Partida Rol por web

La furgoneta os lleva por el Bosque Finito, un lugar tétrico y lúgubre con una enorme cantidad de maleza y aún más árboles altos cuyas copas impiden que la luz de la luna lo atraviese; algunos lograron echar una buena cabezada bien merecida después de tantas aventuras tras la muerte de Felix y de Josephine, el robo de los objetos de la subasta y la persecución de Olaf.

Entonces la furgoneta se detiene por un instante, para dejar pasar a una familia de ratas cruzar la calle. Es en ese momento que aprovecháis que ya véis la civilización para bajar de ella y preparse para buscar a Olaf donde sea que este se encuentre.

Paltryville está rodeado por el bosque finito que se describe como oscuro y espeluznante. La ciudad en sí misma no figura en ninguna guía y los Millonarios ven al instante por qué, cuando llegan frente la estación de Paltryville. Hay algunas tiendas en su única calle, pero ninguna de ellas tiene ventanas; y en lugar de una bandera que ondea desde el mástil de la oficina de correos, hay un zapato colgando de ella.

Frente a la oficina de correos está Lucky Smells Lumbermill, y su letrero está escrito en letras ásperas y viscosas hechas de chicle masticado. En lugar de árboles en la acera, hay pilas de periódicos viejos. También tiene una práctica de optometría dirigida por Georgina Orwell con un edificio que se asemeja a un ojo, muy parecido al tatuaje en el tobillo izquierdo del Conde Olaf.

Por desgracia todo menos el aserradero y la optometría todo lo demás son ruinas, consumidas por un fuego.

Usando una olla que había en el suelo, uno de los Millonarios la puso sobre una mesa chamuscada en el centro de aquella ciudad casi abandonada, y como si fuera el perdido sombrero del Señor Poe, ese sería el cachivache que sería el que guardaría los votos antes de computabilizarlos.

 Ya encontrándose un poco más acostumbrado a las constantes turbulencias y al ir y venir de toda esta desastrosa situación, Gastón apenas si hizo una sola queja en todo el viaje en furgoneta. Se limitó a dormir plácidamente para recuperar algunas energías, viéndolo como algo más beneficioso que solo quejarse de los desafortunados acontecimientos. Si algo se podía decir del hombre francés, es que era práctico... excepto para cualquier tarea física, claro estaba.

 Al llegar al pueblo destruido el culinario francés soltó un gran suspiro y comenzó a mirar los alrededores, pensando en si el paisaje ofrecía algo más que un simple aserradero y una optometría.

- Quelle ville opaque... ("Que pueblo opaco...")

Quelle ville opaque ...

El patron se sienta en una silla que cruje y tiembla bajo su peso... mira al grupo y dice:

Tengo que dar las gracias al pinche pendejo que tiró a Felix por la borda jejejeje. Alguien que dice manejar una lancha más rapido que yo tiene que ser un pendejo que o me haciá la competencia, o se dedicaba a pendejearme el negocio.

Se le ve un poco preocupado al decir:

Lo que no me esperaba es que ese lago tuviera esas criaturas abominables, se parecen a un grupo de mujeres en una manifestación por los derechos de la mujer, y digo yo... que mas derecho tienen que cuidar y dar placer a su macho?

Luego mirando al grupo se da cuenta de una cosa:

Por cierto, que ha sido de la jovencita esa que tenia una pompa impresionante? El disneypendejo del bigotillo ya vi que sufrió algun tipo de accidente, supongo que como el mío por culpa de una de esas votaciones

Estoy cansadisima de andar dando tumbos sin parar por estos parajes tan extraños. Mi ropa esta sucia y hecha jirones, mi pelo es un autentico espanto y para colmo la manicura francesa que me hice antes de llegar a esta isla infernal esta totalmente destruida y mi cookie dios su pelo sus uñitas, parece un perro vagabundo aunque parece feliz correteando por todo esto. Es mejor no pensar en eso o me volvere loca.

