Partida Rol por web

Después de su momento de euforia en el lago y haber besado a Elvira, el jefe volvió a la realidad cuando vio el paisaje desolador de la zona del aserradero. Odiaba aquel lugar y entendía que las cosas nunca irían a mejor sino a peor. Seguían sin sus objetos de subasta, no era posible largarse de allí, el conde Olaf había vuelto a darles esquinazo y ahora un prepotente caballero que hacía llamarse el jefe o Sir les hablaba de malas formas. Yoshitoko no se calló ni un instante, después de volverse a vestir de forma elegante.

- Bájese los humos, pelmazo. Yo de holgazán no tengo nada y soy tan jefe o más que usted...haga el favor de ofrecernos un alojamiento decente y llamar al banquero para que vengan a recogernos. ¿Qué mierda de sitio es este? Parece abandonado y las mujeres que le acompañan son, con perdón, unos engendros. Después miró al otro hombre, el que era socio al 50% de todo aquello pero estaba recibiendo un trato denigrante. ¿Por qué no vende su parte de la empresa o invierte en bolsa y se pone a trabajar para mí? Le aseguro que no se arrepentiría...

Ignoró por completo cualquier réplica de Sir y observó lo que parecían tres letras en las hamburguesas.

F V D... No se a qué se puede referir. No parecen las iniciales de ninguno de nosotros... ¿O quizá es un mensaje?

¿ F V D  "Félix Votó Dennise" ? Simples teorías, no puedo apoyarme en nada...pero lo dejo caer la cara del jefe de la mafia reflejaba una sonrisa traviesa ¿Había descubierto algo?

-Tenías razón, estos Millonarios son muy groseros...

Le dijo Georgina Orwell a su secretaria ante los comentarios de aquellos Millonarios; en especial el del Japonés que de forma ruda había insultado a su aspecto físico. Por otro lado, la alta secretaria, habló para dar una última advertencia a los Millonarios acerca de su mal comportamiento.

-De verdad tenían que tener más cuidado, Doctora Orwell. Si me hicieran alguna grosería, como llamarme por otro nombre, tendría que responder con la misma moneda, como arrancarles el pelo con mis propias manos. ¿Galleta?.

Ignoré a las dos mujeres parlanchinas, estaba claro que no nos creían ni nos iban a ayudar. Así que debíamos intentar salir de allí por nuestros propios medios. Escuché con atención al señor Tukoshita - Iniciales de alguno de nosotros - esas palabras retumbaban en mi mente. Era de las cosas menos disparatadas que se habían dicho. Luego lo miré y respondí - En el fondo, podrían ser iniciales de algunos de nosotros, pero sería bastante rebuscado. No sé que pensar - respondí al señor Tukoshita. - Me explico, la F podría ser de Felix, pero no tendría sentido porque lo han asesinado, pero también podría ser del señor LeFou, con la D, tenemos 3 personas, el señor Donald Trump, el Dr. Walton y Dennise. Si pensamos en que todos dimos por buenas las informaciones que aclaraban la inocencia del Dr. Walton, quedan 2. Pero el señor Trump y el fallecido Felix tuvieron palabras bastante feas en la hamburguesería ayer. Lo único que me descoloca es la V que sí que no sabría que hacer con ella.

-Desafortunadamente señorita Handsome usted tiene razón, sospechaba que el Joven Félix era uno de los ladrones, pero verlo morir en el lago fue algo que de verdad me demostró lo ciego que estaba, una verdadera pena, aunque la letra ve puede  ser de Von-Un largo suspiro de pesadumbre y melancolía sale de mí.

-Por otro lado, el voto del Sr. Seen no es el único que falta, el mío también ha desaparecido, he leído y contado cada uno de ellos, pero el mío sigue sin aparecer y en mi caso fue a Felix precisamente- miro a todos los presentes.

Para colmo de males el Conde Olaf había llegado con ese patético traje rosa, me recordaba a Hillary Clinton, pero más fea, al parecer no había mucho que refutarle era persistente aunque sus disfraces eran más cómicos.

-Bien y ahora como procederemos- un nuevo y largo suspiro de decepción es emitido.

-Es Doctor Jones, señorita Handsome. Walton es mi segundo nombre. Corregí el error con educación pero firmeza, justo como lo hacía cuanto impartía clases en Oxford. -Y quiero dejar constancia de que cada día sospecho más de usted. Ha sido la única en cuestionar mi inocencia y eso llama mi atención.

Aunque habitualmente trataba a todos con cortesía, ese día no estaba de buen humor,  pues a pesar de estar habituado a las expediciones ya no tenía la resistencia ni tolerancia de un jovencito de noventa años, así que ignoré completamente al necio que se hacía llamar "Sir" y a su socio y a las dos señoras que le acompañaban.

-Iré al optometrista, con tantos saltos mis lentes se aflojaron, ademas, debo revisar mi fórmula. Creí ver al Conde Olaf vestido de rosa.

No me gustaba para nada donde marchaba todo esto,algo andaba horriblemente mal,aunque no podía decir que era prefería mantenerme callado y calmado,las cosas se aclararían por si solas,no había llegado a donde llegue por ser una persona impaciente,al contrario todo se debía al arduo trabajo y la paciencia.

Aunque escuchaba todo lo que se decía no hablaba para nada,después de todo había un viejo refrán argentino que dice ¨en boca cerrada no entran moscas¨ quería ver hasta que tanto se progresaba sin que tuviera que intervenir,que se avanzara no siempre significaba que se avanza bien, un buen ejemplo de esto es la misma historia humana,con sus idas y venidas.

