Partida Rol por web

El Bosque Tenebroso os recibe de manera algo menos alagüeña que de costumbre debido al estado de semialarma en el que se encuentra sumido el mundo mágico. Muchos han leído las noticias del ataque de los hombres lobo y otros tantos rumores apuntan a que los duendes rebeldes se ocultan en algún bosque.

Hogwarts pese a todo era un Sancta Sanctorum ajeno de manera relativa a todo.

Aun así parece que el profesor Kettleburn no considera lo mismo, porque os acercáis a las lindes antes del Bosque podéis ver a 3 centinelas del grupo Scout patrullando en las proximidades.

Os resulta extraña la no presencia del profesor Kettleburn ya que se sabe de su puntualidad británica, sin embargo al poco comienza a sonar una cancioncilla a guitarra desde el bosque. Veis como los guardianes de la linde se detienen, al cabo de unos segundos la de la izquierda, una gryffindor de sexto, comienza a cantar con una voz aterciopelada.

"Land of willow green

home of the gryphon.

Where still the mighty wolf,

wanders at will...

Blue lake and rocky shore,

I will return once more.

Bum bidi bum bum

Bum bidi bum bum

Bum bum bum
 

Swift as a golden snitch

broom of birch bark,

the mighty magic ways

carry me forth

Blue lake and rocky shore,

I will return once more.

Bum bidi bum bum

Bum bidi bum bum

Bum bidi bum bum

bum..."

Los otros dos se habían unido y hacia el final de la canción se giran mirándose el uno al otro, hasta que entre ambos aparece una figura que podéis reconocer montado en un hipogrifo. El profesor Kettleburn baja al acabar la canción y tras realizar el saludo scout los alumnos siguen con su tarea.

Con la marcialidad propia de un militar se gira chascando las botas hacia la clase, sin embargo con el aire propio de quien trata con niños a menudo os sonríe. Por el fondo podéis escuchar una risita despectiva.

- Bienvenidos clase. Me parece que no veo caras nuevas este año, sin embargo me presentare ante la duda. Soy el profesor Silvanus Kettleburn, jefe de la casa Gryffindor y profesor de esta asignatura. Puede que algunos me conozcáis por el nombre que uso en el mundo muggle, Arthur Robert Peter-Baden Powel, segundo barón Baden-Powell.

Hace una pequeña pausa para que asimiléis todo lo dicho.

- Bien, antes de comenzar la clase -saca un reloj de bolsillo, lo abre, lo mira y lo guarda- en primer lugar quisiera que si tenéis alguna duda sobre la asignatura lo digáis.

Alister realizo el saludo scout, dejando tres dedos levantados frente al corazón, y mientras el dedo gordo se apoyaba sobre el pequeño. 

Escucho las palabras del jefe de la casa de Griffyndor mientras asentía, pero algo le había llamado la atención y no pudo evitar volver la vista atrás a ver quién era la persona que se había reído con esa risita despectiva. 

No le gustaban las burlas a los profesores, tenían un trabajo importante que hacer, puede que una o varias asignaturas no fueran divertidas, o que no les vieras el sentido a estudiarlas, pero lo cierto es que los profesores ponían todo su empeño en enseñarlas, y eso debía respetarse. 

Alister no podía preguntar ninguna duda, porque tenía claro que es lo que iban a hacer. Y se lo tomaba en serio. 

Me incorporé al grupo justo a tiempo cuando comenzaban a reunirse en la linde del Bosque Tenebroso. Fui corriendo ante el temor de llegar tarde y llegué un poco fatigada. Odiaba correr. En general odiaba todo lo que tuviera que ver con el deporte o el ejercicio físico. Y además el sudor y las mejillas coloradas que producía eran muy poco apropiados para una señorita. 

Busqué a Charlotte para colocarme a su lado y le hice un gesto con las manos con un significado claro: "Luego te cuento". Mientras esperábamos a que el profesor apareciese me puse las palmas de las manos sobre las mejillas, para tratar de aliviar el calor que había surgido en ellas.

Al escuchar la melodía sonreí mientras el profesor hacía su aparición. Pero al escuchar esa risita desagradable miré a mi alrededor, buscando al autor con el ceño fruncido. Las palabras del profesor me hicieron mirar hacia delante de nuevo, prestándole toda mi atención. No tenía dudas, pero no quería perderme ni una palabra.

El Bosque tenebroso siempre me había llamado mucho la atención así que, cuando llegamos a la linde del bosque donde se daba la clase, arrugué un poco la nariz ante la presencia de algunos miembros del grupo Scout. Probablemente estaban de guardia para evitar que nadie saliera herido, pero estaba un poco decepcionada, en el fondo esperaba que fuésemos entrar al bosque y ellos no anunciaban buenas perspectivas.

Justo a tiempo antes de que apareciera el profesor llegó Alice, asentí cuando me dio a entender que luego me contaría su entrevista con Dumbledore, sabía que no conseguiría nada insistiendo hasta que acabara la clase. Alice nunca se distraía en clase.

