Partida Rol por web

El Recibidor del Hotel quizás no fuera el mejor del mundo, ni el más limpio, ni el más decorado, ni el más ordenado, ni el más... dejémoslo como que no era la mejor opción para un grupo de la más alta sociedad; pero a fin de cuentas, o era este edificio o era el que se encontraba en el otro lado de la Isla. Y ya nadie querría seguir viajando, y el Sr. Poe estaba convencido de que era este. ¿Acaso su profesionalidad se pondría en duda? Por supuesto que no.

Una explosión sacudió la isla, algunos sombreros y pamelas salieron volando a causa de la onda expansiva, las cabezas de todos los asistentes se giraron para ver el Velero de la Famosa Dorotea arder y hundirse rapidamente en la costa de aquella isla donde todos se encontraban, la estancia en la que se encontraban los invitados se llenó de inmediato de rostros consternados y compungidos o bien mero asombro por la sorpresa de la explosión repentina.

Algo que no podía soportar el Sr. Poe eran las sorpresas, ni siquiera las buenas sorpresas como recibir regalo que querías en tu cumpleaños, o la celebración de este sin que uno tuviera esperanzas de que esto pasara. Por desgracia para el Sr. Poe, este no era su cumpleaños y aunque lo fuera, este no sería uno de los regalos que le hubiera gustado recibir.

Tras su tos maniática, volvió a recuperar aliento y dirigirse hacia el resto de los asistentes.

-Lady _-Cought- Dorotea ^-Cought- Pastelito _-Cought- se encontraba en su Barco... vi como ^-Cought- subió a el... y la  _-Cought- explosión... ay... Qué catastrófica desdicha... ¿Cómo pudo explotar un ^-Cought- velero si ni siquiera tiene combustible?...

Esa pregunta que de forma tan inocente hizo Poe, hizo que los más avispados del grupo se dieran de cuenta de lo que había sucedido en realidad; Dorotea Pastelito había sido asesinada por alguien, y ese alguien se encontraba en esa sala.

Una alargada y encorvada figura acechó a los visitantes que aún no se habían recuperado de la explosión; un hombre flaco, fino y escuálido cual espagueti recién cocinado y casi tan pálido como uno. Sus ropas pese a que elegantes se podía notar un claro exceso de uso y una aún más clara falta de cuidados, pues tenía algún que otro agujero y alguna que otra mancha de vino.

-Encantados, soy el Conde Olaf y yo seré vuestro hospedador... 

Bajando las escaleras de forma lenta pero continua, se acerca al Sr. Poe el cual seguía asfixiándose entre su tos y la emoción, y con un ademán educado da una leve reverencia a los invitados y con la mejor de sus sonrisas, les responde.

-Sin lugar a dudas, Sr. Poe; este trágico accidente que se ha llevado la vida del vejest de la anciana inglesa, es un claro trágico accidente.

-¿Quién hubiera dicho que la mujer hubiera llevado bombonas de gas sacadas convenientemente de detrás de una palmera tropical a su barco y que, por desgracia haya decidido disparar una flecha llameante al aire, haciendo que explotara su barco?.

-Y lo que es peor, su Objeto de Subasta, la "Mano" ha desaparecido también...

El hombre alargado se tapa los ojos y aparta la mirada por un instante de todos los presentes, haciendo una mueca de que se encontraba realmente afectado por la pérdida de Dorotea.

Mr. Poe podría ser muchas cosas; un vago, un incompetente, un patán, un imbécil, un descuidado pero una de las cosas que jamás era es una persona despistada; bueno sí que lo era, casi todo el tiempo Mr. Poe era alguien despistado; pero no en este caso en particular y sin lugar a dudas anecdotico. En este caso, Mr. Poe se dió de cuenta de algo clave.

-Sr. Conde Olaf... ¿Cómo sabe que el Objeto a Subastar de Lady Dorotea Pastelito era una "Mano"?. Esa información solo la sabemos los del Banco, así como la propia Dorotea. ¿Cómo sabe eso?.