Disculpe Dr. Jones - respondí- Pero yo también voy a corregirle a usted. No he cuestionado su inocencia. De echo la di por buena, como todos, desde el primer día. Cuestioné en su momento que había sido lo que nos había llevado a ello a todos porque no lo recordaba con claridad. Además, buena prueba de que no he cuestionado su inocencia es que sólo le he nombrado como persona cuyo nombre empieza por D, si contamos la partícula de doctor, claro está, para después descartarle de nuevo, como ya hicimos todos inicialmente y dejar al señor Trump y a la señora Blake en el tintero. Si aún así, usted quiere seguir desconfiando de mí por lo que le parece entender de lo que digo, adelante. Seguimos atrapados, lo cual quiere decir que no hemos acertado en nuestras votaciones, si caigo, al menos servirá para demostrar que estaban equivocados como anteriormente estuvimos con otros.

Luego me giré al señor Trump - V de Von... no lo había pensado. Podrías ser una teoría sí. En cuanto a los votos, no echo en falta el mío. Voté al señor Ortega, como hice anteriormente con él y la señora Blake, porque a falta de pruebas para ir en contra de nadie de manera vehemente, prefiero votar a aquellos que intercambian menos palabras con nosotros. Faltaría saber si realmente, sólo obtuvo 4 votos o falta alguno más.

Suspirando la dama fue a buscar un lugar donde sentarse, sin perder palabra de lo que decía el resto, en especial procurando grabarse el rostro del hombre que había hablado de mandarlos a trabajar en un aserradero, ya se encargaría ella de él en cuanto volviese a la seguridad de su hogar, y aun así sin perder de vista a las dos... ¿mujeres? en definitiva una de ellas me resultaba familiar.

Frunciendo el ceño susurró.

-En cuanto salga de aquí mandaré que me hagan unos lentes - volviendo la cabeza a un lado miro al resto escuchando sus teorías, aunque desecho enseguida la de la culpabilidad del doctor, así fuera únicamente porque su inocencia había sido declarada en un principio.

Por otro lado lucía sinceramente preocupada, y una sombra de preocupación le opacaba los ojos, volviendo sombría una expresión que hasta entonces había guardado la calma debida a la gente de su cuna, fijo los ojos en el japones y susurró.

-eso es tan posible como cualquier otra opción, aunque yo dude de ello

Saimon acepto la galleta de aquella mujer, la cual le resultaba altamente conocida, pero ni su nombre, ni voz encajaban con lo que el pudiera recordar de una mujer tan alta, ademas que sus galletas estaban secas y duras.

Tras el primer mordisco la dejo a un lado en un pañuelo a la espera de encontrar un sitio donde tirarla.
-Nunca conocí mujer tan alta y mala cocinera... -Comento para quien quisiera escucharlo.

-La verdad es que por el momento las pistas que vamos encontrando no parecen ser muy útiles a futuro... Solo tenemos claro que seguimos cayendo a manos del Señor conde y poco mas...-Miro entonces al Patron. -Patron, tu que has estado dentro y fuera del hospital ese, ¿Viste algo interesante? -Una pregunta casi sin sentido, por que de saber algo seguramente lo hubiera dicho ya, pero por si fuera olvidadizo no estaba de mas preguntar.

Elvira había estado todo ese tiempo en silencia intentando asimilar todo lo que estaba viviendo desde su llegada a aquella isla. En qué mala hora se le ocurrió aceptar la invitación a esa subasta. Lejos de calmarse la situación, aquello iba de mal en peor con la presencia de aquellas dos mujeres. Harta decide ignorarlas y, tras haberse mantenido en un discreto segundo plano durante bastante tiempo, se vuelve hacia el resto de los presentes dándole la espalda a ellas. Elvira se mete la mano en el escote y saca de su interior una fotografía.

-Ay, qué hartica estoy ya de este sitio... Con el follón de la barca y la eufisividad del señor Yoshitoko casi se me olvida. Antes de que llegara el temporal conseguimos encontrar una fotografía en la casa. Miren. Miren. Todos locos.

Todos los que salen en la foto deben de ser habitantes de la isla - comento a la vez que señalo a dos de nuestros anfitriones que ya no estaban entre nosotros, seguramente mientras estuvieramos atrapados en esta isla nos ibamos a ver a mas personas que conocian al doctor y a la mujer neurotica.

-MMMMMmm... a ver. -Se acerco lo suficiente para sentir el sugerente tacto de la protuberancias de Elvira, mientras oteaba aquella foto. -Pues reconozco en ella a dos de las personas. Montgomeryx2 y la señora del barranco... ¿Pero que significa todo esto? ¿Eran trabajadores de este lugar?

Elvira siente cómo algunos de los presentes se acercan en torno a su pecho fotografía para poder verlo mejor.

-Sí, por aquí se puede ver a la loca esa... ¿Cómo se llamaba? ¿Josephine? Este parece ser su marido... Y sí, los Montgomery estos raros.

Mientras habla va señalando los rostros de los nombrados en la fotografía.

Parecía que el escenario no cambiaba mucho. Otro lugar en ruinas. Con la nariz arrugada, di unos cuantos pasos para contemplar todo en la plenitud de su decadencia.

- ¿Qué demonios habrá pasado aquí? ¿Otra de las obras de caridad de Olaf?

Cuando llegaron los cuatro curiosos personajes, me limité a mirarlos con mirada severa. Apenas estreché la mano del señor Charles antes de observarlo con ojo crítico para ver si era el conde Olaf, aunque no tenía la pinta de serlo. A medida que el grosero hombre iba exponiendo sus demandas, mi entrecejo se iba poniendo más arrugado. 

- Será caradura el truhán este, pensar que una dama como yo se va a poner a trabajar en un aserradero. Y llamarme holgazana, habrase visto - decidí ignorarlo para centrarnos en lo más importante - la letra v, teniendo en cuenta como se ve, podría incluso ser una A, con lo que tendríamos varias posibilidades.