Partida Rol por web

Los olores de tierra y abono os impregnan la nariz conforme pasáis bajo el portalón que reza el lema de la asignatura.

"El esfuerzo germinará"

El ambiente es un poco sofocante debido a la humedad pero al cabo de un par de minutos os acostumbráis. Podéis ver los proyectos de años anteriores en macetas, os sorprende ver las mandrágoras que plantasteis en segundo en un rincón y lo grandes que se habían hecho.

Al cabo de 2 minutos mas de espera la puerta del invernadero se abre de sopetón y por ella parece entrar un huracán hecho mujer. La profesora Ballstrong entra cargada con varios sacos que parecen bastante pesados y que la pobre profesora lleva a cuestas. Para un segundo y busca a uno de sus alumnos predilectos con la mirada, sonríe al verle.

- ¡Señor Malfoy! No se haga el remolón y venga en seguida a ayudarme, la clase de hoy le gustara.

Un chico de pelo rubio y ojos muy claros se adelanta en seguida a coger alguna de las bolsas. Podéis observar claramente que se ha sonrojado ante la invocación de la maestra. Por otro lado podéis verle ya completamente ataviado con guantes y mandil dispuesto a la clase. El único que lo ha hecho por lo que podéis ver.

Una vez las bolsas estan en su sitio el joven vuelve a su puesto y la profesora coloca sobre la mesa las dos manos apoyándose.

- Bienvenidos una vez más a Herbología mis pimpollos. El conocimiento no es fácil y aqui es donde empezareis a sudar para regar vuestras mentes. Como todos sabéis este año sobretodo hemos repasado, por orden de nuestro Director ¡Pero no estoy dispuesta a tolerar vaguezas ni mucho menos que os penséis que esto va a ser un camino plagado de Mumpalaria! ¿Ha quedado claro? -toma medio segundo para respirar- Bien, dicho esto ¿Alguna duda de la asignatura? ¿Si? ¿No?

Llegué a clase a tiempo gracias a Zoey, a la que se veía bastante más animada que el día anterior. Si hubiese sido por mi probablemente habría llegado algo tarde para aprovechar un poco más el buen día. Yo también me encontraba animado, pero la clase poco tenía que ver con eso. En realidad, casi siempre estaba animado. Cuando la profesora Ballstrong entra en clase suspiro y me preparo mentalmente para la misma.

Pidió la ayuda de Malfoy y este se sonrojó. Que gracioso. Pensé, sin ninguna mala intención. Nunca me había importado ser el centro de atención pero para otros era lo peor que les podría pasar. No llegaba a entenderlos, pero aún así me inspiraba simpatía ese tipo de gente.

La pregunta de la profesora me pilló desprevenido. Alguna duda... ¿Por dónde empezar...? Ni siquiera sabía lo que era la mumpalaria o si entraba en el temario. Tenía la asignatura en general bastante verde. Bueno, como todas. Seguramente tendría que pedirle ayuda a Alicia... O los apuntes a Zoey. Seguramente ambas. Pero eso más adelante, no a principio de curso. ¿Quién estudiaba a principio de curso?

Simplemente esperé. Tenía bastante asumido que los profesores sabían que no era precisamente el más brillante de la clase y no quería abrir la boca para demostrarlo.

No me gusta nada el calor, ni la humedad de los invernaderos. La ropa se siente pringosa y se pega al cuerpo, dejando una sensación de suciedad que dura ya para todo el día. Miro a mi alrededor, oteando entre la masa de alumnos de mi casa para tratar de encontrar a Alex. Una cosa es saltarse el desayuno, pero saltarse una clase es otra cosa muy diferente. Me extraña, viniendo de él.

Intercambio una rápida mirada con Ruth, para comprobar si ella ha tenido más suerte que yo en la búsqueda. Sin embargo, cualquier intento de conversación se ve truncado por la llegada de la profesora. Herbología con Hufflepuff, un comienzo desastroso para lo que tiene pinta de ser una día horrible. Por lo menos, espero que tengamos una oportunidad de recuperarnos de la pérdida de puntos de ayer.

Ignorando deliberadamente la agotadora charla de la profesora Ballstrong, comienzo a ponerme los guantes con lentitud, observando sin demasiado interés cómo Malfoy atiende rápidamente a su petición. Trato de recordar qué es lo que he estado repasando estos últimos días sobre la asignatura, sin demasiado éxito. Es obvio que hoy tengo la cabeza en otra parte. Aun así, no tengo conciencia de haber apuntado nada para preguntarle a la profesora, creo que logre resolver todas las dudas por mi cuenta.

Todavía un poco descentrada, espero a que sea otro alumno quién comience la ronda de preguntas, mientras sigo buscando a mi amigo con la mirada.

Era bueno volver al aula de herbología. El paseo fue agradable y me adapté pronto a la humedad de la zona. Nada más llegar la profesora Ballstrong empezó con su discurso y asentí decidido. Malfoy empezó a ayudarla y yo no perdí tiempo en ponerme los guantes y el mandil. No pude evitar sonreir un poco de orgullo al ver las macetas con las madrágoras, me trajo buenos recuerdos de segundo año.