Si ambos murieron por los traidores. Quien este haciendo esto pare y diga porque. Yo solo quiero irme a casa. Abandonaria mi reliquia si es lo que quieren

Llegué al nuevo emplazamiento. Otra vez dando tumbos y otra noche más aquellos desalmados actuaban impunemente. Que Felix hubiese muerto tras las palabras que el señor Trump le había dedicado en la hamburguesería me había echo pensar, pero las ahora palabras del Patrón me dejaban aún más anonadada. Sin tener más datos sólo me limité a mirar al Patrón y decir - Cuida tus palabras, o podríamos pensar que le querías muerto por algo.

Luego escuché la voz de Anya, claramente necesitaba un abrazo confortante así que me acerqué a ella y la abracé - Tranquila Anya, sé que ninguno queremos estar aquí y todo lo que está pasando es espeluznante, pero debes recomponerte y ser fuerte porque no creo que estos desalmados del Señor Olaf y sus "amigos" nos vayan a dejar irnos ahora

Busque un sitio donde sentarme donde pudiera ver la cara de todos.No se por que recibia tantos votos, siempre que veia algo lo compartia con el resto del grupo, quizas para la proxima me lo guarde, ya que no confian en mi....- Ahora que esta algo mas calmado el asunto... la señorita Elvira y yo encontramos una foto en la casa de Josephine antes de que se destruyera, ella la tiene en su poder ahora - dije señalandola con la cabeza. 

En la lejanía se podía escuchar una leve bocina, la cual se fue repitiendo a intervalos más o menos regulares hasta hacerse más notable por todos aquellos afectados y perdidos Millonarios; algunos decidieron ignorarla mientras que otros decidieron buscar con la mirada la fuente del ruido, esperando encontrarse con un conductor malhumorado o bien con un payaso en un triciclo enano. Por desgracia para aquellos hombres y mujeres, nada de esto fue lo que se encontraron, sino algo aún peor.

Un hombre tirando de una bicicleta a la cual iba encadenada un sillón con ruedas, en el cual iban dos mujeres sobre cada reposamanos y un hombre comiendo una omelette en el centro, el cual de vez en cuando pinchaba al conductor con el tenedor haciendo que este se sobresaltara y apretara la bocina de la bicicleta.

Al ver a aquel grupo de personas deambulando por el pueblo, aquel aún más extraño grupo de desconocidos se acercó a ellos y detuvieron momentaneamente su viaje. El Piloto se bajó de la bicicleta y se presentó cordialmente.

-Oh, visitantes. Soy Charles, encantado.

Les ofreció la mano a todos y cada uno de los millonarios; con una sonrisa sincera en su cara.

El hombre con barba y bigote plateado se veía molesto con la presencia de aquellos millonarios, y pese a que tenía la boca llena de omelette no perdió el tiempo en así darlo a conocer a aquellos inesperados visitantes. Tras echar trozos de tortilla sobre su barba y sobre su ropa a medida que hablaba, aquel hombre ominoso dejó bien claro quien mandaba aquí.

-Yo soy el Jefe aquí, todo el mundo me llama Sir, porque yo se lo ordeno. Ahora decidme; ¿Quienes sois vosotros y qué hacéis aquí?.

Charles al escuchar aquellas palabras proferidas por su compañero jefe, decidió recordar algo que parecía que todos habían olvidado desde hacía ya cierto tiempo en aquel pueblo reducido a cenizas.

-Sir, pero nosotros somos socios... 

A Sir sin lugar a dudas no le importó en absoluto las réplicas de su socio, su 50% en el negocio maderero y/o los sentimientos que su compañero tuviera que hacer acerca de su actitud o de como él movía el negocio con mano dura, así como trataba a los clientes, posibles clientes o Millonarios Perdidos en el Pueblo devastado.

-Que sí, que sí. Yo soy el Jefe y tu como mi socio puedes planchar mi ropa y prepararme estas deliciosas Omelettes... Un reparto equitativo del trabajo y de la responsabilidad.

