Partida Rol por web

Mientras examino las heridas de Uro y Peregrino para ver cual de ellos necesita primero de mis servicios aprovecho para que me cuenten todo lo que había pasado durante la incursión.

-¿Que pasó? Desde mi posición pensé que os habían descubierto y que tendríamos que asaltar los muros a la fuerza.

Recordaba aquel grito en mitad de la oscuridad procedente del poblado, aunque no había entendido muy bien lo que decía.

TRANSCURRE UNA HORA DESDE LA BATALLA.

La Quinta, tras reaccionar y empezar a procurar ser útil como ayudante de su hermano, hizo lo que éste le había encomendado. Desató a Guepardo, procurando en la medida de lo posible que se encontrara cómodo. Y en cuanto el guerrero despertó de su estado de confusión, debido tanto al dolor como a la pérdida de sangre, le dio de beber abundante pero lentamente.

Después siguió con los demás heridos, colaborando en lo posible con Matagatos, limpiando y vendando desgarrones, y cuidando que la aguja e hilo que R'Gaa había cedido para las curas estuvieran a punto para ser usadas si él las necesitaba. Escuchó en silencio las preguntas a los dos Hostigadores, sabiendo que las respuestas serían amargas de digerir.

- La operación de Guepardo resulta ser exitosa. El antiguo Jaguar Asesino ahora duerme. Si su herida no se infecta, se recuperará, aunque va a necesitar varios días de descanso.

- Matagatos se las ha apañado lo mejor posible con los medios disponibles y con la ayuda de sus compañeros.

- Mentiroso y Lengua Negra siguen sin regresar.

- Matagatos vuelve su atención a los siguientes heridos. Peregrino y Uro parecen los que peor están. También están heridos, aunque de menor gravedad, Loor, Attar y Jabalí. El resto están indemnes.

El Segundo piensa que puede hacerle a cada herido una cura que aliviará su dolencia un tanto, pero que lo mejor es que cada herido reciba un tratamiento completo, lo que incluye descansar en cama un día entero por paciente mientras él se ocupa de cuidarlos y tratar sus heridas. Es posible que alguno no quiera guardar cama.

- Ojopocho se entrega abiertamente al saqueo.

- Dedos sigue vigilando.

- Attar, Peregrino, Uro, Jabalí y Loor descansan.

- Khadesa ayuda a su hermano y aprende lo que puede.

- Pelagatos y Serpiente descansan. Serpiente se siente a punto de estallar y nota como finalmente sus energías mágicas se van disipando. Un hediondo olor a mofetas muertas envuelve al brujo.

- Campaña, Ponzoña, Sicofante y R'Gaa se ocupan de los muertos.

- Rastrojo se ocupa de los animales.

MATAGATOS:

- Por cada paciente son posibles dos tiradas de Curar Heridas. Tiradas ocultas.

a) Una Cura.

b) Cuidados a largo plazo: Implica dedicarle a ese paciente en concreto 10 minutos cada hora durante 24 horas. Eso significa que si te ocupas de seis pacientes de este modo, no tendrías ni un momento de descanso hasta mañana. Si alguno no está dispuesto a descansar, podrías usar sus diez minutos de cada hora en descansar tú algo.

El mendigo extranjero rechazó mi oferta y se alejó cojeando.

"Mejor para mí, estúpido."

Observé a través de la puerta como la silueta del carro se iba dibujando, así que me dediqué a esperar su llegada. Cuándo por fin atravesó las puertas del poblado, lo primero que hice fue acercarme a Orgullo.

- Eh chico, ¿estás bien? - le dije mientras le acariciaba el cuello.

Después de unos minutos con Orgullo me disponía a coger las mantas que Lengua Negra había pedido para hacer camastros para trasladar a los heridos, pero visto lo visto ninguno lo requería para ser trasladado.

Observé como varios reclutas se dedicaban a "organizar" los cadáveres de los niños muertos. Yo no iba a mancharme las manos con la sangre de esos indígenas, así que continué observando la escena. Noté que una vez pasados los nervios de la batalla, los temblores de mi enfermedad eran más fuertes.