La presentación del profesor fue divertida y la disfruté encantada, la risita despectiva que sonó al fondo me sorprendió y me molestó. Era un detalle por parte de un profesor hacer la clase agradable, me parecía algo importante a tener en cuenta y que se despreciara era una falta de respeto. Miré un poco a un lado y a otro intentando localizar el origen de la risa pero no lo encontré.

Cuando al fin mis compañeros estuvieron listos para ponerse en marcha nos dirigimos al Bosque Tenebroso sin dilación. El profesor de esta asignatura era además el jefe de nuestra Casa, así que más valía no llegar tarde.

Con paso rápido me acerqué al lugar y me sorprendió ver a esa especie de centinelas del grupo Scout. Al menos eran alumnos, así que tampoco era como una gran alarma. Sin embargo, cuando la canción comenzó me tranquilicé. Seguramente que estuvieran aquí sólo tenía que ver con esa pequeña actuación que el profesor Kettleburn debía tener preparada. Antes de que acabasen dirigí una mirada divertida a mis conocidos, saludándolos, incluyendo a Alice, Charlotte, Alister, Kalinka y otros.

Una vez hubo terminado escuché su pequeño discurso y negué levemente con la cabeza. No tenía ninguna duda, y probablemente los demás tampoco. Entre que le metíamos más caña a su asignatura por ser quien era y que nuestros compañeros eran los Ravenclaw, seguramente todo iría como la seda. Era lo bueno de compartir clase con ellos.

Chasca las botas nuevamente llamandoos la atencion.

- Perfecto, esta bien -comienza a andar por la planicie- la clase de hoy va a ser algo especial. Comenzaremos con un breve debate. Digame, señor Wunder ¿Esta usted al tanto del conflicto actual entre magos y duendes?

Cuando el profesor se dirigió a mí inconscientemente me cuadré un poco en mi posición, dedicándole toda mi atención.

- Sí, señor. - Respondí no como un saludo militar, no mucho menos, sino como una forma de respeto. - Al parecer un grupo de duendes ha asesinado a Alan Parson, trabajador del ministerio. La respuesta por parte de magos y duendes no se ha hecho esperar, y ahora el ministro espera que no sea esa raza la que gestione el dinero de los magos en Gringotts. Si me permite dar mi opinión, está juzgando a toda una raza por un crimen cometido por unos pocos.

- Muy bien, muy bien -dice el profesor cruzandose de brazos y apoyandose en el grifo- ¿Alguien quiere añadir algo?

A pesar de que tenía la cabeza ocupada en muchas cosas a la vez cuando el profesor preguntó si alguien quería añadir algo más levanté la mano mientras empezaba a hablar. - En realidad lo que quiere el ministro es que los magos y los duendes compartan la responsabilidad de Gringotts, no que los duendes dejen de gestionarlo por completo. Y si no me equivoco fue al revés, primero la ley y luego el asesinato. La ley de reparto de responsabilidad no es un castigo por el asesinato, sino al contrario. Alan Parson ha sufrido las consecuencias de la oposición de un grupo de duendes insurgentes a esa ley. - Miré hacia el profesor. No terminaba de entender qué tenía que ver este tema con su asignatura y me preguntaba cómo lo relacionaría él. Porque seguramente no lo habría preguntado al azar. - ¿No es así, profesor? - Pregunté finalmente. 

El imponente bigotazo del profesor se curva en un gesto de asentimiento.

- Ciertamente señorita Battlelower, el asesinato fue posterior a la ley. -se gira hacia Ingo- y tambien, muy bien fundamentado su razonamiento señor Wunder. No seria logico ir por los pelirojos solo por que alguno haya cometido un crimen ¿No?

Dice pasandole el brazo por encima de los hombros a Charlotte que la tenia cerca, se separa y se pone en medio de la clase.

- Bien, alumnos mios. La clase de Cuidado de Criaturas Magicas, sirve, para como dice el nombre, aprender a cuidarlas. Mucha gente de manera erronea piensa que eso solo se ciñe al cuidado del cuerpo de la criatura en cuestion, pero repito, es un razonamiento erroneo. Los centauros, los duendes, los elfos, son seres pensantes, seres racionales, seres que les hablas y te contestan. Este tipo de seres requieren de algo mas que comida y agua, hay veces que requieren de diplomacia y una mente despierta con la cual conversar por eso hoy...

Vuelve a sacar su reloj de bolsillo para mirarlo y mira hacia el bosque.

- ¡Ah! Ahi viene.

En las lindes del Bosque los scouts estaban haciendo florecer margaritas, estas formaban un camino casi hasta donde se encontraba la clase. Al cabo de unos segundos de entre los arboles una centaura con las crines doradas emerge en todo su esplendor.

- ¡Clase! Hoy aprenderemos los usos y costumbres de la comunidad centaurica y nadie mejor para enseñarnos que la centauride Pella, emisaria del Bosque Tenebroso.

Con paso marcial el profesor se situa frente a Pella y la saluda de manera militar, luego se inclina para besar la mano que esta le tiende.

