencido.

— Gracias, Willow, y lo siento de nuevo... intentaré no chafarte esta noche con Will — le dicho a la chica según se marcha y me quedo simplemente mirando la comida hasta que uno de los chicos de segundo, el que parece ser el novio de Dacey, se dirige a mi.

Alzo la mirada sorprendido y me tomo un par de segundos antes de volver mi gesto algo más neutro y no tan alicaído.

Me quedo mirando al chico tímidamente sin saber muy bien cómo actuar, se supone que los de Slytherin son gente de la que es mejor alejarse, sin embargo él parece intentar aconsejarme, lo cual es bastante sorprendente y confuso, al menos lo suficiente como para hacerme tragar saliva mientras escucho sus palabras.

Cuando dice lo de sus padres bajo la mirada y suspiro.

— Lo... lo siento...  — digo pensando en la muerte de sus padres — y sí, gracias, sé que debería hacer caso a mis padres... ya que aún siguen ahí, y son más sabios que mi hermano, debería hacerles caso a ellos antes que a Perry... además de que tampoco tiene mucho sentido lo que él defiende... — aprieto un poco los labios y dejando que mis palabras mueran lentamente dejando pie al silencio por mi parte.

— Y sí, es esa Gabriela... — digo con un tono entrecortado— lo que pasa... lo que pasa es que no quiero ir al baile con ella... — reconozco pasados unos segundos— No sé si has tenido oportunidad de hablar con ella, pero es bastante... sosa... y la verdad es que aunque me insistan en ir con ella... antes prefería ir solo  — suspiro —. Al menos Perry sí que me apoya en esto... bueno, tampoco es que me apoye... me dijo que se lo contase a mis amigos y que hablase con ella para decirle que no, que no dejase a la chica pudiendo hacerse ilusiones de tener pareja... aunque fuese yo esa pareja— eso último lo agrego de mi cosecha, Perry jamás diría que yo fuese un mal partido ni nada así —, y que o lo hacía yo, o lo haría él— muestro una sonrisa ligera—. Pero si ya tiene pareja, mejor, así me quito de problemas... — la verdad es que no me lo esperaba, pero eso facilita todo — y si aún hay dos chicas de Hufflepuff libres, veré quienes son... y las invitaré si me gustan — asiento con la cabeza algo más contento —. Gracias por los consejos. Y por cierto, yo soy Edward Ward, que no me he presentado, perdón.

Cassius no tardó en negar cuando escuchó al chaval decir aquel lamento. - No te preocupes, todo esta bien así. - No, no era cierto. ¿Qué niño no podría echar de menos a sus padres? Pero fuera como fuera, parecía que Cassius había superado aquello. O al menos, lo fingía muy bien. - Perry debe comprender que tu tienes tu propia opinión. Y respetarla. Si no la respeta... bueno, estoy seguro que la respetará y apoyará digas lo que digas. Eres su hermano.. ¿No? - Asintió con la cabeza, con una media sonrisa dandole apoyo a sus palabras.

- Independientemente de todo, si alguna vez necesitas algo, aunque solo sea hablar, dimelo... ¿Vale? Te ayudaré en lo que me sea posible. - Asintió con la cabeza, dandole a entender que podía contar con él.

- ¿No? - Cassius se sintió algo confuso, de la conversación que había tenido con sus compañeros había destilado todo lo contrario. - No, no tuve el placer de hablar con ella, aunque ahora comprendo el porqué de no querer ir con ella. - Miró hacia la mesa de Gryffindor, buscando a la mencionada. Si la vio o tuvo éxito en ello, no lo plasmó en su rostro. - Sabiendo esto, yo también te apoyo. Y tendré que poner en sobreaviso a mi amigo de Hufflepuff... después de todo, es mi mejor amigo. - Si, acababa de decir que su mejor amigo, el mejor amigo de un Slytherin, era un Hufflepuff. - No te preocupes, ella irá con este chico, así que un problema menos que tienes. - Se tomó el lujo de reirse un poco, complice. - Bueno, tu ves, mira si te gustan... y si te gustan... pues ya sabes. - entonces hizo un gesto de señalar a Gwen con la cabeza.

- ¿Sabes? - Y no pudo evitar reir, de buen humor. - Y no tienes nada que agradecer. Yo soy Cassius, no te preocupes, que yo tampoco lo hice. - Y le estrechó la mano con cuidado, antes de mirar a Gwen. - Será mejor que me siente con ella, ya sabes el humor que se gasta. - Bromeó, y se puso en pie, volviendo a tomar asiento junto a Gwen, no sin antes de darle un par de palmaditas en la espalda a Ed. - Cualquier cosa que necesites, buscame y hazmelo saber ¿Vale? -

Gwendoline miró hacia Cass sorprendida por su presencia en aquella mesa. Sorpresa que tornó en sonrisa cuando tomó asiento a su lado, entonces se permitió posarle durante un instante su mano sobre el antebrazo del muchacho.