"Creo que al final tendré que vivir toda la vida con esto."

Campaña llevó a los dos últimos cadáveres hasta la choza donde estaba Ponzoña. Había realizado la tarea mecánicamente, sin pensar en lo que hacía. Iba hacia los cuerpos, recogía un par de ellos (y algún miembro amputado) y luego iba hacia la choza y los dejaba allí para volver a por más. Lo único que le interesaba a Campaña era terminar con aquello cuanto antes para poder ir a recibir a la Compañía y que le dieran su capa, lo que le pasara a los cuerpos por el camino le importaba más bien poco.

- Este es el último - dijo Campaña con entusiasmo - ¡Oh! No tiene cabeza... Campaña le pisó la cabeza sin querer - se encogió de hombros y dejo el cuerpo descabezado encima de los demás - ¡Ya está! Campaña va a ver a los Soldados...

Salió corriendo otra vez hacia el sonido de las trompetas, emocionado por cumplir su sueño de convertirse en Soldado de pleno derecho. Estaba concentrado en su tarea pero por el camino vio alguna que otra cosa bonita y decidió que no sería mala idea llevársela, al fin y al cabo, los Soldados aún tardarían un poco en llegar.

- Ya podéis ver a los Soldados de la Compañía Negra, ocupando el pueblo y tomando docenas y docenas de prisioneros (mayormente mujeres, niños no combatientes, ancianos y enfermos).

- La eficiencia de los Soldados es brutal. Muchos se ocupan de saquear sobre la marcha y seguramente no mirarán con buenos ojos a un simple Recluta al que pillen haciendo lo mismo.

- Algunos Soldados llegan hasta vuestra posición y os felicitan con sonrisas y palmaditas en la espalda. Todos comentan el triunfo de los Hostigadores y lo importantes que han sido sus actos en la victoria final.

Grito se lo comenta a Dedos y a Pelagatos.

- "Ahí estaban al alba las fuerzas que les quedaban a los tres Castores. Habrían unos veinticinco tipos duros de verdad, y entre ellos unas sesenta mujeres y niños armados.

Frente a ellos nuestra infantería, con la Sargento Vientos en cabeza. Los brujos habían escondido con ilusiones a la caballería, y los exploradores y arqueros estuvieron toda la noche ocupados flanqueando con disimulo las posiciones enemigas.

Los Castores aguardaban a nuestra carga, sabedores de que si atacábamos primero sufriríamos bajas. El Capitán quería evitar precisamente eso, que tuviésemos muchas bajas.

Entonces, desde la puerta oriental del poblado comenzó a llegar gente, gritando que la Compañía estaba ya en el pueblo, que habían visto al Portaestandarte matando gente.

Eso desorganizó por completo a los Castores. Perdieron la compostura y empezaron una retirada rápida hacia el poblado. Ahí los pillaron en fuego cruzado nuestros exploradores y arqueros bajo una lluvia de flechas y jabalinas. Eso les frenó en seco, dando tiempo a la caballería del Sargento Rompelomos a alcanzarlos por detrás y hacerlos papilla.

Tras eso, los de infantería simplemente acabamos el trabajo. Tenemos heridos, pero pocos muertos y los combatientes Castores han sido aniquilados." -

CABO BERRINCHE, PELOTON DE EXPLORADORES:

- "¿Vosotros sois los nuevos Reclutas, verdad? Los Hostigadores... Buen trabajo. Gracias a vosotros la Compañía apenas ha tenido bajas." -

Campaña dejó lo que estaba haciendo en cuanto vio entrar a los Soldados de la Compañía por la puerta. Todo parecía haber salido bien y, por lo que Campaña había entendido, la misión de los Hostigadores había sido un éxito también. Con una sonrisa en la boca, Campaña saludó a los Soldados con respeto y se sintió especialmente emocionado cuando el Cabo Berrinche les felicitó personalmente.

- Campaña está agradecido, Campaña hizo todo lo que dijo Lengua Negra - dijo emocionado - Campaña le pegó con la cabeza a un Castor enano..y...y... y salió volando, y se estrelló contra una pared - Campaña soltó una risita bobalicona - Campaña quiere ayudar ¿Qué hay que hacer?