Dice mientras da el último bocado a la tortilla, y le pasa el plato y el tenedor a su Socio y compañero Charles.

-Ahora, ¿Quienes son ustedes y qué hacen en mi propiedad?. A los Intrusos se les ponen a trabajar en el Aserradero, así lo dictamina la Constitución. Y yo como el alcalde invicto por unanimidad de 3 votos a favor y 0 en contra, exijo una respuesta.

 Inocentes o culpables esto ya no era algo que me fuera gracioso, la muerte de Félix me había consternado acaso este lúgubre lugar me robaba la poca coherencia que me quedaba, si no hubiera muerto en estos momentos lo hubiera considerado culpable pues para mi era obvio que lo era, pero ahora, esto no era como lo supuse.

Mire los rostros de cada uno de los presentes y me parecían tan o más culpables, los eventos en el lago no me habían dejado exponer mis ideas, pero de nueva cuenta faltaban tres votos, el mío entre ellos y eso que yo había votado por Félix, ahora estábamos de nueva cuenta en otro triste paisaje.

Escuche atentamente a cada uno de los presentes sin embargo ya no sabía ni que pensar, pero se ha dicho que el silencio es señal de debilidad y debo decir que no soy un hombre débil.

-Camaradas- si es que podía llamarlos así – debo comunicarles que la manipulación de los votos continúan, puedo decir que mi voto fue para el joven Félix y no lo vi reflejado, y por cierto en la hamburguesería donde fuimos a comer  apareció esto- dije mientras el maletín imprimía una fotografía de lo que había presenciado.

 Escuchar a los que ahora llegaban exigiendo una respuesta de quienes éramos y que hacíamos ahí, me parecía lo mas grosero puesto que ni si quiera habíamos tenido tiempo de organizar nuestras ideas, así que solo pude arquear una ceja y esperar  que alguien le contestara.

El Patrón mira a René y haciendo alusion a sus palabras dice:

Sin tener más datos sólo me limité a mirar al Patrón y decir - Cuida tus palabras, o podríamos pensar que le querías muerto por algo.

Señorita, el pendejo ese quería tocar a mi Lulu, mis cosas no se tocan, a no ser que yo las preste... por cierto, necesito un telefono para mandar que la saquen de ese lago apestoso y la lleven a mi isla, buena lana me costó y es claro que no iba a comprar una canoa para llegar hasta ustedes.

Luego mira a la rubia del perrito:

Estoy cansadisima de andar dando tumbos sin parar por estos parajes tan extraños. Mi ropa esta sucia y hecha jirones, mi pelo es un autentico espanto y para colmo la manicura francesa que me hice antes de llegar a esta isla infernal esta totalmente destruida y mi cookie dios su pelo sus uñitas, parece un perro vagabundo aunque parece feliz correteando por todo esto. Es mejor no pensar en eso o me volvere loca.

Señorita igorinov, su perro es feliz revolcandose en el lodo, es un perro precioso, y un nombre muy original, yo en mi finca tambien tengo perros, 4 gran daneses, 3 dalmatas, 2 pastores alemanes, 5 chiguaguas, con gusto le invitaría si salimos de esta cloaca a que usted y su perro pasen unos dias en mi finca, seguro que el perrete es feliz alli con tantos amigos... retozando!!! y no se preocupe, tengo cuidadores, paseadores, estilistas, nutricionistas, entrenadores, todo para mis pequeños...

Aquel traqueteo y el espectáculo en el mismo con el final de persecución incluida le hicieron sudar todo el trayecto tanto que pareció sudar el malestar de su día anterior y encontrarse mucho mejor.

-¿Podrían ser las iniciales de parte de los traidores? -Se acerco a Trump para preguntar.

Al parecer haya donde fueran las desgracias les seguían, así como el Conde Olaf quien les hacia la vida imposible, así que cuando llegaron esas cuatro personas se pregunto quien de ellas seria el Señor conde. Y aunque dudara aquel dúo de mujeres le soltó una sonrisa e inclinación de cabeza.. -Señoras. -Saludó primero a las mujeres que al Sir y su socio-mayordomo.