- Eres toda una caja de sorpresas, querido- le dijo agradeciendo su visita.

Entonces le apreció ver como alguien se caía al suelo y parecía salir de allí corriendo, giró el cuello para tratar de ver de quien se trataba... parecía uno de los novatos, el que tenía problemas para enlazar varias palabras seguidas, el tal Jamal... la pelirroja se encogió de hombros y volvió a mirar a Cassius con sumo interés, sentía mucha curiosidad por observar las reacciones del chico y... por supuesto el joven Johnson no le defraudó, los gestos de Cassius rebelaban mucho más que sus palabras, pero lo que más le llamó la atención es que entablara conversación con el hermano de Perry, de manera que postpuso su inminente marcha hacia la correspondiente clase para ver que el tipo de converación que ambos mantendrían.

Tras hablar con el joven de los Ward, Cassius le dio un par de palmadas amistosas, y lo dejó marchar para acabar tomando asiento junto a Gwen. Siguió desayunando, hablando con Gwen.

- Ha sido... demasiado fácil. - Sonrió, de aquella forma que quería decir que ya había movido ficha, y le había hecho la vida un poco más difícil a alguien. Por desgracia, le había parecido demasiado fácil. - Es una pena que no vaya a disfrutar en directo de ver como un hermano se rebela contra el otro... - Le guió el ojo a la pelirroja.

- Hoy estás especialmente guapa, que no se me olvide decirtelo. Y deberías ir a clase ya, no me gustaría que la mejor alumna de este colegio llegara tarde por mi culpa. - Acabó por decirle, poniendose en pie, y dejandole un beso en el dorso de la mano. - A sus pies, señorita. - Dijo, antes de marcharse.

¡Ya está servida la comida del Lunes, Día 8, Halloween!

Llego al comedor junto con William con un gesto de cierto fastidio, el hecho de que no estuviese el profesor en su despacho me ha parecido un poco falta de respeto, pero tampoco hay mucho más que se pueda hacer al respecto.

—Que raro que no haya nadie por aquí — comento mientras tomo asiento y cojo algo de comida, me apetece algo de pasta, así que tomo un plato de macarronse con tomate.

Voy con Ed hasta el comedor, pensando que quizás se toma las cosas demasiado en serio. Soy el primero que piensa que los estudios son importantísimos, y al que le gusta tenerlo todo hecho; pero hoy es una ocasión especial, no debería comerse tanto la cabeza. Si hubieran suspendido la recuperación hasta la próxima semana, pues sí, pero han dado alternativa.

—Estarán todos preparándose para el baile, ¿no? —le digo, como una obviedad bastante sencilla y me siento en la mesa para empezar a comer.

Asiento con la cabeza remarcando que tiene razón.

— Claro, tiene sentido, es que no estoy acostumbrado a pensar en que la gente puede estar organizándose para un baile — declaro, o más bien es que quiero olvidarme del evento en la medida de lo posible, cosa que será imposible cuando el baile comience. Me pregunto si no podría ausentarme sin más... pero no, habiéndome invitado mis amigos a acompañarlos al baile quedaría muy mal por mi parte no ir.

— Oye, William... — miro de reojo y bajo el tono para hablar de forma que solo él me oiga.

Cuando he comprobado que no hay nadie cerca sigo hablando.

—... esto... — no sé muy bien cómo enfocarlo — No respondas si no quieres, ¿eh? que sé que es algo un poco personal, pero... ¿A ti te gusta Willow?— me sonrojo un poco, no estoy acostumbrado a estas cosas — es que... se ve que os lleváis muy bien, y como encima ella te ha invitado al baile para que la acompañes...

Nada más llegar se sentó, sonriente. Se le notaba bastante entusiasmada.

- ¡Muy buenas! -Se sirvió algo de carne y tras meter el primer trozo en la boca, continuó hablando.- Aún no se me ha ocurrido nada para los disfraces, y ni siquiera tengo túnica de gala...

Cuando Perry llegó al comedor venía con cara de agobio. Se le había echado el tiempo encima y casi no había acabado el disfraz. Saludó a todos y se sentó con los de primero. Todavía no había asimilado la noticia de que Selena abandonaba Howarts pro una enfermedad. ¿Y qué es lo que hacía la enfermera del colegio?¿Meterse con su pobre hermano?

- Hola chicos, vaya día.- Colin se había ido, Arthur se había ido. La única compañera de segundo que le quedaba era Gwendolyn. ¡Qué suerte la suya!- ¿Cómo lleváis los preparativos del baile? Yo no he conseguido pareja. Lo he dejado para muy tarde y Eli, de los leones, ya va con alguien.- Tenía esperanza en que su hermano no hubiera conseguido pareja con quien ir para poder presentarse con él.- ¿Tú con quien vas Ed?- Después, pro educación, preguntó a los otros.- ¿Y vosotros?