Abrí los ojos de par en par, miré y busqué, pero no conseguí ver nada. Fue un fracaso. ¿Contra quién iba a liberarlos con las fuerzas de la Compañía tan cerca? En aquel momento todavía los sentía dentro, revolviéndose y gritando cada vez con más fuerza. Visiblemente decepcionado me senté en el suelo donde parecía que la presión que ejercían disminuía. Poco después desapareció por completo.

Con el olor de la putrefacción rodeándome me puse en pie. Era el olor propio de la muerte desperdiciada, pero no venía de los cadáveres, los cadáveres que antes se habían repartido por el suelo ya no estaban. Alguien los había recogido y escondido.

- ¿Dónde están? ¿Dónde los habéis dejado? ¿Qué habéis hecho con ellos?- grité señalando con ademanes furibundos las manchas de sangre del suelo. Luego vi que R’Gaa estaba manchada de sangre cuando no había participado en el combate. Me acerqué a ella con una sonrisa en los labios.- ¿Y los míos? ¿Dónde están los míos?

Cuando todos los cuerpecillos acabaron recogidos en la choza, Ponzoña salió al exterior de la misma. El sol calentaba y la sangre formaba una costra seca sobre su negra piel. La llegada de algunos soldados le resultó indiferente y aún más sus palabras de halago por el trabajo sucio realizado. No fue así con los gritos de Serpiente y sus furiosos gestos. Escuchó la pregunta dirigida a R´Gaa, por lo que no dudó en acercarse.

-¿Los tuyos? Matagatos está ahí dentro, curando a los heridos, ayudado por Khadesa. Campaña con ese soldado. Alcanzo a ver a Pelgatos con su caballo y Lengua Negra parece no hacer regresado. Ahí están los tuyos -señaló con una torcida sonrisa.

Sicofante introdujo otro de los cadáveres en la choza. Campaña trajo los últimos cuerpos de los niños muertos, acabando así su trabajo.

Esto ya esta- dijo. Justo en ese momento entró Serpiente, preguntando sobre los cadáveres. Desde luego, no entendía al extraño hombre y nunca lo haría. A decir verdad, por mucho que lo intentará nunca entendería a los magos.

Se acerco hacia la muchacha, asintiendo ante las palabras de Ponzoña. Poco mas se le podía decir al aprendiz de mago en estos momentos.

- No te preguntaba a ti- le dije ladeando la cabeza en respuesta a su sonrisa.- Los míos… Conque esos son los míos... La piel, ¿eh? Tarde o temprano todos nos volvemos igual de blancos. Y de delgados.- Reí-. Ni el más negro ni el más fornido guerrero se puede librar, Ponzoña.

El tagliano no tardó en unirse al grupito asintiendo de tal forma que llegué a temer que la cabeza se le cayera al suelo. No habría desentonado con el panorama en la entrada si aun siguieran allí los cadáveres desmembrados. ¡Pero no estaban!

Es más, puede que a ese guerrero le llegue antes el momento- continué como si no estuviese el recién llegado.- Mucho antes que a aquellos que por unas u otras razones rehúyen el peligro.- Volví a reír.- No importa. Me refería a mis cadáveres. ¿Ahora podéis responder a la pregunta de dónde están los míos?

-¿Tus cadáveres? Los muertos no tienen dueño. ¿O hablas de los que cayeron bajo tu magia? Sea como sea, no sé dónde están tus muertos -respondió el Hiena. Para el guerrero, era evidente que el brujo tenía sus propios planes y no tenía intención de facilitarle el camino -. Pero si recorres el poblado hallarás muchos.

Jabalí había pasado todo un día descansando despues de la batalla, aunque sus heridas le brindaban un descanso, lo cierto es que le había dado tiempo para pensar, pensar en lo ocurrido en una batalla que empezó con él siendo asignado a un segundo grupo a las ordenes de Matagatos, y con la obligación de cuidar de Rastrojo, una obligación que a pesar de que Rastrojo no había reparado sino más bien destruido su armadura, una armadura que si hubiera podido usar, quizas no hubiera sido herido.