Mr. Poe dio un paso al frente para encarar al Conde Olaf, lo cual era algo complicado pues el Conde le sacaba más de 2 cabezas de altura al pequeño banquero.

El Conde Olaf se encontraba visiblemente nervioso, miraba de un lado a otro para tratar de conseguir algo para poder responder esa pregunta de una forma convincente. Entonces se fijó en aquella muchedumbre que aún estaba confundida por lo que acababa de pasar; con una de sus alargadas manos y levantando uno de sus aún más alargados dedos señaló a todos los invitados.

-Lo escuché de uno de los invitados; quizás él que lo dijo fuera el que metió las bombonas de gas defectuosas en el Velero de Dorotea, luego hubiera avisado a Dorotea de ir a su Velero y entonces y solo entonces; usando una ballesta que casualmente encontró por algún lado, disparó una flecha de fuego contra el Velero de Dorotea haciendo la explosión. Sí, debe de ser eso...

Mr. Poe creyendo cada palabra que el Conde Olaf le decía se giró para mirar a aquella masa de sospechosos del asesinato de Dorotea; y con un claro síntoma de preocupación en su rostro, usó el pañuelo que tenía para secar el sudor que le caía por la frente. Y antes de decir nada; tosió un par de veces.

-Esta claro que el testimonio del Sr. Conde Olaf ha sido más que conveniente; ahora sabemos que hay un asesino entre nosotros, o quizás varios; es por ello y como personas civilizadas, propongo que cada uno escriba el nombre en un trozo de papel y me lo entregue. A fin de cuentas, la democracia siempre funciona; y así daremos entre todos con el asesino.

El Banquero abre su maletín y reparte entre los asistentes bolígrafos con el lógo del banco, así como pequeñas tarjetas con la dirección, pagina web y número de contacto del banco; para que todos pudieran escribir ahí el nombre de su sospechoso. Acto seguido, se quita su bombin y lo pone en una de las mesas, y agarrando una silla se pone a custodiarlo.

-El Conde Olaf no es sospechoso, así que no escribáis su nombre. Él no pudo ser porque estuvo todo el tiempo en esta mansión, además que dio información clave para detectar a los sospechosos y por tanto a los culpables.

-Por desgracia, Conde Olaf; tampoco deberías votar, a fin de cuentas; ya has dicho que solo escuchaste eso de pasada; por lo que no tendrás ni idea de quién fue.

-El resto, es obligatorio de enviar su voto. Espero que haya quedado claro.

Mr. Poe aún no había terminado de hablar, y era sorprendente que aún no hubiera tosido desde entonces; pese a ello tenía algo importante que decir a todos los presentes; y esperaba que todos le hicieran caso con lo que él les iba a decir.

-Sé de buena mano que el Dr. Henry Walton Jones es inocente; pues no he separado mi vista de él; porque por algún motivo me resulta familiar y estaba pensando en qué desde que desembarcó hasta la explosión, así que descartadlo de vuestra lista de sospechosos.

Walt Disney Junior Reginald Coleson siguió al estrambótico banquero hasta su hospedaje y, al llegar, extrajo un pulcro pañuelo con sus iniciales grabadas en una hiperconocida tipografía infantil para taparse con él la nariz por el mal olor.

Alguien había tenido la decencia de tachar con boli azul las iniciales "W.D.Jr" y escribir al lado "R.C." pero la tipografía delatora era similar.

Asistió a la presentación del conde y al partido de tenis verbal entre el banquero y el conde con estupefacción, pero la explicación de los hechos proporcionada por el conde le resultó convincente, esclarecedora y definitiva. Era cierto que tenía defectos severos de forma y de fondo y que nadie en su sano juicio se la tragaría, pero también era igualmente cierto que el Conde Olaf era conde o se hacía pasar por uno, y eso era suficiente para creer en su explicación sin el menor atisbo de duda.

Gracias por la aclaración, señor Poe. Aunque lo cierto es que el doctor Jones no me parecía ni remotamente un ladrón. Solo tiene un leve aspecto judío...