Me puse cerca de Alan y Zoe mientras Malfoy y la profesora Ballstrong. No me hacía mucha ilusión compartir la clase con los de Slytherin, pero ellos no me iban a arruinar una de mis clases favoritas. No tenía ninguna duda respecto a la clase anterior, ya que lo apuntaba casi todo y normalmente comparaba notas con Zoe, por si a alguno de los dos se nos olvidaba apuntar algo importante y el otro si lo tenía apuntado.

Da una fuerte palmada que resuena por el invernadero.

- ¡Bien! Entonces no perdamos mas el tiempo.

Acto seguido vacía una de las bolsas sobre la mesa y sobre ella caen varios trozos de madera que repiquetean. A simple vista no os dicen nada.

- Hoy estudiaremos las propiedades y como identificar esta madera. ¿Alguien me sabría reconocerla? Se sortean 5 puntos y... -mira al lado de Slytherin- hay quien los necesita.

Vi cómo la profesora vaciaba los trozos de madera de la bolsa y estos caían sobre la mesa. Me sonaban mucho y juraría haber leído sobre ellas en algún libro el año pasado o este verano. Al poco preguntó si reconocíamos la madera. Yo levanté la mano, seguro de que sabía la respuesta tras pensármelo unos segundos. 

Con la palmada dada por la profesora salgo de mis elucubraciones, todavía tengo los guantes sujetos por la mano izquierda y me quedo mirando los trozos de madera caer y rebotar un poco en la mesa antes de quedarse quietos por el peso de los que les caen encima.

Estoy casi seguro de saber cuál es esa madera y como bien dice la señora Ballstrong necesitamos recuperar puntos después de la devacle de ayer...

No lo tenía muy claro, pero juraría que sabía la respuesta... la madera que había dejado caer la profesora me era bastante familiar, algo que no me esperaba por nada del mundo. ¿Tal vez de cursos anteriores? No lo tenía muy claro, pero un nombre rondaba mi mente.

Esto no se va a volver a repetir... Tengo que aprovechar ahora que me la sé. Así luego no me dirá nada por no participar. O peor, no me hará una pregunta directamente.

La palmada de la profesora me hace recordar nuevamente donde me encuentro. Y la recompensa de los cinco puntos es suficiente para que me digne a concentrarme levemente en la asignatura. Al menos, tengo que hacer algo para enmendar el desastre de ayer.

-Después de todo repasar ha servido de algo...- pienso para mis adentros, levantando la mano con algo de desgana. -Y eso que estamos hablando de herbología...-

La profesora señala a Elizabeth.

- ¿Si señorita Deacon?

- Es corteza de sauce blanco, profesora Ballstrong.

-¡Correcto! 5 puntos para Slytherin.

La profesora agarra un trozo y va pasando el resto a la clase.

- La corteza del sauce blanco, nombre latino Salix alba, ha sido usada desde tiempos inmemoriales para el alivio de la fiebre y del dolor, incluso en el siglo V a. C., Hipócrates de Cos, padre de la medicina Griega, usaba un brebaje extraído de hojas y corteza de sauce para aliviar los dolores y la fiebre de sus pacientes, así también los antiguos egipcios y los amerindios, contándose con algún posible ejemplo de su uso y sacralidad entre los pueblos hispanorromanos. Los efectos medicinales del sauce blanco continuaron siendo mencionados por autores antiguos como el polígrafo y naturalista Plinio el Viejo, el médico y farmacéutico Dioscórides o el célebre médico Galeno. ¿Alguien me puede decir al menos 2 usos mas que los alquimistas griegos supieran?

Habiais visto como la profesora estaba raspando la corteza sobre un paño y os habia animado a hacerlo mientras que explicaba las propiedades de la corteza.

... voy a decir el sauce blanco, la madera es blanca y tiene que ser es_ La voz de la profesora diciendo el nombre de mi compañera de casa me saca de mis pensamientos, ¡bien! tenía yo razón, al menos los puntos se quedan en casa.

Escucho la explicación con atención, siempre he pensado que lo mejor es estar atento en las clases y no pegarte la panzada de estudiar después; cuando me llega el trozo de corteza lo desmenuzo un poco con los dedos, extremadamente blanda, muy flexible. De nuevo una pregunta para la que siento tener la respuesta en la punta de la lengua, me la paso por los labios humedeciéndolos y contengo el aliento.

El sauce blanco, es verdad! Vaya, esto se me da mejor de lo que esperaba...

Fue una lástima que la tímida chica Slytherin se me adelantase, pero el conocer la respuesta era todo lo que necesitaba para motivarme. Tenía que ganar puntos para Hufflepuff. No pensé que sería capaz de ser yo el que ganase puntos de este tipo para la casa, pero ahora lo veía más posible.

Sauce blanco, propiedades... ¿Dónde he oído yo hablar sobre eso? Tal vez a mi padre, sí. Intentó hacer memoria y, aunque no lo tenía del todo claro, me vinieron dos usos a la cabeza. Podría ser...