Poco importaba ahora, ya que cumpliendo con lo esperado había mantenido con vida a Rastrojo, y de hecho toda la unidad de hostigadores había sobrevivido, se alegraba por Uro, por Campaña, por Matagatos, pero no sentía alegria alguna por algun que otro.

Se dispuso comodamente a descansar y recordar la batalla, la primera sangre vertida en nombre de la compañía, un paso más que lo acercaba a su meta de pertenecer como miembro de derecho a la unidad, una unidad que velaría por su futuro hasta que la muerte lo encontrara y no pudiera huir más de su pasado, un paso que se tiñó de la sangre roja de sus enemigos, mujeres, niños, no era quizas lo que esperaba, pero si bien no era diferente de las guerras entre las tribus de los paramos, si quizas era hecho con más malicía de la que podía imaginar, claro que Jabalí no era un tipo muy imaginativo.

La noche antes, varios miembros de los hostigadores había ido a visitar la pitonisa, Jabalí no quería relacionarse con gente de su calaña, de sus patrañas y habladurías así que había intentado dormir para estar más descansado cuando antes del alba su grupo partiría en pos de la aldea de la Tribu de los castores.

Les sirvieron un desayuno, alguno que otro temeroso de que fuera su última comida no les sento bien, y ademas eran frías, poco a poco los grupos se fueron juntando alrededor de sus lideres y la avanzadilla fue la primera en moverse, su cometido era el de más importancia, ya que si podían infiltrarse sin desatar la alarma los pillarían por sorpresa.

El grupo se mantuvo a la espera de que se abrieran las puertas, cuando Matagatos las vió abiertas dió ordenes de avanzar, mientras un alocado Portaestandarte salía a toda velocidad montado a caballo. Rastrojo siguió las instrucciones que le había dado y se mantuvo a su espalda.

Para cuando llegaron Uro tenia varias heridas, al igual que Loor, Ponzoña parecía estar agotado, solamente Peregrino parecía estar ileso, mientras a su alrededor montones de cadaveres de niños dibujaban un grotesco paisaje.

Un grupo de niños salió a su encuentro, Jabalí protegía a Rastrojo que armado con un baston se mantnía a la defensiva, cuando el primer niño estuvo cerca de Jabalí este hizo una lanzada que se clavo en el abdomen del niño, con una sorprendente facilidad retiro la jabalina y prosiguió.

Rodeado de enemigos y de hostigadores, la carga inicial abrió una defensa en Jabalí que fue lo que permitió a uno de los niños hacerle una herida en la parte baja de su pierna izquierda. Mientras intentaba encargarse de esa amenaza un inútil Rastrojo se puso en medio, obligandolo a separarlo, la siguiente lanzada acabo con el niño. Las disculpas de Rastrojo no mejoraron en absoluto lo que pensaba del K'hlata.

Tras este breve combate todo pareció acabar, los gritos de los heridos y moribundos se oia, muy cerca de ellos Guepardo estava hecho un ovillo en el suelo sangrando mientras era atendido.

Después de terminar de limpiar la sangre sobre mi cuerpo, me recuesto a descansar mientras Matagatos llega a sanar las heridas de Uro y las mías, una vez termina con el pobre Guepardo. Me dejo atender, pues ahora que el fervor de la batalla se ha disipado, el dolor viene junto con el cansancio, por lo que entiendo mi gravedad. Aun así, no aceptaré ser una carga y me someteré a los cuidados solo para mejorarme pronto. Si se necesita algo de mí, lo haré sin chistar.

Cuando el explorador pregunta acerca del grito que se oyó desde la empalizada mientras nos acercábamos a esta, le respondo:

 - "Un niño vio a Loor, pero cayó de la altura y se hirió."

Ese fue el claro ejemplo de que las fortunas estaban de nuestro lado y de que nuestros antepasados nos protegían, orgullosos de lo valientes y decididos que íbamos. Nuestra osadía los honró y nos honra a nosotros. De seguro que he sido digno de mi nombre y de mi familia, por lo que descanso con una sonrisa en el rostro, de saber que he respondido bien a las responsabilidades puestas sobre mí.