Para romper el silencio y sembrar ejemplo, empezaré votando yo, y mi voto es para el chicano de bigote. ¿cómo decía que se llamaba? Bueno, da igual, por "espalda mojada con bigote" el voto quedará suficientemente claro. - Después, girándose al resto aclara - Nunca me fié de esos espaldas mojadas que vienen a nuestro país una isla perdida en el pacífico a traficar con droga y asesinar compatriotas ancianas inglesas en sus yates con métodos demasiado complejos.

Señor Poe, ¿Y que "Mano" era esa? Lo digo por si nos la encontramos estrecharla convenientemente o besarle su dorso. No quisiera cometer un error básico de cortesía por un pequeño detalle de carencia en la información manejada.

Mr. Poe estaba demasiado distraído intentando no ahogarse entre tanta tos para contestar cualquier tipo de pregunta; mientras tanto el Conde Olaf ya había abandonado la estancia sin mediar palabra y sin que nadie se diera de cuenta de la falta de su presencia, aunque por algún motivo la mayoría sintió alivio de no tenerlo delante.

“Vaya esto se pone interesante, después de todo valió la pena salir de la casa blanca para variar”

O al menos esa fue la primer impresión, ahora todo estaba confuso, había ladrones, asesinos y  para mí todo apuntaba que esto olía rancio, y cuando el olor pesado se asienta  es inevitable saber que los mexicanos, y el resto de los latinoamericanos son culpables, no había duda de que nombre escribiría sin embargo  algo era interesante, la respuesta era obvia pero  me molestaba que el señor Coleson se me hubiera adelanto.

-Pienso igual que usted amigo Coleson, el modus operandis apunta al señor del bigote, sin embargo, he de declarar que tuve la idea primero antes que usted solo me ha ganado unos segundos en manifestarla.- me limpie la garganta y continué observando.

-Además siendo obvio culpable sugiero que se les castigue con  algo similar a lo que debió sufrir la pobre dama inglesa- la voz acusativa se mantuvo firme mientras el pulgar señalaba a quien debía ser el culpable.

 Gastón miraba a los que ya habían expuesto sus votos en voz alta con fastidio. Le molestaba que esos hombres fueran tan histriónicos y revelaran sus votos, diluyendo ligeramente la integridad de la acción democrática. El posible racismo atrás de sus votos no le incomodaba, sin embargo. Su accionar sin duda influenciaría a mucha gente; además de que los egocéntricos le caían gordos. Y el ya era gordo. Calladamente escribe un nombre en el papel y lo pone en el sombrero.

- Tueur... meurt... dans ta loi... ("asesino muere en su ley")

Adolf Meinster se encontraba en este lugar y si bien el parecido con el Hitler era demasiado por lo cual muchas veces lo confundieron y lo arrestaron sin pruebas solo por el parecido físico con aquel loco que asesino a tantos judíos,gitanos,etc por su tercer reich lo llevo a pasarla mal en mas de una ocasión.

Pero definitivamente lo había tomado por sorpresa todo lo que estaba sucediendo en estos momentos y si bien no había duda que la mujer inglesa estaba ahora en una tumba acuática el tema de que un posible sospechoso lo fuese solo por su religión o de una nacionalidad no europea o no norteamericana llevo a a que suspirara para decir:

-Muy buenas sus acusaciones señores pero ahora pregunto y ¿dónde están sus pruebas?,no me dirán que están acusando al azar solo por prejuicios que ustedes posean contra una determinada persona por su religión o región de donde han nacido,así que ¿como saben que son ellos que mencionaron los sospechosos?,¿que les lleva a sospechar de ellos?,obviamente fuera de religión y de ser una zona geográfica diferente,o me dirá usted Señor naranja que ¿no recuerda ni sus propias leyes de su país?, ¿acaso no en su país hay una ley que dice que todos son presuntamente inocentes hasta que se demuestre lo contrario?, a ambos les recuerdo,aquí no estamos frente a la Santa Inquisición,ni son los Juicios de Salem,o la caza de brujas de estados unidos de los años 50.