Ni siquiera me molesto en sonreir cuando la profesora me otorga los puntos. A fin de cuentas, me los he ganado por mi esfuerzo, no tengo que agradecérselo.

Finalmente, comienzo a atender a la explicación de la profesora. -Salix alba, alivio de la fiebre y el dolor, Plinio el Viejo...- Me apunto mentalmente todos los datos que puedo, consciente de que Ruth me pedirá ayuda después, con toda probabilidad. A mi, por el contrario, nadie me echará una mano. -¿Eh? Más usos...-

Rebusco en mi memoria tratando de recordar algo más, pero no se me ocurre nada. Permanezco en silencio, preparada para tomar nota en cuanto uno de mis compañeros diga la respuesta.

Sabía que era el sauce blanco...por desgracia los de Slyhterin tambien lo sabían y se llevaron los 5 puntos. La profesora empieza a explicar la propieda básica del sauce blanco mientras nos invitaba a examinar los trozos de madera. A la siguiente pregunta, intenté hacer memoria de otras propiedades del sauce blanco, pero no caía...y eso que lo tenía en la punta de la lengua.

La profesora levanta la vista de su sauce.

- ¿Señor Coot?

- Antiguamente se utilizaba en cataplasma para confundir el olfato de los dragones y si se cocina de una manera concreta con Amuslina y extracto de Malponia resulta un dulce bastante rico.

- Bien, tambien se puede utilizar como relajante si se hace en polvo y se junta con Wurpalina, pero bien, 5 puntos para Hufflepuff. Siguiendo con la clase, durante la Edad Media se hervía la corteza del sauce y la daban a beber a la gente que sufría de dolencias. Sin embargo este brebaje divino paso al olvido debido a una ley que restringió el descortezamiento y corte de hojas de este sauce, ya que eran utilizadas en la industria cestera . En la época post renacentista (1763) Edward Stone, reverendo de la Iglesia de Inglaterra, presentó un informe a Lord Macclesfield, quien presidía la Real Sociedad de Ciencia Inglesa, referente a estas propiedades terapéuticas de la corteza de sauce blanco destacando su efecto antipirético. Stone describió en su trabajo que había administrado el extracto en forma de té o cerveza a 50 pacientes febriles, aliviándoles el síntoma.

Colocando un par de ingredientes sobre la mesa.

- Hoy aprenderemos sobre cuales son las mejores cortezas para fabricar el cataplasma dicho por el señor Coot, base de medicinas y pocimas posteriores.

Tras una breve explicacion os deja el resto de la clase para que prepareis el cataplasma.

-Has estudiado -dice con una cara de incredulidad y sorpresa exageradas- ¿se trata de algún tipo de apuesta o solo lo has hecho por sorprenderme? De todas maneras, muy bien hecho.

Otros compañeros del aula también miran a Alan, sin acabar de creerse del todo que haya respondido correctamente. O mejor dicho, que haya respondido. Buenos, todos saben que en Hogwarts las cosas raras pueden volverse más comunes de la cuenta.

Me sentía extrañamente sorprendido y orgulloso  la vez. No era algo que pasase habitualmente. Yo, Alan Coot, conociendo la respuesta a una pregunta planteada en clase sobre algo que no habíamos visto antes. El ámbito académico no era uno de mis fuertes, pero aquello me había alegrado el día. Tal vez Alice tenía razón y leer sirviese para algo al fin y al cabo.

No sabía si sentirme ofendido o divertido por la sorpresa de mis compañeros, así que opté por la segunda opción. Era más saludable.

Solo ha sido para sorprenderte. Bromeé, mientras cogía algunos de los ingredientes que la profesora Ballstrong había dejado sobre la mesa. Y que se supone que tengo que hacer yo con esto... Veo que lo he conseguido. Dije, dedicándole una sonrisa traviesa. 

No, en serio, ha sido suerte. Les susurré a mis amigos para que la profesora no pudiera oírme. No os acostumbréis, no es que vaya a quitarle el puesto de mejor botánico a John.

Volví la vista a los ingredientes y, tras descubrir que no tenía ni idea de lo que había que hacer los volví a dejar. Me rindo. ¿Tenéis alguna idea de lo que hay que hacer con esto? Se acabó mi momento de gloria...

Por desgracia para mi casa se me da tan bien pasar desapercibido que la profesora, al igual que con la pregunta anterior, ni se entera de mi presencia; al final le da la palabra al carismático y 'todosonrisas' de Coot, y para mi decepción acierta la respuesta. Míralo, pavoneándose como siempre, pienso al verlo bromeando con sus compañeros, no era tan difícil saberlo. Paseo la mirada alrededor para ver las caras de los mios, Deacon está apuntándolo, me sorprendo, a lo mejor sí que era un poco extraño... No sé de dónde me ha venido la información pero supongo que leyendo los usos de otras plantas lo debí ver y ahí se quedó.

Manoseo el trozo de corteza que he desmenuzado un poco y cojo otro del montón, le doy un par de vueltas en las manos pero me parece totalmente igual al anterior; encongiéndome de hombros mentalmente extiendo un paño y raspo un poco de la madera blanca sobre él, tal y como ha hecho anteriormente la profesora.