-Somo millonarios de una subasta, siendo cazados por un horrible hombre llamado Conde Olaf, señor Sir, a quien hemos perseguido hasta este lugar. Si tiene un teléfono, podría llamar a nuestro banco para confirmar que mis palabras son tan ciertas como las de los míos. -Abrió arco para señalar al resto.

-¿Y... quienes son las señoritas? -Alzo la ceja.

Sin dejar de abrazar a Anya miré a los recién llegados. Seguro que Olaf estaba con ellos, pero ¿Cual de ellos sería? Las palabras de Saimon me sacaron de mis pensamientos. Cuando terminó de hablar asentí para después apostillar - Así es Sir, y sinceramente, no le recomiendo que se quede mucho rato cerca de nosotros. Varios de los nuestros han fallecido a manos del Conde Olaf, como bien ha dicho el señor Saimon, y las personas que antes que usted se quedaron cerca nuestro para acogernos/llevarnos a algún sitio.

El conde Olaf nos hizo llamar para una supuesta subasta, se supone que cada uno de nosotros, incluidos los que faltan, trajo consigo algún objeto de valor para subastar, pero desde que llegamos sólo hemos conocido la muerte y la desgracia.

Luego me acerqué al señor Trump para ver de cerca lo que mostraba - ¿Qué es eso? - me limité a preguntar

Sin la más remota duda, aquellas respuestas incomodaban a Sir casi tanto como las preguntas que aquellos hombres y mujeres hacían y esto es casi tanto tan molesto como cuando algunos decidieron ignorarlo por completo para seguir hablando de sus cosas. Pues no había cosa que más molesta a alguien que se cree importante que el silencio y que se le ignore lo cuan importante que es.

-¿Millonarios?. Yo lo que veo aquí es una panda de holgazanes. Por suerte, están todos de suerte, estoy buscando personal para el aserradero; quizás no sea una vida apasionante o divertida, pero templa el carácter, y eso a más de uno de ustedes parece que le vendrá bien...

Dice señalando especialmente a Adolf Meinster, pues al parecer su careto no le había caído en particular gracia. Quizás fuera por su bigote, quizás fuera por su peinado, o quizás fuera porque se asemejaba a Adolf Hitler, o quizás fuera puro azar y señaló a alguien que se mantenía en silencio. Fuera como fuera, lo señaló a él.

-Respecto a mis acompañantes, os presento a la Doctora Georgina Orwell y a su Nueva Secretaria. Como pueden ver, ella también está contratando a recién llegados al pueblo.

Ambas mujeres se bajan del carro, mientras Charles vuelve a subir a la bicicleta dispuesto a seguir su recorrido cuando Sir volvió a pincharle en la espalda con aquel tenedor recubierto de Omelette.

-No os retraséis, hoy es día de troncos...

Aquella mujer vestida completamente de rosa y rojo, con todo tipo de accesorios tales como pintalabios, pulseras, pintauñas, bolso y cinturón a juego; dió un paso al frente sobre sus tacones, manteniendo el equilibrio como buenamente pudo, y se presentó con una amplia sonrisa, dejando ver sus dientes amarillentos con pequeños pedazos de carmín rojo en ellos.

-Soy la Recepcionista de la Doctora Orwell. Mi nombre es Shirley.  ¿Galleta?

Seen se abre paso entre sus compañeros hasta el luegar de los votos,sin apuro ninguno muestra su hoja a todos

"Adolf Meisnter"

Si hay que empezar por alguien este empieza por la A, a cada minuto que pasa esto parece mas un mal viaje de LSD de los 70,igual muero,igual morimos todos,pero que diablos,que me pille borracho,he votado y me voy a beber a la cantina hasta que incluso Shirley me parezca guapa.

El Patron mira a Clarence y dice

Hijole el pendejo, no hay suficiente alcohol para eso... otra cosa es que en tiempos de guerra cualquier abujero es trinchera

Y se rie sonoramente