La centauride se acerca hasta el medio de la clase tras los saludos iniciales con el profesor cuando repara en una chica de aspecto algo lugubre y otra pelirroja que pese a tener una sonrisa preciosa tambien destila un aura de pesadumbre. La centauride se acerca a la primera y le da un pequeño paquete tras susurrarle* algo al oido.

Luego se situa nuevamente en medio de la clase y ya anuncia en voz alta.

- Buenos dias tengan alumnos y alumnas de Hogwarts, hoy por peticion expresa del profesor Kettleburn estare dando clase en vuestra escuela. Mi nombre es Pella -dice cruzando un brazo sobre su torso y haciendo una suerte de reverencia.

Tu puedes sumar +1 a tu tirada por especialidad.

Sonreí brevemente cuando el profesor me dio la razón y después me quedé en silencio escuchando su explicación. Cuando los scouts crearon ese camino de flores sonreí de nuevo con mi atención puesta en la centauride que apareció por él. Desde luego al profesor Kettleburn le gustaba preparar interesantes puestas en escena. Era de agradecer que los profesores se molestasen en hacer ese tipo de cosas para amenizar el aprendizaje.

Hice una reverencia hacia la centauride imitando su gesto con el brazo cuando se acercó a nosotros. Era un ser impresionante y su belleza cautivó mi mirada mientras repasaba mentalmente todo lo que sabía sobre los centauros. 

Al escuchar la respuesta del profesor, antes de que Alice interviniera, emití un suspiro aliviado por haber estado a la altura de la situación. Sin embargo, cuando ella comenzó a hablar no dudé de lo equivocado que estaba: si ella lo decía es que era así, seguro. También había algunas cosas que yo había querido decir y que sólo al escuchar cómo ella las formulaba me daba cuenta de lo mal que me había explicado, pero qué se le iba a hacer. Era imposible competir con ella.

Sin embargo cuando el profesor pasó por alto mi falta de documentación para alabar mi razonamiento me quedé más tranquilo. Dediqué una mirada a Alice y Charlotte, ligeramente divertido, antes de escuchar cómo el jefe de mi Casa anunciaba la visita que hoy tendríamos con nosotros.

Al ver cómo el hombre dedicaba a la centauride un saludo militar me pregunté si todos deberíamos hacer lo mismo. No conocía demasiado de la cultura de los centauros y tampoco quería terminar ofendiéndola. Pero cuando se dirigió a nosotros quedó más o menos claro que se trataba de una criatura amable. Al igual que Alice imité su gesto, en una reverencia, y aguardé algún tipo de indicación por si quisiera que nosotros también nos presentásemos.

Tu has oido

"Los bollos de crema que tiraste desde el dragon"

Tu has oido.

"A la abuela se le cae, los peces beben"

El comienzo de la clase me resultó muy interesante, tenía mis propias ideas sobre el conflicto, pero dudaba de que lo que buscara el profesor fuera debate. Sonreí cuando me puso el brazo sobre los hombros y, al presentar a la invitada, entendí el objetivo del símil, al menos eso creía.

La centauride era hermosa y me quedé mirándola ensimismada, el profesor hizo un saludo militar, vi que Alice hacía una reverencia y realicé una similar, probablemente con bastante menos gracia que mi hermana.

Tu has entendido.

"Las rosas solo florecen en el otoño cuando rie"

Alister estaba prestando bastante atención, el conflicto por la ley y el asesinato los conocía bien, se mantenía al tanto de lo que pasaba fuera de la escuela, y en aquel momento era evidente porque.

No respondió,  o no al menos antes de que lo hiciera Alice, sin duda ella estaba en lo cierto. Aunque si parecía entre el resto de los compañeros que nadie entendía muy bien a que venía aquella pregunta.

Alan Parson, trabajaba en el proyecto de Regulación y Control de Criaturas mágicas. Sin duda había podido topar con datos de interés para el Ministerio. Y puede que el profesor Kettleburn conociera a ese funcionario, pues no era mucho más mayor que ellos mismos. Quizás le hubiera dado clases. Eso era bastante probable.

Y también podía ser que supiera algo sobre el asunto y no fuera a compartirlo. Con lo cual no tenía sentido preocuparse por ello.

Sin embargo Alister no pudo evitar la cara de sorpresa cuando vio aparecer a la Centauride, era hermosa a su manera, y parecía agradable.

Pero también sabía que podían ser mortales a distancias cortas, y tenía el tamaño suficiente para acabar con ellos si se lo proponía, por eso la diplomacia era tan importante, porque si se llegaba a abrir un cisma entre las criaturas de mundo mágico, se podría llegar a sufrir tanto como lo hacían los muggles con esa guerra de la que hablaba Deirdre.

Sus ojos no pudieron evitar posarse en el presente que regalo a una de sus compañeras. Había sido un detalle muy bonito, pero, con qué motivo. Cuando lo había preparado. No obstante no tenía claro que era lo que le había dado.

Procuro centrarse en las palabras de la profesora adjunta para aquella clase, porque perdía mucho tiempo cavilando.