No era que me quisiera poner del lado de defender a nadie,pero es que no había lógica en todo esto,había que buscar las pruebas antes que nada,antes que comenzar con un juicio apresurado,después de todo una persona murió y le debíamos justicia a la persona muerta.

Alzo las cejas con cierto tono de fastidio Vaya argumento, “Yo soy el sentir de América” era obvio que nunca entendería mi postura pero algo era cierto, no había pruebas y que más daba eso -Mi amigo,  Podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos como no los perdí en las elecciones, además  se el sentir de América, tampoco veo pruebas de su inocencia, y sin embargo las mías se basan en las experiencias comerciales y los estudios, pero que puedo esperar  acaso no sabes que México nos envía a los americanos a la gente que tiene muchos problemas, que trae drogas, crimen, que son violadores, mi nación vio eso y por eso me eligió presidente, además estudios de Harvard  aclaran que el 20% de los mexicanos y latinoamericanos son culpables de los crímenes- hago una pausa para calmarme.

-Aunque me parece curioso que salga a la defensiva, supongo que usted estaba a favor de Clinton en las elecciones cierto, no tema admitirlo que no le guardaré rencor- pensé que ese tema se alejaría  después de las elecciones pero obvio que internacionalmente habría aliados de mi opositora.
 

Mientras no empezó el griterío, yo seguía mirando al lugar dónde habíamos visto la explosión. Un velero explotando... Era impensable.

De repente empezaron muchos a hablar así que escuché con atención y lo que oí no me gustó. ¿Un asesinato?¿Asesinos entre nosotros? Empecé a mirar uno por uno a todos los presentes no tenía ganas de morir, al menos no allí.

- Si lo sé no vengo - dije aún con la voz temblorosa - ¿Hay un asesino entre nosotros?¿Me lo decís en serio?

Las palabras de los que ya tenían veredicto me hicieron desconfiar y el racismo tras de ellas aún más. Lo que sí me sorprendió es que Adolf saliera en su defensa. ¿Será porque no es judío? - pensé. Luego sólo me limité a seguir escuchando. Me preocupaba que uno o varios de ellos quisieran separar mi cabecita del resto de mi bonito cuerpo.

Yoshitoko estaba degustando su vodka Martini mientras contemplaba los cuerpazos de las dos jóvenes que habían decidido bañarse y tomar el sol. Un rápido análisis le permitió saber, aún sin tocar sus cuerpos, que las medidas de María, la joven de cuerpo voluptuoso y cabello café oscuro, eran 90-62-92 y que tendría una copa 34C de sostén, una obra maestra. La joven René quizá no era tan voluptuosa pero con sus 86-58-84 y su copa 32B también estaba para mojar en pan, y tenía pinta de ser más refinada...

Aún deleitándose en sus pensamientos lujuriosos, sin previo aviso, una fuerte explosión hizo volar el navío de la vieja inglesa. Levantó el ala frontal de su sombrero y torció el gesto, aquello solo traería problemas y él venía de vacaciones y a una subasta, bastante tenía todo el año con asesinatos, chantajes y extorsiones para que le jodiesen un par de semanas de calma.

Hay que joderse...¿la vieja fofa y arrugada ha volado por los aires? ¿Por qué los problemas siempre me siguen allá a dónde voy? Esto dará mucho que hablar...

Efectivamente, al poco el señor Poe y el conde Olaf hablaron y tener que votar por posibles sospechosos no le hizo gracia, él consideraba que cada cuál debía resolver sus problemas. Pero viendo que en aquella isla solo estaban ellos, no le quedó otra que asentir, y muy a su pesar, ponerse nuevamente a trabajar.

Vale, es cierto que en esta isla solo estamos la gente de la subasta...el autor del homicidio solo puede estar entre los presentes. A priori descartaría a las dos jóvenes que estaban tomando el sol en la piscina, las estuve contemplando todo el tiempo desde mi hamaca... Por otro lado, el señor Poe descarta al viejo Jones... ¿Dónde están las manzanas podridas del cesto?