- Oficialmente voy con Will. Pero Ed se nos une, así que iremos los tres juntos. -Sonrió, contenta. Ya quedaban pocas horas para el baile, y tenía muchas ganas de ver lo que habían preparado.- Creo que iré al dormitorio a prepararme, aunque no he conseguido disfraz... Ya me las ingeniaré.

Acabó lo que había en el plato y se levantó.

- Espero veros allí, -miro a William y a Edward.- y a ti también -miró a Perry- lo de no tener pareja es lo de menos. ¡Hay que ir para pasarlo bien!

Y abandonó el Gran Comedor.

Gwen entró en el comedor y ocupó su sitio tras saludar a sus compañeros que se encontraban atareados pensando en el disfraz de Hallowen, el año pasado las cosas fueron bien distintas, era curioso como las situaciones cambiaban tanto en tan poco tiempo. Se encogió de hombros y comió algo ligero mientras escuchaba al resto y dedicaba alguna que otra mirada a la mesa de Slytering.

Aún era demasiado temprano, el sol estaba despuntando el alba, por lo que sus primeros rayos se colaban entre las hermosas vidrieras del Gran Comedor. En la mesa de los profesores tan solo estaba el director Theodore Lupin y la subdirectora y jefa de la casa Ravenclawn, Luna Lovegood. Ambos estaban allí de pie, con los rayos iluminándolos de forma casi angelical. La extraña pareja contemplaba como los pocos alumnos que quedaban iban entrando en el Gran Comedor para tomar la primera comida del día.

Aquella sala estaba vacía ya de cualquier rastro mágico, de sangre, o de muerte. Se diría que parecía una nueva sala y un nuevo lugar. Sin duda el trabajo de los elfos domésticos era impecable, y su labor sublime.

Cuando el director decidió que no llegaría nadie más al comedor, rompió el silencio sepulcral para dar un lastimero y breve discurso.

No quiero amargaros más este día de lo que ya debe estar siendo para vosotros. Hoy no hemos pegado ojo buscando al culpable de lo que sucedió anoche. Y me temo que no ha habido suerte. La profesora Green se encuentra inconsciente en la enfermería, incapaz de desvelar este misterior. Por nuestra parte confiamos plenamente en Bastet, pues nos ha ayudado en la búsqueda de quien haya hecho semejante atrocidad. Creemos que solo ha sido una confusión, y tanto nosotros como el Ministerio de Magia, confía en la profesora de Transformaciones y esperamos que ustedes lo sigan haciendo igual.

Dijo haciendo una pausa con la esperanza de que aquellas palabras calasen hondo en el corazón de los alumnos.

Ahora pasemos a otra cuestión, los elfos doméstico se han encargado de atender a vuestras mascotas y tratarlas como se merecían. Después de desayunar, podréis dirigiros a los jardines más allá del lago. Será allí donde nos reuniremos para que deis el último a dios a vuestros seres más queridos. Vuestras mascotas se hayan allí en una pequeña barquita hecha a medida. Cuando hayamos dicho algunas palabras, dejaremos que las barcas se las lleve la corriente del lago, y será un buen momento para llorar su pérdida.

Después de comer se reanudarán las clases, lo siento muchísimo, pero ya perdimos suficientes clases con el baile y no podéis seguir perdiendo más, o si no, el Ministerio nos cerrará la escuela.

Cuando acabó el discurso, no lo concluyó con las absurdas palabras que decía siempre Lupin. Simplemente se quedó observando como los alumnos terminaban su desayuno.

Las palabras del profesor Lupin hicieron que los ojos de Willow volviesen a ponerse acuosos. Agradecía enormemente que tuviesen aquel gesto con los animales caídos, aunque realmente no se habría esperado menos.

Se sirvió un poco de alhelí y un trozo de pastel de calabaza. Iba a ser un día duro.

Llego al comedor cuando el Profesor Lupin, estaba hablando. Me había entretenido un poco dejando a Muffys en su jaula... Ese gato sabandija sabía que tenía que quedarse allí y la idea no le gustaba, me había hecho correr bastante antes de poder atraparlo... Al fin estaba allí con mucho apetito. Busco con la mirada a Willow, ella se había adelantado. La encuentro y voy directo a sentarse a su lado. - Willow que bueno encontrarte. Qué rico lo que estás tomando. Tomaré té de pétalos de rosas y pastel de chocolate. Correr a Muffys por todo el dormitorio, me ha dado hambre. Si quieres te acompaño a los jardines más allá del lago a despedir a tu puffskey... Pero si prefieres estar sola lo entenderé. - Las palabras del Profesor Lupin me habían emocionado.