El presidente de EEUU y Walt Disney Jr no tardaron en hacer patentes sus sospechas, infundadas y racistas, por supuesto, pero al menos tenían un criterio y votaban fieles a sus intereses. Cuando habló la joven René no pudo evitar volver a mirarle las tetas y levantando la vista hasta sus ojos, responder.

- Pues jovencita, igual esa hubiese sido la mejor opción, quedarnos todos en casa. Al parecer alguien ha considerado divertido jodernos las vacaciones...

Jodernos las vacaciones o...¿Impedir la subasta?

Recién acababa de fumar su cigarrillo cuando la explosión ocurrió, dejándolo perplejo. Pronto, comenzaron a decir cosas de un presunto asesino suelto entre los presentes, cosa que lo puso ligeramente alerta.

Dio un par de pasos y se acercó al resto del grupo lentamente, mientras prendía otro cigarrillo. Pensaba en una opción para su voto, aún con la poca información que tenía, cuando escuchó las acusaciones del presidente en base a ideas claramente racistas.

-Entonces son los mexicanos la causa de los tiroteos escolares... ¿Verdad?- Habló en un tono burlón con una leve mueca de risa en el rostro, dio una calada a su cigarrillo y siguió hablando. -Concuerdo con el gemelo bondadoso de Hitler, juzgar sólo por apariencias no es lo correcto, ¿Por qué no hacerlo en base a otras cosas?- Su expresión antes relajada, ahora estaba seria. -Dice con bastante facilidad que sería capaz de dispararle a alguien en plena avenida, ¿Admite entonces que mataría a alguien?

Mantengo a mi pequeña Fifi en mis brazos mientras tiembla. El hecho de que hay asesinos y ladrones entre nosotros me pone bastante nerviosa, pero se me enseñó a ser fuerte así que mientras mira todos con cierta indiferencia me giro hacia ellos.

Tanquila mi bebe, mama esta contigo y no va a dejar que le pase nada a la perrita de sus ojos.

Cuándo deja de temblar me giro hacia el resto indignada

¿Quien ha sido el estúpido que ha montado esto sin envestigar a la gente, cómo puede ser que se hayan colado ya no solo ladrones sino también asesinos? Si lo llego a saber no vengo. seguro que es algun pobreton del servicio sin un lugar al qupoca, dudo que ninguno de los nosotros tenga tan poca clase, aunque algunos de los presentes... Qué manera de fastidiar las vacaciones. Así que descubramoslo rápido para poder volver a ellas. Estas son mis vacaciones y nadie me las va a fastidiar.

Tras su agradable charla con el señor Seen, Elvira se dirige hacia la mansión que les había indicado Poe. Aquel hombre le parecía un tanto extraño, pero estaba acostumbrada a tratar con gente muy variopinta y con gustos y aficiones un tanto... ejem extraños. Hace tiempo que había aprendido a no juzgar.

Había entrado en el lugar contoneándose con una sonrisa junto a Clarence. Sin embargo, las noticias hacen que la preocupación se refleje en su rostr y no puede evitar mirar a los demás sospechando de ellos. Elvira toma uno de los papeles destinados a la votación y un lápiz y guarda ambos en el escote. De momento, no piensa emitir un nombre.

-Pero... ¿nos hemos vuelto todos locos? ¿Cómo voy a votar por alguien si ni siquiera sé el nombre de la mayoría? Ay, no me puedo creer eso. De verdad que no . Y mira que he estado en sitios sórdidos...

-Obviamente los tiroteos desenfrenados es por mexicanos con intereses de hacerme quedar mal – vaya molestia esperaba que esta isla hubiera gente con mayor clase sin embargo me topo con Hippies adoradores de la igualdad de raza, a donde iba a parar el mundo.

-Por lo referente mi amigo he dicho disparar no matar, creo que usted cambia mis palabras, no dudo que también sea un opositor mío, pero al menos yo he expresado mi idea sinceramente y con fundamentos de experiencias personales, ¿En base a que sugiere que se juzgue, por el temperamento, por la cantidad de riquezas poseídas, o por evidencias que pueden apuntar a cualquiera incluyendo al ya señalado? -  me acomode la corbata, un poco más relajado.